Читать книгу Solo se lo diría a un extraño - Varios autores, Carlos Beristain - Страница 34

¡A por ellos!

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Son las nueve de la mañana. Mario sigue en casa. Como hace meses, casi no sale. Todos dicen que la Corona no le permite salir. Infiero que se debe a una carta que lo escuché proclamar frente a sus secuaces, dirigida a la Reina, donde declinaba de la opción de ser rey. Usó un tono altivo, impropio, casi insultante para dirigirse a un monarca. No tengo dudas de que la Reina, ante tamaña tropelía, ha ordenado su detención y fusilamiento inmediato. Por eso está escondido, como un facineroso. Las pocas veces que pisa la calzada, lo hace de manera clandestina, con máscaras que cubren su rostro. Cuando regresa, se descalza acojonado y limpia sus manos con prisa, como si hubiese cometido un crimen atroz.

Debo confesar que me siento identificado con él. Soy un ferviente antimonárquico y, cuando estuve vivo, pasé mucho tiempo escondido. Mi nombre es Aitor y fui un republicano en la guerra civil española. Lo que está viviendo Mario me recuerda a aquella vez, en la batalla del Puerto de Santa María, entre Cádiz y Jerez de la Frontera, cuando, asediados por el enemigo, no tuve más remedio que huir y esconderme en una barrica de gran tamaño, que estaba casi llena. Sin pensarlo y con premura, me sumergí en el líquido púrpura. Una vez dentro, la cerré. La única forma que tenía para poder respirar era mirar hacia arriba, posición que me permitiría mantener la nariz en ese pequeño espacio de aire que había entre el líquido y la tapa. Escuchaba las tropas del enemigo pasar. Tragaba el vino por cansancio, desconcierto, angustia y, por supuesto, miedo.

Pasé aproximadamente cuatro días escondido en esa barrica. Tuve alucinaciones, vi dragones y molinos, metido en un agujero de madera. Afortunadamente, cuando salí, el enemigo se había marchado.

Nunca más pude tomar o siquiera oler el vino. Pero aprendí que nadie sabe lo que puede un cuerpo hasta que lo pone a prueba. Vamos, Mario, resiste, macho, que esta vez ganamos los buenos. ¡A por ellos!

Solo se lo diría a un extraño

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