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5 El Demiurgo y el origen del Universo
Оглавление1. Por tanto había, según ellos, tres elementos: el elemento que provenía de la pasión, es decir, la materia; el elemento procedente de la conversión, es decir, lo “animal”, y, en fin, el elemento dado a luz por Acamoth, es decir, lo “espiritual”. Acamoth se encargó entonces de la formación de esos elementos. Sin embargo no tenía ella poder para formar el elemento espiritual, porque este elemento le era consustancial. Y tuvo que dedicarse a la formación de la sustancia salida de su “conversión”, es decir, de la sustancia psíquica y fue la causa de las enseñanzas procedentes del Salvador.
En primer lugar, según ellos, formó de esta sustancia psíquica a aquel que es el Dios, el Padre y el Rey de todos los seres, tanto de los que le son consustanciales, es decir, de los psíquicos,9 a los que llaman de la derecha, como de los que han salido de la pasión y de la materia y que ellos llaman de la izquierda.10 Dicen que este Dios formó todo aquello que está tras él, movido, sin saberlo él, por su Madre. Por eso le llaman o bien “Madre-Padre”, o “Sin Padre”, o “Demiurgo”, o “Padre”; dicen de él que es el Padre de los que están a la derecha, es decir, de los psíquicos, y Demiurgo de los que están a la izquierda, o sea, de los hílicos,11 y Rey de los unos y de los otros. Porque, según ellos, esta Enthimesis, habiendo resuelto hacer todas las cosas en honor de los eones, realizó sus imágenes, o más bien el Salvador las hizo por medio de ella. Ella ofreció la imagen del Padre invisible, desconocid12 por el Demiurgo; por su parte, el Demiurgo ofreció la imagen del Hijo Unigénito, de la misma manera que los Ángeles y los Arcángeles hechos por el Demiurgo ofrecieron la imagen de los demás eones.
2. Por tanto, según ellos, el Demiurgo llegó a ser el Padre y Dios de los seres exteriores al Pleroma, por ser el autor de todos los seres psíquicos e hílicos.
Él separó la una de la otra las dos sustancias, que se hallaban mezcladas entre sí, y, de incorpóreas que eran, las hizo corpóreas; fabricó entonces los seres celestes y los terrestres, y llegó a ser el Autor de los seres psíquicos e hílicos, de los seres de la derecha y de la izquierda, de los que son ligeros y pesados, de los que tienden hacia arriba y de los que tienden hacia abajo. Dispuso siete cielos, sobre los cuales, según ellos, se encuentra Él.
Por eso le llaman la “Hebdómada”, en tanto que llaman Ogdóada a la Madre, es decir, a Acamoth, quien posee así el nombre de la fundamental y primitiva Ogdóada, la del Pleroma. Estos siete Cielos son, según ellos, de naturaleza inteligente: los Ángeles. El Demiurgo mismo es también un Ángel, pero semejante a un dios. De la misma manera el Paraíso, situado sobre el tercer cielo es, según ellos, el cuarto Arcángel por su virtud. Y Adán recibió algo de él, cuando estuvo allí.
3. Aseguran que el Demiurgo se imaginó que todas estas creaciones las producía él de sí mismo, pero en realidad no hacía más que realizar las producciones de Acamoth: Hizo un cielo sin conocer el Cielo, modeló a un hombre sin conocer al Hombre, hizo aparecer una tierra desconociendo la Tierra, y así, en todas las cosas, ignoró, según ellos, los modelos de los seres que hacía. Ignoró incluso hasta a su Madre misma. Se creyó a sí mismo el ser todas las cosas. La causa de una tal presunción se debió, según ellos, a que la Madre decidió producirle como cabeza y principio de su sustancia y Señor de toda la obra de su creación. A esta Madre llaman también Ogdóada, Sabiduría, Tierra, Jerusalén, Espíritu Santo y Señor en masculino. Ella ocupa el lugar Intermedio: y está sobre el Demiurgo, pero por debajo y fuera del Pleroma, por lo menos hasta la consumación final.