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16 Aritmética del alfabeto

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1. Los que reducen todo a números, diciendo que todas las cosas traen su origen del uno y del dos, se esfuerzan por describir místicamente el origen de sus eones, así como el extravío y hallazgo de la oveja (Lc. 15:4-7), haciendo un conjunto de todo ello. Contando del uno al cuatro originan la Década: porque el uno, el dos, el tres y el cuatro sumados dan origen al número de diez eones.

A su vez la diada, progresando a partir de ella, hasta el número insigne –o sea, dos más cuatro más seis– hace aparecer la Dodécada. En fin, si contamos de la misma manera a partir de la diada hasta el diez, vemos aparecer la Triacóntada (Treintena), en la que se incluyen: la Ogdóada, la Década y la Dodécada. La Dodécada por tanto, por el hecho de que tiene el número insigne para terminar, es llamada por ellos “pasión”. Por eso habiendo sobrevenido una defección en el número doce, la oveja ha saltado afuera y se ha extraviado; porque, según ellos, la apostasía se ha realizado a partir de la Dodécada. De la misma manera también conjeturan que una virtud especial salida de la Dodécada ha perecido; y que la Dodécada es la mujer que ha perdido su dracma, ha encendido una lámpara y ha encontrado el dracma. Así por tanto, los números restantes, es decir, el nueve para los dracmas y el once para las ovejas, mezclándolos entre sí dan origen al número 99, porque 9x11 = 99. He aquí por qué, según ellos, la palabra “amén” posee ese número.

2. Yo no vacilaré en referirte también otra de sus interpretaciones, para que puedas contemplar su “fruto” desde todos los puntos de vista. Afirman, en efecto, que la letra eta, si se cuenta el número insigne, es la Ogdóada, porque ocupa así el octavo lugar a partir de la primera letra.

Contando después sin el número insigne (el 6) el número formado por esas mismas letras y añadiendo a él el valor de eta, obtienen el número 30.

Si alguien comenzando en la letra alfa y terminando en la eta, suma los valores de las letras, dejando a un lado el número insigne y agregando a esa suma el valor de la eta tendrá el número 30. Yendo hasta la letra épsiIon, se obtiene el número 15, añadiendo después la dseda se obtiene el número 22; y, en fin, cuando se añade a ellos la eta, que es el ocho, se tiene el Pleroma de la treintena admirable. ¡Prueban ellos de esta manera que la Ogdóada es la Madre de los treinta eones! Y puesto que el número 30 resulta de la unión de tres virtudes, repetido tres veces da el número 90: porque 3x30 = 90. Por otra parte la tríada, multiplicada por sí misma, da el número 9. Resulta así que la Ogdóada origina el número 99.

Y ya que el duodécimo eón, al caer ha dejado arriba los once restantes, dicen consecuentemente que la forma de las letras ha sido dispuesta según la figura del Logos.

En efecto, la letra undécima es la lambda que hace el número 30, y esta letra ha sido dispuesta a imagen de la economía de arriba, puesto que, si, yendo del alfa a la lambda y, dejando de lado el número insigne, se suman a la vez los números crecientes correspondientes a las diferentes letras, la lambda incluida, se obtiene el número 99.

Pero como la letra lambda, que ocupa el puesto undécimo, ha descendido en busca de su semejante, para completar el número 12, cuando lo ha hallado, ha sido completada. Lo cual parece evidente por el dibujo mismo de la letra, porque la letra lambda, habiendo ido en busca de su semejante, habiéndole hallado después y adueñada de ella, ha ocupado el duodécimo lugar, puesto que la letra M está hecha de la unión de dos lambdas.

Por este motivo huyen ellos por medio de la gnosis de la región del número 99, es decir, de la deficiencia representada por la mano izquierda, buscando la unidad, que añadida al 99 les hará pasar a la mano derecha.

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