Читать книгу El peronismo y la consagración de la nueva Argentina - Carlos Piñeiro Iñíguez - Страница 25
1.4.c) La actitud autoritaria hacia los partidos y el movimiento sindical
ОглавлениеYa antes de que los nacionalistas lograsen ese predominio en el gabinete, la política del gobierno en el orden interno venía asumiendo rasgos cada vez más autoritarios. Aunque todavía en octubre, en medio de la crisis, el presidente Ramírez declaró en una visita a Azul que no temía a los partidos y que sabía que en ellos “hay hombres e incluso dirigentes” [sic] beneficiosos para el país100, la situación con las organizaciones políticas era conflictiva, y lo mismo ocurría con los sindicatos y las agrupaciones estudiantiles.
Las expectativas de la dirigencia política habían comenzado a enfriarse ya en junio, al declararse disuelto el Congreso y a medida que se nombraban los interventores, o, como se los llamó entonces, “comisionados nacionales” en las provincias. Ya la designación del general Basilio Pertiné como intendente de la Capital había generado preocupación; pero las declaraciones de los generales retirados Armando Verdaguer en Buenos Aires y Luis Villanueva en Mendoza, entre otros funcionarios a cargo de las provincias, hicieron gala de su desprecio a la “partidocracia”. Aunque Verdaguer reafirmaba que la Revolución se realizó para “un nuevo imperio de la Constitución argentina” y en los días siguientes a su asunción recibió a dirigentes radicales unionistas, como Alberto Reales, Manuel Osores Soler y Juan I. Cooke, y revisionistas, como Ricardo Balbín y Emilio Donato del Carril, las primeras inquietudes surgieron ante nombramientos como el de Matías Sánchez Sorondo como presidente del Banco de la Provincia y de los comisionados en las intendencias, en su mayoría militares vinculados a sectores nacionalistas. Verdaguer reiteraba su convicción de que los militares, en medio de una corrupción generalizada, habían sabido mantener “las fuerzas morales inquebrantables”, y a partir de allí, a medida que su discurso se fue haciendo más desdeñoso hacia los políticos, también se planteaba en términos de “depuración”, como la emprendida entre el personal docente de la provincia. Por su parte, el general Villanueva, al asumir, llegó a decir que en esos momentos “política es mala palabra”, además de señalar que “para cumplir los fines de la Revolución había que acercar a las nuevas generaciones a Cristo Rey”. El general retirado Alfredo Córdoba, curiosamente puesto al frente de la provincia homónima, también se encargó de tener roces con los políticos locales, que generaron una fractura en las filas sabattinistas101.
Tampoco tranquilizaba a los políticos la decisión, tomada ya el 18 de junio, de quitar el término “provisional” en la denominación del gobierno y sus funcionarios, al tiempo que se anulaba la convocatoria a los comicios de setiembre. Desde ya que ningún dirigente esperaba que se celebrasen las elecciones ese año, pero cuando en la cena de camaradería de las Fuerzas Armadas el presidente afirmó que era “imprescindible que los partidos políticos se depuren de los malos elementos” para reorganizarse, y que cuando “hayan cumplido íntegramente esa tarea de normalización tendrán derecho a intervenir en la vida y conducción del Estado” y que no lo harían “ni un minuto antes de haberla terminado”, muchos comenzaron a recordar el lenguaje uriburista. Desde mediados de julio, la prohibición y clausura de locales de las entidades Acción Argentina, Junta de la Victoria, Comisión Sanitaria Argentina de Ayuda a las Democracias y Confederación Democrática Argentina de Ayuda a los Pueblos Libres, con la argumentación de que la entidad servía de cobertura a actividades comunistas, la idea de estar ante una dictadura dispuesta a perdurar comenzó a ganar adeptos entre los dirigentes políticos102.
La respuesta estudiantil al movimiento del 4 de Junio inicialmente fue dispar. El Tercer Congreso Nacional de Estudiantes, reunido en Córdoba en los primeros días de octubre de 1942, había reiterado las manifestaciones favorables a una Unión Democrática y contrarias al fraude. Producida la caída de Castillo, una delegación de la Federación Universitaria Argentina (FUA), integrada por Jorge A. Bruce, Víctor Tardá, Ricardo Sangiácomo y Eduardo Holt Maldonado, entrevistó, día 9, al presidente Ramírez, y el comunicado que dio reiteraba las afirmaciones presidenciales contra el fraude y la corrupción, y su seguridad de que esta “revolución no tendrá el giro que tuvo la del 6 de setiembre”. Por el contrario, la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), desde el inicio se manifestó en contra del gobierno militar. Un comunicado dado a las pocas horas del derrocamiento de Castillo, con la firma de su presidente, Jorge A. Brusa, y su secretario general, Marcos Merchensky, declaraba su oposición “a que gobiernen al país Juntas Militares, por bien inspiradas que sean”. Reconocían la falta de “base legal y popular para sustentarse” del gobierno de Castillo, pero reclamaban que “los jefes militares de la revolución triunfante deben entregar el gobierno a las autoridades constitucionales”. En poco tiempo se generó una oposición frontal de quienes se consideraban los herederos de la Reforma de 1918, de la que se cumplía el 25.o aniversario, con respecto al gobierno militar. En medio de las medidas contra la “agitación” e “infiltración” comunistas, los actos celebratorios fueron prohibidos, ahondando el conflicto. Este choque de posiciones tendría largas consecuencias, ya que fue el origen del perdurable desencuentro de la mayoría del movimiento estudiantil y de los integrantes del mundo académico universitario con el peronismo. La intervención a la Universidad Nacional del Litoral, el 28 de junio de 1943, marcó el punto de inflexión. Según el decreto correspondiente, la decisión se fundamentaba, entre otros criterios, a poner fin a “la infiltración de elementos extraños al ambiente estudiantil” y al “abuso que crea al catedrático su propia función”, que extraviaban el criterio del común del alumnado. La designación de Jordán Bruno Genta como interventor y su declarada intención de promover “una aristocracia de la inteligencia”, de raigambre hispánica, encontró un extendido rechazo de la Federación Universitaria del Litoral, que concluyó en protestas, detenciones, expulsiones de alumnos y exoneración de docentes. Entre agosto y setiembre, no menos de quinientos cuarenta alumnos fueron suspendidos. Ante el discurso de asunción de Genta, FORJA emitió una declaración en la que rechazaba “que la verdad sea patrimonio exclusivo de una determinada línea étnica y cultural” y aspiraba “para la cultura argentina un destino más rico que el que pueda señalarle una sola parte de su pasado”. Esta declaración, que circuló mimeografiada, les costó varios días de arresto a Arturo Jauretche y Oscar Meana. El criterio de intervenir universidades se extendió a la de Cuyo, y a partir de noviembre abarcaría al conjunto de las casas de estudio nacionales103.
En los dos ámbitos, el de los partidos y las universidades, la crisis de octubre de 1943 marcó una primera delimitación clara entre oposición y gobierno. Al conocerse las renuncias de Anaya, Santamarina y Galíndez, unos ciento cincuenta “notables” firmaron el 14 de octubre un “Manifiesto por la democracia efectiva y la solidaridad americana”, publicado en los diarios al día siguiente. Dirigentes radicales como José María Cantilo, Mariano R. Castex, Arturo U. Illia, Tomás Le Bretón, Adolfo Lanús, Enrique L. Mosca y Joaquín Manubens Calvet; demócratas progresistas como Luciano Molinas, Julio A. Noble y Horacio R. Thedy; socialistas como Américo Ghioldi, Roberto F. Giusti, Nicolás Repetto y Alfredo Palacios, acompañaban a conservadores como José Aguirre Cámara y Vicente Solano Lima, socialistas independientes como Héctor González Iramain, y una serie de figuras de distintos quehaceres, entre las que se contaban el dirigente del Club de Gimnasia y Esgrima La Plata, Ricardo C. Aldao, y escritores, intelectuales y catedráticos como Adolfo Bioy, Adolfo Mitre, Alfredo Orgaz, Santiago C. Fassi, José Peco, Alberto Gerchunoff, Bernardo Houssay, Josué Gollán, Bernardo González Arrili, el músico Juan José Castro, y algunos dirigentes sindicales socialistas: Francisco Pérez Leirós, eterno líder de los municipales porteños, y Ángel Gabriel Borlenghi, atildado secretario general de la Federación de Empleados de Comercio, cuyos contactos con Perón, iniciados en julio, no le impedían mantener la línea rupturista y favorable a una Unión Democrática que sostenía. Los firmantes consideraban “que en el momento actual de la Nación es imprescindible y urgente expresar la solución fundamental reclamada por la inmensa mayoría del pueblo, y que constituye, a la vez, la base para asegurar la unión, la tranquilidad y el futuro de los argentinos”. Esa solución la sintetizaban en los términos: “democracia efectiva por medio de la fiel aplicación de todas las prescripciones de la Constitución Nacional y solidaridad americana por el leal cumplimiento de los compromisos internacionales firmados por los representantes del país”. El texto señalaba que la Argentina “no puede ni debe vivir al margen de su Constitución y aislada o alejada de los pueblos hermanos de América y de los que en el mundo luchan por la democracia”. Y planteaban que “la libertad de reunión y de prensa [...] daría oportunidad para que la opinión pública ratificara en forma terminante los conceptos básicos que aquí enunciamos”. La respuesta del gobierno fue doble. Un comunicado de la Secretaría de la Presidencia salía al cruce del “manifiesto” de un “grupo de personas que se atribuye a sí mismo una representación caduca e inexistente”, al que calificaba de “núcleo heterogéneo, constituido hoy por políticos sin esperanzas e ideólogos enconados” que “no quiere resignarse a expiar en silencio su falta de lealtad para con el país”. Los acusaba de pretender “que el gobierno realice en cuatro meses lo que no quisieron ni pudieron hacer” y se los acusaba de conducir “a la Nación al estado en que se encontraba el 4 de junio”. Tras señalar que varios de los firmantes eran “extranjeros, algunos de ellos nacidos en remotas comarcas” y que muchos estaban vinculados “a un izquierdismo extremo” y, otros, incluso “fueron aclamados por multitudes comunistas”, el comunicado reiteraba el “amplísimo sentido republicano” que animaba al gobierno, pero advertía que “no tolerará ninguna intromisión, menos aún imposiciones y tampoco admite polémicas incompatibles con la majestad de su representación”. Al día siguiente, con la firma del coronel Enrique P. González, los ministros recibieron una directiva, “por encargo del excelentísimo señor Presidente”, para que “en el día de la fecha sean declarados cesantes en la administración nacional y reparticiones autárquicas inclusive, los firmantes” del manifiesto. Se remarcaba que “resulta inadmisible que funcionarios o empleados del Estado, que están obligados a dar ejemplo de acatamiento y fidelidad, se arroguen facultades que repugnan a la ética administrativa y a la moral pública”. La instrucción se cumplió de inmediato y tuvo particular incidencia en las universidades e instituciones de enseñanza104. Las designaciones de los nuevos ministros y, con ellos, de sus equipos de funcionarios, mayoritariamente alineados con variantes autoritarias del nacionalismo y el catolicismo, puede considerarse otra respuesta, más contundente aún, al planteo de una oposición que, de ahí en adelante, tendría poco margen de maniobra. La disolución de los partidos políticos, dispuesta el 31 de diciembre de 1943, sería un punto clave en la escalada del conflicto.
