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24 Saturnino y su sistema

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1. Tomando como punto de partida la doctrina de estos dos hombres –Simón y Menandro–, Saturnino, originario de Antioquía de Dafne, y Basílides dieron origen a dos escuelas divergentes, la una en Siria, la otra en Alejandría. Para Saturnino, igual que para Menandro, existe sólo un Padre desconocido de todos, que ha creado a los ángeles, a los arcángeles, a las virtudes y potestades. Siete de estos ángeles han hecho el mundo y todo lo que él encierra. El hombre mismo es obra de ellos. Una imagen resplandeciente, venida de lo alto del Poder Supremo, se les ha aparecido de repente. No habiendo podido retenerla, dice Saturnino, porque ha regresado arriba enseguida, se han alentado mutuamente los unos a los otros, diciendo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”.

Así fue hecho el hombre; pero, a consecuencia de la debilidad de los ángeles, la obra modelada por ellos no podía sostenerse en pie y se arrastraba a la manera de un gusano. Entonces el Poder Supremo se apiadó de él, porque había sido hecho a su imagen y le mandó una chispa de vida que le enderezó, le puso en pie y le hizo vivir. Después de la muerte, dice Saturnino, esta chispa de vida regresa hacia lo que es de la misma naturaleza que ella; y los demás componentes vuelven a los elementos de que han salido.

2. El Salvador, afirma también él, es innato, sin cuerpo ni figura, pura apariencia, que se muestra como hombre. Dice que el Dios de los judíos es uno de los ángeles; y como el Padre quería destruir a todos los principados, vino Cristo para la destrucción del Dios de los Judíos y para la salvación de los que creyeran en él. Estos últimos son los que tienen en sí la chispa de la vida. En efecto, según él, dos géneros de hombres han sido modelados por los ángeles, uno malo, otro bueno. Como los demonios prestaban su ayuda a los malos, vino el Salvador para la destrucción de los hombres perversos y de los demonios y para la salvación de los buenos.

El matrimonio y la generación, según él, proceden también de Satanás. La mayor parte de sus discípulos se abstienen de las carnes de animales y engañan a un gran número de hombres con esta falsa templanza. En cuanto a las profecías, unas han sido inspiradas por los ángeles, autores del mundo, y otras por Satanás. Este último, afirma Saturnino, es también un ángel, pero un ángel enemigo de los autores del mundo, y sobre todo del Dios de los judíos.

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