Читать книгу El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos - Eliseo Vila - Страница 17

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SALMO 30

SALMO DE DEDICACIÓN

Título: Salmo. Cántico en la dedicación de la Casa de David; o, mejor dicho, Salmo. Cántico para la dedicación de la Casa. De David.1 Un cántico de fe, puesto que la casa de Jehová era todavía un proyecto y David no alcanzó a verla. Y un salmo de alabanza, ya que su autor había sido objeto de un penoso y amargo juicio habiéndole sido perdonado un gran pecado. A la luz de nuestras versiones2 cabría deducir que este salmo fue pensado y escrito para ser cantado en la inauguración de esa casa de cedro que David se construyó,3 cuando convertido en un gran rey, ya no tenía necesidad de esconderse en la cueva de Adulam.4 De ser así, deberíamos sacar de ello la lección de que cuando cambiamos de domicilio, conviene dedicar como creyentes nuestra nueva residencia a Dios, invitando a nuestros amigos y mostrándoles que allí donde habitamos mora también Dios, y que donde nosotros tengamos una cabaña Dios tendrá un altar.5 Pero el cántico refiere al templo, un proyecto que era para David su mayor ilusión y alegría, y para el cual adquirió en sus postreros días el campo de Ornán,6 debemos contentarnos con enmarcarlo en ese contexto de fe santa, que predijo el cumplimiento de la promesa que le había sido hecha respecto a su hijo Salomón. La fe puede cantar sin problemas:

«Gloria te doy por toda la gracia

que no he gustado aún». 7

Hay indicios en este salmo de que David, después de haber actuado con presunción al sentirse fuerte y seguro, quedó muy afligido tanto a nivel personal como relativo por las pruebas que le habían sobrevenido. Cuando los hijos de Dios prosperan en alguna área concreta, les viene la prueba en otra, dado que pocos hay capaces de soportar la prosperidad completa y sin mezcla de adversidad. Incluso los deleites de la esperanza deben mezclarse con los dolores de la experiencia para ser así contrarrestados de manera saludable; cuánto más si disfrutamos de prosperidad material, que con tanta facilidad nos aboca a la autosuficiencia y la prepotencia.8 Con todo, en este caso el perdón siguió de inmediato al arrepentimiento, y con ello la misericordia de Dios fue glorificada. El Salmo es un cántico de alabanza, no de lamento o queja.9 Hay que leerlo a la luz del contexto de los últimos días de David, cuando había hecho un censo del pueblo y Dios le había castigado con mortandad, aunque luego en su misericordia hubiera mandado al ángel envainar su espada.10 Cabe imaginar que el poeta-salmista recibió la inspiración que resplandece en esta deliciosa oda mientras caminaba por el campo de Ornán. Es el Salmo del censo del pueblo, y de la posterior dedicación del templo conmemorando el cese de la mortandad.11

C. H. SPURGEON

Tema: Salmo. Cántico para la dedicación de la Casa. De David. Se cree que cuando estas dos palabras: Salmo-Cántico12 figuraban juntas en el título de un salmo, significaba que al sonido de los instrumentos debía unirse el de la voz cuando se cantaban en el templo, y que la voz entraba primero cuando decía Cantico-Salmo,13 o después de los instrumentos cuando decía Salmo-Cántico.14

JOHN DIODATI [1576-1649]

Tema: Cántico para la dedicación. En hebreo שִׁיר־חֲנֻכַּ֖ת הַבַּ֣יִת šîr-ḥănukkaṯ habbayiṯ. La palabra hebrea חֲנֻכַּ֖ת ḥănukkaṯ de חֲנֻכָּה chanukkah significa “iniciación, dedicación”, en griego ἐγκαινίζω,15 rei novae primam usurpationem.16 Así es como lo entiende Cocceius:17 iniciar o estrenar, el primer uso que se hace de cualquier cosa. Era habitual que cuando alguien había terminado de construirse una casa y entraba en ella para habitarla, lo celebrara con gran alegría, con una fiesta a la que invitaba a sus amigos, y llevara a cabo ciertas ceremonias religiosas para invocar sobre la misma la protección de los cielos. Por ello, finalizada la construcción del segundo templo, los sacerdotes y los levitas, y el remanente que habían venido de la cautividad, llevaron a cabo la dedicación de la casa de Dios con alegría, y ofrecieron numerosos sacrificios.18 En el Nuevo Testamento leemos sobre de la fiesta de la Dedicación, instituida por Judas Macabeo en memoria de la purificación y restauración del templo de Jerusalén, después de haber sido profanado y destruido hasta dejarlo casi en ruinas por orden de Antíoco Epífanes;19 celebrada ininterrumpidamente cada año con solemnes sacrificios, música, cánticos y alabanzas a Dios, así como gran alegría popular, durante ocho días, hasta la destrucción del templo por Tito.20 Judas Macabeo dispuso “que la consagración del nuevo altar se debía celebrar cada año con gozo y alegría durante ocho días, a partir del día veinticinco del mes de Quisleu”.21 La dedicación de edificios era algo habitual incluso entre los particulares, por lo que se desprende de las palabras que leemos en Deuteronomio: “¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y otro hombre la estrene”,22 nadie debía entrar en batalla sin antes haber estrenado su casa, es decir, tomado posesión de ella de acuerdo con las ceremonias religiosas habituales dispuestas para tales ocasiones; una costumbre que prevaleció entre casi todas las naciones de la antigüedad, como podemos ver por las dedicaciones que hacían los romanos de sus templos, teatros, monumentos, estatuas, palacios y casas.23

SAMUEL CHANDLER [1693-1766]

“A Critical History of the Life of David”, 1766

Tema: El Salmo 30 es el único que lleva la palabra שִׁיר šîr, o “cántico”, en el título dentro del grupo del primer libro de los Salmos (1-41).24 La palabra שִׁיר šîr figura además en los títulos de los Salmos 45, 46, 48, 65, 68, 75, 83, 87, 88, 92, 108, 120, y 134. El Salmo 18 es un הַשִּׁירָ֣ה haššîrāh o “cántico de liberación” de David de sus enemigos, y el Salmo 30 guarda un paralelo con él.

CRISTOPHER WORDSWORTH [1807-1885]

“Commentary on the Whole Bible”, 1856

Tema: Los israelitas, al ofrecer las primicias de los frutos de su cosecha reconocían haber recibido de Dios la cosecha completa;25 y al dedicar sus casas se declaraban inquilinos de Dios, que era su verdadero propietario, confesando que no eran más que forasteros y peregrinos,26 y que había sido Dios quien les había introducido en la tierra prometida dándoles habitación en ella. Y si había una leva o reclutamiento forzoso para la guerra, alegar que aún no se había dedicado la casa era motivo eximente justificado.27 Esta ceremonia de dedicación les servía, a su vez, como recordatorio de que debían disfrutar de sus hogares ordenadamente y con propiedad, como si fueran santuarios de Dios, y que en ellos debía reinar en todo momento la verdadera piedad y la adoración más sincera. Las ceremonias de la ley mosaica, junto sus figuras y tipos, han cesado; pero debemos seguir practicando lo que nos enseña el apóstol Pablo, que todo aquello que Dios ha creado y nos otorga para nuestro disfrute, debe seguir siendo: “santificado mediante la palabra de Dios y la oración”.28

JUAN CALVINO [1509-1564]

Estructura: En los tres primeros versículos (30:1-3), David exalta al Señor por haberle librado. En el cuatro y cinco (30:4-5) invita a los santos a que se unan con él celebrando la compasión divina. En el sexto y séptimo (30:6-7), confiesa el delito por el cual fue castigado. Del ocho al diez (30:8-10) repite la súplica antes presentada; y concluye (30:11-12) conmemorando su liberación y prometiendo alabanza eterna.

C. H. SPURGEON

Versión poética:

EXALTABO TE DOMINE QUONIAM SUSCEPISTI ME

Gracias te doy, Señor, y eternamente

te las daré, mi Dios, dulce y benigno,

porque me has libertado, y no quisiste

que tuvieran placer mis enemigos.

Yo me hallé rodeado de la muerte,

pero cuando me vi con el peligro,

te invoqué fervoroso, y tú me has vuelto

la salud otra vez al ser antiguo.

Del sepulcro, Señor, me has libertado,

me tienes todavía entre los vivos,

y sin tu auxilio hiciera compañía

a los que al lago obscuro han descendido.

Venid pues al Señor todos los siervos,

venid volando, y entonad conmigo

sus justas alabanzas, ayudadme

a agradecerle tanto beneficio.

Porque cuando conmigo se enojaba,

era porque le daba los motivos,

y apenas le invoqué me manifiesta,

que dulce y paternal era el castigo.

Este de su bondad es el carácter,

por la tarde tal vez quiere afligirnos;

pero a rayar del día, con su mano

nos enjuga las lágrimas él mismo.

¡Qué ciego era mi orgullo! Porque estaba

rodeado de tu amor y beneficios,

me solía decir: ya soy dichoso,

nada puede alterarme los destinos.

Me figuré, Señor, que tú querías

tenerme en un estado tan florido,

y que era gusto tuyo conservarme

en tanta pompa, gozos y atractivos.

Esta era mi ilusión; pero al instante

que apartaste tus ojos de los míos,

me sentí conturbado y temeroso,

y lleno de terror vi mi peligro.

Entonces clamé a ti con triste llanto,

te invoqué con mis lágrimas y gritos,

imploré tu piedad y te decía

con dolientes y tristes alaridos:

¿Qué frutos sacar puedes de mi muerte?

¿de qué te serviré si con tus tiros

acabas con mi vida, y me despeñas

en el sepulcro donde nada hay vivo?

¿Podrá jamás el polvo inanimado

tu nombre bendecir? ¿Será testigo

de la fidelidad de tus promesas?

¿O te podrá ofrecer sus sacrificios?

El Señor se ha dignado de ablandarse,

me oyó piadoso, me escuchó propicio,

a la muerte mandó que se retire

y a la vida otra vez me ha restituido.

Tú, Señor, convertiste en un instante

en cánticos alegres mis gemidos,

el dolor me quitaste deshaciendo,

con tu mano mi saco y mi silicio.

