Читать книгу De Berlin a Paris en 1804 - August Friedrich Ferdinand von Kotzebue - Страница 8
GOTHA
ОглавлениеEl seminario del experto Salzmann, en Schnepfenthal (del que puedo decir, por experiencia, que moldea y conserva abiertos los corazones de los jóvenes a todo lo que es bueno y excelente), sigue tan floreciente como siempre, y reparte sus optimos frutos pedagógicos por muchos países.
No puedo hablar de igual modo de las instituciones que para señoritas tanto abundan en Gotha. Las profesoras son en parte alemanas y en parte francesas, y para las damitas existe la gran desventaja, o el inconveniente, de que se educan en el mismo pie las procedentes de clases nobles y las de extracción común. Los corazones jóvenes, sencillos de por sí, crecen con naturalidad uno al lado del otro, y las jóvenes condesitas no se toman la molestia de preguntar si el padre de su compañera de estudios no es más que un secretario, pero al crecer la condesa cambia, por regla general, sus ideas, o, por lo menos, establece otras relaciones, que la obligan a olvidar a su compañera de la infancia. Esto, como es natural, aflige a la hija del sencillo ciudadano y la hace desgraciada. Aquella cuya suerte es dirigir el pequeño círculo familiar de un empleado de tesorería no ennoblecido, deja uno alegre y espléndido en donde se halla mano a mano con condesas y baronesas, por la modesta morada de un marido que se apresuraría a hacer la más rendida reverencia si alguna de las compañeras de su cara mitad apareciera en ella.
Requiere, además, mucha mayor voluntad que la que generalmente se supone en una muchacha, cual es hacerla confinarse, sin que proteste ni se lamente, en un género de vida mucho más restringido. Aunque permanezca aislada y sin establecer amistades en el colegio, la vuelta a la casa paterna le hará ver ésta muy diferente de lo que era cuando ella partió. Resumiendo: que estos establecimientos promiscuos parecen calculados para cultivar las raíces de un pecado que entre las mujeres crece y se desarrolla con más facilidad que entre los hombres: la envidia.