Читать книгу El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos - Eliseo Vila - Страница 13

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SALMO 25

SALMO DEL SOLITARIO Y AFLIGIDO

Título y tema: “Salmo de David”. Este salmo retrata a David como en una miniatura realista: su santa confianza, la multitud de sus conflictos, su gran transgresión, su amargo arrepentimiento, su profunda aflicción; todo para que podamos ver el corazón del hombre “conforme al corazón de Dios”.1 Por la mención a los pecados de su juventud, y las penosas referencias a la astucia y crueldad de sus muchos enemigos, se trata sin duda de una composición tardía, escrita en sus postreros días; y no sería aventurado enmarcarlo dentro del período en que Absalón capitaneó contra él una gran rebelión.2 Ha sido calificado como el segundo de los siete Salmos Penitenciales. Es una característica distintiva de los santos verdaderos que sus aflicciones les recuerden sus pecados, y que su pena por el pecado los acerque más a su Dios.3

C. H. SPURGEON

Estructura: Los veintidós versículos de este salmo, en el texto original hebreo, comienzan cada uno con una de las veintidós letras del alfabeto siguiendo su orden. Es el primer ejemplo que encontramos en el salterio de un cántico inspirado en formato acróstico o alfabético.4 Es probable que el autor lo utilizara para facilitar su memorización; y el Espíritu Santo para mostrarnos que es absolutamente correcto utilizar en el canto cristiano todas las virtudes del estilo y el arte de la poesía. ¿Por qué no debería el ingenio humano ser santificado, utilizado en el más noble fin, y depositado sobre el altar de Dios? Dada la singularidad de la estructura del Salmo, no es fácil encontrar en él divisiones marcadas: hay importantes cambios de pensamiento, pero sin variar el tema. El estado de ánimo del autor presenta una doble vertiente: de la oración a la meditación; y siguiendo esta alternancia, podemos dividir los versículos de la siguiente manera: Versículos del 1-7: oración; versículos del 8-10: meditación; versículo 11: oración; versículos del 12-15: meditación; versículos del 16-22: oración.5

C. H. SPURGEON

Versión poética:

AD TE DOMINE LEVAVI ANIMAM MEAM

A ti, mi Dios, se eleva el alma mía,

a ti con ansia el corazón levanto,

porque en tu amor y tu bondad espero,

no permitas que quede avergonzado.

No se burlen de mí mis enemigos,

ni me puedan decir que espero en vano,

pues los que en ti confían sometidos

nunca pueden quedar abandonados.

Que queden confundidos los rebeldes,

que queden sin recurso los malvados,

que cometan inútiles delitos,

es justo; pero no los que te amaron.

Muéstrame tus caminos siempre rectos,

enséñame tus reglas y mandatos,

instrúyeme en tu ley, y que ella sola

mueva mi voluntad, rija mis pasos.

Tú eres el solo, que salvarme puede

de los riesgos continuos en que ando,

y tú me salvarás, porque tú eres

el Salvador, de quien mi bien aguardo.

Acuérdate, Señor, de las antiguas

misericordias de tu dulce mano,

de esas misericordias infinitas,

que en todos tiempos has ejercitado.

Olvida los errores, los delitos

de mi joven edad y pocos años,

y no te acuerdes de las ignorancias,

con que mis ojos se han tupido tanto.

Recuerda solo tus misericordias,

y tu carácter compasivo y santo,

perdóname Señor, porque eres bueno,

perdóname mi Dios, porque eres blando.

El Señor sabe unir con sus justicias

a sus misericordias, enseñando

al inicuo los medios, con que pueda

evitar sus castigos, y aplacarlo.

Dichosa el alma dócil, que obediente

a los preceptos que le dan sus labios,

también oye su voz en los impulsos

que le da porque vuelva a su rebaño.

Las vías del Señor, para el que quiere

observar con ardor su estrecho pacto,

son la verdad y la misericordia,

estos son los caminos de ser santos.

Tú, Señor, por la gloria de tu nombre

perdonarás piadoso mis pecados,

que por ser tan enormes son idóneos,

para que puedas tu bondad mostrarnos.

¿Quién es el hombre justo y temeroso,

que la ley del Señor está estudiando,

para observarla fiel, y exacto cumple

con las obligaciones de su estado?

¡Alma feliz! Pues gozará tranquila

de dulce calma, de reposo blando,

y después a heredar vendrán sus hijos

los muchos bienes que el Señor le ha dado.

El Señor es el polo o es la estrella

que guía a los que temen disgustarlo,

y el fundamento de sus esperanzas

consiste en las promesas de su pacto.

Y por eso mis ojos cuidadosos

siempre estarán en el Señor clavados,

él sabrá libertarme de las redes,

que me tienden mis pérfidos contrarios.

Vuélveme pues los tuyos compasivos,

vuelve hacia mí tus ojos adorados,

y con lástima mira a este infelice,

que es un pobre, y está desamparado.

Las angustias que el pecho me acongojan,

me oprimen y atormentan sin descanso,

y cada día más se multiplican;

sácame ya de tan cruel quebranto.

Mira mi abatimiento y mis dolores,

mira el mal que me han hecho mis pecados,

perdónalos, Señor, en tu misericordia

y no vuelvas jamás a recordarlos.

Mira esa muchedumbre de enemigos,

que con odio feroz y encarnizado,

tenaces me persiguen, sin que aflojen

un ligero momento, un breve rato.

Defiéndeme, Señor, guarda mi vida,

líbrame de estos pérfidos tiranos.

¡Ah mi Dios! no confundas al que pudo

en tu sola bondad esperar tanto.

Los inocentes justos corazones,

viendo que mi esperanza me ha salvado,

afirmarán la suya, y todos juntos

cantaremos tu nombre soberano.

Líbrame, pues, Señor, y también libra

a tu pueblo infeliz, aunque es ingrato,

de las calamidades que le afligen,

que al fin es pueblo tuyo, y pueblo amado.

DEL “SALTERIO POÉTICO ESPAÑOL”, SIGLO XVIII

Salmo completo: Es el primero de los siete salmos acrósticos o alfabéticos, los otros son el 34, 37, 111, 112, 119, y el 145.6 Todos ellos son hermosas muestras de poesía acróstica, estilo que al parecer fue popular entre los antiguos judíos, y al que se sumaban otras las formas de composición originales, como atestiguan numerosos ejemplos en diversas obras. Contamos con muchos ejemplos de poemas en los que las letras iniciales de cada estrofa forman un nombre propio, o algún sentimiento en particular. Y en la “Bibliotheca Rabbinica” de Bartolocci,7 Vol. 2, pag. 260, tenemos diversos ejemplos de ello.

GEORGE PHILLIPS [1804-1892]

“The Psalms in Hebrew with a Critical, Exegetical and Philological Commentary”, 1846

Salmo completo: Este es el primer salmo de estructura totalmente alfabética (…) La única lección que el uso de la forma alfabética de composición puede enseñarnos es la siguiente: que el Espíritu Santo está dispuesto a volcar sus palabras en los moldes de la mente y el discurso humano sin limitaciones; cualquier ingenio que el ser humano pueda exhibir en sus esfuerzos intelectuales, debe consagrarlo a su Señor, convirtiéndole en el “Alfa y Omega” de todas sus búsquedas.8

ANDREW ALEXANDER BONAR [1810-1892]

“Christ and His Church in the Book of Psalms”, 1859

Salmo completo: La gracia salvadora es un secreto que nadie conoce fuera de los elegidos; y aún los elegidos no alcanzan a conocerlo sin una iluminación especial. Necesitan:

1 Contemplación especial: “Muéstrame, oh Jehová”, implora el salmista (25:4a).

2 Enseñanza especial: Solo contemplar no es suficiente, es preciso aprender: “Enséñame” (25:4b).

3 Inculcación especial. La enseñanza debe ser inculcada, grabada en la mente en todas sus peculiaridades: “Enséñame tus sendas” (25:4).

4 Dirección especial. Y debe ir acompañada de una especial tutela: “Guíame en tu verdad” (25:5).

5 Inducción especial. Esa guía tiene que ser inductiva: “Encamíname en tu verdad” (25:6).

6 Elección especial. Y finalmente, ha de ser escogida, tiene que haber un determinante de la voluntad: “Él le instruirá en el camino que debe escoger” (25:12).

¿Y qué camino secreto es este? No el de la gracia común, pues esta no es el secreto de los elegidos, sino el de la gracia especial y peculiar:

1 La gracia especial de la oración: “A ti, oh Señor, elevo mi alma” (25:1).

2 La gracia especial de la fe: “Dios mío, en ti confío” (25:2).

3 La gracia especial del arrepentimiento: “No te acuerdes de los pecados de mi juventud” (25:7).

4 La gracia especial de la esperanza: “Porque en ti he esperado” (25:21).

5 La gracia especial de vivir con la mirada puesta en el Señor y con total dependencia de él: “Mis ojos están siempre vueltos hacia Jehová” (25:15). Que es la raíz de todo favor especial y misericordia eterna por parte de Dios: “Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias, que son perpetuas” (25:6); incluida la misericordia especial otorgada al propio salmista: “Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande” (25:11).

WILLIAM FENNER [1600-1640]

“Hidden Manna”, 1626

Salmo completo: En los cuatro salmos correlativos que van del Salmo 22 al Salmo 25, encontramos el reflejo del alma de David presentada en sus cuatro distintas posturas: tendido, de pie, sentado y de rodillas.

En el Salmo 22 le vemos tendido, postrado sobre su rostro y gimiendo en el suelo, casi en estado de desesperación; describiendo a través de su propia experiencia la historia de Cristo envuelta en misterio: “Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”.9

En el Salmo 23 le encontramos de pie, disfrutando del pleno favor de Dios a pesar del antagonismo de sus enemigos; erguido y triunfante sobre toda oposición: “El Señor es mi pastor, nada me faltará”.10

En el Salmo 24 está sentado, como un doctor en su cátedra o profesor en su estrado, impartiendo una conferencia sobre la divinidad y describiendo el carácter del hombre “que ascenderá el monte santo”,11 sobre cómo realizar ese ascenso y participar después en su felicidad.

Y en este Salmo 25 le hallamos de rodillas, elevando su voz y clamando al Dios todopoderoso apoyado en los dos goznes fundamentales sobre los que gira todo el contenido del salmo: un lamento humilde exponiendo su desgracia, y una súplica ferviente implorando misericordia: “Las angustias de mi corazón se han aumentado (…) sácame de mis congojas” (25:17).12

THOMAS FULLER [1608-1661]

“A collection of sermons, together with Notes upon Jonah”, 1656

Vers. 1. A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. [A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. RVR] [A ti, oh Señor, elevo mi alma. LBLA] [A Ti, oh YHVH, elevo mi alma. BTX] [A ti, Señor, elevo mi alma. NVI] [A ti me dirijo, Señor. BLP] [Oh Señor, te entrego mi vida. NTV]

A Ti, oh Jehová. Ved cómo el alma santa vuela a su Dios como una paloma a su cobijo. Cuando se desatan vientos de tempestad, los creyentes, cual navíos del Señor, se dirigen al puerto de refugio. ¡Qué misericordia la del Señor al condescender a escuchar nuestro clamor en tiempo de tribulación, a pesar de habernos casi olvidado de él en nuestras horas de supuesta prosperidad!

Levantaré mi alma.13 Si no levantamos el alma en santa devoción, levantar las manos y los ojos es una burla. La verdadera oración puede describirse como el alma que se eleva de la tierra para entablar comunión con el cielo; ascendiendo por la escalera de Jacob,14 dejando al pie todos sus temores y preocupaciones, para reunirse en la cima con el Dios del pacto. Sin embargo, a menudo el alma es incapaz de levantarse; ha perdido sus alas, se siente pesada, atada a la tierra; más semejante a un topo que hurga que a un águila que levanta el vuelo. Es en tales situaciones opacas cuando menos hemos de renunciar a la oración, al contrario, debemos poner en práctica con la ayuda de Dios todas nuestras habilidades para elevar nuestros corazones. Pues si dejamos que la fe haga de palanca y la gracia actúe de punto de apoyo, el peso muerto de la duda se moverá. 15 ¡Y qué alivio tan grande sentimos entonces! Ya que por nosotros mismos, y a pesar de nuestros mayores esfuerzos, no logramos desplazarlo un solo milímetro y nos declaramos derrotados; hasta que finalmente la piedra celestial imanada del amor divino despliega su atracción omnipotente, y entonces, nuestros corazones remontan libremente hacia nuestro Amado cual las llamas se elevan en medio el fuego.

C. H. SPURGEON

A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. Levantar el corazón presupone un abatimiento previo del alma. El alma se ve oprimida por el pecado y las cuitas de este mundo, que, como los plomos a la red, hacen que se hunda; y no puede volver a la superficie hasta que Dios le proporciona oraciones espirituales, como corchos a la red. Oraciones que proceden de la fe, como la llama procede del fuego, que nos libran de las cuitas terrenales y de lo que nos aplasta, y que evidencian por qué los mundanos son incapaces de orar, como el topo no puede volar. Pero los cristianos son como águilas: se remontan hacia el cielo. Viendo, pues, que el corazón del hombre está por naturaleza apegado a la tierra, cual piedra al suelo, y que por sí mismo es incapaz de levantarse de ella hasta que Dios la levanta con su poder, su Palabra, y sus obreros;16 nuestra petición principal al Señor ha de ser que se complazca en atraernos, y que podamos levantarnos hacia él; que se digne a exaltarnos y elevar nuestros corazones al cielo, para que no sigamos tendidos chapoteando en el charco de esta tierra.17

ARCHIBALD SYMSON [1564-1628]

“A Sacred Septenarie or A godly and fruitful exposition on the seven Psalmes of repentance. A Godly and Fruitful Exposition on the Twenty-fifth Psalme, the second of the Penitentials”, 1623

A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. La persona piadosa ora igual que un albañil edifica. Primero excava los fundamentos, y como no puede terminarlos regresa al día siguiente y encuentra que el trabajo realizado el día anterior está firme; por lo que añade un día más de trabajo excavando y rellenando; y al tercer día, encontrando firme el trabajo de los dos primeros días; sigue adelante y levanta las paredes, y así sucesivamente hasta que todo el edificio está terminado.18 De modo similar, la oración es la edificación del alma, que debe irse levantando hasta llegar al cielo; por tanto, un corazón piadoso ora y sigue orando, elevándose cada vez más en la oración, hasta que finalmente sus oraciones llegan a Dios.

WILLIAM FENNER [1600-1640]

“A discourse of the nature of Prevalent Prayer”, 1649

A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. A ti, y solo a ti; apoyándome en la plenitud de tus méritos, en las riquezas de tu gracia; en los abrazos de amor y el consuelo de tu Espíritu; a ti: para que tus espinas puedan ser mi corona, tu sangre mi bálsamo, tu maldición mi bendición, tu muerte mi vida, tu cruz mi triunfo. Pues estando mi “vida escondida con Cristo en Dios”19 ¿dónde debe estar mi alma, sino donde está mi vida? Y, por tanto: “A ti, oh Señor, levantaré mi alma” (...) Oh Señor, haz que tu buen nombre sea en mí; reprende a Satanás y restringe en mí todos los apetitos carnales y terrenos; que el Maligno no se atreva de nuevo a susurrarme tentaciones ni a distraer mis pensamientos, mientras permanezca en comunión contigo en oración según tu santa ordenanza. Gobiérname como Señor soberano por medio de tu gracia, dirígeme a través de tu Espíritu, defiéndeme con tu fortaleza, y coróname con tu salvación. Porque tú eres, Señor, el protector de cielos y tierra, “abres tu mano, y colmas de bendición a todo ser viviente”.20 Abre pues ahora tu mano, tu seno, tu generosidad, tu amor, y satisface los deseos de mi alma menesterosa, que “a ti, oh Jehová, levanto”.

ROBERT MOSSOM [1617-1679]

“The Preacher’s Tripartie, in Three Books. The First, to raise Devotion in Divine Meditations upon Psalm XXV.”, 1657

A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. Cipriano21 afirma que en la iglesia primitiva los ministros preparaban las mentes de los creyentes antes de la oración pidiéndoles que levantaran sus corazones.22 Sursum corda, “levantad vuestros corazones”. Los antiguos judíos solían escribir en las paredes de las sinagogas las siguientes palabras: “Tephillah belo cavannah ceguph belo neshamah”, “Una oración sin la intencionalidad del afecto es como un cuerpo sin alma”; y con todo, su piedad seguía siendo algo frío y externo, como dijo alguien: «una cabeza sin cerebro, y un cuerpo sin alma», lo que llevó al profeta a exclamar: “este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí”.23 El hombre carnal es incapaz de levantar su corazón en oración, lo mismo que un topo no puede volar. Por ello David encuentra la tarea tan difícil, pues aún el mejor de los corazones es pesado, y tira hacia abajo, como el contrapeso de un reloj o el plomo de una red. Por tanto, “despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia”24 y oremos al Señor para que nos levante y nos atraiga hacia él, como el imán al hierro.

JOHN TRAPP [1601-1669]

“A commentary or exposition upon the books of Ezra, Nehemiah, Esther, Job and Psalms”, 1657

A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. Tras la apelación sublime del salmo anterior a las puertas del cielo a levantar sus cabezas para recibir a Cristo, el Señor de los ejércitos y Rey de la gloria, ascendiendo al cielo en poder y majestad,25 esta oración es una consecuencia natural. Como bien lo expresa la liturgia de Colecta26 para el día de la Ascensión: «Concédenos, oh Señor, al expresar nuestra fe afirmando que tu Hijo unigénito, nuestro Señor Jesucristo, ascendió a los cielos, que nuestros corazones y mentes asciendan también a tu presencia»;27 y para el domingo después de la Ascensión: «Oh Dios, que has exaltado a tu Hijo unigénito con gran triunfo a tu reino en los cielos, envía tu Santo Espíritu para consolarnos, y levántanos hacia ese mismo lugar donde nuestro Salvador Jesucristo ha sido exaltado».

CRISTOPHER WORDSWORTH [1807-1885]

“Commentary on the Whole Bible”, 1856

Levantaré mi alma. Aludiendo con ello a los sacrificios que para que ascendieran solían ser levantados.28 Por eso de las oraciones no contestadas, no aceptadas, se dice que no ascienden.29 Siempre que en el Antiguo Testamento nos encontramos con expresiones semejantes sobre la oración, debemos entenderlas como alusiones a los sacrificios, puesto que los sacrificios eran levantados y ascendían.30

JOSEPH CARYL [1602-1673]

“An Exposition with Practical Observations upon Chapters 1-3 of the Book of Job”, 1651

Mi alma. Pero ¿cómo puedo llamarla mía, si te pertenece a ti? Es tuya porque la compraste por precio;31 tuya porque la adquiriste con tu sangre.32 ¿No es tu esposa, a la que te juntaste por el Espíritu a través de la fe?33 ¿No es este el santo sacramento del banquete de bodas?34 En tal caso, no hay duda, Jesús mío, que antes me hallaba completamente perdido en mí mismo, hasta que finalmente tú me encontraste, y yo me encontré a mí mismo en ti. Por tanto, es ahora, y no hasta ahora, cuando mi alma es verdaderamente mía, mía en tanto que completamente tuya; y por ello puedo exclamar con confianza: “Levanto mi alma a ti”.

ROBERT MOSSOM [1617-1679]

“The Preacher’s Tripartie, in Three Books. The First, to raise Devotion in Divine Meditations upon Psalm XXV.”, 1657

Vers. 2. Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos. [Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos. RVR] [Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, que no se regocijen sobre mí mis enemigos. LBLA] [¡Oh Elohim, en Ti confío! No sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos. BTX] [Mi Dios, en ti confío; no permitas que sea yo humillado, no dejes que mis enemigos se burlen de mí. NVI] [Dios mío, en ti confío, no me defraudes, que mis enemigos no se burlen de mí. BLP] [¡Confío en ti, mi Dios! No permitas que me avergüencen, ni dejes que mis enemigos se regodeen en mi derrota. NTV]

Dios mío. Un apelativo más directo y entrañable que el nombre de Jehová utilizado en la primera frase. Ya el dulce cantor de Israel ha subido la escalera aproximándose a su Ayudador celestial, y extiende la mano con audacia para agarrarlo como algo suyo, llamándole: “Dios mío”. ¡Oh la música más que celestial de esta expresión: “Dios mío”! Es preciso señalar como el salmista expresa los sentimientos de gracia con los que Dios lo había favorecido; no cae en una falsa y odiosa modestia, todo lo contrario: su alma arde en deseos de buscar al Señor, y le da vía libre; considerando que tiene un interés legítimo en Jehová, lo declara; y consciente de que tiene una confianza absoluta en su Dios, la profesa:

Dios mío, en ti confío. La fe es el cable que amarra nuestro bote a la orilla, y al tirar de él nos acerca a la tierra; la fe nos une a Dios y nos aproxima a él. Si el ancla de la fe se mantiene firme, no hay motivos de temor aún en la peor tempestad; y si falla, no nos queda esperanza.35 Procuremos que nuestra fe se mantenga sana y fuerte, pues de otro modo la oración no prevalece ante Dios. ¡Ay del guerrero que arroja su escudo! ¿Qué defensa le queda al que no encuentra defensa en su Dios?36

No sea yo avergonzado. Que mis esperanzas frustradas no me lleven a sentir vergüenza de mis anteriores testimonios sobre tu fidelidad. Y había muchos aguardando que esto sucediera. Aun el mejor de los hombres tiene enemigos, y debe orar pidiendo protección para que no logren sus perversos designios.

No se alegren de mí mis enemigos.37 Que no tenga que soportar a bocas perversas regocijándose de mis congojas blasfemando con la pregunta: “¿Dónde está tu Dios?”.38 Los creyentes sienten un celo especial por el honor de Dios, y no puedan soportar que los incrédulos se burlen de ellos debido al fracaso de sus expectativas en el Dios de su salvación. Todas las demás confianzas terminarán en decepción y vergüenza eterna, pero nuestra confianza en Dios jamás resultará frustrada.

C. H. SPURGEON

Vers. 2-3. Después de haber orado diciendo: “Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado”, como si hubiera reflexionado y tomado conciencia de que su plegaria era restrictiva, limitada y mezquina, en el versículo siguiente, ensancha sus límites construyendo un marco más amplio: “Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido”. Del “yo” personal al “cuantos esperan”. En el ejercicio de la piedad, en nuestras oraciones, el amor cristiano debe tener rehoboth,39 espacio suficiente para expandirse y abrirse a otros. Nuestras peticiones no deben estar confinadas a nuestro beneficio privado, han de abarcar el beneficio de todos los siervos de Dios en general, cualesquiera que sean.