Si hacia los partidos la actitud del gobierno militar fue cada vez más autoritaria, con respecto a los trabajadores y sus organizaciones gremiales se dio un proceso similar, aunque más contradictorio. Por un lado, una serie de medidas tendientes a combatir “el agio y la especulación” significaban un alivio a los sectores de ingresos fijos y, sobre todo, de los obreros. La rebaja del 20% y el congelamiento de impuestos a los alquileres de viviendas, disposiciones de precios máximos en algunos alimentos básicos y un aumento de salarios, mostraban la proclamada preocupación por la calidad de vida del pueblo. Por otro lado, la guerra declarada a la “infiltración comunista” y a los “agitadores” tendió a acciones cada vez más autoritarias respecto del sindicalismo. En principio, el nuevo gobierno mantuvo en su cargo al presidente del Departamento Nacional del Trabajo (DNT), el doctor Emilio Pellet Lastra, funcionario que venía desempeñando el cargo desde 1939 y que en los últimos años se quejaba de la falta de recursos y de la reiterada demora de legisladores en reformar y modernizar normas, y de la poca disposición de los jueces para aplicar las vigentes. El 9 de junio, Pellet Lastra recibió a representantes de treinta entidades gremiales, que militaban en todas las federaciones y confederaciones existentes: las dos CGT, la Unión Sindical Argentina (USA), la FACE (Federación de Asociaciones Católicas de Empleadas), y algunos independientes. Todas las tendencias político-sindicales estaban expresadas en esa reunión, en la que Pellet Lastra anunció que, “así como el gobierno tratará de satisfacer las justas reclamaciones gremiales y de estudiar el costo de la vida y el abaratamiento de las subsistencias”, también tendría “muy en cuenta la forma cómo las asociaciones obreras se conducen públicamente en sus actividades”. Les exigió “absoluta prescindencia en materia política, tanto interna como internacional, ciñendo su programa a lo estrictamente gremial” y que no recurriesen “por medio de pretextos ficticios” a declarar huelgas. Ese mismo día, la CGT 1 declaraba la necesidad de que el gobierno tomara medidas “contra la especulación” y mencionaba el anhelo popular de expresar su voluntad en comicios libres y de estrechar vínculos con las Naciones Unidas. Todavía el 21 de junio, el ministro del Interior recibía a una delegación de la CGT 2, integrada por Francisco Pérez Leirós, Ángel J. Borlenghi, José María Argaña y Vicente de Cesare. Los dirigentes sindicales le dijeron al aún coronel Gilbert que “la clase trabajadora había sentido un verdadero alivio al ser depuesto el régimen anterior” y que compartía los propósitos declarados por el nuevo gobierno, de hacer cumplir la Constitución y depurar la administración pública y la justicia, y las medidas tomadas para abaratar la vida. Por su parte, la CGT 1 también declaró su apoyo a las medidas “tendientes a poner término a la especulación y al agio en los artículos de consumo popular y a resolver el problema de los alquileres de las viviendas”. El 5 de julio el ministro Gilbert dio por terminada la extensa gestión de Pellet Lastra y puso en funciones al coronel Carlos M. Giani. El discurso de Gilbert en esa ocasión parecía apuntar a una acción más decidida del DNT y a una política más integral en materia laboral y social. Así, afirmó: para que “los beneficios de la justicia social lleguen a todos los trabajadores del país, será necesario coordinar las disposiciones legales en vigor y dictar otras nuevas y urgentes dentro de una orientación que evite mayores desigualdades que las impuestas irremisiblemente por la diferenciación de las zonas económicas”. También planteaba la necesidad de una “armonía entre el capital y el trabajo” como “condición esencial para el desarrollo económico del país, para el desenvolvimiento de sus fuerzas productoras y para el afianzamiento de la paz social”. Consideraba como uno de los problemas de mayor urgencia para el gobierno el “mejoramiento del nivel de vida de los obreros”, que incluía el problema de la vivienda, los salarios, la duración de la jornada, las condiciones de higiene y seguridad, el descanso semanal, la protección de mujeres y menores, todo ello planteado como un “cristiano deber de solidaridad” y como “justas conquistas obreras” y necesarias para la salud de los trabajadores. “No se concibe la recuperación integral de un país, con hombres físicamente y moralmente decaídos, anulados por su sometimiento a la máquina, meros engranajes del mecanismo industrial”. Por su parte, el coronel Giani señaló que se proponía un plan de mejoras para los trabajadores, siguiendo el “principio humano, casi divino, de vivir, dejar vivir, y ayudar a vivir”, si bien dejando en claro que “la política y la demagogia no seguirán infiltrándose en las asociaciones gremiales y que los sindicatos deben apartarse en absoluto de la acción política”105.
Ese aparente equilibrio entre “justicia social” y “prescindencia política” luego de pocos días tendió a inclinarse hacia la represión. Una resolución ministerial dispuso la disolución de la CGT 2, “en razón de considerar que inviste un carácter netamente comunista”. Mientras que varios dirigentes de la central daban a conocer una declaración en que calificaban de “fascista” al gobierno, comenzaron las detenciones de una treintena de ellos, que fueron enviados a la cárcel de Neuquén. Entre los detenidos estaban los principales dirigentes de la Federación Obrera Nacional de la Construcción, de la Federación de la Alimentación y de la Unión Obrera Textil. La intención, expresada por Gilbert a los dirigentes de la CGT 1, el ferroviario José Domenech y el cervecero Alcides Montiel, era la de imponer la unidad sindical sobre la base de este sector. Sin embargo, en ese momento Domenech y Montiel habrían rechazado la propuesta, por considerar que en realidad de ese modo se fortalecería a los comunistas. A la semana siguiente se dio a conocer un decreto regulando las asociaciones profesionales, que incluso Perón calificaría en 1944 de “totalitario”. La norma exigía el reconocimiento previo de la personería gremial para que las organizaciones pudiesen actuar, y entre los requisitos para obtenerla se incluían la completa abstención política, que sus dirigentes fuesen trabajadores en actividad en ese gremio y que excluyesen “todo postulado o ideología contrarios a los fundamentos de nuestra Nación y al régimen jurídico social que establece la Constitución Nacional”106.
El decreto ponía al borde de la ilegalidad a todas las organizaciones gremiales que, según la norma, debían entregar la lista completa de afiliados a la autoridad de aplicación, el DNT, que estaba además facultado para fiscalizar todos los asuntos internos, desde la elección de autoridades hasta el manejo de fondos y cuestiones administrativas. Un mes después de dictadas esas disposiciones, una serie de medidas dejaron ver cómo se proponía aplicarlas el gobierno. El 23 de agosto, el DNT advirtió a los trabajadores, en general, que debían “evitar que se produzcan paros parciales o huelgas cuando respondan a diferencias con sus empleadores provocadas por cuestiones de salarios, etcétera. En caso de desinteligencia entre las partes las deberían resolver estas en el DNT, pues cualquier medida que dificulte el normal desenvolvimiento de las tareas les hará perder sus derechos”. Dos días después, tal vez en previsión de un conflicto, se dispuso la intervención del DNT a la Unión Ferroviaria y La Fraternidad, y el nombramiento como interventores de los capitanes de fragata Raúl A. Puyol y Andrés Chelle, respectivamente. Los argumentos de la medida mostraban el temor de que estos sindicatos paralizasen el país. Se afirmaba así que “la naturaleza de los servicios a cargo de los ferrocarriles” y su importancia para la economía nacional hacían “inadmisibles los serios trastornos que en repetidas oportunidades se han ocasionado con medidas de fuerza y coacción adoptadas por las comisiones directivas” de ambas organizaciones, algo que, en realidad, no había ocurrido en los últimos tiempos. Tampoco era cierto, como afirmaban los considerandos oficiales, que el gremio ferroviario estuviese “convulsionado y dividido como resultado [...] de procedimientos reñidos con las normas morales y los estatutos sociales”. Más allá de la puja entre sindicalistas, socialistas e independientes, las entidades mostraban una mayor cohesión que la mayoría de los gremios. Algunos dirigentes ferroviarios temían que la misión encomendada al capitán Puyol era la de fraccionar la Unión Ferroviaria en varios sindicatos, para impedir la centralización que le daba su fortaleza a la entidad. En principio, el interventor dispuso la disolución de las comisiones ejecutivas y la clausura, “hasta nueva orden”, de las 270 seccionales del gremio en todo el país. Como recordaba Luis Monzalvo, los ferroviarios repudiaron lo que consideraban una medida arbitraria, que ni siquiera habían padecido bajo la dictadura de Uriburu. Junto con el cese de la comisión directiva de la UF, caducó el mandato de los diecisiete miembros que representaban a la organización en la CGT 1, con lo que la central obrera que no había sido ilegalizada quedaba virtualmente acéfala, tanto el secretariado como en el Comité Central Confederal. Hasta la sede de la CGT 1 debió trasladarse, con muebles y todo, del primer piso del edificio de Independencia 2880 de la Capital, sede central de la UF, al local de la Unión Tranviaria, en Moreno y Deán Funes107.
