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17 Significado del zodíaco

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1. Quiero referirte también cómo, según ellos, la creación misma ha sido hecha, a imagen de las realidades invisibles, por el Demiurgo, sin que éste lo supiera, gracias a la intervención de la Madre. Dicen en primer lugar que los cuatro elementos: Fuego, agua, tierra y aire,37 fueron producidos como una imagen de la Tétrada superior. Viniendo después sus operaciones respectivas a unirse a ellos, a saber, lo cálido, lo frío, lo húmedo y lo seco, representan exactamente a la Ogdóada. Enumeran a continuación las diez virtudes siguientes: en primer lugar siete cuerpos esféricos, que ellos llaman cielos, después el círculo que los contiene y que ellos llaman el octavo cielo y finalmente el Sol y la Luna. Estos cuerpos, en número de diez, son la imagen de la Década invisible, salida del Logos y de la Vida. En cuanto a la Dodécada está indicada por el círculo llamado zodíaco: porque, según ellos, los doce signos del zodíaco manifiestan la Dodécada, hija del Hombre y de la Iglesia.

Y puesto que proclaman que el cielo más alto38 se opone a la rapidez de los demás astros, entorpeciendo con su masa y contrapesando la rapidez con su lentitud, de modo que realiza el ciclo completo de signo en signo en treinta años, dicen que ese ciclo es una imagen del Límite, que envuelve a su Madre, portadora del trigésimo nombre. La Luna, que realiza el recorrido de su cielo en treinta días, representa con ello el número de eones.

El Sol, al completar su revolución circular en doce meses, manifiesta por medio de esos doce meses la Dodécada. Los días mismos, al estar medidos por medio de doce horas, son la imagen de la Dodécada invisible. La hora misma, al ser la duodécima parte del día, se divide en treinta partes para ser una imagen de la Triacóntada (Treinta).

El círculo del zodíaco admite también 360 grados, porque cada uno de los signos tiene treinta grados. Así, por medio del círculo, se conserva la imagen de la conjunción del número doce con el número treinta.

Incluso la Tierra, según ellos, está dividida en doce zonas, en cada una de las cuales recibe ella perpendicularmente de los cielos una Virtud particular y coloca en el mundo unos hijos semejantes a la Virtud que ha ejercido su influjo, de manera que la Tierra es ostensiblemente, según ellos, la figura de la Dodécada y de sus hijos

2. Además dicen que el Demiurgo quiso imitar el carácter infinito, eterno, limitado e intemporal de la Ogdóada de arriba, pero que no pudo reproducir su fijeza y eternidad porque era el fruto de una deficiencia; que cambió la eternidad de la Ogdóada en lapsos de tiempo, momentos y cantidades considerables de años, imaginándose poder, por la duración de los lapsos de tiempo, imitar la eternidad de la Ogdóada. Dicen aquí que como la verdad ha huido de él, le ha seguido la mentira; y por eso, en la consumación de los siglos, su obra sufrirá la destrucción.

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