THOMAS FULLER [1608-1661]

“The Cause and Cure of a Wounded Conscience”, 1647

Vers. 3. Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; serán avergonzados los que se rebelan sin causa. [Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; serán avergonzados los que se rebelan sin causa. RVR] [Ciertamente ninguno de los que esperan en ti será avergonzado; sean avergonzados los que sin causa se rebelan. LBLA] [Ciertamente ninguno de los que confían en Ti será defraudado. Serán avergonzados los que se rebelan sin causa. BTX] [Quien en ti pone su esperanza jamás será avergonzado; pero quedarán en vergüenza los que traicionan sin razón. NVI] [Quien en ti espera no quedará defraudado; pero sí quedará confundido el que es infiel sin motivo. BLP] [Nadie que confíe en ti será jamás avergonzado, pero la deshonra les llega a los que tratan de engañar a otros. NTV]

Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será avergonzado.40 El sufrimiento ensancha el corazón, al crear capacidad y poder para simpatizar. Si oramos por nosotros mismos con ansiedad, no podremos dejar por mucho tiempo en el olvido a nuestros compañeros de sufrimiento. Nadie puede compadecerse mejor de un pobre como aquel que ha sido pobre o sigue siéndolo; nadie trata con mayor ternura al enfermo que quien tiene la salud delicada. Si las penas ocasionales nos preservan de la dureza crónica del corazón, hemos de sentirnos agradecidos por ellas; pues de todas las aflicciones, la peor es un corazón cruel: es una plaga para el que lo tiene y un tormento para los que le rodean. La oración, cuando es dirigida por el Espíritu Santo, nunca es egoísta; el creyente no demanda privilegios para sí mismo, antes bien está siempre dispuesto a compartir con otros las misericordias divinas. La oración puede ser vista como una promesa, pues nuestro Padre Celestial jamás se mostrará cruel o falso para con sus hijos que confían en él: Para siempre se acordará de su pacto.41

Sean avergonzados los que se rebelan sin causa.42 David no había provocado a sus enemigos; su odio era totalmente inmerecido. Los pecadores no tienen razón justificable o excusa válida para transgredir; con sus pecados no benefician a nadie, ni tan siquiera a ellos mismos; la ley contra la cual faltan no es dura ni injusta; Dios no es un gobernante tiránico, la providencia no es esclavitud: los hombres pecan porque quieren pecar, no porque sea provechoso o razonable hacerlo. Por tanto, la vergüenza es su recompensa adecuada. Y más les vale sonrojarse ahora con vergüenza penitencial, pues de otro modo, no podrán escapar al desprecio perdurable y la vergüenza amarga que es la porción de los necios en el mundo venidero.

C. H. SPURGEON

Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será avergonzado. A saber, ni en razón de sus propios fracasos, ni por causa del mío. Pues si David fracasaba en sus esperanzas, era consciente de que sería causa de gran desaliento en los demás.

ARTHUR JACKSON [1593-1666]

“Annotations upon the five books immediately following the historical part of the Old Testament (commonly called the five doctrinal or poetical books) Iob, the Psalms, the Proverbs, Ecclesiastes, and the Song of Solomon”, 1658

Sean avergonzados los que se rebelan sin causa. Todos los que transgreden lo hacen, en cierto sentido, sin causa, ya que no pueden excusar ni justificar su conducta. Dios es tan benévolo y excelente en todos los aspectos de su gran nombre,43 que merece nuestro respeto y amor constantes. Su ley es tan santa, justa y buena; y todos sus preceptos sobre todas las cosas tan justamente calculados para buscar nuestro bien, que la boca del rebelde debe enmudecer. De ahí que todos quedaríamos cubiertos de vergüenza si se nos tratara como merecemos, pues todos hemos pecado.44 Pero Dios ha prometido ser misericordioso con los que se arrepienten de veras y creen sinceramente su santo Evangelio,45 la vergüenza será porción de aquellos que voluntariamente persisten en su maldad, y se niegan a volver a Dios por medio de Jesucristo. Estas son, pues, las personas a las que el salmista describe como rebeldes sin causa, y, con razón, pues no tienen excusa para su pecado.

WILLIAM RICHARDSON

1825

Sean avergonzados los que se rebelan sin causa. Que la vergüenza caiga implacable sobre los que la merecen, incluidos los que obran con deslealtad, sin provocación por mi parte. Y así fue; porque Ahitófel se ahorcó él mismo;46 Absalón quedó colgado por la mano de Dios y Joab le dio muerte;47 y todos los que conspiraron contra David perecieron, en parte por la espada, y en parte huyeron, avergonzados de su empresa. ¡Oh el poder de la oración! ¿Qué hay que no consigan los santos si lo piden?

JOHN TRAPP [1601-1669]

“A commentary or exposition upon the books of Ezra, Nehemiah, Esther, Job and Psalms”, 1657

Vers. 4. Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. [Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. RVR] [Señor, muéstrame tus caminos, y enséñame tus sendas. LBLA] [Muéstrame, oh YHVH, tus caminos, enséñame tus sendas. BTX] [Señor, hazme conocer tus caminos; muéstrame tus sendas. NVI] [Señor, muéstrame tus caminos, enséñame tus sendas. BLP] [Muéstrame la senda correcta, oh Señor; señálame el camino que debo seguir. NTV]

Muéstrame, oh Jehová, tus caminos.48 La naturaleza no santificada demanda seguir su propio camino, pero el espíritu lleno de gracia clama: “no se haga mi voluntad, sino la tuya”.49 No siempre podemos discernir el camino del deber, y en tales circunstancias es de sabios apelar al Señor para que nos lo muestre. Con frecuencia, el trato que nos da Dios es misterioso; entonces podemos pedirle que haga él mismo de intérprete, y con el tiempo nos esclarecerá todas las cosas. Los formatos de dirección divina, ya sean por vía moral, providencial o mentales, son dones preciosos de un Dios clemente a un pueblo deseoso de aprender.

La segunda petición, “enséñame tus sendas”, parece ir más allá de la primera. Puede ilustrarse con el ejemplo de un niño pequeño que dice a su padre: «Padre, primero dime cuál es el camino; y luego enseña a mis pequeños y temblorosos pies la manera de caminar por él». ¡Qué criaturas tan débiles y dependientes somos! ¡Con cuánta frecuencia deberíamos clamar al Fuerte50 para implorarle fuerza!

C. H. SPURGEON

Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Hay caminos de los hombres, y “caminos” de Dios; sendas de pecado, y “sendas” de justicia; “sus caminos”, y mis caminos. Los suyos son caminos de verdad, los míos de error; los suyos son buenos ante sus ojos, los míos buenos ante mis ojos; los suyos llevan al cielo, los míos al infierno. Por tanto, oh Señor: “Muéstrame tus caminos, enséñame tus sendas”, para que no confunda mis caminos con los tuyos; sí, guíame en la verdad, y enséñame, para que no me desvíe de tus caminos y entre en los míos; “muéstrame tus caminos” mediante el ministerio de tu Palabra; “enséñame tus sendas” con la guía de tu Espíritu; “encamíname en tu verdad” mediante la ayuda de tu gracia.

ROBERT MOSSOM [1617-1679]

“The Preacher’s Tripartie, in Three Books. The First, to raise Devotion in Divine Meditations upon Psalm XXV.”, 1657

Vers. 4, 5, 9. Haz lo que sepas hacer, y Dios te enseñará lo que has de hacer. Haz lo que sepas es tu deber presente, y Dios te dará a conocer tu deber futuro cuando decida convertirlo en presente. Ocúpate en evitar las omisiones conocidas, y Dios te guardará de las comisiones temidas. Esta norma es de gran importancia, y por tanto la ilustraré usando la Escritura, una oración de David: “Muéstrame, oh Jehová, tus caminos”, aquellos caminos en los que no pueda errar. “Enséñame tus sendas”, la senda estrecha, con frecuencia poco conocida. “Encamíname en tu verdad, y enséñame”, para que no pueda ser engañado; no solo a conocer tu voluntad, sino a cumplirla. Esta fue su oración, pero ¿qué fundamentos tenía para esperar que fuera escuchada? “Porque tú eres el Dios de mi salvación”, tú, Señor, me salvas, y por tanto no rehusarás enseñarme y guiarme. “En ti he esperado todo el día”, es decir, todo el día, cada día. Los versículos siguientes formulan otros argumentos, pero ¿cuál es la respuesta? La encontramos en el versículo nueve (25:9): “Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera”, es decir, aquellos que estén dispuestos a poner el cuello bajo su yugo,51 que no son jactanciosos, y creyendo que no tienen posibilidad de errar en asuntos importantes y decisivos, pretenden guiarse a sí mismos.

SAMUEL ANNESLEY [1620-1696]

“Morning Exercises at Cripplegate” 52

Vers. 5. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día. [Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día. RVR] [Guíame en tu verdad y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti espero todo el día. LBLA] [Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Elohim de mi salvación. En Ti he esperado todo el día BTX] [Encamíname en tu verdad, ¡enséñame! Tú eres mi Dios y Salvador; ¡en ti pongo mi esperanza todo el día! NVI] [Instrúyeme en tu verdad; enséñame, porque tú eres el Dios que me salva, en ti pongo mi esperanza cada día. BLP] [Guíame con tu verdad y enséñame, porque tú eres el Dios que me salva. Todo el día pongo en ti mi esperanza. NTV]

Encamíname en tu verdad, y enséñame.53 La misma petición que en el versículo anterior. El niño que empezó a caminar pide que la mano firme de su padre lo guíe hacia delante y lo instruya en el alfabeto de la verdad. La esencia de esta oración es la enseñanza empírica: Guíame de acuerdo con tu verdad, y demuéstrame que eres fiel; guíame a la verdad para que vea su valor inapreciable, guíame por el camino de la verdad para que pueda manifestar su espíritu. David sabía mucho, pero se daba cuenta de su ignorancia y deseaba seguir en la escuela del Señor; en estos dos versículos, solicita cuatro veces una beca en la escuela de la gracia. Sería bueno que muchos maestros, en lugar de seguir sus propios métodos y trazar por sí mismos nuevos cauces de pensamiento, inquirieran sobre los antiguos y buenos caminos de la verdad de Dios, y solicitaran al Espíritu Santo que les infundiera un entendimiento más santificado y un espíritu deseoso de aprender.

Porque tú eres el Dios de mi salvación. El Dios Uno y Trino: Jehová, es el autor y perfeccionador de la salvación de su pueblo.54 Lector, ¿es él el Dios de tu salvación? ¿Hallas en la elección del Padre, en la expiación del Hijo y en el avivamiento del Espíritu, todas las bases de tus esperanzas eternas? Si es así, puedes usar esto como argumento para obtener nuevas bendiciones; pues si el Señor ha ordenado que seas salvo, no te negará instrucción en sus caminos. Es una dicha que podamos dirigimos al Señor con la confianza que David manifiesta aquí; nos proporciona mucho poder en la oración, y nos aporta consuelo en la prueba.55

En ti espero todo el día. La paciencia es la fiel sirvienta de la virtud e hija de la fe; cuando tenemos plena seguridad de que no vamos a esperar en vano, esperamos con alegría. Esperar en el Señor con actitud de servicio, en adoración, con expectación, en absoluta confianza todos los días de nuestra vida, es nuestro deber y privilegio. Nuestra fe será probada, y si es auténtica soportará la prueba sin menguar. No nos cansaremos de esperar en Dios, si consideramos cuánto y con cuánta benevolencia tuvo él que esperar una vez por nosotros.

C. H. SPURGEON

Encamíname en tu verdad, y enséñame. El alma que se muestra insaciable en la oración avanza, se aproxima a Dios y levanta su corazón. Cuando un niño ve a su madre con una manzana en la mano, y la quiere, tira de la mano de su madre, que suelta primero un dedo, pero la sigue agarrando; el niño tira nuevamente y la madre suelta otro dedo, aunque sigue con la manzana en la mano; pero el niño sigue tirando y no deja de tirar y llorar hasta que consigue la manzana. Así también el creyente, hijo de Dios, viendo las múltiples gracias que hay en él, se acerca al trono de la gracia pidiéndolas, y mediante oraciones fieles y sinceras, va abriendo las manos de Dios dedo a dedo. Dios trata a sus hijos como los padres terrenales a los suyos: retiene lo deseado por un tiempo, no porque no esté dispuesto a dárselo, sino para incentivar su anhelo; para aproximarles más a él.

WILLIAM FENNER [1600-1640]

“Hidden Manna”, 1626

En ti he esperado todo el día. Debemos esperar “todo el día”:

1. Esperar, aunque el día sea largo. A pesar de que la espera se haga tediosa; de que se prolongue más allá de nuestros cálculos; aunque después de haber esperado por largo tiempo, tengamos que esperar aún más, y se nos ordene, como el criado del profeta,56 observar el horizonte otras siete veces antes de percibir el menor signo de que la misericordia está en camino.

2. Esperar, aunque el día sea oscuro. A pesar de que, mientras aguardamos lo que Dios va a hacer por nosotros, nos tenga en completa oscuridad respecto a lo que está haciendo y lo que considera mejor hacer. Aunque no veamos signos positivos; y nadie nos diga cuánto tiempo tendremos que seguir esperando. A pesar de ello, sigamos esperando contentos, el tiempo que haga falta, pues sabemos que aunque Dios nos mantenga ahora en la ignorancia, lo sabremos todo más adelante, cuando “el misterio de Dios se habrá consumado”.57

3. Esperar, aunque el día sea tormentoso. A pesar de que estemos no tan solo en calma chicha58 y no avancemos, sino incluso con vientos contrarios que nos hagan retroceder; a pesar de que el mar esté embravecido y el navío de la Iglesia, azotado por olas gigantescas nos dé la impresión de estar a punto de zozobrar; aún entonces debemos esperar siempre lo mejor, campeando el temporal con paciencia. Pues nos queda el consuelo de que Cristo está en el barco; la causa de la Iglesia es suya, es su esposa y le pertenece; él navega juntamente con su pueblo; entonces, ¿por qué temer? (…)

Y esperar “en Dios” implica:

1. Vivir una vida en anhelo de Dios. Sentir sed de él;59 esperar como el mendigo espera a su benefactor, con el deseo sincero de recibir de sus manos la ayuda tan ansiada; esperar como los enfermos aguardaban en el estanque de Betesda, pacientemente bajo los porches, a que fueran agitadas las aguas.60

2. Vivir una vida de deleite en Dios. Esperar “en Dios” es esperar como el amante espera a su amada. El anhelo es amor en acción, como un pájaro batiendo sus alas; el deleite es amor en reposo, como un pájaro en el nido. Debemos mantener nuestro anhelo de Dios, deseando cada vez más de él, y debemos tener también en él nuestro deleite, hasta el punto que nuestro anhelo debe contentarse con él, desechando cualquier otra cosa.

3. Vivir una vida dependiendo de Dios. Esperar “en Dios” es esperar como el niño que vive dependiente de su padre, en quien tiene depositada toda su confianza, y sobre el que proyecta toda su atención. Esperar que todo lo bueno nos viene de él, sabiendo que él es quien obra por nosotros y en nosotros, el que nos da todo bien y nos protege de todo mal; como lo expresa el propio David en otro pasaje: “Alma mía, reposa solamente en Dios”, y seguir haciéndolo ininterrumpidamente, puesto que: “de él procede mi esperanza”.61

4. Es vivir una vida de devoción a Dios. Esperar “en Dios” es esperar con los ojos puestos en él, como los siervos miran a la mano de sus señores,62 observando atentamente para captar su voluntad y llevar a cabo su obra, defendiendo en todo su honor y sus intereses. Esperar en Dios es atenerse completamente a sus instrucciones, disposiciones y consejos, sabios y santos, acatarlos como un privilegio y cumplirlos todos con la mayor fidelidad. El sirviente que espera las ordenes de su amo, no las escoge a su antojo y las cumple a su manera, sino que las sigue todas paso a paso. Debemos, por tanto, esperar en Dios prescindiendo de nuestra propia voluntad, resueltos a someternos completamente a la suya, buscando la forma de acomodarnos a ella.

MATTHEW HENRY [1662-1714]

“Daily Communion with God”, 1712

En ti he esperado todo el día. En ti, cuya mano generosa, cuyo seno amoroso, sí, cuyas entrañas misericordiosas, no tan solo están abiertas sino extendidas a todos los penitentes humildes. “En ti he esperado”. Esperado para escuchar la voz secreta de tu Espíritu infundiendo paz en mi conciencia; para sentir el vigor renovador de tu gracia avivando mi obediencia; para contemplar el poder subyugador de tu Espíritu Santo sofocando la rebeldía de mi pecado; para sentir la virtud alentadora de tus consuelos celestiales refrescando mi alma que desmaya; por todas estas bendiciones, oh Dios de mi salvación, en ti he esperado todo el día. ¡Todo el día! Nunca he estado más satisfecho de tu bondad ni he deseado tan ávidamente tu plenitud celestial. Así, pues, reanima ahora mis desalientos; no trunques mis deseos, al contrario, permite que cuanto más me des, más ambicione yo; cuánto más dulce sea tu misericordia, más profundos sean mis anhelos. Para que mi vida por entero aquí en la tierra no sea más que un continuo jadeo anhelando esta fraternidad y comunión contigo en los cielos; por ello, déjame esperar, aunque tenga que esperar toda mi vida: déjame esperar todo el día.

ROBERT MOSSOM [1617-1679]

“The Preacher’s Tripartie, in Three Books. The First, to raise Devotion in Divine Meditations upon Psalm XXV.”, 1657

Vers. 6. Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias, que son perpetuas. [Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias, que son perpetuas. RVR] [Acuérdate, oh Señor, de tu compasión y de tus misericordias, que son eternas. LBLA] [Acuérdate, oh YHVH, de tus compasiones y de tus misericordias, que son perpetuas. BTX] [Acuérdate, Señor, de tu ternura y gran amor, que siempre me has mostrado. NVI] [Recuerda, Señor, tu misericordia y tu amor que desde siempre existen. BLP] [Recuerda, oh Señor, tu compasión y tu amor inagotable, que has mostrado desde hace siglos. NTV]

Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias.63 En épocas de aflicción, a menudo nos vemos tentados por el temor de que Dios se ha olvidado de nosotros o de su benevolencia habitual hacia nosotros; el alma recuerda al Señor y le suplica rememorar las dádivas amorosas que antaño le había otorgado. Es una peculiar osadía santa que se atreve a tratar así con el Altísimo: cultivémosla. Pero hay también una incredulidad profana que es la fuente de nuestros temores: no dudemos en combatirla con todas nuestras fuerzas. ¡Qué gemas tan preciosas son estas dos expresiones: “tus piedades y tus misericordias”! Son como la miel natural del lenguaje: en dulzura no hay palabra que las supere; y sin embargo faltan vocablos para describir los favores de misericordia que implican.

Dios mío, cuando pienso en las mercedes

que tu bondad sin par me prodigó;

mi espíritu se enciende en alabanzas,

en gratitud y amor. 64

Si tan solo el Señor hiciera con nosotros en el futuro como ha hecho en el pasado, estaríamos más que satisfechos; no buscamos cambio alguno en la acción divina, tan solo anhelamos que el río de la gracia no deje de fluir.

Que son perpetuas. David era un fiel creyente en la doctrina del amor eterno de Dios. Las bondades del Señor no son novedades; por tanto, cuando le rogamos que nos las conceda, podemos apelar a usos y costumbres muy antiguos. En los tribunales los juristas hacen mucho hincapié en las sentencias precedentes,65 en especial si son de tribunales superiores; y nosotros podemos hacer lo mismo ante el trono de la gracia. «La fe -afirma Dickson-,66 partiendo del registro de una memoria santificada, tiene que usar experiencias precedentes y repetirlas ante Dios, a modo de recordatorio que él jamás puede olvidar».67 Con un Dios inmutable, recordarle sus anteriores misericordias y su amor eterno, es un argumento especialmente eficaz. Rastrear todo aquello que es de nuestro agrado hasta el manantial de la fuente del amor eterno, alegrará y alentará en gran medida nuestros corazones; y quienes tratan de disuadirnos que meditemos sobre la elección y sus tópicos relacionados nos hacen un flaco favor.

C. H. SPURGEON

Acuérdate, oh Señor, de tus piedades y de tus misericordias. ¡Oh en qué forma un abismo llama a otro abismo!68 ¡La profundidad de mis numerosas miserias llama, llama a voz en grito, a la profundidad de tus muchas misericordias! Incluida esa misericordia especial con la que perdonas mi pecado y sanas mis enfermedades;69 esa misericordia por con la cual me santificas a través tu gracia, y me consuelas por medio de tu Espíritu; esa misericordia con la cual me libras del infierno y me otorgas posesión en los cielos. Acuérdate, oh Señor, de todas esas misericordias, tus misericordias, que desde el principio, desde la eternidad, otorgaste a tus santos.

ROBERT MOSSOM [1617-1679]

“The Preacher’s Tripartie, in Three Books. The First, to raise Devotion in Divine Meditations upon Psalm XXV.”, 1657

Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias, que son perpetuas.70 Que lo ancestral del amor divino atraiga nuestros corazones a valorarlo mucho más dignamente y entrañable. ¡Qué valiosas son las antigüedades para los expertos, aún cuando su utilidad presente y valor material sea limitado! Los documentos antiguos, son guardados con esmero; aún cuando no contengan más que derechos y privilegios temporales propios de su época. ¡Cuánto más deberíamos guardar en memoria perpetua ese gran documento otorgado en el cielo, mucho más antiguo que el mundo! Deberíamos valorar los pensamientos que contiene más que cualquier otra cosa; cuando nos acostamos, cuando nos levantamos, y doquiera que vayamos a lo largo del día.71 (…) Lo que es desde siempre, será para siempre; si la raíz es eterna, eternas son las ramas (…) El amor divino es un manantial perpetuo que no se agota mientras haya un recipiente vacío o a medio llenar; y está abierto a todos los que quieran acercarse a él. Por tanto: Id y saciaos en él sin dinero y sin precio;72 y si no tenéis suficiente: pedid vasijas prestadas de todos vuestros vecinos, vasijas vacías, no pocas… pagad vuestra deuda… y vivid con lo que os quede,73 por toda la eternidad.

ELISHA COLES [1608-1688]

“God’s Sovereignty”, 1673

Vers. 7. De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehová. [De los pecados de mi juventud, y de mis transgresiones, no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehová. RVR] [No te acuerdes de los pecados de mi juventud ni de mis transgresiones; acuérdate de mí conforme a tu misericordia, por tu bondad, oh Señor. LBLA] [De los pecados de mi juventud y de mis rebeliones, no te acuerdes. Conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh YHVH. BTX] [Olvida los pecados y transgresiones que cometí en mi juventud. Acuérdate de mí según tu gran amor, porque tú, Señor, eres bueno. NVI] [Olvida mis faltas de juventud y mis pecados, recuérdame en tu amor, por tu bondad, Señor. BLP] [No te acuerdes de los pecados de rebeldía durante mi juventud. Acuérdate de mí a la luz de tu amor inagotable, porque tú eres misericordioso, oh Señor. NTV]

De los pecados de mi juventud, y de mis transgresiones, no te acuerdes.74 El pecado es la piedra de tropiezo, y es preciso eliminarlo por completo. ¡Señor, emite un decreto olvidando todos mis pecados, en especial las locuras sin sentido cometidas en mis años jóvenes de sangre caliente! Estas ofensas, que recordamos con arrepentimiento, Dios las olvida; pero nosotros no debemos olvidarlas, si no queremos la justicia las saque a relucir para castigarlas. El mundo hace la vista gorda ante los pecados de los jóvenes, aunque a menudo no sean tan pequeños; pero los huesos de nuestros festines en la mesa de Satanás durante los años de nuestra juventud, se nos clavan dolorosamente en la garganta en la senectud. El que presume en su juventud está envenenando su vejez. ¡Cuántas lágrimas puede que mojen esta página al ver cada lector reflejado en ella nuestro pasado!

