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2. LA OBRA LITERARIA 2.1. Los poemas: contenido, fecha de composición, destinatarios
ОглавлениеConservamos un total de veinticuatro poemas —a los que deben añadirse los diecisiete contenidos en su epistolario— y 147 epístolas —todas menos una son suyas—, distribuidas en nueve libros.
En los primeros, que son los que aquí nos ocupan, cabe distinguir dos grupos. El de los ocho primeros contiene los tres panegíricos, en honor de Antemio, Mayoriano y Avito (2, 5 y 7), precedidos de sus respectivos prefacios (1, 4 y 6), acompañados de dos cartas de presentación versificadas (3 y 8). Después vienen (9-24) los epigramas o nugae, de temas variados y de ordinario más cortos. Entre ellos se encuentran dos epitalamios (11 y 15), una especie de panegírico sagrado, en honor del obispo Fausto (16), epigramas (13, 17-21), una larga carta dedicatoria (9) y otra de adiós al libro (24).
Los tres panegíricos, con sus correspondientes prefacios, están ordenados en la colección de manera que el más moderno es el primero y el más antiguo el último.
El primer poema en el tiempo (el 7 de la colección) se ocupa del suegro del poeta, Avito, y es sin duda el panegírico más interesante de los tres, como lo muestran algunos rasgos, apreciables a simple vista. Por ejemplo, contiene más rasgos personales, no sólo externos, por así decir, como estirpe, nacimiento, formacion, campañas militares, misiones diplomáticas, sino también rasgos de su carácter: virtudes que ha forjado y acrisolado a lo largo de su vida y méritos personales, sobre todo su actitud amistosa respecto a los visigodos. El caudillo ha sabido, con su prudencia y magnanimidad, superar los peligros que podían haber supuesto una amenaza para la paz entre los dos pueblos. Por el contrario, contiene menos pasajes fantásticos, con narraciones tomadas de la mitología y menos aparato retórico, que abundan en los otros dos.
El poema está concebido como una asamblea de los dioses ante la cual Roma se queja de su decadencia en actitud humillada: solamente un nuevo Trajano podrá sacarle de su postración. Sigue un discurso de Júpiter en el que declara que todo, incluido él mismo, cae bajo el gobierno del hado e infunde ánimos a Roma pronosticando que de la región de Arvernia surgirá un salvador. Él mismo se ha ocupado de la formación de Avito, que pronto se distinguirá. Describe sus hazañas, cuenta cómo ha sido proclamado emperador y profetiza que reconquistará para el imperio las provincias perdidas. A este discurso añade el poeta sus felicitaciones. Son 602 hexámetros.
Este panegírico está precedido de un poema introductorio (6) de dieciocho dísticos.
El segundo panegírico es el poema quinto de la colección y consta de 603 hexámetros, a los que antecede una introducción (poema cuarto) de nueve dísticos. Se dirige a Mayoriano. Fue compuesto cuando este emperador llegó en el año 458 a Lyon, que se le había rendido tras una lucha encarnizada.
Su composición es la siguiente: África comparece ante Roma para quejarse de las vejaciones a las que la someten los vándalos. Considera a Mayoriano, cuyo origen y proezas describe, como su gran esperanza. Roma replica afirmando que, en efecto, Mayoriano será su vengador, pero en primer lugar tendrá que acudir a la Galia, que desde hace tiempo no ha visto a ningún emperador. En una segunda parte, que comienza con el verso 370, narra el poema nuevos hechos notables de Mayoriano.
Finalmente el poeta emprende el elogio de los más íntimos colaboradores del nuevo emperador, sobre todo el de Pedro, maestre de la milicia, prefecto y secretario del gabinete imperial —a quien presenta este panegírico en un poema aparte (el tercero de la colección), que consta de cinco dísticos elegíacos—, y pide a Mayoriano ayuda para Lyon, que ha soportado tantas desgracias en la última época. No obstante, y para ganarse su benevolencia, añade Sidonio: «Puesto que hemos sido la causa de tu triunfo, sea bienvenida incluso la ruina»: (v. 585).
