Читать книгу El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos - Eliseo Vila - Страница 18

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SALMO 31

SALMO DEL ANGUSTIADO

Título: Al músico principal. Salmo de David.1 La dedicatoria o asignación al músico principal demuestra que este cántico de emociones contrapuestas y expresiones agrias de aflicción fue compuesto para canto público y, por tanto, se erige como golpe de gracia a todos los que pretenden que en el culto público hay que cantar exclusivamente alabanza. Lo más probable es que, de no haber sido porque el Espíritu Santo tuvo especial cuidado en indicar que eran aptos para la pública edificación del pueblo del Señor, los Salmos, este incluido, hubieran sido considerados como excesivamente lóbregos y tristes para el culto. ¿Y no podría ser también que los salmos así designados hagan una clara referencia al Señor Jesús? Desde luego, esto es evidente en el caso del Salmo 22, también dedicado “Al músico principal”; y en el que escuchamos claramente su voz moribunda diciendo: “Clamaron a ti, y fueron librados; confiaron en ti, y no fueron avergonzados”.2 Jesús es Principal en todas las cosas3 y, por tanto, en todos los cánticos de fe que componga y entone su Iglesia, él es el Músico Principal. Las conjeturas de que probablemente fue Jeremías quien escribió este Salmo no precisan otra respuesta que el propio título: “Salmo de David”.4

C. H. SPURGEON

Tema:5 El salmista, viéndose en extrema aflicción, apela a su Dios con evidente confianza y santa insistencia en busca de ayuda, y al poco de hacerlo, su mente experimenta tal fortaleza que prorrumpe en magnificar a Dios por su gran bondad.6 Algunos han supuesto que la ocasión, en la atribulada vida de David, que le llevó a escribir este Salmo, fue la traición de los hombres de Keila;7 y nos hemos sentido bastante inclinados a esta conjetura.8 Pero, después de reflexionar, nos ha parecido que el tono doliente y la alusión a su propia iniquidad requieren una fecha posterior, y encajaría más decir que ilustra el período en que Absalón se rebeló, sus propios partidarios lo abandonaron, y labios mentirosos esparcieron contra él millares de rumores maliciosos.9 Y quizá lo mejor sea no esforzarnos demasiado en buscar la ocasión concreta, no sea que, obsesionados en aplicarlo al caso de David, olvidemos que se aplica también al caso particular de cada uno de nosotros.

C. H. SPURGEON

Estructura: No hay grandes líneas divisorias; el desasosiego fluye de manera constante a lo largo de sus estrofas, cayendo unas veces en valles de duelo para resucitar a continuación elevándose a colinas de la confianza.10 Con todo, es posible estructurarlo de la siguiente manera: David da testimonio de su confianza en Dios y clama pidiendo ayuda (31:1-6); expresa su gratitud por las misericordias recibidas (31:7-8); describe los particulares de su caso (31:9-13); aboga con vehemencia por la liberación (31:14-18); con gratitud y confianza aguarda la bendición (31: 19-22); y cierra el salmo mostrando la lección de su caso aplicada a todo el pueblo de Dios.

C. H. SPURGEON

Versión poética:

IN TE DOMINE SPERAVI, NON CONFUNDAR IN AETERNUM

En ti, mi Dios, en ti siempre he esperado,

no permitas que sea confundido,

ármate de furor, y hazme justicia

contra mis muchos fieros enemigos.

Escucha mis clamores sin tardanza,

porque el riesgo urge ya, insta peligro,

y si no me apresuras el socorro,

podrá llegarme cuando esté perdido.

Que encuentre en ti, oh Señor, mi confianza,

un Dios de protección, un Dios propicio,

un refugio seguro en que yo pueda

hallar mansión tranquila, dulce asilo.

Tú eres mi fortaleza, mi muralla,

hasta aquí solo tú me has defendido,

y espero que por gloria de tu nombre

me des socorro en tan fatal conflicto.

Señor, pues a la sombra de tus alas

tu favor hasta aquí me ha protegido,

Ya corre de tu cuenta libertarme

De la red, que me tienden los malignos.

En tus manos, Señor, yo me abandono,

y el afán de salvarme deposito,

pues que me has redimido tantas veces,

¡Oh tú, Dios de verdad, y Dios benigno!

Tú aborreces a todos los que esperan

de vanas criaturas el auxilio;

pero tú sabes que en ti solo espero,

y que con gozo en tu bondad confío.

En mis angustias y tribulaciones

siempre me viste dulce y compasivo,

y en mis necesidades y miserias

siempre por tu bondad me has socorrido.

Jamás me abandonaste entre las manos

de mis muchos feroces enemigos;

antes los aterrabas, y su fuga

me dejaba espaciosos los caminos.

Apiádate también de los actuales

trabajos y aflicción en que te miro,

que el temor de tu ira ha conturbado

mi corazón, mi alma y mis sentidos.

Corrí la mayor parte de mi vida

entre dolores, ansias y peligros,

mis años florecientes se pasaron

en llanto amargo, en míseros gemidos.

Ya mis fuerzas están debilitadas

con tantas aflicciones y martirios,

hasta mis huesos se han descoyuntado,

y esperaba por fin morir tranquilo.

Pero ahora, santo Dios, soy el juguete,

mofa y escarnio de mis enemigos,

irrisión de vecinos y parientes,

y hasta terror de todos mis amigos.

Unos al verme en tan terrible estado,

me han vuelto las espaldas, me han huido;

otros como si ya me hubiera muerto,

me han entregado a su total olvido.

Todos me miran como a vaso roto,

como vasija inútil, y han tenido

el valor de decírmelo en mi cara,

pues no hay injuria que no me hayan dicho.

A este tiempo también los principales

caudillos del ejército enemigo

entre sí consultaban sobre el medio

de quitarme la vida sin arbitrio.

Y yo, Señor, en ti siempre fiado,

de otra manera no me he defendido,

que diciéndote, tú eres mi Dios solo,

de tus manos dependen mis destinos.

Líbrame ya, Señor, de las tiranas

manos de estos feroces enemigos,

que me persiguen para destrozarme,

y me aborrecen, porque yo te sirvo.

Mira con dulces favorables ojos

a este siervo, aunque sea tan indigno,

y que excite tu gran misericordia

el miserable estado en que me has visto.

No parezca el sonrojo y la ignominia

de ser desamparado y confundido,

porque invoqué tu nombre soberano,

porque he esperado en tu poder divino.

Que los malvados sí, que los malvados

arrastren al sepulcro sus delitos,

que enmudezcan sus lenguas, pues que solo

para mentiras de ellas se han servido.

Pues que llenos de orgullo, de soberbia,

al inocente y al justo han oprimido,

vomitando contra él muchas calumnias,

que sean oprimidos ellos mismos.

¡Pero mi Dios! ¡qué mares de dulzura

reservan tus tesoros escondidos

para los corazones que te aman,

y temen el rigor de tus juicios!

Como ellos en sus males solo esperan

hallar consuelo en ti, tener alivio;

tú cumples sus deseos a la vista

de sus contrarios, para confundirlos.

Tú los esconderás en los secretos,

que tu piedad les tiene prevenidos,

y allí estarán ocultos a las iras

de los hombres violentos y malignos.

Bajo la sombra de tus santas alas,

y ya en tu tabernáculo divino,

no temerán a las malvadas lenguas

ni las calumnias ni los artificios.

Bendito sea el Señor omnipotente,

que su misericordia ha difundido

pródigo sobre mí, pues que me ha dado

el muro inexpugnable de su auxilio.

Bien sé que alguna vez en la amargura

de mi aflicción te dije dolorido,

ya veo que me arrojas indignado

de tu presencia, porque soy indigno.

Mas para reprimir los movimientos

de un corazón desconfiado y tibio,

oíste mi oración, y me salvaste

antes de que pudiera repetirlos.

Oh santos del Señor, amadle siempre,

si os persiguen, estad con él unidos;

porque conocerá vuestra inocencia,

y sabrá confundir a los inicuos.

Estad pues con firmeza, no desmaye

en los mayores riesgos vuestro brío,

antes vuestro valor debe aumentarse

con mayor confianza en los peligros.

DEL “SALTERIO POÉTICO ESPAÑOL”, SIGLO XVIII

Vers. 1. En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás; líbrame en tu justicia. [En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás; líbrame por tu justicia. RVR] [En ti, oh Señor, me refugio; jamás sea yo avergonzado; líbrame en tu justicia. LBLA] [En Ti, oh YHVH, me he refugiado, no sea yo avergonzado jamás, líbrame en tu justicia. BTX] [En ti, Señor, busco refugio; jamás permitas que me avergüencen; en tu justicia, líbrame. NVI] [Señor, en ti confío, que no quede jamás defraudado; ¡líbrame con tu fuerza salvadora! BLP] [Oh Señor, a ti acudo en busca de protección; no dejes que me avergüencen. Sálvame, porque tú haces lo correcto. NTV]

En ti, oh Señor, me refugio. No acudiré a ningún otro lugar en busca de amparo, no importa lo mucho que aúlle la tormenta. El salmista tiene su refugio, el mejor refugio; por ello, cuando arrecia la tempestad, echa el ancla poderosa de su fe. Otras cosas podrán plantear sus dudas, pero David establece con seguridad su confianza en Jehová; e inicia el salmo con ella, no sea que abrumado por la tensión de exponer su caso la olvidara. Esta confesión de fe es punto de apoyo para la palanca con la que intenta levantar su carga y resolver su problema; lo utiliza como consuelo para sí mismo y motivo de apelación ante Dios. No hace mención a méritos propios, su fe se basa exclusivamente en el favor y la fidelidad divina, y nada más.

Jamás sea yo avergonzado.11 ¿Cómo puede el Señor permitir que una persona que depende y confía solo en él sea definitivamente avergonzada? Tal proceder no sería propio de un Dios de gracia y de verdad.12 Si la fe no fuera finalmente recompensada, sería causa de deshonor para Dios mismo; si el Señor no acudiera aportando consolación y ayuda, sería ciertamente un día triste para todos aquellos que tienen puesta en él su confianza.

Líbrame en tu justicia. Señor, tú no eres injusto como para abandonar un alma que en ti confía, ni incumples tus promesas; vindicarás la justicia de tu misteriosa providencia, dándome gozosa liberación. La fe se atreve a mirar incluso a la espada de la justicia en busca de protección: en tanto que Dios es justo, la fe nunca quedará abandonada como algo fútil y fanático. ¡Qué dulce suena la declaración de fe en este primer versículo, cuando lo leemos al pie de la cruz, viendo la promesa del Padre como un sí y un amén a través del Hijo; contemplando a Dios, con los ojos de fe, tal y como se nos revela en Jesús crucificado!13

C. H. SPURGEON

En ti, oh Jehová, he confiado. Por tanto, evitemos la desconfianza; la duda es la muerte, solo en la confianza está la vida. Y asegurémonos de confiar directamente en el Señor, nunca confiemos en la propia prudencia.14

No sea yo avergonzado. Puesto que David ora pidiendo no ser avergonzado, esforcémonos en ello. Aquellos que aman a Jesús deberían avergonzarse de sentirse avergonzados.15

C. H. SPURGEON

Líbrame en tu justicia. Para fundamentar tu fe, pon la debida atención allí donde puede apoyarse con seguridad: sobre la justicia de Dios, y sobre su misericordia. Sobre esta base el apóstol esperaba en la fe su corona de justicia, pues el Señor de quien la esperaba es un juez justo;16 y en la que el salmista fundamentaba su audacia a la hora de apelar a la justicia divina.17 Puesto que podemos estar absolutamente seguros de que en la misma manera en que la bondad de Dios, su gracia y misericordia, le llevaron a efectuar la promesa; su verdad, su fidelidad y su justicia le llevarán a cumplirla.18

WILLIAM GOUGE [1575-1653]

“A Commentary on the whole Epistle to the Hebrews”, 1866

Vers. 1-3.

Las sombras son ficticias, y las rocas falsas;

no hay seguridad en los metales, ni en las paredes de mármol;

las camas de los pobres son igual de confiables que los salones de los príncipes.

¡Gran Dios! no hay seguridad aquí abajo en la tierra;

tú eres mi fortaleza; tú, a quien antes tenía por mi enemigo,

tú eres quien asesta el golpe, ¿quién mejor puede protegerme de él?

Tú eres mi Dios, por voluntad tuya caigo o me mantengo en pie;

tu gracia me ha dado el valor necesario para soportar

todas las torturas, salvo la de mi propia conciencia y de tu mano.

Sé que tú eres la justicia misma; pero sé,

también que tu esencia es la misericordia;

si no es a ti, ¿a dónde?, ¿a quién puedo acudir? 19

FRANCIS QUARLES [1592-1644]

“’O Whither Shall I Fly?’ Emblems” Book III, Job 14:13

Vers. 2. Inclina a mí tu oído, líbrame pronto; sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme. [Inclina a mí tu oído, líbrame pronto; sé tú mi roca fuerte, y ciudadela para salvarme. RVR] [Inclina a mí tu oído, rescátame pronto; sé para mí roca fuerte, fortaleza para salvarme. LBLA] [Inclina a mí tu oído y rescátame pronto, ¡Sé Tú mi roca fuerte y la fortaleza para salvarme! BTX] [Inclina tu oído para escucharme; rescátame pronto. Sé mi roca de protección, una fortaleza donde estaré a salvo. NVI] [Acerca hacia mí tu oído, date prisa en socorrerme. Sé para mí fortaleza protectora, morada inaccesible que me salve BLP] [Inclina tu oído para escucharme; rescátame pronto. Sé mi roca de protección, una fortaleza donde estaré a salvo. NTV]20

Inclina a mí tu oído. Condesciende a mi bajeza; escúchame atentamente como quien escucha cada palabra. Las glorias trascendentales de la armonía del cielo bien podrían absorber el oído divino; no obstante, el Señor presta atención regularmente a los más débiles gemidos de sus súbditos más pobres.21

Líbrame pronto. No nos corresponde a nosotros conocer los tiempos o las sazones,22 sin embargo, con la debida sumisión, podemos solicitar tanto presteza como misericordia. Con frecuencia las misericordias divinas incrementan su eficacia por la manera tan oportuna en que son otorgadas; pues si se retrasaran podrían llegar demasiado tarde, pero cuando se trata del bien de sus amados, el Señor cabalga sobre un querubín y vuela sobre las alas del viento.23

Sé tú mi roca fuerte. Sé mi En-gadi;24 sé mi Adulam;25 sé mi amparo inmutable, inamovible, impenetrable, sublime.

Y fortaleza para salvarme. Donde pueda habitar con seguridad de manera continuada, no solo correr a ti en busca de refugio temporal, sino permanecer en ti para salvación eterna.26 ¡Cuán sencilla es la oración del justo y, no obstante, cuán enjundiosa y profunda! No usa florituras; su espíritu es demasiado sincero y profundo como para hacerlo de otra forma; sería bueno que cuando oramos en público tuviéramos siempre en cuenta esta norma.

C. H. SPURGEON

Inclina a mí tu oído. Escucha mi queja. Aproxima tu oído a mis labios, para que puedas escuchar todo aquello que mi debilidad sea capaz de pronunciar. Generalmente colocamos el oído cerca de los labios de los enfermos y los moribundos para escuchar mejor lo que dicen. A esto es a lo que parece hacer alusión este texto.

ADAM CLARKE [1760-1832]

“Commentary on the Whole Bible”, 1831

Líbrame pronto. Con esta oración pidiendo “líbrame pronto” el salmista evidencia la gravedad del peligro en el que se hallaba, como si hubiera dicho: “A menos que te apresures a prestarme auxilio, en breve todo habrá terminado, mi vida tocará su fin”.

JUAN CALVINO [1509-1564]

Vers. 2-3. “Sé tú mi roca fuerte” dice en el versículo dos (31:2), “porque tú eres mi roca” afirma a continuación (31:3). Lo que el Señor está comprometido a ser para nosotros en razón del pacto, podemos pedirlo en oración y darlo por hecho, esperarlo como realidad efectiva.

DAVID DICKSON [1583-1663]

“Explanation of the First Fifty Psalms”, 1653

Vers. 3. Porque tú eres mi roca y mi castillo; por tu nombre me guiarás y me encaminarás. [Porque tú eres mi roca y mi castillo; por tu nombre me guiarás y me encaminarás. RVR] [Porque tú eres mi roca y mi fortaleza, y por amor de tu nombre me conducirás y me guiarás. LBLA] [Porque Tú eres mi Roca y mi fortaleza, por amor de tu Nombre me guiarás y me encaminarás. BTX] [Tú eres mi roca y mi fortaleza; por el honor de tu nombre, sácame de este peligro. NVI] [Pues tú eres mi bastión, mi baluarte; honrando tu nombre, guíame y condúceme. BLP] [Tú eres mi roca y mi fortaleza; por el honor de tu nombre, sácame de este peligro. NTV]

Porque tú eres mi roca y mi castillo. El alma del salmista, sometida a prueba, confiesa aquí de nuevo su plena confianza en Dios. Las repeticiones de la fe nunca son vanas.27 Confesar nuestra confianza en Dios en tiempos de adversidad es el principal método para glorificarle. El servicio activo es bueno, pero la confianza pasiva de la fe no es menos apreciada a los ojos de Dios. Es como si las palabras quisieran abrazarse al Señor y asirse a él con un agarre de confianza que no tienen intención de relajar. Los dos pronombres personales: “mi roca”, “mi castillo” se afianzan como clavos en la fidelidad del Señor. ¡Concédasenos la gracia de que nuestro corazón mantenga su firme creencia en Dios! En estos tiempos podemos ilustrar la figura de la roca y el castillo con la fortaleza de Gibraltar, a menudo asediada por nuestros enemigos y que jamás han logrado arrebatarnos.28 En tiempos antiguos las fortalezas, aunque lejos de ser impenetrables para nuestros métodos actuales de guerra, eran cruciales para bandas poco numerosas, como la de David, que se fortificaban en las montañas y despeñaderos donde se sentían seguras. Fijémonos en el hecho singular de que David pide al Señor que sea su roca29 porque estaba convencido de que era su Roca (31:2); y aprendamos a orar pidiendo que podamos experimentar y disfrutar aquello a lo que nos hemos asido a través de la fe. La fe es el fundamento de la oración.

Por amor de tu nombre me encaminarás y me guiarás.30 El salmista argumenta igual que un filósofo lógico, con sus “por”, sus “por tanto”, y sus “porque”. «Dios mío, –reflexiona– puesto que confío sinceramente en ti, sé tú mi guía». Guiar y encaminar son dos cosas muy similares, pero la meditación pausada detecta entre ambas cosas importantes matices de significado, en especial porque “me guiarás”, incluye un sentido de provisión: proveerás para mis necesidades.31 Al propio tiempo, la duplicidad revela un sentido de urgencia en la necesidad, precisamos del doble efecto, pues el camino es abrupto, y no basta con que simplemente nos encaminen hacia él, necesitamos alguien que nos guíe paso a paso. ¡Encamíname cual soldado, guíame como al viajero! Encamíname cual bebé que gatea, guíame como un adulto que precisa dirección; encamíname físicamente cuando estés a mi lado, pero guíame también con tus directrices cuando estés ausente; encamíname con tu mano, guíame por medio de tu palabra. El argumento que utiliza el salmista se obtiene en la armería de la libre gracia: “me guiarás” no para mi propio bien, sino “por el bien de tu nombre”. Nuestra apelación no parte de alguna virtud imaginaria oculta en nuestro propio nombre, sino de la bondad y la gracia gloriosa que brilla resplandeciente en el carácter del Dios de Israel. El Señor no puede consentir que su honor sea mancillado, como sería en el supuesto de que los que en él confían tuvieran que perecer. Este fue también el argumento de Josué: “Porque los cananeos y todos los moradores de la tierra oirán, y nos rodearán, y borrarán nuestro nombre de sobre la tierra; y entonces, ¿qué harás tú a tu gran nombre?”32

C. H. SPURGEON

Por amor de tu nombre. Si se tratara meramente del honor de la criatura, el crédito de los ministros o la gloria de los ángeles, la salvación del hombre sería sin duda incierta. Pero cada paso de la misma implica el honor de Dios. Oramos pidiendo las cosas en su nombre. Si Dios empezara una cosa y no la continuara, o si la continuara, pero no la completara, nos llevaría a la conclusión de que el reproche al Todopoderoso podría estar en cierto modo justificado. Pero esto no puede suceder jamás. Dios tomó por propia voluntad la decisión de levantar el edificio de la salvación del hombre. Y su nombre glorioso nos da la certeza absoluta de que el sillar de coronamiento33 del mismo será colocado allá en la gloria.

WILLIAM SWAN PLUMER [1802-1880]

“Studies on the Book of Psalms”, 1867

Por amor de tu nombre. Lo que equivale a decir: en razón y por cuenta de la fama de tu poder, de tu bondad, de tu verdad, etc., etc.: “Me guiarás”. Como un pastor a una oveja errante,34 como un general a su tropa, o como un experto en la ruta al confiado caminante.35 Toma pleno control de mis planes, de mis afectos y de todos mis pensamientos.36

MARTIN GEIER [1614-1681]

“Commentary on Psalms”, 1695

Vers. 4. Sácame de la red que han escondido para mí, pues tú eres mi refugio. [Sácame de la red que me han tendido, pues tú eres mi refugio. RVR] [Me sacarás de la red que en secreto me han tendido; porque tú eres mi refugio. LBLA] [¡Sácame de la red que me han tendido, porque Tú eres mi refugio! BTX] [Rescátame de la trampa que me tendieron mis enemigos, porque solo en ti encuentro protección. NVI] [Libérame de la trampa que me tienden, porque tú eres mi refugio. BLP] [Rescátame de la trampa que me tendieron mis enemigos, porque solo en ti encuentro protección. NTV]

Sácame de la red que me han tendido.37 Los enemigos de David eran sagaces y poderosos; si no lograban capturarle empleando la fuerza, probarían con la astucia. Nuestros enemigos espirituales son del mismo calibre, son simiente de la serpiente,38 y tratan de hacernos caer mediante su astucia. La frase asume la posibilidad de que el creyente sea capturado como un pájaro; y, de hecho, somos tan necios que nos ocurre a menudo. Con tanta destreza hace el cazador su trabajo, que los simples fácilmente se ven rodeados. Pero el texto va aún más allá, y pide que el cautivo sea liberado sacándolo incluso fuera de las mallas de la red; se trata de una petición muy adecuada, pues el amor eterno puede rescatar a sus santos hasta de entre las fauces del león39 y del vientre del infierno40. A veces es posible que para rescatar un alma de la tentación haga falta un tirón repentino y seco, y otro para arrebatarla de los lazos de la astucia maliciosa; pero el Señor está listo para todo tipo de situaciones, y ni aún las redes más hábilmente colocadas por el cazador lograrán retener a sus escogidos. ¡Ay de aquellos que emplean su astucia para colocar redes que atrapen a otros! Los que se esfuerzan en tentar a los demás acabarán destruyéndose ellos mismos.41 Los villanos que tienden trampas en secreto, serán castigados en público.42

Pues tú eres mi refugio. ¡Qué dulzura tan inefable encierran estas pocas palabras! Con cuánta alegría podemos abordar proyectos, y con cuánta entereza soportar sufrimientos, cuando tenemos la certeza de que contamos con el auxilio celestial. El poder divino hará pedazos todas las trampas del enemigo, confundirá sus planes y frustrará sus astucias y pícaros trucos; ¡dichoso el que cuenta con una fuerza tan inigualable alistada en su bando! Nuestras propias fuerzas nos serán de poca utilidad si caemos en las redes tendidas por la astucia, pero la fuerza del Señor está siempre cerca, basta con que la invoquemos. Cuando a través la fe dependemos exclusivamente de la fuerza del Fuerte de Israel,43 podemos utilizar con absoluta propiedad esta santa dependencia como argumento de súplica ante Dios.

C. H. SPURGEON

Sácame de la red que han escondido para mí. Con estas palabras insinúa que sus enemigos no solo utilizaron la fuerza contra él, sino también la astucia y la política para atraparle, como cuando siguiendo las instrucciones de Saúl, le propusieron convertirse en yerno del rey con la condición de conseguir como dote cien prepucios de filisteos, bajo una pretensión de buena voluntad, pero buscando en el fondo su muerte;44 y al no lograrlo, le tendieron también trampas para asesinarlo en su casa.45 Pero confiaba en su Dios, y oró pidiendo ser librado de tales lazos, y de otros similares que pudieran tender contra él en el futuro.

