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La nariz

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El aparato respiratorio se compone de tres partes: la nariz, la tráquea y los pulmones. Cada una de estas partes desempeña importantes funciones, pero solo la participación correcta del conjunto permite un intercambio gaseoso sin problemas.

La consistencia de la nariz no se debe principalmente a un hueso, sino a unas láminas cartilaginosas que hay en su interior. Si dependiera solo de un hueso sería demasiado quebradiza y se rompería fácilmente al caer de bruces al suelo o si recibiéramos un pelotazo o cualquier tipo de golpe con un objeto duro. Pronto se convertiría en una penosa masa informe al practicar actividades físicas, como el boxeo o los deportes de invierno, si las paredes cartilaginosas móviles que la sustentan no aguantasen lo que llegan a aguantar. Por otra parte, es fácil darse cuenta de lo mucho que debe la belleza del rostro a la forma y tamaño de la nariz cuando queda aplastada o desfigurada tras un accidente. Por suerte, las manos hábiles de los cirujanos plásticos de nuestros días son capaces de corregir las deformidades de este órgano.

El pequeño doctor

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