Y de mis transgresiones.75 Otra palabra para los mismos males. Los penitentes sinceros son incapaces de llevar las confesiones al galope; están constreñidos a lamentarse profusamente, porque sus muchos pecados les abruman con innumerables aflicciones. Un sentimiento de dolor por cualquier pecado en particular, provoca en el creyente un arrepentimiento global por la masa entera de sus iniquidades. Una conciencia despertada no se satisface con nada, salvo con un perdón absoluto, claro y exhaustivo. David no se contenta con que sus pecados sean perdonados, quiere que sean olvidados.

Conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehová. David exhala la misma oración que el ladrón moribundo que colgaba de la cruz,76 ambas sustentadas en la misma súplica, a saber, la gracia gratuita y la bondad de Jehová, inmerecida por nuestra parte. No nos atrevemos a pedir que las balanzas de la justicia midan la porción que nos corresponde, pero rezamos para que se nos trate con la mano de la misericordia.

C. H. SPURGEON

No te acuerdes de los pecados de mi juventud. En primer lugar, considerando que los pecados en su vida no eran algo reciente, al contrario, había acumulado pecado sobre pecado; se dobla, por así decirlo, encorvándose bajo el peso acumulado. Y en segundo lugar, da a entender que si Dios hubiera de tratarle de acuerdo con el rigor de la ley, entrarían en juicio contra él no solo los pecados del día anterior, o de unos pocos días atrás, sino de todas las ocasiones en las cuales había cometido ofensa desde su infancia, y que todos ellos implicarían una acusación justa y punible. Por tanto, cuando Dios despierta nuestra conciencia aterrándonos con sus juicios y justos castigos de su ira, acordémonos, no tan solo de los pecados que hemos cometido últimamente, sino también de todas las transgresiones a lo largo de nuestra vida pasada, estableciendo así en nuestra mente las bases para una mayor vergüenza y renovado lamento.

JUAN CALVINO [1509-1564]

No te acuerdes de los pecados de mi juventud. Esta súplica de David puede parecer superflua, pues es lógico suponer que David habría pedido ya perdón por los pecados de su juventud anteriormente, que ante sus súplicas Dios se lo había concedido, y que lo que Dios concede jamás lo revoca. ¿Qué necesidad tenía David de pedir en este salmo perdón por unos pecados, tiempo ha cometidos, y tiempo ha perdonados por Dios? A esta objeción divido mi respuesta en cuatro partes.

1. En primer lugar, aunque David, sin duda, hacía tiempo que se había arrepentido con profundo dolor de sus pecados de juventud, era consciente, sin embargo, de que si Dios extremaba su severidad en lo que había hecho mal, a pesar de haberse arrepentido, probablemente hallaría pecado incluso en su propio arrepentimiento.

2. En segundo lugar, aunque Dios había perdonado los pecados de David en lo referente a su condenación eterna, no le había eximido sin embargo de aflicciones temporales, que ahora se agolpaban en su situación presente, y en este Salmo pide su eliminación o cuanto menos que sean mitigadas. Por ahí va el sentido de sus palabras “No te acuerdes de los pecados de mi juventud” es decir, Señor, aligera y disminuye las aflicciones que tan justamente me están acorralando ahora en mi vejez, a causa de los pecados cometidos en mi juventud.

3. En tercer lugar, el perdón de Dios por los pecados pasados, siempre es concedido bajo esta condición: cuando el indultado se compromete a un comportamiento correcto en el futuro, y a que, si lo quebranta, merece en estricta justicia perder todos los beneficios de su perdón. Y David era culpable después de la enorme transgresión cometida en el caso de Betsabé y Urías,77 lo cual podía haberle acarreado, aplicando la justicia en extremo, que todos los pecados de su juventud le fueran nuevamente imputados y castigados.

4. Por último, asumamos que David contara con la certeza del perdón de sus pecados de juventud, sin embargo, los siervos de Dios pueden orar por aquellas bendiciones que tienen ya en su posesión, no para obtener de nuevo aquello que ya han recibido, –lo cual es innecesario–, sino para mantenerlo, lo cual sí es necesario. Sí, Dios se agrada con tales oraciones de sus santos, y las toma como alabanzas a él. Por tanto, las palabras: “No te acuerdes de los pecados de mi juventud”, hay que entenderlas del siguiente modo: Bendito seas por tu gracia y tu bondad, porque has perdonado los pecados de mi juventud.

THOMAS FULLER [1608-1661]

“The Cause and Cure of a Wounded Conscience”, 1647

No te acuerdes de los pecados de mi juventud. David clama, sacudido por el poder de la Palabra, que instiga y despierta su conciencia: “No te acuerdes de los pecados de mi juventud”. Oh, amados, los pecados de vuestra juventud, por muy arrepentidos que estéis de ellos, como Job,78 os acarrearán enorme tristeza y conmoción cuando llegue vuestra madurez. Las lujurias de la juventud, las vanidades de la juventud, y los placeres sensuales de vuestros días de juventud, sentarán las bases de todo vuestro dolor cuando peinéis canas y os acerquéis a la tumba. Así se lo advierte Zofar a Job.79

CHRISTOPHER LOVE [1618-1651]

“The Sum or Substance of prelatical Divinity, or the Grounds of Religion in a catechistical Way”, 1654

No te acuerdes de los pecados de mi juventud80. Que no te impulsen a castigarme o ejecutar sobre mi tu venganza a causa ellos; como hacen los hombres, que cuando recuerdan las heridas, buscan vengarse de la persona que las ha infligido.

WILLIAM GREENHILL [1591-1671]

“Exposition of the prophet Ezekiel, with useful observations thereupon”, 1846

No te acuerdes de los pecados de mi juventud. No es aconsejable ni seguro estar en números rojos con el “Anciano de Días”.81

JOHN TRAPP [1601-1669]

“A commentary or exposition upon the books of Ezra, Nehemiah, Esther, Job and Psalms”, 1657

No te acuerdes de los pecados de mi juventud. Antes de llegar al punto principal en este texto, es preciso solventar una objeción: Considerando su historia y las circunstancias de su juventud, ¿es posible (opinan algunos) que David tuviera pecados de esa época?

(a) En primer lugar, su crianza fue en un ambiente de pobreza. De su padre Isaí, se nos dice simplemente que: “era anciano, muy entrado en años”,82 no un hombre rico o importante; es probable que lo más valioso que tuvo fueran sus ocho hijos, nada más.

(b) Tuvo una infancia y juventud muy duras. A pesar de ser el más joven, no era el mimado de la familia, sino todo lo contrario, trabajaba de firme. Fue comisionado por su padre para apacentar las ovejas que amamantaban,83 y por lo que parece, fue cuidando esas ovejas donde aprendió de su inocencia y simplicidad.

(c) Era piadoso, practicante y cumplidor de sus deberes; y había depositado en Dios una fe ciega “Porque Tú eres mi esperanza, oh Dios; Tú eres mi confianza desde mi juventud”.84 Y tan solo unos pocos versículos más adelante de este mismo Salmo 71: “Oh Dios, tú me has enseñado desde mi juventud”.85 David empezó pronto a ser bueno y recto, un santo a pesar de ser joven. Y lo que es más, siempre probado en el horno de la aflicción: “Aun desde mi juventud estoy afligido y enfermizo; me han abrumado tus terrores, y estoy amedrentado”.86

¿Cómo podía ser corrupta un agua clarificada a diario? ¿Cómo podía oxidarse un pedazo de metal bruñido con regularidad? ¿Cómo podía el alma de David en su juventud estar sucia por el pecado, si era rascada constantemente por el sufrimiento?

La respuesta es simple: a pesar de que David era, a grandes rasgos, un hombre conforme corazón de Dios87 (la mejor transcripción de la mejor copia), con todo tuvo, especialmente en su juventud, sus faltas y debilidades; sí, sus pecados y transgresiones.

Aunque la Escritura no hace mención a ningún pecado importante en su juventud, su comportamiento con Betsabé,88 ya en edad avanzada, da mucho que pensar respecto a lo que pudo ser su juventud. No concluiré que David era de carácter licencioso porque tenía una tez rubicunda.89 Es injurioso concluir que todas las personas de buen parecer son moralmente cuestionables, como lo sería decir que todos los honestos son deformes. Más bien me inclino por pensar que su pecado de juventud fue el libertinaje por haber tenido tantas esposas y concubinas. Pero mejor no adentrarnos en este análisis. De lo que no hay duda es de que tenía pecados. Pero ¿cómo puedo yo a pretender averiguarlos cuando ni él mismo era capaz de hacerlo: “¿Quién podrá descubrir sus propios errores? Absuélveme de los que me son ocultos”.90 Lo que sí podemos y debemos hacer, es sacar de ello una lección moral de carácter personal: si los años jóvenes de David, aun habiendo vivido en la pobreza, trabajando duramente, y practicando la piedad, son cuestionables en cuanto a pecados, ¿qué diremos de aquellos cuya educación ha sido en la abundancia, libres de preocupaciones y dados a dejarnos llevar por los instintos? Afirmo que lo único que podemos hacer es leer las palabras de este versículo cabizbajos, con oprobio, dolor, y guardando silencio en la conciencia.

THOMAS FULLER [1608-1661]

“The Cause and Cure of a Wounded Conscience”, 1647

Los pecados de mi juventud. Dos creyentes ancianos, uno de ellos de ochenta y siete años ya, se encontraron un día y el más joven preguntó al mayor: «¿Cuánto tiempo llevas en la fe?», a lo que el anciano respondió con lágrimas en los ojos: «Cincuenta años». «¿Y por qué lloras? – preguntó el otro– ¿acaso te arrepientes de haberte convertido tan joven?» A lo que replicó: «¡No, todo lo contrario! Lloro cuando pienso en los pecados cometidos en mi juventud; esto es lo que me hace llorar ahora».

KAZLITT ARVINE [1819-1851]

“Cyclopaedia of Moral and Religious Anécdotes”, 1848

Conforme a tu misericordia. No la mía, la tuya. Porque yo he abandonado esa misericordia que tú me mostraste e hiciste mía:91 aferrándome a mi pecado, desconfiando de tu promesa, y obstinándome en mi arrogancia. Oh sí, Señor, que sea por amor a tu bondad, no a la mía; porque en mí, es decir, en mi carne, no habita nada bueno. Que sea, pues, tu bondad el motor de tu misericordia, la norma de toda gracia, la fuente de todas las bendiciones que te dignas otorgar a mi alma.

ROBERT MOSSOM [1617-1679]

“The Preacher’s Tripartie, in Three Books. The First, to raise Devotion in Divine Meditations upon Psalm XXV.”, 1657

Conforme a tu misericordia. Moisés es el primero en acuñar tan feliz expresión,92 es decir, de acuerdo con la infinita misericordia que anida en tu corazón y tu propia naturaleza. David fue el siguiente, primero en el Salmo 25, y después en el caso de su pecado de adulterio: “conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades”.93 El caso era extremadamente grave y para resolverlo necesitaba de todas las misericordias de Dios; de modo que también confesó el pecado de su naturaleza y recurrió a las misericordias en la naturaleza de Dios. Pero el Salmo 25 va más allá; no se contenta con decir “conforme a tu misericordia”, sino que añade otra frase: “por tu bondad, oh Jehová” (25:7). Por la coherencia que ello presenta con la frase siguiente en el versículo siguiente (25:8): “Bueno y recto es Jehová”, Muis94 considera que el salmista centra el argumento de su súplica en la naturaleza misma de Dios. La idea es: “Señor, por un lado tienes una naturaleza misericordiosa, y por el otro eres justo y recto; de modo que, conforme a tu naturaleza misericordiosa, y siendo que eres justo y recto, trátame con bondad”. El fundamento de su fe y su oración, parten de su reflexión sobre la naturaleza y atributos divinos.95 Así vemos como en el versículo once (25:11) cuando exclama: “Perdonarás también mi pecado, que es grande” hace referencia directamente a la experiencia de Moisés proclamando el nombre de Jehová: “fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad”.96 Pero el lector dirá, ¿Qué certeza tenemos que expresiones “por amor de tu nombre”, “por tu bondad”, y “conforme tu misericordia”, implican lo mismo que decir: “por amor a ti mismo”, o “por tu propio bien”, cuando estamos hablando de la divinidad? ¿cómo se involucra la Divinidad? Veamos lo que dice al respecto el profeta Isaías: “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo”,97 es decir, por mi propio bien, como leemos más adelante: “Por mí, por mi propio bien, lo haré, para que no sea amancillado mi nombre”.98 Dos veces encontramos esta expresión en un mismo versículo; y lo que en uno dice: “por amor de tu bondad” equivale en el otro a: “por amor de mi mismo”.

THOMAS GOODWIN [1600-1679]

Vers. 8. Bueno y recto es Jehová; por tanto, él enseñará a los pecadores el camino. [Bueno y recto es Jehová; por tanto, él enseñará a los pecadores el camino. RVR] [Bueno y recto es el Señor; por tanto, Él muestra a los pecadores el camino. LBLA] [Bueno y justo es YHVH; por tanto Él mostrará a los pecadores el camino. BTX] [Bueno y justo es el Señor; por eso les muestra a los pecadores el camino. NVI] [El Señor es bueno y recto, él muestra el camino a los pecadores. BLP] [El Señor es bueno y hace lo correcto; les muestra el buen camino a los que andan descarriados. NTV]

Bueno y recto es Jehová; por tanto, él enseñará a los pecadores el camino. La bondad y la rectitud del carácter divino se presentan aquí en una unión amistosa; pero quien quiera contemplarlos de esa manera, unidos en un lazo de cordialidad perfecta, debe acudir al pie de la cruz y verlos entrelazados en el sacrificio de Cristo. Pues es tan cierto como maravilloso que, en la expiación, la justicia divina se declara a favor de la salvación de los pecadores por los que Jesús murió con tanta intensidad como su gracia. Además, de la misma manera que una persona buena se esfuerza, de modo natural, en lograr que otros sean también buenos, así también el Señor nuestro Dios, en su compasión, busca conducir a los pecadores por el camino de la santidad y conformarlos a su misma imagen; por tanto, la bondad de nuestro Dios nos lleva a esperar la restauración del hombre pecador. Ello no nos da pie para concluir que la bondad de Dios va a salvar a los pecadores obstinados que siguen vagando a su antojo por sus propios caminos, pero sí podemos estar seguros de que va a renovar los corazones de los transgresores y a guiarlos hacia el camino de la santidad. Sirva esto para consolar y reconfortar a todos aquellos que desean ser liberados del pecado. Dios mismo se digna en su bondad y condescendencia a ser el maestro de pecadores. ¡Qué escuela tan precaria para que Dios se digne a enseñar en ella! Pero allí la enseñanza divina es absolutamente práctica; enseña a los pecadores no solo la doctrina, sino “el camino”.

C. H. SPURGEON

Bueno y recto es Jehová; por tanto, él enseñará a los pecadores el camino. Así como la elección es el efecto de la soberanía de Dios, nuestro perdón es el fruto de su misericordia, nuestro conocimiento un soplo de su sabiduría, nuestra fuerza un impacto de su poder; y nuestra pureza un rayo de su santidad. En la misma medida que en la primera creación la rectitud de la criatura fue el efecto de la santidad divina; en la nueva creación, la pureza de la criatura, es también un esbozo de la misma perfección. Razón por la que en Isaías, el profeta evangélico que nos habla de la restauración de Sión y de Dios escogiendo un pueblo para sí, se menciona a Dios como: “El Santo de Israel” más veces que en el resto de la Escritura.

STEPHEN CHARNOCK [1628-1680]

“The Existence and Attributes of God”, 1682

Bueno y recto es Jehová; por tanto, él enseñará a los pecadores en el camino. ¿No será el Señor, que es bueno, tan misericordioso con sus enemigos como nos exige que lo seamos los nuestros?99 Así es su ley: “Si encuentras el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo”.100 Dios nos encuentra en condición de pecadores, y en tanto que todos los pecadores son sus enemigos, nos encuentra extraviados cual bestias sin entendimiento.101 ¿Y qué hace? Pues conducirnos de nuevo al legítimo propietario, él mismo, por derecho de creación, y por el todavía más firme derecho de redención.

ROBERT MOSSOM [1617-1679]

“The Preacher’s Tripartie, in Three Books. The First, to raise Devotion in Divine Meditations upon Psalm XXV.”, 1657

Vers. 8-10. Estos tres versículos son una meditación sobre los atributos y las acciones del Señor. Quien labora intensamente en el campo de cosecha de la oración, debe de cuando en cuando hacer una pausa y refrescarse con una comida de meditación.

C. H. SPURGEON

Vers. 9. Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera. [Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su camino. RVR] [Dirige a los humildes en la justicia, y enseña a los humildes su camino. LBLA] [Hará andar a los humildes en justicia, y enseñará a los mansos su senda. BTX] [Él dirige en la justicia a los humildes, y les enseña su camino. NVI] [Instruye en la justicia a los humildes, enseña a los humildes su camino. BLP] [Guía a los humildes para que hagan lo correcto; les enseña su camino. NTV]

Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su camino.102 Los espíritus humildes cuentan con todo el beneplácito del Padre de Jesús, que era manso y humilde,103 porque ve reflejada en ellos la imagen de su Hijo unigénito. Son conscientes de su necesidad de dirección y guía, y están dispuestos a someter su propio entendimiento a la voluntad divina, por tanto, el Señor mismo se digna a ser su guía. Este versículo dota a los espíritus humildes con una rica herencia; que tengan pues buen ánimo.104 La aflicción somete a los espíritus apocados a situaciones extremas, los pone contra las cuerdas y los presiona para que actúen imprudentemente, pero la gracia viene al rescate, iluminando sus mentes para hacer lo que es justo, y los ayuda a discernir la forma en que el Señor quiere que procedan. Los necios, ufanos de su propia sabiduría, jamás aprenden, y por ello extravían su camino al cielo; pero los corazones humildes se sientan a los pies de Jesús,105 y encuentran la puerta de la gloria, porque “enseña a los humildes su camino”. ¡Bendito Maestro! ¡Privilegiado Profesor! ¡Divina lección! Alma mía, familiarízate con todo ello.

C. H. SPURGEON

Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su camino.106 O dicho de otro modo o los pobres en el espíritu.107 A ellos hará prevalecer en juicio, levantar la cabeza, andar con prudencia, actuar con sabiduría. Como hizo con David hasta el punto que hasta el propio Saúl estaba asombrado y le temía.108 El hombre natural no puede hacer otra cosa que admirarse e inclinarse ante la imagen de Dios que brilla en los corazones y vidas de aquellos que son verdaderamente espirituales.

JOHN TRAPP [1601-1669]

“A commentary or exposition upon the books of Ezra, Nehemiah, Esther, Job and Psalms”, 1657

Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su camino. Han sido hechos humildes, es decir, deseosos de ser enseñados, y oran fervientemente pidiendo que se les enseñe. Pero a la vez, son conscientes de su falta de méritos, y sienten temor a que Dios rehúse enseñarles. No tienen por qué temer, pues que esto puede sucederles a otros pecadores, pero no a ellos. Por tanto, se les aclara en este versículo quiénes pueden aspirar a recibir enseñanza: aquellos que desean ser enseñados y oran pidiendo serlo.

JOHN BERRIDGE [1716-1793]

“The Farewell Sermon preached at The Tabernacle, near Moorfields, on April 1st”, 1792

Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su camino. Semejante docilidad es inconcebible en el ser humano, que por ley natural es arrogante y está repleto de orgullo; no hasta que su corazón haya sido subyugado por la gracia, sometido y humillado. La palabra hebrea que utiliza el salmista: עֲ֭נָוִים ‘ănāwîm de עָנָו anav denota pobreza y aflicción, y se utiliza en un sentido metafórico aplicada a las personas humildes y pacientes. Es probable que David, al utilizar este término, tuviera en mente las aflicciones que sirven para contener y someter la rebeldía de la carne; así como la gracia de la humildad en sí misma. Viene a decir lo siguiente: Habiéndolos primeramente humillado, Dios les tiende ahora su mano amigablemente para guiarlos y conducirlos a lo largo del curso de sus vidas.

JUAN CALVINO [1509-1564]

Los humildes. El orgullo y la ira no tienen cabida en la escuela de Cristo. Si el propio Maestro es “manso y humilde de corazón”,109 cuanto más habrán de serlo los alumnos. Quien no tiene consciencia de su propia ignorancia no desea saber más, y en consecuencia está incapacitado para adquirir conocimientos, ya sean divinos o humanos.

GEORGE HORNE [1730-1792]

“A Commentary on the Psalms in which Their Literal Or Historical Sense, as They Relate to King David, is Illustrated”, 1825

Los humildes. El Señor revelará y enseñará sus secretos, no a los doctos y orgullosos profesores, sino a los humildes.

THOMAS GOODWIN [1600-1679]

Y enseñará a los mansos su camino. A los que se sientan a sus pies diciendo: “Habla, porque tu siervo oye”,110 aquellos cuyos corazones son dúctiles y moldeables, dóciles y enseñables, de tal modo que un niño los pueda conducir.111 Agustín era un uno de ellos, porque escribe: «Aunque soy anciano y llevo tantos años de obispo, estoy muy dispuesto a aprender de un joven que lleva apenas un año en el episcopado»112.

JOHN TRAPP [1601-1669]

“A commentary or exposition upon the books of Ezra, Nehemiah, Esther, Job and Psalms”, 1657

Vers. 10. Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios. [Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios. RVR] [Todas las sendas del Señor son misericordia y verdad para aquellos que guardan su pacto y sus testimonios. LBLA] [Todas las sendas de YHVH son misericordia y verdad, para los que observan su pacto y sus preceptos. BTX] [Todas las sendas del Señor son amor y verdad para quienes cumplen los preceptos de su pacto. NVI] [Las sendas del Señor son amor y verdad para quienes respetan su alianza y sus mandatos. BLP] [El Señor guía con fidelidad y amor inagotable a todos los que obedecen su pacto y cumplen sus exigencias. NTV]

Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios.113 Una regla sin excepción: Dios es bueno con los que son buenos. La misericordia y la verdad abundan en aquellos que son hechos fieles por medio de la misericordia. Cualesquiera que sean las circunstancias externas que nos amenacen, debemos mantener la calma en nuestras mentes, en la certeza de que mientras la gracia siga capacitándonos para obedecer la voluntad del Señor, no tenemos razón para temer que la Providencia nos cause ningún daño real. Tendremos misericordia en cada bocado desagradable, y verdad en cada sorbo amargo; no consintamos pues que nuestros corazones sean presa de la angustia, al contrario: descansemos por medio de la fe en el convenio inmutable de Jehová, que es seguro y ordenado en todas las cosas. Sin embargo, esta no es una verdad generalizada que pueda ser pisoteada por los cerdos, sino una perla escogida para lucir en el cuello de un niño.114 Las almas llenas de gracia, que descansan por medio de la fe sobre la obra redentora completada del Señor Jesús, que guardan el pacto del Señor, y que santificadas por el Espíritu Santo andan en sus testimonios, encuentran que todas las cosas trabajan juntas para su bien;115 una promesa con la que los pecadores no cuentan. Los que guardan el pacto serán guardados por el pacto; los que siguen los testimonios y mandamientos del Señor, encontrarán que el bien y la misericordia del Señor les siguen.116

C. H. SPURGEON

Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad. La palabra hebrea אָרְח֣וֹת ’ārəḥōwṯ de אֹ֫רַח orach, significa las regueras o surcos hechos por las ruedas de los carruajes que transitan a menudo por el mismo terreno. La misericordia y la verdad son caminos por los que Dios camina constantemente en su relación con los hijos de los hombres; y es tanta la frecuencia con que les muestra su misericordia, y tantas las veces en las que cumple con su verdad, que dejan marcado un surco y, por tanto, sus caminos son fáciles de distinguir. ¡Cuán frecuentes, cuán marcados, y cuán numerosos son esos surcos en cada familia y cada individuo! No importa dónde vayamos, por los surcos profundos que hallaremos marcados podremos comprobar que la misericordia y la verdad de Dios han pasado por allí antes. Pero con los que guardan su pacto y sus testimonios, esto es, aquellos que son conformados no solo a la letra, sino al espíritu de la fe verdadera, es todavía mucho más dadivoso y misericordioso.

