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1.3. El círculo de sus amigos

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Junto a la situación general del imperio y a los avatares de las relaciones de éste con los pueblos germanos, en la vida de Sidonio y en su actividad literaria juega un papel de primera importancia el círculo de sus amigos. Lo que hoy llamaríamos la alta sociedad de la Galia, los honestiores, abarcaba en aquella época no más de unas cien familias. De este círculo cerrado formaban parte quienes habían desempeñado funciones de relevancia pública tanto en el poder central como en los diferentes organismos de la administración provincial, grandes terratenientes y miembros de la jerarquía eclesiástica. Todos esos estamentos están representados en la red de interlocutores que comparten con nuestro poeta los ideales de la aristocracia galo-romana de aquella época.

Una visión completa de las relaciones sociales de nuestro autor sólo se puede obtener del estudio de su correspondencia, pero ya los poemas ofrecen una perspectiva suficientemente amplia. Cuentan en primer lugar los tres emperadores en cuyo honor escribe los panegíricos 11 y los dos personajes de corte a quienes el poeta se dirige con la intención de darlos a conocer al público: Pedro, el secretario de Mayoriano (poemas 3, 5 y 9), y Prisco Valeriano (poema 8), miembro de una familia de patricios, emparentado con los Avitos y quizá él mismo prefecto del pretorio de las Galias durante el corto período en que éste dirigió el imperio.

A continuación viene el grupo de los narbonenses, encabezados por Félix (Magno), a quien Sidonio dedica el poema 9, amigo desde la edad escolar y miembro de una estirpe que se remonta a un Filagrio, de generaciones pasadas. Su padre, Magno, había sido cónsul en 460 y sus hermanos eran Probo, de cuyo criterio ante las obras literarias el poeta tiene un gran concepto (9, 332 ss. y 24, 93), Genadio y Aranéola (15). A este grupo pertenece también el o los dos Consencios (23) 12 , emparentados con el usurpador Jovino (411-413), que, tras haber desempeñado altos cargos imperiales, se habían retirado a la vida privada en una finca (ager Octavianus ), cercana a Narbona. De esta ciudad procedía también León, poeta épico (9, 314), experto en leyes (23, 447-449) y gran orador, que fue uno los amigos cuya intervención ante Eurico, hizo posible la vuelta del poeta del destierro. En el mismo poema Sidonio reconoce que guarda un imborrable recuerdo de sus estancias en esa ciudad disfrutando de la hospitalidad de amigos como Marcelino, Limpidio y Marino, y describe sus juegos, sus banquetes, sus conversaciones.

Sigue un número más reducido de personajes de la Aquitania, en torno a los Poncios, en honor de cuyo Burgo, Sidonio, que lo había visitado en calidad de huésped y amigo, escribe el poema 22. En éste se alude a Poncio Paulino, fundador de la familia, y a Poncio Leoncio, contemporáneo de nuestro poeta. Entre ellos cuenta también Lampridio (9, 311-314), maestro en Burdeos, uno de los que hizo posible que Eurico perdonara a Sidonio y éste pudiera volver a su sede episcopal de Clermont. Igualmente los hermanos Justino y Sacerdote (24, 26-28) que vivían en un lugar de esa zona, la actual Javols.

Entre sus paisanos de la Arvernia encontramos a Omacio, de una familia senatorial, a quien Sidonio invita a participar en un cumpleaños (17) y en honor de cuya hija Iberia escribe uno de los epitalamios (11) 13 . Catulino, que tenia categoría de senador, fue otro conciudadano y quizá también colega en el desempeño de algún cargo oficial, que hacia el 461 encargó a Sidonio un epitalamio, petición a la que el poeta no estaba en condiciones de acceder (12).

Finalmente, al círculo más estrecho de la familia pertenecen su suegro Avito (7) y sus cuñados Ecdicio y Agrícola, hijos del anterior, hermanos de Papianila, esposa de Sidonio. Al primero de sus cuñados va dirigida una invitación para que participe, junto con su reciente esposa, en el cumpleaños del poeta (20). Su tío por parte de padre Apolinar, uno de los finales de etapa recomendados por el poeta en el recorrido de su libro (24, 53-74), y los hermanos de éste, Simplicio y Taumasto, aparecen repetidas veces en las epístolas sidonianas 14 ; su primo Avito (las madres de ambos eran parientes próximas) es otro de los destinatarios del mismo poema 24 (75-79). Asimismo, Tonancio Ferréolo, aristócrata, emparentado con la mujer de Sidonio, que había desempeñado también la prefectura de las Galias (451-453) y poseía grandes extensiones de terreno (24, 34-43), y también el hijo de éste, Tonancio (24, 34).

La colección de poemas deja sólo entrever su relación con miembros de la jerarquía con los que mantuvo un intenso contacto por escrito a partir de su nombramiento episcopal, como es habitual entre colegas. De él dan prueba sobre todo los últimos libros de su correspondencia. El poema 16 está dirigido en efecto a Fausto, un monje británico, que desde 433 desempeñaba el cargo de abad en el monasterio de Lerins y desde 460 ocupaba la sede episcopal de Riez.

El lector de la obra poética sidoniana aprecia a primera vista que estos amigos han tenido una parte decisiva no sólo en la gestación y elaboración de cada una de las composiciones. Entre todos, ofrecen al poeta un marco auténtico, incluso íntimo, en el que encuadra los diversos géneros literarios y las diferentes circunstancias que acompañan o han provocado su composición. Es difícil encontrar en toda la literatura latina unas escenas como las que Sidonio describe en la última parte del poema 23. En esos versos pinta de un modo vivo y directo la atmósfera, al mismo tiempo familiar y cristiana, en la que trascurren épocas enteras de su vida, rodeado en sus conversaciones, juegos, banquetes, del afecto de los suyos. Esta circunstancia presta al conjunto un tono de espontaneidad, por encima de cánones de escuela o de modelos. Por eso resulta menos postiza la actitud de modestia, en principio exigida por la retórica, que el poeta adopta ante sus interlocutores, confesando una y otra vez la carencia de valor de sus escritos 15 .

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