En el tercer y último panegírico, dirigido al emperador Antemio (Poema 2, en 548 hexámetros), festeja Sidonio el acceso de éste al consulado el 1 de enero de 468. Lo hace, como el mismo poeta confiesa en la novena carta del libro primero de su epistolario, a instancias de su protector, el senador Basilio. Después de componer la introducción (Poema 1, 15 dísticos), el autor se deshace en elogios de su héroe y trata de su familia, de los milagros que se produjeron a su nacimiento, de su educación, de su matrimonio con Eufemia, la hija del emperador de Oriente, Marciano, y de sus campañas guerreras. Luego hace comparecer a Enotria (Italia) ante el río-dios Tíber para describirle la decadencia del Imperio. Por último, Roma recibe el encargo de presentarse ante la Aurora y solicitar de ella, como condición para que desaparezcan las viejas rencillas entre Occidente y Oriente, el don de Antemio como emperador.
¿Qué interés tienen estas composiciones, sobre todo los tres grandes poemas, en el panorama general de la literatura latina? ¿Hasta qué punto es original y en qué fuentes se ha inspirado?
La respuesta a estos interrogantes tiene que ser parcial porque la mayor parte de los panegíricos escritos en latín ha desaparecido; sin embargo, los antecedentes documentados permiten llegar a conclusiones claras.
Como es sabido, este género literario en sí no tiene nada que ver con un contenido encomiástico (eso es más bien tarea de una laus o laudatio, enkṓmion ), sino que es un discurso pronunciado delante de una asamblea festiva (panḗgyris ). Ahora bien, ese marco es naturalmente el más apropiado para pronunciar un discurso laudatorio.
En Roma las primeras composiciones de este tipo, dirigidas a un poderoso en su cara para alabarle y agradecerle favores, son los discursos cesarianos de Cicerón, sobre todo el Pro Marcello, que data de septiembre del 46 a. C.
Casi un siglo y medio más tarde, en 101 d. C., el Panegírico de Plinio el Joven, en honor de Trajano, dio origen a toda una tradición que proliferó en los siglos II y III d. C. Todos ellos se han perdido excepto los doce Panegyrici latini, una colección reunida en Galia, no antes del primer tercio del s. III d. C. El editor puso significativamente a la cabeza el de Plinio, que ejerció un gran influjo en la posterioridad, también en Sidonio 33 .
De fecha posterior nos han llegado en estado fragmentario tres discursos laudatorios (laudationes ) que Símaco pronunció en los años 369 (25 de febrero) y 370 (1 de enero), dos en honor de Valentiniano I y uno en el de Graciano.
Las obras hasta ahora citadas presentan muchos rasgos diferenciales respecto a las sidonianas. En primer lugar, todas han sido compuestas en prosa 34 . Además, la ocasión es, por ejemplo en el caso de Plinio, no tanto un acto encomiable del emperador —por ejemplo, su toma de posesión del consulado, como es el caso de nuestros tres panegíricos—, sino el acceso personal del autor al consulado, el punto culminante de su carrera oficial de funcionario 35 .
El primero que escribe panegíricos en hexámetros latinos es, a finales del s. IV d. C., el poeta de la corte Claudio Claudiano. Entre 395 y 404 compuso y recitó seis obras de este tipo 36 , que sirven de modelo a Sidonio 37 , incluida la introducción en dísticos elegíacos.
El último poema de la primera parte del corpus sidoniano, el octavo (ocho dísticos elegíacos), es un escrito de acompañamiento a todos los panegíricos, enviados al prefecto del pretorio Prisco Valeriano, con ocasión de una nueva edición conjunta.
La segunda parte de los poemas de nuestro autor, como ya queda dicho, abarca dieciséis composiciones muy diferentes, tanto con respecto a las anteriores como entre sí.
La primera, la número 9 (346 endecasílabos), es una poesía introductoria dirigida a Félix, que ha manifestado su deseo de recibir en forma de libro las nugae o bagatelas del poeta. En ella se explica lo que el amigo no puede esperar de semejante colección y con este motivo se pasa revista por extenso a hechos y personajes famosos de la historia, la mitología y la literatura greco-romanas.