La medida generó, como reacción, el intento de formar una “Comisión Pro Defensa de la Unión Ferroviaria”, que no llegó a constituirse formalmente, pero que actuó a modo de dirección clandestina, integrada por hombres de trayectoria en el gremio y en la CGT, como Camilo Almarza, Luis Monzalvo, Roberto Testa, Nicolás Solito, Ceferino López, Florencio Soto, Juan A. Carugo, Plácido Polo y Juan Olivera, entre otros. Incluso se vincularon con lo que Monzalvo llamaba el “grupo contrarrevolucionario” de militares y civiles que se decían vinculados al general Rawson y que complotaban contra Ramírez; pero ante el planteo de hacer actos de sabotaje, se produjo la división de los dirigentes sindicales. Un grupo constituido por Monzalvo, Soto, Carugo, Polo y Olivera decidió entonces tomar contacto con hombres del gobierno, para pedir el fin de la intervención o, por lo menos, el cambio de interventor, ya que el capitán Puyol, al disponer el despido de viejos empleados de la UF y por otras actitudes destempladas, se había vuelto particularmente odioso al gremio. Para establecer contacto con el gobierno recurrieron a “un ferroviario que trabajaba en el puerto”, Hugo Mercante, hermano del teniente coronel del GOU, los dos, “hijos de un maquinista ferroviario ya jubilado”. Monzalvo registra, con mucha precisión, que el jueves 16 de setiembre de 1943, a las 6.30, los dirigentes ferroviarios acompañaron a Hugo Mercante al despacho de su hermano, en el piso 6.º del edificio de Viamonte 1816, entonces sede del Ministerio de Guerra108.
No era el primer contacto de Mercante y de Perón con hombres del movimiento sindical. En julio habían tenido una reunión con Ángel Borlenghi y José Argaña, aunque poco fruto tuvo entonces el diálogo, ya que la CGT 2 fue disuelta a los pocos días. Sin embargo, Borlenghi no cortaría sus relaciones con los dos oficiales del GOU. Otro vínculo se estableció a través de un afiliado radical del barrio de Flores, Francisco Pablo Capozzi, empleado administrativo de la Dirección del Puerto de Buenos Aires, que era amigo de los Mercante desde la década de 1930 y estaba vinculado al mundo sindical. Contratado como empleado civil del Ministerio de Guerra, fue un hombre de nexo de Perón y Mercante con los obreros. Su primera participación importante tuvo lugar en agosto de 1943, colaborando en la solución del conflicto de los obreros de la carne. Los trabajadores de los frigoríficos, ante la detención de José Peter, habían declarado la huelga, que tuvo muy alta adhesión en todo el gremio, tanto en Avellaneda como en Berisso. Según recordaría Domingo Mercante, el conflicto “resultaba una carga muy pesada. Entonces Perón tomó la decisión de llamar a José Peter al Ministerio de Guerra. Yo lo entrevisté apenas la policía lo trajo de Neuquén. En otro despacho aguardaban media docena de dirigentes, que prometían levantar la huelga siempre que se liberara a Peter y se concediera un aumento de cinco centavos por hora”. Para confirmar el acuerdo, que según Mercante era visto con malos ojos por el general Sanguinetti y los coroneles González y Ramírez, fue necesario convocar a una asamblea del gremio. “A las tres de la tarde de un día de agosto de 1943 fui a presenciar la asamblea de los trabajadores de la carne en la cancha de Dock Sud. Me acompañaron Capozzi y mi chofer Rovito [...]. Alrededor de seis mil obreros vivaban a Peter, lo abrazaban, lo llevaban en andas”. Mercante iba de uniforme, y los trabajadores le iban abriendo paso “muy desganadamente” para llegar al palco. “Nadie me molestó, pese a que me miraban con odio”. Según le relataría a su hijo, Mercante “emprendió el regreso a su automóvil, pistola en mano”. La huelga fue levantada ese mismo día, siendo el propio Peter quien promovió que así fuese, habiéndose obtenido lo reclamado. No mencionó la intervención de Perón o, en general, del Ministerio de Guerra para resolver el conflicto, pero al decir de Mercante, todos sabían de ella109.
Mercante y Perón harán referencia a que esa acción y la presencia de otros gremialistas que empezaron a visitar el edificio de Viamonte y Callao preocupaban al jefe de la Policía, coronel Ramírez, quien advertía a sus camaradas “¡Ojo con esos dos que están llevando comunistas al Ministerio!”. De las actas del GOU de esos complicados días de agosto a octubre de 1943, en cambio, no surge que fuese el miembro N.° 18 y coordinador del GOU, que aparece formando bloque con Perón, sino en todo caso Gonzalito, Ducó y Menéndez los más inquietos por las actividades extraoficiales de la dupla que actuaba desde la Secretaría. En todo caso, el testimonio del dirigente ferroviario Monzalvo señala que, después de algunas entrevistas con Mercante, inquietos por la falta de respuestas, a través de contactos con un oficial de la Policía fueron a ver al coronel Ramírez, y que fue este quien los citó para que “al día siguiente, a las siete de la mañana, lo esperáramos en el Ministerio de Guerra. Así lo hicimos. Era el viernes 24 de setiembre de 1943. Cuando llegó el coronel Ramírez [...] de inmediato preguntó si estaba Juan. Le respondieron que sí” y los llevó al 4.º piso y les presentó a Perón110.
Es significativo que Perón y Mercante prestasen atención al movimiento sindical en esos días de fines de setiembre, cuando, como se recordará, el GOU estaba inmerso en la discusión de un posible golpe en caso de que se abandonase la neutralidad, al tiempo que Perón y sus allegados estaban enfrentando la oposición de marinos y de jefes del Ejército. En su primera entrevista con Perón, los ferroviarios le plantearon sus inquietudes: libertad de agremiación e independencia sindical; creación del Ministerio de Trabajo; aumento general de salarios; programa de vivienda obrera; cooperación económica para financiar el Hospital Ferroviario. Perón tomó nota y les dijo que volvieran a verlo tres días después, el mismo lunes 27 en que, según el plan registrado en las actas del GOU, debía provocarse la crisis total de gabinete o, en su defecto, el golpe. Mercante y Perón recibieron a los sindicalistas a las 9 de la mañana de ese día, y como recordaba Monzalvo, Perón “deliberadamente tomó asiento en el brazo del sofá, con lo que quitó solemnidad a la entrevista”. En esta ocasión quedaron planteadas dos cuestiones: la insistencia en convertir al DNT en ministerio, y el cambio de interventor en la Unión Ferroviaria. Según Monzalvo, de esa reunión de apenas 14 minutos sacó dos conclusiones: que “Perón tenía la virtud de dejar satisfechos a sus interlocutores sin prometerles nada”, y “que el coronel Perón era el cerebro conductor del movimiento revolucionario”. La siguiente reunión, con Mercante, tuvo lugar en otra fecha significativa: el 14 de octubre, es decir, cuando comenzaba a superarse la crisis política, con la salida del gabinete de los ministros pro-rupturistas. El día 20, el presidente Ramírez recibió a la excomisión directiva de la Unión Ferroviaria, que concurrió en pleno a la entrevista, y tres días después, Mercante era designado nuevo interventor del gremio. El 27 de octubre Perón asumía como presidente del Departamento Nacional del Trabajo, en reemplazo del coronel Giani y reteniendo el cargo de jefe de la Secretaría del Ministerio de Guerra111.
En su discurso de asunción al frente del DNT, las palabras de Perón podían sonar similares a las del ministro Gilbert y del coronel Giani meses antes: “Entiendo que el sindicato bien realizado es una de las bases fundamentales de la organización racional del Estado moderno” y, para que así fuese, “debe basarse en tres puntos esenciales: dirigentes capacitados que representen a los auténticos trabajadores [...]; absoluta disciplina gremial; defenderse contra la política, ejerciendo únicamente funciones específicas, vale decir, custodiar única y celosamente los intereses gremiales”. Dentro de ese marco, el gobierno sería “respetuoso de las instituciones obreras”. Pero, ya al día siguiente de hacerse cargo, empezó a mostrar las diferencias. Convocó a una reunión de dirigentes de la CGT, la USA y veintidós sindicatos, con cuidadosa exclusión de los comunistas, y les anunció el proyecto de reemplazar al DNT por un ministerio o secretaría. Y declaró al periodismo que sus observaciones lo llevan “a la conclusión de que la dependencia no está capacitada para organizar ni coordinar en forma eficaz los intereses de patronos y obreros”, por lo que se necesitaba otro organismo, “con amplias atribuciones legales y de orden técnico, con funciones ejecutivas y facultades tan amplias como las de un ministerio”. Pero la clave estaba en una frase a la que posiblemente se prestó poca atención en ese momento, aunque contenía un programa que se llevaría a cabo casi al pie de la letra: “El coronel Perón cree que es esencial la organización del sindicalismo nacional, al que se le confiará en el cuerpo que se proyecta la dirección integral de los intereses gremiales y promover su armonización con los de los patronos”112.
Si, como se le atribuye al presidente Ramírez haber dicho, sus camaradas de armas consideraban que la repartición laboral era un “juguete sin interés del que pronto se aburrirá”, pronto comprobarían la magnitud de su equivocación113.
1 GOU, “Bases - Plan de Unificación”, sección “II. Plan de acción - 4. Bases de acción”, punto e); citado en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, Buenos Aires, Sudamericana, 1984, p. 30.
2 ORONA, Juan V., La Logia Militar que derrocó a Castillo, Buenos Aires, edición del autor, 1966, p. 90.
3 Respectivamente, se encuentran en RIAL, Américo y BRIEBA, Rodolfo J., “Una mirada sobre la Revolución del 4 de junio de 1943 (Una Revolución, no un golpe)”, [en línea]. Dirección URL: http://historiadelperonismo.com/una-mirada-sobre-el-4-de-junio-de-1943/ [Consulta: 8.5.2018]; FRAGA, Rosendo, ¿Era inexorable la Revolución de 1943?, Buenos Aires, Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, 2013, pp. 12 y ss.; DEVOTO, Fernando J., “Para una reflexión en torno al golpe del 4 de junio de 1943”, Estudios Sociales (Universidad Nacional del Litoral), vol. 46, N.º 1, primer semestre de 2014, [en línea]. Dirección URL: http://bibliotecavirtual.unl.edu.ar/ojs/index.php/EstudiosSociales/article/view/4475/6814 [Consulta: 8.11.2017], p. 174.