Tú quisiste que libre de congojas

toda mi vida entone agradecido

los himnos de placer que el amor canta,

y yo los cantaré tiernos y vivos.

DEL “SALTERIO POÉTICO ESPAÑOL”, SIGLO XVIII

Salmo completo: Calmet29 supone que fue compuesto por David para la dedicación del altar que construyó en la era de Arauna jebuseo,30 después de la terrible mortandad que por poco asoló todo el reino.31 Las partes diversas del Salmo concuerdan plenamente y el encaje es tan perfecto que cualquier otra hipótesis se hace difícil de sostener, de modo que me siento justificado al modelar mi comentario en esta idea.

ADAM CLARKE [1760-1832]

“Commentary on the Whole Bible”, 1831

Salmo completo: Me he esforzado en las siguientes rimas en un intento de transmitir el espíritu del Salmo 30 preservando sus frecuentes antítesis: 32

Señor de los ejércitos, te ensalzaré,

porque tú me has exaltado;

y los alardes de Satanás has acallado,

en ti me gloriaré y me alegraré.

Mis pecados me llevaron al panteón,

sepulcro tenebroso de desesperación

miré, pero no vi salvación

hasta que levanté mis ojos y mi oración

Respondiendo mi piadoso clamor

me sacaste del infierno y de su fosa

desde los cielos, Jesús me contempló

y mandó salvación pronta y vigorosa

Lloré la noche entera atribulado

pero el alba descanso me brindó,

quien mis huesos había quebrantado

también mi dolor y sus cadenas quebrantó

Has cambiado mi lamento en baile,

y mi sayal de luto en saltos de alegría,

tu ira, Señor, abrasa por un instante,

pero tu favor se prolonga todo el día.

¡Almas favorecidas! Conmigo cantad

que su gracia tiempo ha la conocéis,

y en acción de gracias recordad

cuando su rostro, como entonces, contempléis.

C. H. SPURGEON

Vers. 1. Te glorificaré, oh Jehová, porque me has exaltado, y no permitiste que mis enemigos se alegraran de mí. [Te ensalzaré, oh Jehová, porque me has puesto a salvo, y no permitiste que mis enemigos se alegraran a costa mía. RVR] [Te ensalzaré, oh Señor, porque me has elevado, y no has permitido que mis enemigos se rían de mí. LBLA] [Te glorifico oh YHVH, porque me has levantado, y no has dejado que mis enemigos se alegren de mí. BTX] [Te exaltaré, Señor, porque me levantaste, porque no dejaste que mis enemigos se burlaran de mí. NVI] [Señor, te alabaré porque me has salvado y no has dejado que mis enemigos se burlen de mí. BLP] [Te exaltaré, Señor, porque me rescataste; no permitiste que mis enemigos triunfaran sobre mí. NTV]

Te ensalzaré, oh Jehová. Tendré una concepción de ti alta y honrosa, y la expresaré con mi mejor música. Otros podrán olvidarte, murmurar de ti, despreciarte, blasfemar tu nombre, pero yo “te ensalzaré”, porque he sido favorecido por encima de los demás. Exaltaré tu nombre, tu carácter, tus atributos, tu misericordia conmigo, tu extraordinaria paciencia para con mi pueblo; pero en especial, por encima de todo, diré bien de ti: “Te ensalzaré”. Oh sí, Señor; esta será mi actividad constante y alegre.

Porque me has elevado.33 Aquí hay una antítesis.34 «Te ensalzaré, porque tú me has elevado» Procederé de acuerdo a los beneficios de ti recibidos. La alabanza del salmista era razonable, tenía motivos para ensalzar a Dios ofreciendo toda la gratitud y elogios de su corazón. Había sido literalmente “elevado”, sacado cual prisionero de una mazmorra, al igual que José de la cisterna,35 y por tanto amaba a su libertador. La gracia nos ha sacado del foso del infierno, de la zanja del pecado, de la acequia del abatimiento, del Pantano del Desaliento,36 del lecho de enfermedad, de la esclavitud de las dudas y temores: ¿Y no tenemos cántico que ofrecer por todo ello? ¿Desde dónde y hasta dónde nos ha elevado el Señor? Nos ha elevado a la categoría de hijos adoptándonos en su familia;37 nos ha elevado a una unión con Cristo y “nos hizo sentar junto con él en los lugares celestiales”.38 ¡Exaltemos el nombre de nuestro Dios, porque él nos ha elevado por encima de las estrellas!

Y no permitiste que mis enemigos se alegraran a costa mía. De los tres juicios divinos que le fueron propuestos como posibles castigos,39 este era el que David más temía, pues no dudó en contestar: “caiga ahora en mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas, mas no caiga yo en manos de hombres”.40 Ciertamente terrible hubiera sido nuestra suerte de haber sido entregados a merced de nuestros enemigos. ¡Bendito sea el Señor que nos ha librado de un destino tan horrendo! No ha consentido que el Diablo y todos nuestros enemigos espirituales se alegraran a costa nuestra; al contrario, nos ha librado del lazo del cazador.41 Nuestros compañeros impíos, que profetizaron que volveríamos a caer en nuestros pecados habituales, han quedado decepcionados. Todos los que nos vieron vacilar y esperaban anhelantes nuestra caída de un momento a otro diciendo “¡Ajá!, lo que queríamos!”,42 han esperado en vano. ¡Felices aquellos creyentes a quienes el Señor concede una personalidad y carácter moral tan consistente, que los ojos inquisitivos del mundo no pueden encontrar en ellos defecto alguno! ¿Es este nuestro caso? De ser así, atribuyamos todo mérito y toda gloria a Aquel que nos ha sustentado en nuestra integridad.

C. H. SPURGEON

Te ensalzaré, oh Señor, porque me has elevado. Es decir, te elevaré, porque tú me has elevado.

ADAM CLARKE [1760-1832]

“Commentary on the Whole Bible”, 1831

Te ensalzaré, oh Señor, porque me has elevado. El verbo hebreo דָּלָה dalah se utiliza aquí en su sentido original: denota el movimiento recíproco de los cubos en un pozo, uno que asciende mientras el otro desciende, y viceversa;43 y aquí se aplica con total propiedad y de forma admirable a la reciprocidad en los diversos cambios de fortuna en la vida de David, según se describen en este Salmo: el marcado contraste entre su adversidad y su prosperidad. Y de manera especial el cambio radical marcado por el acontecimiento que celebraba: perseguido y sumido en la aflicción, Dios le levantó hasta el más grande honor y prosperidad, el trono, permitiéndole incluso edificar un palacio para sí, lo que le llevó a concluir que “el Señor lo había confirmado por rey sobre Israel, y que había exaltado su reino por amor a su pueblo Israel”.44

SAMUEL CHANDLER [1693-1766]

“A Critical History of the Life of David”, 1766

Vers. 2. Jehová Dios mío, a ti clamé, y me sanaste. [Jehová Dios mío, a ti clamé, y me sanaste. RVR] [Oh Señor, Dios mío, a ti pedí auxilio y me sanaste. LBLA] [¡Oh YHVH, Elohim mío! Clamé a Ti, y me sanaste. BTX] [Señor mi Dios, te pedí ayuda y me sanaste. NVI] [Señor Dios mío, a ti clamé y me curaste. BLP] [Oh Señor, mi Dios, clamé a ti por ayuda, y me devolviste la salud. NTV]

Jehová Dios mío, a ti clamé, y me sanaste. Tan pronto se vio amenazado por la peste y mortandad, David clamó a Dios intercediendo a favor de su pueblo.45 Fue directo al cuartel general, no trató de resolver el problema recurriendo a medios falibles. Dios es el mejor médico, incluso para nuestras enfermedades corporales. Cuando nos olvidamos de Dios, actuamos con mucha necedad y de manera impía. Ese fue el pecado de Asa, que estando enfermo confió en los médicos en lugar de buscar al Señor.46 No digo que no debamos ir al médico, si tenemos que ir, vayamos; pero acudamos en primer lugar a nuestro Dios, y ante todo, recordando que la ciencia médica, por sí misma, no tiene ningún poder sanador; la energía curativa debe fluir de la mano divina. Si se nos para el reloj lo llevamos al relojero a que lo repare; y si nuestro cuerpo o alma están en una situación difícil, recurramos al que los ha creado, y a su habilidad infalible para ponerlos de nuevo en condiciones. En cuanto a nuestras enfermedades espirituales, no hay nada que las sane excepto el toque del Señor Jesucristo; si tocamos el borde de su túnica seremos sanados, pues aun cuando consiguiéramos tener entre nuestros brazos a todos los demás médicos, poco útiles nos serían.

“Señor, Dios mío”. Tomemos buena nota del nombre derivado del pacto que la fe utiliza: “Dios mío”. Triplemente feliz es aquel que puede acogerse al Señor reclamándolo como su porción. Fijémonos en cómo la fe de David avanza por una escalera ascendente; en el primer versículo (30:1) canta: “oh Señor”; y en el segundo (30:2) es ya: “Señor Dios mío”. La música celestial del corazón es un elemento ascendente, como las columnas de humo que se elevaban perpetuamente desde el altar del incienso.47

A ti clamé. Apenas podía orar, pero clamó, lloró amargamente, derramó su alma como un niño derrama sus deseos. ¡Clamó a su Dios! Sabía bien a quién estaba clamando; no a sus amigos, ni a ningún brazo de la carne.48 Y el resultado fue seguro y satisfactorio:

Y me sanaste. Lo sé; estoy seguro. Porque ahora mismo, dentro de mí tengo la evidencia de salud espiritual: ¡Gloria a su nombre! Todo el que suplica humildemente ante Dios implorando ser sanado de la enfermedad del pecado, se apresurará en su súplica, como hizo el salmista, y la recibirá; y aquellos que se demoran porque no sienten necesidad de cura, no tienen por qué extrañarse si sus heridas se infectan, se gangrenan, y su alma muere.