ADAM CLARKE [1760-1832]

“Commentary on the Whole Bible”, 1831

Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad. Puesto que la naturaleza y esencia divinas son el amor y la justicia, así también todos sus caminos son misericordia y verdad. Son “misericordia” en tanto que su objetivo es siempre el bien, y son “verdad” en tanto que su propósito es el fiel cumplimiento de sus promesas en favor nuestro; por tanto, sea lo que sea que nos pueda acontecer, aunque se trate de algo totalmente contrario a lo que esperábamos, hemos de interpretarlo siempre en clave de amor. La mayoría de acciones humanas, son de tal naturaleza, que se hace inviable interpretarlas en clave positiva, ya que no hay manera de extraer de ellas nada bueno; por esta razón a menudo evitamos relacionarlas con las acciones teóricas propias del verdadero amor, el que: “todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”,117 pues de hacerlo, el amor no superaría la prueba de los hechos y no sería credibilia,118 es decir, no sería creíble, pues el amor en su realidad práctica pulverizaría al amor en su expresión teórica. Pero los caminos de Dios no son así, pues en ellos, el amor y la fidelidad son una realidad constante y palpable. “A bono Deo nil nisi bonum”, de un Dios bueno no puede proceder nada que no sea bueno; por ello Job no duda en afirmar: “aunque él me mate, en él esperaré”.119 De modo que, en todas las acciones presentes que Dios lleva a cabo y nos afectan, esforcémonos en desentrañar todo lo bueno y a nuestro favor que hay en ellas, y aun asumiendo que no somos capaces de encontrar nada, lancémonos en brazos de la fe.

THOMAS GOODWIN [1600-1679]

Vers. 11. Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande. [Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande. RVR] [Oh Señor, por amor de tu nombre, perdona mi iniquidad, porque es grande. LBLA] [Por amor de tu Nombre, oh YHVH, perdonarás mi iniquidad, que es grande. BTX] [Por amor a tu nombre Señor, perdona mi gran iniquidad. NVI] [Señor, haciendo honor a tu nombre, perdona mi grave pecado. BLP] [Por el honor de tu nombre, oh Señor, perdona mis pecados, que son muchos. NTV]

Por amor de tu nombre, oh Jehová perdonarás también mi pecado, que es grande. Esta oración suplicante podría parecer incluso fuera de lugar, de no ser porque la oración nunca está fuera de lugar, ya sea a tiempo o fuera de tiempo.120 Habiéndose refrescado a través de la meditación, el salmista se reincorpora al trabajo duro, y lucha con Dios121 para obtener el perdón de su pecado.

Por amor de tu nombre, oh Jehová. Un ruego bendito que no falla nunca: No por nuestros propios méritos, sino para glorificar tu misericordia y para mostrar la gloria de tus atributos divinos.122

Perdona mi pecado. Lo he confesado, lo aborrezco, y aún sigue consumiendo mi corazón de pena. Perdónalo, Señor, pronuncia con tus labios la absolución.

Que es grande. Me resulta extremadamente pesado, y te ruego que lo elimines. Su tamaño no es una dificultad para ti, porque eres un Dios grande; pero la horrenda miseria con que me oprime es argumento en el que me apoyo para pedirte un perdón rápido. Señor, el paciente está muy enfermo: ¡sánalo ya! Perdonar a un gran pecador te traerá una gloria igualmente grande; por tanto, por amor a tu nombre, perdóname. Fijémonos en qué manera este versículo ilustra la lógica de la fe, que es totalmente opuesta al espíritu legalista: la fe no mira los méritos en la criatura, sino que considera la bondad del Creador; y en vez de dejarle aplastado por los deméritos del pecado, mira a la sangre preciosa, y dada la urgencia del caso, suplica todavía con más vigor.

C. H. SPURGEON

Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande. Con respecto a este versículo, lo mejor que podemos aportar es este hermoso comentario del gran Vieira,123 que le valió ser calificado como el más grande predicador de su época, en un sermón predicado durante un ayuno de súplica y expiación celebrado en el marco de las invasiones holandesas de Brasil (1624):

«Lo confieso, Dios mío, pues no tiene vuelta de hoja; todos somos pecadores en el más alto grado. Y sin embargo, tan lejos estoy de considerarlo como un motivo por el que deba cesar en mi súplica, que incluso vislumbro en ello un nuevo y convincente argumento para influenciar tu misericordia. Pues todo lo expuesto anteriormente no se basa en otro fundamento que la gloria y honor de tu santísimo nombre: “Propter nomen tuum”.124 ¿O qué motivo más glorioso puedo proponer en honor de tu nombre, que el hecho de que nuestros pecados sean muchos y muy grandes? “Por amor de tu nombre, oh Señor, ten misericordia de mi pecado, que es grande”. No te imploro, –dice David–, el perdón de mis pecados leves y cotidianos, sino de pecados numerosos y muy grandes: “multum est enim”.125 ¡Tal razonamiento solo es digno del seno de la divinidad! ¡Semejante petición únicamente adquiere valor y fuerza cuando se apoya en la bondad suprema! ¿O puede haber acaso mayor paradoja? ¡Con tal de obtener la remisión de sus pecados, el pecador alega ante Dios que son muchos y muy grandes! Ciertamente, no por amor al pecador ni por amor al pecado, sino por amor a la honra y gloria de Dios; pues cuantos más pecados perdona, y cuanto más numerosos y mayores son, más se ennoblece y exalta a sí mismo. El propio David distingue en la misericordia de Dios entre su grandeza y su multiplicidad. Su grandeza: “secundum magnam misericordiam tuam”;126 y su multiplicidad: “et secundum multitudinem miserationum tuarum”.127 Y en la medida en que la grandeza de la misericordia divina es ilimitada, y la multitud de sus piedades infinita; y dado que lo inmenso no puede ser medido, ni lo infinito puede ser contado, con el fin de que una cosa y otra tengan en cierto modo el mismo peso proporcional de gloria, es necesario para tal grandeza de misericordia que los pecados perdonados sean grandes, y es necesario para tal multitud de piedades que sean muchos. “Multum est enim”. Razón tengo, por tanto, oh Señor, para no sentirme intimidado porque nuestros pecados sean muchos y tan grandes. Y razón al preguntarte la razón por la cual no debas apresurarte a perdonárnoslos.

ANTONIO VIEIRA [1608-1697]

citado por JOHN MASON NEALE [1818-1866] y RICHARD FREDERICK LITTLEDALE [1833-1890] en “Commentary on the Psalms from Primitive and Mediæval Writers”, 1869

Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande. Identificar el “nombre” con la idea de honor es algo común y habitual. Cuando Dios dice a David: “te he dado un nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra”;128 y cuando Esdras dice a Dios hablando por el pueblo: “y te hiciste nombre grande hasta el día de hoy”;129 resulta claro y manifiesto que por “nombre” debemos entender gloria. En hebreo a los hombres famosos se les denomina: הַשֵּֽׁם haššêm de שֵׁם shem, que en latín traducimos como viri nominum: “varones de renombre”,130 y que el poeta adorna con los epítetos: “Magnum et memorabile nomen”, “de nombre grande y memorable”. Por tanto, cuando Dios perdona el pecado, lo hace por amor de su nombre, es decir, en beneficio de su propio honor y gloria. De hecho, su gloria es el fin último de todas sus acciones divinas; pues siendo que es el primero y el último, el origen y la causa final de todas las cosas;131 no hay nada hecho por él, que no sea para él y deba redundar en su gloria. El propósito de nuestras vidas y acciones, como criaturas creadas, ha de ser la gloria de Dios, porque a él pertenecen como Creador nuestra existencia y nuestras obras; pero en lo que hace a Dios mismo, el propósito de sus acciones no puede ser otro que su propia gloria, porque su existencia y su obrar proceden de sí mismo, y por tanto, le pertenecen a él. Y entre las obras divinas, ninguna que establezca mejor su gloria, que la remisión de pecados. El pecado conlleva cuando es cometido mucha deshonra a Dios, y en contrapartida, al perdonarlo le acarrea un gran honor. “Honra es del hombre –y por tanto mucho más de Dios– dejar la contienda”,132 y ello hace que sus acciones de gracia excedan en honor y gloria a sus actos de poder. En nada brillan con tanto fulgor los atributos divinos de la gracia: misericordia, bondad, clemencia, como en el perdón de los pecados. Pablo nos habla de las “riquezas de su benignidad”133 y de “las sobreabundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros”;134 ¡cuánto más sobreabundantes no habrán de ser estas riquezas cuando hablamos de su perdón! Dios ha trazado el camino del perdón de tal forma, que no solo su misericordia, sino que en él, también su justicia y sabiduría se ven honradas y engrandecidas. Nomen quasi notamen, quia notificat, el nombre es lo que engrandece a una persona dando a conocer su fama; y Dios, mediante la remisión de pecados por amor de su nombre, da a conocer su elección y sus atributos gloriosos. Este es precisamente el motivo por el cual perdona el pecado y se muestra condescendiente con los pecadores; lo cual nos aporta, ciertamente, mucho consuelo. Pues siendo que Dios perdona nuestros pecados por amor de su nombre, para su propia gloria, sin duda estará dispuesto a perdonar muchos y muy grandes; pues en realidad, cuanto mayores y más numerosos sean los pecados, mayor es el perdón; y, como consecuencia, mayor la gloria de Dios. Por ello David, apoyándose en esta consideración: que la remisión de los pecados enaltece el nombre de Dios y engrandece su gloria, hace de la grandeza de su iniquidad un argumento para implorar el perdón. Incurrir voluntariamente en pecados graves con la presunción de que Dios pueda glorificarse más al perdonarlos, sería una monstruosidad aborrecible y condenable; pero esperar que si sentimos verdadero arrepentimiento por los pecados graves que tristemente hemos cometido, serán perdonados por Dios, por amor de su nombre, es una expectativa legítima, sólida y bien fundada, y como tal, válida para proporcionar consuelo y soporte a nuestros espíritus ante la tentación del abatimiento y el desespero.

NATHANAEL HARDY [1618-1670]

Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande. Llama la atención que David no trata de encubrir su pecado minimizándolo, todo lo contrario, alega su grandeza, no su pequeñez; refuerza el peso de su oración con esta consideración peculiar: que sus pecados son muchos y muy graves. Pero ¿es posible que se atreva a hacer de esto un alegato para el perdón? Respondo, sí: ya que cuanto mayor era su maldad, mayor era su necesidad de perdón. Como si hubiera dicho: Perdona, Señor, mi maldad, porque es tan grande que no podría soportar el castigo que conlleva; mi pecado es tan enorme que a lo único a lo que puedo aspirar es al perdón; a menos que tu procedas con misericordia, mi causa esta perdida. Utiliza la enormidad de su pecado para apuntalar su solicitud de perdón, igual que los seres humanos suelen utilizar la grandeza de la calamidad que les azota para conseguir de sus gobernantes beneficios y trato privilegiado. Cuando un mendigo pide limosna en la calle, busca la manera de exhibir y resaltar lo extremo de su pobreza y necesidad. Cuando una persona afligida clama por misericordia, ¿qué hará sino alegar la extremosidad de su caso? Dios permite esta forma de ruego porque lo que verdaderamente le mueve a clemencia, no es lo que nosotros podamos aportar, sino todo lo contrario, la desesperado de nuestra situación, no se apiada de los pecadores por sus méritos, sino porque necesitan en extremo de su piedad y misericordia… En esto consiste precisamente “la gloria de su gracia”135 por la redención en Cristo, en su suficiencia para el perdón de los más grandes pecadores. Todo el entramado del camino de la salvación va encaminado a este fin, al objeto de engrandecer y glorificar la libre gracia de Dios. Desde toda la eternidad Dios tenía en su corazón la voluntad de glorificar este atributo; y fue en su realización que fue concebido todo el plan para salvar a los pecadores por los méritos de Cristo. La grandeza de la gracia divina se manifiesta precisamente en esto: en que Dios salva, por medio de Cristo, a lo más grandes infractores de la ley. Cuanto mayor sea la culpa de cualquier pecador, tanto más gloriosa y maravillosa es la gracia que se manifiesta en su perdón: “Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia”.136 El apóstol, al contarnos lo muy pecador que él personalmente había sido, resalta lo abundante de la gracia al perdonarlo, en lo cual, la gravedad de su culpa juega un papel primordial: “habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad; y la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús”.137 El Redentor es glorificado en el hecho de que la redención por él consumada es suficiente para rescatar aún a los pecadores más empedernidos y su sangre suficiente para lavar la más negra de las culpas; en que puede salvar a los hombres hasta los límites y redimirlos desde las situaciones más extremas. Es en honor de Cristo salvar a los mayores pecadores que acuden a él, como el honor de un médico es curar los casos más desesperados de enfermedades y heridas purulentas. Por tanto, no dudemos un solo instante que Cristo está dispuesto a salvar a los mayores pecadores que acudan a él; porque está deseoso de glorificarse a sí mismo y exaltar el valor y virtud de su propia sangre. Siendo que se humilló a si mismo y entregó hasta lo sumo para redimir a los pecadores,138 no dudará en mostrar que puede redimirlos hasta lo sumo.

JONATHAN EDWARDS [1703-1758]

En un sermón sobre el Salmo 25:11 titulado: “Pardon for the Greatest Sinners”, 1735

Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande. ¿Se siente alguno abrumado por la carga de su pecado? Que no le quepa la menor duda de que si se humilla y arrepiente, viéndose a sí mismo indigno de cualquier piedad, alcanzará misericordia. Cuando más desventurado y miserable se siente un pecador, cuanto más pesada se le hace la carga de su pecado, mayor esperanza tiene de misericordia: la misericordia del Señor se derrama sobre todas sus obras,139 y él figura entre las preferidas. Si un pecador es consciente de sus miserias y de su falta de méritos, puede utilizar lo grande de su pecado y la multitud de sus delitos como argumento a su favor, tal como hizo David: “Perdona mi pecado, porque es grande”. Y cuanto mayor sea su pecado bajo su propio punto de vista, mejor encaja para ser objeto de la misericordia de Dios. Así fue con el publicano,140 y así fue con el hijo pródigo;141 por tanto, no tiene motivos para dudar que por muy grandes que sean sus iniquidades, nunca serán tan grandes como para agotar el mar de la misericordia en Dios. Bernardo142 distingue muy acertadamente la diferencia entre justicia y misericordia: la justicia exige que haya abandono, pero la misericordia contempla la situación desesperada del pecador y busca perdonar a toda costa.

RICHARD STOCK [1569-1626]

“A stock of divine knowledge, being a lively description of the divine nature, or, The divine essence, attributes, and Trinity particularly explained”, 1641

Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande. Quienes acuden a Dios para implorar el perdón de sus pecados, los ven enormes. “Perdona mi pecado, que es grande”, exclama el salmista. La expresión hebrea רַב־הֽוּא raḇ-hū de רָב rab significa muchos y grandes: “Mis pecados son muchos y muy grandes”. Por tanto, voy a tratar de analizar porque los que acuden a Dios en busca de perdón ven sus pecados como muchos y muy grandes:

1 Porque frente a un gran Dios -grande en poder, en justicia, en santidad- yo soy un gusano, y además peco con atrevimiento contra un Dios tan grande y todopoderoso. ¡Que un gusano ose a enfrentarse a un Dios grande e infinito, hace que cada pecado sea grande, y reclama la venganza máxima de parte de un Dios tan grande!

2 Porque he pecado contra una paciencia infinita, despreciando la bondad y longanimidad de Dios, y con ello: “atesorando para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios”.143

3 Porque han sido pecados en desprecio de grandes misericordias. ¡Oh, contra qué misericordias tan grandes y bondades tan infinitas pecan los pecadores, haciendo pecado de tales misericordias!

4 Porque han sido pecados cometidos a plena luz -la luz de la conciencia- y esto aumenta su tamaño en alto grado, especialmente para aquellos que pecan con pleno conocimiento del evangelio; lo que aplica al pecado de todos en esta nación. Nada hay que degrada más a un alma y engrandezca más el pecado que esto: pecar a plena conciencia con conocimiento de causa; y nada hace más difícil de creer que puede ser perdonado.

5 Porque ha habido continuidad y permanencia en el pecado, lo que hace que se agrande sobremanera, y a la vez agrava la dureza del castigo, si no hay un pronto arrepentimiento: “Dios herirá la cabeza de sus enemigos, la testa cabelluda del que camina en sus pecados”.144 «He añadido pecado sobre pecado, –exclama el alma arrepentida–; he pasado la época de mi juventud que podía haber pasado honrando a Dios y aprendiendo del Señor Jesucristo, pecando. Esto es lo que apenaba a David, como se desprende de sus palabras: “De los pecados de mi juventud y de mis rebeliones, no te acuerdes” (25:7). Y no obstante, no vemos que la juventud de David fuera notoriamente pecaminosa, pero en tanto que no paso por completo su juventud aprendiendo de la Ley y sirviendo al Señor a todas horas, ya le era una carga y motivo de arrepentimiento delante del Señor; cuánto más penoso y abominable a sus almas ha de ser para aquellos cuya juventud ha transcurrido solo en la vanidad, las palabras vanas, en mentir, jurar y blasfemar, profanar el día del Señor con diversiones y excesos de todas clases… cuando la conciencia les acusa y reflexionan, su sentido de pecado ha de ser enorme.

6 Porque los pecados se acumulan, y una multitud de pecados hace que parezca grande. Esto es lo que llevó a David clamar por la “multitud de tus misericordias”.145

7 Porque se trata de pecados reincidentes, cometidos rompiendo resoluciones de no volver a pecar, adoptadas a veces en oración e incluso con votos solemnes.

8 Porque se había apoderado completamente del alma y “reinaba en ella para muerte”.146 ¡Oh! –exclama el pobre pecador–no solo había cometido el pecado, pero sino que me había convertido en su esclavo y sirviente.

9 Porque se había instalado en la fuente de todo, el corazón; y como suele decirse, siempre hay más agua en el manantial que en los estanques que llena o los arroyos que brotan de él. El pecado instalado en el corazón hace que el hombre exterior peque constantemente.

10 Porque el pecador toma conciencia de que ha sido hecho cautivo por el diablo que le domina a su voluntad.

11 Porque grande es la ira de Dios contra el pecado.147 El camino que conduce a cualquier pecador a la liberación de la ira que el pecado acarrea, muestra que el pecado debía ser enorme, dado el enorme precio pagado en el rescate, la sangre del Hijo eterno de Dios.

12 Por último, porque el pecador sabe que ha incitado y arrastrado a otros a pecar con él, lo cual, sin lugar a dudas, aumenta sensiblemente el tamaño y gravedad de su pecado.

ANTHONY PALMER (¿?-1678)

“The Gospel new-creature wherein the work of the Spirit is awakening the soul to get pardon of sin, and an interest in Jesus Christ is plainly opened”, 1658

Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande. No te imploro, Señor, alegando mis méritos, que quedan a todas luces por debajo de la más pequeña de tus misericordias; y siendo que yo no miro a mi mérito, tampoco mires tú mi demérito; ya que no apelo a mi dignidad, tampoco tengas en cuenta mi indignidad; antes bien, siendo que eres llamado el Dios de la misericordia, haz honor a tu nombre y se para mí lo que eres llamado; enaltece la gloria de tu nombre siendo misericordioso para con mi pecado, del cual no puedo decir como Lot de Zoar, “¿No es ella pequeña?”.148 No, porque no es pequeño, es grande, porque es contra ti, un Dios tan grande y tan bueno conmigo; y grande, porque mi puesto, mi vocación, mi dignidad real es grande. El sol cuanto más alto está, más pequeño parece; pero mis pecados, cuanto más elevada es mi posición, no solo a tus ojos, sino también a los ojos de otros.

ROBERT MOSSOM [1617-1679]

“The Preacher’s Tripartie, in Three Books. The First, to raise Devotion in Divine Meditations upon Psalm XXV.”, 1657

Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande. La magnitud de nuestros pecados, no nos aleja de la piedad, todo lo contrario, hace que prevalezca: “Perdonarás mi pecado” ¿por qué? “porque es grande”. En otro pasaje leemos: “Sana mi alma, porque contra ti he pecado”;149 y el profeta Jeremías no duda en exclamar: “Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, oh Jehová, actúa por amor de tu nombre; porque nuestras apostasías se han multiplicado, contra ti hemos pecado”.150 Un argumento contundente cuando es alegado con sinceridad por un espíritu humilde y contrito, pues glorifica a Dios como grande en misericordia, rico en bondad, en el cual hay perdón y abundante redención;151 y honra a Cristo como infinito en misericordia. De ahí que el Señor mismo, cuando se siente movido ejercitar su misericordia sobre su pueblo que sufre justamente, agrava primero su pecado hasta los límites, para después derramar sobre él abundantemente su gracia. Así lo expresa el profeta Isaías cuando dice: “Con todo, no me invocaste a mí, oh Jacob, ni te has fatigado por mí, oh Israel… no me honraste con tus sacrificios, sino que pusiste sobre mí la carga de tus pecados, me fatigaste con tus maldades. Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados”.152

THOMAS COBBET [1608-1686]

“Gospel Incense Or a Practical Treatise on Prayer”, 1656

Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande. «¡Oh!» -exclama Faraón exasperado-. «¡quitad de mi vista estas ranas asquerosas,153 que cese este horrible trueno!».154 Pero, ¿qué dice David? «Señor, ¡perdona la iniquidad de tu siervo!» El uno quería verse libre del castigo, de los efectos y consecuencias del pecado; el otro de la causa, del pecado mismo. Al cristiano verdadero le perturba mucho más el pecado que las ranas o el trueno; pues ve más inmundicia en el pecado que en las ranas y sapos, y más horror en la culpa que en el trueno y los relámpagos.

JEREMIAH DYKE [1584-1639]

“Worthy Communicant”, 1645

Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande Faraón se quejaba más de los golpes que recibía que no se lamentaba por la dureza del corazón que albergaba en su interior.155 Esaú no lloraba por haber vendido su derecho de primogenitura, que era su pecado; sino de haber perdido la bendición, lo cual era su castigo.156 Esto es lo mismo que llorar por haber aproximado al ojo una cebolla: las lágrimas brotan porque duele. Es actuar como el marinero que arroja los fardos de carga excesiva durante la tempestad, con la esperanza de recogerlos de nuevo cuando los vientos hayan amainado. Muchos son los que se quejan más de las aflicciones que les han acarreado sus pecados, que de los propios pecados que las han provocado; tiemblan más ante la venganza por el pecado que ante el veneno del pecado mismo; el veneno los deleita, el castigo los aterra.