4 “Al Pueblo de la República Argentina”, proclama revolucionaria del 4 de junio de 1943, en La Nación, 5 de junio de 1943. Una reproducción del volante conservado en la Biblioteca Nacional, en GASIÓ, Guillermo, El Jefe del Estado Mayor de la Revolución. 4 de junio de 1943 - 9 de julio de 1943, Buenos Aires, Teseo, 2013, p. 92; y en RIAL, Américo y BRIEBA, Rodolfo J., “Una mirada sobre la Revolución del 4 de junio de 1943…”, op. cit.
5 FRAGA, Rosendo, ¿Era inexorable la Revolución de 1943?, op. cit., pp. 5 y 7-12.
6 Cfr. GASIÓ, Guillermo, “Sanidad militar y conciencia social en el Ejército (1939-1945)”, en GASIÓ, Guillermo, El vínculo de unión. Ejército, Policía y Pueblo en los orígenes del Peronismo, Buenos Aires, Teseo, 2012, pp. 53-100.
7 Cfr. RAPOPORT, Mario, Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2003), Buenos Aires, Ariel, 2005, pp. 275-277 y 283-286; MURMIS, Miguel y PORTANTIERO, Juan Carlos, Estudios sobre los orígenes del peronismo, edición definitiva, Buenos Aires, Siglo XXI, 2011, p. 164 (cuadros); HOROWITZ, Joel, Los sindicatos, el Estado y el surgimiento de Perón, 1930/1946, Buenos Aires, Eduntref, Editorial de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, 2004, pp. 54-57, tabla 5.1 en p. 110, 173-182; FUCHS, Federico; KOGAN, Marina y RODRÍGUEZ, Gabriela (coordinadores), 1930-1955. Sindicatos, Estado y sociedad en la Argentina, Colección Sindicalismo y Sociedad, N.º 2, Buenos Aires, Asociación del Personal de Organismos de Control, 2010, pp. 12-15.
8 Testimonio del general José H. Sosa Molina incluido en FAYT, Carlos S., La naturaleza del peronismo, Buenos Aires, Viracocha, 1967, citado por TORRE, Juan Carlos, La vieja guardia sindical y Perón. Sobre los orígenes del peronismo, Buenos Aires, Universidad Nacional de Tres de Febrero, 2006, p. 79.
9 CONFEDERACIÓN GRAL. DEL TRABAJO de la República Argentina, carnet “Ayuda a los países que luchan contra el nazi-fascismo” y distintivo de solapa, en colección del autor; La Vanguardia, 26 de diciembre de 1942; 11, 25 y 26 de marzo, y 1.º y 14 de abril de 1943; BAILY, Samuel L., Movimiento obrero, nacionalismo y política en la Argentina, Colección América Latina, Serie Mayor, N.º 9, Buenos Aires, Paidós, 1984, pp. 76-80; DEL CAMPO, Hugo, Sindicalismo y peronismo. Los orígenes de un vínculo perdurable, Buenos Aires, CLACSO, 1983, pp. 102-108.
10 Denominación del cuerpo aéreo del ejército estadounidense hasta junio de 1941, cuando se convirtió en fuerza autónoma.
11 BELLOMO, Sergio y otros, “Curtiss III, IV & H750 Hawk”, Serie Fuerza Aérea Argentina, N.º 5, Bahía Blanca, Jorge Félix Núñez Padín editor, julio de 1999, pp. 5-6; ARREGUEZ, Ángel César, Fábrica Militar de Aviones. Crónicas y Testimonios, Edición literaria: Sergio Luis Mansur, Córdoba, Ministerio de Ciencia y Tecnología - Gobierno de la Provincia de Córdoba, 2008, pp. 55-56; VON RAUCH, Georg y PICCIUOLO, José Luis, “El comienzo de la influencia de los Estados Unidos sobre el Ejército Argentino (1938-1942)”, en Instituto de Historia Militar Argentina, II Congreso Internacional de Historia Militar Argentina, op. cit., volumen I, pp. 148-151.
12 Se trataba de un modelo, con torreta redonda, del Vickers Tank, Light, Mk. I, de fabricación británica, modelo de 1934 e introducido en el país en 1937.
13 Esos 400 millones de mediados de 1941 equivaldrían a casi 7000 millones de dólares de mediados de 2019 (según el calculador del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos. Dirección URL: data.bls.gov [Consulta: 25.7.2019].
14 “Instrucciones al señor ministro de Relaciones Exteriores y Culto...”, del 15 de enero de 1942, “Telegrama N.º 31” de Ruiz Guiñazú, desde Río de Janeiro, 22 de enero de 1942, citados en RAPOPORT, Mario, ¿Aliados o neutrales? La Argentina frente a la Segunda Guerra Mundial, Buenos Aires, Eudeba, 1988, pp. 78-80; RUIZ MORENO, Isidoro J., La neutralidad argentina en la Segunda Guerra, Buenos Aires, Emecé, 1997, pp. 95-116; Telegrama de la Embajada de Estados Unidos, N.º 650, 10 de abril de 1942, citado por POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945. De Yrigoyen a Perón, Buenos Aires, Sudamericana, p. 245; SIRI, Ricardo J., y ZORRAQUÍN BECÚ, Horacio, Felipe A. Espil, Colección Los Diplomáticos, N.º 1, Buenos Aires, Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, marzo de 1988 [en línea]. Dirección URL: www.cari.org.ar [Consulta: 20.5.2019], pp. 10, 38 y 54-55; SANCHÍS MUÑOZ, José R., La Argentina y la Segunda Guerra Mundial, Colección Estudios Internacionales, Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 1992, pp. 108-110 y 134-139; FRIEDMAN, Jack E., Los Malos Vecinos. Las relaciones entre Estados Unidos y la Argentina durante la Segunda Guerra Mundial, Córdoba, Centro de Estudios Históricos “Prof. Carlos S. A. Segreti”, 1999, pp. 27-30.
15 Telegramas de Meynen a Berlín, entre marzo y setiembre de 1942, citados por POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945..., op. cit., pp. 246-251; SANCHÍS MUÑOZ, José R., La Argentina y la Segunda Guerra Mundial, op. cit., pp. 149-150.
16 RUIZ MORENO, Isidoro J., La neutralidad argentina en la Segunda Guerra, op. cit., pp. 190-198.
17 ROUQUIÉ, Alain, Poder militar y sociedad política en la Argentina. I hasta 1943, Buenos Aires, Emecé, 1981, tomo I, p. 331.
18 Solo por tomar un ejemplo, en YELPO, José A., Ejército, política, proyecto alternativo: 1920-1943, Buenos Aires, Guardia Nacional, 1987, passim, se citan los nombres de casi noventa oficiales como autores de artículos referidos a cuestiones relacionadas con el desarrollo económico, tecnológico y social del país, en una selección que consideró solamente dos diarios porteños y siete publicaciones especializadas, y que no incluyó temas profesionales específicos de las Fuerzas Armadas.
19 La Nación, ediciones del 10 al 28 de febrero y del 30 de mayo de 1943; La Prensa, ediciones del 10, 17 y 24 de febrero y 18 de marzo de 1943; testimonios de Ambrosio Vago y Elbio C. Anaya citados por POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., pp. 263-264; ROUQUIÉ, Alain, Poder militar y sociedad política en la Argentina. II 1943-1973, Buenos Aires, Emecé, 1982, tomo II, pp. 15-19.
20 “El pronunciamiento del 4 de Junio” (21 de diciembre de 1945), en PERÓN, Juan, Tres revoluciones militares, Buenos Aires, Escorpión, 1963, p. 93. Fuera de las referencias de ese tiempo, la información sobre el GOU se fue construyendo a partir de obras sesgadas, como la escrita luego de la caída de Perón por el periodista Ernesto J. Castrillón y publicada con el seudónimo GONTRÁN DE GÜEMES, Así se gestó la dictadura, Buenos Aires, Rex, 1956, quien contaba con información de su padre, el general de brigada Manuel Castrillón; testimonios de protagonistas o testigos de época, como los incluidos en la serie de notas sobre “La historia del peronismo”, editadas por Hugo Gambini en la revista Primera Plana en la segunda mitad del año 1965. Los primeros aportes documentales fueron realizados por ORONA, Juan V., La Logia Militar que derrocó a Castillo, op. cit., 1966, presentado como “Tomo III” de su serie sobre las logias militares, en cuyos anexos incluye las “Noticias” o boletines del GOU, N.os 5, 6, 7, 8, 16, 17 y 18. POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945..., op. cit., pp. 266 y ss., aportó el testimonio de otros protagonistas (entre ellos, Julio A. Lagos, Eduardo Arias Duval y Enrique P. González) y, sobre esas bases y otros testimonios publicados, apareció el por mucho tiempo clásico de DÍAZ ARAUJO, Enrique, La conspiración del ’43. El GOU: una experiencia militarista en la Argentina, Buenos Aires, La Bastilla, 1971, que además aporta un paralelo con otra organización secreta militar latinoamericana, Razón de Patria (Radepa) de Bolivia. Treinta años después de la muerte del teniente coronel Juan Carlos Montes se dieron a conocer documentos que había conservado, al igual que los de “tres carpetas sobrevivientes del archivo original del GOU”, facilitadas por “una persona inclinada al anonimato”, en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., que sigue siendo la recopilación documental más extensa hasta ahora e incluye la colección completa de las “Noticias” o boletines del GOU. Más recientemente, GASIÓ, Guillermo, Los idealistas con entusiasmo. Una investigación sobre los miembros del GOU. Sus fojas de servicios en el Ejército Argentino, Buenos Aires, Teseo, 2012, y El Jefe del Estado Mayor de la Revolución..., op. cit., ha aportado información que ayuda a entender la formación del grupo y el desempeño de Perón en él.