JOHN MAYER [1583-1664]

“A Commentary upon the whole Old Testament”, 1653

Sácame de la red que han escondido para mí. El Omnipotente corta la red que tejen las conveniencias humanas. Cuando nosotros, pobres criaturas, estamos en la red, Dios no lo está. En la antigua fábula el ratón pone en libertad al león; aquí el león libera al ratón.46

C. H. SPURGEON

Vers. 5. En tu mano encomiendo mi espíritu; tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad. [En tus manos encomiendo mi espíritu; tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad. RVR] [En tu mano encomiendo mi espíritu; tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad. LBLA] [En tus manos encomiendo mi espíritu, Tú, oh YHVH, DIOS de verdad, me has redimido. BTX] [Encomiendo mi espíritu en tu mano; rescátame, Señor, porque tú eres un Dios fiel. NVI] [A tus manos encomiendo mi vida; tú, Señor, Dios fiel, me has rescatado. BLP] [Encomiendo mi espíritu en tu mano; rescátame, Señor, porque tú eres un Dios fiel. NTV]

En tus manos encomiendo mi espíritu. Estas mismas palabras de David llenas de vida fueron las mismas que pronunció nuestro Señor al expirar,47 y con frecuencia han sido las últimas de muchos de los santos en la hora de su partida. Tengamos la seguridad de que son buenas, sabias y solemnes; y podemos usarlas tanto ahora como en nuestra hora final. Prestemos atención al hecho notable de que esta súplica del hombre de Dios, ya en la vida o en la muerte, no es en favor de su cuerpo físico o de sus propiedades materiales, sino por su espíritu, su verdadera joya, su tesoro escondido;48 si su espíritu está a salvo, todo lo demás estará a salvo. ¡Ved lo que hace con su perla! La encomienda en manos de su Dios: procede de él, le pertenece a él: él la ha sustentado en todo momento; él es capaz guardarla; y por tanto, lo más propio es entregársela. En las manos del Señor, todas las cosas están a salvo; si lo encomendamos al Señor, estará resguardado, tanto ahora como en aquel día de los días, el día final hacia el cual marchamos apresuradamente. El salmista se entrega en las manos de su Padre celestial sin reservas; para él es garantía y seguridad suficiente de una vida en paz y un glorioso morir para reposar bajo el cuidado de los cielos. Tanto ahora como en todo momento debemos comprometernos, y persistir en nuestro compromiso, de poner nuestro todo bajo el cuidado y jurisdicción sagrada de Jesús; si lo hacemos, aunque nuestra vida cuelgue de un hilo, y nuestras adversidades se multipliquen como las arenas del mar, nuestra alma morará en paz, y se deleitará reposando en lugares deleitosos.49

Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad. La redención es una base sólida para la confianza. David no conoció el Calvario como lo conocemos nosotros, pero la redención temporal le animaba; y ¿no nos consolará más dulcemente a nosotros la redención eterna? Las liberaciones en el pasado son una sólida base de apelación para la situación presente. Lo que el Señor ha hecho en el pasado, lo hará de nuevo, porque él no cambia.50 Es un Dios veraz, fiel a sus promesas,51 misericordioso con sus santos;52 no se apartará de su pueblo.53

C. H. SPURGEON

En tus manos encomiendo mi espíritu. Estas fueron las últimas palabras de Policarpo,54 de Bernardo,55 de Juan Huss,56 de Jerónimo de Praga,57 de Lutero,58 de Melanchthon59 y de muchos otros. «Bienaventurados son -dijo Lutero- aquellos que mueren, no solo por el Señor como mártires; no solo en el Señor como todos los creyentes; sino expirando como el Señor, entregando su último aliento con estas benditas palabras: “En tus manos encomiendo mi espíritu”».

JOHN JAMES STEWART PEROWNE [1823-1904]

“Commentary on the Book of Psalms”, 1864

En tus manos encomiendo mi espíritu. Estas palabras, tal y como figuran en la Vulgata,60 eran de la más alta estima para nuestros antepasados; las utilizaban para enfrentar toda clase de peligros y dificultades; y de manera especial en el tránsito de la muerte. “In manus tuas, Domine, commendo spiritum meum” eran las palabras pronunciadas por los enfermos cuando estaban a punto de expirar si estaban conscientes; y si no, el sacerdote las pronunciaba en su nombre. En todas las liturgias de oración por los enfermos y moribundos, estas palabras se insertaban con frecuencia en latín, aunque el resto de la oración estuviera en inglés; porque se suponía que había algo especial, regio y solemne en el hecho de pronunciarlas en ese idioma. Pero no dejemos que el abuso de tales palabras pueda desmerecer su uso. Pues pronunciadas con sinceridad, no hay oración mejor; y cuando las personas piadosas o los que se ven tentados las utilizan con santa confianza, nada hay que pueda superar su eficacia.

ADAM CLARKE [1760-1832]

“Commentary on the Whole Bible”, 1831

En tus manos encomiendo mi espíritu. ¿Por qué motivo deben los creyentes encomendar su espíritu en las manos de Dios por medio de Jesucristo?

1.Por seguridad; es decir, para ser preservados en su tránsito al cielo de todos los enemigos y peligros que pueden interponerse en el camino. Cuando los santos mueren, los poderes de las tinieblas tratarían sin duda, si les fuera posible, de obstaculizar el camino ascendente de sus almas hacia Dios. Puesto que han sido arrojados fuera del cielo, estallan de ira al ver que un alma saliendo de nuestro mundo se dirige hacia allá. Por tanto, lo que el santo hace al encomendar su espíritu en las manos de Dios, es asegurarse que el depositum precioso61 será guardado y protegido de todos los que desean su ruina e intentarán conseguirla. Está convencido de que Dios tiene en su mano el poder de la omnipotencia, y que si lo emplea en guardar y preservar su alma, nadie puede arrebatarla de su mano. El Redentor ha “despojado a los principados y a las potestades, y los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”62 ascendiendo posteriormente a la gloria; y tiene a todos los enemigos de los creyentes atados con una cadena, para que puedan ser más que vencedores en él y con él.63 Los ángeles, dentro del orden celestial, son enviados para servirles y protegerles, y cumplen fielmente su comisión de asistirles, hasta conducirles a la presencia del Señor común de ambos. “Porque yo sé”, exclama el apóstol, “a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día”.64

2.Encomiendan su alma en las manos de Dios, para ser admitidos a morar con él, incluso en su misma presencia donde hay plenitud de gozo y delicias para siempre,65 donde todo mal está excluido,66 y todo bien presente para colmar sus deseos, y darles motivos de alabanza por toda la eternidad.

3.Encomiendan sus espíritus cuando expiran en las manos de Dios, para que sus cuerpos puedan levantarse de nuevo en la resurrección y reunirse con ellos otra vez, y de ese modo entrar finalmente a gozar de las bendiciones que Dios ha preparado para los que le aman.67 (…) Las bases por las cuales pueden hacer todo esto con absoluto consuelo es decir, con la esperanza viva de que serán felices para siempre, son muchas y diversas. Por lo que voy a mencionar solo dos:

I.El interés que Dios tiene en ellos, y ello en base al fundamento más entrañable, el de la redención: “En tu mano encomiendo mi espíritu; porque tú me has redimido”. Me has redimido del infierno y de la ira que ha de venir,68 entregando a tu Hijo a morir por mí. Señor –dice el creyente–, no tan solo soy una de tus criaturas, sino que soy tu criatura redimida, comprada por precio.69 Y me has redimido del poder de mi corrupción interior, de mi apego a ella, y mi deleite en ella; y con mi consentimiento me has atraído para ser tuyo, y tuyo para siempre. Tuyo soy, Señor, sálvame indefectiblemente.70

II.Su notoria fidelidad. “En tu mano encomiendo mi espíritu, Señor, Dios veraz.” En tu mano encomiendo mi espíritu, porque has sido un Dios veraz en el cumplimiento de tus promesas a todo tu pueblo, a multitud de tus hijos que han partido de este mundo antes que yo; lo has sido para mí hasta este momento, y, no puedo dudar que los seguirás siendo hasta el final.

DANIEL WILCOX [1676-1733]

“Sixty-four practical sermons”, 1757

En tus manos. ¡Cuando esas manos me fallan, ciertamente me siento abandonado y miserable! Cuando me sustentan y me guardan, me siento exaltado, fuerte y seguro. Recíbeme pues, oh Padre Eterno, por los méritos y palabras de nuestro Señor; porque él, por su obediencia y su muerte, es merecedor de tener de ti todo aquello que yo no merezco por mí mismo. En tus manos, mi padre y mi Dios, encomiendo mi espíritu, mi alma, mi cuerpo, mis poderes, mis deseos. Todo lo ofrezco y deposito en tus manos, a ellas encomiendo todo lo que he sido hasta ahora, para que puedas perdonar y restaurarlo todo. Encomiendo mis heridas para que las sanes; mi ceguera, para que la ilumines; mi frialdad, para que la inflames; mis caminos extraviados y erróneos, para que me pongas de inmediato en la senda correcta; y todas mis maldades para que las erradiques de mi alma. Encomiendo y pongo en tus sagradas manos, oh Dios mío, todo lo que soy, que tú conoces mucho mejor que yo: débil, desgraciado, herido, voluble, ciego, sordo, mudo, pobre, desprovisto de todo, sí, porque a causa de mis pecados tengo menos que nada, y soy más miserable de lo que puedo saber o expresar. Recíbeme, Señor y Dios mío, y haz de mí lo que él, el Cordero divino, quiere que sea. Te encomiendo, ofrezco y entrego en tus manos todos mis asuntos, cuidados, afectos, éxitos, fracasos, consuelos y labores, todo lo que tú sabes que hay y viene de mí. Dirígelo todo a tu honor y gloria; enséñame la manera de hacer tu voluntad en todo, y a reconocer en todo la obra de tus manos divinas; a no buscar nada más, y con este propósito en mente a encontrar descanso y consuelo en todo.

Oh manos del Dios eterno, que me hicisteis y seguís preservando los cielos y la tierra por mi causa y para mi bien, me hicisteis para vosotras, no permitáis que me aleje de vosotras. Sobre esas manos está mi Cordero, y todo aquello que amo; y es en ellas que debo permanecer yo también, junto a él. Pues sobre estas manos amorosas dormiré y descansaré junto con él en paz, en tanto que él me abrió con su muerte la esperanza en ellas y en sus infinitas misericordias, y me colocó dentro de ellas, como mi único y especial mi refugio. Es por estas manos que vivo y soy lo que soy, pues son ellas las que constantemente me transfieren vida; y es en ellas que quiero morir; vivir en ellas en el amor de nuestro Señor, deseando y buscando únicamente de ellas toda buena obra; y finalmente, junto con el Señor, recibir de ellas la corona.

FRAY THOMÉ DE JESUS [1529-1582]

“Trabalhos de Jesus”, 1606 citado por Spurgeon en su edición inglesa titulada “The Sufferings of Jesus”, 186971

En tus manos encomiendo mi espíritu. Pese a que debía morir en una cruz, en el ocaso de su vida no se dibuja ante el Redentor ninguna sombra de destino tenebroso, pues el rostro de su Padre seguía brillando delante de él en todo su esplendor. No contempla la posibilidad de que su vida se funda en las aguas sombrías de la mortalidad: se encomienda a las manos de su Padre. No se plantea el seguir viviendo diluido en el espíritu general de la raza humana; sino con una personalidad definida, con su espíritu propio, abrazándose para ello a la protección especial y a la fidelidad de su Padre. No rinde, por tanto, su vida, al desaliento de una muerte destructiva; lo hace bajo la conciencia triunfante de la resurrección que el Padre le ha prometido. Ese fue el mensaje central del testamento de Jesús al expirar, sus últimas palabras son: garantía vida; entrega su vida en manos de un Padre que vive eternamente. Con gran voz pronunció estas palabras:72 “En tus manos encomiendo mi espíritu”, ante un mundo antiguo y moderno, pasado y presente, hundido en una aprehensión pagana a la muerte, temeroso de la muerte, sin esperanza alguna de inmortalidad y resurrección; porque permite que, en su entorno, la presencia y consciencia de la personalidad de Dios, y la unión personal con él, sean oscurecidas y desfiguradas constantemente por un falso sentido de la razón. En su muerte, y con el corazón de un león, Cristo testifica una vez más del mensaje de esperanza que caracterizó todo su ministerio: he venido para que tengan vida,73 y lo hace mediante una expresión peculiar, sacada de un salmo del Antiguo Testamento, dejándonos constancia, con ello, de que por voluntad del Espíritu, el sentido de la vida eterna estaba ya presente y claro en la visión profética del antiguo pacto. Y por tanto, con esta misma visión, entrega su vida, a través de la muerte, en manos del Único que vive eternamente. Su muerte, con ser el último de sus hechos, fue el más elevado y grandioso de todos ellos, la corona de su vida santa.

JOHN PETER LANGE [1802-1884]

“The Life of the Lord Jesus Christ”, 1864

En tus manos encomiendo mi espíritu. David, encomienda aquí su espíritu a Dios para evitar la muerte; pero Cristo, y todos los cristianos después de él, comprometen su espíritu a Dios para poder vivir eternamente, en muerte y después de la muerte. Por tanto, este salmo enlaza claramente con el Salmo 22. Ambos fueron utilizados por Cristo en la cruz. Del Salmo 22 extrae palabras amargas de angustia: “Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”.74 Del Salmo 31 arranca estas sus últimas palabras de amor y confianza, que pronunció justo antes de expirar: “En tus manos encomiendo mi espíritu”. No cabe la menor duda que el Salterio era el himnario y libro de oraciones de Cristo.

CRISTOPHER WORDSWORTH [1807-1885]

“Commentary on the Whole Bible”, 1856

Vers. 6. Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias; mas yo en Jehová he esperado. [Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias; mas yo en Jehová he esperado. RVR] [Aborrezco a los que confían en ídolos vanos; mas yo confío en el Señor. LBLA] [Aborrezco a los que confían en ídolos vanos, pero en cuanto a mí, en YHVH he esperado. BTX] [Detesto a los que rinden culto a ídolos inútiles; yo confío en el Señor. NVI] [Odio a quienes sirven a ídolos falsos, en Dios pongo mi confianza. BLP] [Detesto a los que rinden culto a ídolos inútiles; yo confío en el Señor. NTV]

Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias. Los que no se apoyan en el verdadero brazo de fortaleza, pondrán en si mismos una confianza vana. El ser humano ha de tener un dios, y si no adora al Dios vivo, verdadero y único, se fabrica dioses el mismo, pone en ellos una confianza supersticiosa, y espera en ellos con esperanza ansiosa basada en una ilusión engañosa. Los que hicieron esto no fueron amigos íntimos de David, que compartían su misma aversión marcada a la idolatría: el verbo hebreo שָׂנֵ֗אתִי הַשֹּׁמְרִ֥ים śānêṯi haššōmərîm, de שָׂנֵא sane, “odiar”; y שָׁמַר shamar, “participar, esperar, guardar”; incluye tanto el tiempo presente como pasado. David los aborrecía porque ellos aborrecían a Dios, y no estaba dispuesto a soportar la presencia de idólatras; su corazón estaba abiertamente en contra de ellos a causa su necedad y malicia. No tenía la más mínima paciencia con sus prácticas supersticiosas, y llama a sus ídolos vanidades ilusorias, es decir, un cero a la izquierda. De hecho, la cortesía que merecen los romanistas75 y puseyistas76 por algunas de sus supersticiones y tonterías, no alcanza más allá de esto. Los hombres que hacen dioses de sus riquezas, sus personas, sus inteligencias o cualquier otra cosa, tienen que ser evitados por aquellos cuya fe descansa sobre Dios en Jesucristo; y, lejos de ser envidiados, han de ser compadecidos por depender de tales vanidades

Mas yo en Jehová he esperado. Algo que podrá estar muy mal visto, anticuado, pasado de moda; pero el Salmista no estaba por las modas, y se atreve a ser singular. Ni el mal ejemplo ni la opinión mayoritaria han de servir para desviarnos de la verdad, antes todo lo contrario: en medio de una defección general, deberíamos volvernos más osados. Para el salmista el vínculo de confianza en su Dios es el punto clave y por ello insiste: “Mas yo en Jehová he esperado”. Quién al sentirse turbado se acoge en los brazos de su Dios, una vez aferrado a la fidelidad divina, se atreve con todo.77

C. H. SPURGEON

Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias. Los hombres de Dios acostumbran a tener una personalidad fuerte y apasionada, y no suelen mostrarse con aquellos que obran el mal, lo permisivos y tolerantes que a algunos de sus colegas de lengua seductora y complaciente les gustaría. Aborrecer no siempre es mala cosa.

C. H. SPURGEON

Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias. Los romanistas78 se inventan milagros de los santos para hacerlos, según pretenden, más venerables y gloriosos. Afirman cosas absurdas, como que la casa en que la que se encontraba la Virgen María cuando la visitó el arcángel Gabriel, fue transportada milagrosamente cientos de años después unas dos mil millas, de Galilea a Dalmacia; y desde allí por mar a Italia, donde fue cambiando a su vez de un lugar a otro hasta encontrar el sitio donde se encontrara cómoda; dicen también que obró muchas sanidades y curas maravillosas, y que cuando llegó a su destino final, incluso los árboles se inclinaron ante ella para saludarla y venerarla.

Los mitos y leyendas parecidos son infinitos, especialmente en la: “Leyenda áurea”,79 un libro repleto de barbaridades tan descomunales, que Luis Vives,80 católico, fiel y fervoroso, pero un hombre inteligente y erudito, dijo de él con indignación: «¡No he visto cosa más abominable que este libro!»; y le exasperó que lo llamaran “áureo”, pues según él «quién lo escribió tenía la boca de hierro y el corazón de plomo». Melchor Cano,81 un obispo católico, lo censura de igual manera, y se lamenta (como Vives) de que Laercio82 y Suetonio83 escribieran la vida de los filósofos y de los Césares de forma mucho más crítica y honesta, desde el punto de vista de autenticidad histórica, de lo que algunos autores medievales hicieron con la vida de los santos y mártires. Erasmo, abunda en el tema de la superstición, y comenta: 84 «Por doquier encuentras a la venta y en oferta leche de Virgen María, a la que honran casi como si se tratara del cuerpo de Cristo consagrado; aceites bendecidos y milagrosos de todos tipos y para todas las necesidades; y una cantidad tal de fragmentos de la cruz de Cristo, que si se recogieran todos habría madera para construir un barco. Unos dicen estar en posesión del capuchón de San Francisco; otros de la ropa interior de la Virgen; en un sitio veneran el peine de Santa Ana; en otro un calcetín de San José; en otro el zapato de Thomas de Canterbury; en otro el prepucio de Cristo. Objetos a los que, a pesar de su origen incierto, adoran con más fervor que a la propia persona de Cristo. Y lo grave es que la jerarquía no se refiera a todas estas cosas como meras supersticiones que han de ser toleradas y soportadas para ayudar a las gentes de mentes sencillas, sino que las aprueba y fomenta, basando en ellas poco menos que todo concepto de la fe».

CHRISTOPHER CARTWRIGHT [1602-1658]

“A practical and polemical commentary or exposition on the whole fifteenth Psalm”, 1658

Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias; mas yo en Jehová he esperado. El sentido es en que los paganos, cuando ven algún peligro o dificultad que se aproxima, recurren a adivinos y agoreros, así como a los dioses falsos en busca de consejo y dirección: con ello, y observando sus respuestas: mera superstición y engaño, no adelantan absolutamente nada. Estos David aborrece: “Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias”; y por ello se mantiene cerca de Dios: “mas yo en Jehová he esperado” no confiando en otra ayuda fuera de la que viene de él.

HENRY HAMMOND [1605-1660]

“Paraphrase and Annotations on Book of Psalms”, 1659

Vers. 7. Me gozaré y alegraré en tu misericordia, porque has visto mi aflicción; has conocido mi alma en las angustias. [Me gozaré y alegraré en tu misericordia, porque has visto mi aflicción; has conocido mi alma en angustias. RVR] [Me gozaré y me alegraré en tu misericordia, porque tú has visto mi aflicción; has conocido las angustias de mi alma. LBLA] [Me regocijaré y me alegraré en tu misericordia, porque has visto mi aflicción, y has tenido en cuenta las angustias de mi alma. BTX] [Me gozaré y me alegraré en tu amor inagotable, porque has visto mis dificultades y te preocupas por la angustia de mi alma. NVI] [Por tu amor me alegro y me regocijo, porque tú has mirado mis pesares, tú conoces mis angustias. BLP] [Me gozaré y me alegraré en tu amor inagotable, porque has visto mis dificultades y te preocupas por la angustia de mi alma. NTV]

Me gozaré y alegraré en tu misericordia. Por las misericordias recibidas en el pasado, se siente agradecido y gozoso; y por las misericordias futuras que anticipa su fe, se siente esperanzado y alegre. Incluso en mitad de nuestras intercesiones más apremiantes e importunas, debemos encontrar tiempo para hacer una pausa y bendecir al Señor: la alabanza no es un obstáculo para la oración, antes todo lo contrario, un oasis que la refresca y vivifica. Cuando las notas graves y dolorosas del sacabuche85 dominan la melodía, resulta deleitoso hacer un intervalo para escuchar las notas alegres de los címbalos de júbilo. Estos dos verbos, me gozaré y alegraré, son una reduplicación instructiva. No tenemos que ser mezquinos a la hora de festejar nuestro triunfo santo. Pues este vino podemos beberlo a jarros, y sin temor a excedemos.

Porque has visto mi aflicción. La has visto, la has sospesado, la has encauzado, le has fijado un límite, y la has hecho objeto de tu aprecio y tierna consideración en todos los sentidos. El aprecio y consideración por parte de un ser humano implica en su mente un pleno ejercicio de voluntad hacia la otra persona; ¿hasta donde alcanza el aprecio y consideración de Dios?

Has conocido mi alma en la adversidad.86 En realidad deberíamos traducir “en las adversidades”, porque “muchas son las aflicciones del justo”.87 Dios da la cara por sus santos en la adversidad, cuando otros se avergüenzan y esconden de ellos; nunca rehúsa reconocer a sus amigos. No se da de menos por el hecho de que vayan cubiertos de harapos. No los juzga en falso ni los menosprecia cuando sus caras están demacradas por la enfermedad, o sus corazones abrumados por el abatimiento. Más aún, el Señor Jesús nos conoce en nuestros dolores en un sentido literal y particular,88 mantiene una profunda simpatía hacia nosotros en todos ellos; cuando otros son incapaces de entender nuestras dificultades y enfermedades por falta comprensión experimental de las mismas, Jesús se sumerge en las profundidades más hondas de nuestro ser y desciende hasta lo más doloroso de nuestros problemas, porque ha recorrido el mismo sendero y experimentado lo mismo que nosotros. Es un médico que conoce todas las dolencias y sabe qué administrar en todos los casos; para él no hay nada nuevo o desconocido. Cuando nos vemos tan confundidos que tan siquiera nosotros mismos somos capaces de definir nuestro lamentable estado, él sabe exactamente lo que nos ocurre, porque nos conoce desde siempre y nos conocerá siempre.89 ¡Que bendición tan inmensa la de saber más y más de él! «Conócete a ti mismo», es un buen principio filosófico, pero saber que «Dios te conoce mejor de lo que te conoces a ti mismo», es un consuelo superlativo.

C. H. SPURGEON

Me gozaré y alegraré en tu misericordia. Incluso en medio de la angustia, la fe nos proporciona motivos de gozo y nos anticipa alegría. ¿Cómo? Por medio del recuerdo de las experiencias pasadas de la misericordia de Dios; como hace David en este caso: “Me gozaré y alegraré en tu misericordia”. ... Una vez hemos encontrado pruebas de la bondad de Dios hacia nosotros en experiencias pasadas, la base de nuestra alegría no debería ser el efecto, sino la causa, no los beneficios que recibamos sino la fuente que nos los proporciona. Nuestra esperanza está de volver a beber de nuevo de esa misma fuente que sabemos, por experiencias anteriores, nos trajo tantos goces. Por ello dice David: “me gozaré y alegraré”, ¿en qué? no en lo que hagas por mí, no en mí liberación, sino “en tu misericordia”, esa es la fuente verdadera de mi alegría.

DAVID DICKSON [1583-1663]

“Explanation of the First Fifty Psalms”, 1653

Porque has visto mi aflicción.

Cuando un hombre apela a otro hombre, es porque

nunca había apelado antes,

y lo más probable es que nunca más lo hará.

Cuando un hombre apela a Dios, es porque apeló

a él anteriormente y obtuvo lo que deseaba,

y lo más seguro es que apele de nuevo.

Qué Dios tan bueno es el Dios al cual servimos,

que cuando apelamos a él, hace de sus dones anteriores

ejemplos de los que tiene previsto concedernos.90

FRANCIS QUARLES [1592-1644]

Has conocido mi alma en angustias. En cierta ocasión, una persona que, por las calamidades de la guerra, enfermedad y otras penurias, había pasado de un estado de opulencia al de verdadera necesidad, se acercó a Gotthold91 dando muestras de mucho dolor. Se quejaba de que habiéndose cruzado con uno de sus antiguos conocidos, este tan siquiera se había dignado a saludarle, y por supuesto, mucho menos hablar con él, volteó la cabeza y pasó por su lado como si se tratara de un extraño. «¡Ay señor, –exclamó con un suspiro–, cuánto me ha dolido! ¡Me sentí como si una daga me hubiera atravesado el corazón!» Gotthold le respondió: No debe extrañarse en absoluto. Es la forma que tiene el mundo de prestar atención tan solo a lo que esta encumbrado, ignorando todo lo que es pobre y humilde. Conozco, sin embargo, a Uno que, a pesar de que mora en las alturas, se humilla para contemplar las cosas humildes que están en el cielo y en la tierra: “¿Quién como Jehová nuestro Dios, que se sienta en las alturas, que se humilla a mirar en el cielo y en la tierra? Él levanta del polvo al pobre, y al menesteroso alza del muladar, para hacerlos sentar con los príncipes, con los príncipes de su pueblo”.92 y respecto al cual el profeta real testifica: “Has conocido mi alma en angustias”. Sí, aunque hayamos perdido nuestros vestidos suntuosos y vayamos a él en harapos; aunque nuestra carne esté debilitada por el dolor o la vejez;93 aunque la enfermedad y la pena hayan consumido nuestra hermosura como la polilla;94 aunque el sonrojo, las lágrimas y el polvo se extiendan por nuestro rostro;95 él nos reconoce y no se avergüenza de nosotros.96 Consuélate meditando en esto, pues ¿en qué te perjudica que los hombres te desprecien, si Dios el Señor te ama y no te ha olvidado?