WILLIAM SECKER [¿?-1681]

“The Nonsuch Professor”, 1660

Vers. 12. ¿Quién es el hombre que teme a Jehová? El le enseñará el camino que ha de escoger. [¿Quién es el hombre que teme a Jehová? Él le enseñará el camino que ha de escoger. RVR] [¿Quién es el hombre que teme al Señor? Él le instruirá en el camino que debe escoger. LBLA] [¿Quién es el hombre que teme a YHVH? Él lo instruirá en el camino que debe escoger. BTX] [¿Quién es el hombre que teme al Señor? Será instruido en el mejor de los caminos. NVI] [A quien venere al Señor, él le enseñará qué camino elegir. BLP] [¿Quiénes son los que temen al Señor? Él les mostrará el sendero que deben elegi,,r. NTV]

¿Quién es el hombre que teme a Jehová? Dejemos que la pregunta nos lleve a un examen de conciencia. Los privilegios que derivan del Evangelio no son para cualquiera. ¿Somos parte del linaje escogido, de la simiente real o no?157

Él le enseñará el camino que ha de escoger. Aquellos cuyo corazón es recto no errarán por falta de dirección divina; cuando Dios santifica el corazón, ilumina la mente. Todos deseamos escoger nuestro propio camino; pero, ¡qué misericordia tan grande cuando el Señor dirige esta elección y hace que la libre elección sea la buena elección! Si asumimos la voluntad de Dios haciéndola nuestra, Dios nos permitirá tener nuestra propia voluntad. El Señor no fuerza nuestra voluntad, deja mucho a nuestra elección; sin embargo, instruye nuestra voluntad, y por ello escogemos lo que es agradable a su vista. La voluntad debería estar sometida a la ley; y hay un camino que debemos escoger, pero somos tan ignorantes que necesitamos ser instruidos, y tan díscolos y voluntariosos, que solo Dios puede instruirnos con eficacia.

C. H. SPURGEON

El hombre que teme a Jehová. Será bendito con:

1 El conocimiento santo de la voluntad de Cristo: “Él le enseñará el camino que ha de escoger” (25:12).

2 Paz y tranquilidad de conciencia: “En prosperidad habitará su alma” (25:13).

3 La esperanza de una descendencia creyente y próspera: “su descendencia poseerá la tierra” (25:13).

ROBERT MOSSOM [1617-1679]

“The Preacher’s Tripartie, in Three Books. The First, to raise Devotion in Divine Meditations upon Psalm XXV.”, 1657

¿Quién es el hombre que teme a Jehová? Nada más eficaz para obtener gracia y retenerla, que desechar cualquier atisbo de nuestra propia sabiduría y engreimiento, presentándonos ante Dios con verdadero temor de él. Bienaventurado eres si tu corazón rebosa con estos tres temores: temor por la gracia recibida, un mayor temor a perderla, y un temor extremo al recobrarla.

BERNARDO DE CLARAVAL [1091-1153]

¿Quién es el hombre que teme a Jehová? El temor presente engendra seguridad eterna: teme a Dios, que está sobre todas las cosas, y no tendrás necesidad de temer en nada y para nada a los hombres.

AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]

Él le enseñará el camino que ha de escoger. Dios le dirigirá en todas sus decisiones para que elija correctamente y culmine con éxito. Y esto no es algo que esté en la mano del propio hombre poder hacer: “Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos”.158

JOHN TRAPP [1601-1669]

“A commentary or exposition upon the books of Ezra, Nehemiah, Esther, Job and Psalms”, 1657

Vers. 13. Gozará él de bienestar, y su descendencia heredará la tierra. [Gozará él de bienestar, y su descendencia heredará la tierra. RVR] ] [En prosperidad habitará su alma, y su descendencia poseerá la tierra. LBLA] [Su alma reposará en la prosperidad, y su descendencia heredará la tierra. BTX] [Tendrá una vida placentera, y sus descendientes heredarán la tierra. NVI] [Vivirá con prosperidad y su descendencia heredará la tierra. BLP] [Vivirán en prosperidad, y sus hijos heredarán la tierra. NTV]

Quien teme a Dios no tiene necesidad de temer a nada más.

Su alma morará en reposo.159 Ocupará la confortable y suntuosa estancia del contentamiento. Igual de confortables podemos dormir en un camastro arrinconado que en la cama más enorme, suntuosa y mullida,160 pues no es la abundancia y suntuosidad lo que nos proporciona verdadera tranquilidad y consuelo, sino el contentamiento.161 Aún aquí en la tierra, habiendo aprendido por medio de la gracia tanto a tener abundancia como necesidad,162 el creyente habita tranquilo y confiado; ¡pero cuán profunda no será la tranquilidad de su alma cuando habite para siempre en su hogar eterno! Allí podrá disfrutar el otium cum dignitate;163 pues la tranquilidad y la gloria irán de la mano. Cual guerrero cuyas batallas han cesado, o labrador cuyos graneros están llenos, su alma disfrutará de su merecido reposo, y será feliz para siempre.

Y su descendencia heredará la tierra. Dios recuerda a Isaac por amor de Abraham,164 y a Jacob por amor a Isaac. En principio, los hijos de creyentes, de personas piadosas y buenas, parten con un bagaje favorable para iniciar su curso en la tierra, ¡pero ay! por desgracia, muchos de ellos revierten pronto esta bendición recibida de sus padres convirtiéndola en una maldición. Lo cual no significa en modo alguno que la promesa resulte fallida o se haya quebrantado, tan solo que en algunos casos aquellos a quienes corresponde se niegan deliberadamente a recibirla. Sin embargo, donde mejor aplican estas palabras es en su sentido espiritual: nuestra simiente espiritual heredara todo aquello que se entiende por la expresión “la tierra”, o Canaán, en tanto que recibe la bendición del nuevo pacto. Que el Señor nos convierta en padres felices de muchos hijos espirituales, y no tengamos temor ni preocupación acerca de su sustento, porque el Señor hará que cada uno de ellos príncipes en toda la tierra.

C. H. SPURGEON

Su alma morará en reposo. El santo temor de Dios disipa todos los temores terrenales y pecaminosos de los hombres, tal como la serpiente de Moisés devoró las serpientes de los encantadores egipcios.165 El temor de Dios tiene un efecto positivo y neutralizante que hace que las demás cosas no sean ya de temer; con lo cual el alma de aquel que teme al Señor respira tranquila: tanto en santo reposo, como en bondad; tanto en paz, como en paciencia; hasta el momento feliz en el tiempo cuando sea absorbida en la plenitud de la eternidad y cambie su morada terrenal por una mansión celestial, y su paz espiritual presente para una bienaventuranza eterna.

ROBERT MOSSOM [1617-1679]

“The Preacher’s Tripartie, in Three Books. The First, to raise Devotion in Divine Meditations upon Psalm XXV.”, 1657

En prosperidad habitará su alma. La Vulgata166 traduce “Vivirá permanentemente rodeada de cosas buenas”.167 A diferencia del alma de Adán, que habiendo sido puesta en el paraíso rodeada de deleites, tan solo permaneció en él unos pocos días u horas.

GERHOCH VON REICHERSBERG [1092-1169]168

“Commentarius aureus in Psalmos”, 1100 citado por JOHN MASON NEALE [1818-1866] y RICHARD FREDERICK LITTLEDALE [1833-1890] en “Commentary on the Psalms from Primitive and Mediæval Writers”, 1869

Su alma morará en reposo. El salmista se expresa aquí con el mayor deleite y dulzura espiritual cuando exclama: “Su alma vivirá permanentemente rodeada de cosas buenas”. Porque todo disfrutar de la carne produce, sin duda, un deleite en el momento en que se disfruta, pero tal deleite no perdura por mucho tiempo; y a pesar de que con su sabor despierta el apetito, por su brevedad engaña y frustra el deseo. Pero las delicias espirituales, ni se desvanecen en cuanto las has catado, ni disminuyen tan intensamente como deleitan, ni empalagan antes de que alcancen a saciar; permanecen con aquellos que las disfrutan para siempre.

HUGO VICTORINUS [1130]

citado por JOHN MASON NEALE [1818-1866] y RICHARD FREDERICK LITTLEDALE [1833-1890]

en “Commentary on the Psalms from Primitive and Mediæval Writers”, 1869

Su alma morará en reposo. Es decir, que cuando reciben los dones de Dios, no los devoran de golpe, sino que experimentar antes la sensación de su dulzura, los disfrutan de manera real y efectiva. Y ello hace que pese a tenerlos en menor abundancia que los impíos, les satisfagan con mayor eficacia y más plenamente. De este modo, en tanto que cada uno se siente contento y satisfecho con lo que tiene, y adopta con alegría un espíritu paciente y de tranquilidad, dice que su alma mora en reposo.

JUAN CALVINO [1509-1564]

Y su descendencia heredará la tierra.169 A saber, la tierra de Canaan; que fue prometida y entregada a los israelitas como anticipo del pacto de gracia con todas sus promesas, y por tanto, en lenguaje sinecdótico,170 de todas ellas. El sentido es: su descendencia será bendita.

MATTHEW POOLE [1624-1679]

“English Annotations on the Holy Bible”, 1683

Vers. 14. La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto. [El secreto de Jehová es para los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto. RVR] [Los secretos del Señor son para los que le temen, y Él les dará a conocer su pacto. LBLA] [YHVH es la fuerza de los que le temen, y el nombre de YHVH es de los que le temen; a ellos hará conocer su pacto. BTX] [El Señor brinda su amistad a quienes le honran, y les da a conocer su pacto. NVI] [El Señor se confía a sus fieles anunciándoles su alianza. BLP] [El Señor es amigo de los que le temen; a ellos les enseña su pacto. NTV]171

El secreto de Jehová es para los que le temen. Algunos en lugar de: “secreto” traducen: “amistad”; en el sentido de una relación familiar íntima, de confidencialidad, de comunión intensa y preferente. ¿Y acaso no es esto un gran secreto? Las mentes carnales no alcanzan a concebir lo que ello significa, y aun los creyentes no pueden explicarlo con palabras, porque no se puede explicar, es necesario sentirlo para entenderlo. La vida espiritual en el plano superior, es, por antonomasia, una senda que el ojo del águila no vislumbra ni el cachorro del león puede seguir el rastro; la sabiduría terrenal y la fuerza física no pueden forzar la puerta de esta cámara interior. Los santos son quienes poseen la clave de los jeroglíficos del cielo; solo ellos pueden descifrar los enigmas celestiales. Han sido iniciados en la comunión de los cielos; y han escuchado palabras que no les es posible repetir a sus compañeros.

Y a ellos hará conocer su pacto. Su antigüedad, garantías, justicia, plenitud, gracia y excelencia, serán revelados a sus corazones y entendimiento, y por encima de todo, la parte que a ellos corresponde, será sellada en sus almas por el testimonio del Espíritu Santo. Los designios de amor que el Señor tiene establecidos para su pueblo en el pacto de la gracia, ha sido de su agradado mostrarlos a los creyentes en el Libro de la Inspiración, y a través de su Espíritu nos conduce al misterio, el misterio oculto de la redención. Quien no conoce y entiende el significado de este versículo en lo profundo de su alma, jamás lo aprenderá de un comentario; simplemente que mire a la cruz, puesto que el secreto está en ella.

C. H. SPURGEON

Los secretos del Señor son para los que le temen, y él les dará a conocer su pacto. Dios es amigo del justo, se siente unido a él con una familiaridad amorosa, y es al justo a quien Dios revela sus secretos, haciéndole partícipe del infortunio y los tormentos que ha reservado para aquellos que ahora medran en este mundo amparándose en la maldad. Pues ciertamente no siente mayor odio a los malvados que amor para con los justos: y tan lejos se mantiene de los primeros, porque le son abominación,172 como cerca está de los segundos, como están los hombres de su amigo más entrañable. Compartir con otro los secretos es concederle el más alto honor; aquel con quien el rey comparte sus secretos ostenta la mayor dignidad. ¡Cuál no será pues el honor de aquel con quién Dios comparte sus secretos! Pues allí donde estén los secretos de Dios, allí está también su corazón. Este era el caso del apóstol Juan,173 respecto el cual afirma San Bernardo174 basándose en el prólogo de su Evangelio: «Da la sensación de sumergirse en las mismísimas entrañas del Verbo divino para desentrañar los misterios de su seno, extrayendo de ellos el meollo de sus secretos más ocultos» Lo mismo cabe decir de Pablo cuando escribe: “hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este mundo conoció”.175 San Gregorio176 siguiendo el latín de la Vulgata, lee en este texto: “sermocinatio Dei”, la comunicación de Dios es con los justos; pero luego añade: “Dei sermocinari est per illustrationem suae praesentiae humanis mentibus arcana revelare”; la comunicación de Dios, mediante la iluminación de su presencia, tiene como objetivo revelar secretos a la mente humana. Pero veámoslo con un enfoque algo más general. No hay en la santidad mayor secreto del que pueda haber en la práctica de cualquier profesión u oficio. Muchos hay que practican un arte o un oficio, pero no lo dominan y no prosperan, porque ignoran sus secretos y misterios; y muchos hay que profesan santidad y no son personas mejores, porque no poseen su verdadero secreto. El secreto de la verdadera santidad únicamente lo posee aquel que es justo en secreto, que comparte con Dios donde nadie lo ve, en su corazón; y con aquel que es justo en secreto, el Señor comparte sus secretos.

MICHAEL JERMIN [1591-1659]

“The fathers institution of his childe. Directing the conversation of his whole life, in respect of God. And of other people. And of himself”, 1658

Los secretos del Señor son para los que le temen, y él les dará a conocer su pacto. Hay un sentido vital que el hombre natural no posee, pues “el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”.177 Por tanto, todas las realidades de la experiencia cristiana quedan por completo fuera de sus percepciones. Hablarle de la comunión con Dios, del sentimiento de perdón, de la esperanza viva y real del cielo, del testimonio del Espíritu Santo, de las luchas de la vida espiritual, es como tratar de razonar con un ciego sobre los matices de los colores o debatir con un sordo sobre armonía musical.

JOHN MORISON [1791-1859]

“An Exposition of the Book of Psalms”, 1829

Los secretos del Señor son para los que le temen, y él les dará a conocer su pacto. Aunque el pacto del Señor con la iglesia visible es público y explícito en todos sus detalles, abierto a todos los hombres, sin embargo, conocer la dulce comunión interior que un alma pueda tener con Dios en virtud de ese pacto, es un misterio limitado al hombre temeroso de Dios, y del cual permanecen ignorantes aquellos que no son firmantes del pacto. Pues la promesa divina es únicamente para los que le temen, ya que tan solo a ellos el Señor les dará a conocer su pacto.

DAVID DICKSON [1583-1663]

“Explanation of the First Fifty Psalms”, 1653

Los secretos del Señor son para los que le temen. A pesar de que el Evangelio es público y abierto a todo el mundo, sin embargo, se le describe como un misterio, y un misterio oculto, que nadie conoce excepto los santos, que son alumnos de la escuela divina y enseñados por Dios mismo: “Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios”.178 De ello se desprende que hay una enseñanza secreta y un aprendizaje secreto. Ahora bien, Dios únicamente enseña a los santos, porque todos los que son enseñados por Dios van a Cristo: “Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí”.179 ¡Ah!, puede que digas: ¿Acaso muchos hombres carnales no conocen el evangelio y debaten acerca del mismo con la fuerza de su intelecto? Respondo a esto con las palabras del apóstol a los Colosenses: “el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”;180 aunque puedan conocer las cosas que revela el evangelio, no conocen las riquezas de la gloria del mismo; ese conocimiento rico del que habla el apóstol ellos no lo tienen, y por tanto no lo conocen; contemplan el evangelio como el niño de un joyero mira a una perla a lado a su padre, los dos la identifican y llaman por el mismo nombre; la diferencia está en que el niño ignora su valor como joya, algo que el joyero conoce bien, por tanto no se puede decir que ambos la conozcan del mismo modo. Leemos en el evangelio de Mateo que un cristiano se asemeja a un mercader que habiendo hallado una perla preciosa de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró, porque conocía bien el valor de la misma.181 Puede que objetes: ¿Acaso los hombres carnales no conocen también el valor del Evangelio, y suelen discurrir sobre la gracia de Cristo y su valor? Respondo, sí, como quien memoriza el inventario completo de una subasta con sus respectivos precios de salida, pero sin pararse en constatar el valor individual de cada pieza, de la riqueza colgada en el armario de la gracia, de la justicia de Cristo, sin contemplar la gloria de cada cosa; porque esto es necesario “discernirlo espiritualmente”, como bien lo expresa el apóstol: “el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura”.182

THOMAS GOODWIN [1600-1679]

Los secretos del Señor son para los que le temen. La veracidad y apertura de Dios para con su pueblo se pone de manifiesto en la facilidad y sencillez con la que le abre su corazón. Un amigo cercano pero reservado, resulta sospechoso y se hace merecedor de ser relegado a un rincón marginal en los pensamientos de sus amigos; pero el que lleva en su seno, por así decirlo, una ventana de cristal trasparente, a través de la cual sus amigos pueden leer todos los pensamientos que hay en el interior en su corazón, queda libre de toda sospecha de infidelidad. Esto último es lo que hace Dios con sus santos: “Los secretos del Señor son para los que le temen”. Nos da sus claves, que nos permiten penetrar en su corazón y conocer cuáles eran sus pensamientos respecto a nosotros antes la fundación del mundo;183 y lo hace por medio de su Espíritu que: “todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”,184 y que estaba presente en la mesa del Consejo en el cielo donde todo fue decidido. Su Espíritu fue a quien utilizó para revelar y publicar en las Escrituras, por el inspiradas, la sustancia de estos consejos de amor adoptados por las tres Personas de la Trinidad para nuestra salvación. Y para que nada faltara en nuestra satisfacción, asignó al mismo Espíritu Santo la misión de habitar y permanecer en cada uno de nosotros, para que en la misma manera como Cristo presenta en el cielo nuestras peticiones al Padre, así también el Espíritu interprete y nos haga inteligible a nosotros su Palabra; Palabra que refleja fielmente el corazón de Dios, como la cara se refleja en un espejo.

WILLIAM GURNALL [1617-1679]

“Christian in complete armour, or, a treatise of the saints war against the Devil”, 1655

Los secretos del Señor son para los que le temen. Estos “secretos” del Señor son secretos invisibles para muchos en tres maneras:

1 Al ojo natural.185 La gracia de Cristo es un secreto invisible para incrédulos, que son ciegos, incapaces de ver nada más allá de sus ojos físicos. No para los creyentes a quienes es dado penetrar en ellos.

2 Al ojo que no ha sido debidamente enseñado por el Padre.186 La gracia de Cristo es un secreto invisible para los cristianos legalistas y carnales, que se apoltronan en sus tradiciones creyendo saberlo todo cuando en realidad no saben nada.

3 Al ojo ilustrado y soberbio.187 La gracia de Cristo es un secreto invisible para todos los eruditos y profesores no santificados, por mucho que la conozcan y la hayan estudiado profundamente, pero siguen ignorando su médula. Pues muchos de estos grandes doctores simplemente son inconversos. Conocen las doctrinas y verdades de la gracia, pueden debatir y disputar sobre ellas, pero muy a pesar de su profundidad intelectual e iluminación dogmática, lo cierto es que la grandeza de la gracia, para ellos, sigue siendo un secreto.

WILLIAM FENNER [1600-1640]

“The Riches of Grace”, 1641

Les mostrará su pacto.188 O también “se lo dará a conocer”, pues el infinitivo verbal está pensado aquí para ser entendido en futuro indicativo, como en Eclesiastés 3:14-15, 18; Oseas 9:13; 12:3. Les hará comprender claramente las condiciones, tanto sus derechos como sus deberes, sus bendiciones y sus privilegios; ninguno de los cuales el hombre impío puede entender ni razonar. O también, hará que lo conozcan y entiendan de manera práctica, a través de la experiencia, mediante su bondad para con para ellos; en la misma manera en que advierte y amenaza también los transgresores con darles a conocer su castigo: “llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo”.189

MATTHEW POOLE [1624-1679]

“English Annotations on the Holy Bible”, 1683

Los secretos del Señor son para los que le temen, y él les dará a conocer su pacto. No es el mucho estudio ni el esfuerzo académico lo que nos permitirá percibir los secretos de Dios. Los secretos de estado,190 los “misterios del reino de los cielos”191 “la mente del Señor”,192 no afloran a través del discurso de la razón, vienen por revelación, y por tanto, han de conseguirse por medio de la oración. Aquellos que buscan a Dios con diligencia formarán parte de su Consejo de Ministros, conocerán los secretos de su alma, y disfrutarán de una relación de familiaridad y comunión con él. “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer”.193

JOHN TRAPP [1601-1669]

“A commentary or exposition upon the books of Ezra, Nehemiah, Esther, Job and Psalms”, 1657

Los secretos del Señor son para los que le temen, y él les dará a conocer su pacto. Caminar con Dios es la mejor manera de conocer la mente divina; es andando juntos como los amigos intercambian sus secretos. “El secreto de Jehová es para los que le temen”. Noé anduvo con Dios194 y el Señor le reveló un gran secreto: que destruiría al viejo mundo, y le preservaría a él en un arca. Abraham anduvo con Dios,195 y Dios le dejó entrar en su consejo privado: “¿Ocultaré a Abraham lo que voy a hacer?”.196 A veces Dios susurra dulcemente los secretos de su seno a nuestro oído en la oración; otras, en la Santa Cena, como Cristo se dio a conocer a los discípulos de Emaús en el partimiento del pan: “Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan”.197

THOMAS WATSON [1620-1686]

“Saint’s Spiritual Delight”, 1660

Vers. 15. Mis ojos están siempre hacia Jehová, porque él sacará mis pies de la red. [Mis ojos están siempre vueltos hacia Jehová, porque él sacará mis pies de la red. RVR] [De continuo están mis ojos hacia el Señor, porque El sacará mis pies de la red. LBLA] [Mis ojos están siempre hacia YHVH, porque Él sacará mis pies de la red. BTX] [Mis ojos están puestos siempre en el Señor, pues solo él puede sacarme de la trampa. NVI] [Mis ojos tengo siempre en el Señor, él libera mis pies de la trampa. BLP] [Mis ojos están siempre puestos en el Señor, porque él me rescata de las trampas de mis enemigos. NTV]

Mis ojos están siempre vueltos hacia Jehová.198 El salmista declara estar anclado en sus garantías y constante en sus expectativas; mira con confianza y aguarda con esperanza. A esta mirada de fe y de esperanza, podemos añadir: la mirada obediente de servicio, la mirada humilde de la reverencia, la mirada perpleja de la admiración, la mirada diligente de la meditación, y la mirada tierna de afecto. ¡Felices aquellos cuyos ojos no se apartan nunca de su Dios! Salomón nos dice que: “el ojo nunca se sacia de ver”;199 no obstante, esta mirada espiritual es la que más satisface en el mundo.