21 GOU, “Bases - Plan de Unificación” cit., en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., pp. 25, 27 y 31 y ss.; ORONA, Juan V., La Logia Militar que derrocó a Castillo, op. cit., p. 45, nota 4. Entre otros, en el testimonio de Julio A. Lagos, en Archivo del Proyecto de Historia Oral del Instituto Torcuato Di Tella - Universidad Torcuato Di Tella, se indica, taxativamente, que las siglas correspondían a “Grupo de Oficiales Unidos”.
22 GOU, “Bases - Plan de Unificación” cit., en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., pp. 25-29. Los destacados en bastardillas corresponden al texto original.
23 Ibídem, pp. 25, 27, 29, 35-41.
24 “Noticia N.º 1”, en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., pp. 101-103.
25 GOU, “Bases - Plan de Unificación” cit., en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., pp. 29-30 (los destacados en bastardillas corresponden al texto original); ORONA, Juan V., La Logia Militar que derrocó a Castillo, op. cit., p. 45, nota 4.
26 GOU, “Bases - Plan de Unificación” cit., y “Reglamento Interno del G.O.U.” (dos versiones), en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., pp. 31, 64 y 75.
27 “Organización y funcionamiento del G.O.U.” (dos versiones), “Reglamento Interno del G.O.U.” (primera versión) y lista de miembros fundadores, en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., pp. 43, 61, 62-72 y 76.
28 “Reglamento Interno del G.O.U.” (segunda versión), en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., pp. 73-85.
29 GOU, “Bases - Plan de Unificación” cit., en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., p. 30.
30 Medallas en la colección del autor; CÁRCANO, Miguel Ángel, Victoria sin alas, Buenos Aires, Sudamericana, 1949, pp. 15 y 113-161; GASIÓ, Guillermo, Los idealistas con entusiasmo..., op. cit., pp. 35 y ss.; PAVÓN PEREYRA, Enrique, Yo Perón. La biografía. Edición definitiva, Buenos Aires, Sudamericana, 2018, pp. 113, 117, 119, 124-125; CLOPPET, Ignacio Martín, Perón íntimo. Historias desconocidas, Buenos Aires, Areté Grupo Editor, 2019, pp. 142-146, 156, 319-331; PIGNATELLI, Adrián, El espía Juan Domingo Perón. La operación de espionaje de Perón y Lonardi en Chile, Buenos Aires, Vergara, 2014, pp. 84 y ss.
31 GOU Sec. Enrolamiento, “Nómina del personal de enrolados que corresponde al miembro del G.O.U. N.º 6 como 1er. escalón”, en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., p. 91; Potash (ibídem, p. 24) indica que este documento estaba entre los papeles dejados por el teniente coronel Juan Carlos Montes. Además, véanse GONTRÁN DE GÜEMES, Así se gestó la dictadura, op. cit., pp. 21-22; DÍAZ ARAUJO, Enrique, La conspiración del ’43…, op. cit., pp. 35-36; PAVÓN PEREYRA, Enrique, Yo Perón..., op. cit., p. 136.
32 GOU, “Bases” cit., en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., p. 42. El mismo mecanismo, con pocos cambios de redacción, se encuentra establecido en la sección II (Funcionamiento del GOU) en las dos versiones del “Reglamento Interno” (Ibídem, pp. 68 y 79).
33 Véase la reconstrucción de los destinos de los miembros de GOU elaborada a partir de sus legajos de servicios, realizada por GASIÓ, Guillermo, Los idealistas con entusiasmo..., op. cit., pp. 35 y ss.; PAVÓN PEREYRA, Enrique, Vida íntima de Perón. La historia privada según su biógrafo personal, Buenos Aires, Planeta, 2011, pp. 59-60; LEZICA, Manuel de, Recuerdos de un nacionalista, Buenos Aires, Editorial Astral, 1968, p. 125; PIÑEIRO, Elena, La tradición nacionalista ante el peronismo. Itinerario de una esperanza a una desilusión, Buenos Aires, A-Z editora, 1997, p. 229.
34 Testimonio de Julio A. Lagos, en Archivo del Proyecto de Historia Oral del Instituto Torcuato Di Tella - Universidad Torcuato Di Tella, y GASIÓ, Guillermo, Los idealistas con entusiasmo..., op. cit., pp. 12-21.
35 La Prensa, 13 de febrero de 1946; La Nación, ediciones del 14 al 19 de febrero de 1946; ORONA, Juan V., La Logia Militar que derrocó a Castillo, op. cit., pp. 43-49; GONTRÁN DE GÜEMES, Así se gestó la dictadura, op. cit., pp. 21-22; DÍAZ ARAUJO, Enrique, La conspiración del ’43..., op. cit., pp. 33-36; GASIÓ, Guillermo, Los idealistas con entusiasmo..., op. cit., pp. 25-32; LUCERO, Franklin, El precio de la lealtad. Injusticias sin precedentes en la tradición argentina, Buenos Aires, Editorial Propulsión, 1958, pp. 15-19. Entre los pocos trabajos recientes que insisten en el supuesto “fascismo” o “nazismo” del GOU y sus miembros, puede verse MONTES DE OCA, Ignacio, El fascismo argentino. La matriz autoritaria del peronismo, Buenos Aires, Sudamericana, 2018, op. cit., pp. 81-95.
36 GOU, “La situación internacional argentina”, en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., pp. 191-197. El texto centra su preocupación en un posible conflicto regional sudamericano, a partir de la decisión del presidente boliviano Enrique Peñaranda de declarar la guerra al Eje; lo que permite, dicho sea de paso, fechar el documento a comienzos de mayo de 1943.
37 GOU, “Situación interna”, en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., pp. 198-209.
38 Un dato curioso es que en ese boletín del GOU, el autor nacionalista es incorrectamente mencionado como “Luis J. Torres”. Esto sugiere, o bien que el redactor de la “recomendación” no conocía al escritor y sus publicaciones, o bien que haya tenido un lapsus, por alguna asociación con el nombre del coronel Luis J. García, el ya para entonces difunto organizador de la Logia San Martín.
39 GOU, “Situación interna”, cit.; “[...] por la ‘Legión de Mayo’ para el movimiento político revolucionario”; Colaboración N.o 1, N.o 2 y N.o 3, “Discurso pronunciado por el capellán D. Roberto A. Wilkinson en la audición patriótica de Radio El Mundo el 9 de julio de 1943 a las 12.15 horas”, “Noticia N.º 5”, en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., pp. 202, 201-212; 213-247, 258-262 y 115, respectivamente; TORRES, José Luis, La década infame 1930-1940. Apuntes históricos para el estudio del presente político, Buenos Aires, Editorial Freeland, 1973, p. 74; GONTRÁN DE GÜEMES, Así se gestó la dictadura, op. cit., p. 41; DÍAZ ARAUJO, Enrique, La conspiración del ’43..., op. cit., pp. 56-62; ZANATTA, Loris, Del Estado liberal a la Nación católica. Iglesia y ejército en los orígenes del peronismo, 1930-1943, Quilmes, Universidad Nacional de Quilmes, 1996, pp. 224, 273, 355-357; ZANATTA, Loris, Perón y el mito de la nación católica. Iglesia y Ejército en los orígenes del peronismo, 1943-1946, Buenos Aires, Sudamericana, 1999, pp. 28-30; SILENZI DE STAGNI, Adolfo, “Una apuesta para frenar la corrupción”, entrevista en Desmemoria. Re-vista de Historia, Año 1, N.º 1, 1993, pp. 43-44; RECALDE, Aritz, “Alberto Baldrich, ideario de un nacionalista”, Buenos Aires, Centro de Estudios Hernández Arregui, febrero de 2018 [en línea]. Dirección URL: hernandezarregui.blogspot.com.ar [Consulta: 26.2.2018]; VERBITSKY, Horacio, Cristo vence. La Iglesia en la Argentina. Un siglo de la historia política (1884-1983). Tomo I. De Roca a Perón, Buenos Aires, Sudamericana, 2007, pp. 221-227; PIÑEIRO IÑÍGUEZ, Carlos, Perón - La construcción de un ideario, Buenos Aires, Ariel, 2013, pp. 107-116.
40 Véanse DÍAZ ARAUJO, Enrique, La conspiración del ’43..., op. cit., pp. 225-244; MAGGI, Ginna, Patria y traición. Confabulación Ibáñez-Perón, Buenos Aires, Ediciones Gure, 1957, pp. 29-30, y PIÑEIRO IÑÍGUEZ, Carlos, Perón - La construcción de un ideario, op. cit., pp. 376-396.
41 Testimonios de Julio A. Lagos, en Archivo del Proyecto de Historia Oral del Instituto Torcuato Di Tella - Universidad Torcuato Di Tella, de Domingo A. Mercante en LUNA, Félix, El 45. Crónica de un año decisivo, 17.ª edición, Buenos Aires, Sudamericana - Debolsillo, 2005, pp. 57-58 (nota 18 al “Prólogo hacia un año decisivo”); POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., p. 267; GONTRÁN DE GÜEMES, Así se gestó la dictadura, op. cit., p. 22; ORONA, Juan V., La Logia Militar que derrocó a Castillo, op. cit., p. 43; DÍAZ ARAUJO, Enrique, La conspiración del ’43..., op. cit., pp. 35-41.
42 PAVÓN PEREYRA, Enrique, Yo Perón…, op. cit., pp. 112-114; GOU, “Situación interna”, en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., p. 200.
43 CERNADAS, Juan Lucio, Estrategia nacional y política de Estado, Buenos Aires, El Ateneo, 1938, pp. 112-113; las itálicas son del original. Un análisis más desarrollado del pensamiento estratégico de Cernadas y su influencia en Perón, en PIÑEIRO IÑÍGUEZ, Carlos, Perón - La construcción de un ideario, op. cit., pp. 185-193.
44 PAVÓN PEREYRA, Enrique, Yo Perón…, op. cit., pp. 114-126; MARTÍNEZ, Tomás Eloy, Las memorias del General, Buenos Aires, Planeta, 1996, pp. 39-41; PIÑEIRO IÑÍGUEZ, Carlos, Perón - La construcción de un ideario, op. cit., 332-333.