C. H. SPURGEON

Y me sanaste. En hebreo וַתִּרְפָּאֵֽנִי wattirpā’ênî de רָפָא rapha. Un verbo que se utiliza indistintamente ya sea para referirse a la curación de trastornos corporales, “El que sana todas tus dolencias”;49 como también para describir la mejora en la situación material y el estado anímico de cualquier persona, bien sea en su vida privada o pública, al ser eliminado cualquier motivo de angustia, bien sea a nivel personal o nacional: “Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su ruina”;50 “Y herirá Jehová a Egipto; herirá y sanará, y se convertirán a Jehová, y les será propicio y los sanará”.51 Así, en el caso que nos ocupa: “Y me sanaste”, significa “me has librado de mis angustias, has restaurado mi salud y vuelvo a sentirme próspero y a salvo”. Bajo el reinado de Saúl, su vida estuvo con frecuencia en el peligro más inminente, del cual Dios le libró maravillosamente en todas las ocasiones, y lo expresa diciendo: “hiciste subir mi alma del Seol; me hiciste revivir de entre los que descienden a la sepultura” (30:3). Me creía desahuciado, creía que nada podría evitar que mi destrucción y, de hecho, de no ser por la liberación que me has concedido, así habría sido; de modo que tu auxilio ha significado para mí como revivir de entre los muertos: Me hiciste revivir, esto es, recobrar la vida, de entre los que descienden a la fosa; esta es la interpretación literal.

SAMUEL CHANDLER [1693-1766]

“A Critical History of the Life of David”, 1766

Vers. 3. Oh Jehová, hiciste subir mi alma del Seol; me diste vida, para que no descendiese a la sepultura. [Oh Jehová, hiciste subir mi alma del Seol; me hiciste revivir de entre los que descienden a la sepultura. RVR] [Oh Señor, has sacado mi alma del Seol; me has guardado con vida, para que no descienda al sepulcro. LBLA] ¡Oh YHVH, arrebataste mi alma del Seol, cuando bajaba al sepulcro, hiciste que volviera a vivir! BTX] [Tú, Señor, me sacaste del sepulcro; me hiciste revivir de entre los muertos. NVI] [Señor, me libraste de ir al reino de los muertos, me devolviste la vida cuando agonizaba. BLP] [Me levantaste de la tumba, oh Señor; me libraste de caer en la fosa de la muerte. NTV]52

Oh Jehová, hiciste subir mi alma del Seol. Fijémonos en que David no dice “espero que hagas” sino “hiciste”; y es la tercera vez, a lo largo de los tres primeros versículos del salmo, que utiliza el verbo en pretérito perfecto para referirse a favores que Dios le ha concedido: “me has elevado” (30:1); “me has sanado” (30:2) “has sacado mi alma” (30:3). Está convencido de que Dios ha hecho por él grandes cosas, y se alegra mucho de ello. Había descendido al borde del sepulcro y, no obstante, fue rescatado y restaurado para poder contar a otros sobre la paciencia de Dios; y esto no era todo, tenía constancia que nada, sino la gracia, le había evitado caer hasta lo más profundo de los infiernos, y esto le hacía doblemente agradecido. Ser preservado de la tumba es mucho; ser rescatado de la fosa es mucho más; por tanto, hay en ello una alabanza creciente, pues ambas liberaciones solo pueden ser atribuidas a la diestra gloriosa del Señor, el único que puede preservar nuestra vida, y el único Redentor de nuestras almas del infierno.53

C. H. SPURGEON

Vers. 4. Cantad a Jehová, vosotros sus santos, y celebrad la memoria de su santidad. [Cantad a Jehová, vosotros sus santos, y celebrad la memoria de su santidad. RVR] [Cantad alabanzas al Señor, vosotros sus santos, y alabad su santo nombre. LBLA] [Cantad salmos a YHVH, vosotros sus santos, y celebrad la memoria de su santidad. BTX] [Canten al Señor, ustedes sus fieles; alaben su santo nombre. NVI] [Cantad al Señor los que le sois fieles, alabad su santo nombre. BLP] [¡Canten al Señor, ustedes los justos! Alaben su santo nombre. NTV]

Cantad a Jehová, vosotros sus santos. “Uníos a mi cántico, ayudadme a expresar mi gratitud”. Sintió que no eran suficientes las alabanzas que pudiera tributar a Dios por sí mismo y, por tanto, dio entrada a los corazones de los demás: “Cantad a Jehová, vosotros sus santos”. David no quería llenar su coro de réprobos, sino con personas santificadas, que cantaran desde el corazón.54 Dice “vosotros”, esto es: “vosotros, pueblo de Dios” porque sois santos: y si los pecadores insisten en mantener su silencio perverso, que la santidad nos obligue a cantar. Somos sus santos: elegidos,55 comprados con sangre,56 santificados y apartados para Dios57 para ofrecer sacrificios de alabanza.58 Abundemos en el cumplimiento de este deber celestial:

Cantad alabanzas al Señor. Es un deber grato y un compromiso provechoso. No debería ser necesario que tan a menudo se nos tenga que impulsar a cumplir con este servicio tan agradable.

Y dadle gracias. Que nuestros cánticos sean de gratitud, en los que la misericordia de Jehová viva de nuevo en nuestros dulces recuerdos. Aun cuando en el presente nos falten alegrías, el mero recuerdo del pasado debe afinar nuestras arpas.

Celebrad la memoria de su santidad. La santidad de Dios es un atributo que inspira el más profundo respeto, y exige una mente reverente; pero aun así, es nuestro deber celebrar su memoria. “¡Santo, santo, santo!” es el canto de los serafines y querubines;59 unámonos a él, no acongojadamente, como si tembláramos ante la santidad de Dios, sino con alegría, regocijándonos humildemente en ella.

C. H. SPURGEON

Cantad a Jehová, vosotros sus santos, y celebrad la memoria de su santidad. Si se tratara de cantar sobre cualquier otra cosa, haría falta que todas las criaturas de Dios se unieran al coro; pero tratándose de cantar “su santidad”, ¿qué haría la voz de un profano en tal concierto? Nadie es digno, fuera de los “santos”, de cantar sobre la “santidad”, en especial de la santidad de Dios; y de manera más especial aún, con cánticos de santidad.

SIR RICHARD BAKER [1568-1645]

“Meditations and disquisitions, upon the seven consolatorie psalmes of David namely, The 23, 27, 30, 34, 84, 103,116”, 1639

Cantad a Jehová, vosotros sus santos. Dios demanda de nosotros culto exterior y culto interior, y un buen marco espiritual en el culto interior nos conducirá a una compostura correcta en el culto exterior.60 La apatía dificulta la actividad del alma; pero la voluntad firme la fomenta y potencia. El canto exige del alma actividad y firmeza, y, por así decirlo, la despierta: el entusiasmo levanta el corazón. Cantar las alabanzas de Dios es una de las funciones espirituales más importantes de entre las que llevamos a cabo en público. Mantiene el corazón activo captando su atención por más largo tiempo que el escuchar la palabra. Tanto la oración como la predicación, pasan más rápidamente de una frase a otra; el canto es más lento y, por tanto, lo retenemos mejor. Después de escuchar la palabra debemos meditar en aquello que hemos escuchado, y lo mismo después de escuchar al ministro orar: debemos reflexionar sobre cada frase, pues a veces se suceden tan rápidamente que no nos da tiempo de rumiar su contenido, y se nos escapan. Por ello es tan importante el canto, pues cuando cantamos, escuchamos la palabra, oramos y meditamos: todo a la vez. Por ello Dios ha ordenado este santo deber, a fin de que cantando juntos, nos alimentemos y rumiemos juntos. Algunos salmos tienen la palabra הִגָּי֥וֹן “higgaion” o “meditación”, no solo en el título, sino entre texto, como es el caso del Salmo 9:16. Puede decirse por tanto que cantar alabanzas, en todos los sentidos: ha de ser “meditación”. Adoptemos para cantar la postura más adecuada: los ojos levantados al cielo denotan el deseo de que nuestro corazón desearía estar allí; y cuando cantamos, ya sea en prosa o verso, ya sea una oración, una alabanza, o una mención de las obras de Dios, nuestro corazón debe esforzarse en la meditación de cada palabra que decimos. Nuestro deber es compaginar la música con la meditación, dedicando a cada cosa la importancia y el tiempo que le corresponde. El que no busca, no encuentra;61 el que no profundiza no saca nada, y jamás descubrirá las insondables riquezas y múltiples ventajas que nos brinda el canto de los Salmos.

JOHN LIGHTFOOT [1602-1675]

En un sermón sobre 1 Corintios 14:26, titulado “Every one of you hath a Psalm” Y predicado en St Marys, Cambridge, el 24 de junio de 1660

Vers. 5. Porque un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría. [Porque de un momento es su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche nos visita el llanto, pero a la mañana viene la alegría. RVR] [Porque su ira es solo por un momento, pero su favor es por toda una vida; el llanto puede durar toda la noche, pero a la mañana vendrá el grito de alegría. LBLA] [Porque por un momento es su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche dura el llanto, pero al amanecer viene la alegría. BTX] [Porque solo un instante dura su enojo, pero toda una vida su bondad. Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría. NVI] [Pues es pasajera su ira y eterna su bondad: quien de noche se retira llorando, por la mañana es un clamor de alegría. BLP] [Pues su ira dura solo un instante, ¡pero su favor perdura toda una vida! El llanto podrá durar toda la noche, pero con la mañana llega la alegría. NTV]

Porque su ira es solo por un momento. David alude aquí las disposiciones de la Providencia divina, que en su gobierno paternal redundan en castigo ordenado hacia sus hijos que yerran, como la plaga que casi asoló Jerusalén a causa de los pecados de David;62 pero tales juicios son cortos, y se desvanecen tan pronto el verdadero arrepentimiento y la petición de perdón aparecen, acompañados del gran sacrificio aceptable a Dios. ¡Qué misericordia tan grande es esta! Ya que, si la ira del Señor humeara por largo tiempo, toda carne sucumbiría bajo ella. Pero tan pronto el castigo ha surtido su efecto, Dios levanta la vara con gran disposición; es lento a la hora de ejecutar la ira y rápido para cesarla. Y si su ira temporal y paternal es así de severa, de tal modo que forzosamente ha de ser breve, ¿cómo debe ser el terror de la ira eterna ejercido por el Juez contra sus adversarios?

