Читать книгу El pequeño doctor - Alfred Vogel - Страница 93
Repercusiones desfavorables
ОглавлениеTanto la hipertensión como la hipotensión arterial influyen desfavorablemente sobre el funcionamiento del cerebro. Una presión arterial demasiado elevada o excesivamente baja puede producir, por ejemplo, mareos y ausencias. A pesar de que un órgano tan importante como el cerebro se halle tan bien situado y protegido por los huesos del cráneo puede verse dañado por accidentes y conmociones. ¡Pensemos, por un momento, en las múltiples caídas que ocurren al esquiar o al practicar otro tipo de deporte! Cuán a menudo se produce una fuerte conmoción cerebral sin que, aparentemente, se aprecie cambio externo alguno18. Por una fuerte caída se puede producir una rotura o rasgado de las meninges con salida del líquido cefalorraquídeo protector del cerebro. Se producen, entonces, diversas presiones sobre diferentes centros nerviosos. La persona afectada comienza a encontrarse mal, se altera el centro del metabolismo, y se pueden producir vómitos e incluso diarreas. El enfermo debe estar echado en la cama y quieto para que se pueda reparar sin impedimentos la rotura o rasgadura de las meninges y el cerebro pueda «flotar» de nuevo en el líquido cefalorraquídeo, como un barco dentro del agua.
También las bebidas alcohólicas y diversos medicamentos pueden influir sobre las funciones cerebrales, inhibiendo unos centros cerebrales mientras que otros pueden verse hiperexcitados, con lo que pueden verse afectadas ciertas inhibiciones del comportamiento y actuar de forma pasajera como no lo harían habitualmente. Por ingesta de metales tóxicos como arsénico y mercurio, entre otros, se pueden producir lesiones persistentes en forma de reblandecimiento cerebral con pérdida de vitalidad e incluso posibilidad de parálisis. Algunas funciones del cerebro y del sistema nervioso central pueden verse alteradas de forma parecida a como sucede en las etapas avanzadas de la sífilis. Los metales tóxicos pueden permanecer inactivos en nuestro organismo durante decenios, y pueden hacerse trágicamente ostensibles al llegar a la vejez.
Es muy importante protegernos de la meningitis, ya que tras su padecimiento pueden quedar graves secuelas. Para ello, es importante mantener una buena circulación sanguínea. Si, por las circunstancias que fueren, aparece una meningitis bacteriana, hay que actuar lo más rápidamente posible en su contra. Un buen remedio en estos casos es la equinácea. Si la meningitis19 no se trata adecuadamente puede dejar tras de sí parálisis parciales y otras lesiones persistentes, razón suficiente para no tomar el tratamiento a la ligera y ofrecerle gran dedicación e interés. En estos casos el paciente no soporta los ruidos ni la luz, por lo que necesita disponer de mucha tranquilidad en una habitación silenciosa y oscura. Las meningitis resultan siempre peligrosas, no solo por las lesiones o secuelas que pueden dejar tras de sí, sino porque incluso pueden llegar a ser mortales.