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2. TECNOLOGÍAS MÁS EMPLEADAS POR LOS MENORES EN LA ERA DIGITAL

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Si bien la era digital abarca un surtido tecnológico diverso, no todos los avances llegan a manos de los menores en su día a día y por ello no resulta lógico considerar todas las tecnologías en el estudio de los riesgos y ventajas que suponen para este sector de la población. Así pues, parece conveniente conocer los hábitos de los menores en el mundo digital. Teniendo en cuenta las estadísticas e informes disponibles, la mayor parte de los medios tecnológicos que emplean consisten en aparatos o programas que se usan con conexión a Internet, ya que el volumen de usuarios menores de edad conectados supera los mil millones en todo el mundo31. Ahora bien, actualmente los dispositivos conectados son numerosos y muy variados, incluyendo desde aspiradoras a sistemas de alarma e impresoras 3D, y así son también muy diversos los distintos contenidos a los que se tiene acceso a través de los exploradores de Internet, desde finanzas, compras, música a materiales ilegales, y nuevamente todos ellos no son igualmente empleados por menores de edad. Por tanto, es necesario tener en cuenta que los menores de edad difieren de los adultos no solo en los dispositivos tecnológicos que emplean sino también en el contenido al que acceden a través de ellos.

Respecto a los dispositivos conectados más comunes entre los menores de edad, sabemos que son los teléfonos móviles inteligentes, las tablets y ordenadores, las pulseras y relojes de actividad, las videoconsolas y los juguetes electrónicos. Son estos por tanto los aparatos sobre los que debe recaer especialmente nuestra atención a la hora de valorar riesgos y beneficios. Por otra parte, los tipos de contenido con los que más interactúan al utilizar estos dispositivos son32: las redes sociales, los proveedores de contenido (información estática o dinámica: música, vídeos), los proveedores de contenido en streaming (retransmisión en directo), los videojuegos de único y/o múltiple jugador, las aplicaciones de teléfonos móviles y los servicios de consulta sobre salud. Si se analizan en conjunto, estos contenidos suelen implicar cuatro aspectos: la interacción con cientos de personas (conocidas y desconocidas); la compartición de información y material de carácter personal (tales como nombre, edad, lugar de residencia, aficiones, fotografías o vídeos); la exposición a material audiovisual (deseado o no) y la posibilidad de crear una identidad que no se corresponde con la identidad verificada y asociarle contenido coherente (con fines lícitos, como un videojuego, o fines ilícitos, para lograr el engaño). En la vida analógica es difícil que los menores se expongan a situaciones donde se reúnan esas cuatro condiciones de forma simultánea, lo que nos debe hacer pensar si ese cuadriunvirato digital puede albergar riesgos o ventajas para ellos. Compárese para ello las diferencias entre la participación de un menor en un evento online donde se explica el lanzamiento y uso de un nuevo producto o la asistencia virtual a un concierto de música, con la participación en un evento donde se alienta a la interrupción de ingesta de alimentos o la recepción de cientos de comentarios negativos al respecto de una fotografía compartida. Si bien en los primeros casos las consecuencias para el menor parecen ventajosas, en los demás casos no lo son. Vamos por tanto a analizar los riesgos y beneficios de los menores en la era digital.

Dignidad y equidad amenazadas en la sociedad contemporánea

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