Pero su favor es por toda una vida.63 Tan pronto como el Señor miró a David con buenos ojos, la ciudad salvó la vida, y el corazón del rey revivió. Morimos cual flores marchitas64 cuando el Señor frunce el ceño, pero su dulce sonrisa nos revive como el rocío refresca los campos.65 Su favor no solo endulza y alegra la vida, sino que es la vida misma, su propia esencia. Quien de veras quiera saber lo que es la vida, que busque el favor del Señor.66

El llanto puede durar toda la noche. Pero las noches no duran para siempre; pues aún en los inviernos más lóbregos la estrella del alba67 enciende su lámpara. Parece claro que nuestras noches se verán empapadas por el rocío del dolor. Cuando el Esposo está ausente todo es oscuridad en el interior de la casa,68 el alma, sintiéndose viuda, languidece anhelando una visión renovada del bien Amado.

Pero a la mañana viene la alegría. Cuando el Sol de Justicia despunta por el horizonte,69 enjugamos las lágrimas de nuestros ojos, y la alegría expulsa todo sentimiento de dolor. ¿Quién que conozca a Jesús puede no sentirse alegre? Cuando Jesús es la Aurora que despunta, los primeros rayos de la mañana nos traen consuelo, y todo creyente sabe bien que es así. El duelo perdura tan solo hasta la mañana: cuando la noche desaparece, la oscuridad se desvanece. Esta es razón suficiente para que los santos canten, y una razón de peso: las noches cortas y los días alegres claman por el salterio y el arpa.70

C. H. SPURGEON

Porque de un momento es su ira. Viendo cómo Dios se enoja a menudo con sus propios servidores, ¡mayor motivo tenemos quienes sentimos temor de él para agradecer que no esté airado con nosotros, y no tengamos que experimentar en carne propia su descontento! Vemos cómo pone a otros como blanco al que disparar sus flechas; les escuchamos gemir lamentando su abandono, y a pesar de ello, nuestros corazones no comparten su tristeza; nuestros ojos pueden seguir mirando al cielo con esperanza mientras los suyos están nublados con un velo de tristeza; vemos cómo Dios les habla con rudeza mientras tiene para nosotros palabras de consuelo; vemos que les trata como si fueran sus enemigos, mientras se ocupa de nosotros con la mayor ternura y cariño; vemos que dirige hacia nosotros una sonrisa amigable, y a ellos los mira con el ceño fruncido y temible. Oh, admiremos eternamente la gracia soberana de Dios. ¿Nadamos en abundancia mientras otros son echados al horno de la aflicción? ¿Acaso tenemos menos escoria que ellos? ¿Han pecado ellos con mayor frecuencia que nosotros? Dios está airado con ellos por su tibieza, o por su reincidencia; ¿y nosotros? ¿arden nuestros corazones continuamente en santo amor? ¿Han guardado siempre nuestros pies sus caminos sin vacilar? ¿No nos hemos extraviado? ¿Nunca nos hemos desviado a derecha o izquierda? Seguramente sí, y, por tanto, ¡qué misericordia tan grande es que Dios no esté tan airado con nosotros como lo está con ellos! (…) Pero no abusemos de su misericordia pues, aunque no esté airado con nosotros, podría estarlo. Este fue el problema de David: “En mi prosperidad dije yo: No seré jamás zarandeado”, pero de inmediato confiesa: “Pero escondiste tu rostro y quedé desconcertado”. Sobre nosotros brilla ahora el sol, la llama del Señor refresca nuestro tabernáculo; pero podemos encontrarnos con tempestades, nubes y oscuridad antes de llegar al final de nuestro viaje. Los discípulos en el monte de la transfiguración quedaron extasiados presenciando la gloria de Cristo, y ante la presencia maravillosa de Moisés y Elías juntamente con Cristo, creyeron encontrarse ya en el cielo; pero de pronto vino una nube y lo cubrió todo, y sintieron temor.71 Es cierto que la ira de Dios “es solo por un momento”, pero ese momento es muy triste, y terrible más allá de lo que se puede expresar. El llanto puede que dure “solo una noche”, pero esa noche puede ser muy amarga y espantosa; una noche como la de los egipcios cuando el Faraón y todos los suyos se levantaron y vieron muertos a sus primogénitos, y hubo luto y gran clamor en toda la tierra como no ha habido ni habrá.72 Pensemos en que esa noche de ira del Señor, aunque sea solo una noche, puede acabar con todas nuestras comodidades, con lo primogénito de nuestras fuerzas, con nuestra confianza y seguridad, y con todas nuestras esperanzas hasta provocar la agonía del alma.

TIMOTHY ROGERS [1660-1729]

“A Discourse on Trouble of Mind, and the Disease of Melancholy”, 1691

En su favor está la vida.73 Aquí vemos en qué consiste la esencia de la bendición para las ovejas, y de la maldición de los cabritos.74 ¿Acaso no es el don de la vida eterna nuestra mayor felicidad en el cielo? Como afirma David: “En su favor está la vida”. Si un alma condenada fuera admitida a gozar de los placeres de la vida eterna sin el favor de Dios, para ella el cielo sería un infierno. Pues no es el lugar lo que hace desgraciada al alma en el infierno, por muy horrido y tenebroso que pueda ser, sino el desagrado de Dios. Al contrario, si un alma elegida fuera arrojada al infierno, pero retuviera el favor de Dios, el infierno para ella sería el cielo, ni todos los demonios del averno podrían arrebatarle su gozo; pues para ella la noche infernal se transformaría en día.

EDWARD MARBURY [1581-1655]

Porque de un momento es su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche nos visita el llanto, pero a la mañana viene la alegría. Un aprendiz tiene que trabajar duro y (a veces) soportar malos tratos durante siete años o más y, no obstante, sigue trabajando, comportándose de manera servicial con su amo sin quejarse ni murmurar, porque ve que el tiempo de su aprendizaje pasa rápido, pronto acabará y el saldrá con amplios conocimientos del oficio, apto para ganarse bien la vida. Así debería ser también con todos aquellos que gimen bajo el peso de alguna cruz o aflicción, refrenar sus impulsos, ejercitar la virtud de la paciencia, y cesar en toda murmuración y queja, sabiendo que el cetro de los impíos no caerá para siempre sobre la heredad de los justos;75 y que el llanto puede visitarnos por la noche, pero a la mañana viene la alegría; que los problemas tendrán un fin, no perdurarán para siempre.

JOHN SPENCER [1559-1614]

“Things Old and New”, 1658

Por la noche nos visita el llanto, pero a la mañana viene la alegría. Cuán a menudo hemos experimentado en carne propia la realidad de este versículo. ¡Qué pesada resulta la tribulación durante la noche! Con el cerebro agotado y los nervios tensos, parece que no podemos resistir ya más la presión. El pulso late furioso, y el resto del cuerpo, febril e inquieto, rehúsa cooperar en la tarea de resistencia. Finalmente, el cansancio vence las preocupaciones y llega el sueño, un sueño inquieto, pero que nos permite escapar por un tiempo de nuestras cuitas y aguantar hasta la mañana. Después de una noche así, de insomnio, de lucha, y finalmente de sueño por agotamiento, nos despertamos con una sensación extraña sobre los motivos que nos llevaron a tal alteración. Los problemas siguen ahí, pero… ¿por qué estábamos tan inquietos y abatidos? Por la mañana las cosas se ven distintas: siguen siendo tristes, cierto, pero más tolerables; difíciles, pero ya no imposibles; duras, pero sin caer en el desespero. “El llanto nos visita por la noche, pero a la mañana viene la alegría”.

Así es también con la vida, cuando todas nuestras luchas, frustraciones y pecados, que nos mantienen sumidos en un conflicto perpetuo, alcanzan su punto y final en el combate agónico de la muerte, y finalmente, viéndolos agotados, Dios “da a sus amados el sueño”.76 Duermen en Jesús y despiertan en el gozo de una mañana gloriosa que no se desvanecerá: la mañana de la alegría. Sobre ellos brilla el Sol de justicia.77 La luz se halla por todas partes. No recuerdan la desesperación, las tinieblas ni la violencia de la vida terrenal, y maravillados exclaman, como habían hecho tantas veces sobre la tierra después de una noche inquieta y lóbrega: “Por la noche nos visita el llanto, pero a la mañana viene la alegría “. ¿Qué ha sido de nuestras penas, nuestras dudas, nuestras dificultades, nuestros anhelos y preocupaciones cara al futuro? ¡Casi desmayamos creyendo que nos faltarían las fuerzas para resistir una noche de tribulación tan prolongada! ¿Dónde ha quedado todo? Cuando esta sea nuestra experiencia, nos sentiremos como versan las palabras de uno de nuestros himnos más hermosos:

Cuando en la patria feliz de nuestro Padre,

nos reunamos con nuestros amados que partieron

entonces se nos hará difícil de entender

por nos apenamos y lloramos tan amargamente.78

MARY B. M. DUNCAN [1825-1865]

Por la noche nos visita el llanto, pero a la mañana viene la alegría. Su llanto durará solo hasta la mañana. Dios va a transformar su noche invernal en un día de verano, sus suspiros en cantos, su pena en alegría, su duelo en música, su amargura en dulzura, su desierto en un paraíso. La vida de un cristiano es un continuo vaivén entre la enfermedad y la salud, la debilidad y la fuerza, la riqueza y la necesidad, la humillación y el honor, cruces, y consuelos, miserias y misericordias, alegrías y penas, risas y llanto. Si solo gustáramos la miel, nos perjudicaría; es necesario el ajenjo para compensarla;79 una mezcla equilibrada de ambos es la fórmula ideal para lograr que nuestra alma mantenga una constitución saludable en un entorno tan nocivo como es el de este mundo. Lo mejor para la salud del alma es que el viento austral de la misericordia, y el aquilón o viento del norte de la adversidad, soplen sobre ella;80 puesto que las ráfagas de ambos le resultan altamente saludables. Pero ciertamente, sus pecados menguan más rápidamente y sus gracias crecen mejor bajo el aquilón huracanado, seco, helado e hiriente de la calamidad; que con las brisas australes, suaves y cálidas de la misericordia y la prosperidad.