CHRISTIAN SCRIVER [1629-1693]

También conocido por su pseudónimo, GOTTHOLD “Gotthold’s Emblems: Or Invisible Things Understood By Things That Are Made”, 1671

Vers. 8. No me entregaste en mano del enemigo; pusiste mis pies en lugar espacioso. [No me entregaste en manos del enemigo; pusiste mis pies en lugar espacioso. RVR] [Y no me has entregado en manos del enemigo; tú has puesto mis pies en lugar espacioso. LBLA] [No me entregaste en mano del enemigo, sino que pusiste mis pies en lugar espacioso. BTX] [No me entregaste a mis enemigos sino que me pusiste en un lugar seguro. NVI] [No me entregaste al enemigo, me mantuviste en lugar seguro. BLP] [No me entregaste a mis enemigos sino que me pusiste en un lugar seguro. NTV]

No me entregaste en manos del enemigo. Ser entregado en manos de alguien es quedar sometido completamente bajo su poder; ahora, el creyente no está bajo el poder de la muerte97 o del diablo,98 y menos aún bajo el poder de cualquier hombre.99 El enemigo podrá obtener sobre nosotros una ventaja temporal, pero somos como prisioneros en una la cárcel con las puertas abiertas;100 Dios no nos dejará encerrados bajo su poder, nos proporcionará siempre una vía de escape.

Pusiste mis pies en lugar espacioso. ¡Bendito sea Dios por la libertad! La libertad civil es valiosa, la libertad religiosa es preciosa, la libertad espiritual no tiene precio. Y sean cuales sean nuestros problemas, podemos y debemos alabar a Dios de que esta siga en pie. Muchos son los creyentes que han disfrutado de su mayor libertad espiritual y amplitud para sus almas, cuando sus cuerpos estaban en las peores condiciones de estrechez. Su alma ha estado en lugar espacioso aún cuando su cuerpo se hacinaba en una carbonera, como en el caso de Bonner,101 o en algún otra mazmorra estrecha e inmunda. La gracia siempre ha sido equitativa a cualquier situación de emergencia; y más aún, ha convertido la emergencia en una oportunidad para manifestarse todavía con mayor plenitud.102

C. H. SPURGEON

No me entregaste en manos del enemigo; pusiste mis pies en lugar espacioso. “El que abre y ninguno cierra”.103 Bendigamos al Señor por esas puertas abiertas, que ni los hombres ni los demonios pueden cerrar. No estamos en manos de los hombres, porque estamos en las manos de Dios; de otro modo nuestros pies tiempo ha que estarían en un cepo y no en lugar espacioso de libertad. Si de ellos dependiera, haría tiempo que nuestros enemigos nos habrían dado caza cual pajaritos que se agarran con una sola mano.

C. H. SPURGEON

Vers. 9. Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo. [Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mis entrañas. RVR] [Ten piedad de mí, oh Señor, porque estoy en angustia; se consumen de sufrir mis ojos, mi alma y mis entrañas. LBLA] [Ten misericordia de mí, oh YHVH, porque estoy en angustia. Mis ojos, mi alma y mis entrañas están consumidos de tristeza. BTX] [Ten misericordia de mí, Señor, porque estoy angustiado. Las lágrimas me nublan la vista; mi cuerpo y mi alma se marchitan. NVI] [Apiádate de mí, Señor, que soy presa de la angustia; se consumen de pena mis ojos, todo mi ser y mis entrañas. BLP] [Ten misericordia de mí, Señor, porque estoy angustiado. Las lágrimas me nublan la vista; mi cuerpo y mi alma se marchitan. NTV]

Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia. A partir de aquí el salmista inicia una descripción particular y detallada de lo gravoso y doloroso de su situación personal. Vuelca su corazón, pone al descubierto sus heridas, y expresa sin remilgos toda su desolación interior. Con la primera frase abarca todo lo que sigue a continuación: es el texto clave de todo su discurso quejumbroso. La adversidad mueve a misericordia –y no hacen falta más razonamientos. “Ten misericordia de mí” es la oración por excelencia, el argumento que prevalece; puesto que es sencillo y personal: “porque estoy en angustia”.

Se han consumido de tristeza mis ojos. Los ojos hundidos y ojerosos son una indicación clara de mala salud. Las lágrimas sacan su sal restándola de nuestras fuerzas, y cuando manan en abundancia pueden consumir por completo la fuente de la cual proceden. Dios quiere que le digamos los síntomas de nuestra enfermedad, no para su información, sino para demostrarle nuestro sentimiento de necesidad.

Mi alma también, y mis entrañas. Alma y cuerpo van tan íntimamente ligados, que resulta imposible que la una pueda declinar sin que el otro se resienta. Estos decaimientos dobles, como el descrito por David, no son nada raros en nuestros días. Nos sentimos desmayar físicamente por el sufrimiento, y a la vez con la moral hundida, afligidos por el desequilibrio de la mente; cuando ambos coinciden, es bueno que el Piloto divino esté frente al timón, capeando la borrasca, y haga que la tempestad se transforme en un triunfo de su habilidad.

C. H. SPURGEON

Mis ojos se han consumido de la pena. Esta expresión parece sugerir que el dolor y la pena perjudica físicamente al ojo humano. Hay una antigua teoría, que todavía prevalece entre la gente poco culta, que afirma que el ojo, sometido a pena extrema, y un flujo constante y profuso de lágrimas, puede dañarse seriamente y perder por completo la visión. No hay ninguna base científica sólida para esta afirmación. Pero sí hay una enfermedad ocular muy grave, bien conocida por los oculistas con el nombre de glaucoma, que al parecer puede estar relacionada e influenciada por las emociones mentales de carácter depresivo. Conozco casos sorprendentes en los que habiendo una propensión constitucional al glaucoma, un disgusto o pena repentina ha provocado una irrupción violenta de la enfermedad, con la consiguiente ceguera incurable. En tales casos la explicación podría ser la siguiente: Para el desarrollo saludable de las funciones oculares, es preciso que el globo ocular mantenga una determinada dosis de elasticidad, que a su vez va ligada a un equilibrio exacto entre la cantidad de líquido dentro del ojo, y en la cavidad fibrosa que lo contiene. Si este equilibro es perturbado, o si el fluido aumenta indebidamente en cantidad, el glóbulo ocular aumenta en presión causando daños en su interior, y ello puede llevar a que se extinga totalmente la visión. Hay un conjunto de nervios que controlan este equilibrio, manteniendo el ojo en un estado de elasticidad adecuado; y es también un hecho notable, que a pesar del transcurso de los años, por regla general, estos nervios logran que el ojo conserve su estado elástico. Sin embargo, si la función de estos nervios se ve alterada, y eso puede suceder fácilmente a causa de un dolor físico o moral extremo, o de cualquier agente depresivo, el ojo tiende a aumentar de presión. Hasta fecha relativamente reciente, el glaucoma agudo, o aumento repentino de presión en el glóbulo ocular, acompañada de dolor intenso e inflamación, era causa de ceguera total e irremediable sin esperanza; actualmente se puede lograr cierto alivio relativo mediante una intervención quirúrgica para disminuir la presión. La influencia y efectos del dolor y la pena en esta causa de ceguera, pudiera ser una explicación a las palabras de este texto: “Mis ojos se han consumido de la pena”.104

C. H. SPURGEON

Vers. 9-10. Si no sabes cómo orar, y quieres aprender, baste que digas con fe como los mendigos: «Maestro, soy pobre, y ciego, y en grande angustia; cojeo, tengo hambre y frío, y carezco de consuelo Ayuda a este pobre desvalido postrado en el lecho del dolor, necesitado pero incapaz de ayudarse a sí mismo. Inclina tu mirada sobre un desgraciado, y ten piedad de mí por amor al dulce Jesús: ¡Pero espera! Ten muy mucho cuidado de no incluir esta cláusula en tu petición: nunca mendigue antes, ni lo haré de nuevo.

FRANCIS QUARLES [1592-1644]

Vers. 10. Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido. [Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; se agotan mis fuerzas a causa de mi aflicción, y mis huesos se han consumido. RVR] [Pues mi vida se gasta en tristeza, y mis años en suspiros; mis fuerzas se agotan a causa de mi iniquidad, y se ha consumido mi cuerpo. LBLA] [Mi vida se ha agotado en tristeza, y mis años en suspiros. A causa de mi iniquidad mi vigor ha decaído, y se consumen mis huesos. BTX] [Estoy muriendo de dolor; se me acortan los años por la tristeza. El pecado me dejó sin fuerzas; me estoy consumiendo por dentro. NVI] [Se agota mi vida en el dolor, en gemidos mi existencia, se debilita mi fuerza por mi maldad y mis huesos se consumen. BLP] [Estoy muriendo de dolor; se me acortan los años por la tristeza. El pecado me dejó sin fuerzas; me estoy consumiendo por dentro. NTV]105

Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar. Llorar se había convertido en su ocupación diaria; pasaba sus días en la mazmorra de la angustia. La savia y la esencia de su ser se consumía como la cera de una vela, que se desperdicia mientras se quema. Sus adversidades acortaban sus días, cavando su fosa, empujándole a una muerte prematura. El dolor no deja de ser un mercado en el que consumir la riqueza de nuestra vida; y sin embargo, un trueque mucho más provechoso que consumirla en la Feria de Vanidades;106 “mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete”.107 El negro es un color que sienta bien. La sal de las lágrimas es una medicina saludable. Más nos vale pasar los años suspirando que pecando. En apariencia ambas frases parecen transmitirnos el mismo concepto; pero en las Escrituras no hay palabras ociosas ni repeticiones vanas, la duplicación es algo propio del fervor y la insistencia.

Se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad. David mira hacia el fondo de su dolor, y detecta pecado latente. Toda aflicción que nos lleve a descubrir nuestros fallos y defectos, es provechosa. ¿Se trataba del peor pecado que cometió el Salmista y que roía su corazón y devoraba su energía?108 Es más que probable que lo fuera. Los bocados pecaminosas, aunque saben dulces en la boca, resultan ser veneno en las entrañas: si entregamos irreflexivamente parte de nuestras fuerzas al pecado, no tardará mucho en apoderarse del resto. La iniquidad nos hace perder el vigor en todos los sentidos: físico, mental, moral y espiritual.

Y mis huesos se han consumido. La debilidad penetró hasta los recodos más internos de su organismo, las partes más firmes de su esqueleto cayeron víctimas de la decrepitud generalizada. Cuando a una persona le sucede esto, es de compadecer, su estado es ciertamente lamentable.

C. H. SPURGEON

Mi iniquidad. En la versión italiana, “mis dolores”. Siendo que la muerte, el dolor y todas las demás miserias vinieron al mundo por causa del pecado,109 la Escritura utiliza con frecuencia indiscriminadamente los nombres de la causa y sus efectos.

GIOVANNI DIODATI [1576-1649]

“Pious and Learned Annotations upon the Holy Bible”, 1648

Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar. Cuando los creyentes están atribulados y humillados, incluso los pecados más pequeños gritan desaforadamente en su conciencia; pero, en la prosperidad, la conciencia se convierte en un Papa que concede indulgencias y dispensas a mansalva, dando manga ancha a nuestros corazones. La cruz es, por tanto, tan necesaria, como la corona es gloriosa.

SAMUEL RUTHERFORD [1600-1661]

“Joshua redivivus, or, Three hundred and fifty-two religious letters; Written Between 1636 & 1661”, 1796

Vers. 11. De todos mis enemigos soy objeto de oprobio, y de mis vecinos mucho más, y el horror de mis conocidos; los que me ven fuera huyen de mí. [De todos mis enemigos soy objeto de oprobio, y de mis vecinos mucho más, y el horror de mis conocidos; los que me ven en la calle huyen de mí. RVR] [A causa de todos mis adversarios, he llegado a ser objeto de oprobio, especialmente para mis vecinos, y causa de espanto para mis conocidos; los que me ven en la calle huyen de mí. LBLA] [A causa de todos mis adversarios, he venido a ser objeto de oprobio, y de mis vecinos lo soy en gran manera, y horror de mis conocidos. Los que me ven en la calle huyen de mí. BTX] [Todos mis enemigos me desprecian, y mis vecinos me rechazan, ¡ni mis amigos se atreven a acercarse a mí! Cuando me ven por la calle, salen corriendo para el otro lado. NVI] [Soy la burla de mis adversarios y, aún más, la de mis vecinos, el horror de los que me conocen; quien me ve por la calle, huye de mí. BLP] [Todos mis enemigos me desprecian, y mis vecinos me rechazan, ¡ni mis amigos se atreven a acercarse a mí! Cuando me ven por la calle, salen corriendo para el otro lado. NTV]

De todos mis enemigos soy objeto de oprobio. Les fascinaba y divertía tener razones y motivos que echarle en cara; para ellos su estado lastimoso era como música, porque lo interpretaban de manera maliciosa como un juicio del cielo sobre él. El reproche es tenido como algo de poca importancia por aquellos que no han tenido que soportarlo personalmente, pero el que se halla bajo su látigo cruel conoce bien lo profundo de sus heridas. Incluso las personas mejores cuentan con enemigos acerbos y pueden verse fácilmente sometidas a los reproches e increpaciones más crueles.

Y de mis vecinos mucho más. Los que tenemos más cerca de nosotros suelen ser los que más profundamente nos apuñalan. Los desprecios que más nos hieren son los de aquellos que por tantas razones deberían mostramos gratitud simpatía. Es probable que muchos de los amigos de David temían ser identificados con su fortuna en declive, y por tanto, se volvieron en su contra con la intención de ganarse el favor, cuando no la amistad de sus oponentes. El interés personal rige como algo absolutamente prioritario para la mayor parte de los seres humanos, y su influencia hace que los lazos más sagrada se rompan sin el menor escrúpulo, transformándose en acciones execrables de la mayor bajeza.

Y el horror de mis conocidos. Cuanto más íntimos, más se apartan de nosotros. Nuestro Señor fue negado por Pedro,110 traicionado por Judas111 y abandonado por todos en la hora de la máxima necesidad.112 La manada huye del ciervo herido. La leche de la bondad humana se vuelve agria cuando un creyente despreciado es víctima de acusaciones calumniosas.

Los que me ven en la calle huyen de mí. Aquellos que antaño peleaban para colocarse un puesto más cerca de él, ahora le rehúyen como si estuviera infectado de peste. Sienten miedo y tratan de no ser vistos en compañía de un hombre tan profundamente despreciado, ¡Qué cosa más monstruosa y villana es la calumnia, capaz de transformar al más eminente de los santos, al hombre que fuera admiración de todos, en un apestado, convirtiéndole en el blanco de las cornadas de todos y objeto de la aversión general! ¡Hasta que extremos del deshonor puede quedar reducida la inocencia!

C. H. SPURGEON

De todos mis enemigos soy objeto de oprobio. Si alguno procura ser paciente y humilde, se dice que es un hipócrita. Si se permite algunos de los placeres de este mundo, se le acusa de glotón; si busca la justicia, es un impaciente; si no la busca, un necio. Si es prudente, se le llama avaro; si quiere hacer felices a los demás, disoluto. Y si se da a la oración, vanidoso. Y esto es un gran obstáculo y merma en la iglesia, ya que a causa de estas actitudes muchos se abstienen de obrar bien; de lo cual el Salmista queja amargamente diciendo: “De todos mis enemigos soy objeto de oprobio”.

JUAN CRISÓSTOMO [347-407]

citado por JOHN MASON NEALE [1818-1866] y RICHARD FREDERICK LITTLEDALE [1833-1890]

en “Commentary on the Psalms from Primitive and Mediæval Writers”, 1869

Los que me ven en la calle huyen de mí.113 Escuché la siguiente historia sobre un encumbrado personaje, que pienso puede servir para ilustrar este texto. Estando en una importante recepción, observo a una mujer que al verle se retiraba sigilosamente de en medio de la multitud hasta una esquina de la habitación, como si tratara de que él no la viera. Había sido amiga suya desde hacía bastantes años, por lo qué se dirigió de inmediato hacia a ella para saludarla. Al verle, ella dejó escapar un suspiro y le dijo: «Gracias por tu gesto de amistad, ¿sabes? desde la última vez que nos vimos he tenido muchísimos problemas y lo estoy pasado muy mal». ¿Cual pensáis que fue la reacción del personaje? Dar media vuelta de inmediato, apartarse disimuladamente todo lo que pudo de su amiga venida a menos, y confundirse entre la multitud. Este mismo tipo de actitud es la que adopta el mundo con Cristo y con sus siervos fieles.

HAMILTON VERSCHOYLE [1803-1870]

“Sermons preached in the Episcopal Chapel Upper Baggot-Street”, 1843

Vers. 12. He sido olvidado de su corazón como un muerto; he venido a ser como un vaso quebrado. [He sido olvidado de su corazón como un muerto; he venido a ser como un vaso echado a perder. RVR] [Como un muerto soy olvidado, sin ser recordado, soy semejante a un vaso roto. LBLA] [He sido olvidado como un muerto, de quien ya nadie se acuerda. He venido a ser como un vaso quebrado. BTX] [Me han olvidado como si estuviera muerto, como si fuera una vasija rota. NVI] [He sido olvidado como un muerto, soy como un cacharro roto. BLP] [Me han olvidado como si estuviera muerto, como si fuera una vasija rota. NTV]

He sido olvidado de su corazón como un muerto. Todas las hazañas, habilidades y destreza juvenil de David114 habían quedado en el saco del olvido; fue el salvador de su país,115 pero la memoria de los servicios prestados llevaba ya años enterrada. Los seres humanos olvidan pronto las deudas de gratitud; la popularidad y la fama son evanescentes en grado sumo: el que hoy está en boca de todos, mañana puede quedar olvidado por completo. Mejor le es al hombre la muerte que el verse asfixiado en la calumnia y el escándalo. De los muertos solo se dice lo bueno, no se cuentan más que virtudes y alabanzas; pero en el caso del salmista no decían de él más que lo malo. Inútil es buscar la recompensa de la filantropía debajo del cielo, pues en el mejor de los casos, los hombres pagan a sus sirvientes más fieles con un: “lo lamento”, y los echan a la calle sin contemplaciones cuando no pueden sacar ya más de ellos.

Soy semejante a un vaso roto. Algo inútil, carente de valor, desechado, olvidado. ¡Triste situación para un rey! Veamos en esta descripción el retrato del Rey de reyes en su humillación, cuando renunciando a su dignidad celestial “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo”.116

C. H. SPURGEON

He sido olvidado de su corazón como un muerto. Un ejemplo notable de cómo los grandes príncipes son olvidados lo tenemos en el lecho de muerte de Luis XIV. «El Luis que fue, yace ahora olvidado, una masa de barro aborrecible; abandonada a la merced y compañía de un puñado de curiosos, y de los sacerdotes de la Chapelle Ardente117 que se han apresurado a colocarlo en sendos ataúdes de plomo, mientras bromean y comparten entre ellos abundantes copas de vino. Aprovechando la cálida tarde de verano, el nuevo Luis, va camino de Choisy, acompañado de toda su corte; en apariencia, las lágrimas reales siguen fluyendo, pero una simple palabra mal pronunciada por Monseñor d’Artois, ha bastado para que todos rompieran en carcajadas y dejaran de llorar».

THOMAS CARLYLE [1795-1881]

“The French Revolution”, 1837

He sido olvidado de su corazón como un muerto. Cual moribundo al que han corrido ya las cortinas118 porque ha sido desahuciado por los médicos, y habiendo perdido toda esperanza sus amigos se retiran;119 o más bien como un cadáver enterrado, que es apartado por completo de la mirada y de la mente, quedando más enterrado en el olvido que en su tumba; ya no es noticia ni motivo de preocupación, y por tanto, se dice de él, como de la hija de Jairo: “ha muerto. No molestes más al Maestro”.120

ANTHONY TUCKNEY [1599-1670]

Soy semejante a un vaso roto. Como un vaso, un instrumento de lo más útil y provechoso a su propietario, y extremadamente necesario en la función que desempeña; y sin embargo, cuando se rompe, deja de ser útil y se desecha, considerando que no vale ya para nada: tal es la situación del hombre desechado por supuestos amigos a los que siempre había mantenido total fidelidad y mostrado dispuesto a todo por ellos; pero en cuanto deja de serles útil en sus propósitos, y no pueden sacarle ya nada más, abandonan sin más explicaciones.

ROBERT CAWDRAY [1538-1604]

“Treasury of Storehouse of Smiles”, 1609

Vers. 13. Porque oigo la calumnia de muchos; el miedo me asalta por todas partes, mientras consultan juntos contra mí e idean quitarme la vida. [Porque oigo el murmurar de muchos; el miedo me asalta por todas partes, mientras se conjuran contra mí y maquinan quitarme la vida. RVR] [Porque he oído la calumnia de muchos, el terror está por todas partes; mientras traman juntos contra mí, planean quitarme la vida. LBLA] [Oigo la calumnia de muchos, el terror me asalta por doquier, mientras conspiran unidos contra mí, y traman quitarme la vida. BTX] [He oído cantidad de rumores sobre mí, y el terror me rodea. Mis enemigos conspiran en mi contra, hacen planes para quitarme la vida. NVI] [Puedo oír a muchos difamando, hay terror por todas partes; contra mí conspiran juntos, traman arrebatarme la vida. BLP] [He oído cantidad de rumores sobre mí, y el terror me rodea. Mis enemigos conspiran en mi contra, hacen planes para quitarme la vida. NTV]

Porque oigo la calumnia de muchos. Una sola víbora calumniadora basta para matar todo consuelo. ¿Cuál será el veneno de toda la nidada? «Oídos que no escuchan corazón que no siente», dice un viejo refrán; pero en el caso de David, las voces que acusaban eran lo bastante fuertes como para irrumpir en sus tímpanos de forma perturbadora; las falsedades habían aumentado tan exponencialmente, que algunos llegaban a la audacia vomitar sus calumnias en presencia de su víctima. Semei es tan solo un ejemplo de toda esta caterva de difamadores, y su grito de “¡Fuera, fuera, hombre sanguinario y perverso”121 no era más que el discurso común compartido por miles de hijos de Belial. Todo la jauría de sabuesos de Belcebú puede acoplarse a grito pelado contra un solo hombre, y sin embargo, ese hombre ser el ungido del Señor.

El miedo me asalta por todas partes. Estaba completamente rodeado de temores, amenazas, insidias, y pésimos presentimientos; no tenía un solo resquicio para el respiro, el ataque contra él era incesante y sin cuartel.

Mientras se conjuran contra mí y maquinan quitarme la vida. Los impíos combinan sus esfuerzos y trabajan en equipo en sus ataques contra los nobles y excelentes de la tierra:122 no deja de ser causa de asombroso que a los pecadores siempre se les hace más fácil ponerse de acuerdo que a los santos, y por regla general los malos llevan a cabo sus propósitos con mucho más cuidado y previsión del que justos ponen en sus santos proyectos. Fijémonos en la crueldad de los enemigos del justo: no se contentan con nada menos que no sea su sangre, pues este es su esquema y objetivo. Mejor es caer en las garras de un león que bajo la voluntad de perseguidores maliciosos, porque la fiera, si está harta, puede no hacer caso de su presa; pero la malicia es implacable y cruel como un lobo, mata por placer. Y de todos los enemigos, el más cruel es la envidia. ¡Cuán sumamente delicada la situación del salmista, con las flechas envenenadas de un millar de arcos dirigidos todos contra él buscando su vida! Sin embargo, en medio de todo esto jamás le falló su fe, ni tampoco su Dios le abandonó. Un motivo de ánimo y un importante estímulo para nosotros.

C. H. SPURGEON

Porque oigo la calumnia de muchos. Desde mi infancia, tan pronto como tuve uso de razón y comencé a percibir los intereses y egoísmos personales de los seres humanos, me quedé asombrado al descubrir que en todas partes, las personas más creyentes y piadosas, aquellas más interesadas en su propia salvación y en la de los demás, eran las más vilipendiadas, objeto de toda clase de desprecios y calumnias, de manera especial por aquellos más reprochables en su propia conducta, los hombres más viciosos y nefandos. Hombres que en teoría profesaban la misma religión; compartían los mismos artículos de fe; obedecían los mismos mandamientos como ley de Dios; y hacían las mismas peticiones en el Padrenuestro; pero que no tenían el menor reparo en hablar mal, constantemente y en todas partes, de aquellos que más se esforzaban en vivir sinceramente aquello que decían creer. Y me preguntaba: Si consideran, como parece demostrar su conducta, que la religión cristiana es perjudicial, y nuestra fe no es verdadera, entonces, ¿por qué la profesan? Y si es verdadera y buena, ¿por qué, entonces, aborrecen y menosprecian a los que de forma más sincera y con mayor coherencia viven en la práctica de la misma? ¿Por qué calumnian y difaman a los que más se esfuerzan en vivir de acuerdo con algo que ellos afirman creer pero no practican? Años después aprendí que no podemos esperar que actúen de manera razonable aquellos a quienes el pecado y la sensualidad han hecho irrazonables. Pero aún así, debo admitir que desde que tomé conciencia del curso del mundo, y de la correlación que hay entre la Palabra de Dios y su providencia; consideré como una prueba indudable de la caída del hombre, y a su vez de la veracidad de las Escrituras y el origen sobrenatural de la santificación verdadera; descubrir en la vida real las evidencias de esta enemistad universal entre la simiente santa y la de la serpiente,123 hallar que el caso de Caín y Abel124 queda ejemplificado con regularidad, y que lo nacido de la carne, persigue constantemente y sin tregua a lo que es nacido del Espíritu.125 Creo que en los tiempos que vivimos, las evidencias que confirman en este sentido nuestra fe cristiana, son patentes y abrumadoras.126

RICHARD BAXTER [1615-1691]

“The Reformed Pastor”, 1656

Porque oigo la calumnia de muchos. Aunque seas un hielo en la castidad, aunque seas tan pura como la nieve; no podrás librarte de la calumnia.127

WILLIAM SHAKESPEARE [1564-1616]

“Hamlet”, 1603

Mientras conspiran contra mí. En tanto machacaban su reputación, lo hacían con sutileza, encubriendo su maldad bajo el procedimiento de la conspiración y el conjuro, consultando entre ellos la manera más sibilina de llevarle a la tumba con un mínimo de escándalo, bajo la condición de persona aborrecible que ya no merecía seguir viviendo sobre la tierra. No es de extrañar, por tanto, que la mente del salmista se viera asediada y atormentada por tantas y tan agudas tentaciones.

