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Origen del hombre

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5. Cuando el Demiurgo15 autor del mundo, creó también al hombre, “del polvo de la tierra” (Gn. 2:7), tomado no de esta tierra seca, sino de una sustancia invisible y de una materia fluida e inconsistente. En este hombre, dicen, insufló después al hombre psíquico. Y tal es el hombre que fue hecho “a imagen y semejanza”. Primeramente, según la imagen, el hombre es hílico, próximo a Dios, pero sin ser consustancial a él. Después, según la semejanza, el hombre es psíquico. De donde proviene que la sustancia de este último sea llamada “espíritu viviente” (Gn. 2:7) porque procede de un flujo espiritual. Después, en último lugar, dicen que el hombre fue envuelto en “una túnica de piel” (Gn. 3:21), que, según su creencia, parece ser el elemento carnal perceptible por los sentidos.

6. El alumbramiento, que había realizado su Madre, es decir Acamoth, al contemplar a los Ángeles, que rodeaban al Salvador, era consustancial a ella, por tanto espiritual; por eso fue ignorado por el Demiurgo. Fue depositado secretamente en el Demiurgo, sin saberlo él, a fin de ser sembrado por su medio en el alma, que proviene de él, así como en el cuerpo hílico; gestado así en esos elementos, como en una especie de seno materno, podrá crecer y llegar a estar preparado para recibir al Logos perfecto.

Por lo tanto, según ellos, el Demiurgo no advirtió al “hombre espiritual”, sembrado por la Sabiduría en el interior mismo de su hílico a causa de un poder y una providencia inenarrables. Tal como había ignorado a la Madre, así ignoró también a su simiente. Esta simiente, dicen también ellos, es la Iglesia, figura de la Iglesia de arriba. Tal es el hombre que pretenden que hay en ellos: tiene el alma procedente del Demiurgo; el cuerpo del lodo; su envoltura carnal de la materia; y su hombre espiritual de su Madre Acamoth.

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