THOMAS BROOKS [1608-1680]

“The mute Christian under the smarting rod, with sovereign antidotes”, 1659

Pero a la mañana viene la alegría. La alegría del creyente viene en la mañana, cuando la de los impíos se desvanece, “porque la mañana es para todos ellos como sombra de muerte”.81 Pues el impío no teme solamente el reproche y castigo futuro, sino que cada mañana se levanta preocupado, se lamenta y sufre mucho, aunque nadie tenga constancia de ello, temiendo el deterioro de su hacienda y la pérdida de su salud, tiempo y dinero.

ZACHARY BOGAN [1625-1659]

“Meditations of the Mirth of a Christian Life”, 1653

Por la noche nos visita el llanto, pero a la mañana viene la alegría.82 En la segunda mitad del versículo el “llanto” es personificado por la figura de un vagabundo, que en la mañana abandona el alojamiento en el que había entrado la noche anterior, que pasa a ser ocupada por otro de los viajeros: la “alegría”.83

ERNS WILHELM HENGSTENBERG [1802-1869]

“Commentary on the Psalms”, 1860

Por la noche nos visita el llanto, pero a la mañana viene la alegría. El profeta principesco dice claramente que “la pesadez puede durar toda la noche, pero por la mañana viene la alegría”. Como los dos ángeles que visitaron a Lot, y se alojaron en su casa por una noche, pero habiendo cumplido su misión, se fueron por la mañana.84 Así también con las aflicciones, pues en realidad son como ángeles o mensajeros de Dios. Dios nos las envía con una misión concreta que cumplir: a recordarnos que, obsesionados en nosotros mismos, nos olvidamos de Dios, a reprocharnos por ser excesivamente orgullosos, presuntuosos, y cosas semejantes; y cuando nos han dicho lo que debían decirnos, y nos han enseñado la lección que nos hacía falta aprender, desaparecen como habían venido.

THOMAS PLAYFERE [1561-1609]

“Nine sermons, preached by that eloquent divine of famous memory Thomas Playfere”, 1633

Vers. 5-11. Cuando el corazón del creyente se mueve en un entorno mundano, vive rodeado de espinas, por tanto, si se apega a él en exceso, o lo agarra con fuerza, se herirá. Los hijos de Dios lo saben bien, y están capacitados para moverse en ese entorno, saben que Dios no les va a permitir involucrarse en un pecado sin verse afectados por sus consecuencias, sin cargar luego con la cruz que les corresponde. Y esto queda muy claro en este Salmo 30, donde resulta fácil percibir este movimiento de zigzag en el trato entre Dios y sus hijos. David padece muchas aflicciones, como se desprende del versículo cinco; por tanto, llora, y después del llanto Dios le devuelve la alegría (30:5). ¿Y qué sucede después? Que David dice: “En mi prosperidad dije yo: No seré jamás zarandeado” (30:6). Su corazón se apegó de nuevo a los deleites mundanos, y Dios reaccionó: “escondiste tu rostro y quedé desconcertado” (30:7). Y sigue llorando a lo largo de los versículos siguientes, del ocho al diez (30:8-10), suplicando hasta que finalmente, en el versículo once, Dios se apiada de él y le devuelve de nuevo al gozo cambiando su lamento en baile (30:11). Este es un proceso peculiar del trato entre Dios y sus hijos que se repite, una y otra vez, a lo largo de todas las Escrituras; pero en este Salmo 30 lo tenemos descrito de manera peculiar, en una forma concisa y muy especial, por lo que merece la pena estudiarlo con detalle.

JOHN PRESTON [1587-1628]

“The Golden Scepter held forth to the Humble”, 1634

Vers. 6. En mi prosperidad dije yo: no seré jamás conmovido. [En mi prosperidad dije yo: No seré jamás zarandeado. RVR] [Y en mi prosperidad yo dije: Jamás seré conmovido. LBLA] [En medio de mi seguridad, me decía: No seré conmovido jamás. BTX] [Cuando me sentí seguro, exclamé: «Jamás seré conmovido». NVI] [Yo, sosegado, decía: “Nunca más sucumbiré”. BLP] [Cuando yo tenía prosperidad, decía: «¡Ahora nada puede detenerme!». NTV]85

En mi prosperidad. Cuando todos los enemigos de David estaban controlados, y su hijo rebelde muerto y sepultado, llegó el momento de mayor peligro. Muchos navíos van a pique en aguas calmadas. Ninguna tentación es tan peligrosa como la prosperidad.

Dije yo: No seré jamás zarandeado ¡Ay, David! Dijiste mucho más de lo que es aconsejable decir, o incluso pensar; porque Dios fundó el mundo sobre los mares y lo asentó sobre los ríos,86 para mostrarnos lo inestable, movedizo, variable e inseguro que es. ¡Infeliz del que se apoya en él y edifica! no hace más que forjar un calabozo para sus propias esperanzas. En lugar de imaginar que no seremos zarandeados, nos conviene recordar que muy pronto vamos a ser desplazados por completo. Pues nada es permanente bajo la luna. Porque hoy seamos prósperos, en absoluto debemos imaginar que mañana seguiremos en la misma posición privilegiada. Pues igual que gira una rueda, y los radios que ahora están arriba descienden hasta suelo en cuanto da la vuelta, así es también con todos los mortales. El movimiento giratorio es constante: y muchos que hoy están en el polvo, mañana estarán encumbrados; mientras aquellos que ahora están en alto, se arrastrarán por tierra. Sin duda, la prosperidad había trastocado la cabeza del salmista, o no se hubiera sentido tan seguro de sí mismo. Había logrado ponerse en pie por gracia y, sin embargo, se olvidó de ello y cayó. Lector, ¿no será que hay también en nuestros corazones una buena dosis de ese mismo orgullo? Tengamos mucho cuidado en evitar que los vapores tóxicos del éxito penetren en nuestras mentes y nos trastoquen a nosotros también.

C. H. SPURGEON

En mi prosperidad. No seré jamás zarandeado.87 Prestar un servicio especial a Dios, o recibir de él un favor especial, son situaciones peculiares en las que Satanás redobla la tentación (…) somos propensos al orgullo, al descuido, y al exceso de confianza; igual que nos invade el sueño después de una comida copiosa o abusamos de nuestra salud cuando nos sentimos sanos. La seguridad y abundancia de las que disfrutaba Job, como él mismo confiesa, lo llevaron a confiarse en exceso: “Decía yo: En mi nido moriré, y como arena multiplicaré mis días”.88 David disfrutaba del favor de Dios en una medida muy por encima de lo ordinario, y a pesar de que estaba más familiarizado con los cambios y vicisitudes que la mayoría, él ya se creía por encima de todo hasta el punto de exclamar: “No seré jamás zarandeado”. Pero tuvo que reconocer su error, dejando constancia escrita como advertencia necesaria para que otros aprendieran de su experiencia; de cómo sentirse arropado bajo los rayos de luz del rostro de Dios le llevó a considerarse a sí mismo excesivamente seguro; algo a lo que era propenso. Cuando más seguro se sentía, más vulnerable era y más se acercaba a los problemas: “Escondiste tu rostro”, y de inmediato el Diablo aprovecha para mostrarle su debilidad: “y quedé desconcertado”. Los goces engendran confianza; la confianza da lugar al descuido; el descuido hace que Dios se retire, y ello proporciona a Satanás la oportunidad para actuar a sus anchas. Los ejércitos que se sienten seguros después de ganar una batalla, a menudo son sorprendidos por la retaguardia; nosotros, después de importantes progresos espirituales, solemos aumentar el riesgo de ser derribados.

RICHARD GILPIN [1625-1699]

“Daemonologia Sacra: Or, A Treatise of Satan’s Temptations”, 1677

En mi prosperidad. La palabra hebrea בְשַׁלְוִ֑י ḇəšalwî de שָׁ֫לֶו shalu denota la paz y tranquilidad que derivan de una condición de prosperidad afianzada. Una vez Dios le hubo asentado en el trono y concedido paz con sus enemigos, creyó que todos sus problemas habían terminado y que, a partir de ese momento, disfrutaría de felicidad ininterrumpida; que Dios en su gobierno paternal había hecho de él “un monte fuerte que jamás sería conmovido”,89 es decir, a salvo todo peligro, como si estuviera fortificado sobre un monte inaccesible; creyó que su prosperidad era segura e inalterable cual montaña, que no era susceptible a ser trasladada de un lugar a otro; y se sintió encumbrado a un nivel tan eminente de honor y prosperidad, que se describe a sí mismo como “monte”: símbolo, por su elevación y fortaleza, de un estado superior de poder, riqueza y dignidad. Había logrado asediar y tomar la fortaleza asentada sobre el monte de Sion,90 haciendo de ella su montaña, y fijando en ella su residencia.91 Cuando la tomó por asalto era ya una fortaleza casi inaccesible,92 y él la había convertido en prácticamente impenetrable añadiéndole importantes fortificaciones.93 Todo esto lo consideraba resultado del favor de Dios, y sin embargo, le condujo al error de prometerse a sí mismo que su paz y prosperidad, cara al futuro, serían tan sólidas y firmes como el propio Monte Sión.

SAMUEL CHANDLER [1693-1766]

“A Critical History of the Life of David”, 1766

En mi prosperidad. La prosperidad siempre nos resulta más agradable que provechosa. Aunque a primera vista aparenta ser un verano risueño; es ciertamente un invierno perdido, que malogra toda la fruta de santificación que habíamos cosechado en épocas de aflicción. Nunca estamos en mayor peligro que bajo la luz del sol de la prosperidad. Ser mimados por Dios constantemente y no gustar nunca la tribulación es una mala señal; más que probar que somos blanco predilecto de su ternura y amor, demuestra más bien que Dios nos tiene descuidados.

