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Actitud preventiva

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Durante la juventud y en los años de mayor actividad y plenitud de la vida se suele pensar poco en que el sistema nervioso central y, con él, el cerebro, deberán proporcionarnos también un buen servicio en la etapa «otoñal» de nuestra existencia. Si queremos permanecer activos y con una buena vitalidad durante la vejez, con un buen mantenimiento de las funciones corporales y mentales, deberemos procurar que «la sala de mandos» que constituye nuestro cerebro esté mejor cuidada de lo que hoy es habitual. ¡Cuántas personas merman o acortan la maravillosa vitalidad y capacidad de recarga que posee el cerebro si no duermen regularmente lo suficiente! Si, excepcionalmente, esto no sucede, es posible recuperarse, pero una actitud errónea persistente nos va a llevar, con el paso del tiempo, a un agotamiento o fatiga, con la mengua de nuestra vitalidad y rendimiento funcional. Se puede conseguir dormir bien por medio de una alimentación sana y lo más natural posible, conseguir un buen estado físico y mental mediante la práctica de ejercicio en nuestro tiempo libre y evitar las diversas posibilidades de intoxicación a las que podemos vernos sometidos. De esta manera no solo nos procuraremos un buen estado de salud general, sino también un excelente servicio para nuestro cerebro.

El pequeño doctor

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