JUAN CALVINO [1509-1564]

Vers. 14. Mas yo en ti confío, oh Jehová; digo: Tú eres mi Dios. [Mas yo en ti confío, oh Jehová; digo: Tú eres mi Dios. RVR] [Pero yo, oh Señor, en ti confío; digo: Tú eres mi Dios. LBLA] [Pero en Ti, oh YHVH, yo he puesto mi confianza. he dicho: Tú eres mi Elohim. BTX] [Pero yo confío en ti, oh Señor; digo: «¡Tú eres mi Dios!» NVI] [Pero yo, Señor, en ti confío, yo he dicho: “Tú, Señor, eres mi Dios”. BLP] [Pero yo confío en ti, oh Señor; digo: «¡Tú eres mi Dios!». NTV]

Mas yo en ti confío, oh Jehová. A pesar de todas las circunstancias adversas que le afligen, la fe de David mantiene su fortaleza y no se desvía un ápice de su objeto. ¡Qué bendita cláusula de salvaguarda es esta! En tanto que nuestra fe, que es nuestro escudo, se mantenga firme, la batalla podrá ser dura, pero su resultado final está fuera de todo cuestionamiento; pero si el enemigo nos arrebata la fe, podemos considerarnos tan muertos y acabados como Saúl y Jonathan sobre los altos de Gilboa.128

Digo: Tú eres mi Dios. David proclamó en voz alta su decisiva fidelidad a Dios. No era un creyente de los que tan solo mantienen su fe en pleno verano y cuando todo va viento en popa. Podía hacer de su fe una gruesa capa y envolverse con ella en el más duro y congelado de los inviernos, protegiéndose con ella y alejando las inclemencias. Quién puede decir de corazón: “Tú eres mi Dios”, no tiene por qué envidiar la elocuencia de Cicerón.129 “Tú eres mi Dios” suena más dulce que todas las demás combinaciones de palabras que pueda formular el discurso humano. Y reparemos en como recurre a mencionar esta fe férrea, como argumento para recordar a Dios su promesa de enviarle pronta liberación.

C. H. SPURGEON

Mas yo en ti he confiado. La traducción adecuada es: “Yo en ti he confiado”, pero el texto hebreo utiliza la partícula copulativa אָ֫נִי ani: וַאֲנִ֤י wa’ănî, es decir “y yo”, en lugar de la partícula adversativa: וְאָנֹכִ֣י wə’ānōḵî, “pero” o “a pesar de ello”. David establece aquí la firmeza de su fe en oposición a los ataques de las muchas tentaciones a las que antes ha hecho mención, negando que en alguna ocasión haya desmayado; al contrario, sostiene que en su esperanza de liberación de parte de Dios se ha mantenido firme en todo momento, es decir: me has puesto a prueba: “y yo he confiado en ti”. Tampoco implica que se jacte de haber sido tan valiente y corajudo como para no ser derrocado por los embates de la carne. Al contrario de lo que pueda parecer, admite que en su persona han coincidido todas las debilidades posibles, languideciendo de dolor hanta el punto de verse privado de toda fuerza, no obstante, siempre ha estado fortalecido, no por si mismo, si no por una esperanza enérgica, que le ha permitido no dejar de invocar a Dios en ningún momento. A David no le abrumaba tanto su profunda tristeza, u otros sufrimientos terribles, como el temor a que la luz oculta de la fe dejara de brillar en el interior de su corazón; tampoco gemía por la carga, sin duda muy pesada, de sus tentaciones, sino por el temor a verse privado del privilegio de invocar a Dios. Para llevar a cabo la confesión de este salmo se esforzó en superar numerosos obstáculos. Y en un segundo paso, define la naturaleza de su fe, es decir, su firme convicción de que su Dios nunca le fallará ni le abandonará. Fijémonos en su manera peculiar de expresarse: “Digo: Tú eres mi Dios”. Con estas palabras da a entender que estaba persuadido de tal manera de esta verdad: de que Dios era su Dios, que no estaba dispuesto a tolerar ni la más mínima sugerencia en sentido contrario. Y esto es clave, pues hasta que esta convicción no prevalece y toma el control absoluto de nuestra mente, seguimos vacilando en la incertidumbre. Con todo, es importante observar que no plantea su declaración como algo meramente interno y secreto, hecho más bien en el corazón que con la lengua, sino que se dirige a Dios abiertamente, como testigo de la misma. Cuando contemplamos como nuestra fe es ridiculizado por el mundo, no hay cosa más difícil que limitarnos a dirigir nuestro clamor y protesta exclusivamente Dios, y descansar luego, satisfechos con el testimonio de nuestra propia conciencia de que él es nuestro Dios. Ciertamente, no hay mejor demostración de fe genuina que aferremos a esta verdad como principio un inmutable: el de que permanecemos constantemente bajo la protección de Dios; por fieras que sean las olas que nos golpean y amargas las agresiones que nos perturban, y le digamos propiamente, confiadamente y abiertamente: “Tú eres mi Dios”.

JUAN CALVINO [1509-1564]

Digo: Tú eres mi Dios. ¡Poder decir “Tú eres mi Dios” es de más valor que poseer diez mil minas de oro! El siervo de Dios está convencido de ello, y esto le proporciona felicidad total, en la que se deleita y se consuela a si mismo. Cierto fiel servidor del rey Ciro,130 que gozaba de su favor personal, estaba a punto de dar a su hija en matrimonio a un hombre muy importante. Y dándose la circunstancia de que él no poseía muchas riquezas, alguien le advirtió: «¿Cómo vas a poder dar a tu hija una dote proporcionada a la categoría de su esposo? ¿Con qué riquezas cuentas para ello?» A lo que el fiel siervo replico: «No las necesito, “opou Kuros moi filos” “Ciro es mi amigo”». ¿Acaso nosotros no podemos decir mucho más que “opou Kuros moi filos” siendo nuestro amigo es el Señor, el Rey de reyes, que cuenta con todos los atributos excelentes y gloriosos, que jamás pueden quedar cortos ante ninguna necesidad y sobran para hacernos felices, siempre que seamos capaces de recibirlos y administrarlos equitativamente?

JOHN STOUGHTON [1593-1639]

“Righteous Man’s Plea to True Happiness”, 1640

Vers. 14-16. A partir del versículo catorce, el salmista retoma plegaria con el mismo fervor y sentido de urgencia que al comienzo del salmo: los luchadores fervientes no desmayan, tratan una y otra vez, con los mismos medios, repitiendo el ataque hasta lograr su objetivo.

C. H. SPURGEON

Vers. 15. En tu mano están mis tiempos; líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores. [En tu mano están mis tiempos; líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores. RVR] [En tu mano están mis años; líbrame de la mano de mis enemigos, y de los que me persiguen. LBLA] [En tu mano están mis tiempos, líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores. BTX] [Mi futuro está en tus manos; rescátame de los que me persiguen sin tregua. NVI] [Mi destino está en tus manos, líbrame de mis rivales y de quienes me persiguen. BLP] [Mi futuro está en tus manos; rescátame de los que me persiguen sin tregua. NTV]

En tu mano están mis tiempos.131 El Árbitro soberano del destino de todas las cosas tiene bajo su poder todo cuanto concierne en nuestra vida; no estamos abandonados132 en la urbe del universo, somos dirigidos por la sabiduría infinita hacia nuestro deseado cielo. La divina Providencia es almohada blanda para las cabezas ansiosas, un calmante para las preocupaciones, y una tumba donde enterrar toda desesperación.

Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores. Desear escapar de la persecución es absolutamente legítimo si entra en la voluntad del Señor; y cuando no puede concedérnoslo en la forma en que nosotros desearíamos, la gracia que nos sostiene nos proporcionará liberación en alguna otra forma y por otros medios que nos permitan burlar el escarnio y la furia del enemigo.

C. H. SPURGEON

En tu mano están mis tiempos. En mi opinión, el uso del plural: “mis tiempos”, no es fortuito, tiene un motivo: señalar la pluralidad y diversidad de peligros que amenazan la vida del ser humano.133

JUAN CALVINO [1509-1564]

En tu mano están mis tiempos. ¡El reloj cuelga impasible de la pared, y cada uno de sus tic-tac es un suspiro, un desafío a la conciencia! ¡Pobre reloj! En cierta ocasión fui a visitar a un amigo recluido en una de los más nobles y admirables hospitales para enfermos mentales de nuestro país. Me acompañó en mi visita el médico jefe y secretario de la institución. ¡Qué pena me dio! Una de las inteligencias más claras y brillantes que conozco, tan solo que de pronto algunas de las cuerdas en su mente se habían vuelto disonantes. Me contaron que solía matar las horas del día, y a veces también de la noche, en una ocupación inocente: la de desmontar y montar relojes. Pero que justo antes de mi visita, había comenzado a presentar nuevos síntomas un tanto alarmantes: ahora estrellaba los relojes, uno tras otro, contra el suelo de piedra, para luego recogerlos y agitarlos en el aire. Trasladado a una zona de seguridad, lo visité junto con el médico-secretario que le preguntó: «¿Por qué comenzaste a destruir tus relojes favoritos, tanto como los apreciabas? ¿No ves que ahora te has quedado en el más absoluto silencio?» A lo que el paciente respondió, en un tono agónico: «Ya no podía soportar más su tic-tac, tic-tac, y los estrellé contra el pavimento». Cuando el reloj es capaz de someterse al que lo ha fabricado, a la mano que lo sostiene, y medir los momentos del tiempo, es un espectáculo solemne, que nos afecta, sin duda, pero muy bonito, muy sublime. Y transferimos nuestros pensamientos desde el reloj a la mano que lo sostiene. Mis tiempos… tu mano; el reloj y la hora que señala tienen un propósito, no son en vano. Dios concede al hombre el privilegio de contemplar ambas cosas; presenciar la obra completa, ver como se desarrolla el plan desde su comienzo hasta completarse. No hay cosa más cierta que esta, y a la vez, nada que a los seres humanos les inquiete más de percibir. Que no somos dueños del tiempo, y que no podemos hacer otra cosa que:

“Aguardar con paciencia una vida trascendente

que Dios tiene preparada para nosotros” 134

A tal efecto cabe decir que el verdadero camino de Dios se compone de todo el conjunto de nuestros caminos. Su mano sostiene todos nuestros tiempos: “Mis tiempos … Tu mano”. Algunas vidas son muy diferentes de otras. Esto lo sabemos; algunas culminan su curso con éxito, y obtienen la corona de la vida.135 Mientras muchas otras fracasan. ¿Por qué? En todo proyecto y esfuerzo humano debe haber un amor que lo estimule y lo controle. Se dice que la luna influye en las mareas de los mares; ¿y hemos de pensar que no hay un poder similar que influye en nuestras almas? Al parecer, no tiene por qué haberlo en la mayoría de aquellos cuyas vidas son meramente terrenales, pero sí en las celestiales. Del mismo modo en que la luna influye en el nivel de las mareas, así también Dios incfluye en almas de los que le aman. En su mano están mis tiempos, en la mano de mi Salvador.

Proclamo las obras de Dios en los límites

que al hombre le es dado hacerlo: todo amor; pero todo ley.

En la Divinidad busco y encuentro, y así será.

un rostro como el mío que te recibe,

un Hombre como yo amarás y será amado para siempre,

una mano como esta mano abrirá de par en par

las puertas de una nueva vida volcada a ti:

¡Contemplad al Cristo!” 136

La mano de Jesús es la mano que rige nuestros tiempos. Él es el “restaurador de calzadas donde habitar”.137 Él regula el reloj de nuestra vida. Cristo por nosotros y Cristo en nosotros. Mi vida no puede ser en vano, como la vida del Salvador no fue en vano. Por ello: Mis tiempos están en su mano.

EDWIN PAXTON HOOD [1820-1885]

“Dark sayings on a harp; and other sermons”, 1865

En tu mano están mis tiempos. Cuando David tenía Saúl a su merced en la cueva, sus allegados le decían:” Mira, este es el tiempo del que te habló el Señor: “He aquí, voy a entregar a tu enemigo en tu mano”.138 Pero David les replicó: No, no es el tiempo aún de mi liberación, pues esta no llegará hasta que pueda librarme de mi enemigo sin tener que pecar; por tanto, voy a esperar todo el tiempo que haga falta hasta que sea verdaderamente el tiempo de Dios, porque los tiempos de Dios siempre son los mejores y más adecuados.

MATTHEW HENRY [1662-1714]

“Commentary on the Whole Bible”, 1811

Vers. 16. Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; sálvame por tu misericordia. [Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; sálvame por tu misericordia. RVR] [Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; sálvame en tu misericordia. LBLA] [Haz resplandecer tu rostro sobre tu esclavo, ¡Sálvame por tu misericordia! BTX] [Que tu favor brille sobre tu siervo; por causa de tu amor inagotable, rescátame. NVI] [Muéstrate favorable con tu siervo, por tu amor ponme a salvo. BLP] [Que tu favor brille sobre tu siervo; por causa de tu amor inagotable, rescátame. NTV]

Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo.139 Dale a mi alma la luz del sol del cielo, y desafiaré todas las tempestades de la tierra. Oh Señor, permíteme gozar del sentimiento de tu favor, de la certeza que estás complacido con mi manera de vivir, y no me importará que los hombres me calumnien todo lo que les plazca y frunzan el ceño. Para un siervo, saber que cuenta con el beneplácito de su señor, siempre es más que suficiente. Puede que otros se muestren insatisfechos con él, pero no le importa, no es a ellos a quienes desea servir; no son ellos quienes que le pagan el salario, por tanto, sus opiniones le tienen sin cuidado, no se considera su sirviente,

Sálvame por tu misericordia. El justo no conoce otro motivo de apelación que el de la misericordia; la posibilidad de plantear razones legales o méritos propios, David jamás llegó a soñarla siquiera.

C. H. SPURGEON

Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo. Cuando las negras nubes de las aflicciones y los problemas terrenales esconden de nosotros el favor del Señor, la fe sabe perfectamente que más allá de la nube sigue brillando, y por lo tanto, ora traspasando la nube y pidiendo que se desvanezca.

DAVID DICKSON [1583-1663]

“Explanation of the First Fifty Psalms”, 1653

Vers. 17. No sea yo avergonzado, oh Jehová, ya que te he invocado; sean avergonzados los impíos, estén mudos en el Seol. [No sea yo avergonzado, oh Jehová, ya que te he invocado; sean avergonzados los impíos, desciendan en silencio al Seol. RVR] [Oh Señor, no sea yo avergonzado, porque a ti clamo; sean avergonzados los impíos; que desciendan en silencio al Seol. LBLA] [No sea avergonzado, oh YHVH, por cuanto te he invocado, ¡Sean avergonzados los malos, y bajen en silencio al Seol! BTX] [No permitas que me avergüencen, oh Señor, pues a ti clamo por ayuda. Que los malvados pasen vergüenza, que queden callados en la tumba. NVI] [Señor, a ti te invoco, que no quede defraudado; queden así los malvados, que en el abismo sucumban. BLP] [No permitas que me avergüencen, oh Señor, pues a ti clamo por ayuda. Que los malvados pasen vergüenza, que queden callados en la tumba. NTV]

No sea yo avergonzado, oh Jehová, ya que te he invocado. ¡Que mis oraciones no sean causa para tener que ruborizarme! Que mi confianza en Dios no llene la boca de los profanos con burlas.

Sean avergonzados los impíos, desciendan en silencio al Seol. Para su propio asombro y vergüenza, haz que mis entuertos se enderecen, que mis errores se corrijan; y que su propio orgullo les confunda terriblemente. Bajo el reinado gentil y apacible del Príncipe de Paz,140 nuestras oraciones han de regirse bajo un espíritu menos beligerante, y, por tanto, frases como estas solo podemos usarlas en su sentido profético, sabiendo como sabemos muy bien, que la vergüenza y el silencio de la muerte son la mejor porción que los pecadores impíos pueden esperar. Lo que ellos deseaban para los creyentes despreciados, por decreto de la justicia retributiva, a la cual no pueden engañar ni pueden eludir, les acontecerá a ellos mismos: “Amaba la maldición, y esta vino sobre él… Sea esta la paga del Señor para mis acusadores, y para los que hablan mal contra mi alma”.141

C. H. SPURGEON

Vers. 18. Enmudezcan los labios mentirosos, que hablan contra el justo cosas duras con soberbia y menosprecio. [Enmudezcan los labios mentirosos, que profieren insolencias contra el justo, con soberbia y menosprecio. RVR] [Enmudezcan los labios mentirosos, que arrogantes hablan contra el justo con soberbia y desprecio. LBLA] [Enmudezcan los labios mentirosos, que arrogantemente hablan contra el justo, con soberbia y menosprecio. BTX] [Silencia sus labios mentirosos, esos labios orgullosos y arrogantes que acusan al justo. NVI] [Enmudezcan los labios mentirosos que se insolentan contra el justo llenos de orgullo y desprecio. BLP] [Silencia sus labios mentirosos, esos labios orgullosos y arrogantes que acusan al justo. NTV]

Enmudezcan los labios mentirosos.142 Una oración absolutamente correcta y propia del espíritu cristiano ¿pues quién, fuera de una mala persona, daría a los mentirosos más cancha de la que corresponde? Que Dios los silencie, bien sea conduciéndolos al arrepentimiento, sometiendo sus mentiras a escarnio y pública vergüenza, o colocándolos en una posición en la que cualquier cosa que digan no sea tenida en cuenta.

Que profieren insolencias contra el justo, con soberbia y menosprecio. El pecado de los calumniadores radica en gran parte en el propio tema de su discurso: “profieren insolencias”, cosas duras y cortantes que acuchillan los sentimientos de los justos, hiriéndoles profundamente donde más les duela: su reputación. Y el pecado es aún mayor por la forma de su discurso; “con soberbia y menosprecio”; hablan como si ellos fueran la crema de la sociedad, y los justos la mera escoria de la vulgaridad. Los pensamientos de autosuficiencia y orgullo personal, con frecuencia dan por resultado estimaciones negativas, desfavorables y devaluantes de los demás. Cuanto más espacio procuramos para nosotros mismos, menos espacio dejamos para nuestros semejantes. ¡Qué iniquidad tan insoportable que los personajes más indeseables sean siempre los que más despotrican contra los hombres justos y buenos! No tan solo carecen de toda capacidad para apreciar su valor moral, del cual ellos carecen por completo, sino que además tienen la desvergüenza de encaramarse al estrado y juzgar a hombres y mujeres, al lado de los cuales ellos no son más que escoria. Bien puede la santa indignación incitarnos a desear cualquier cosa que sirva para librar al mundo de una impertinencia tan insoportable y una arrogancia tan detestable.

C. H. SPURGEON

Enmudezcan los labios mentirosos. Los perseguidores de la Iglesia durante los primeros siglos, según cuenta Tertuliano, menospreciaban a los cristianos acusándoles de ser unos incultos y malas personas, y en consecuencia solían pintar el Dios de los cristianos con la cabeza de un burro y un libro en la mano, para expresar que por mucho que simularan leer y aprender, eran necios e ignorantes.143 El Obispo Jewel,144 en su sermón sobre las palabras de Lucas “Pero algunos de ellos dijeron: “Por Beelzebú, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios”.145 cita las palabras de Tertuliano y las aplica a su propia época. ¿Acaso nuestros adversarios no han dicho siempre lo mismo acerca de todos los profetas del evangelio?146 El Obispo White no dudó en afirmar, en audiencia pública, que los puritanos no eran más que un hatajo de zopencos,147 y añadió que: «Todos los que les siguen y apoyan no son más que zapateros, sastres, tejedores, gentes que nunca pisaron una Universidad!

CHARLES BRADBURY

“A cabinet of jewels opened to the curious by a key of real knowledge”, 1785

Enmudezcan los labios mentirosos, que profieren insolencias contra el justo, con soberbia y menosprecio En el venerable y monumental documento original de la Iglesia Valdense, titulado La lección de oro,148 y fechado en el año 1100, hallamos un verso que ha sido traducido de la siguiente forma:

Si alguno ama y teme a Jesucristo.

Y no maldice, jura o miente,

es casto, no mata, ni hurta de otros;

dicen que es un valdense, y merece castigo.

ANTOINE MONASTIER [1774-1852]

“Histoire de l’église vaudoise depuis son origine et des vaudois du Piémont jusqu’à nos jours”, 1847

Vers. 19. ¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres! [¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres! RVR] [¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has obrado para los que en ti se refugian, delante de los hijos de los hombres! LBLA] [¡Cuán grande es tu bondad que has guardado para los que te temen, que has preparado para los que en Ti confían, delante de los hijos del hombre! BTX] [Qué grande es la bondad que has reservado para los que te temen. La derramas en abundancia sobre los que acuden a ti en busca de protección, y los bendices ante la mirada del mundo. NVI] [¡Qué inmensa es la bondad que reservas a quien te venera! La ofreces a quienes en ti confían, y todo el mundo es testigo. BLP] [Qué grande es la bondad que has reservado para los que te temen. La derramas en abundancia sobre los que acuden a ti en busca de protección, y los bendices ante la mirada del mundo. NTV]

¡Cuán grande es tu bondad!149 ¿Acaso no resulta chocante encontrar una frase tan alegre en mitad de tanto dolor y aflicción? Ciertamente la vida de fe es un milagro. En cuanto la fe conduce a David a su Dios, lo pone a cantar a la vez. No precisa lo grande que es la bondad de Dios, porque no puede; no hay medidas para delimitar y describir la bondad inconmensurable de Jehová, que es la bondad misma. Cuando los adjetivos fracasan y se quedan cortos, el asombro santo echa mano de las interjecciones. Los signos de exclamación hacen bien su trabajo allí donde las palabras de explicación no sirven de nada. Si bien no podemos medirla, cuanto menos podemos asombrarnos; y aunque no podamos calcular con exactitud, sí podemos adorar con fervor.

Que has guardado para los que te temen. En su contemplación, el salmista divide la bondad divina en dos partes, la que esta almacenada y la que está en acción. El Señor tiene reservadas para su pueblo bondades más allá de toda la cuenta. En el tesoro de del pacto, en el campo de la redención, en los cofres de las promesas, en los graneros de la providencia, el Señor ha provisto para todas las necesidades que puedan posiblemente ocurrir a sus elegidos. Deberíamos considerar más a menudo la reservas de bondad de Dios aún no distribuidas a los elegidos, pero previstas y dispuestas para ellos: si nos dedicáramos a este tipo de contemplaciones y consideraciones, nos veríamos arrastrados a una mayor dosis gratitud, como la que resplandece en el corazón de David.

Que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres. La misericordia celestial no permanece toda ella reservada y oculta en un almacén; se ha revelado ya en mil maneras a todos aquellos que tienen la osadía de invocar su confianza en Dios; y lo ha hecho delante de sus compañeros, para que una generación infiel pueda ser justamente reprendida ante las evidencias innegables de la bondad del Señor. Las demostraciones del favor del Señor para con los creyentes son abrumadoras, la historia está llena de casos sorprendentes, y nuestras propias vidas están repletas de prodigios de gracia. Servimos un Señor bueno y generoso. La fe recibe grande recompensa aún aquí y ahora, aunque busque su herencia completa en el futuro. ¿Quién no desea tener su parte con los siervos de un Señor, cuyo amor sin límites llena de asombro todas las mentes santas?

C. H. SPURGEON

¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen! Así como un hombre previsor regulará su generosidad hacia los demás de tal forma que no falte a sus propios hijos o familiares, empobreciendo su propia casa con su prodigalidad excesiva hacia otros; así también Dios, cuando ejercita su benevolencia con aquellos que no son parte de su familia, guarda para sus hijos, los que le temen, aquello que por derecho hereditario; es decir, como consecuencia de su adopción,150 les pertenece.