WILLIAM STRUTHER [1578-1633]

“True happines, or, King David’s choice”, 1633

Vers. 7. Porque tú, Jehová, con tu favor me afirmaste como monte fuerte. Escondiste tu rostro, fui turbado. [Porque tú, Jehová, con tu favor me afianzaste como monte fuerte. Pero escondiste tu rostro y quedé desconcertado. RVR] [Oh Señor, con tu favor has hecho que mi monte permanezca fuerte; tú escondiste tu rostro, fui conturbado. LBLA] [Porque con tu favor, oh YHVH, me habías afirmado como un monte fuerte. Escondiste tu rostro, fui turbado. BTX] [Tú, Señor, en tu buena voluntad, me afirmaste en elevado baluarte; pero escondiste tu rostro, y yo quedé confundido. NVI] [Señor, tu ayuda me exaltó cual monte poderoso, pero ocultaste tu rostro y sentí miedo. BLP] [Tu favor, oh Señor, me hizo tan firme como una montaña; después te apartaste de mí, y quedé destrozado. NTV]94

Porque tú, Jehová, con tu favor me afianzaste como monte fuerte. David atribuye su prosperidad al favor del Señor, propicia hasta ese momento. Bueno es contar con la mano del Señor apoyando nuestra estabilidad y riqueza. Observemos, sin embargo, en qué manera la bondad de un hombre bueno no es bondad pura, sin mescolanza, pues la de David estaba aleada con la seguridad carnal. Fijémonos cómo compara su estado a una montaña; cuando una madriguera hubiera sido más realista, pero nunca nos quedamos cortos a la hora de valorarnos a nosotros mismos. David se jactaba de estar afianzado como “monte fuerte”, cuando en el salmo anterior, Salmo 29, reconoce que el Líbano y el Sirión dan saltos como becerros y crías de búfalo.95 ¿Era su estado más fuerte y firme que el Líbano? ¡Ay, vana presunción, tan frecuente y común en todos nosotros! ¡Qué pronto estalla la burbuja cuando el pueblo de Dios se deja llevar por la arrogancia e imagina que disfruta de inmutabilidad bajo las estrellas y de constancia en este orbe rotante! Pero cuán conmovedora y aleccionadora es la manera en que Dios corrige el error de su siervo:

Escondiste tu rostro y quedé desconcertado. No hubo necesidad de asestarle un golpe, con ocultar el rostro fue suficiente. Lo cual demuestra, en primer lugar, que David era un creyente genuino, un verdadero santo, pues no hay pecador que se inquiete si Dios oculta su rostro de él; y, en segundo lugar, que la alegría del creyente verdadero depende de la presencia de su Señor. Cuando nuestra comunión con Dios se interrumpe porque oculta su rostro, no hay montaña capaz de proporcionarnos seguridad y reposo, no importa cuán firme sea. Sin embargo, es bueno sentir preocupación en tales circunstancias. La mejor alternativa a disfrutar de la luz del rostro de Dios, es padecer y sufrir cuando se nos niega.

Señor, que llore tan solo

por causa del pecado,

¡y únicamente a ti!

Así estaré; y ojalá lo consiga,

llorando constantemente a ti. 96

C. H. SPURGEON

Porque tú, Jehová, con tu favor me afianzaste como monte fuerte. Pero escondiste tu rostro y quedé desconcertado. Cosa extraña es recibir el favor y adulación de este mundo, y no acabar como el hijo pródigo perdido en tierras lejanas;97 difícil resulta mantenerse cerca de Dios en prosperidad, cuando hay tanto en este mundo en lo que sustentarnos y contentarnos; vivir junto a Dios y en Dios, hacer de él nuestro apoyo y gozo, como si no tuviéramos otra vida ni sostén fuera de él; somos propensos a caer en lo carnal, soltarnos de Dios, a desacostumbrarnos del ejercicio de la fe, a disminuir y alejar nuestros afectos de Dios. Veamos el caso de David: “Dije yo: No seré jamás zarandeado (…) con tu favor me afianzaste como monte fuerte”. Como si dijera «me consolé en estos elementos externos, como si no necesitara otro tipo de apoyo, fuerza, o garantía, como si todo temor se hubiera desvanecido; ya no veía necesidad de seguir haciendo de Dios la porción de mi herencia y gozo constante,98 de contar solo con mi porción de Dios, ni de seguirlo con una cruz y conformarme con mi Salvador, cuando soy crucificado para el mundo».99 ¿Y cuál es el resultado? “Escondiste tu rostro y quedé desconcertado”, por haberse entregado en exceso a una vida guiada únicamente por los sentidos. Los niños que van en brazos de sus padres y no quieren sentir ni el suelo ni sus pies cuando los dejan ir, se caen, como si no tuvieran pies ni suelo en el que pararse. A veces somos como niños, que, jugando bajo los rayos dorados del sol mientras practican su deporte favorito, se alejan tanto de la casa de su padre que la noche los alcanza sin darse cuenta, caen en el pánico y se extravían sin saber cómo encontrar su casa. El mundo aparta nuestros corazones de Dios, concede muy pocas oportunidades al ejercicio de la vida de fe y muchas a una vida dominada por los sentidos, y ello hace que el sentido de nuestra dependencia de Dios, y la necesidad de la misma se desvanezca, a pesar de que cuando padecíamos aflicción, hubiésemos estado dispuestos a entregar la vida si hubiera sido necesario. Sabemos que la fe es nuestra vitamina, nuestra bebida reconstituyente: “Hubiera yo desmayado, si no hubiera creído que había de ver la bondad del Señor en la tierra de los vivientes”; 100 pero al igual que cuando gozamos de buena salud nos negamos a tomar las medicinas materiales exponiéndonos a una fatal recaída, si no ejercemos la fe en nuestros buenos momentos nos exponemos a desmayar antes de que podamos recuperar su buen uso.

ELIAS PLEDGER

en un sermón en “The Morning Exercises”, 1677

Escondiste tu rostro y quedé desconcertado. ¿Qué alma creyente puede ser abandonada por Dios sin sentirse afligida? Al valorar su presencia por encima de todos los goces terrenales, no puede sino lamentar su ausencia con el más profundo dolor. Cuando la evidencia de la salvación se oscurece, la luz del rostro de Dios se nubla y los consuelos del Espíritu se interrumpen, los cielos ya no parecen tan claros, las promesas no son tan dulces y las ordenanzas se hacen mucho más pesadas. Sí, los nubarrones que se ciernen sobre el alma se vuelven cada vez más negros, surgen las dudas, nos agobian los temores, los terrores se intensifican, los problemas se agrandan; y el alma languidece afligida y desconcertada.

ROBERT MOSSOM [1617-1679]

“The preachers tripartite”, 1657

Escondiste tu rostro y quedé desconcertado. Al quitarse la túnica de la perfección, el creyente se viste con el sayal de la contrición. Así como un terrón de azúcar se disuelve por entero cuando es sumergido en vino; así nuestros corazones se derriten al sentir el amor divino.

WILLIAM SECKER [¿?-1681]

“The Nonsuch Professor”, 1660

Escondiste tu rostro y quedé desconcertado. Ningún versículo puede enseñarnos más claramente esta verdad gloriosa y consoladora, sobre la que los escritores medievales tanto insisten, de que, si Dios mira a sus criaturas estas son felices y si deja de mirarlas, desgraciadas. Y que esos manantiales secretos de alegría que a menudo parecen brotar espontáneamente de nuestro interior, y sobre los que ningún extraño puede intervenir, no son otra cosa que la mirada de Dios sobre nosotros, directa e inmediata; mientras que la tristeza que nos invade sin una causa concreta (la llamemos melancolía, moral baja, desánimo o por cualquier otro nombre) no responde a otro motivo que al de que Dios haya apartado su rostro de nosotros.

JOHN MASON NEALE [1818-1866] y RICHARD FREDERICK LITTLEDALE [1833-1890]

“Commentary on the Psalms from Primitive and Mediæval Writers”, 1869

Escondiste tu rostro y quedé desconcertado. ¿El abandono espiritual y la ocultación del rostro de Dios causan aflicción y derrumbe para los creyentes? ¡Sí, claro que sí! Hacen que sus corazones se estremezcan y nada pueda consolarlos. “Escondiste tu rostro y quedé desconcertado”. Las aflicciones externas destrozan la piel dejándonos en carne viva; caen cual lluvia torrencial sobre las baldosas exteriores inundando toda la casa interior. Pero Cristo proporciona a los creyentes un consuelo sustancial para afrontar las pruebas de abandono; pues él mismo fue abandonado de Dios temporalmente, garantizando a todos los que en él confían que no serán abandonados definitivamente.

JOHN FLAVEL [1627-1691]

“Divine Conduct or The Mystery of Providence Opened”, 1678

Escondiste tu rostro y quedé desconcertado. Si Dios es tu porción, entonces no hay pérdida en todo el mundo que sea tan dura y pesada como la pérdida de Dios. No hay pérdida bajo el cielo, que afecte y aflija tanto a una persona que tiene a Dios por su porción, que el abandono de su Señor. David afrontó muchas pérdidas, pero ninguna le entristeció tanto ni abrió una brecha tan enorme en su espíritu como la pérdida del rostro Dios, la privación del favor divino: “En mi prosperidad dije yo: No seré jamás zarandeado. Porque tú, Jehová, con tu favor me afianzaste como monte fuerte. Pero escondiste tu rostro y quedé desconcertado”. La palabra hebrea נִבְהָֽל niḇhāl de בָּהַל bahal significa “turbado en gran manera” o “aterrorizado”, como se desprende del pasaje de 1 Samuel 28: “La mujer se acercó a Saúl, y viendo que estaba aterrorizado”,101 utilizando la misma palabra hebrea בָּהַל bahal, para expresar que Saúl quedó tan “aterrado, espantado y despavorido” con la terrible noticia que el demonio, adoptando la forma de Samuel acababa de darle, que sus fuerzas le abandonaron y cayó redondo al suelo.102 Y lo mismo sucedió con David cuando percibió que Dios había escondido su rostro de él. Cuando el Señor se ocultó de él envolviéndose en una nube, quedó como una flor marchita que hubiera perdido su savia, la vida y el vigor. La vida de algunas criaturas en la naturaleza depende de la luz y el calor del sol; y así también la vida de los santos se nutre en la luz y el calor del rostro de Dios. Y, como en un eclipse de sol, toda la estructura de la naturaleza languidece; cuando Dios esconde su rostro, las almas llenas de gracia no pueden hacer otra cosa que desmoronarse e inclinarse delante de él. Muchas criaturas insensibles lo hacen abriendo y cerrando sus pétalos, como los tulipanes y caléndulas; otros, inclinando su tallo y girando la cabeza, como los girasoles103 y las flores de malva, porque son tan sensibles a la presencia o ausencia del sol que parece que entre ellas y el astro rey haya una simpatía de movimientos coordinados, por lo cual si el sol desaparece o se nubla, se cierran en sí mismas o bajan sus cabezas, como si no estuvieran dispuestas a dejarse ver y acariciar por ningún otro fuera de aquel que las revitaliza: y justo así fue con David cuando Dios escondió de él su rostro.