45 Testimonios de Perón, en LUNA, Félix, El 45..., op. cit., pp. 59-61 (nota 19 al “Prólogo hacia un año decisivo”); MARANGHELLO, César, Eva Duarte, más allá de tanta pena, Buenos Aires, Eudeba, 2016, p. 602; PAVÓN PEREYRA, Enrique, Yo Perón…, op. cit., pp. 126-127; DÍAZ ARAUJO, Enrique, La conspiración del ’43…, op. cit., pp. 63-64; MARTÍNEZ, Tomás Eloy, Las memorias del General, op. cit., p. 42.
46 Testimonios de Perón, en LUNA, Félix, El 45..., op. cit., pp. 61-62 (nota 19 al “Prólogo hacia un año decisivo”); PAVÓN PEREYRA, Enrique, Yo Perón…, op. cit., pp. 133-136; MARTÍNEZ, Tomás Eloy, Las memorias del General, op. cit., pp. 42-43.
47 Medalla en la colección del autor; NEGRETE, Claudio R. e Iglesias, Juan Carlos, La profanación. El robo de las manos de Perón. El secreto mejor guardado de la Argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 2017, pp. 135-139 y 145.
48 LLAMBÍ, Benito, Medio siglo de política y diplomacia (Memorias), Buenos Aires, Corregidor, 1997, p. 52.
49 LEZICA, Manuel de, Recuerdos de un nacionalista, op. cit., pp. 130-131, citado por DÍAZ ARAUJO, Enrique, La conspiración del ’43…, op. cit., pp. 44-45; LLAMBÍ, Benito, Medio siglo de política y diplomacia…, op. cit., pp. 52-54.
50 POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945..., op. cit., pp. 266 y 273; testimonio de Domingo A. Mercante, en Primera Plana, semana del 24 al 30 de agosto de 1965; ROSA, José María, Historia Argentina. Orígenes de la Argentina contemporánea, Buenos Aires, Oriente, 1992, tomo 13: “La soberanía (1943-1946), pp. 11-12.
51 POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., pp. 269-270 y 273-274; ORONA, Juan V., La Logia Militar que derrocó a Castillo, op. cit., p. 51.
52 POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., p. 274, siguiendo los testimonios de Enrique P. González y Américo Ghioldi.
53 POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., pp. 275 y 279; DÍAZ ARAUJO, Enrique, La conspiración del ’43…, op. cit., pp. 185-186; ROUQUIÉ, Alain, Poder militar y sociedad política. II 1943-1973, op. cit., tomo II, p. 20.
54 La Nación, 1.º de junio de 1943; POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., pp. 274-276; DÍAZ ARAUJO, Enrique, La conspiración del ’43…, pp. 185-186; ROUQUIÉ, Alain, Poder militar y sociedad política. II 1943-1973, op. cit., tomo II, pp. 19-20; HOROWICZ, Alejandro, Los cuatro peronismos, Buenos Aires, Legasa, 1985, pp. 73-74.
55 POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., pp. 276 y 278; ROSA, José María, Historia Argentina..., op. cit., tomo 13, pp. 15-16.
56 DÍAZ ARAUJO, Enrique, La conspiración del ’43…, op. cit., pp. 188-189, 193-194; ORONA, Juan V., La Logia Militar que derrocó a Castillo, op. cit., pp. 51-52; POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., pp. 277-278.
57 ORNSTEIN, Leopoldo, “Entretelones de la Revolución del 4 de junio de 1943”, Desmemoria. Re-vista de Historia, Año 7, N.º 26, 2.º cuatrimestre de 2000, pp. 45-46; FRAGA, Rosendo, ¿Era inexorable la Revolución de 1943?, op. cit., pp. 13-16.
58 PERÓN, Juan Domingo, “El pronunciamiento del 4 de Junio” (21 de diciembre de 1945), op. cit., p. 93-94.
59 LAÍÑO, Félix H., De Yrigoyen a Alfonsín. Relato de un testigo del drama argentino, Buenos Aires, Plus Ultra, 1985, pp. 53-54; RUIZ MORENO, Isidoro J., La Marina revolucionaria (1874-1963), Buenos Aires, Planeta, 1998, pp. 145-148.
60 ROSA, José María, Historia Argentina..., op. cit., tomo 13, p. 24; RUIZ MORENO, Isidoro J., La Marina revolucionaria (1874-1963), op. cit., pp. 149-151.
61 La Nación, 4 de junio de 1943; ORNSTEIN, Leopoldo, “Entretelones de la Revolución del 4 de junio de 1943”, op. cit., pp. 47-49; LEZICA, Manuel de, Recuerdos de un nacionalista, op. cit., p. 135; DÍAZ ARAUJO, Enrique, La conspiración del ’43…, op. cit., pp. 189-191, 193-194; ORONA, Juan V., La Logia Militar que derrocó a Castillo, op. cit., pp. 52-54; POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., pp. 282-286; LLAMBÍ, Benito, Medio siglo de política y diplomacia…, op. cit., pp. 58-59.
62 “Al Pueblo de la República Argentina”, proclama de las Fuerzas Armadas de la Nación, 4 de junio de 1943, ejemplar conservado en la Biblioteca Nacional, reproducido en Desmemoria. Re-vista de Historia, Año 1, N.º 1, 1993, p. 4 y en GASIÓ, Guillermo, El Jefe del Estado Mayor de la Revolución..., op. cit., p. 92. Véanse también ORONA, Juan V., La Logia Militar que derrocó a Castillo, op. cit., p. 112; DÍAZ ARAUJO, Enrique, La conspiración del ’43…, op. cit., pp. 200-201.
63 La Nación, 5 y 6 de junio de 1943; La Prensa, 6 de junio de 1943; PLATER, Guillermo D., Una gran lección, La Plata, Editorial Almafuerte, 1956, p. 32; RUIZ MORENO, Isidoro J., La Marina revolucionaria (1874-1963), op. cit., pp. 152-155 y 160; ORNSTEIN, Leopoldo, “Entretelones de la Revolución del 4 de junio de 1943”, op. cit., pp. 49-50; DÍAZ ARAUJO, Enrique, La conspiración del ’43…, op. cit., pp. 195-201; ORONA, Juan V., La Logia Militar que derrocó a Castillo, op. cit., pp. 54-56; POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., pp. 282-286; LLAMBÍ, Benito, Medio siglo de política y diplomacia…, op. cit., pp. 58-59.
64 La Nación, 5 de junio de 1943; PAVÓN PEREYRA, Enrique, Yo Perón..., op. cit., p. 161; “Gral. Rawson. Discurso pronunciado en la Plaza de Mayo el 4 de junio de 1943”, en AUTORES VARIOS, Reportaje a la Argentina 1943-1955. Material sónico y gráfico facilitado por el Archivo General de la Nación, Buenos Aires, Producciones Alfredo Dupuy, RA-4355, 1968, disco 1, lado 1; GASIÓ, Guillermo, El Jefe del Estado Mayor de la Revolución..., op. cit., pp. 67-68. Entre los furcios de Rawson en el discurso se oyen “responsalidad” y una engorrosa frase en la que afirma que “los hombres a quienes toque actuar en el gobierno, precisamente ante la responsabilidad de las instituciones armadas, se han de empeñar para desempeñarse con eficiencia”.
65 La Nación, 5 y 7 de junio de 1943; ESCRIBANO, José Claudio, en “Observaciones y comentarios presentados por los señores académicos”, en FRAGA, Rosendo, ¿Era inexorable la Revolución de 1943?, op. cit., p. 29.
66 ROSA, José María, Historia Argentina..., op. cit., tomo 13, pp. 35-36.
67 La Nación, 7 y 8 de junio de 1943; La Prensa, 7, 8 y 9 de junio de 1943; ORONA, Juan V., La Logia Militar que derrocó a Castillo, op. cit., p. 57; DÍAZ ARAUJO, Enrique, La conspiración del ’43…, op. cit., pp. 203-205; GONTRÁN DE GÜEMES, Así se gestó la dictadura, op. cit., p. 37; LEZICA, Manuel de, Recuerdos de un nacionalista, op. cit., p. 125; POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., pp. 293 y 296-297; ORNSTEIN, Leopoldo, “Entretelones de la Revolución del 4 de junio de 1943”, op. cit., p. 52; FRAGA, Rosendo, ¿Era inexorable la Revolución de 1943?, op. cit., p. 19.
68 La Nación, 6 y 7 de junio y 5 de diciembre de 1943, y solicitada de Rawson publicada en dicho diario el 14 de febrero de 1946; GOU, “Noticia N.º 5”, en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., p. 113; PERÓN, Juan Domingo, “El pronunciamiento del 4 de Junio” (21 de diciembre de 1945), op. cit., p. 94; PAVÓN PEREYRA, Enrique, Yo Perón..., op. cit., pp. 161-162; RABINOVITZ, Bernardo, Sucedió en la Argentina (1943-1956). Lo que no se dijo, Buenos Aires, Ediciones Gure, 1956, pp. 17-18 y 20; POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., pp. 290 y 297-298, donde cita una carta de Rawson a Ernesto Sammartino, de diciembre de 1950; GASIÓ, Guillermo, El Jefe del Estado Mayor de la Revolución..., op. cit., pp. 117-118 y 120-123.
69 La Nación, 7 y 8 de mayo de 1943; GÓMEZ, Alejandro, “La revolución sin cabeza”, entrevista en Desmemoria. Re-vista de Historia, Año 1, N.º 1, 1983, p. 38; PERSELLO, Ana Virginia, Historia del Radicalismo, Buenos Aires, Edhasa, 2007, pp. 124-125.