JUAN CALVINO [1509-1564]

¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen! Subrayemos estas palabras; “guardado para los que te temen” Su misericordia y bondad piensa y se preocupa de ellos de manera especial y particular, como un padre guarda en una bolsa una suma de dinero, y escribe en la misma: «Apartado para tal o cual hijo». Pero, ¿cómo es posible que los cristianos tengamos este derecho de parte de Dios, y acceso a todo el inmenso y jamás contado tesoro de felicidad ligado a él?151 Un tema muy digno de considerar; pues es la fe la que le concede el derecho a ello. Lo que nos convierte en hijos, nos hace herederos. La fe nos hace hijos de Dios, pues: “a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.152 De manera que no pongamos en tela de juicio nuestro derecho de nacimiento, ni cuestionemos en nuestra alma aquellos gloriosos privilegios que a través de Cristo nos pertenecen, simplemente, aferrémonos a la fe.

WILLIAM GURNALL [1617-1679]

“Christian in complete armour, or, a treatise of the saints war against the Devil”, 1655

¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen! Cuando medito en las palabras del profeta en este salmo, me viene a la mente la imagen de Dios como la de un padre que, sin duda, disciplina sus hijos y los castiga con vara;153 pero que, con esfuerzo y trabajo, no aspira a otra cosa que a poder ahorrar y acumular para ellos una cantidad suficiente, de la cual puedan disponer para su bienestar cuando alcancen su madurez y hayan aprendido a administrarla con prudencia. Padre mío, escondes tu inmensa bondad de tus hijos en este mundo, como si no les perteneciera. Pero siendo tus hijos, podemos tener plena seguridad de que el tesoro celeste no será entregado a nadie más. Por tal razón, soportaré con paciencia la suerte que me ha tocado. Pero, ¡oh! déjame aspirar de cuando en cuando, aquí en la tierra, un soplo de aire celestial para refrescar mi corazón entristecido; pues ello me capacitará para esperar más sosegadamente hasta su plena realización.

CHRISTIAN SCRIVER [1629-1693]

También conocido por su pseudónimo, GOTTHOLD

“Gotthold’s Emblems: Or Invisible Things Understood By Things That Are Made”, 1671

¡Cuán grande es tu bondad! Permitidme que coloque en esa corona, que es el deber sagrado de la meditación, su diadema, avanzando un paso más: que la meditación nos conduzca a la admiración. No nos contentemos con que instruya nuestra mente, hagamos que se apodere también de nuestras emociones; sintámonos transportados, arrebatados y cegados por la belleza y trascendencia de las cosas celestiales; pasemos de la meditación a la admiración, buscando una clave más elevada que nos aproxime a modelos superiores, el de los santos y los ángeles que están en el cielo, cuya actitud es de la más pura, más elevada y extática admiración. David, fue un claro ejemplo de admiración en la meditación, como podemos comprobar en diversos salmos: “Oh Señor, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra”;154 “¡Cuán numerosas son tus obras, oh Señor”;155 y otros muchos pasajes en el Salterio, incluyendo el salmo que aquí comentamos: “¡Cuán grande es tu bondad!” (31:19). Para David, igual que las cuerdas de su arpa, la meditación y la admiración estaban siempre bien afinadas; y las pulsaba con maestría, arrancándoles acordes tan sublimes como a veces exóticos; tan puros como el oro refinado, tan brillantes como metal bruñido; y tan preciosos y valiosos como la gema más exquisitamente tallada. Y el bienaventurado apóstol Pablo, también maestro en la meditación, no fue menos virtuoso en la admiración; su alma ardía en llamas cuando se dejaba arrebatar por ella: era cual pájaro de alas fuertes y prolongadas, que se eleva, y se eleva remontando hacia las alturas hasta que lo perdemos de vista.

NATHANIEL RANEW [1602-1672]

“Solitude improved by divine meditation, or, A treatise proving the duty and demonstrating the necessity, excellency, usefulness, natures, kinds and requisites of divine meditation”, 1670

Delante de los hijos de los hombres. Probablemente el salmista se refiere a bendiciones temporales otorgadas a los piadosos, y evidentes para todos. Otros, sin embargo, entienden que está hablando de la recompensa a los justos otorgada de manera pública y notoria en el día del juicio; una teoría que, en este caso, encaja mejor con nuestra interpretación de la primera parte del versículo.

DANIEL CRESSWELL [1776-1844]

“The Psalms of David, According to the Book of Common Prayer: with Critical and Explanatory Notes”. 1843

¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres! Creedme, señores, no podéis imaginar el gran amigo que podríais tener en Dios, si accedierais a establecer un pacto con él y a ser completamente suyos. Os digo que muchos como vosotros, que en un momento determinado de su vida se mostraron negativos ante Dios, apagando en su mente la luz de Cristo y odiando al Señor, negándose a reconocer la hermosura que hay en él; han cambiado de opinión; y ahora, ni por diez mil mundos renunciarían al amor que le profesan. ¿Quién se atreve a decir que Jesús es un Maestro duro?156 ¿Quién que le conozca es capaz de afirmar que es un amigo poco amable? ¡Oh, que criaturas tan pobres y miserables somos, capaces de albergar en nuestras mentes sentimientos tan negativos y desagradables hacia nuestro Creador! ¿Acaso no habéis leído las Escrituras cuando afirman?: “¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen”. ¿Pensáis que el salmista se excedió en su afirmación? ¿Qué dijo más de lo que él mismo y otros podían demostrar? Preguntadle, y os responderá dos versículos más adelante: “Bendito sea el Señor, porque ha hecho maravillosa su misericordia para mi” (31:21 LBLA). David podía hablar de ello con pleno conocimiento de causa, porque contaba con una amplia experiencia personal; y lo mismo vale para otros muchos miles, a quienes, como a él, el Señor les ha demostrado en sus vidas su bondad maravillosa. Por ello le vemos amonestar apasionadamente a todo el pueblo de Dios diciéndoles: “Amad al Señor, todos sus santos” (31:23), y a que testifiquen públicamente de su bondad reconociendo que: “El Señor preserva a los fieles”, a fin de que su testimonio de la bondad de Dios expresado por sus hijos, lleve al mundo entero a desarrollar pensamientos positivos con respecto a su Creador.

JAMES JANEWAY [1636-1674]

“Heaven upon Earth; or the Best Friend in the Worst Times”, 1670

¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres! Conviene remarcar y analizar bien esta afirmación del salmista. En la primera cláusula nos dice que la bondad de Dios ha sido “guardada”; en el segunda, que ha sido “mostrada”. La bondad divina está guardada en la promesa, y es mostrada en su cumplimiento. Y esa bondad, guardada para y mostrada a todos aquellos que temen a Dios, la fidelidad de Dios nos compromete a creerla, por lo que nuestra fe, por así decirlo, compromete la fidelidad de Dios a cumplir la promesa.

NATHANAEL HARDY [1618-1670]

Vers. 20. En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre; los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de lenguas. [En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre; los pondrás en un tabernáculo a cubierto de lenguas pendencieras. RVR] [De las conspiraciones de los hombres tú los escondes en lo secreto de tu presencia; en un refugio los pondrás a cubierto de los enredos de las lenguas. LBLA] [En lo secreto de tu presencia los esconderás de intrigas humanas. En un refugio los guardarás de las contiendas de la lengua. BTX] [Los escondes en el refugio de tu presencia, a salvo de los que conspiran contra ellos. Los proteges en tu presencia, los alejas de las lenguas acusadoras. NVI] [Tu rostro los ampara y protege de las conjuras humanas; los resguardas en tu Tienda de las lenguas pendencieras. BLP] [Los escondes en el refugio de tu presencia, a salvo de los que conspiran contra ellos. Los proteges en tu presencia, los alejas de las lenguas acusadoras. NTV]

En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre. El orgullo es un arma de púas: la afrenta del soberbio es hierro que penetra hasta el alma; pero los que confían en Dios, están resguardados de forma segura en el Lugar Santísimo,157 la parte más interior en el cual nadie se atreve a entrar; y aquí, en la morada secreta de Dios, la mente del santo disfruta de una paz sagrada que el pie del orgullo no puede perturbar. Los que habitan al pie de la cruz de Cristo se vuelven indiferentes a la burla de los poderosos. Las heridas de Jesús destilan un bálsamo que cura todas las heridas que infligen las armas del desprecio; de hecho, cuando va armado y protegido por la misma mentalidad que había en Cristo Jesús,158 el corazón es invulnerable a todos los dardos del orgullo.

Los pondrás en un tabernáculo a cubierto de lenguas pendencieras. Las lenguas son más temibles que los animales de presa, y cuando atacan, es como si toda una manada de lobos anduviera suelta. Pero el creyente está seguro y a salvo incluso de este peligro, porque el pabellón real del Rey de reyes le proporciona protección y refugio sosegado. El tabernáculo secreto del sacrificio y el dosel real de la soberanía, ofrecen para el pueblo del Señor una doble seguridad en sus peores aflicciones. Fijémonos en la inmediatez de la acción divina: “los esconderás”, “los pondrás”, el Señor está presente de modo personal en el rescate de sus afligidos.

C. H. SPURGEON

Los pondrás en un tabernáculo a cubierto de lenguas pendencieras. Esto es algo que nuestro amado y bendito Dios hace secretamente, de tal modo que ningún ojo humano pueda verlo ni percibirlo. Por tanto, los impíos ignoran por completo lo fuertemente protegido que está el creyente, en Dios, y en la presencia de Dios; de tal modo que no hay reproche o desprecio, ni lengua pendenciera en este mundo que puede causarle daño.

JOHANN ARNDT [1555-1621]

citado por WILLIAM WILSON [1783-1873]

en “The Book of Psalms: With an Exposition, Evangelical, Typical, and Prophetical, of the Christian Dispensation”, 1860

Vers. 21. Bendito sea Jehová, porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fortificada. [Bendito sea Jehová, porque ha hecho admirable su misericordia para conmigo en ciudad fortificada. RVR] [Bendito sea el Señor, porque ha hecho maravillosa su misericordia para mí en ciudad asediada. LBLA] [¡Bendito sea YHVH, que hizo maravillosa su misericordia para conmigo como en ciudad fortificada! BTX] [Alaben al Señor, porque me ha mostrado las maravillas de su amor inagotable; me mantuvo a salvo cuando atacaban mi ciudad. NVI] [¡Bendito sea el Señor que me demostró su amor en momentos de angustia! BLP] [Alaben al Señor, porque me ha mostrado las maravillas de su amor inagotable; me mantuvo a salvo cuando atacaban mi ciudad. NTV]

Bendito sea Jehová. Cuando el Señor nos bendice, nosotros no podemos por menos que bendecirle a él recíprocamente.

Porque ha hecho admirable su misericordia para conmigo en ciudad fortificada.159 ¿Era esa ciudad fortificada Mahanaim, donde el Señor le dio la victoria sobre los ejércitos de Absalón?160 ¿O se refiere a Rabá de Amón, donde sacó un importante botín?161 ¿O quizá, y lo más probable, la misma Jerusalén, la ciudad fuerte donde experimentó la asombrosa bondad de su Dios más que en ningún otro lugar?162 La gratitud nunca se queda corta de motivos y temas; sus Ebenezeres163 quedan tan cerca unos de otros que forman una pared que bordea por ambos lados su camino al cielo. Ya sea en ciudades o en aldeas, nuestro bendito Señor se ha revelado a los hombres en numerosas ocasiones, y nunca olvidaremos algunos de estos lugares sagrados: el monte solitario del Hermón,164 la aldea de Emaús,165 los acantilados de Patmos,166 o el desierto de Horeb,167 son todos igualmente famosos cuando Dios se nos manifiesta en ellos con ropajes de amor.

C. H. SPURGEON

Vers. 22. Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos; pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba. [Decía yo en mi inquietud: Cortado soy de delante de tus ojos; pero tú oías la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba. RVR] [Yo alarmado, decía: ¡Cortado soy de delante de tus ojos! Empero tú oíste la voz de mis súplicas cuando a ti clamaba. LBLA] [Alarmado, me dije: ¡Cortado fui de tu presencia! Pero Tú oíste la voz de mis súplicas cuando clamé a Ti. BTX] [Lleno de pánico, clamé: «¡Me han separado del Señor!». Pero tú oíste que supliqué misericordia y respondiste a mi pedido de auxilio. NVI] [Yo, azorado, llegué a pensar: “Me has apartado de tu presencia”. Pero tú oías mi voz suplicante mientras a ti clamaba. BLP] [Lleno de pánico, clamé: «¡Me han separado del Señor!». Pero tú oíste que supliqué misericordia y respondiste a mi pedido de auxilio. NTV]

Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos; pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba. La confesión de faltas y reconocimiento de errores siempre es un ejercicio oportuno; y en especial, cuando reflexionamos sobre la bondad de Dios, es momento adecuado para pasar revista a nuestras equivocaciones:

Decía yo en mi premura.168 Por lo general cuando vamos con prisas farfullamos lo que no deberíamos; las prisas engendran el noventa por ciento de las equivocaciones. Las cosas dichas con precipitación se deslizan por la lengua muy rápidamente; pero a menudo permanecen en la conciencia durante años y años.

Cortado soy de delante de tus ojos. Una afirmación absolutamente impropia; pero la incredulidad anida incluso en el corazón del creyente más firme, y desde su pequeño rincón, aprovecha para disparar contra el Señor cuanto rencor y malicia le sea posible cuando el curso de la providencia no es tan suave como desearíamos y las cosas no marchan como quisiéramos. Ningún creyente verdadero ha sido jamás, ni jamás podría serlo, cortado de delante de los ojos de Dios; y no obstante, que duda cabe, muchos han creído serlo, y más de uno se ha precipitado en afirmarlo, como hizo David. Semejantes sospechas, tan tenebrosas como erróneas. deben ser erradicadas definitivamente de nuestras mentes.

Pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba. ¡Que misericordia tan grande es esta que, a pesar de nuestra incredulidad, Dios permanece fiel; y escucha nuestras oraciones incluso cuando nuestra mente está barajando dudas que deshonran su nombre! Si tenemos en cuenta los múltiples obstáculos que enfrentan nuestras oraciones en su camino al cielo, y la manera tan pobre en que las presentamos, es ciertamente maravilla de las maravillas que alcancen su destino y prevalezcan.

C. H. SPURGEON

Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos; pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba. ¡Quién habría pensado que las oraciones del salmista, mezcladas con tanta infidelidad en el corazón peticionario, tenían posibilidad alguna de prevalecer a oídos de Dios! Pues sí: “tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba”

WILLIAM SECKER [¿?-1681]

“The Nonsuch Professor”, 1660

Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos. No, no, cristiano; una oración hecha con fe y de acuerdo con la voluntad de Dios, no tiene posibilidad alguna de quedar sin respuesta, por más que esta se demore. Podemos decir de ella como dijo David del arco de Jonathan: que no volvía atrás; y de la espada de Saúl: que nunca regresaba vacía.169 Por ello el salmista, después de haber intuido erróneamente haber sido cortado de delante de los ojos de Dios, reconoce con humildad: “pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba”.

JOHN FLAVEL [1627-1691]

“Divine Conduct or The Mystery of Providence Opened”, 1678

Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos; pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba. Ahora que brilla el sol sobre nosotros, intensifiquemos el gozo y alegría de la mañana, aferrándonos con mayor firmeza al que se nos había ocultado en horas de la noche. Seamos admiradores perpetuos de la gracia y misericordia de Dios para con nosotros. Porque nos escuchó y protegió con su bondad, pese a no hallar en nosotros más que incredulidad e impaciencia; porque estando nosotros como Jonás en las profundidades del Seol,170 sus entrañas se conmovieron, y su poder nos puso a salvo en tierra firme. ¿Pues qué vio en nosotros para acelerar su liberación, o para merecer su misericordia? De haber esperado para acudir en nuestro alivio a percibir en nosotros algo que le motivara, aún seguiríamos esperando en las profundidades; pues de nosotros mismos no aportamos a nuestra propia restauración más de lo que contribuimos al despuntar de la aurora y la salida del sol. Nada en absoluto. Éramos como los huesos secos que vio Ezequiel, inertes y sin fuerza; y también como ellos dijimos:” Nuestros huesos están secos, y se ha perdido nuestra esperanza; y estamos cortados del todo”.171 ¿Qué Dios hay como el nuestro, que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado?172 ¿Qué Dios hay lento para la ira y grande en misericordia, que no recrimina para siempre, ni para siempre guarda el enojo?173 ¿Qué se enoja con nosotros tan solo por un momento, pero nos brinda la esperanza de su misericordia eterna?174

¡Oh, cuánto amor le debemos a Cristo, que ha abogado por nosotros cuando no teníamos nada que alegar a nuestro favor! ¡Que nos ha sacado del foso de los leones175 y de las fauces del león rugiente!176 Como afirma la señora Sarah Wright: «Cuando creía haber traspasado todos los límites de la misericordia, obtuve misericordia; cuando me consideraba condenada irremisiblemente a causa de mi incredulidad, se me otorgó la esperanza del cielo. Estaba plenamente convencida de que en mi caso ya no había esperanza; y tan desesperada que mi futuro había dejado de preocuparme. En varias ocasiones me vi al borde de la muerte, y prácticamente ante las mismísimas puertas del infierno, pero entonces, Cristo las cerró ante mí. Me hallaba como Daniel en el foso de los leones, pero él detuvo a los leones y me libró de sus garras. La bondad de Dios es inescrutable; cuán inmensa es la excelencia de su majestad para que se digne mirar a una persona como yo; trayéndome paz, cuando estaba presa del terror, andando constantemente en mitad del fuego y el azufre».

TIMOTHY ROGERS [1660-1729]

“A Discourse on Trouble of Mind, and the Disease of Melancholy”, 1691

Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos; pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba. Es decir, me has abandonado totalmente y no puedo ya esperar que me mires ni te preocupes de mí. En cualquier momento pereceré en manos de Saúl, y así seré definitivamente cortado de delante de tus ojos, destruido ante tu mirada.177 Esto dijo en perplejidad178 (pues así lo traducen algunos), lo cual indica la dimensión de su angustia: Saúl le pisaba los talones y estaba a punto de darle caza, y esto intensificó la tentación: en mi premura (así es como lo traducimos), indica el desasosiego y turbación de su mente, la tentación le vino por sorpresa, y le encontró con la guardia baja. Cuando hablamos de manera apresurada y precipitada, son muchas las posibilidades de equivocarnos diciendo algo que no debíamos haber dicho; pero de todo lo que hayamos dicho erróneamente por las prisas, tendremos que arrepentirnos larga y pausadamente, tengámoslo muy en cuenta; sobre todo lo que hemos dicho desconfiando de Dios.

MATTHEW HENRY [1662-1714]

“Commentary on the Whole Bible”, 1811

Decía yo en mi premura. A veces nos invade una pasión repentina, y la sacamos transformada en ira y rebeldía, que deriva en expresiones impropias; una explosión verbal desaforada, sobre la cual, al poco de haberla soltado, meditándola en nuestros corazones, tenemos que exclamar entristecidos: «Ojalá me hubiera mordido la lengua en lugar de dejarla suelta y a sus anchas» A veces, la erupción volcánica estalla en censuras injustas a colaboradores, compañeros y amigos, infinitamente mejores que nosotros, con lo cual, cuando reflexionamos, nos avergonzamos de habernos salido del tiesto, y mil veces desearíamos habernos juzgado a nosotros mismos antes que fustigar a nuestros hermanos.

RICHARD ALLEINE [1611-1681]

Godly-Fear, or, The Nature and Necessity of Fear, and its Usefulness”, 1674

Pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba. Como si hubiera dicho: cuando oré con tan poca fe, que, por así decirlo, musité179 mi propia oración, sacando conclusiones desesperadas y erróneas sobre mi situación; a pesar de ello, Dios pasó por alto mi precipitación y la perdonó, y me concedió una misericordia que no merecía y que de hecho, en mi poca fe, ni de lejos esperaba. ¿Y cuál es el uso que hace el salmista de esta experiencia? Utilizarla como plataforma para alentar la fe y la esperanza de todos los creyentes en tiempos de necesidad: “Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón” (31:24).

WILLIAM GURNALL [1617-1679]

“Christian in complete armour, or, a treatise of the saints war against the Devil”, 1655

Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos; pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba. El salmista confiesa la gran angustia en que se encontraba, y como su fe se debilitó y sucumbió bajo la tentación; lo cual reconoce para su propia vergüenza, y a su vez, para mayor gloria de Dios. De lo que aprendemos:

1. Que fe de los justos puede debilitarse, incluso la fe más fuerte y sólida puede presentar ocasionalmente síntomas de enfermedad. “Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos”.

2. Que por mucho que se vea sacudida y se tambalee, cual árbol zarandeado por fuertes ráfagas de viento, la fe sigue firme en sus raíces que ahondan en buena tierra. Aunque a veces parezca ceder, no sucumbe; pues incluso cuando más débil se siente, siempre le queda un último recurso, un movimiento final como hacen a veces los luchadores. Pues no hemos de pasar por alto que David, aún en el momento más crítico, el de mayor turbación y debilidad en su fe, ¿qué hace? se dirige a Dios en oración ferviente: “cuando a ti clamaba”.

3. Que la oración de fe, no importa cuán débil sea, no pasa desapercibida de Dios y es objeto de respuesta: “tú oíste la voz de mis ruegos”.

4. Que en una misma alma pueden darse reacciones y sentimientos duales y contradictorios: de opresión agobiante, y esperanza relajante; de oscuridad ante las dificultades, y luz esclarecedora de la fe; de desespero tambaleante por la duda, y sólido aferre a la verdad y bondad de Dios; de desmayo, y lucha enconada; de aparente rendición en la batalla, y embestida de la fe contra toda oposición; de una prisa irreflexiva, y una meditación sosegada, como leemos en este texto: “Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos”.

DAVID DICKSON [1583-1663]

“Explanation of the First Fifty Psalms”, 1653

Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos; pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba. Ante la condescendencia del Señor al escuchar sus oraciones, incluso a pesar de su incredulidad, David da rienda suelta a su asombro ¿Acaso no nos asombramos ante el proceder de un hombre compasivo que nos otorgue nuestro deseo sin merecerlo? ¡Cuánto más no deberíamos asombrarnos ante la bondad y condescendencia de la Majestad soberana que rige los cielos y la tierra!

STEPHEN CHARNOCK [1628-1680]

“The Existence and Attributes of God”, 1682

Vers. 23. Amad a Jehová, todos vosotros sus santos; los fieles guarda Jehová, y paga abundantemente al que procede con soberbia. [Amad a Jehová, todos vosotros sus santos; a los fieles guarda Jehová, y paga abundantemente al que procede con soberbia. RVR] [¡Amad al Señor, todos sus santos! El Señor preserva a los fieles, y retribuye plenamente a los que obran con soberbia. LBLA] [Amad a YHVH, vosotros todos sus santos. YHVH preserva a los fieles, pero retribuye con creces al que actúa con soberbia. BTX] [¡Amen al Señor todos los justos! Pues el Señor protege a los que le son leales, pero castiga severamente a los arrogantes. NVI] [¡Amad al Señor todos sus fieles! El Señor cuida a quienes son leales y a los arrogantes castiga con creces. BLP] [¡Amen al Señor todos los justos! Pues el Señor protege a los que le son leales, pero castiga severamente a los arrogantes. NTV]

Amad180 a Jehová, todos vosotros sus santos.181 Una exhortación tan afectiva como efectiva, que demuestra con claridad lo profundo del amor que sentía el escritor sagrado hacia su Dios. Una declaración particularmente hermosa, difícilmente podría entrañar y expresar mayor belleza, en tanto que revela amor hacia un Dios que golpea con violencia,182 un amor que las muchas aguas no podrán apagar.183 Bendecir a un Dios que nos da, es tarea fácil; pero aferrarse a un Dios que nos arrebata, es una heroicidad obra de la gracia. Las aflicciones santificadas de uno solo pueden redundar en beneficio de todo el conjunto de los creyentes, si conducidos por las exhortaciones honestas de la gracia, les sirven para aprender a amar mejor a su Señor. Si los santos no aman al Señor, ¿quién lo hará? El amor es la deuda universal de toda la familia de los redimidos: ¿y quién desea ser exonerado de tan maravilloso tributo? Razones para ese amor nos sobran, pues el amor creyente no es un amor ciego.

A los fieles guarda Jehová. Tienen que ser pacientes por un tiempo, pero finalmente la recompensa llegará; y en el intervalo, toda la maldad y crueldad de sus enemigos no logrará destruirlos.

Y paga abundantemente al que procede con soberbia. También esto es motivo de gratitud: porque el orgullo es tan detestable en su proceder, que es merecedor de todo el amor de nuestras mentes santas que Dios lo retribuya justamente,.

C. H. SPURGEON

Amad a Jehová, todos vosotros sus santos. El santo salmista, con todo el fervor de un celo apasionado, nos alienta con estas palabras a que hagamos de Dios el objetivo central de nuestro amor, porque es la pasión incomparablemente más noble de una mente racional, su gloria más brillante, y su felicidad más gratificante. Pues resulta evidente, tanto a partir de los impulsos de nuestra propia naturaleza como de todo el conjunto de la revelación divina, que el deber integral que tenemos para con nuestro Hacedor; y a la vez la espina dorsal y esencia que inspira todo concepto religioso y vida de fe, es este: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza”.184

WILLIAM DUNLOP [1692-1720]

“Sermons preached on Several Subjects and Occasions”, 1722

Amad a Jehová, todos vosotros sus santos; a los fieles guarda Jehová; y paga abundantemente al que procede con soberbia.185 Este versículo exige aclarar algunos términos y conceptos. La palabra “sus santos” según aparece en este versículo, significa o debe leerse: los que sienten o experimentan misericordias. “Los fieles”, es un termino que tanto puede aplicarse a las personas como a los conceptos: así pues, se dice que el Señor guarda y protege a los hombres fieles y verdaderos, como también que guarda y protege la verdad; aplica tanto a personas fieles como a conceptos y acciones fieles o fidelidades. Paga abundantemente al que procede con soberbia; como también: el Señor retribuye plenamente; o el Señor hace cosas maravillosas. Abundantemente puede entenderse tanto como cumulum, abunde, en sentido cuantitativo y acumulativo, como también in nepotes, es decir, en la descendencia, según lo interpretan algunos.186 Pero yo, prefiero más bien encomiar, que no enmendar las traducciones: aunque a decir verdad, desearía que las muchas horas que algunos hermanos eruditos gastan disputando, las emplearan mejor en limpiar los originales, y así poder legar a nuestra posteridad un texto más puro de la Escritura, sería mucho más útil que emplear el tiempo arañando a otros con sus afiladas plumas, y convertir los pulpitos en un corral de gallos de pelea.

