Читать книгу Obras escogidas de Ireneo de Lyon - Alfonso Ropero - Страница 56
25 Carpócrates y el menosprecio de los principados
Оглавление1. Según Carpócrates49 y sus discípulos, el mundo junto con lo que contiene ha sido hecho por los ángeles, muy inferiores al Padre ingénito. Jesús nació de José; siendo semejante a los demás hombres, sin embargo fue superior a todos en cuanto al alma, que, siendo fuerte y pura, conservaba el recuerdo de lo que había visto en la esfera del ingénito Padre; por eso le fue enviada por el Padre una fuerza, para que pudiera escapar de los autores del mundo; y, después de atravesar todos sus dominios y quedarse liberada en todos ellos, subiera hasta el Padre. Esto mismo valdría también de igual modo para las almas que abrazaran unas disposiciones semejantes a las suyas. El alma de Jesús, según ellos, educada en las costumbres judías, ha menospreciado a esos autores; por eso ha recibido unas fuerzas gracias a las cuales ha destruido las pasiones, que se encuentran en los hombres como castigo.
2. Por lo tanto, según ellos, el alma que, a semejanza de la de Jesús, es capaz de menospreciar a los principados, autores del mundo, recibe igualmente una fuerza que le permite realizar las mismas acciones. Así han llegado a tal grado de enaltecimiento, que algunos de ellos dicen ser iguales a Jesús, en tanto que otros se declaran incluso más poderosos que él; y otros se creen superiores a sus discípulos, como Pedro y Pablo y demás apóstoles, a quienes no consideran en nada inferiores a Jesús. Porque, proviniendo sus almas de la misma esfera, y, por tal motivo, menospreciando igualmente a los autores del mundo, han sido recompensados con la misma fuerza y regresan de nuevo al mismo lugar. Y, si alguno llega a menospreciar las cosas de aquí abajo más que Jesús, puede ser superior a él.
3. Ellos también recurren a las prácticas mágicas, a los sortilegios, a los filtros amatorios, a los hechizos, a los demonios familiares y a los que envían sueños, y a otras abominaciones, diciendo que tienen poder para dominar no sólo a las potestades y autores del mundo, sino también todas las cosas que hay en él.
También estas personas han sido enviadas por Satanás a los gentiles para la detracción del venerable nombre de la Iglesia, a fin de que los hombres, al oír de una y otra manera hablar de las cosas que son propias de ellos, imaginándose que nosotros somos iguales a ellos, aparten sus oídos de la predicación de la verdad, o que, viendo igualmente su conducta, nos envuelvan a todos en la misma difamación. Siendo así que nosotros no tenemos nada de común con ellos, ni en la doctrina, ni en las costumbres, ni en la vida cotidiana. En cambio estas personas, que viven en el libertinaje y profesan unas doctrinas malvadas se sirven del Nombre como de un velo, con que encubren su maldad (1ª P. 2:6). “Su condenación es justa” (Ro. 3:8), y recibirán de Dios el salario adecuado a sus obras.