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Criterios para valorar el carácter forzado
ОглавлениеPasemos ahora a la identificación del carácter forzado de la migración: ¿cómo definirlo?, ¿según qué criterios? La literatura poco ha tocado este aspecto.[53] En consecuencia, proponemos dos criterios operacionales: la coerción y la ausencia de alternativa.[54]
El criterio de coerción se implementará con los enfoques subjetivo[55] y objetivo. La ausencia de alternativas es el criterio operativo de la ausencia de volición. Otros autores han identificado cuatro escenarios en los que no hay alternativa aceptable (Renaud et al., 2011):[56] 1) frente a desastre, las áreas impactadas se recuperan social, económica y físicamente de modo lento e inefectivo, en caso de slow-onset o en relación con el aumento del nivel del mar; 2) es posible un sustento alternativo en el área impactada, pero requiere de mucho tiempo; 3) en el área impactada no hay sustento alternativo posible, y 4) el área impactada no existe más. Esas distinciones son útiles: cada escenario conlleva exigencias de protección específicas. Por ejemplo, los derechos humanos en riesgo frente a un huracán serán distintos si se estuviera ante una desertificación, en específico si se habla de emergencia y acceso a un refugio o alimentos.
La aplicación de estos criterios provoca una tensión entre subjetividad y objetividad, igual que con los criterios para diferenciar entre migrantes climáticos de emergencia, migrantes climáticos forzados y migrantes climáticos atrapados. Ello no sorprende porque es parte de la conceptualización y aplicación del derecho de las migraciones.[57] No obstante, la recepción de la dimensión subjetiva queda muy rezagada en la investigación acerca de las migraciones climáticas y la elaboración de su definición y criterios (Parsons, 2018).[58]
Como lo formula Parsons (2018), “movement is not just movement”[59]. El énfasis sobre las personas y sus experiencias y percepciones se refleja en los criterios arriba descritos: la coerción pudiera entenderse y aplicarse solo objetivamente —y comprobada por la investigación focalizada por una secretaría de Estado u organizaciones internacionales—, o pudiera combinar una dimensión objetiva con una subjetiva —la persona se sintió obligada a migrar por razones propias que reflejan su experiencia y percepción.
La percepción de la coerción por la relación personal de un individuo con su territorio y los cambios que en este último identifica no son menos válidos que los elementos objetivos. La dimensión subjetiva ayuda a evitar que se perciba a los migrantes como víctimas pasivas (Rathod 2020; Mascia, 2020) y adoptar una perspectiva binaria o determinista,[60] la cual sigue siendo dominante respecto a las migraciones climáticas y ambientales, aunque esté criticada (Parsons, 2018, p. 5).
La literatura sobre las movilidades climáticas trata de superar estas críticas operando el vínculo entre las dimensiones estructurales y emocionales de la migración (Parsons, 2018).[61] Esta tensión se infiltra en otro debate: la aplicación de un enfoque de grupo opuesto a uno individual (Ivanov y Bekyashev, 2016, p. 33). Nosotros hemos adoptado el primero pues hemos identificado las vulnerabilidades de sectores específicos de población forzados a migrar, pero no lo empleamos en la definición y los criterios que se aplican ya que hemos asumido también una perspectiva subjetiva para la aplicación del criterio de coerción, en contraste con Mayer (2012).[62]