HUGH PETER [1598-1660]

en un sermón titulado “Gods Doings, and Mans Duty”187 predicado en la “Cámara de los Lores” del Parlamento en Inglaterra, el 2 de abril de 1645

Y paga abundantemente al que procede con soberbia. Y aquí, la pregunta natural que nos viene es: ¿cómo recompensa Dios a los orgullosos que proceden con soberbia? Aunque los caminos del Señor son inescrutables, y muchas veces sus veredas van por las nubes, y otras sus juicios en las profundidades;188 y a los que obran con soberbia se les abonará hasta el último cuadrante189 en el gran día final; de la Escritura intuimos que incluso en esta vida retribuye parte a los soberbios en los que llama “los días de la retribución”,190 y que habitualmente se manifiestan en la siguiente forma:

1. Con represalia o desquite: Como el caso de Adoni-bezec, que cortaba los pulgares de las manos y de los pies de otros, y le cortaron los suyos.191 (Jueces 1:7). Así los judíos de Jerusalén, que vociferaban: “¡Crucifícale! ¡Crucifícale!”,192 y muchos de ellos acabaron crucificados; pues según nos cuenta Josefo, no había en los bosques alrededor bastante madera para hacer tantas cruces; ni espacio, para a tantos crucificados.193 Las trampas que cava el orgulloso acaban sirviendo para él mismo, y de ello da abundante testimonio la Escritura.194

2. Mediante desengaños vergonzosos, no alcanzando a cosechar de lo que habían sembrado, o no comiendo lo que habían cazado, lo cual se ve claro en el pueblo judío cuando Cristo se hallaba entre ellos. Judas traicionó a Jesús por dinero, y no vivió para poder gastarlo.195 Pilato, para agradar al César, pasa por alto todas las advertencias, y accede a dar muerte a Jesús, acarreando la ruina de ambos, la suya propia y también la del Cesar. Los sacerdotes judíos, para resguardar su dominio y privilegios (que pensaban que el hijo de José y María les quería arrebatar) clamaron a gritos exigiendo su muerte, que demostró resultar en un sepulcro para ellos y su dominio. Los desdichados habitantes de Jerusalén, que apoyaron que fuera crucificado (por el temor a que los romanos tomaran su ciudad), lo que lograron con su muerte fue abrir de par en par las puertas a los romanos. Sí, y el propio César, por temor a que el abrir a Cristo las puertas del imperio produjera un cambio en su sistema de gobierno, se enfrentó a un cambio tal que muy pronto se vio sin cetro y sin corona de la que presumir, según se desprende de las historias de Tito y Vespasiano.196 La manera que tiene Dios de tratar con los soberbios la describe el propio salmista en otro pasaje con magistral elegancia: “He aquí, el impío concibió maldad, gestó iniquidad, y dio a luz fraude. Pozo ha cavado, y ha ahondado; y en el hoyo que hizo caerá. Su iniquidad se volverá sobre su cabeza, y su agravio caerá sobre su propia coronilla”.197

HUGH PETER [1598-1660]

en un sermón titulado “Gods Doings, and Mans Duty”198 predicado en la “Cámara de los Lores” del Parlamento en Inglaterra, el 2 de abril de 1645

Vers. 24. Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón. [Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón. RVR] [Esforzaos, y aliéntese vuestro corazón, todos vosotros que esperáis en el Señor. LBLA] [¡Esforzaos todos los que esperáis en YHVH, y tome aliento vuestro corazón! BTX] [Así que, ¡sean fuertes y valientes, ustedes los que ponen su esperanza en el Señor!. NVI] [¡Manteneos firmes, seguid con ánimo cuantos en el Señor tenéis esperanza! BLP] [Así que, ¡sean fuertes y valientes, ustedes los que ponen su esperanza en el Señor! NTV]

Esforzaos.199 Mantened vuestro espíritu en alto, no deis albergue ni a un solo pensamiento de cobardía que haga palidecer vuestras mejillas. El miedo debilita, el valor fortalece. La victoria aguarda sobre las banderas de los valientes.

Y aliéntese vuestro corazón. Seréis investidos de poder desde lo alto200 en la manera más efectiva, recibiendo fuerzas suministradas desde la fuente misma de vitalidad. Lejos de abandonarnos, en la adversidad el Señor se acercará más a nosotros, insuflando en nosotros su propio poder.

Todos vosotros que esperáis en el Señor. Alzad vuestras cabezas y cantad con alegría en vuestro corazón.201 Dios es fiel, y jamás defrauda siquiera a los más insignificantes de sus hijos que en él confían. Por tanto, ¿de qué hemos de sentir miedo?202

C. H. SPURGEON

Tened buen ánimo, todos vosotros los que esperáis en el Señor, y él fortalecerá vuestro corazón.203 El coraje y valentía del cristiano cabe describirla en los siguientes términos: Es la audacia impertérrita de un corazón santificado, que ante el llamado de Dios a una buena causa, se aventura a soportar todo tipo de penalidades y se arriesga a los mayores peligros. El genus, o estirpe de la misma, es el de una audacia imperturbable. Esta valentía, o animosidad como prefieren llamarla algunos, se da tanto en los hombres como en algunas especies animales. Se dice que en león es el más fuerte entre las fieras porque no retrocede ante ninguna.204. En el libro de Job hallamos una elegante y poética descripción del caballo de guerra que hace referencia a su audacia.205 Y esta misma audacia que tienen algunos brutos, se menciona como semejante al valor que a Dios le complace conceder a algunos hombres. Esta es la promesa del Señor: “Como diamante, más duro que el pedernal he hecho tu frente; no los temas, ni tengas miedo delante de ellos”.206 La locución “más duro”, en hebreo כְּשָׁמִ֛יר חָזָ֥ק מִצֹּ֖ר kəšāmîr ḥāzāq miṣṣōr de שָׁמִיר shamir, y צֹר tsor, con el adjetivo חָזָק chazaq, la traduce la versión latina por “fortiorem petra”, el pedernal, la roca que no teme las inclemencias del tiempo: sea verano o invierno, haya sol o lluvia, frío o calor, heladas o nieve; no se sofoca, no se encoge, no cambia en su complexión: sigue siendo la misma. Así es también, en términos generales, es la valentía y el coraje del cristiano.

En segundo lugar, centrémonos en el sujeto, en este caso el corazón, el puesto de mando o castillo desde el cual el coraje ordena y ejerce su disciplina militar; (y si se me permite decirlo de otro modo) el pecho, que es el alma de un soldado valiente. Algunos sostienen que la palabra coraje, deriva del latín cordis actio, es decir, acciones propias del corazón. La Escritura describe al valiente como un hombre “cuyo corazón es como el corazón de un león”.207 Y en algunos casos la expresión hebrea וְאַמִּ֥יץ wə’ammîṣ, que traducimos como esforzado, intrépido: “Y aun el más intrépido entre los valientes”208 puede traducirse perfectamente y más adecuadamente como: “Y aún el hombre de corazón…”.

Amados, la valentía no consiste en una mirada fiera y aviesa, en un gesto hosco y amenazante, en bravuconadas, insultos y términos altisonantes; consiste en la entereza, en el vigor y fortaleza que haya dentro de tu pecho. A menudo los cobardes se esconden detrás de un semblante huraño y un rugido amenazador; mientras que la verdadera fortaleza habita en el pecho de aquel cuyo comportamiento y aspecto exterior promete poco en este sentido.

En tercer lugar, tengamos en cuenta los requisitos: antes me he referido a la audacia impertérrita de un corazón santificado, porque no estoy hablando del coraje y valentía como virtud moral, pues esta, también la poseen los paganos que no conocen a Dios; y muchos no cristianos la han demostrado y sido altamente elogiados por ella. Estoy hablando más bien del coraje como virtud espiritual, como un don de la gracia, concedido al pueblo de Dios en virtud de pacto específico. Y visto bajo este prisma, hay tres cosas que lo caracterizan y distinguen del coraje y valentía desde un punto de vista moral: (1) La raíz de la cual brota; (2) la norma por la cual se rige; (3) y el fin que busca o persigue:

1. La raíz de la cual brota el coraje del cristiano es su amor a Dios. Todos los santos de Dios que aman sinceramente al Señor, son de buen ánimo. ¿Por qué? “Porque el amor de Cristo –dice el apóstol Pablo– nos constriñe”,209 esto es, nos empuja a arrostrar los mayores peligros y afrontar las empresas mas audaces si es por la causa del Señor.

2. La regla por la cual se rige es la Palabra de Dios: aquello que el Señor ha tenido a bien dejar registrado en las páginas sagradas de la Escritura para guía del cristiano: “Y Jehová te dé entendimiento y prudencia, para que cuando gobiernes a Israel, guardes la ley de Jehová tu Dios. Entonces serás prosperado, si cuidares de poner por obra los estatutos y decretos que Jehová mandó a Moisés para Israel. Esfuérzate, pues, y cobra ánimo; no temas, ni desmayes”.210 Seamos audaces, pero que nuestra audacia sea siempre conforme a la mente y voluntad de Dios; no a nuestro antojo, sino de acuerdo con la regla, que es su Palabra.

3. Y el fin que busca o persigue es Dios. Porque una persona santificada, es aquella que negándose a si misma, pone los intereses de Dios por encima de los suyos propios y personales “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.211 Para el creyente, Dios es el centro de su vida; en Dios se apoyan todas sus empresas y giran todas sus actividades; y su alma no se siente satisfecha de otra manera, a menos de que todo lo que haga en su vida sea siempre para mayor gloria de Dios.

SIMEON ASHE [1598-1660]

“Sermon preached before the Commanders of the Military Forces of the renowned Citie of London”, 1642

Tened buen ánimo. ¿Debo mencionar algunas de las responsabilidades importantes que pesan sobre nuestras conciencias? La severidad que se nos exige en algunos pasajes de la Escritura: si tu ojo te es ocasión de pecar, sácalo… si tu mano es motivo de caer, córtala…;212 y si tu pie te sirve de tropiezo, cercénalo ¿pensáis que encaja con un temperamento pusilánime? ¿Creéis que nadie hará tal cosa a menos que tenga un espíritu valiente y un coraje a toda prueba? Para el hombre carnal, deshacerse de los deseos de la carne, equivale a masacrar su propio cuerpo; y por tanto, una labor penosa y dolorosa, tanto, como si fuera cercenando y arrancándose uno a uno los distintos miembros de su cuerpo físico. Y aparte de esto, siempre quedan en el corazón de todo cristiano, reductos de maldad que deben ser abatidos; muchos valles que elevar, montes y collados que rebajar, muchos precipicios escabrosos que allanar, y breñas que convertir en planicie.213 Oh, amados, dejad que os recuerde las muchas colinas que nos esperan en nuestro camino de peregrinaje al cielo, y que tendremos de remontar: y las rocas escarpadas que tendremos que escalar; y sin valor y coraje, desde luego, la labor que nos ha sido encomendada no se completará. Y están además los muros de Jerusalén que precisan ser reparados,214 y el templo para ser edificado de nuevo. Si Nehemías no hubiera sido un hombre de coraje, jamás hubiera emprendido la labor gigantesca en la que se metió de lleno. ¿Cómo aplica esto a nosotros y al momento que estamos viviendo? ¿A nuestra reforma que hemos iniciado?215 Es algo que prefiero dejar a vuestra consideración. Tan solo os pido que meditéis profundamente estos dos versículos: “Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada. Porque los que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban; y el que tocaba la trompeta estaba junto a mí”.216 Todos ellos, mientras llevaban a cabo el trabajo, estaban preparados y listos para la guerra.

SIMEON ASHE [1598-1660]

Y él fortalecerá vuestro corazón. Cristiano, lánzate, por amor a tu Señor, con audacia a la aventura y podrás comprobar como él mueve los hilos de su providencia para que todas las cosas te ayuden a bien.217 Un comandante experto y competente, tiene tanto aprecio como cura de los soldados valientes y arrojados, esos combatientes capaces de luchar ante la mismísima boca de un cañón. Tan pronto tiene noticias de que alguno de ellos se ha roto un hueso, manda enseguida buscar al traumatólogo. ¿Alguno de ellos ha sido herido y está sangrando? Manda al cirujano que lo atienda de inmediato lo mejor que pueda, y lo confina en la retaguardia hasta que se restablezca por completo. ¿Percibe que alguno está bajo de moral? Recurre a lo que haga falta y esté accesible en el campamento para levantarle el ánimo; no les escatima nada, nada para él es demasiado costoso con tal de asegurarse que cuenta con un buen puñado de valientes, ya que comieran oro, también se lo daría. Así también es con Dios. Oh, que alabanzas y encomios tan extraordinarios, que manifestaciones de amor tan dulces, leemos en la carta a la iglesia de Pérgamo: “Yo sé tus obras, y dónde habitas, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás”218 Es decir, peleaste por Cristo en la mismísima cueva donde el diablo habita y gobierna; le plantaste cara y te mantuviste firme ante él, incluso cuando a otros se les había derretido ya el corazón y perdido todo su coraje. Esta es la clase de soldado valiente que Dios valora en sus filas; la tal persona tendrá el corazón de Dios en la palma de la mano, y el Señor le honrará y le otorgará todo tipo de consuelos. Lanzo pues, un desafío a vuestras conciencias: ¿no estáis de acuerdo conmigo que este es tipo de coraje que merece la pena tener? ¿La auténtica valentía que debemos buscar?

SIMEON ASHE [1598-1660]


1 En la versión griega de los LXX o Septuaginta lleva el título de εἰς τὸ τέλος ψαλμὸς τῷ Δαυιδ ἐκστάσεως, que la Vulgata traduce al latín como: “In finem. Psalmus David, pro extasi”, “Para el fin, Salmo de David, por el éxtasis”, un concepto que no figura en el título en hebreo pero parece inspirado el versículo veintidós (31:22) donde la versión griega traduce por ἔκστασις ékstasis el sintagma hebreo בְחָפְזִ֗י ḇəḥāp̄əzî de חָפַז chaphaz, que nuestras versiones traducen como “premura, inquietud, alarma, pánico, arrebato”, etc.

–AGUSTÍN DE HIPONA [354-430] comenta sobre este título: «Conocemos bien por las palabras del apóstol el significado de la expresión “para el fin”: “porque Cristo es el fin de la ley, para justicia a todo aquel que cree” (Romanos 10:4). […] Por consiguiente, “para el fin” significa “para Cristo”. En cuando a “por el éxtasis”, que cabe traducir como “enajenación” o “arrebato”, puede producirse por dos motivos: por pánico o por embeleso. Del éxtasis por embeleso nos habla también Pablo cuando nos dice: “Porque si estamos fuera de nosotros [ἐξίστημι], es para Dios; y si estamos cuerdos, es para vosotros. Porque el amor de Cristo nos constriñe” (2 Corintios 5:13-14). […] Y el que afirma esto es alguien que fue arrebatado en éxtasis hasta el tercer cielo, “si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe” donde escuchó “palabras inefables que no le es permitido al hombre expresar” (2 Corintios 12:2-4). Por tanto si hemos de entender que “por el éxtasis” se refiere a este tipo de éxtasis, no dudemos que su autor, o mejor dicho, el Espíritu Santo por conducto del salmista, nos revela a través del mismo cosas maravillosas e inefables. Pero si hemos de entenderlo como éxtasis causado por el pánico el contenido del Salmo también encaja, pues nos habla de la Pasión de Cristo. ¿Cabe aplicar propiamente este éxtasis de pánico a Cristo en la medida que se acercaba su Pasión sin riesgo a caer en el error? ¿Siendo que él mismo había afirmado haber venido al mundo para esto: “para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28)? ¿Sintió pánico al acercarse al objetivo de su venida? De haber sido meramente un hombre, y no hombre y Dios a la vez, ¿habría neutralizado el gozo de la futura resurrección el pánico inevitable ante la muerte? Puesto que “siendo en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y hallado en su porte exterior como hombre, se humilló a sí mismo, al hacerse obediente hasta la muerte” (Filipenses 2:6-8) no desdeñó de asumir nuestros sentimientos y reacciones ni de hablar con nuestras palabras para que nosotros pudiéramos hablar un día con las suyas. Tuvo lugar entre él y nosotros un intercambio admirable, un trueque divino, una permuta de bienes obrada por el Mercader celestial. Vino a recibir ofensas para otorgarnos honores; apuró el cáliz del dolor para darnos a beber la copa saludable de la alegría; arrostró la muerte para darnos la vida. Y ante la muerte, por lo que tenía de nosotros, sentía también el éxtasis de pánico, pero no en sí mismo, sino en nosotros. Por eso exclamó: “mi alma está triste y abrumada hasta la muerte” (Mateo 26:38), como hubiera estado la nuestra. Pues sin él no somos nada, pero en él lo somos todo, porque somos un cuerpo del cual él es la Cabeza, y somos, por tanto Cristo mismo (1 Corintios 12:12-27). ¿Qué tiene, pues, de extraño que Cristo sintiera el éxtasis de nuestro pánico ante la muerte; y que nosotros experimentemos, a pesar de la esperanza, pánico ante los sufrimientos? El pánico es fruto de la debilidad humana, la esperanza es resultado de la promesa divina. El pánico es parte de nosotros, la esperanza es un don que Dios ha puesto en nosotros. Y donde mejor nos reconocemos a nosotros mismos es en el pánico, humillados, para que cuando la esperanza se imponga, en la liberación demos gloria al que la ha obrado. ¡Dejad que la debilidad humana tiemble asediada por el pánico, que no por ello van a disminuir la esperanza y la misericordia divinas! Por ello comienza el salmo diciendo: “En ti, oh Señor, he confiado; no sea yo confundido jamás” (31:1). Es evidente que no siente solo pánico, sino también esperanza. El pánico no está desprovisto de esperanza; aún cuando en el corazón del creyente sea presa de turbación, el consuelo divino jamás se aparta de él».

–JERÓNIMO DE ESTRIDÓN [347-420] comenta: «No hay dificultad para entender este salmo desde su perspectiva histórica en la vida de David; y en forma profética aplicado a Cristo».

–CASIODORO [485-583]: «Las palabras de Nuestro Salvador resuenan una tras otra a lo largo de todo el Salmo. Comienza implorando al Señor que le libre de las angustias inminentes (31:1-2 - Mateo 26:38-39) para recobrar fuerzas una vez se cerciora de que ha sido escuchado (31:3 – Lucas 22:43). Se adentra luego en su Pasión y describe el suceso con marcadas y claras referencias (31:5.18 – Lucas 23:46). Finalmente, la da gracias por haber sido escuchado y ruega por el pueblo fiel que le ha sido otorgado (31:19-22 – Isaías 53:10-11; Juan 6:37-40), al cual insta a perseverar en el amor y a esforzarse en la gracia, recordándoles que tendrá lugar una justa retribución que premiará a los justos y castigará a los impíos (31:23-24)».

2 Salmo 22:5.

3 Romanos 11:36; Colosenses 1:15-20.

4 GEORG HEINRICH AUGUST EWALD [1803-1875] teólogo y hebraísta alemán, fue uno de los primeros en atribuir el Salmo 31 a Jeremías, basándose en algunas expresiones coincidentes, y de manera especial en el מָגֹ֪ור מִסָּ֫בִ֥יב māḡōwr missāḇîḇ, “terror por todas partes”, del versículo trece (31:13), que se repite en diversos pasajes de Jeremías 6:25; 20:10; 46:5; 49:29, por lo que da la sensación de ser una expresión típica del profeta. Pero algunos de los comentaristas de mayor prestigio, como es el caso de FRANZ DELIZTSCH [1813-1890] en el siglo XIX; o como LUIS ALONSO SCHÖKEL [1920-1998] en el siglo XX coinciden en que esta afirmación carece de base porque el resto del salmo denota un estilo antiquísimo, por tanto, lo más probable es que fuera Jeremías quien citaba expresiones del Salmo 31, bien conocido en su época. DELITZSCH concluye de manera definitiva que el autor es David; y SCHÖKEL considera que el Salmo cuadra mejor con David que con Jeremías y aunque no va tan lejos como admitir que David sea su autor concluye que el poema tiene un «claro sabor davídico o dinástico».

5 Este Salmo bien merece el calificativo de SALMO DE LOS MÁRTIRES puesto que ha sido de inspiración y aliento a lo largo de la historia a centenares que han dado la vida por su Señor y que inspirados por su ejemplo exhalaron como Esteban, el primer mártir (Hechos 7:59-60), su postrer aliento encomendando su espíritu al Padre con las palabras del versículo cinco de este Salmo en sus labios. Comenzando por POLICARPO DE ESMIRNA [70-155] y siguiendo con una lista interminable, incluyendo los nombres de grandes reformadores como JUAN HUSS [1369-1414], MARTÍN LUTERO [1483-1546], o JOHN KNOX [1513-1572], aunque estos dos últimos no fueran mártires. GIROLAMO SAVONAROLA [1452-1498] acusado de herejía y apresado por la Inquisición, antes de ser públicamente estrangulado y quemado en la hoguera en la Piazza della Signoria de Florencia, para lograr que confesara crímenes que no había cometido se le sometió a torturas que le dislocaron el brazo izquierdo, evitando intencionadamente dislocarle el derecho a fin de que pudiera firmar su confesión. Pero él aprovecho el brazo derecho para trabajar en su mazmorra escribiendo “Meditationes” a diversos salmos, entre ellos el Salmo 31. DANTE ALIGHIERI [1256-1321], en su obra La Divina Comedia, en el Canto XXX de “El Purgatorio” tras los reproches de Beatriz al poeta, pone el Salmo 31:1-9 en boca de los ángeles: «Ella calló, y al punto los ángeles cantaron con divinos sones: “En ti, oh Señor he puesto mi esperanza…”, pero del “pusiste mis pies en lugar espacioso”, no pasaron» (La Divina Comedias, Purgatorio, Canto XXX, líneas 82-84). Y según la biografía “Historia del Almirante Don Cristóbal de Colón”, publicada en 1571 y cuya autoría se atribuye a su hijo menor, HERNANDO COLÓN [1488-1539], CRISTÓBAL COLÓN [1451-1506] murió vestido con hábito franciscano el 20 de mayo de 1506 en la habitación de una humilde posada de Valladolid exclamando: “en tus manos encomiendo mi espíritu” (31:5).

6 ATANASIO DE ALEJANDRÍA [296-373] en su carta a su discípulo Marcelino sobre la naturaleza y valor de los salmos le dice refiriéndose a este salmo: «Si por causa de Cristo y de la verdad te ves despreciado y perseguido por amigos y conocidos, no desesperes, no pierdas el ánimo ni temas a los que se te oponen, antes bien apártate de ellos, y contemplando el futuro glorioso que te espera entona el Salmo 31». El Tomo I de “El Tesoro de David” incluye una traducción completa de la Carta de Atanasio a Marcelino. [Tomo I - pp. 50].

7 1 Samuel 23:1-14.

8 FRANCISCO LACUEVA [1911-2005] en su versión Española del “Comentario de Matthew Henry” se suma a esta opinión: «Es probable que David compusiese este salmo cuando era perseguido por Saúl, ya sea en lo de Queilá, o en el desierto de Maón cuando Saúl iba por una ladera del monte, y David y los suyos iban por la otra (1 Samuel 23:13,26). Es una mezcla de plegarias, alabanzas y profesiones de confianza en Dios. I. David expresa su gozosa confianza en Dios y, con esta confianza, ruega ser librado del apuro presente (vv. 1-8). II. Se queja de la deplorable condición en que se halla, pero sigue orando para que Dios se manifieste a favor de él y en contra de sus perseguidores (vv. 9-18). III. Concluye el salmo con alabanzas y expresiones de triunfo, da gloria a Dios y se anima a sí mismo, y también a otros, a poner su confianza en Dios (vv. 19-24).

9 2 Samuel 15:1,18,33.

10 Dice SCHÖKEL al respecto: «La primera impresión de este largo salmo es algo confusa. Parece como si el orante hubiera querido meter todo en su oración. Todo lo que sufre y lo que espera, lo que ha experimentado y sabe del Señor, la actividad de sus enemigos y de los malos en general; habla de hechos individuales en términos bastante convencionales y se remonta a consideraciones genéricas, casi como máximas; recuerda y promete, se dirige al Señor en segunda persona y habla de él en tercera persona; se cita a sí mismo e interpela a otros. (…) Pero una vez identificados los motivos clásicos del género, no es difícil observar bloques, es decir, segmentos del poema en los que se acumula o concentra un motivo». [Salmos, Tomo I, 1-72, Editorial Verbo Divino, Estella, Navarra, 1992].