Porque él sacará mis pies de la red. Observemos la condición delicada y conflictiva en la que puede verse envuelta un alma llena de gracia: sus ojos están en el cielo, y, con todo, sus pies atrapados a menudo en la red; su naturaleza más noble no cesa de contemplar las glorias de Dios, en tanto que su parte humana sigue sufriendo las miserias del mundo. La red es la típica metáfora para representar la tentación. En la mayoría de los casos el Señor guarda a su pueblo de caer en ella, y si alguno de sus hijos ha caído lo libra. El verbo hebreo יוֹצִ֖יא yōwṣî de יָצָא yatsa, que nuestras versiones traducen por “sacará”, es un término áspero que significa arrancar o tirar con fuerza; los santos que han caído en el pecado descubren a menudo que el proceso de su restauración no siempre es fácil y agradable para la carne: el Señor nos arranca de la red tirando con fuerza, para hacernos sentir que el pecado es una cosa en extremo amarga y desagradable. ¡Pero qué misericordia tan grande hay detrás de ello! De modo que creyente, si este es tu caso, siéntete muy agradecido. El Señor nos librará de los astucias y artimañas de nuestro cruel enemigo; e incluso si por flaqueza hemos caído en el pecado, no permitirá que seamos destruidos por completo, sino que nos arrebatará de nuestra situación peligrosa; aunque nuestros pies estén amarrados en la red, si nuestros ojos miran hacia Dios, sin duda la misericordia se interpondrá y nos librará.

C. H. SPURGEON

Mis ojos están siempre vueltos hacia Jehová. Aunque debido a la distancia y oscuridad de nuestra situación actual no podamos verle con claridad, con todo, hemos de mirar hacia él, hacia el lugar donde reside su honor, deseosos de conocer lo más acerca de él y de su voluntad; y todos nuestros esfuerzos en su honor, como meta que perseguimos, han de llevarnos a trabajar con ahínco y anhelo para: “ausentes o presentes, serle agradables”.200

MATTHEW HENRY [1662-1714]

“Daily Communion with God”, 1712

Mis ojos están siempre vueltos hacia Jehová. Es decir: mis afectos. Puesto que el sentido de la vista es extraordinariamente rápido, y ejerce una marcada influencia sobre todo el entramado del pensamiento, no es infrecuente que se utilice el término “ojos” para indicar el conjunto de los afectos.

JUAN CALVINO [1509-1564]

Porque él sacará mis pies de la red. Una desdichada paloma con sus patas atrapadas en el lazo del cazador, es un emblema perfecto del alma: entrampada en las cuitas y placeres del mundo, y deseosa del poder de la gracia para poder escapar, volar libre hacia el reposo eterno junto a su Redentor glorificado.

GEORGE HORNE [1730-1792]

“A Commentary on the Psalms in which Their Literal Or Historical Sense, as They Relate to King David, is Illustrated”, 1825

Vers. 16. Mírame, y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido. [Mírame, y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido. RVR] [Vuélvete a mí y tenme piedad, porque estoy solitario y afligido. LBLA] ] [Vuélvete hacia mí y tenme compasión, porque estoy solo y afligido. BTX] [Vuelve a mí tu rostro y tenme compasión, pues me encuentro solo y afligido. NVI] [Atiéndeme, apiádate de mí que estoy solo y desvalido. BLP] [Vuélvete a mí y ten misericordia de mí, porque estoy solo y profundamente angustiado. NTV]

Vuelve a mí tu rostro. Sus ojos estaban fijos en Dios, pero temía que el Señor, airado, hubiera apartado su rostro de él. A veces la incredulidad nos sugiere que Dios dirige su mirada hacia otro lugar, apartándola de nosotros. Pero si nosotros estamos vueltos hacia Dios, no tenemos razón para temer que él se vuelva de nosotros, antes bien podemos exclamar con osadía: “Vuélvete a mí”. El origen y motivo de la querella está siempre en nosotros, y cuando esta desaparece, no hay nada que nos impida disfrutar de plena comunión con Dios.

Y tenme piedad. Los creyentes deben permanecer siempre en el banquillo de la misericordia; por muy experimentados que sean, que pueden ir más allá de la oración del publicano: “Dios, ten piedad de mí, pecador”.201

Porque estoy solo202 y afligido. Estaba solo y encorvado, vuelto hacia la tierra. Jesús, en los días de su carne se hallaba en esta misma condición; nadie podía penetrar en las profundidades secretas de sus aflicciones, pisó el lagar en solitario,203 y por tanto es capaz de socorrer en el sentido más amplio a los que pisan por la senda solitaria.

Cristo jamás me conduce a estancias más oscuras

que aquellas que él en su momento visitó;

y todo aquel que acude al reino de Dios,

debe entrar por esa misma puerta. 204

C. H. SPURGEON

Vers. 17. Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas. [Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas. RVR] [Las angustias de mi corazón han aumentado; sácame de mis congojas. LBLA] [Las angustias de mi corazón se han aumentado. ¡Oh sácame de mis congojas! BTX] [Crecen las angustias de mi corazón; líbrame de mis tribulaciones. NVI] [Mis angustias se multiplican, líbrame tú de mis pesares. BLP] [Mis problemas van de mal en peor, ¡oh, líbrame de todos ellos! NTV]

Las angustias de mi corazón han aumentado.205 Cuando la tribulación penetra en el corazón y se apodera de él, es verdadera tribulación. En el caso del salmista su corazón estaba ya desbordado de pena, como un pantano repleto a rebosar a causa de grandes riadas; y lo utiliza como argumento a su favor para demandar liberación, y sin duda es un argumento potente. Cuando llega la hora más oscura de la noche, significa que la aurora esta al despuntar; cuando el mar alcanza su punto más bajo, sabemos que la marea está a punto de cambiar; y cuando nuestras tribulaciones han aumentado a tal extremo que se nos hacen insoportables, podemos orar confiados: ¡Oh Señor, sácame de mis congojas!

C. H. SPURGEON

Las angustias de mi corazón se han aumentado. Que ningún creyente se sorprenda de ver que sus angustias aumentan desmesuradamente; la aflicción del salmista era tan grande que se le hacía incomprensible incluso a él mismo. Siempre ha sido así para el pueblo de Dios. El camino hacia el cielo está húmedo de las lágrimas y la sangre de los santos.

WILLIAM SWAN PLUMER [1802-1880]

“Studies on the Book of Psalms”, 1867

Sácame de mis congojas. No podemos quejamos de Dios, pero sí podemos quejamos a Dios. Y podemos pedir con espíritu sincero, y sumisión a su santa voluntad, ayuda y liberación.

WILLIAM SWAN PLUMER [1802-1880]

“Studies on the Book of Psalms”, 1867

Sácame de mis congojas. Situaciones puntuales de aflicción proveen la ocasión propicia para orar pidiendo intervenciones especiales de liberación.

ANÓNIMO

Vers. 18. Mira mi aflicción y mi trabajo, y perdona todos mis pecados. [Mira mi aflicción y mis trabajos, y perdona todos mis pecados. RVR] [Mira mi aflicción y mis trabajos, y perdona todos mis pecados. LBLA] [Mira mi aflicción y mi fatiga, ¡y carga con todos mis pecados! BTX] [Fíjate en mi aflicción y en mis penurias, y borra todos mis pecados. NVI] [Mira mis aflicciones y penas, perdóname mis pecados. BLP] [Siente mi dolor, considera mis dificultades y perdona todos mis pecados. NTV]

Mira mi aflicción y mis trabajos. Fijémonos en las numerosas pruebas que atraviesan los santos; en tres versículos encontramos no menos de seis expresiones relacionadas: “Solitario y afligido (25:16)”; “las angustias de mi corazón han aumentado” (25:17); “mis congojas” (25:17); “mi aflicción” (25:18); y “pena” (25:18). Pero fijémonos también en el espíritu sumiso y creyente del verdadero santo, todo lo que pide es: “Señor, mira mi aflicción y mis trabajos” (25:18). No pronuncia ni aun expresa una sola queja; una mirada por parte de Dios basta para contentarle, y habiendo sido concedida, no pide más. Aún más notable es la forma en que sometido a la aflicción, descubre la verdadera causa por la que sufre y pone el hacha sobre la raíz de la misma:

“Perdona todos mis pecados” (25:18) es el clamor típico de un alma que está más acongojada por el pecado que por el propio dolor, y anhela antes ser perdonada que curada. ¡Bienaventurado el hombre para quien el pecado es más insoportable que la propia enfermedad; pues no pasará mucho tiempo sin que el Señor le haya perdonado la iniquidad y curado la enfermedad! Los seres humanos son parcos y lentos en darse cuenta y admitir la conexión íntima entre el pecado y la aflicción; tan solo un corazón educado por la gracia toma conciencia de ello.

C. H. SPURGEON

Mira mi aflicción y mis trabajos, y perdona todos mis pecados.206 De las palabras del salmista en este versículo, aprendemos que el pecado es causa de enfermedad y debilidad del cuerpo. “Hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros”,207 por esta causa. Es algo que no preciso extenderme para demostrarlo, pues contamos con sobrada base escritural: “Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna, y con comezón de los que no podrás ser curado; con locura, ceguera y turbación de espíritu…”;208 salmos enteros, como el Salmo 107; y muchos otros pasajes. Es por causa de la enfermedad del alma que Dios nos visita con la enfermedad del cuerpo. Su objetivo es curar el alma al afligir el cuerpo. Y, siendo así, cuando Dios nos visita con la enfermedad del cuerpo, deberíamos pensar que el principal problema a resolver lo tenemos más bien en el cielo con Dios, que entre los médicos terrenales. Empecemos por sanar la enfermedad del alma y nos será mucho más fácil sanar el cuerpo. Esta fue la experiencia de David según leemos en el Salmo 32: “Mientras callé, se consumieron mis huesos en mi gemir de todo el día”.209 Hasta que no resolvió su contencioso con Dios, declarando su pecado sin encubrir su iniquidad,210 gimió y rugió como un animal herido, perdió sus energías y su verdor se volvió en sequedades de estío.211 Pero tan pronto decidió dirigirse directamente a Dios y confesar su culpa, Dios perdonó sus pecados y además sanó su cuerpo. Así que cuando Dios nos visita con enfermedad, el mejor método es ver cómo resolvemos el contencioso con él. Comencemos por averiguar cuál es la situación del alma, puesto que siempre que el Señor toca el cuerpo es por el bien del alma: “hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros”.

RICHARD SIBBES [1577-1635]

Mira mi aflicción y mis trabajos. En caso de enfermedad del cuerpo, pongamos nuestra confianza en Jesús, que sigue siendo tan poderoso y tan dispuesto a ayudarnos ahora, como lo era en los días de su carne: “para el que cree todo es posible”.212. Una sola palabra suya basta para calmar tempestades y cesar tormentas.213 No hagamos como Asa, confiando solo en los médicos u otros recursos terrenales,214 pues sabemos que sin el Médico celestial, los médicos terrenales tienen poco que hacer. Por lo tanto, sin despreciar los médicos terrenales, acudid a Cristo, para que él obre a través de ellos, sabiendo que de él procede toda la virtud y la fuerza para bendecir o maldecir, toda sabiduría para guiar a todo tipo de medios terrenales.

RICHARD SIBBES [1577-1635]

Vers. 19. Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado, y con odio violento me aborrecen. [Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado, y con odio violento me aborrecen. RVR] [Mira mis enemigos, que son muchos, y con odio violento me detestan. LBLA] [¡Considera cuántos son mis enemigos, y el aborrecimiento cruel con el que me aborrecen! BTX] [¡Mira cómo se han multiplicado mis enemigos, y cuán violento es el odio que me tienen! NVI] [Mira cuántos son mis enemigos y el rencor con que me odian. BLP] [Mira cuántos enemigos tengo, ¡y de qué manera despiadada me odian! NTV]

Mira mis enemigos. Contémplalos, vigílalos, sospésalos, pruébalos, derrótalos.

Cómo se han multiplicado.215 Harían falta los ojos de Argos216 para abarcarlos, y los brazos de Hércules217 para enfrentarse a ellos, pero el Señor es más que suficiente para derrotarlos. Cuando el Señor desnuda su santo brazo,218 los demonios del infierno y los males de la tierra están derrotados y vencidos de inmediato.

Y con odio violento me aborrecen. Odiar es el aliento natural de la simiente de la serpiente;219 su progenitora era puro odio, y sus descendientes no pueden por menos que imitarla. Y ningún odio hay tan cruel como aquel que es irrazonable e injusto. Una persona puede perdonar a quién le haya causado daño injustamente, y a pesar de ello, el que se lo ha causado sigue odiándole de manera implacable. “Mirad, yo os envío como ovejas en medio de lobos”220 dijo el Señor a sus discípulos, y la advertencia del Maestro sigue en vigor, válida para todos y cada uno de nosotros.

C. H. SPURGEON

Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado, y con odio violento me aborrecen. Sí, míralos; pero con otra clase distinta de mirada; con aquella con la que miraste a través de la columna de fuego el campamento de los egipcios y se trastornaron;221 con una mirada de ira y de venganza. El argumento que utiliza hace referencia tanto a la cantidad como a la calidad de sus enemigos, su número y su naturaleza: “se han multiplicado” y “con odio violento me aborrecen”. Se han multiplicado: los corazones del grueso de los hijos de Israel se habían inclinado por Absalón y corrido tras él;222 y así también los enemigos espirituales del pueblo del Señor son muchos: Satanás, sus principados y potestades,223 y todos los hombres impíos de este mundo. Y con odio violento me aborrecen: su odio y furor es terrible, como el de Simeón y Levi;224 estalló de una manera cruel y derivo en actos de violencia y crueldad; y más cruel aún en tanto que era irreflexivo y sin causa; así es también el odio de Satanás y sus emisarios contra los seguidores de Cristo; todos ellos respiran crueldad, sed de su sangre, y con su odio se emborrachan; incluso sus misericordias son crueles, porque están marcadas por el odio.

JOHN GILL [1697-1771]

“Exposition of the Old Testament”, 1748

Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado, y con odio violento me aborrecen. Dios no necesita recurrir a muchas criaturas para disciplinar al hombre; lo hace por su cuenta. No hay ninguna criatura tan perjudicial para el hombre como su Creador airado. Por regla general, los animales salvajes atacan a otras especies pero no a los individuos de la suya propia; pero la raza humana es capaz de destruirse a sí misma sin compasión. El hombre como depredador del hombre, es más astuto que una zorra, más cruel que un tigre, más fiero que un león; en una palabra, el hombre persiguiendo a otro hombre, es mucho peor que un lobo, es un diablo.

WILLIAM STRUTHER [1578-1633]

“Christian Observations”,1629

Vers. 19-20. Mira mis enemigos (…) Guarda mi alma, y líbrame. A la concupiscencia original, fortalecida y aumentada por múltiples transgresiones habituales, cabe darle el nombre de: “legión, porque somos muchos”.225 Al estilo de Hidra,226 es un cuerpo con muchas cabezas; y cuando cortamos una de sus cabezas, esto es, una impiedad enorme, brota de inmediato otra igual o peor, más monstruosa todavía, igual de venenosa. Desde el vientre materno nos acompaña el pecado original y la inclinación al pecado; y cual del vientre del caballo de Troya,227 surge todo un ejército de deseos impuros que rodean nuestra alma en todas sus facultades, apoderándose de nuestro cuerpo y de cada uno de sus miembros.

ROBERT MOSSOM [1617-1679]

“The Preacher’s Tripartie, in Three Books. The First, to raise Devotion in Divine Meditations upon Psalm XXV.”, 1657

Vers. 20. Guarda mi alma, y líbrame; no sea yo avergonzado, porque en ti confié. [Guarda mi alma, y líbrame; no sea yo avergonzado, porque en ti confié. RVR] [Guarda mi alma y líbrame; no sea yo avergonzado, porque en ti me refugio. LBLA] [¡Guarda mi alma y líbrame! No sea yo avergonzado, porque en Ti me refugio. BTX] [Protege mi vida, rescátame; no permitas que sea avergonzado, porque en ti busco refugio. NVI] [Protégeme, sálvame, no me defraudes, pues en ti confío. BLP] [¡Protégeme! ¡Rescata mi vida de sus manos! No permitas que me avergüencen, pues yo en ti me refugio. NTV]

Guarda mi alma y líbrame. Es decir Guarda mi alma del mal y líbrame cuando caiga en él. Una versión alternativa de la oración modelo: “No nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal”.228

No sea yo avergonzado. Este era el temor que cual espectro fantasmagórico perseguía la mente del salmista. Tiembla para que en el punto álgido de su aflicción y debido a lo extremo de la misma, su fe no sea objeto de burla y ridículo. Los corazones nobles lo soportan todo menos la vergüenza. David tenía ese espíritu caballeresco, capaz de resistir cualquier tormento, antes que el de la deshonra.

Porque en ti confié.229 Si sus siervos se ven abandonados, el buen nombre de Dios queda en entredicho, y esto es algo que los corazones creyentes no pueden tolerar en modo alguno.

C. H. SPURGEON

Guarda mi alma, y líbrame; no sea yo avergonzado, porque en ti confié.230 Cuando David llega el versículo 20 de este salmo, nos recuerda a Coriolano231 encaminándose vestido de extranjero al palacio de su enemigo Tulo Aufidio, y sentarse impotente implorando la clemencia y hospitalidad del rey, pese a ser consciente de que merecía morir en sus manos. El salmista se arroja de manera similar en brazos de la compasión de un Dios injuriado: “En ti confié”.

ANDREW ALEXANDER BONAR [1810-1892]

“Christ and His Church in the Book of Psalms”, 1859

Vers. 21. Integridad y rectitud me guarden, porque en ti he esperado. [Integridad y rectitud me guarden, porque en ti he esperado. RVR] [La integridad y la rectitud me preserven, porque en ti espero. LBLA] [Integridad y rectitud me preserven, porque en Ti espero. BTX] [Sean mi protección la integridad y la rectitud, porque en ti he puesto mi esperanza. NVI] [La integridad y la rectitud me protejan porque en ti tengo puesta mi esperanza. BLP] [Que la integridad y la honestidad me protejan, porque en ti pongo mi esperanza. NTV]232

Integridad y rectitud me guarden, porque en ti he esperado. ¿Qué mejores garantías y protecciones puede una persona exigir? Si con tales salvaguardas no somos capaces de prosperar, más nos vale padecer adversidad. Pues incluso los impíos admiten abiertamente que: «la honestidad y honradez son siempre la mejor política». Los herederos del cielo dan fe de esa verdad por partida doble, y reaseguran su protección, pues además de proceder con rectitud en público, se encomiendan en privado al cuidado del guardián de los cielos mediante oración secreta: “porque en ti he esperado”. La pretensión de esperar en Dios sin vivir una vida de santidad, es mera hipocresía religiosa; y confiar únicamente en la propia integridad sin invocar a Dios, es ateísmo presuntuoso. Tal vez la integridad y rectitud a que hace referencia el salmista sean los atributos perfectos de Dios, en los que apoya su fe como una garantía de que el Señor cumplirá su palabra.

C. H. SPURGEON

Porque en ti confié. O también: “en ti he esperado”. Así como la protección y preservación divina es una acción creadora permanente; esperar es una confianza permanente: aquello que creemos por fe, lo esperamos con esperanza; y por tanto, confiar, es un compuesto de ambas: fe y esperanza.

ROBERT MOSSOM [1617-1679]

“The Preacher’s Tripartie, in Three Books. The First, to raise Devotion in Divine Meditations upon Psalm XXV.”, 1657

Vers. 22. Redime, oh Dios, a Israel de todas sus angustias. [Redime, oh Dios, a Israel de todas sus angustias. RVR] [Oh Dios, redime a Israel de todas sus angustias. LBLA] [¡Oh Elohim, redime a Israel de todas sus angustias! BTX] [¡Libra, oh Dios, a Israel de todas sus angustias! NVI] [¡Señor, libera a Israel de todas sus angustias! BLP] [Oh Dios, rescata a Israel de todos sus problemas. NTV]233

Redime, oh Dios, a Israel de todas sus angustias.234 Una oración tan completa como exhaustiva, que abarca a todos los fieles y a todas sus pruebas. El dolor le había enseñado al salmista a simpatizar con otros, llevándole a entablar comunión con quienes Dios somete a duras pruebas; y en consecuencia, recuerda en su oración a Israel, el probado, el luchador, el héroe conquistador,235 en representación de todos los santos creyentes. Israel en Egipto, en el desierto, en sus guerras con los cananeos, en la cautividad, es tipo de la Iglesia militante en la tierra. Jesús es el Redentor de las aflicciones como lo es del pecado, es un Redentor completo, y rescatará a cada creyente de todos y cada uno de sus males. La redención por la sangre está consumada y acabada: Oh Dios, envíenos ahora la redención por el poder. Amén y Amén.

C. H. SPURGEON

Redime, oh Dios, a Israel de todas sus angustias. El rabbí David236 añade en una nota: “vita vel post mortem meam”, es decir, tanto en vida mía como después de mi muerte. Esta es la oración y el anhelo compartido de todas las personas justas y buenas: ninguna de ellas dejará de orar por la Iglesia; pero nadie puede orar por la Iglesia si él mismo no está primero en paz con Dios.

JOHN TRAPP [1601-1669]

“A commentary or exposition upon the books of Ezra, Nehemiah, Esther, Job and Psalms”, 1657

Redime, oh Dios, a Israel de todas sus angustias. Este hermosísimo ejemplar de los “salmos, himnos y cánticos espirituales”,237 se cierra con una dulcísima petición, de tal calibre, que todo componente del verdadero Israel de Dios desearía partir de este mundo con ella en sus labios: “Redime, oh Dios, a Israel de todas sus angustias”. Exhala la misma aspiración santa que las palabras del anciano Simeón: “Ahora, Soberano Señor, puedes dejar que tu siervo se vaya, conforme a tu palabra, en paz; porque han visto mis ojos tu salvación”.238

BARTON BOUCHIER [1794–1865]

“Manna in the heart or daily comments on the book of Psalms”, 1855


1 1 Samuel 13:14; Hechos 13:22.

2 2 Samuel 15:1-37. Sobre este salmo dice ATANASIO DE ALEJANDRÍA [296-373] en su carta a su discípulo Marcelino sobre la naturaleza y valor de los salmos: «¿Estás rodeado de enemigos? Eleva tu corazón a Dios cantando el Salmo 25, y verás a los inicuos huir en desbandada». El Tomo I de “El Tesoro de David” incluye una traducción completa de la Carta de Atanasio a Marcelino. [Tomo I - pp. 50].

3 En este sentido KRAUS nos hace notar que el salmo no contiene propiamente lamentaciones, es un cántico de oración caracterizado por peticiones y expresiones de confianza.

4 Los Salmos alfabéticos o acrósticos se llaman así porque sus versículos, series sucesivas de versículos, o líneas comienzan con las letras del alefato (alfabeto hebreo) siguiendo el orden de las mismas. Los llamados “regulares” incluyen todas las letras, mientras que los “irregulares” o “defectivos” omiten o añaden alguna letra. Son considerados salmos alfabéticos o acrósticos el 9, 10, 25, 34, 37, 111, 112, 119, y el 145. Los salmos 9 y 10 son acrósticos incompletos ya que una parte del alefato hebreo esta en el Salmo 9 y la otra parte en el Salmo 10. En la Septuaginta figura como un solo Salmo (Ver sobre esto la nota 1 del Salmo 9). Es por ello que Spurgeon considera el Salmo 25 como el primer salmo acróstico, aunque se trata de un acróstico irregular, pues hay dos letras repetidas y dos omitidas. Algunos comentaristas han llegado a imaginar que esta irregularidad fue dispuesta intencionadamente por David para reflejar la situación compleja y turbulenta en que fue escrito, pero se trata de mera especulación.