THOMAS BROOKS [1608-1680]

“The mute Christian under the smarting rod, with sovereign antidotes”, 1659

Vers. 8. A ti, oh Jehová, clamaré, y al Señor suplicaré. [A ti, oh Jehová, clamé, y al Señor supliqué. RVR] [A ti, oh Señor, clamé, y al Señor dirigí mi súplica. LBLA] [A Ti clamé, oh YHVH, a Adonai dirigí mi súplica. BTX] [A ti clamo, Señor soberano; a ti me vuelvo suplicante. NVI] [A ti, Señor, clamo; a mi Señor suplico. BLP] [A ti clamé, oh Señor. Le supliqué al Señor que tuviera misericordia, diciéndole. NTV]

A ti, oh Jehová, clamé, y al Señor supliqué. La oración es el recurso infalible del pueblo de Dios. Cuando los creyentes de ven acorralados pueden acudir trono de la misericordia. Cuando un terremoto hace que nuestro monte tiemble, el trono de la gracia permanece firme y podemos acudir a él. Jamás abandonemos la oración, nunca nos olvidemos de orar y nunca dudemos de su éxito. La mano que hiere puede curar: acudamos al que nos ha dado el golpe, porque está dispuesto a escucharnos. La oración aporta mejor protección que la ciudad edificada por Caín104 y mayor solaz que la música que tranquilizaba a Saúl.105 La alegría mundana, la diversión y los deleites de la carne son una receta lamentable para una mente afligida y abatida; en cambio, la oración triunfa donde todo lo demás falla.

C. H. SPURGEON

A ti, oh Jehová, clamé, y al Señor supliqué. Para ilustrar este versículo, Bernardo106 recurre a una alegoría digna de consideración.107 En ella, los reyes de Babilonia y de Jerusalén, representan al Mundo y la Iglesia respectivamente, siempre en conflicto entre sí. Cierto día, uno de los soldados de Jerusalén, perseguido por el enemigo, se refugia en el castillo de Justicia. De inmediato, una multitud de enemigos sitian la fortaleza atrincherándose a su alrededor. Al ver su potencial, Miedo abandona toda esperanza, pero Prudencia le infunde ánimo diciendo: «¿Acaso no sabes que nuestro Rey, es el Rey de la Gloria, el Señor fuerte y poderoso en la batalla?108 Despachemos de inmediato un mensajero para que le informe de nuestra difícil situación» Pero Miedo replica: «¿Y quién podrá romper el cerco? Las tinieblas se extienden por toda la tierra;109 nuestras murallas están controladas, cubiertas de vigías y centinelas bien armados, expertos en combate; y nosotros ignoramos la ruta que va de un país a otro». Estando en estas, deciden consultar con Justicia, que dice: «Recobrad el ánimo, pues cuento con una mensajera especial de absoluta confianza, bien conocida por el rey y su corte; se llama Oración, y es experta en abrirse paso con total sigilo por caminos desconocidos, a través de la noche más oscura y silenciosa, hasta llegar a la cámara secreta del propio rey si es necesario». De modo que Oración parte de inmediato, y al encontrarse con las puertas cerradas no se desanima, y clama con insistencia gritando: «Abríos puertas de justicia, y alzaos vosotras, oh puertas eternas, para que pueda entrar y contarle al rey de Jerusalén cuál es nuestra difícil situación».110 Sin duda que Oración es la mensajera más confiable y eficaz que podemos enviar. Si enviáramos a Méritos Propios, las estrellas del cielo lo despreciarían,111 indignadas de que nosotros, que habitamos en el estrado de los pies de Dios, osáramos hacer tal cosa cuando los seres más puros en el cielo son impuros ante sus ojos.112 Si mandáramos a Miedo y Desconfianza no alcanzarían su destino, demasiado largo para ellos; son tan pesados y torpes como armaduras de hierro, se hundirán en cualquier charco antes de llegar a la mitad del camino al trono de salvación. Si enviáramos a Blasfemias y Maldiciones, todas las criaturas que existen entre el cielo y la tierra clamarían y arremeterían contra nosotros: el sol y la luna vomitarían sobre nosotros sangre;113 el fuego nos asaetaría con brasas ardientes;114 el aire con truenos y rayos destructores sobre nuestras cabezas.115 La Oración, repito, es nuestra embajadora más segura, pues ni el tedio del camino ni las dificultades pueden obstaculizar su propósito; es veloz, fiable, ansía el éxito y es feliz de alcanzarlo, la única hábil y capaz de cabalgar sobre las águilas116 del cielo hasta los cielos de los cielos, y poderosa cual carro de fuego para remontarnos hasta lo alto,117 hasta a la mismísima presencia de Dios en busca de su ayuda.

JOHN KING [1559-1621]

“Lectures upon Jonah”, 1594

Vers. 9. ¿Qué provecho hay en mi muerte cuando descienda a la sepultura? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad? [¿Qué provecho sacas de mi muerte cuando descienda a la sepultura? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad? RVR] [¿Qué provecho hay en mi sangre si desciendo al sepulcro? ¿Acaso te alabará el polvo? ¿Anunciará tu fidelidad? LBLA] [¿Qué provecho hay en mi sangre cuando baje a la sepultura? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad? BTX] [¿Qué ganas tú con que yo muera, con que descienda yo al sepulcro? ¿Acaso el polvo te alabará o proclamará tu verdad? NVI] [¿Qué provecho hay en mi muerte, en que yo baje a la tumba? ¿Podrá alabarte el polvo? ¿Anunciará él tu fidelidad? BLP] [¿Qué ganarás si me muero, si me hundo en la tumba? ¿Acaso podrá mi polvo alabarte? ¿Podrá hablar de tu fidelidad? NTV]

¿Qué provecho sacas de mi muerte cuando descienda a la sepultura? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?118 En este versículo aprendemos la mecánica y método de la oración de David. Era una discusión con Dios, un alegato de razones, una súplica argumentada de su causa. No una declaración de fe, ni de opiniones doctrinales, tampoco un relato de experiencias propias, y menos aún la típica jugada astuta de aludir y herir a terceros bajo el pretexto de exponer la situación ante Dios.119 Lamentablemente todas estas cosas, y otras peores, han acabado reemplazando casi por entero a la verdadera súplica santa en ciertas reuniones de oración de nuestros días.120 Pero no eran el estilo de David: luchó cara a cara con el ángel del pacto con súplicas vehementes, y ello le valió el prevalecer.121 En la ingente labor de exponer su causa correctamente delante del Señor amoroso junta cabeza y corazón, criterio y afectos, memoria e intelecto, todo ello sumado a un mismo propósito.

“¿Qué provecho sacas de mi muerte cuando descienda a la sepultura?” ¿No perderás un cantor de tu coro, y alguien que ama magnificarte? “¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?” ¿No habrá un testigo menos de tu fidelidad y veracidad? ¡Preserva, por tanto, la vida de este tu pobre e indigno siervo en bien de tu nombre!

C. H. SPURGEON

¿Qué provecho sacas de mi muerte122 cuando descienda a la sepultura? Con ello da a entender que estaría dispuesto a morir, si ello mereciera la pena para rendir un servicio efectivo a Dios o su país.123 Pero no vio qué podía ofrecer de bueno, muriendo en el lecho del dolor, que no pudiera alcanzar muriendo el lecho del honor. Por ello razona y exclama: Señor, vas a vender a uno de “tu pueblo a bajo precio, sin que te beneficies con su venta”.124

MATTHEW HENRY [1662-1714]

“Commentary on the Whole Bible”, 1811

¿Qué provecho sacas de mi muerte cuando descienda a la sepultura? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad? La poca ganancia que el Señor obtendría al negarle a su pueblo las misericordias que pide, puede usarse también como motivo de oración. David suplica a Dios que preserve su vida recurriendo a este argumento: “¿Qué provecho sacas de mi muerte?”. Y lo mismo vemos que hace el pueblo en cautividad: “Has vendido a tu pueblo de balde; no exigiste ningún precio”.125 De igual modo, los creyentes afligidos pueden acudir al Señor y decirle en sus oraciones que está en su mano condenarlos y rechazarlos si esa es su voluntad; fruncir el ceño sobre ellos; negarles lo que le pidan, aunque sea por una causa justa, pero hacerlo, ¿qué ventaja le reportará? El escucharlos y atender a sus peticiones, hará que incrementen sus alabanzas, que le rindan mayor honra y gloria; pero, ¿qué beneficio sacará de verles oprimidos por los enemigos de sus almas?, o ¿qué deleite le reportará contemplarlos hundiéndose y desmayando bajo la presión horrible de sus tribulaciones? Este es un método súplica válido, permisible y útil.

THOMAS COBBET [1608-1686]

“Gospel Incense Or a Practical Treatise on Prayer”, 1656

¿Te alabará el polvo? ¿Cuántas almas bastan para alabarte? ¿Puede haber suficientes bocas para proclamar tu verdad? ¿Y no merece la pena que yo siga siendo una más de ellas –pecadora, sí, pero a fin de cuentas una más en el número de los que te alaban–, si en tu gracia tienes a bien eximirme de descender a la fosa?

SIR RICHARD BAKER [1568-1645]

“Meditations and disquisitions, upon the seven consolatorie psalmes of David namely, The 23, 27, 30, 34, 84, 103, 116”, 1639

¿Qué provecho sacas de mi muerte cuando descienda a la sepultura? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad? Nuestras oraciones tienen más probabilidades de prevalecer ante Dios si están debidamente argumentadas. A Dios le complace que oremos razonando, que arguyamos nuestras alegaciones, que litiguemos y prevalezcamos con nuestros argumentos.