11 En hebreo אַל־אֵבֹ֣ושָׁה ’al-’êḇōwōšāh de בּוּשׁ bosh. El verbo בּוּשׁ bosh transmite la idea de un “fracaso estrepitoso y reconocido”, y todo fracaso arrastra dos sentimientos conexos entre sí: el de frustración ligado al de confusión; y el de embarazo y vergüenza. Una traducción alternativa sería: “En ti, oh Señor, he confiado; no permitas que fracase para que no tenga que experimentar confusión y vergüenza”.

12 Juan 1:14.

13 CASIODORO [485-583] que aplica estas palabras a Cristo comenta al respecto: «¿Por qué implora el bendito Salvador la justicia divina? Porque sabía que tenía que asumir el lugar de los impíos y sufrir por sus culpas. ¡Qué intercambio tan admirable y divino! Aceptó voluntariamente la muerte y trajo a cambio la vida; soportó las injurias y devolvió honores; soportó el dolor temporal y otorgó seguridad eterna. Siendo el único libre de pecado se hizo pecado apurando la amargura para derramar dulzura».

14 Proverbios 3:5-8.

15 Estas palabras de Spurgeon nos recuerdan el famoso himno de JOSEPH GRIGG [1720-1768] “Asham’d of Jesus! that dear friend”, traducido al español por el poeta JOSÉ JOAQUÍN DE MORA [1783-1864] dice así: «Jesús, mi Salvador ¿será posible / que un día me avergüence yo de Ti, / y que olvidando tus sublimes hechos, yo niegue lo que has sido para mí? / ¡Avergonzarme de Jesús! Más pronto / repudiaría el firmamento al sol; / y se avergonzaría la mañana / del suave, fresco, nítido arrebol. / ¡Avergonzarme del mejor amigo, / mi apoyo, mi esperanza, mi sostén! / No, mi vergüenza es que aunque le amo tanto / no le amo siempre como al sumo bien».

16 2 Timoteo 4: 7-8.

17 Salmo 35:24.

18 AGUSTÍN DE HIPONA [354-430] comenta: «Sálvame, Señor, por tu justicia, puesto que si tienes que hacerlo en base a la mía mi condena está asegurada. La justicia de Dios se convierte en nuestra cuando nos es aplicada; pero sigue llamándose “tu justicia”, justicia de Dios para que el hombre no piense que alcanza justicia por sus propios méritos. Pues a así lo expresa claramente el apóstol: “al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino que cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:4-5). ¿Y quién es el que justifica al impío sino el que de un impío hace un justo? Pero los judíos, que creían poder cumplir las exigencias de la justicia con sus propias fuerzas y basados en sus propios méritos, fueron avergonzados “¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley. Tropezaron en la piedra de tropiezo, como está escrito: He aquí que pongo en Sión piedra de tropiezo y roca de caída; y el que crea en él, no será avergonzado” (Romanos 9:32-33). Pues se acogieron a la Ley que los convertiría en reos, no la que los liberaría de la culpa. […] “Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no sean sometidos a la justicia de Dios” (Romanos 10:3), buscando ser justos por sí mismos, por lo cual cabe decir que no han conocido la gracia de Dios, ya que no han querido ser salvos gratuitamente. ¿Pues quién es salvo gratuitamente? Aquel en quien el Salvador no encuentra cosa alguna a premiar, sino a condenar; en quien no encuentra méritos en razón de sus obras, sino razones sobrada para castigo. Si Dios se atiene estrictamente a la ley, el pecador debe ser condenado. Y en tal caso, ¿quién sería salvo? Pues no hay más que pecadores, y el único que fue sin pecado (Hebreos 4:15) es a quien corresponde declararnos pecadores. Es lo que afirma el apóstol: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). ¿Y qué quiere decir que están “destituidos de la gloria de Dios”? Que el único que tiene capacidad para librarte es él, no tú, y dado que tú no tienes posibilidad alguna de librarte por ti mismo, necesitas un Libertador. […] Escucha bien lo que dice el apóstol: “¡Desdichado de mí!; ¿quién me libertará de este cuerpo de muerte? La gracia de Dios a través de Jesucristo Nuestro Señor” (Romanos 7:24-25. Traducción de Agustín). ¿Y por qué le llama gracia? Porque se otorga gratuitamente. ¿Y por qué se otorga gratuitamente? Porque no ha sido en razón de tus méritos, sino a la misericordia de Dios, fueron los dones de Dios que se anticiparon. ¡Gloria sea pues a Aquel que libra gratuitamente a todos los que habiendo pecados estamos destituidos de la gloria de Dios! Por eso, oh Señor, exclama el salmista, “en ti he confiado”, no quede yo confundido ni avergonzado, porque he esperado en Aquel que no confunde ni se avergüenza jamás. “En tu justicia, líbrame”, ya que no has hallado en mí ni justicia propia ni mérito alguno, líbrame por la tuya; esto es, rescátame con lo único que me justifica: “tu justicia”, que me convierte de impío en justo, que siendo pecador me hace santo, que me transforma de ciego en vidente, de caído en firme, que cambia mi lamento en baile y mis lágrimas en alegría. No son mis méritos lo que me salva, sino tu justicia; líbrame, pues, “en tu justicia”».

19 Traducción libre pero literal del poema. El original inglés tal como lo transcribió Spurgeon dice: «Shadows are faithless, and the rocks are false; / No trust in brass, no trust in marble walls; / Poor cots are even as safe as princes› halls. / Great God! there is no safety here below; / Thou art my fortress, thou that seemest my foe, / It is thou that strik’st the stroke, must guard the blow. // Thou art my God, by thee I fall or stand; / Thy grace hath given me courage to withstand / All tortures, but my conscience and thy hand. // I know thy justice is thyself; I know, / Just God, thy very self is mercy too; / If not to thee, where, whither shall I go?»

20 El versículo contiene una retahíla de peticiones y expresiones muy habituales en los Salmos y repetidas algunas en sentido afirmativo en el versículo siguiente (31:3). Comenzando por “inclina tu oído” (71:2; 86:1; 88:2; 102:2); siguiendo con “rescátame pronto” o apresúrate (38:22; 40:13; 69:17; 70:1, 5; 71:12; 79:8; 102:2; 141:1; 143:7); “sé tú mi roca” (18:2; 71:3; 94:22; 95:1); “sé mí fortaleza” (18:2; 28:7; 71:3; 91:2; 144:2). No obstante el sintagma מְצוּד֗וֹת məṣūḏōwṯ, “fortaleza” para salvarme o “lugar de defensa”, es único y solo aparece en este versículo.

21 Dice al respecto AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «Dios “inclinó su oído” hacia nosotros cuando nos envió a Cristo, que inclinando su cabeza en tierra, escribía con el dedo para librar a una mujer adúltera que le habían presentado con el propósito de que la condenara (Juan 8:3-11). Jesús se inclinó desde el cielo hasta la tierra, es decir, Dios se inclinó en él hasta el hombre al que había dicho: “hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás” (Génesis 3:19). Dios no inclina su oído hacia nosotros de forma literal, como si se hallara circunscrito a espacios físicos específicos y escuchara a través de los miembros del cuerpo humano. Evitemos, por tanto, que nuestra imaginación humana se forje conceptos erróneos de este tipo. Dios es la verdad absoluta, y la Verdad no se inclina ni se agacha, porque carece de forma física, no es ni cuadrada, ni redonda, ni alargada. Se halla presente en todas partes y escucha todo lo que existe, siempre que los ojos del corazón se mantengan abiertos a ella. Sin embargo, cabe decir que Dios inclina su oído hacia nosotros cuando derrama sus misericordias sobre nosotros. Y en este sentido ¿cabe mayor misericordia que la de darnos a su Hijo unigénito, no solo para que viviera con nosotros, sino para que muriera por nosotros? (Juan 3:16). Así es como Dios inclina su oído hacia nosotros».

22 Hechos 1:7.

23 Salmo 18:10.

24 1 Samuel 23:29.

25 1 Samuel 22:1.

26 Juan 15:7. Dice al respecto AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «Se tú mi defensa, mi protector, mi “fortaleza para salvarme”. Porque a menudo trato de huir y no se adónde ¿A qué lugar inexpugnable puedo acogerme? ¿Qué monte escalo? ¿En qué cueva me escondo? ¿En qué fortaleza me refugio? ¿Qué murallas me darán amparo? Porque donde vaya, me persigo a mí mismo. Puedo eludir todo cuanto me venga en gana con una sola excepción: mi propia conciencia. Porque penetra en mi hogar, se introduce en mi lecho, irrumpe en lo más íntimo de mi ser: no hay lugar, por recóndito que sea que pueda protegerme de mi propia conciencia. Por ello exclama el salmista: “líbrame pronto; sé tú mi roca fuerte, y ciudadela para salvarme”. A ti solo me acojo, ya que solo tú me puedes librar de mi conciencia. Pues: “¿Adónde me iré lejos de tu espíritu? ¿Y adónde huiré de tu presencia? Si subo a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol trato de acostarme, he aquí, allí tú estás. Si tomara las alas del alba y emigrara hasta el confín del mar, aun allí me alcanzaría tu mano, y me agarraría tu diestra” (Salmo 139:8-10). Allí donde vaya, allí te encuentro. No puedo escapar de ti, por tanto, no me queda más alternativa que refugiarme en ti: “Sé tú mi fortaleza para salvarme”».

27 Mateo 6:7.

28 El llamado PEÑÓN DE GIBRALTAR, en inglés “Rock of Gibraltar” o simplemente “The Rock”, es un macizo rocoso monolítico de piedra caliza con una altitud de 426 metros sobre el nivel del mar, ubicado en el extremo suroeste de Europa en la península ibérica (actual Reino de España) y frente a las costas de África, formando lo que se conoce como Estrecho de Gibraltar. La mitología griega atribuía su formación al mítico héroe griego Heracles (Hércules en la mitología romana) hijo del dios Zeus y la humana Alcmena, quien dotado de una fuerza sobrehumana extendió los brazos entre uno y otro y fue separándolos hasta abrir un paso al mar en mitad de las dos, separando Europa de África y creando el estrecho de Gibraltar. En la parte norte en Calpe o Peñón de Gibraltar colocó una columna, y en el sur en el monte Abyla, lo que hoy se conoce como el monte Musa en el reino de Marruecos, en África, colocó la otra. Debido a esta leyenda, estos dos peñascos son conocidos como las “Columnas de Hércules”. Aunque el Peñón de Gibraltar ha estado habitado desde tiempos primitivos, la primera fortificación militar data del año 711 de nuestra era y fue construida por los árabes tras llegar a la península ibérica, que lo habitaron durante 710 años hasta casi el final de la Reconquista 1421. Quedó en manos españolas hasta el año 1713, cuando pasó a manos británicas en virtud del Tratado de Utrecht tras la guerra de Sucesión en España. Los ingleses lo fortificaron cavando túneles y galerías en el interior, instalando baterías de cañones en diversos puntos y convirtiendo así la propia Roca en una fortaleza inexpugnable. Prueba de ello es que, pese a los diversos intentos de España de recuperar el Peñón por la vía militar y numerosos asedios, uno de ellos durante cuatro años (1779 a 1783), y a pesar de la abultada desigualdad entre las fuerzas combatientes y los incesantes bombardeos, la Roca resistió impasible todos los ataques convirtiéndose en un símbolo del poderío militar británico, y sigue en manos de la corona inglesa hasta el día de hoy. Nada tiene de extraño, por tanto, que Spurgeon se expresara en estos términos.

29 Salmo 71:3.

30 En hebreo תַּֽנְחֵ֥נִי וּֽתְנַהֲלֵֽנִי tanḥênî ūṯənahălênî de נָחָה nachah y נָהַל nahal. SCHÖKEL observa que si bien נָחָה nachah es un verbo común en el Antiguo Testamento, particularmente en el Salterio, נָהַל nahal es un verbo raro, de uso pastoril, como vemos por su uso en Salmo 23:2 o Isaías 40:1, un argumento más a favor de la autoría de David. Ver nota 4.

31 Salmo 23:1-2.

32 Josué 7:9.

33 En las antiguas catedrales el SILLAR DE CORONAMIENTO era una piedra labrada por varias de sus caras, generalmente en forma de paralelepípedo o poliedro de seis caras, que se colocaba la parte superior y más alta de la bóveda, y en la que confluían los distintos arcos. Era la última piedra que se colocaba y por tanto considerada como piedra final de la construcción.

34 Salmo 23:1-2; Isaías 53:6; Lucas 15:3-7.

35 Génesis 24:27 Nehemías 9:12-13 Salmo 23:3; 73:24.

36 Dice AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «No por méritos propios, sino “por amor de tu nombre”, a fin de que la gloria únicamente para ti, puesto que yo no soy digno “me encaminarás y me guiarás” para que no me extravíe y me aparte de ti».

37 Dice AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «Estas palabras son una clara alusión a nuestro Señor Jesucristo, al que el diablo estuvo tendiendo trampas hasta el final. Y del mismo modo que se las tendió a él, también las tiende a todos los que seguimos sus enseñanzas, por ello nos es necesario clamar constantemente: “En ti, oh Señor, he confiado; no sea yo confundido jamás; líbrame por tu justicia (…) sácame de la red que me han tendido, pues tú eres mi refugio” (31:1, 3). Y esa red que nos tiende en enemigo tiene una doble malla: la del deseo y la del terror. Con el deseo trata primero de seducirnos; y si ello resulta insuficiente, con el temor intenta debilitarnos y hacernos sucumbir. Esa fue la táctica que utilizó con Cristo. Le tentó primero con halagos: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes (…) Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está (…) Todo esto te daré, si postrado me adoras”(Mateo 4:3, 6, 9). Trató de seducirlo con el deseo. Pero al hallar en Aquel que fue tentado por nosotros (Hebreos 4:15-16) cerraba la puerta del deseo, recurrió en Getsemaní al temor ante la Pasión y la Cruz. Así nos lo cuenta el evangelista al decirnos que “Cuando el diablo dio por concluida toda clase de tentación, se alejó de él por un tiempo hasta el momento oportuno” (Lucas 4:13). ¿Y qué significa por un tiempo? Que volvería a intentarlo por la puerta del temor, dado que la del deseo la encontró cerrada. ¡Cerremos la puerta del deseo ante la seducción; cerremos la puerta del miedo ante el temor; imploremos a Dios liberación; y el tentador huirá de nosotros! (Santiago 4:7)».

38 Génesis 3:15.

39 Salmo 22:1; 35:17; 58:6; Daniel 6:16-22; 2 Timoteo 4:17.

40 Jonás 2:2. La versión inglesa KJV traduce: “out of the belly of hell”, “desde el vientre del infierno”.

41 Job 18:8; Salmo 35:7; 141:10; Proverbios 26:27.

42 Lucas 8:17.

43 Isaías 1:24.

44 1 Samuel 18:17-28.

45 1 Samuel 19:11-17.

46 Se refiere a una antigua Fábula atribuida a ESOPO [600-564 a.C.], fabulista de la Antigua Grecia. Según el relato, un ratón salió de su madriguera en el momento en que un fiero león pasaba por allí. En un santiamén el león atrapa al incauto roedor entre sus garras y se dispone a devorarlo, pero este se revuelve y chilla con desespero pidiendo clemencia, lo que hace que finalmente el felino se apiade de él y desista de hacerlo. Al cabo de un tiempo, el león cae atrapado en una red tendida por cazadores y se revuelve desesperado para librarse de ella, sin éxito; entonces el ratón, que casualmente pasaba por allí, utiliza sus afilados dientes para cortar los hilos de la red y liberarlo.

47 Lucas 24:36.

48 Mateo 13:44-46.

49 Salmo 16:6; 23:2.

50 Números 23:19; Malaquías 3:6; Santiago 1:17.

51 Deuteronomio 7:9.

52 Salmo 37:28.

53 1 Samuel 12; Salmo 94:14; Juan 6:37.

54 Se refiere a POLICARPO DE ESMIRNA [70-155], uno de los llamados Padres Apostólicos porque según la tradición mantuvo contacto personal con algunos de los apóstoles, particularmente con Juan que fue quien supuestamente le consagró como obispo de Esmirna. Poco se sabe de su vida fuera de las actas de su martirio en la hoguera en el año 155 durante el mandato del emperador ANTONINO PÍO [86-161]. Tuvo como discípulo a IRENEO DE LYON [130-202], y una estrecha relación con Ignacio de Antioquía [35-98/110]. Escribió una carta a la comunidad cristiana de Filipo que se conserva con los escritos de los demás Padres Apostólicos.

55 Se refiere a BERNARDO DE CLARAVAL [1091-1153], doctor de la Iglesia, abad del monasterio de Claraval y reformador monástico francés. Impuso el estilo que pronto se extendería a toda la Orden del Císter: disciplina, austeridad, oración y simplicidad. Tales ideales lo enfrentaron con PEDRO EL VENERABLE [1092-1156], abad de Cluny, pues suponían un ataque directo contra la riqueza de los monasterios, la pompa de la liturgia y el lujo de las iglesias cluniacienses. Luchó contra las incipientes tendencias laicistas de su tiempo, haciendo condenar el racionalismo de Pedro Abelardo [1079-1142], quien mantenía que se debían buscar los fundamentos de la fe con similitudes basadas en la razón humana. Creía en la revelación verbal del texto bíblico, y se declaró fiel discípulo de san Ambrosio y de san Agustín, a quienes llamó “las dos columnas de la Iglesia”. Rebatió también las propuestas de ARNALDO DE BRESCIA [1090-1155], y dejó tras su muerte numerosos escritos.

56 Se refiere al clérigo y reformador checo JUAN HUSS [1370-1415], teólogo y filósofo, profesor de la Universidad Carolina de Praga. Por sus ideas reformistas y su oposición al papado fue condenado como hereje por el Concilio de Constanza y quemado en la hoguera. Es considerado uno de los precursores de la Reforma Protestante. Se dice que antes de ser quemado, dijo las siguientes palabras: «Vais a asar un ganso, pero dentro de un siglo daréis con un cisne al que no podréis asar ni hervir». Curiosamente 102 años después MARTÍN LUTERO [1483-1546], clavó sus 95 Tesis en la puerta del castillo de Wittenberg, y él mismo, que conocía bien las palabras de Huss, se identificó como ese cisne.

57 Se refiere a JERÓNIMO DE PRAGA [1360-1416], seguidor de las doctrinas de JOHN WYCLIFF [1090-1155], y compañero de JUAN HUSS [1370-1415], en la Universidad de Praga. Asumió sus tesis y las de Juan Huss, y se presentó junto con él ante el Concilio de Constanza para colaborar en su defensa, siendo condenado también por hereje y quemado también en la hoguera un año después que su amigo y maestro.

58 Se refiere al reformador alemán MARTÍN LUTERO [1320-1384]

59 Se refiere a PHILIPP MELANCHTON [1497-1560], amigo y más próximo colaborador de Martín Lutero en Wittenberg a partir de 1518, y uno de los principales protagonistas de la Reforma en Alemania. Colaboró con Lutero en la traducción de la Biblia y le sucedió en el liderazgo después de su muerte.

60 Se refiere a la traducción de la Biblia del griego y el hebreo al latín, conocida como la Vulgata (del latín “vulgo”, “pueblo”; “vulgata editio”, “edición para el pueblo”), que fue hasta la promulgación de la Neovulgata en 1979, el texto bíblico oficial de la Iglesia católica romana.

61 2 Timoteo 1:12.

62 Colosenses 2:15.

63 Romanos 8:37-39.

64 2 Timoteo 1:12.

65 Salmo 16:11.

66 1 Corintios 5:9; Gálatas 6:19-21; Efesios 5:5.

67 1 Corintios 2:9.

68 1 Tesalonicenses 1:10.

69 1 Corintios 6:20.

70 Salmo 119:94.

71 FRAY THOMÉ DE JESÚS o FREI TOMÉ DE JESU [1529-1582] fue un monje eremita de la orden de los Agustinos Recoletos. En 1578 mientras viajaba a África fue hecho cautivo por los corsarios bereberes y llevado a Alcazarquivir, donde permaneció prisionero hasta su muerte en 1582/1583. Allí escribió esta famosa obra místico-devocional: “Trabalhos de Jesus”, que resultó ser un éxito editorial y se tradujo a numerosos idiomas.

72 Lucas 23:46.

73 Juan 10:10.

74 Mateo 27:46.

75 Término peyorativo aplicado en la Inglaterra de los siglos XVII al XVIII a los fieles de la Iglesia Católica Romana.

76 Nombre dado a los seguidores de la corriente teológica y litúrgica del teólogo anglicano EDWARD BOUVERIE PUSEY [1800-1882], defensor de un regreso de la Iglesia Anglicana a las doctrinas y tradiciones de la Iglesia Católica Romana. Entabló amistad con JOHN HENRY NEWMAN [1801-1890], y otros líderes de lo que se conoce como el “Movimiento de Oxford” y ayudó a difundir los famosos “tracts” o folletos que defendían las doctrinas y tradiciones de Roma. Newman acabó finalmente convirtiéndose al catolicismo romano en 1845, Pusey que permaneció en el anglicanismo, asumió en cierto modo el liderato, razón por la que en época de Spurgeon posteriores a defensores del “Movimiento de Oxford” y de un anglicanismo más pegado a las tradiciones, lo que se conoce como “High Church” (Iglesia Alta), se les aplicara peyorativamente el nombre de “puseyistas”.

77 AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «¿En qué pones tu esperanza? ¿En el dinero? ¿En las posesiones? ¿En el rango y los honores, en los títulos y dignidades humanas? Estás esperando en “vanidades ilusorias”. ¿Confías en algún personaje encumbrado o amigo poderoso? Estás esperando en “vanidades ilusorias”. Cuando esperas en tales cosas, o bien mueres tú y las dejas aquí abajo; o bien desaparecen ellas, y aunque tu sigas vivo, con ellas se hunden también tus esperanzas. A estas “vanidades ilusorias”, cosas terrenas sin consistencia, se refiere el profeta Isaías con su grito: “Toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo (…) Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra de nuestro Dios permanece para siempre” (Isaías 40:6, 8). Mas yo, al contrario de los que ponen su esperanza en las “vanidades ilusorias”, y les rinden honores, he puesto mi esperanza en el Señor, que es mi esperanza eterna».

78 Ver nota 75.

79 En el original “Golden Legend”, en latín “Legenda aurea”, una compilación de relatos en latín sobre las vidas de unos 180 santos y mártires hecha mediados del siglo XIII por el dominico JACOBO DE LA VORÁGINE [1230-1298] arzobispo de Génova, y que en principio llevaba el título de Legenda Sanctorum. Parte de la obra relata de manera muy gráfica la muerte de mártires de los primeros siglos, basándose en documentos antiguos y en los escritos de Eusebio, de Jerónimo de Estridón, de Casiano, o de Agustín de Hipona, y tiene un cierto valor histórico. Pero la mayor parte son mitos y leyendas, cuentos sobre reliquias, milagros y tormentos en el infierno y purgatorio, todos ellos hechos extraordinarios y fantásticos obrados por los santos, basados algunos en los escritos apócrifos y la mayoría en la superstición propia de la baja Edad Media.

80 Se refiere a MELCHOR CANO [1509-1560], fraile dominico, teólogo y obispo español natural de Tarancón (Cuenca). Escribió numerosas obras, entre ellas un extraordinario compendio teológico de gran valor denominado De Locis Theologicis, aunque la obra por la que es más conocido históricamente es su Consultatio theologica, escrita en 1566, en la que aconseja al rey Felipe II a resistir las exigencias del papado y defender sus derechos a la administración de las rentas y bienes de la iglesia española, haciéndola menos dependiente de Roma, lo cual le valió ser llamado “hijo de la perdición” por parte del papa Pablo IV. Al parecer mantuvo una estrecha relación con BARTOLOMÉ DE CARRANZA [1503-1576], arzobispo de Toledo acusado de hereje, apresado y juzgado por la Inquisición.

81 Se refiere a JOAN LLUÍS VIVES [1492-1540], humanista, filósofo y pedagogo español de origen judío nacido en Valencia. Acosada su familia por la Inquisición su padre lo mando a estudiar a los Países Bajos, a Brujas, donde recibió la triste noticia de la detención y ejecución de su familia por el Santo Tribunal, y donde permaneció hasta su muerte. Escribió numerosas obras de filosofía y pedagogía y es considerado uno de los españoles más ilustres del siglo XVI. Hoy en día una estatua suya adorna el pórtico de la Biblioteca Nacional en Madrid.

82 Se refiere a DIÓGENES LAERCIO [180-240] historiador griego especializado en la vida y teorías de los grandes filósofos, así como en anécdotas, tradiciones y costumbres.

83 Se refiere a CAYO SUETONIO [70-126] un historiador y biógrafo romano amigo del también historiador PLINIO EN JOVEN [61-112] y protegido del emperador ADRIANO [180-240]. Es bien conocido por sus obras De vita Caesarum y De viris illustribus que narra la vida de todos los césares y personajes ilustres de Roma desde Julio Cesar hasta Domiciano.

84 ERASMO DE ROTTERDAM [1466-1536] comentando Mateo 23:5.

85 Se refiere al SACKBUT, SAGBUT o SACABUCHE, instrumento de viento de metal muy conocido y usado en época del Reacimiento y el Barroco, conocido también como trompeta harmónica, y que derivó en el actual trombón. Algunos opinan que su nombre inglés deriva del nombre original español Sacabuche, de sacar y buche, en relación a su mecanismo de barra movible que avanza hacia adelante y hacia atrás según la nota. Tiene un tono bajo, suave y melodioso.