5 El “Comentario de Matthew Henry” plantea la estructura siguiente: «El salmo está lleno de afectos devotos hacia Dios. Podemos aprender en Él: I. Qué es orar (vv. 1,15). II. Por qué cosas hemos de orar: perdón de los pecados (vv. 6, 7,18), dirección en el camino del deber (vv. 4,5), el favor de Dios (v. 16), liberación de nuestras aflicciones (vv. 17,18), preservación de nuestros enemigos (vv. 20, 21) y la salvación del pueblo de Dios (v. 12). III. A qué hemos de apelar en nuestras oraciones: a nuestra confianza en Dios (vv. 2,3,5,20,21), al aprieto en que nos vemos y a la maldad de nuestros enemigos (vv. 17,19), a nuestra sinceridad (v. 21). IV. Qué preciosas promesas tenemos para animarnos en nuestras oraciones: de dirección e instrucción (vv. 8,9,12), de los beneficios del pacto (v. 10) y del gozo en la comunión con Dios (vv. 13,14)».

6 Los salmos 9 y 10 se consideran acrósticos “irregulares” o “defectivos” y por ello el autor considera que el salmo 25 es el primero de siete, los llamados “regulares”, que incluyen las veintidós letras del alfabeto hebreo por orden (Ver nota 4).

7 Se refiere a GIULIO BARTOLOCCI [1613-1687] monje italiano de la orden del Cister, eminente erudito bíblico que escribió y publico la famosa “Bibliotheca Magna Rabbinica” en 4 volúmenes, publicada en 1693, el primer intento a gran escala de proporcionar al mundo un verdadero compendio de todo conocimiento y literatura del pueblo judío.

8 En este sentido creemos interesante mencionar que JUAN SEBASTIÁN BACH [1685-1750] creaba su música para Dios. La mayoría de sus obras son explícitamente sobre pasajes bíblicos, lo que llevó al insigne médico, teólogo y misionero ALBERT SCHWEITZER [1875-1965] virtuoso organista y experto en Bach, a identificarlo como “el quinto evangelista”. Es sabido que solía comenzar muchas de sus partituras con un “J.J” significando: “Juva Jesu” (Ayúdame Jesús); y concluirlas con un “S.D.G”, “Soli Deo Gloria”.

9 Salmo 22:1.

10 Salmo 23:1.

11 Salmo 24:3.

12 En realidad en el Salmo 25 encontramos paralelos con muchos otros salmos. El versículo diecinueve (25:19) suena casi como un duplicado del versículo primero del Salmo 3: “¡cómo se han multiplicado mis adversarios!” (3:1). Y algunas de sus expresiones: “enséñame tus sendas”, “muéstrame tus caminos”. “encamíname en tu verdad” (25:4-5), encajarían perfectamente en el marco del Salmo 119.

13 En hebreo נַפְשִׁ֥י אֶשָּֽׂא nap̄šî ’eśśā de נָשָׂא nasa, “elevar”; y נָ֫פֶשׁ nephesh, “alma”. Ver al respecto de esta expresión Salmo 24:3-44; 86:4; 143:8. SHÖKEL dice al respecto: «En su sentido material sería levantar el cuello, como alguien que debe dirigirse a una persona situada en un puesto más alto, como mirando hacia arriba. Del gesto corporal pasamos al símbolo espiritual: yo tomo mi vida consciente, mi ser íntimo, y lo elevo hacia Dios. El desdoblamiento delata un esfuerzo de introspección y enuncia el acto libre y plenario de poseerse y enderezar la persona hacia Dios, que en este momento es “tú”. Como comienzo de oración, inmejorable» “Salmos, Tomo I, 1-72” Ediorial Verbo Divino, Estella, Navarra, 1992.

14 Génesis 28:10-19.

15 Paráfrasis de la frase legendaria de ARQUÍMEDES DE SIRACUSA [287-212 a.C.] cuando estableció los principios sobre la palanca: «Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo», para indicar que la palanca es capaz de multiplicar la fuerza: puede levantar cualquier peso, por muy grande que este sea, siempre y cuando se encuentre un punto de apoyo adecuado. Desde el punto de vista técnico, la palanca es una barra rígida que oscila sobre un punto de apoyo debido a la acción de dos fuerzas contrapuestas: potencia (la fuerza que tenemos que aplicar) y resistencia (la fuerza que tenemos que vencer).

16 Mateo 9:35-38.

17 Los Padres de la Iglesia comentaron:

–EUSEBIO DE CESAREA [267-338]: «Apartando el alma de las cosas terrenales, el salmista busca levantarla por encima de sí mismo hasta las alturas y situarla próxima al mismo Dios: “En ti confío” y es en base a esta confianza depositada en ti, no en mí, que me atrevo a desechar las cosas tangibles para elevarme por encima de ellas hacia ti. No permitas, pues, que sea avergonzado, que desde esas alturas que pretendo alcanzar me precipite de nuevo sobre la tierra».

–ARNOBIO EL JOVEN [siglo V]: «Señor, por encima de todas las recompensas terrenales y cuantas cosas este mundo me pueda ofrecer, por buenas que parezcan, levanto mi espíritu y me acerco a ti. No confiando en el dinero, en las propiedades, en los negocios, o el poderío militar; ni tampoco en mis propios méritos o habilidades; sino única y exclusivamente en ti, para que cuando tenga que abandonar este cuerpo material no sea avergonzado».

18 1 Corintios 3:10-14

19 Colosenses 3:3.

20 Salmo 145:16.

21 Se refiere a CIPRIANO DE CARTAGO [principios del siglo II-258 d.C.], más conocido como SAN CIPRIANO, obispo de Cartago en el Norte de África y uno de los primeros Padres de la Iglesia. Murió mártir. Sus obras han sido publicadas por Editorial CLIE en la colección Obras Escogidas de Patrística.

22 La expresión en latín es “sursum corda”: “arriba los corazones” o “levantemos nuestros corazones”. Actualmente forma parte de la liturgia de la Eucaristía, concretamente en el llamado “Prefacio” de la anáfora, conocido como “Oración Eucarística” que concluye el Ofertorio y da paso al rito de la Consagración; tanto en la Iglesia Latina o Romana, las Iglesias Orientales, la Iglesia Anglicana (Libro de Oración Común) y el rito mozárabe utilizado por la Iglesia Española Reformada Episcopal IERE. Sabemos que formaba ya parte de la liturgia eucarística de la iglesia primitiva desde el siglo III, puesto que la mencionan HIPÓLITO DE ROMA [170-235]; y CIPRIANO DE CARTAGO en su tratado sobre “El Padre Nuestro” (que es la cita de John Trapp): «Debemos apartar de nuestra mente todo pensamiento carnal y mundano y concentrarnos exclusivamente en la oración. Por ello el ministro, antes de ofrecer su propia oración, prepara las mentes de los hermanos pronunciando un prefacio que dice: “Sursum corda – Levantad vuestros corazones”, para que cuando el pueblo responda: “Los tenemos levantamos al Señor”, sean amonestados a no pensar en otra cosa que en el Señor»; CIRILO DE JERUSALÉN [315-386] la describe con mayor amplitud en una de sus veintitrés “Lecturas Catequéticas”, concretamente la 22, donde habla de la celebración de la eucaristía o mesa del Señor; y también la usa AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]. Los Reformadores reconocieron y aceptaron la sabiduría de esta antigua costumbre en la celebración de la Santa Cena y JUAN CALVINO [1509-1564] en su “Institución de la Religión Cristiana” Libro IV Capítulo 17.38 donde habla de la Santa Cena y lo que nos aporta, dice al respecto: «A fin de que las almas piadosas puedan asimilar debidamente a Cristo en la Cena, es preciso elevar sus mentes al cielo (…) Antiguamente se estableció que antes de la consagración se debía pedir al pueblo en voz alta que elevaran sus corazones al Señor (“sursum corda”). Y la Escritura misma aunque nos narra meticulosamente la ascensión de Cristo, con la cual retiró de nuestra vista y compañía la presencia de su cuerpo humano con el propósito de apartar de nosotros todo pensamiento carnal sobre él, nos ordena también que cada vez que lo recordemos elevemos nuestras mentes y le busquemos en el cielo, sentado a la diestra del Padre (Colosenses 3:1-2)»

23 Isaías 29:13.

24 Hebreos 12:1.

25 Salmo 24:7-10.

26 En las liturgias de culto católica-romana y anglicana, se da el nombre de COLECTA a la oración especial de súplica relacionada con la festividad del día, y que suele hacer, por regla general, el oficiante en nombre de toda la congregación.

27 “The Ancient Liturgy of the Church of England: According to the Uses of Sarum Bangor York & Hereford”, 1844.

28 Levítico 9:16, 22.

29 Lamentaciones 3:44.

30 2 Samuel 6:18; Hechos 10:4; Apocalipsis 8;4. YLT (Young’s Literal Translation) traduce el texto de 2 Samuel 6:18: “And David finisheth from causing to ascend the burnt-offering, and the peace-offerings”.

31 1 Corintios 6:20; 7:23.

32 Efesios 1:7-8.

33 Efesios 5:26-17; Gálatas 5:5.

34 Apocalipsis 19:6-9.

35 Dice al respecto CASIODORO [485-583]: «Confiar en Dios implica seguir esperando en él mientras nos vemos acosados por todo tipo de adversidades y tribulaciones (Job 13:15), para que cuando tengamos que presentarnos ante el para juicio pueda otorgarnos aquello por lo cuan hemos esperado (2 Timoteo 2:12; 1 Pedro 4:13-16)»

36 Salmo 28:7.

37 En hebreo אַל־יַֽעַלְצ֖וּ אֹיְבַ֣י לִֽי’al-ya‘alṣū ’ōyəḇay lî. En el salmo 30:1 encontramos una expresión similar: “Y no permitiste que mis enemigos se alegraran a costa mía”.

38 Salmo 43:3; 115:2.

39 Génesis 26:22. En hebreo רְחֹב֔וֹת rəḥōḇōwṯ, “amplitud, lugar amplio y espacioso”.

40 Ver al respecto el pasaje de Romanos 5:3-5: “la esperanza no avergüenza”.

41 Salmo 105:8; 111:5.

42 En hebreo יֵ֝בֹ֗שׁוּ הַבֹּוגְדִ֥ים רֵיקָֽם yêḇōšū habbōwḡḏîm rêqām de בָּגַד bagad. KRAUS sostiene que el verbo בָּגַד bagad tiene en este caso el sentido de renegar o apostatar: «la defección traidora de quien no tiene fe» y lee רֵיקָם reqam por “vacío” (como en 2 Samuel 1:22; Isaías 55:11; Jeremías 50:9) en lugar de “sin razón” o “sin causa”; planteando una traducción distinta: “pero los renegados tienen que salir vacíos”. SCHÖKEL traduce: “quedan defraudados los desleales sin razón”, entendiendo por deslealtad sin razón traición porque “han transgredido el pacto” (Oseas 6:7); o bien “no guardan tus palabras” (Salmo 119:158).

43 Josué 7:9; 1 Samuel 12:22; Jeremías 14:21.

44 Romanos 3:23.

45 Juan 3:16.

46 2 Samuel 17:1-23.

47 2 Samuel 18:9-15.

48 En hebreo דְּרָכֶ֣יךָ יְ֭הוָה הֹודִיעֵ֑נִי dərāḵeḵā Yahweh hōwḏî‘ênî de דֶּרֶךְ derek, camino: “tus caminos”, una expresión muy habitual para referirse a la voluntad de Dios o instrucciones divinas (Job 12:14; 21:14; Salmo 27:11; 51:13) En el salmo 119 aparece diecinueve veces, cinco de ellas en una misma octava Dalet (119:25-32). Aquí en el Salmo 25 además de en este versículo דֶּרֶךְ derek aparece tres veces más; en el versículo el 8: בַּדָּֽרֶךְ baddāreḵ, “el camino”; en el 9: דַּרְכּֽוֹ darkōw, “su camino”; y en el 12: בְּדֶ֣רֶךְ bəḏereḵ, “en el camino”.

49 Lucas 22:42.

50 Génesis 49:24.

51 Mateo 11:29-30.

52 Los “Morning Exercices”, fueron iniciados por THOMAS CASE [1598-1682] como devocionales para los soldados puritanos durante la Guerra Civil de Inglaterra (1642-1651) a las 7 de la mañana para orar y escuchar la palabra de Dios. Se convirtieron en costumbre en la mayoría de iglesias de Londres y del resto de Inglaterra con asistencia del pueblo. En ellas hacían sus exposiciones los más famosos predicadores puritanos de la época. Después de la Guerra Civil, esta costumbre continuó y fue conocida como “Morning Exercises at Cripplegate” y los sermones fueron recopilados y publicados por SAMUEL ANNESLEY [1620- 1696], lo que ha permitido que hayan llegado hasta nosotros algunas de las mejores exposiciones de los predicadores puritanos.

53 Dice AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «Sí, Señor, “encamíname y enséñame”, pues por mí mismo no soy capaz de aprender más que la mentira. Pero “tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día”; sal pues a mi encuentro, ya que después que me expulsaras del paraíso (Génesis 3:23) me marché lejos a una provincia extranjera (Lucas 15:13), y ahora, pródigo y extraviado, si no sales a mi encuentro me veo incapaz de regresar por mis propios medios».

54 Hebreos 12:2.

55 Dice CASIODORO [485-583] comentando este versículo: «El salmista establece aquí las dos características claves que identifican a todo cristiano verdadero: la primera creer en Dios como su Salvador (Juan 3:16); y la segunda esperar con paciencia la recompensa que nos tiene prometida (2 Timoteo 4:8)»

56 1 Reyes 18:43.

57 Apocalipsis 10:7.

58 Expresión del argot náutico o marinero para referirse a una situación de completa quietud del aire sobre el mar, impidiendo totalmente el avance de una embarcación con sistemas de navegación a vela. En realidad en de origen griego: κάρμα karma, adoptada posteriormente por el latín: cauma, y su significado original es el de “calor sofocante”. Y fue con este sentido que llegó originalmente al castellano, aunque el argot marinero la incorporó para describir la imposibilidad de navegar por falta de viento, una situación que en los meses de verano y de manera especial en los trópicos provocaba altas temperaturas sofocando a los tripulantes. Pero resulta difícil saber cómo y cuándo se le añadió el “chicha”: el lexicógrafo español GONZALO CORREAS ÍÑIGO [1571-1631] no la recoge en al referirse a expresiones marítimas en su “Vocabulario de refranes y frases proverbiales” de 1627, mientras que JOAN COROMINES [1905-1997] la da como documentada desde 1831, por lo que se calcula que debió aparecer en algún momento del siglo XVIII. Se especula con la posibilidad de que algún marinero de origen francés, ante la negativa del viento a soplar exclamara alguna vez: “C’est calme chiche!”, “Es una clama tacaña”, del francés “chiche” “tacaño”; se dice que la frase gustó a los marineros españoles y la adoptaron.

59 Salmo 42:1.

60 Juan 5:2-4.

61 Salmo 62:5.

62 Salmo 23:2.

63 Dice al respecto CASIODORO [485-583]: «En estas palabras del salmista resplandece la verdad más evidente y luminosa de nuestra fe: nadie alcanza la gracia en base a sus propios méritos. Al decir: “de tus compasiones y de tus misericordias, que son perpetuas”, nos está diciendo que la Iglesia ve al Señor y lo alaba como el dador absoluto de toda misericordia, que no demanda ni acepta del hombre, como paso previo, obras o méritos propios, sino que es él quien otorga primeramente sus dones».

64 Spurgeon incluye aquí la primera estrofa del himno de JOSEPH ADDISON [1672-1719] escrito en 1712 y que dice: “When all thy mercies, O my God, / my rising soul surveys, / transported with the view, I’m lost / In wonder, love and praise”. La versión española que incluimos es de JUAN BAUTISTA CABRERA [1837-1916].

65 Es decir, la jurisprudencia: el conjunto de decisiones de los tribunales sobre una materia determinada, de las cuales se puede extraer la interpretación dada por los jueces a una situación concreta. Tiene un valor fundamental como fuente de conocimiento del derecho positivo, con el cual se procura evitar que una misma situación jurídica sea interpretada en forma distinta por los tribunales, y se conoce como el principio unificador de la justicia.

66 Se refiere a DAVID DICKSON [1583-1663], pastor, predicador, escritor y poeta escocés; escribió numerosas obras, varios comentarios y poemas; entre ellos un comentario a los Salmos; al Evangelio de Mateo; uno a las Epístolas (en latín e inglés); una Terapéutica Sacra: cuestiones de conciencia resueltas (en latín); y un “Treatise of the Promises”, “Tratado de las Promesas”.

67 DAVID DICKSON [1583-1663] comentando el Salmo 25 en “Explanation of the First Fifty Psalms”, 1653.

68 Salmo 42:7.

69 Salmo 103:3; Isaías 53:4.

70 Dice AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «Acuérdate, Señor de tus misericordias, ya que los hombres creen que te has olvidado de ellas. Pero tus misericordias son perpetuas y existen desde siempre: ya estaban presentes cuando llevaste a cabo la creación. Pues aunque el hombre pecara arrastrado por su vanidad no lo privaste de la esperanza (Génesis 3:15), ni lo despojaste de los tantos consuelos de los que es objeto constantemente día tras día. (…) Mírame, por tanto, Señor, sin tener en cuenta la ira de la que soy merecedor, sino conforme a tu misericordia; no en base a mis méritos sino “por tu bondad”».

71 Deuteronomio 11:19.

72 Isaías 55:1.

73 2 Reyes 2:3,7.

74 DIODORO DE TARSO [¿?-392] en su “Commentarius in Psalmos i-l” identifica estos “pecados de mi juventud” con los cometidos por el pueblo de Israel en Egipto y en el desierto donde cayeron en la idolatría: «No te acuerdes de aquellas transgresiones sino míranos a través de tu amor, en razón del cual incluso entonces te mostraste benévolo con ellos en su ignorancia y sentiste misericordia por ellos aún cuando no te lo pidieran. Muestra ahora ese mismo amor y benevolencia por ti mismo».

75 En hebreo וּפְשָׁעַ֗י ūp̄əšā‘ay de פֶּ֫שַׁע pesha. La version griega de los LXX o Septuaginta lee: καί ἄγνοια ἐγώ que la Vulgata traduce al latín como: “et ignorantias meas”, “ni de mis ignorancias”. Algunos comentaristas lo asocian con las palabras del apóstol Pablo: “mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia” (1 Timoteo 1:13).

76 Lucas 23:39-43.

77 2 Samuel 11:1-27.

78 Job 42:6.

79 Job 20:11.

80 GIOVANNI PICO DELLA MIRANDOLA [1463-1494] filósofo nacido el Florencia y uno de los más brillantes pensadores cristianos del renacimiento, gran amigo de JERÓNIMO SAVONAROLA [1452-1498], dejó escritas en su diario estas palabras: «Si quieres considerarte verdaderamente sabio, no dejes que transcurra un solo día de tu vida sin que postrado ante Dios salgan, no de tus labios sino de lo más profundo de tu corazón, estas palabras del salmista: “De los pecados de mi juventud, y de mis transgresiones, no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehová”».

81 Daniel 7:9, 22.

82 1 Samuel 17:12.

83 Salmo 78:70-71.

84 Salmo 71:5.

85 Salmo 71:17.

86 Salmo 88:15.

87 1 Samuel 13:14; Hechos 7:46; 13:22

88 2 Samuel 11:1-27.

89 1 Samuel 16:12.

90 Salmo 19:12.

91 Jonás 2:8; Salmo 59:10-17.

92 Números 14:19.

93 Salmo 51:1.

94 Se refiere a SIMEON MAROTTE DE MUIS [1587-1644] nacido en Orleans. Reconocido erudito de la lengua hebrea y profesor en la Real Academia de París, autor numerosas obras sobre los Salmos, aunque la más conocida es su comentario: Commentarius Literalis et Historicus in Omnes Psalmos Davidis, et Selecta Veteris Testamenti Cantica, publicado en 1630 y considerado como una de las mejores obras filológicas escritas sobre el Libro de los Salmos.

95 Sobre esto comenta DIODORO DE TARSO [¿?-392]: «Si Dios es “bueno” por su propia naturaleza, misericordioso y clemente, ¿cómo permite que algunos queden sujetos a castigo? David añade aquí que Dios es “recto” para dejarnos claro que la justicia es también uno de sus atributos, y que en él, la bondad y la justicia va siempre de la mano. Y prosigue diciendo que: “enseña la ley a los que pecan en el camino”, es decir, corrige a los pecadores “en el camino”, en este mundo, evidenciando con ello el justo equilibro entre bondad y rectitud». Y CASIODORO [485-583] añade: «El Señor es particularmente bueno porque aunque su misericordia excede desde el principio todo lo imaginable, sigue esperando la conversión de los pecadores, y “hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos” (Mateo 5:45), concediendo el don de la vida a quienes merecerían ser aniquilados (…) Y es particularmente recto porque después de amonestar a los impíos y advertir a los soberbios en numerosas ocasiones, y de esperar sobradamente, cuando se enfrenta a ellos lo hace para que finalmente vengan a ser sabios y se arrepientan de haber pecado. Su bondad y su rectitud quedan probadas por el hecho mismo de haber establecido una ley, pues al desear que los hombres no pecaran irremisiblemente en la ignorancia, decidió corregirlos mediante una ley. Y para que nadie pudiera decir que esa ley emanaba de su severidad para aplicar el castigo, decidió también instruir en ella a los hombres en bondad y rectitud, enseñando a los que pecan “en el camino” (Vulgata), es decir, aquí en este mundo, que es donde la ley ha sido promulgada para que vivamos por ella rectamente».

96 Éxodo 34:6-7.

97 Isaías 43:25.

98 Isaías 48:11. Utilizamos traducción directa de la versión inglesa KJV para poder mantener el sentido de las comparaciones que hace el autor.

99 Mateo 5:38-48; 22:37-40.

100 Éxodo 23:4.

101 Salmo 49:12, 20; 73:22.

102 Dice CASIODORO [485-583] en su exposición a este versículo: «Entre los humildes y los mansos hay una diferencia. Humilde es aquel que no se deja arrastrar por ningún arrebato de ira, antes bien, sean cuales sean las circunstancias, mantiene siempre un temperamento apacible y conciliador. Mientras que el manso, (del latín “mansuetus” de ‘man”, “mano”, y ‘suetus’, “acostumbrado”: “acostumbrado a la mano”) recibe ese nombre por su capacidad a soportar las afrentas sin devolver mal por mal (Romanos 12:17)».

103 Mateo 11:29.

104 Daniel 10:19; Juan 16:33; Hechos 27:25.

105 Lucas 10:38-42.

106 Dice AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «Mostrará sus sendas a los humildes, no a los que creyéndose perfectos pretenden ser guías de sí mismos y ocupar siempre los primeros puestos; ni a los con el cuello erguido van dando coces cada vez que se les propone aceptar un yugo fácil y carga ligera (Hechos 26:14; Mateo 11:30)».

107 Mateo 5:3.

108 1 Samuel 24:1-22.

109 Mateo 11:29.

110 1 Samuel 3:9.

111 Isaías 6:11.

112 Se refiere a AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]. Epistolae lxxv, ad Auxilio, Carta 250 a Auxilio: “En adsum senex a iuvene coepiscopo, episcopus tot annorum, a collega necdum anniculo paratus sum discere”.