70 La Prensa y La Nación, ediciones del 5, 6, 7, 13, 22 y 29 de junio de 1943; GOYHENESPE, Luis Damián, La concepción del Estado en el discurso político de Moisés Lebensohn (1938-1945), Rosario, CB Ediciones, 2013, pp. 57-62; FERRERO, Roberto, Sabattini y la decadencia del yrigoyenismo. Córdoba en 1920. Elecciones y policías bravas. Sabattini y el alvearismo. Intransigencia y neutralidad. Dramática alternativa del 45, Buenos Aires, Ediciones del Mar Dulce, 1981, pp. 139-140; TCACH, César, Amadeo Sabattini. La nación y la isla, Colección “Los nombres del poder”, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1999, pp. 45-46; GASIÓ, Guillermo, El Jefe del Estado Mayor de la Revolución..., op. cit., pp. 168-173. Llamativamente, las historias integrales del radicalismo omiten citar las declaraciones partidarias entre junio y diciembre de 1943, limitándose a mencionar el apoyo inicial y la “frustración” de esas esperanzas (véanse DEL MAZO, Gabriel, El Radicalismo. El Movimiento de Intransigencia y Renovación (1945-1957), Buenos Aires, Gure, 1957, pp. 32-34; PERSELLO, Ana Virginia, Historia del Radicalismo, op. cit., p. 135, y MONTEVERDE, Mario (dir.) y MOURE, Juan Manuel (coord.), Historia del radicalismo. Su acción - Sus hombres - Sus ideas, Buenos Aires, GAM Ediciones, 1983, pp. 426-428.
71 JAURETCHE, Arturo, Radicalismo y Nacionalismo, Buenos Aires, Publicaciones de FORJA, Colección Folletos N.º 1, 1943.
72 SCENNA, Miguel Ángel, F.O.R.J.A. Una aventura argentina (De Yrigoyen a Perón), Buenos Aires, La Bastilla, 1972, tomo 2, pp. 541-547; GÓMEZ, Alejandro, “La revolución sin cabeza”, op. cit., p. 39; ALESSANDRO, Darío, “Con una expectativa esperanzada”, entrevista en Desmemoria. Re-vista de Historia, Año 1, N.º 1, 1993, p. 46; POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., pp. 275-277; GASIÓ, Guillermo, El Jefe del Estado Mayor de la Revolución..., op. cit., pp. 119-120.
73 Testimonios de Guillermo Borda y Arturo Jauretche en LUNA, Félix, El 45..., op. cit., pp. 41 y 63-65.
74 JAURETCHE, Arturo, Los profetas del odio y la yapa (La colonización pedagógica), 6.ª edición, Buenos Aires, A. Peña Lillo, 1973, pp. 125-126; testimonio de Jauretche en LUNA, Félix, El 45..., op. cit., p. 63; DEVOTO, Fernando J., “Para una reflexión en torno al golpe del 4 de junio de 1943”, op. cit., p. 176.
75 TORRES, José Luis, La década infame..., op. cit., pp. 75-81, 82-83, 94-107 y 113-116; SÁNCHEZ SORONDO, Marcelo, La revolución que anunciamos, Buenos Aires, Ediciones Nueva Política, 1945, pp. 249-250 y 252-254; RUIZ GUIÑAZÚ, Alejandro, “Emancipación económica y revolución nacional”, Nueva Política, N.º 7, diciembre de 1940, y del mismo autor, La Argentina ante sí misma. Reflexiones sobre una revolución necesaria, Buenos Aires, Guillermo Kraft Ltda., 1942 e Imperativos de una soberanía. Explicación de la neutralidad argentina, 3.ª edición, Buenos Aires, Movimiento de la Renovación, 1943; BERNARDO, Héctor, “Experiencias corporativas”, Nueva Política, N.º 2, julio de 1940; “Sobre el régimen corporativo”, Nueva Política, N.º 3, agosto de 1940; “Esquema de una economía nacional”, Nueva Política, N.º 11, abril de 1941; “¿Intervención del Estado o régimen corporativo?”, Nueva Política, N.º 29, agosto de 1943, y El régimen corporativo y el mundo actual, Buenos Aires, Adsum, 1943; OTERO OLIVA, Teótimo, Esquema de un plan de política y economía nacionalista, Buenos Aires, Talleres Gráficos A. Cantiello, 1936, y Lo que todo argentino debe saber, Buenos Aires, s/e, 1942. Véase también PIÑEIRO IÑÍGUEZ, Carlos, Perón - La construcción de un ideario, op. cit., pp. 325-326 y 479-482.
76 Argentina Libre, 10 de junio de 1943; La Prensa, 7 y 11 de junio de 1943; REAL, Juan José, Treinta años de historia argentina (Acción política y experiencia histórica), 2.ª edición, Buenos Aires, Ediciones Crisol, 1976, pp. 78-79; BISSO, Andrés, Acción Argentina. Un antifascismo nacional en tiempos de guerra mundial, Buenos Aires, Prometeo, 2005, pp. 233-235; FONTICELLI, Marcelo, “La prensa comunista y el peronismo 1943-1949”, en PANELLA, Claudio y FONTICELLI, Marcelo, La prensa de izquierda y el peronismo (1943-1949). Socialistas y comunistas frente a Perón, La Plata, Editorial de la Universidad de la Plata, 2007, pp. 89-91; PASO, Leonardo, “Vino a interrumpir un proceso político”, entrevista en Desmemoria. Re-vista de Historia, Año 1, N.o 1, 1993, pp. 51-53, y en la misma publicación, intervención de GHIOLDI, Rodolfo, en “Debate sobre el 4 de junio de 1943” (versión taquigráfica de la mesa redonda organizada por el Instituto de Extensión Universitaria de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, 29 de agosto de 1958), ibídem, pp. 67-68.
77 La Vanguardia, 5, 7, 8, 10, 11, 13, 15 y 22 de junio de 1943; PANELLA, Claudio, “La prensa socialista y el peronismo, 1943-1949”, en PANELLA, Claudio y FONTICELLI, Marcelo, La prensa de izquierda y el peronismo (1943-1949)…, op. cit., pp. 23-24; DICKMANN, Enrique, Recuerdos de un militante socialista, Buenos Aires, La Vanguardia, 1949, pp. 323-324; RABINOVITZ, Bernardo, Sucedió en la Argentina (1943-1956). Lo que no se dijo, op. cit., p. 22.
78 La Nación y La Vanguardia, 8 de junio de 1943; REPÚBLICA ARGENTINA, Fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación con la relación de sus respectivas causas, Buenos Aires, Imprenta López, 1943, Tomo 196, Entrega primera, pp. 5-7; reproducido también en Desmemoria. Re-vista de Historia, Año 1, N.º 1, 1993, p. 37.
79 “Gral. Ramírez. Juramento a la presidencia”, en AUTORES VARIOS, Reportaje a la Argentina 1943-1955..., op. cit., disco 1, lado 1; La Nación, 8 de junio de 1943.
80 STORNI, Segundo R., Intereses argentinos en el mar, 2.ª edición, Buenos Aires, Armada Argentina, 2009, passim; ARAMBURU, Enrique, “Segundo Storni: custodio de los intereses marítimos argentinos”, Todo es Historia, N.º 593, diciembre de 2016, pp. 16-24; FONTANA, Pablo, La pugna antártica. El conflicto por el sexto continente. 1939-1959, Buenos Aires, Guazuvirá Ediciones, 2018, pp. 37-38; SILENZI DE STAGNI, Adolfo, “Una apuesta para frenar la corrupción”, entrevista en Desmemoria, op. cit., p. 43; TORRES, José Luis, La década infame…, op. cit., pp. 93 y 103-105.
81 POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., pp. 294-295 y 299-300; GASIÓ, Guillermo, El Jefe del Estado Mayor de la Revolución..., op. cit., pp. 42 y 129-131; DÍAZ ARAUJO, Enrique, La conspiración del ’43…, op. cit., pp. 208-209.
82 TORRES, José Luis, La década infame..., op. cit., pp. 93-110.
83 GONTRÁN DE GÜEMES, Así se gestó la dictadura, op. cit., p. 38.
84 Las memorias de sir David Kelly (The Ruling Few, or the Human Background to Diplomacy, Londres, Hollis & Carter, 1952) originalmente fueron traducidas al español de manera parcial y glosadas en CASCELLA, Armando, La traición de la oligarquía. Registrada en las memorias del ex embajador sir David Kelly, Buenos Aires, Ediciones “Mundo Peronista”, Serie Roja, 1953, p. 98.
85 La Prensa, 10, 19 y 21 de junio de 1943; POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., pp. 300-302; GASIÓ, Guillermo, Los idealistas con entusiasmo..., op. cit., pp. 39, 48, 75, 106, 112, 119, 126, 143, 150-151, 157, 210, 215 y 228; GASIÓ, Guillermo, El Jefe del Estado Mayor de la Revolución..., op. cit., pp. 310-312; LINDEMBOIM, Federico, “Ensayo general: la radio durante el gobierno militar de 1943”, en X Jornadas de Sociología de la Universidad Nacional de La Plata, La Plata, 2018 [en línea]. Dirección URL: jornadassociologia.fahce.unlp.edu.ar [Consulta: 23/9/2019].
86 La Prensa, 12 de noviembre de 1943 (citando a El Mercurio del 8 de noviembre de 1943); DÍAZ ARAUJO, Enrique, La conspiración del ’43…, op. cit., pp. 34 y 212-213; POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., pp. 305-307; ORNSTEIN, Leopoldo, “Entretelones de la Revolución del 4 de junio de 1943”, op. cit., pp. 52-62; GASIÓ, Guillermo, El Jefe del Estado Mayor de la Revolución..., op. cit., pp. 305-306 y 314-316; FRAGA, Rosendo, ¿Era inexorable la Revolución de 1943?, op. cit., pp. 19-21.
87 GOU, “Noticia N.º 6”, “Noticia N.º 7” y “Noticia N.º 8”, en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., pp. 116-128; ORONA, Juan V., La Logia Militar que derrocó a Castillo, op. cit., pp. 120-126.
88 POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., pp. 305-307, p. 308.
89 La Nación, 18 y 19 de julio de 1943; PLATER, Guillermo D., Una gran lección, op. cit., pp. 33-34; Ley 12.883, del 8 de noviembre de 1946, en Boletín Oficial, 7 de marzo de 1947; ARMADA ARGENTINA, “Infantería de Marina. Historia” [en línea]. Dirección URL: http://www.ara.mil.ar/pag.asp?idItem=248 [Consulta: 23.9.2019].