De las poesías siguientes hay dos especialmente dignas de mención: los epitalamios. El primero (Poema 11, en 133 hexámetros), al que precede uno introductorio (Poema 10, en 11 dísticos) está dedicado a las bodas de Ruricio e Iberia. En una gruta a la orilla del mar, descrita con detalle, el dios Amor anuncia a Venus que ha vencido a Ruricio, reticente hasta ese momento en cuestiones de este tipo; ensalza a éste con ejemplos tomados de la mitología, mientras que Venus hace lo propio, siguiendo el mismo método, con la novia. A continuación la pareja de dioses, rodeada de las Gracias, Fortuna, Flora, Pomona, Palas y Baco, se dirige a la Galia, para bendecir el matrimonio.
Esta obra depende también de Claudiano 38 , quien a su vez se había inspirado en Estacio, concretamente en el Epithalamium in Stellam et Violentillam (Silvas I 2). Ambos habían seguido la preceptiva que para este género poético había establecido ya Menandro, incluido el proemio.
La composición del segundo de los epitalamios (Poema 15, en 201 hexámetros) es original. La pareja está compuesta por el filósofo Polemio y Aranéola. El poema se construye sobre la profesión del novio y el nombre de la novia. De entrada se nos aparece Palas y podemos contemplar dos templos: el primero está consagrado a los filósofos, que son presentados con sus respectivas doctrinas; el segundo muestra costosos tapices. Allí Aranéola teje una toga para su padre y representa en ella escenas maravillosas. Tras la descripción de un incidente entre la novia y la diosa, ésta anima a los contrayentes al matrimonio y ella misma une a los dos amantes. Una carta en prosa a Polemio y una introducción de 38 endecasílabos (poema 14) preceden a este epitalamio.
Otra pieza interesante en la colección de nugae es la descripción del castillo o burgo, cuyo propietario es un gran amigo de Sidonio, Poncio Leoncio, y que hace el número 22 de los poemas, en 235 hexámetros. También aquí aparecen dos trozos de prosa, uno al principio y otro al final. La composición propiamente dicha comienza con la descripción del cortejo de Baco, que se aproxima a Tebas. De allí sale Apolo y le invita a seguirle al Burgo, que será una morada más adecuada para ambos. Sigue una puntual descripción de cada una de las estancias de esa noble morada rural.
También el Poema 23 (512 endecasílabos) ofrece una cierta contribución histórico-cultural. Sidonio había disfrutado de la hospitalidad de Consencio y había recibido algunas poesías de éste. En agradecimiento, el poeta canta a la ciudad de Narbona, sobre todo por haber sido la cuna de ambos Consencios, padre e hijo. La alabanza a ambos personajes ocupa la mayor parte de la composición. El primero es maestro en filosofía, matemáticas, arte poética y oratoria; el segundo, no sólo cultiva las disciplinas del espíritu, sino que destaca en las carreras de cuadrigas.
El resto de la colección lo componen:
—22 endecasílabos dirigidos al senador Catulino, bromeando porque, bajo la presión del acuartelamiento de tropas bárbaras (burgundios), no le es posible encontrar la inspiración necesaria para escribir versos (Poema 12).
—una petición a Mayoriano para que perdone a Lyon un impuesto gravoso: Poema 13, compuesto de 20 dísticos y 20 endecasílabos.
—un poema de acción de gracias a Fausto, obispo de Riez (128 hexámetros), porque éste había dirigido al hermano menor de Sidonio en su juventud, había acogido amistosamente al poeta y le había llevado a su madre o introducido en la madre Iglesia.
—un grupo de cinco composiciones (17-21), tres de las cuales —las tres últimas— constan de dos dísticos y las otras dos, de diez (1a 17) y seis (1a 18) respectivamente. La 17 y la 20 son invitaciones, las otras tres se ocupan de los baños y el estanque de peces de la villa del poeta y del envío de unos peces como regalo.
La colección se cierra con un poema de acompañamiento a su librito, a quien le son enumerados los amigos que debe visitar. Es el Poema 24, de 101 endecasílabos.