113 Dice al respecto TEODORETO DE CIRO [393-458]: «Quienes se alimentan constantemente de “los Testimonios” del Señor leyendo las Escrituras, aprenden a través de ellas con claridad que todas las disposiciones de Dios nuestro Salvador mantienen un justo equilibrio entre “misericordia y verdad”. A unos, los que se arrepienten de sus pecados, les extiende su misericordia y perdón; a los que perseveran en la fe y la virtud los proclama vencedores y los corona con la verdad y la justicia (2 Timoteo 4:8); y a los que no se arrepienten y persisten en sus delitos y pecados los juzgará con su verdad (Salmo 96:13; 98:9) y les aplicara en su justicia el castigo que merecen».

114 Mateo 18:3.

115 Romanos 8:28.

116 Salmo 23:6.

117 1 Corintios 13:7.

118 Dícese del conjunto de verdades o dogmas que es necesario y merece la pena creer.

119 Job 13:15.

120 2 Timoteo 4:2.

121 Génesis 32:28.

122 Un antiguo himno basado en el texto latino de la Vulgata del Salmo 113:9 (Salmo 115:1 en nuestras versiones) y tradicionalmente relacionado con los Caballeros Templarios en las Cruzadas, repetidamente armonizado en forma de canon continuo por algunos de los más grandes músicos, incluyendo a Mozart y Beethoven a lo largo de la historia, expresa magistralmente este sentir: “Non nobis, non nobis, Domine; sed nomini tuo da gloriam”. Más recientemente el compositor escocés Patrick Doyle [1953-] hizo del mismo un magistral arreglo de armonización coral orquestada para la banda sonora de la película “Enrique v” (1989).

123 Se refiere al jesuita portugués ANTONIO VIEIRA [1608-1697], filósofo y escritor, hombre de ideas muy abiertas, reformador y crítico con la Inquisición, fue misionero en tierras de Brasil donde se distinguió como infatigable defensor de los derechos de los pueblos indígenas, que le dieron el apodo de “Paiaçu” o “el padre grande”. Extraordinario y brillante orador, fue considerado como “el príncipe de los predicadores” en el catolicismo de su época, hasta el punto que por muchos años, en los colegios y universidades portuguesas, la lectura de sus sermones era tarea obligada como ejercicio de literatura.

124 Salmo 143:11, Vulgata.

125 Salmo 25:11, Vulgata.

126 Salmo 51:1, Vulgata: “Ten misericordia de mí, oh Señor, conforme a tu grande misericordia”. La mayoría de nuestras versiones españolas suprimen aquí el calificativo “grande”, pero la versión latina lo tiene muy claro: “magnam misericordiam”.

127 Salmo 51:1, Vulgata: “Conforme a la multitud de tus piedades borra mis delitos”.

128 2 Samuel 7:9.

129 Nehemías 9:10.

130 Génesis 6:4.

131 Apocalipsis 22:13.

132 Proverbios 20:3.

133 Romanos 2:4.

134 Efesios 2:7.

135 Efesios 1:6.

136 Romanos 5:20.

137 1 Timoteo 1:13-14.

138 Filipenses 2:8-9.

139 Salmo 145:8-9.

140 Lucas 18:9-14.

141 Lucas 15:11-32.

142 Se refiere a BERNARDO DE CLARAVAL [1091-1153], doctor de la Iglesia, abad del monasterio de Claraval y reformador monástico francés, impuso el estilo que pronto se extendería a toda la Orden del Císter: disciplina, austeridad, oración y simplicidad. Tales ideales lo enfrentaron con PEDRO EL VENERABLE [1092-1156], abad de Cluny, pues suponían un ataque directo contra la riqueza de los monasterios, la pompa de la liturgia y el lujo de las iglesias cluniacienses. Luchó contra las incipientes tendencias laicistas de su tiempo, haciendo condenar el racionalismo de Pedro Abelardo, quien mantenía que se debían buscar los fundamentos de la fe con similitudes basadas en la razón humana. Creía en la revelación verbal del texto bíblico, y se declaró el discípulo de san Ambrosio y de san Agustín, a quienes llamó “las dos columnas de la Iglesia”. Rebatió también las propuestas de Arnaldo de Brescia y dejó tras su muerte numerosos escritos.

143 Romanos 2:4-5.

144 Salmo 68:21.

145 Salmo 40:11-12; 51:1-19.

146 Romanos 5:20.

147 Romanos 1:18; 2:5.

148 Génesis 19:20.

149 Salmo 41:4.

150 Jeremías 14:7.

151 Éxodo 34:6; Salmo 85:15; 86:5; 130:7; 145:8; Efesios 2:4.

152 Isaías 43:22-25.

153 Éxodo 8:8-11.

154 Éxodo 9:27-34.

155 Éxodo 7:13.

156 Génesis 27:34-40.

157 1 Pedro 2:9.

158 Jeremías 10:23.

159 Utilizamos la traducción directa de la versión inglesa KJV “His soul shall dwell at ease” para mantener una relación más directa con el comentario de Spurgeon. Una posible traducción alternativa sería “su alma morará a gusto”.

160 En el original: “Great Bed of Ware”, una enorme cama de roble del siglo XVI, con dosel tallado de marquetería, que actualmente se exhibe en el Victoria and Albert Museum de Londres. Fue construida en 1580 por el maestro carpintero Jonas Fosbrooke para el White Hart Inn en Ware, Inglaterra, que la ofrecía a los huéspedes ilustres. Mide 3,38 m. de largo y 3,26 m. de ancho, y según se dice, en la misma podrían acomodarse tranquilamente más de ocho personas. En el siglo XIX era ya una leyenda de suntuosidad, y muchos de los que tuvieron el privilegio de acostarse en ella dejaron sus nombres tallados en la madera.

161 Una leyenda del llamado Siglo de Oro en España cuenta que los ilustres e ingeniosos dramaturgos FÉLIX LOPE DE VEGA I CARPIO [1562-1635] y FRANCESC VICENT GARCIA I FERRANDIS [1578-1623], paseaban juntos por el campo conversando animadamente sobre sus obras, cuando de pronto observaron a un pastorcillo que dormía plácidamente con la cabeza apoyada sobre una roca. Sorprendidos, exclamó Francesc Vicent: «O el muchacho es de bronce, o la piedra es de lana», a lo que de inmediato replicó Lope de Vega en rima poética haciendo gala de su ingenio: «No hay mejor bronce que no tener años once, ni mejor lana que no pensar en mañana». Esta última frase ha quedado adscrita dentro del refranero popular español para expresar la misma idea que expone aquí Spurgeon: “no es la abundancia y suntuosidad lo que nos proporciona verdadera tranquilidad y consuelo, sino el contentamiento”.

162 Filipenses 4:12.

163 Frase de filósofo y político latino MARCO TULIO CICERÓN [105-43 a.C.] en Pro Sestio, XLV, 98, que significa vivir el «ocio con dignidad». Curiosamente, el concepto de “ocio” de Cicerón dista mucho de lo que hoy en día nuestra sociedad entiende por “ocio”: un tiempo libre obligaciones y trabajo. Cicerón entendía por “otium” ocupar el tiempo en actividades que uno disfruta realmente haciendo pero que no puede hacer en el día a día. En realidad, se aplica la frase a sí mismo: cuando fue expulsado por César tuvo que vivir un período de inactividad política, y utilizó el tiempo libre para escribir sus Tusculanae Disputationes, un conjunto de libros sobre la filosofía estoica, entendiendo que su ocio forzado, su tiempo libre, era el tiempo ideal para dedicarse a la escritura. Cicerón consideraba el “otium” como el disfrute de la paz interior, y lo asociaba con la tranquilidad. Al parecer la idea de Spurgeon concuerda con la del gran filósofo latino, en el sentido de que la vida en el cielo no va a ser una vida regalada de inactividad, como algunos creen, sino de otium cum dignitate, de tranquilidad y paz interior que nos permita ocupar el tiempo en nuestras actividades preferidas.

164 Génesis 26:24.

165 Éxodo 7:11-13.

166 Traducción de la Biblia al latín vulgar realizada a principios del siglo quinto por JERÓNIMO DE ESTRIDÓN [c.342-420] por encargo del papa Dámaso I en 382. La versión toma su nombre de la frase “vulgata editio”, “edición para el pueblo”, y se escribió en un latín corriente. San Jerónimo tradujo por primera vez directamente del hebreo al latín todo el Antiguo Testamento. En cuanto al libro de los Salmos, revisó la Vetus latina ajustándola a la Septuaginta en lo que se conoce como Psalterium Romanun.

167 “Anima ejus in bonis demorabitur”.

168 También conocido en latín como GERHOHUS REICHERSPERGENSIS.

169 El inglés establece una clara diferencia entre “Earth”, “la Tierra” o globo terráqueo y “land” “tierra, terreno”, con la que juega aquí el autor en el original y que no resulta posible de trasladar plenamente al español: “The earth, or the land, to wit Canaan”.

170 La SINÉCDOQUE es un tropo o figura retórica de lenguaje. Es la relación de la “parte” por el “todo”, el singular por el plural, la especie por el género, el material de un objeto por el objeto, etc. Funciona también a la inversa (el todo por una parte).

171 En hebreo סֹ֣וד יְ֭הוָה לִירֵאָ֑יו וּ֝בְרִיתֹ֗ו לְהֹודִיעָֽם sōwḏ Yahweh lîrê’āw ūḇərîṯōw əhōwḏî‘ām. La versión griega de los LXX o Septuaginta lee: κραταίωμα κύριος ὁ φοβέω αὐτός καί ὁ ὄνομα κύριος ὁ φοβέω αὐτός καί ὁ διαθήκη αὐτός ὁ δηλόω αὐτός que la Vulgata traduce al latín como: “firmamentum est Dominus timentibus eum, et testamentum ipsius ut manifestetur illis”, “Apoyo firme es el Señor para los que le temen, y el testamento de él es para que les sea manifestado a ellos”. Sobre este “apoyo firme a los que le temen” dice CASIODORO [485-583]: «El temor a los hombres da pie a la desconfianza, mientras que el temor de Dios nos proporciona el apoyo firme de la esperanza».

172 Proverbios 6:16; 15:8.

173 Juan 20:2; 21:17; 21:20.

174 Se refiere a BERNARDO DE CLARAVAL [1091-1153], doctor de la Iglesia, abad del monasterio de Claraval y reformador monástico francés, impuso el estilo que pronto se extendería a toda la Orden del Císter: disciplina, austeridad, oración y simplicidad. Tales ideales lo enfrentaron con PEDRO EL VENERABLE [1092-1156], abad de Cluny, pues suponían un ataque directo contra la riqueza de los monasterios, la pompa de la liturgia y el lujo de las iglesias cluniacienses. Luchó contra las incipientes tendencias laicistas de su tiempo, haciendo condenar el racionalismo de Pedro Abelardo, quien mantenía que se debían buscar los fundamentos de la fe con similitudes basadas en la razón humana. Creía en la revelación verbal del texto bíblico, y se declaró el discípulo de san Ambrosio y de san Agustín, a quienes llamó “las dos columnas de la Iglesia”. Rebatió también las propuestas de Arnaldo de Brescia y dejó tras su muerte numerosos escritos.

175 1 Corintios 2:7-8.

176 Se refiere a GREGORIO NACIANCENO [330-390], uno de los cuatro grandes Doctores de la Iglesia Griega llamado el Demóstenes cristiano por el encanto de su elocuencia y “el teólogo” por la profundidad de su doctrina. Es uno de los Padres Capadocios, y cooperó con San Basilio y San Gregorio de Nicea para derrotar la herejía arriana.

177 1 Corintios 2:14.

178 Juan 6:45a.

179 Juan 6:45b.

180 Colosenses 1:26-27.

181 Mateo 13:45-46.

182 1 Corintios 2:14.

183 Efesios 1:4; 1 Pedro 1:20.

184 1 Corintios 2:10-11.

185 Juan 14:17; 1 Corintios 1:18; 2:14.

186 Juan 5:45; Colosenses 1:26-27.

187 Salmo 8:2; Mateo 11:25; 1 Corintios 1:26-31.

188 Hemos utilizado una traducción literal de la versión inglesa KJV: “and he will shew them his covenan”, para que el comentario del autor encaje, aunque resulta innecesario en el caso de las versiones españolas puesto que prácticamente todas traducen ya de ese modo.

189 Números 14:34.

190 En el original, “arcana imperii”, locución latina que significa “secretos de Estado” o “secretos del poder”. Se encuentra en las obras del historiador y político romano PUBLIO CORNELIO TACITO [55-120], concretamente en sus obras mayores Historiae (I, 4) y en los Annales (II, 36).

191 Mateo 13:11.

192 1 Corintios 2:16.

193 Juan 15:15.

194 Génesis 6:9.

195 Génesis 17:1; 24:40.

196 Génesis 18:17.

197 Lucas 24:35.

198 Los Padres de la Iglesia comentaron:

–EVAGRIO DEL PONTO [345-399]: «El creyente deseoso de conocer a Dios y de hacer cuanto él ordena mantiene sus ojos fijos constantemente en él».

–CASIODORO [485-583]: «Por ley natural sabemos que quien no mantiene los ojos fijos donde camina y mira bien donde pone los pies, es probable que tropiece en cualquier escollo o se precipite a un foso. Pero sorprendentemente, el salmista nos propone aquí todo lo contrario: para vernos libre de los lazos y trampas que nos acechan, elevemos nuestra mirada fijando los ojos en el Señor, pues él es quien nos librará con seguridad de todo tropiezo».

199 Eclesiastés 1:8.

200 2 Corintios 5:9.

201 Lucas 18:13.

202 En hebreo יָחִ֖יד yāḥîḏ, “solitario, desamparado, desolado, sin parientes”.

203 Isaías 63:3.

204 Spurgeon cita aquí un himno del teólogo y poeta inglés RICHARD BAXTER [1615-1691]: “Christ leads me through no darker rooms / Than He went through before; / And he that in God’s kingdom comes / Must enter by this door”.

205 En hebreo הִרְחִ֑יבוּ hirḥîḇū de רָחַב rachab; “agrandar, extender, ampliar, ensanchar”. La idea en este caso es de algo que se dilata y se abre paso por sí mismo ocupando más y más espacio a la vez que comprime o aplasta cuanto encuentra.

206 Dice AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «Sí, “todos mis pecados”, no solo los cometidos en mi juventud antes de conocer la fe cuando vivía en la ignorancia; sino también los que sigo cometiendo ahora viviendo ya en la fe por causa de mi propia debilidad y las presiones de la vida».

207 1 Corintios 11:30.

208 Deuteronomio 28:27-28.

209 Salmo 32:3.

210 Salmo 32:5.

211 Salmo 32:4.

212 Marcos 9:23.

213 Lucas 8:24-25.

214 2 Crónicas 16:12.

215 En hebreo רָ֑בּוּ rābbū de רָבַב rabab; “muchos, numerosos, abundantes”.

216 Se refiere al personaje de la mitología griega conocido como ARGOS PANOPTES, (Argos ‘de todos los ojos’) un gigante con cien ojos fiel sirviente de Hera y guardián particularmente efectivo, pues cuando algunos de sus ojos dormían, mantenía los demás despiertos. Hera le encargó guardar a una ternera blanca que era en realidad Ío, una de las muchas ninfas con las que Zeus mantenía relaciones sexuales. Pero Zeus logró liberarla enviando a Hermes disfrazado de pastor. Hermes consiguió que Argos cerrara todos sus ojos durmiéndole con el sonido de su flauta y le dio muerte. Hera, para recordar y compensar a su fiel guardián, hizo que los cien ojos de Argos fuesen preservados para siempre en las colas de los pavos reales.

217 Se refiere al mítico héroe griego Heracles (Hércules en la mitología romana) hijo del dios Zeus y la humana Alcmena, dotado de una fuerza extraordinaria. Puesto a las órdenes del rey Euristeo por indicación del Oráculo de Delfos, este le encargó doce trabajos o proezas, cada una más difícil que la anterior, y que se conocen como “Los Doce Trabajos de Hércules”. Mientras lleva a cabo el décimo, la captura de los toros de Gerión, se encontró con dos enormes peñascos, Calpe y Abyla, que le obstruían el paso hacia la isla de Eritrea. Hércules extendió los brazos entre uno y otro y empujando con su enorme fuerza fue separándolos hasta abrir un paso al mar en mitad de las dos, separando Europa de África y creando el estrecho de Gibraltar. En la parte norte en Calpe o Peñón de Gibraltar colocó una columna, y en el sur en el monte Abyla, lo que hoy se conoce como el monte Musa en el reino de Marruecos, en África, colocó la otra. Debido a esta leyenda, estos dos peñascos son conocidos como las “Columnas de Hércules”. El pintor español FRANCISCO DE ZURBARÁN [1598-1664] inmortalizó esta leyenda en 1634 con un famoso cuadro al óleo conocido como “Hércules separa los montes Calpe y Abyla”; y tanto tuvo que extender sus brazos para llevarla a cabo que aún hoy en día, en lenguaje coloquial, suele llamarse a cierto tipo de grúas “brazo de Hércules”.

218 Isaías 52:10.

219 Génesis 3:15.

220 Mateo 10:16.

221 Éxodo 14:24.

222 2 Samuel 15:12-13.

223 Efesios 6:12.

224 Génesis 49:5-7.

225 Marcos 5:9.

226 Se refiere a la HIDRA DE LERNA, según la mitología griega un monstruo acuático con forma de serpiente de muchas cabezas y aliento venenoso a la que dio muerte Heracles (Hércules en la mitología romana) en uno de sus famosos doce trabajos. Al llegar a la ciénaga cercana al lago Lerna donde la Hidra habitaba, Hércules se cubrió la boca y la nariz con una tela para protegerse de su aliento venenoso y disparó flechas en llamas a su refugio para obligarla a salir, enfrentándose a ella con una hoz. Pero descubrió con sorpresa que era imposible darle muerte, pues por cada cabeza que le cortaba le crecían dos nuevas; pidió ayuda a su sobrino Yolao, quien tuvo la idea de usar una tea ardiendo para quemar el muñón del cuello de cada cabeza que le cortaba. Hércules cortó todas las cabezas y Yolao quemó los cuellos abiertos, y así, entre ambos dieron muerte a la Hidra, algo que se consideraba totalmente imposible.

227 Se refiere al famoso CABALLO DE TROYA sobre el cual nos habla Homero en la Odisea, y posteriormente Virgilio en la Eneida. Era una enorme estatua hueca construida con madera en forma de un enorme caballo utilizado por los griegos como estrategia para entrar subrepticiamente en la ciudad fortificada de Troya. Dejaron el caballo a las puertas de la ciudad y simularon partir con sus naves. Los troyanos lo tomaron como un signo de su victoria, y arrastraron el caballo hasta el interior de los muros, sin saber que en su interior se ocultaban un grupo de aguerridos soldados griegos que durante la noche salieron del caballo, mataron a los centinelas y abrieron las puertas de la ciudad para permitir la entrada del ejército griego que había regresado a la orilla, provocando con ello la caída de Troya.

228 Mateo 6:13.

229 La Vulgata traduce “no quede yo avergonzado porque he esperado en ti”, sobre lo cual comenta EVAGRIO DEL PONTO [345-399]: «La esperanza jamás avergüenza –como bien nos recuerda el apóstol– porque es hija de la prueba, la prueba es fruto de la paciencia, y la paciencia nace de la tribulación causada por el enfrentamiento de nuestras virtudes con las tentaciones del enemigo, y que esculpe en nuestro carácter la imagen y verdadero conocimiento de Dios (Romanos 5:3-5)».

230 MARGARET WILSON [1667-1685] una joven escocesa de dieciocho años perteneciente al movimiento de los “Covenanters” o “Luchadores del Pacto” (Ver al respecto Salmo 34:10 – Nota 96 ) fue condenada a morir ahogada por negarse a reconocer bajo juramento al rey JACOBO II [1633-1701] como cabeza de la Iglesia de Anglicana. Fue encadenada junto con otra mártir, Margaret McLachlan, a ser atada a un poste situado estratégicamente en el mar durante la marea baja para que cuando subiera, las cubriera por completo. Mientras el agua iba subiendo le ofrecieron la posibilidad de orar por el Rey, cosa que hizo, pero siguió negándose a reconocerle. Cuando ya el agua comenzaba a entrarle en la boca por el movimiento de las olas comenzó a recitar el Salmo 25 hasta llegar a las palabras de este versículo. Fue enterrada en la iglesia de Wigtown.

231 Se refiere al Acto IV Escena IV de la obra trágica en cinco actos de WILLAM SHAKESPEARE [1564-1612] “Coriolanus” escrita entre 1605 y 1608, conocida en español como “Coroliano”. Basada en las “Vidas Paralelas” de Plutarco [45-57], narra la historia de CAYO MARCIO CORIOLANO [siglo v a.C.], un brillante general romano que habiendo sido desterrado de Roma planea un brillante asalto a la ciudad. Tan solo las rogativas desesperadas de su madre evitan que arrase Roma, aunque finalmente, el haber seguido tal consejo de su progenitora le acarrea su propia destrucción.

232 En hebreo תֹּם־וָיֹ֥שֶׁר יִצְּר֑וּנִי כִּ֝֗י קִוִּיתִֽיךָ tōm-wāyōšer yiṣṣərūnî kî qiwwîṯîḵā. La versión griega de los LXX o Septuaginta lee: ἄκακος καί εὐθύς κολλάω ἐγώ ὅτι ὑπομένω σύ κύριος que la Vulgata traduce al latín como: “innocentes et recti adheserunt mihi quia sustinui te”, “Los inocentes y los justos se han unido conmigo, porque te he aguardado a ti”.

233 FRANCISCO LACUEVA [1911–12055] en el “Comentario de Matthew Henry” nos hace observar que «este último versículo cae ya fuera del orden alfabético del salmo, pues se inicia con la letra פ pei, mientras que la última letra del alfabeto hebreo es ת la taf o tau que encabeza el versículo 21. Se trata por tanto de un apéndice. Y RICARDO ARCONADA cree que “se trata de una adición litúrgica posterior, como en otros casos (Salmo 34:23; 51:20-21)”. Sea como sea, ello no quitaría nada a la inspiración divina de tal versículo». Sin embargo KRAUS considera que es imposible saber con certeza si se trata o no de una adición. FELIPE SCIO DE SAN MIGUEL [1738-1776] en su traducción de la Vulgata al español y en una nota a este versículo final, ve en el mismo una posible alusión a la salvación de todo Israel: «Después de haber rogado por sí, ruega por todo Israel, según las leyes del amor fraternal. Con este versículo, que es el último de los veintidós que comprende el alfabeto hebreo, se cierra el Salmo; y por el mismo pide el profeta la redención de Israel, y por consiguiente la venida del Mesías, único y verdadero Redentor y libertador, a fin de que “todo Israel sea salvo” (Romanos 11:25-29)».

234 Dice AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «Redime, Señor, a tu pueblo, ese pueblo que has elegido y dispuesto para que contemple tu rostro, de todas sus tribulaciones; no solo las que tiene que enfrentar desde afuera sino también las que surgen desde dentro».

235 Génesis 32:22-31.

236 Se refiere al rabino DAVID O DOVID KIMCHI [1157-1236], también conocido por el nombre de David Kimhi o el acrónimo hebreo RaDak. Nacido en Narbona, Francia, hijo de un famoso rabino y filólogo judío Yosef Kimchi, David Kimchi fue uno de los más prestigiosos eruditos en el hebreo bíblico de la Edad Media y autor de uno de los más prestigiosos comentarios al texto del A.T.

237 Efesios 5:19.

238 Lucas 2:29-30.

El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos

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