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El tejido conectivo: Otro componente

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El segundo componente para la creación de los arcos de los pies es el tejido conectivo. Hay numerosas pequeñas bandas de ligamentos que unen estos 26 huesos. Tanto la parte superior como la inferior del pie tienen pequeñas bandas que crean pequeñas tiras que unen los huesos (y, por lo tanto, las articulaciones). Estos ligamentos crean la resiliencia, flexibilidad y tensión dinámica que permiten que el pie se expanda y se adapte. También forman parte de la estructura que hace que los huesos vuelvan a su posición «neutra». Este es un excelente ejemplo de tensegridad del cuerpo.


Figura 2.11: Aquí se pueden observar las pequeñas bandas parecidas a ligamentos que unen los huesos y que ayudan a mantener la forma del pie.

Estos pequeños ligamentos que unen los 26 huesos también pueden ser la causa de unos pies planos. Si se tiene predisposición genética al tejido conectivo laxo, a veces denominado hipermovilidad, estas pequeñas tiras no están todo lo tensas que deberían. Si las bandas ligamentosas son más flexibles, será más fácil que los huesos sucumban al peso y acabemos con pies planos.

En la superficie plantar del pie hay una serie de trozos de tejido conectivo realmente importantes. Es algo lógico si tenemos en cuenta que se trata de la superficie sobre la que andamos. La fuerza del peso que atraviesa los arcos longitudinales alarga el pie a cada paso. Estos tejidos añaden tensión adicional a la planta del pie para poder resistir la enorme extensión que se produce entre el talón y la base de los dedos. Estos tejidos y su tensión actúan como la cuerda de un arco y una flecha (el arco sería el arco del pie) y ayudan a mantener la distancia entre los extremos del pie. Esto hace que se levante el arco al aproximar ambos entremos. Los espolones calcáneos y las fascitis plantares se relacionan con estos tejidos.


Figura 2.12: La fascia plantar engrosa el tejido conectivo que cruza la almohadilla del pie.

En yoga, una de las formas más simples de activar los arcos es levantar los dedos de los pies. Esta acción está directamente relacionada con la fascia plantar, que sale del talón, pasa la almohadilla (articulación metatarsofalángica) y sigue hasta los extremos de los dedos de los pies (falanges). Con esta disposición, siempre que levantamos los dedos de los pies (hiperextensión), la tensión de la fascia plantar aumenta y se levantan los arcos del pie. Como resultado, el talón y la almohadilla del pie se aproximan. Es algo fácil de ver en tu propio pie.


Figura 2.13: Al levantar los dedos de los pies, cambia la tensión en la planta del pie y aumenta el arco.

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