Los dos grupos de poemas de que venimos hablando aparecieron por separado y sólo más tarde, quizás aún en vida del autor, fueron agrupados en un solo libro, que vio la luz hacia el año 469, es decir, tras la prefectura de Roma y antes de su nombramiento como obispo. Este hecho marca una clara cesura, porque repetidas veces manifiesta que a partir de ese momento tiene intención de abandonar el cultivo de la poesía, actividad impropia de su dignidad sacerdotal 39 .
Según lo que va dicho, podemos concluir pues que el panegírico de Avito (7) fue pronunciado en Roma el 1 de enero del 456 y publicado en ese mismo año, acompañado del prefacio (6) y del poema de envío a Prisco (8).
El panegírico de Mayoriano (5), fue pronunciado en Lyon a lo largo del mes de diciembre de 458 y Sidonio lo dio a conocer inmediatamente después, en 459, junto con el prefacio (4) y el escrito de envío a Pedro (3). Se añadieron los anteriores, es decir eran seis poemas en total.
El panegírico de Antemio (2) con su prefacio (1), que tuvo lugar de nuevo en Roma el 1 de enero del 468, completó la colección de panegíricos.
El orden inverso en que han llegado hasta nosotros se explica por el hecho de que, en las tres ediciones sucesivas (456, 459 y 468) el propio Sidonio puso por delante el panegírico del emperador reinante en aquel momento.
Más difícil de precisar es la fecha y el orden de composición de las nugae (9-24). Los editores de los Monumenta Germaniae Historica (MGH ) y los autores de la Historia de la literatura romana en el Handbuch der Altertumswissenschaft (HAW ) opinan que 22 y 23 han debido de ser añadidos con posterioridad: son demasiado largos para obedecer a la intención programática del 9 (vv. 318-320), donde se habla de su brevedad: breuis charta 40 .
Tampoco parece muy compatible la intención del poema 9, que habla de «bagatelas temerarias» (nugas temerarias: V . 9) y «juegos» (iocus: v. 10), con el tenor general del poema 16, que es un elogio al obispo Fausto, contiene una larga invocación al Espíritu Santo y constituye una breve catequesis en los dogmas de la fe católica.
Teniendo en cuenta estos y otros datos históricos 41 , así como el hecho de que grupos enteros de manuscritos trasmiten estos poemas en un orden distinto al tradicional, se puede concluir que hubo una primera edición, a petición de Félix, hacia 461 o poco después, con los Poemas 9-21, excluido el 16; una segunda, con los mismos, más el 16 y el 24, que puede ser fechada entre el 464-465. En una tercera y definitiva, que debió de aparecer en 469, se incluyeron también los Poemas 22 y 23, que habían sido publicados anteriormente por separado.
Esta última agrupó por primera vez toda la producción poética de nuestro autor, es decir abarcaba tanto los grandes poemas (1-8), como los menores (9-24).
La cronología en la composición de los menores sería por tanto, verosímilmente, la siguiente: 9 (461-462); 10-11 (461-462); 12 (457 ó 461); 13 (459); 14-15 (461-462); 16 (464-465, con seguridad después de 460); 17-21 (a partir de 453); 22-23 (465-466); 24 (464-465).
Todos sin excepción están compuestos en hexámetros, dísticos elegíacos o endecasílabos 42 .
Desde un pusto de vista técnico, sigue vigente la apreciación que ya hacía E. Baret en su edición de 1879: en los poemas de Sidonio se observan menos licencias prosódicas y métricas que en la obra de Virgilio 43 . Los hexámetros presentan normalmente una cesura pentemímera 44 , con una secundaria, de ordinario heptemímera y, en menor proporción una diéresis bucólica. El poeta se atiene rigurosamente a la ley que prohibe un final de palabra en la quinta y en la sexta arsis, mientras, por lo que respecta a las cláusulas, solamente por excepción coloca un cuadrisílabo a final de verso 45 .
Tambien es académico su tratamiento de sinalefas y diéresis. Frente a los helenismos, que abundan, se comporta con una gran libertad por lo que se refiere a la prosodia, de acuerdo con las exigencias del metro.
Algo análogo cabe decir de los otros dos tipos de metros (dísticos elegíacos y endecasílabos) que el poeta emplea en las obras incluidas en este volumen 46 .