90 Despachos de Armour a Cordell Hull, 11 de junio de 1943 y 13 de julio de 1943; OSS, “Sumario de situación N.º 8. La revuelta argentina”, 26 de junio de 1943; Despacho de Cordell Hull a Armour, 18 de junio de 1943, todos en RAPOPORT, Mario, ¿Aliados o neutrales?..., op. cit., pp. 217, 219-220, 220-224 y 217-218, respectivamente; RUIZ MORENO, Isidoro J., La neutralidad argentina en la Segunda Guerra, op. cit., pp. 256-257; FRIEDMAN, Jack E., Los Malos Vecinos. Las relaciones entre Estados Unidos y la Argentina…, op. cit., pp. 115-117.
91 La Prensa, 12 de junio y 6 de julio de 1943; telegrama de la Embajada estadounidense del 15 de julio de 1943, citado por POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., pp. 313-316; despacho de Armour a Cordell Hull, 29 de julio de 1943, en RAPOPORT, Mario, ¿Aliados o neutrales?..., op. cit., pp. 224-225; RUIZ MORENO, Isidoro J., La neutralidad argentina en la Segunda Guerra, op. cit., pp. 258-260; RABINOVITZ, Bernardo, Sucedió en la Argentina (1943-1956). Lo que no se dijo, op. cit., pp. 26-27.
92 Carta de Storni a Cordell Hull, del 5 de agosto de 1943, reproducida en La Nación, 8 de setiembre de 1943; citada parcialmente también en RAPOPORT, Mario, ¿Aliados o neutrales?..., op. cit., pp. 98-99; LUNA, Félix, El 45..., op. cit., p. 24 y nota 10 en p. 56; POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., pp. 317-318; SANCHÍS MUÑOZ, José R., La Argentina y la Segunda Guerra Mundial, op. cit., pp. 229-230.
93 Carta de Cordell Hull a Storni, 30 de agosto de 1943, reproducida parcialmente en La Nación, 8 de setiembre de 1943; citada en RAPOPORT, Mario, ¿Aliados o neutrales?..., op. cit., pp. 225-227; SANCHÍS MUÑOZ, José R., La Argentina y la Segunda Guerra Mundial, op. cit., pp. 230-232.
94 La Nación y La Prensa, 8, 9, 10 y 11 de setiembre de 1943; GOU, “Acta de reunión del día 9-IX” [de 1943], en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., pp. 331-335; POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., pp. 318-319; ROUQUIÉ, Alain, Poder militar y sociedad política. II 1943-1973, op. cit., tomo II, pp. 34-35; ORONA, Juan V., La Logia Militar que derrocó a Castillo, op. cit., pp. 62-63; FRIEDMAN, Jack E., Los Malos Vecinos. Las relaciones entre Estados Unidos y la Argentina…, op. cit., pp. 119-120; SANCHÍS MUÑOZ, José R., La Argentina y la Segunda Guerra Mundial, op. cit., pp. 232-234.
95 Apuntes fechados “13 Set. jueves”; actas de sesión del GOU de fechas 16, 18 y 22 de setiembre de 1943; “Memorándum”, “Plan de Acción” y “Órdenes a impartir para el caso en que fracase la gestión”, todos en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., pp. 275-286; 338-350 y 301-306, respectivamente.
96 PLATER, Guillermo D., Una gran lección, op. cit., pp. 34-35; Documento sin título sobre las actividades del ministro de Marina, en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., pp. 266-271.
97 GOU, Actas de reunión del 3 y el 7 de octubre de 1943, y resolución adoptada en esta última sesión, en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., pp. 351-374.
98 GONTRÁN DE GÜEMES, Así se gestó la dictadura, op. cit., pp. 64-70; POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., pp. 309-311 y 321; DÍAZ ARAUJO, Enrique, La conspiración del ’43…, op. cit., pp. 215-218.
99 La Nación y La Prensa, 14, 15, 16, 21 y 22 de octubre de 1943; GOU, “Sección Noticias 16”, 2 de noviembre de 1943, en POTASH, Robert A. (compilación, introducción y comentarios), Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, op. cit., pp. 171-176; ROCK, David, La Argentina autoritaria. Los nacionalistas, su historia y su influencia en la vida pública, Buenos Aires, Ariel, 1993, pp. 118-120 y 147-148; KORN, Guillermo, Hijos del Pueblo. Intelectuales peronistas: de la Internacional a la Marcha, Buenos Aires, Las cuarenta, 2017, p. 72.
100 La Prensa, 11 de octubre de 1943.
101 La Nación, 6, 10, 11, 16, 19, 22, 26 y 27 de junio de 1943; Ahora, 22 de junio de 1943; GASIÓ, Guillermo, El Jefe del Estado Mayor de la Revolución..., op. cit., pp. 211-233; FERRERO, Roberto, Sabattini y la decadencia del yrigoyenismo…, op. cit., pp. 139-140; TCACH, César, Sabattinismo y peronismo. Partidos políticos en Córdoba. 1943-1955, Buenos Aires, Sudamericana, 1991, pp. 49-51; BUCHRUCKER, Cristián, Nacionalismo y peronismo. La Argentina en la crisis ideológica mundial (1927-1955), 2.ª edición, Buenos Aires, Sudamericana, 1999, p. 282.
102 La Nación, 19, 26 y 27 de junio, 7 y 8 de julio y 11 de octubre de 1943; RABINOVITZ, Bernardo, Sucedió en la Argentina (1943-1956). Lo que no se dijo, op. cit., p. 21; POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina. 1928-1945…, op. cit., p. 312.
103 La Vanguardia, 5 y 12 de junio de 1943; La Prensa, 12 de junio de 1943; CALIFA, Juan Sebastián, “La militancia estudiantil en la Universidad de Buenos Aires entre golpe y golpe, 1943-1955”, en BUCHBINDER, Pablo; CALIFA, Juan Sebastián, y MILLÁN, Mariano (compiladores), Apuntes sobre la formación del movimiento estudiantil argentino (1943-1973), Buenos Aires, Final Abierto, 2010, pp. 33-37; SANGUINETTI, Horacio, “La Universidad y el gobierno militar del ’43”, Desmemoria. Re-vista de Historia, Año 1, N.º 1, 1993, pp. 5-7, y “La Universidad en tiempos de Perón”, Todo es Historia, N.º 567, octubre de 2014, pp. 29-30; TCACH, César, “Peronismo y Reforma Universitaria: raíces de un desencuentro. Una mirada desde su cuna. Córdoba (1943-1955)”, PostData 24, N.o 1, abril-setiembre de 2019 [en línea]. Dirección URL: www.revistapostdata.com.ar [Consulta: 6.9.2019], pp. 180-183; PIÑEIRO, Elena, La tradición nacionalista ante el peronismo..., op. cit., pp. 243-245.
104 La Nación y La Prensa, 15, 16 y 17 de octubre de 1943; ORONA, Juan V., La Logia Militar que derrocó a Castillo, op. cit., pp. 63-64 y 115-117; RABINOVITZ, Bernardo, Sucedió en la Argentina (1943-1956). Lo que no se dijo, op. cit., pp. 32-33; SANCHÍS MUÑOZ, José R., La Argentina y la Segunda Guerra Mundial, op. cit., pp. 238-240. SANGUINETTI, Horacio, “La Universidad y el gobierno militar del ’43, op. cit., pp. 7-8.
105 La Prensa, 8, 10, 11, 18, 22 y 27 de junio, 6 y 7 de julio de 1943; La Nación, 9, 10 y 23 de junio y 6 de julio de 1943; La Vanguardia, 22 de junio de 1943; Ahora, 22 y 29 de junio de 1943; GASIÓ, Guillermo, El Jefe del Estado Mayor de la Revolución..., op. cit., pp. 267-274; DEL CAMPO, Hugo, Sindicalismo y peronismo…, op. cit., pp. 121-123.
106 La Nación, 14 y 21 de julio de 1943; TORRE, Juan Carlos, La vieja guardia sindical y Perón…, op. cit., pp. 77-79; MATSUSHITA, Hiroshi, Movimiento obrero argentino 1930-1945. Sus proyecciones en los orígenes del peronismo, Buenos Aires, Siglo Veinte, 1983, pp. 258-259.
107 La Nación, 24, 25 y 26 de agosto de 1943; MONZALVO, Luis, Testigo de la primera hora del peronismo. Memorias de un ferroviario, Buenos Aires, Pleamar, 1974, pp. 55-57; DEL CAMPO, Hugo, Sindicalismo y peronismo…, op. cit., pp. 124-125.
108 MONZALVO, Luis, Testigo de la primera hora del peronismo…, op. cit., pp. 57-63.
109 Testimonio de Domingo A. Mercante, en Primera Plana, semana del 24 al 30 de agosto de 1965, p. 44; MERCANTE, Domingo Alfredo (h.), Mercante: El corazón de Perón, Buenos Aires, De la Flor, 1995, pp. 45-47; DEL CAMPO, Hugo, Sindicalismo y peronismo…, op. cit., p. 127; TORRE, Juan Carlos, La vieja guardia sindical y Perón…, op. cit., pp. 82-83; BAILY, Samuel L., Movimiento obrero, nacionalismo y política en la Argentina, op. cit., pp. 84; RABINOVITZ, Bernardo, Sucedió en la Argentina (1943-1956). Lo que no se dijo, op. cit., p. 22.
110 PAVÓN PEREYRA, Enrique, Yo Perón…, op. cit., p. 163; MERCANTE, Domingo Alfredo (h.), Mercante: El corazón de Perón, op. cit., p. 45; MONZALVO, Luis, Testigo de la primera hora del peronismo…, op. cit., pp. 64-65.
111 MERCANTE, Domingo Alfredo (h.), Mercante: El corazón de Perón, op. cit., pp. 48-49; MONZALVO, Luis, Testigo de la primera hora del peronismo…, op. cit., pp. 65-79; DEL CAMPO, Hugo, Sindicalismo y peronismo…, op. cit., pp. 128-130.
112 La Nación, 28 y 30 de octubre de 1945; DEL CAMPO, Hugo, Sindicalismo y peronismo…, op. cit., pp. 130-131.
113 ROUQUIÉ, Alain, Poder militar y sociedad política. II 1943-1973, op. cit., tomo II, p. 39.