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45. Alcíone y Ceice

a. Alcíone era hija de Éolo, guardián de los vientos, y Egialea. Se casó con Ceice de Traquis, hijo del Lucero del Alba, y fueron tan felices juntos que ella se atrevió a llamarse a sí misma Hera y a él Zeus. Naturalmente, esto ofendió a los dioses del Olimpo, Zeus y Hera, que descargaron una tormenta sobre el barco en que viajaba Ceice para hacer una consulta al oráculo y lo ahogaron. Su fantasma se le apareció a Alcíone, quien, muy en contra de su voluntad, se había quedado en Traquis, y, enloquecida por el dolor, se arrojó al mar. Algún dios compasivo los transformó a ambos en maitines pescadores.

b. Ahora, cada invierno, la martín pescadora lleva a su compañero muerto con grandes lamentos a su entierro, y después construye un nido muy compacto con las espinas de la ortiga marina, lo lanza al mar, pone sus huevos en él y empolla sus polluelos. Hace todo esto en los Días de Alción —los siete que preceden al solsticio de invierno, y los siete que lo siguen—, mientras que Éolo prohíbe a sus vientos que agiten las aguas.

c. Pero algunos dicen que Ceice se transformó en una gaviota.1

1. La leyenda del nido del alción, o del martín pescador (que no tiene ningún fundamento en la historia natural, ya que el alción no construye ningún tipo de nido, sino que pone sus huevos en agujeros que hace cerca del agua), puede referirse solamente al nacimiento del nuevo rey sagrado en el solsticio de invierno —después de que la reina, que representa a su madre, la diosa Luna, ha conducido el cadáver del antiguo rey a una isla sepulcral. Pero, debido a que el solsticio de invierno no siempre coincide con la misma fase de la luna, «cada año» debe entenderse como «cada Gran Año» de cien lunaciones, en la última de las cuales el tiempo lunar y solar más o menos se sincronizaban, poniendo así término al reinado del rey sagrado.

2. Homero relaciona al alción con Alcíone (véase 80.d), un título de Cleopatra, la esposa de Meleagro (Ilíada ix.562), y con una hija de Éolo, guardián de los vientos (véase 43./z). Alción no puede significar, por tanto, hal-cyon, «perro marino», como se supone normalmente, sino que debe corresponder a alcy-one, «la reina que ahuyenta el mal». Esta derivación queda confirmada por el mito de Alcíone y Ceice y el castigo que reciben de parte de Zeus y Hera. No es necesario destacar la parte de la leyenda que se refiere a la gaviota, aunque este pájaro, que tiene un grito quejumbroso, estaba consagrado a la diosa marina Afrodita, o Leucótea (véase 170.y), como el alción de Chipre (véase lóO.g). Parece que a finales del segundo milenio a.C. los navegantes eolios, que habían decidido adorar a la diosa Luna prehelénica como su antecesora y protectora divina, se hicieron tributarios de los aqueos adoradores de Zeus y fueron obligados a aceptar la religión olímpica. «Zeus», que según Johannes Tzetzes (Antehomérica 102 y ss. y Milenios i.474) había sido hasta entonces un título ostentado por reyezuelos (véase 68.1), quedó reservado desde ese momento exclusivamente para el Padre del Cielo. Pero en Creta, la antigua tradición mística de que Zeus nacía y moría cada año perduró hasta la época cristiana, y en Cnosos aparecieron tumbas de Zeus en el monte Ida y en el monte Dicte, siendo cada uno de ellos un centro de culto diferente. Calimaco estaba escandalizado y en su Himno a Zeus escribió: «¡Los cretenses son siempre unos mentirosos! ¡Han llegado a construirte una tumba, oh Señor! Pero tú no estás muerto, porque vives eternamente!». Esto se cita en Tito i. 12 (véase 7.6).

3. Plinio, que describe el supuesto nido del alción en detalle —al parecer se trata del zoolito llamado halcyoneum por Linneo—, dice que rara vez se puede ver al alción, y en caso de verlo sólo es posible en los dos solsticios y a la puesta de las Pléyades. Esto demuestra que originalmente había sido una manifestación de la diosa Luna, que era alternativamente la Diosa de la Vida-en-Muerte en el solsticio de invierno, y la de la Muerte-en-Vida en el de verano, y que cada Gran Año, a principios de noviembre, cuando se ocultan las Pléyades, enviaba al rey sagrado su citación para la muerte.

4. Otra Alcíone más, hija de Pléyone («reina navegante») y Atlante, era la guía de las siete Pléyades (véase 2>9.d). El orto helíaco de las Pléyades en mayo marcaba el inicio de la temporada de navegación, y su puesta marcaba el final, cuando empezaba a soplar un viento bastante frío del norte (dice Plinio en un pasaje sobre el alción). Las circunstancias de la muerte de Ceice demuestran que los eolios, que eran famosos navegantes, adoraban a la diosa como «Alcíone» porque los protegía de los arrecifes y el mal tiempo. Zeus hizo naufragar la embarcación de Ceice desafiando los poderes de ésta descargando una tormenta. Pero al alción se le atribuía además el poder mágico de apaciguar las tormentas, y su cuerpo disecado se utilizaba como talismán contra el rayo de Zeus —seguramente basándose en que, donde descarga una vez, no vuelve a descargar más. El Mediterráneo suele estar en calma en la época del solsticio de invierno.

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