Читать книгу El aire de los libros - Cristóbal Serra - Страница 11

El Corán

Оглавление

Es inquietante leer conjuntamente el Antiguo Testamento y el Corán. Este modo de lectura da mucho juego a la imaginación y es un ejercicio saludable para el espíritu crítico. Se necesitaron muchos años hasta llegar al acervo bíblico completo. Veintitrés duró la revelación mahomética. ¡Son años!

Mahoma debió recibir enseñanzas por medio de sueños, visiones diurnas y voces. Una buena parte de las sutras coránicas son resultado directo del material «canalizado» a través de las susodichas experiencias.

Al Corán lo definió Mahoma como un libro de amonestaciones, y realmente eso es, pero estas se suceden a modo de recordatorio. Si los judíos fueron inmisericordes con sus profetas, él lo ha sido con los judíos. Con ellos se muestra implacable, en la forma de juzgarlos. No tiene más que palabras hirientes para quienes prestaron, con sus fábulas, los fundamentos de la fe coránica.

Mahoma niega de plano la muerte de Jesús en la cruz, con un argumento endeble: que no pudo darse tan indigna muerte en un «cuerpo fantástico». Inconmovible siempre ha sido esta negación del Islam, al que la Cruz del Crucificado le inspira una piadosa sonrisa, queriendo decir: qué ignorancia supina tenéis los que esta creencia abrigáis.

A Mahoma lo saca de quicio un Dios trino. Entiende que tamaña concepción es excederse, además de jugar con la felicidad eterna. Tanto es así que exclama: ¡No es provechosa tal creencia! Los que no creen en el fideísmo utilitarista musulmán mediten dicha exclamación.

El aire de los libros

Подняться наверх