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Basílides y la sustitución de Simón por Jesús

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3. Basílides, a fin de aparentar que ha descubierto algo más elevado y plausible, ha extendido hasta el infinito el desarrollo de su doctrina. Según él, del Padre ingénito ha nacido en primer lugar el Entendimiento (Nous), después, del Entendimiento ha nacido el Logos, después del Logos la Prudencia (Frónesis), después de la Prudencia la Sabiduría (Sofía) y la Fuerza (Dínamis), después de la Fuerza y de la Sabiduría las potestades, los principados y los ángeles, a los cuales llama también los primeros, por quienes ha sido hecho el primer cielo. Posteriormente, los demás ángeles formados por emanación de éstos, crearon otro cielo semejante al primero. De la misma manera aún otros ángeles han venido también a la existencia por emanación a partir de los precedentes, como réplica de los que están por encima de ellos. Y han fabricado un tercer cielo. Después de esta tercera serie de ángeles ha salido por degradación una cuarta, y así sucesivamente. De este modo, aseguran ellos, han venido a la existencia unas series sucesivas de principados y de ángeles hasta alcanzar 365 cielos. Esta es la razón de por qué coinciden el número de días del año y el número de cielos.

4. Los ángeles que ocupan el cielo inferior, a saber, el que es visible a nosotros, han hecho todo lo que contiene el mundo y se han repartido entre sí la tierra y las naciones que hay sobre ella. Su jefe es aquel que se considera como Dios de los judíos. Habiendo querido someter las demás naciones a sus hombres, es decir, a los judíos, se levantaron contra él los demás principados y le atacaron. Por esta razón todas las demás naciones se levantaron contra su nación. Entonces el ingénito e innominable Padre, viendo la perversidad de los principados, envió a su Hijo primogénito, el Entendimiento (Nous), el llamado Cristo, para liberar a los que creen en él del dominio de los que hicieron el mundo. Este Cristo se presentó ante las naciones de los principados, sobre la tierra, en la figura de un hombre, y realizó milagros. Por consiguiente no fue él el que sufrió la pasión, sino que un cierto Simón de Cirene fue obligado a llevar la cruz en su lugar (cf. Mt. 27:32).

Y fue este Simón el que, por ignorancia y error, fue crucificado, después de haber sido transformado por él, para que se le tomara por Jesús; en cuanto al mismo Jesús, que se había transformado en Simón y estaba a su lado, se burló de los principados. En efecto, como era un poder incorpóreo y el Entendimiento del ingénito Padre, se transfiguró como quiso y regresó así a aquel que le había enviado, burlándose de ellos porque no podía ser retenido y era invisible a todos. Aquellos, pues, que saben estas cosas han sido liberados de los principados, autores del mundo, y no es preciso confesar al que fue crucificado, sino a aquel que vino en forma humana, y se se cree que fue crucificado, cuyo nombre era Jesús y fue enviado por el Padre, para destruir, por medio de esta economía, las obras de los autores del mundo. Por tanto, dice Basílides si alguno confiesa al crucificado, sigue siendo esclavo todavía y está bajo la potestad de los que han hecho los cuerpos; mas si alguien le niega es liberado de su dominio y conoce la economía del ingénito Padre.

Obras escogidas de Ireneo de Lyon

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