Читать книгу El peronismo y la consagración de la nueva Argentina - Carlos Piñeiro Iñíguez - Страница 17
1.3 El derrocamiento de Castillo
ОглавлениеSi la muerte de Justo les dejaba abierto el camino, no era cierto en cambio que a comienzos de 1943 los fundadores del GOU estuviesen en condiciones de “tomar el poder en 24 horas”. Si bien luego se atribuirían la Revolución de Junio, está claro que en el derrocamiento de Castillo el GOU fue uno de los varios actores, y no precisamente el más preparado para dirigirlo.
Ya en la “Noticia N.° 5”, de manera contradictoria se señalaba que “los acontecimientos producidos y que son de dominio público han tenido en el GOU su gestación y realización”. Pero en el párrafo siguiente debían admitir que “los hechos se precipitaron y encontraron al GOU en plena labor de enrolamiento”. En efecto, el grupo estaba aún en su etapa inicial y distaba mucho de poder definir la situación. Además de los siete incorporados al Grupo Directivo, es posible que antes de junio ya hubiesen sumado a Benito Llambí y a varios de los citados en las memorias del militante nacionalista Manuel de Lezica: Francisco Castro, Roberto Dalton, Héctor Raviolo Audisio, Mario C. Marambio, Carlos Gómez, Apolinario López, Francisco Imaz, Juan José Uranga, Manuel Mora, que tenían por entonces grados entre mayor y coronel, y algunos más jóvenes, como Juan Enrique Guglialmelli, José García Altabe, Enrique Perkins o Carlos Serú, entre otros. Según Llambí, uno de los principales reclutadores, especialmente en Campo de Mayo, fue Domingo Mercante. El propio Llambí estaba en el grupo 2, cuyo “camarada base” era Eizaguirre, y según su relato en los días previos al 4 de Junio se reunía en su domicilio y en el de unos amigos con muchos oficiales, como parte de esa labor de enrolar camaradas al GOU49.
Los testimonios recogidos por Potash indican que posiblemente los planes del GOU estuviesen dirigidos a completar en el curso de los siguientes tres meses un enrolamiento significativo, con vistas a producir el levantamiento militar en setiembre, justo antes de los comicios presidenciales. Pero, efectivamente, “los hechos se precipitaron”, y en ellos intervinieron otros sectores militares que no estaban comprometidos con la acción que venía desarrollando el GOU y, en la mayoría de los casos, no tenían conocimiento de su accionar. Según José María Rosa, se trataba de un plan en el que, antes de derrocar a Castillo, se le reclamaría que asegurase la “limpieza de los comicios”, por lo menos en provincias clave como Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, y simultáneamente propondrían a los radicales la candidatura de Amadeo Sabattini, quien debía comprometerse a mantener la neutralidad argentina. En esas condiciones, de producirse el fraude, en setiembre se daría el golpe. Miguel Ángel Montes, que tenía relación personal con el líder cordobés, fue “comisionado por la logia” para entrevistarlo. La gestión fracasó. Al decir de Rosa, “Sabattini vivía mentalmente en 1916 y no en 1943” y no quiso asumir ningún compromiso. En la noche del 15 de mayo de 1943, según testimonio de Domingo Mercante, los directivos del GOU se reunieron en la avenida Santa Fe 2317, sede de la Inspección de Tropas de Montaña, para oír el informe de Montes. Ese mismo testimonio señala que el teniente coronel Ducó propuso recurrir a “la acción inmediata”, pero la mayoría decidió mantener los contactos con el radicalismo que ya llevaba adelante el teniente coronel González y continuar organizándose en función de los plazos originalmente pensados50.