86 Traducción literal de la versión inglesa KJV: “thou hast known my soul in adversities”.

87 Salmo 34:19.

88 Isaías 53:4; Filipenses 2:7; Hebreos 4:15.

89 Salmo 139:13.

90 En el original: “Man’s plea to man, is, that he never more / Will beg, and that he never begged before: / Man’s plea to God, is, that he did obtain / A former suit, and, therefore sues again. / How good a God we serve, that when we sue, / Makes his old gifts the examples of his new!”

91 Se refiere al propio CHRISTIAN SCRIVER [1629-1693], que utilizaba el seudónimo de Gotthold para identificarse a sí mismo. Archidiácono en Stendal, pastor en Magdeburg y posteriormente capellán Quedlinburg, amigo personal de PHILIPP JAKOB SPENER [1635-1705], fundador del movimiento pietista, Scriver fue uno de los teólogos luteranos de finales del siglo xvii que se opusieron al formalismo eclesial. Su obra escrita es extensa, y en muchos de sus libros utilizaba el seudónimo Gotthold, como en “Gottholds vierhundert zufällige Andachten”, 1667, una colección de cuatrocientas anécdotas traducidas al inglés como “Gotthold’s Emblems: or, Invisible Things understood by Things that are made”, 1671.

92 Salmo 113:5-6.

93 Salmo 6:7.

94 Salmo 39:11.

95 Salmo 69:7.

96 Hebreos 2:11.

97 Oseas 13:4; 1 Corintios 15:55.

98 Lucas 10:19; Colosenses 1:12-13; 2:15; Hebreos 2:14; Santiago 4:7.

99 Hechos 4:19; 5:29.

100 Hechos 12;6-12; 16:16-40.

101 Se refiere a EDMUND BONNER [1500-1569], obispo de Londres, que fue destituido y encarcelado por oponerse a la reforma religiosa de Enrique VIII. Tras el triunfo de los Estuardo, en 1555 fue restituido a su diócesis y puso en marcha una persecución feroz contra los protestantes, por lo que es conocido como “Bloody Bonner”, “Bonner El Sanguinario”.

102 Dice al respecto EVAGRIO DEL PONTO [345-399]: «Cuando el Señor nos concede la gracia de entender los motivos de nuestras tentaciones, pruebas y tribulaciones, nuestra alma se fortalece y ensancha, de tal modo, que aun en las mayores estrecheces nos sentimos “en lugar espacioso”».

103 Apocalipsis 3:7. Ver también Isaías 22:22.

104 Nota de Spurgeon en el texto original: «Consultamos con el Royal London Ophthalmic Hospital, sobre los efectos de la pena en el ojo humano, y recibimos de parte del Dr. George Critchett, director del departamento de oftalmología la respuesta que hemos transcrito, con una importante información que consideramos valiosa. La extraordinaria amabilidad y cortesía tanto de este caballero como del secretario de la institución, creemos que merecen una mención especial». Afortunadamente hoy en día sabemos, muchísimo más sobre el glaucoma. Pero es importante recordar que aún en el siglo XXI no ha dejado de ser una enfermedad muy grave y causa de ceguera en algunos casos.

105 La traducción de este versículo difiere bastante entre la versión inglesa KJV, que traduce: “Have mercy upon me, O Lord, for I am in trouble: mine eye is consumed with grief, yea, my soul and my belly”, “Ten misericordia de mí, oh Señor, porque estoy angustiado; mis ojos se han consumido de la pena, sí, mi alma y mis entrañas”. Hemos utilizado una traducción literal para encajarlo con el comentario incluido por Spurgeon.

106 La “Feria de Vanidades”, en inglés “Vanity Fair”, es un mercado ficticio de la famosa alegoría de JOHN BUNYAN [1628-1688] “The Pilgrim’s Progress”, “El Progreso del Peregrino”. En el capítulo XIII, el protagonista Cristiano y su amigo, Fiel, tienen que entrar en la ciudad llamada Vanidad y cruzar por la “Feria de Vanidades”, donde la gente se burla de sus vestidos, de su lenguaje, de su conducta, y finalmente Fiel es apresado y ejecutado. Como tantos otros lugares de la misma obra, como la “Ciudad de Destrucción” (“City of Destruction”), la Ciudad Celestial (“Celestial City”), o el Pantano del Desaliento (“Slough of Despond”), la Feria de Vanidades ha pasado a formar parte del imaginario colectivo y es parte de la cultura literaria en general. “The Pilgrim’s Progress” fue publicada originalmente el año 1678, y Editorial CLIE ha publicado tanto la primera como la segunda parte de la obra bajo los títulos “El Peregrino” y “La Peregrina”.

107 Eclesiastés 7:2.

108 2 Samuel 12:7-12; Salmo 51:1-19.

109 Génesis 3:17-19.

110 Lucas 22:34-31, 54-62.

111 Mateo 26:14-16.

112 Mateo 26:40; Juan 19:25.

113 AGUSTÍN DE HIPONA [354-430] hace de este texto una peculiar interpretación: «“los que me ven en la calle huyen de mí”. ¿Habéis pensado, hermanos, en cuántos que desearían ser cristianos, huyen escandalizados ante la conducta impropia y execrable de aquellos que presumen de serlo? ¿Cuántos que se acercaban a la Iglesia dispuestos a creer se han espantado ante el espectáculo deplorable de la vida corrupta de muchos que se dicen cristianos? ¿Quiénes son los peores enemigos de la Iglesia? ¿Los judíos? ¿Los paganos? No, ¡los propios cristianos! Aquellos que con sus obras desmienten lo que dicen con sus labios y avergüenzan la fe que dicen profesar. Aquellos que diciéndose cristianos y participando asiduamente en las cosas de la Iglesia, son la vergüenza de sus vecinos y el horror de sus conocidos. Gente que, como advierte el apóstol Pedro, “habiendo escapado de la maldad del mundo por medio de conocer a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, luego se enredan y vuelven a quedar esclavizados por el pecado, y terminan peor que antes. Les hubiera sido mejor nunca haber conocido el camino a la justicia, en lugar de conocerlo y luego rechazar el mandato que se les dio de vivir una vida santa” (2 Pedro 2:20-21 NVI). [] Tristemente las iglesias están llenas de semejantes personajes. ¿Habéis pensado en los muchos que habiéndose deseosos de aproximarse a la fe con la voluntad de hacerse cristianos, en cuanto nos han contemplado de cerca, han sentido vergüenza de nosotros y han salido huyendo? Fijaos bien en lo que dice el salmista “los que me ven en la calle huyen de mí”. Tendría disculpa que escaparan lejos ahuyentados por calumnias y mentiras, pero no, huyen porque nos ven, y en cuanto nos ven, sienten vergüenza de nosotros».

114 1 Samuel 18:7.

115 1 Samuel 17:1-58.

116 Filipenses 2:7.

117 CAPILLA ARDIENTE. Es donde se instala el féretro de reyes, políticos u otros personajes populares para que sean honrados de cuerpo presente por sus admiradores antes del funeral y entierro. Recibe el nombre de capilla ardiente, porque se mantiene iluminada permanentemente con velas, como se hace también con las capillas en las que la Iglesia Católica guarda las sagradas formas del Sacramento o reliquias de santos objeto de veneración, a las que se aplica también el mismo nombre.

118 Antiguamente las camas tenían un dosel con sus correspondientes cortinas alrededor de toda la cama. Cuando la persona estaba a punto de morir, corrían las cortinas dejándole en privacidad con sus personas más íntimas.

119 Esta escena la desarrolla de forma magistral en rima el poeta español GUSTAVO ADOLFO BECQUÉR [1836-1870] en su Rima LXXIII que va repitiendo en su estribillo: “¡Dios mío, qué solos / se quedan los muertos!” y que principia diciendo: “Cerraron sus ojos que aún tenía abiertos, / taparon su cara con un blanco lienzo, / y unos sollozando, otros en silencio, / de la triste alcoba todos se salieron”.

120 Lucas 8:49.

121 2 Samuel 16:7.

122 Salmo 16:3. La versión inglesa KJV traduce: “the saints that are in the earth, and to the excellent, in whom is all my delight”.

123 Génesis 3:15.

124 Génesis 4:1-16.

125 Juan 3:6.

126 Recordamos al lector que la época de RICHARD BAXTER [1615-1691] fue una época muy turbulenta en Inglaterra, con marcados enfrentamientos y persecuciones entre los llamados puritanos o no-conformistas con la jerarquía de la iglesia oficial, que el propio Baxter tuvo que enfrentar y padecer en su propia persona desde bien joven. Es interesante mencionar que cuando Baxter tenía cinco años de edad, el barco Mayflower zarpó de las costas inglesas con un grupo de puritanos perseguidos buscando tierras de libertad, y partió hacia lo que hoy son los Estados Unidos de América en 1620. Aunque Baxter no era pasajero de ese barco, el dato nos proporciona cierta perspectiva del entorno hostil que imperaba en Gran Bretaña en su tiempo, y a pesar de que sus palabras son aplicables a cualquier época, ayudará al lector entenderlas históricamente dentro de este contexto.

127 Shakespeare pone estas palabras en boca del propio Hamlet en su conversación con Ofelia, Acto III, Escena IV. Hamlet, traducción de Inarco Celenio, (seudónimo del poeta LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN [1760-1828]), 1798.

128 1 Samuel 31:1-6; 2 Samuel 1:25; 1 Crónicas 10:1-6.

129 Se refiere a MARCO TULIO CICERÓN [106- 43 a.C.], jurista, político, filósofo, escritor y orador romano. Es considerado uno de los más grandes retóricos y estilistas de la prosa en latín.

130 Se refiere a CIRO II EL GRANDE [600-530 a.C.], rey de Persia y fundador del Imperio persa aqueménida. Conquistó Media, Lidia y Babilonia, creando el mayor imperio conocido hasta entonces y que se mantuvo por más de doscientos años, hasta su conquista por ALEJANDRO MAGNO (332 a.C.). La Biblia lo menciona específicamente en 2 Crónicas 36:23; Isaías 44:28; 45:1-7; Esdras 1:2.

131 Dice DIODORO DE TARSO [¿?-392]: «El salmista dice “mis tiempos”(Vulgata: “mis suertes”) en un sentido global y absoluto, es decir, tanto los tiempos buenos como los malos, tanto los de complacencia como los de tribulación (Eclesiastés 3:1-8). Y puesto que todos pasamos por tiempos de felicidad y tiempos de amargura, de alegría y de tristeza, decir “mis tiempos están en tu mano” implica que unos y otros dependen de Dios y por tanto él los puede alternar cuando así lo estime oportuno y necesario».

132 En el original “we are not waifs and strays”, una traducción más literal y ajustada sería “niños callejeros abandonados”, una situación habitual en Londres en época de Spurgeon.

133 En hebreo בְּיָדְךָ֥ עִתֹּתָ֑י bəyāḏəḵā ‘ittōṯāy de עֵת eth. La versión griega de los LXX o Septuaginta lee: ἐν ὁ χείρ σύ ὁ καιρός ἐγώ, que la Vulgata traduce al latín como: “In manibus tuis sortes mea”, “Mis suertes están en tus manos”. SCHÖKEL nos dice que עִתֹּתָ֑י ‘ittōṯāy, “tiempos”, en plural y forma femenina, es rarísimo, un sintagma único en todo el A.T., traduce: “En tu mano están mis azares”, y añade: «La frase es consecuencia de las anteriores y eco del versículo 5a, que también vamos a emparejar: 5a “en tus manos encomiendo mi vida” 15a “en tu mano están mis azares”, o sea, mis momentos, mis horas, que por el contenido se opone a “mis años” del versículo 10a. La temporalidad que se va gastando, medida en años, ahora se mide en horas o instantes, que están en manos de Dios. Es como toda la vida desmenuzada y cambiante, mantenida en su cambio y continuidad por Dios: “Tú eres mi Dios” (31:14) […] “en tu mano están mis azares” (31:15)» [Salmos, Tomo I, 1-72, Editorial Verbo Divino, Estella, Navarra, 1992].

134 En el original “Wait for some transcendent life, / Reserved by God to follow this.” La cita es del poeta y ensayista inglés ROBERT BROWNING [1812-1889] en el poema: Sordello – Book 6, una ficción sobre la vida del trovador italiano en lombardía SORDELLO DA GOITO en el siglo XIII, citado por DANTE ALIGHIERI [1265-1321] en “La Divina Comedia” situándolo en el Purgatorio, y en el que Browning trabajó siete años.

135 1 Corintios 9:25; Apocalipsis 2:10.

136 Cita de ROBERT BROWNING [1812-1889] en “Saul” Dramatic Romances and Lyrics (1845). “I report as a man may of God’s work—all’s love, but all’s law. / In the Godhead I seek and I find it, and so it shall be / A face like my face that receives thee, a Man like to me / Thou shalt love and be loved by for ever, a hand like this hand / Shall throw open the gates of new life to thee: See the Christ stand!”.

137 Isaías 58:12.

138 1 Samuel 24:4.

139 En hebreo הָאִ֣ירָה פָ֭נֶיךָ עַל־עַבְדֶּ֑ךָ hā’îrāh p̄āneḵā ‘al-‘aḇdeḵā en clara alusión al יָאֵ֨ר יְהוָ֧ה פָּנָ֛יו אֵלֶ֖יךָ yā’êr Yahweh pānāw ’êleḵā, la bendición de Números 6:25: “haga resplandecer su rostro sobre ti”. Ver Salmo 67:1; 80:3,7,19; 119:135; Daniel 9:17.

140 Isaías 9:6.

141 Salmo 109:17, 20.

142 En hebreo תֵּ֥אָלַ֗מְנָה tê’ālamnāh de אָלַם alam, sintagma único que solo aparece en este Salmo. Un claro enlace con la última frase del versículo anterior: “desciendan en silencio al Seol” (31:17). En la concepción del A.T. el Seol era el reino o mundo del silencio.

143 Existe un famoso grafito romano conocido como “Alexamenos graffito”, y también como “grafito blasfemo” pintado sobre yeso en la pared de una habitación cerca del la Colina del Palatino en Roma, que certifica esto, representando a un soldado romano adorando a Cristo crucificado con una cabeza de asno. Ver nota 31 en el Salmo 7.

144 Se refiere a JOHN JEWEL [1522-1571] Obispo de Salisbury en tiempos de Elisabeth I, afamado teólogo y autor de una conocida y citada “Apology of the Church of England”, 1562.

145 Lucas 11:15.

146 Mateo 23:37.

147 En el original “blockheads”.

148 En el original ““The Golden Lesson” pero más conocido como “The Noble Lesson” puesto que su título original en occitano antiguo es: “La Nobla Leyczon”. El texto original en occitano es: “Que se la n’i a alcun bon que volha amar Dio e temer Yeshu Xrist / Que non volha maudire, ni jurar, ni mentir, / Ni avoutrar, ni aucire, ni penre de l’autruy, / Ni venjar se de li sio enemic, / Ilh diçon qu’el es vaudes e degne de puni”; y en francés es el siguiente: “Que si y en a aucun bon qui aime et craigne Jésus-Christ, / Qui ne veuille maudire ni jurer ni mentir, / Ni adultérer ni occire ni prendre de autrui, / Ni venger soi de les siens ennemis, / Ils disent qu’il est Vaudois et digne de punir”.

149 En hebreo מָ֤ה רַֽב־טוּבְךָ֮ māh raḇ-ṭūḇəḵā de רָב rab, “abundante”, y טוּב tub, “bondad”, una expresión que solo aparece de ese modo en este salmo y en el Salmo 145:7, y que denota una bondad ilimitada y en todos los sentidos. Ver al respecto Éxodo 33:19; Salmo 25:7; 103:8.

150 Romanos 8:16-17; Gálatas 4:5-7; Efesios 1:5.

151 Romanos 11:33; Colosenses 2:3.

152 Juan 1:12.

153 Proverbios 13:24; 23:14; 29:15.

154 Salmo 8:1, 9.

155 Salmo 104:24.

156 Mateo 25:24.

157 Salmo 27:5.

158 Efesios 2:5.

159 En hebreo בָּר֥וּךְ יְהוָ֑ה כִּ֥י הִפְלִ֘יא חַסְדֹּ֥ו לִ֝֗י בְּעִ֣יר מָצֹֽור bārūḵ Yahweh kî hip̄lî ḥasdōw lî bə‘îr māṣōwr. La versión griega de los LXX o Septuaginta lee: εὐλογητός κύριος ὅτι θυαμαστόω ὁ ἔλεος αὐτός ἐν πόλις περιοχή y la Vulgata lo traduce al latín como “Benedictus Dominus, quoniam mirificavit misericordiam suam mihi in civitate munita”, “Bendito sea el Señor, porque maravillosamente ha hecho conmigo su misericordia en la ciudad fuerte”. Hay versiones como la NVI o LBLA que traducen בְּעִ֣יר מָצֹֽור bə‘îr māṣōwr por “ciudad asediada”, pero con poca base puesto que está suficientemente claro que para “ciudad asediada” se utiliza la expresión בַּמָּצֽוֹר bammāṣōwr (Deuteronomio 20:19; 2 Reyes 24:10; 25:2; Jeremías 10:17; 52:5). La traducción de la BLP: “en momentos de angustia” es mera paráfrasis imaginativa. “Algunos exégetas lo ven como una referencia a la ciudad de Siclag, que le fue entregada a David por Aquís, rey de Gat, y posteriormente paso a ser parte del reino de Judá (1 Samuel 27:6).

160 2 Samuel 17:24-18:8.

161 2 Samuel 11:1; 12;26-31.

162 2 Samuel 5:6-10.

163 La expresión hebrea עַל־הָאֶ֣בֶן הָעֵ֔זֶר ‘al-hā-’e-ḇen hā‘êzer transliterada como EBENEZER y traducida: “hasta aquí nos ayudó Jehová”, se compone dos palabras hebreas que se pronuncian juntas: Eben–ha-Ezer, y significa más bien “piedra de ayuda” o “piedra de la ayuda” (1 Samuel 4:1; 5:1; 7:12). Ver al respecto Salmo 4:1 (comentario de Spurgeon).

164 Mateo 16:18-2; 17:1-8.

165 Lucas 24:13-35.

166 Apocalipsis 1:9-11.

167 Éxodo 3:1.

168 En hebreo וַאֲנִ֤י אָ֘מַ֤רְתִּי בְחָפְזִ֗י wa’ănî ’āmartî ḇəḥāp̄əzî. בְחָפְזִ֗י ḇəḥāp̄əzî de חָפַז chaphaz es un verbo que solo aparece nueve veces, cinco de ellas en los libros poéticos y lo mismo vale para “pánico” como para “apresuramiento”, aunque los contextos mayoritarios favorecen la idea de pánico. En este formato solo se utiliza en este versículo y en el Salmo 116:11. La versión griega de los LXX o Septuaginta utiliza ἔκστασις ékstasis, que la Jerónimo traduce al latín como “in stupore meo”, “en mi estupor”. SCHÖKEL traduce: “mi inquietud”; KRAUS: “mi angustia”.

169 2 Samuel 1:22.

170 Jonás 2:2.

171 Ezequiel 1:11.

172 Miqueas 7:18.

173 Salmo 103:8-9.

174 Salmo 30:5; Isaías 54:7-8.

175 Daniel 6:21-23.

176 1 Pedro 5:8.

177 1 Samuel 27:1.

178 En hebreo בְחָפְזִ֗י ḇəḥāp̄əzî de חָפַז chaphaz. Ver al respecto la nota 1.

179 En el original “unprayed”, des-oré.

180 En hebreo אֶֽהֱב֥וּ אֶת־יְהוָ֗ה ’ehĕḇū eṯ-Yahweh. Aunque el verbo אָהַב aheb, “amar”, aparece reiterativamente en los Salmos, va la ligado mayoritariamente a la ley: estatutos, testimonios, preceptos (Salmo 119); solo aparece ligado al nombre de Dios en dos ocasiones, en este versículo y en el Salmo 116:1: “Amo a Jehová, pues ha escuchado la voz de mis súplicas”. Y en todo el A.T. únicamente aquí aparece en este formato imperativo de אֶֽהֱב֥וּ ’ehĕḇū, puesto que en Deuteronomio 6:5 y 11:1 se utiliza otro formato וְאָ֣הַבְתָּ֔ wə’āhaḇtā. SCHÖKEL lo ve más que como un mandamiento, como una práctica en la que deben ejercitarse los santos: vivir exclusivamente para amar, amar a Dios y al prójimo (Mateo 22:36-40), y cita en este sentido a JUAN DE LA CRUZ [16542-1591] «Mi alma se ha empleado y todo mi caudal en su servicio; ya no guardo ganado ni ya tengo otro oficio, que ya solo en amar es mi ejercicio» (Cántico, Canciones del alma).

181 En hebreo חֲסִ֫ידָ֥יו ḥăsîḏāw. Sobre la diferencia entre חֲסִ֫ידָ֥יו ḥăsîḏāw y סִידִֽים ḥăsîḏîm “vosotros sus santos” y “vosotros sus leales”, ver nota 13 del Salmo 149 en el Tomo I de El Tesoro de David editado por CLIE.

182 2 Samuel 6:6-8.

183 Cantares 8:7.

184 Deuteronomio: 6:5; Lucas 10:27.

185 En hebreo וּמְשַׁלֵּ֥ם עַל־יֶ֝֗תֶר עֹשֵׂ֥ה גַאֲוָֽה ūməšallêm ‘al-yeṯer ‘ōśêh ḡa’ăwāh. La versión griega de los LXX o Septuaginta lee: καὶ ἀνταποδίδωσιν τοῖς περισσῶς ποιοῦσιν ὑπερηφανίαν y la Vulgata lo traduce al latín como: “et retribuet abundanter facientibus superbiam”, “y retornará con medida colmada a los que obran con soberbia”. Algunos códices antiguos unen el adverbio “abundanter” con el “facientibus superbiam” y traducen: a los que son soberbios en gran medida”, una traducción apoyada por Agustín.

186 Éxodo 34:7; Deuteronomio 5:9-10.

187 Publicado como “Gods Doings, and Mans Duty Opened in a Sermon Preached before both Houses of Parliament, the Lord Major and Aldermen of the City of London, and the Assembly of Divines; at the last Thanksgiving Day, April 2.”

188 Isaías 55:8-9.

189 En el original “the uttermost farthing”, antigua moneda inglesa de un cuarto de penique.

190 Oseas 9:7.

191 Jueces 1:6-7.

192 Lucas 23:21.

193 Flavio Josefo, “Las Guerras de los Judíos” Libro iv, Capitulo 5:1. Publicado por CLIE en español.

194 Esther 7:10; Salmo 9:15; 35:8; 140:5.

195 Mateo 27:5-10.

196 Se refiere a los emperadores romanos VESPASIANO [9-79] y TITO [39-81], que llevaron a cabo la campaña en Judea y destrucción de Jerusalén. Vespasiano murió al cabo de diez años de haber sido proclamado emperador, víctima de una inflamación intestinal que le produjo una diarrea aguda y fuertes dolores, totalmente enajenado y exclamando fuera de sí, según cuenta el historiador SUETONIO [70-126] en “Las vidas de los doce cesares”: “Vae, puto deus fio” “Pobre de mí, creo que me estoy convirtiendo en un dios”. Tito falleció a los dos años de tomar el poder, tras la muerte de Vespasiano, a causa de unas fiebres, el 13 de septiembre de 81.

197 Salmo 7:14-16.

198 Ver nota 187.

199 En hebreo חִ֭זְקוּ וְיַאֲמֵ֣ץ ḥizqū wəya’ămêṣ de los verbos חָזַק chazaq y אָמַץ amets, que encontramos dirigida al pueblo en Deuteronomio 31:6, Josué 10:25 y 2 Crónicas 32:7: חִזְק֣וּ וְאִמְצ֔וּ ḥizqū wə’im-ṣū, “esforzaos y sed valientes”, y particularmente a Josué חֲזַ֖ק וֶאֱמָ֑ץ ḥăzaq we’ĕmāṣ en Josué 1:6, 7, 9, 18: “esfuérzate y sé valiente”. Pablo parece aludir a esta expresión al final de su epístola a los Corintios: “Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos” (1 Corintios 16:13).

200 Lucas 22:49.

201 Salmo 20:5; 98:4; Sofonías 3:14; Zacarías 9:9.

202 Salmo 118:6; Romanos 8:31.

203 Así traduce este texto la versión inglesa KJV: “Be of good courage, and he shall strengthen your heart, all ye that hope in the Lord”. Lo hemos traducido literalmente para encajarlo con el comentario, dado que nuestras versiones españolas difieren sensiblemente.

204 Proverbios 30:30.

205 Job 39:19.

206 Ezequiel 3:9.

207 2 Samuel 17:10.

208 Amós 2:16.

209 2 Corintios 5:14.

210 1 Crónicas 22:12-13.

211 Mateo 16:24.

212 Mateo 5:29-30.

213 Isaías 40:5.

214 Nehemías 2:11-20; 3:1-32.

215 El sentido es amplio y el autor lo deja a criterio del lector. Puede aplicarse a cualquier tipo de proyecto de cambio y mejora en todos los sentidos: personal, laboral, comunitario, ideológico, de conducta, de esfuerzo, etc.

216 Nehemías 4:17-18.

217 Romanos 8:28.

218 Apocalipsis 2:13.

El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos

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