THOMAS WATSON [1620-1686]

“A Body of Practical Divinity”, 1692

Vers. 10. Oye, oh Jehová, y ten misericordia de mí; Jehová, sé tú mi ayudador. [Escucha, oh Jehová, y ten misericordia de mí; Jehová, sé tú mi auxilio. RVR] [Escucha, oh Señor, y ten piedad de mí; oh Señor, sé tú mi socorro. LBLA] [Escucha, oh YHVH, y ten misericordia de mí, ¡Oh YHVH, sé Tú mi ayudador! BTX] [Oye, Señor; compadécete de mí. ¡Sé tú, Señor, mi ayuda! NVI] [¡Escucha, Señor, ten compasión de mí; Señor, ven en mi ayuda! BLP] [Escúchame, Señor, y ten misericordia de mí; ayúdame, oh Señor. NTV]126

Escucha, oh Señor, y ten misericordia de mí. Una oración breve y completa, útil en todos los casos; usémosla a menudo. Es la oración del publicado,127 hagámosla nuestra.

Jehová, sé tú mi auxilio. Otra oración compacta, expresiva y siempre apropiada. Útil para los hijos de Dios en múltiples ocasiones. Adecuada para un ministro del Señor cuando tiene que predicar, para el que sufre en el lecho del dolor, para el que trabaja en ministerios cristianos, para el creyente sometido a tentación, adecuada para el siervo de Dios bajo la adversidad, pues cuando Dios nos presta su auxilio, las dificultades desaparecen. Que Dios escuche nuestras oraciones es un inmenso acto de misericordia, ya que nuestras peticiones no son dignas de respuesta. Él es la ayuda de su pueblo;128 nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.129 Las dos peticiones breves de este versículo son recomendables como súplica de apelación para los creyentes enfrascados en los negocios, que siempre van cortos de tiempo y no pueden dedicar períodos largos a la piedad y devoción, un peculiar privilegio del que disfrutan aquellos que ya han cesado en su actividad, los jubilados.

C. H. SPURGEON

Señor, sé tú mi ayudador. Pues veo a muchos que caen; y voy a caer también si tú no me sostienes. Soy débil, estoy expuesto a la tentación. Mi corazón es engañoso. Mis enemigos son fuertes. No puedo confiar en el hombre; y siquiera me atrevo a confiar en mí mismo. La gracia que he recibido no me mantendrá sin ti. Señor, sé tú mi ayudador. Esta corta oración es apropiada en todos los deberes, en cada conflicto, en cada prueba, en todos los esfuerzos para promover la causa del Señor, en todas las épocas de prosperidad, en cada hora que vivimos. Que fluya de nuestros corazones, que esté presente a menudo en nuestros labios, y sea demostrada su efectividad en nuestra experiencia. Porque si el Señor nos ayuda, no hay deber que no podemos realizar; no hay enemigo que no podemos vencer; no hay dificultad que no podemos superar.

JAMES SMITH [1802-1862]

“The Believer’s Daily Remembrancer, Or Pastor’s Evening Visit”, 1846

Vers. 11. Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría. [Has cambiado mi lamento en una danza; desataste mi sayal, y me ceñiste de alegría. RVR] [Tú has cambiado mi lamento en danza; has desatado mi cilicio y me has ceñido de alegría. LBLA] [Cambiaste mi lamento en baile, desataste mi cilicio y me vestiste de alegría. BTX] [Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de fiesta. NVI] [Convertiste mi llanto en danza, me despojaste del luto, me vestiste de fiesta. BLP] [Tú cambiaste mi duelo en alegre danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de alegría. NTV]130

Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi sayal, y me ceñiste de alegría. Observemos bien el contraste: Dios quita el luto de su pueblo; y ¿qué les da a cambio? ¿Paz y sosiego? Por supuesto, pero más, mucho más que esto:

Has cambiado mi lamento en baile. Sus corazones bailan con solo oír su nombre.

Desataste mi sayal. Y eso es bueno. ¡Qué deleite despojarse de los hábitos lóbregos de la aflicción! Pero ¿y qué?

Me ceñiste. Dios desviste a su pueblo del luto para vestirlo nuevamente. ¿Cómo? ¿Con atuendo vulgar y corriente? No, con vestiduras reales, que son el ropaje de los espíritus glorificados en el cielo.131

De alegría. Lo cual es mucho mejor que cualquier prenda de seda, o telas bordadas en oro y encastadas con gemas. Muchos pobres llevan envuelto el corazón en esta vestimenta celestial, aunque su atuendo exterior se limite al algodón y la pana; y tal persona no tiene por qué envidiar al emperador con toda su pompa. Gloria sea a ti, oh Dios, que por medio de un sentimiento de perdón completo y de total justificación, has enriquecido mi naturaleza espiritual, y me has llenado de toda la plenitud de Dios.132

C. H. SPURGEON

Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi sayal, y me ceñiste de alegría. Esto era cierto en el caso de David, librado de la peste y la calamidad;133 lo fue en el caso de Cristo, al levantarse de la tumba para no morir ya más,134 y en el de todo redimido, que cambia su sayal de pecado por los vestidos de salvación;135 y lo será de manera especial en nosotros todos, en el día final, cuando nos quitaremos los vestidos de deshonor de la tumba para brillar en gloria inmarcesible.136

GEORGE HORNE [1730-1792]

“A Commentary on the Psalms in which Their Literal Or Historical Sense, as They Relate to King David, is Illustrated”, 1825

Has cambiado. Me fascinan los marcados contrastes en altos y bajos que plantea este salmo, desde lo más alto a lo más bajo, desde lo más bajo a lo más alto.

ADELAIDE LEAPER NEWTON [1824-1854]

“The Song of Solomon compared with other parts of Scripture”, 1864

Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi sayal, y me ceñiste de alegría. Digo con el apóstol: “Vence con el bien el mal”,137 a lo que añado: y la tristeza con la alegría. Pues el único y verdadero remedio para la tristeza es la alegría; nunca ha habido otro mejor y nunca lo habrá. Debemos dar al alma que llora motivos para regocijarse; todos los demás consuelos le son poco menos que inútiles.

ALEXANDRE RODOLPHE VINET [1797-1947]

“Vital Christianity: essays and discourses on the religions of man and the religion of God”, 1951

Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi sayal, y me ceñiste de alegría. “Mi sayal” o vestido de saco, era una prenda holgada, que uno podía quitarse fácilmente a voluntad; pero “mi alegría” es una prenda ceñida, apretada y segura, no puede abandonarme tan fácilmente aunque quisiera; o al menos nadie me la puede quitar.

SIR RICHARD BAKER [1568-1645]

“Meditations and disquisitions, upon the seven consolatorie psalmes of David namely, The 23, 27, 30, 34, 84, 103, 116”, 1639

Vers. 12. Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, te alabaré para siempre. [A fin de que mi alma te cante y no esté callada. Jehová Dios mío, te alabaré por siempre. RVR] [Para que mi alma te cante alabanzas y no esté callada. Oh Señor, Dios mío, te alabaré por siempre. LBLA] [Para que te alabe con gloria y no calle. ¡Oh YHVH, Elohim mío, te alabaré para siempre! BTX] [Para que te cante y te glorifique, y no me quede callado. ¡Señor mi Dios, siempre te daré gracias! NVI] [Para que te cante sin callar nunca; Señor, Dios mío, te alabaré por siempre BLP] [Para que yo te cante alabanzas y no me quede callado. Oh Señor, mi Dios, ¡por siempre te daré gracias! NTV]138

A fin de que mi alma te cante alabanzas y no esté callada. “A fin de que”, es decir, con el propósito e intento; “de que mi alma”, esto es, mi corazón y mi lengua; “te cante alabanzas y no esté callada”. Si después de recibir las misericordias de Dios, nos olvidáramos de alabarle, sería un delito vergonzoso. Dios no tolera que nuestras lenguas estén ociosas habiendo tantos temas de gratitud al alcance de la mano. No desea hijos mudos en su casa. En el cielo habrán de cantar, por tanto, deben cantar también aquí en la tierra. Cantemos pues con el poeta:

«Quiero empezar la música aquí;

y dejar que ella transporte mi alma allí.

Que unas pocas notas celestiales eleven mis anhelos

hasta las estancias más sublimes de los cielos». 139

Jehová Dios mío, te alabaré por siempre. 140

«Te alabo en la vida; y en la muerte también

te alabaré sin cesar, en tanto respire y tenga aliento

y cuando el rocío de la muerte mi frente deje helada,

Jesús, si te amaba, te amo más hoy». 141

C. H. SPURGEON

A fin de que mi alma te cante y no esté callada. Jehová Dios mío, te alabaré por siempre. Los caldeos dividían el día de manera distinta a los israelitas, primero situaban el día y después la noche; pero los hijos de Israel, siguiendo el orden del relato de la creación; según el cual en el principio “las tinieblas estaban sobre la faz del abismo”,142 y a partir de aquí en cada uno de los seis días de creación se puntualiza “la tarde y la mañana del xxx día”, situaban primero la noche y después el día. Así también los tiempos del mundo y los de la Iglesia están dispuestos de forma distinta; para el mundo el tiempo comienza con un día de prosperidad temporal, y termina con una noche de oscuridad y angustia eterna; para la Iglesia, al contrario, su historia comienza por la noche de la adversidad, que tiene que soportar por un tiempo, y termina con un día de consolación que perdurará para siempre. El profeta-salmista comienza el Salmo 30 hablando de la ira de Dios (30:5), pero lo concluye ensalzando el favor divino, y hablando de baile, de alegría y alabanza (30:11-12).143 De modo similar, cuando los israelitas entraban en el tabernáculo, de principio solo veían cosas desagradables: los cuchillos de los sacrificios, la sangre de las víctimas, el fuego que ardía sobre el altar y consumía las ofrendas; pero cuando se adentraban un poco más, hallaban el Lugar Santo, con el candelero de oro, los panes de la proposición y el altar de oro en el que se ofrecían perfumes; y aún más adentro estaba el Lugar Santísimo, con el arca del pacto, el propiciatorio y los querubines, que velaban el rostro de Dios.

TIMOTHY ROGERS [1660-1729]

“A Discourse on Trouble of Mind, and the Disease of Melancholy”, 1691

Te alabaré por siempre. ¿Qué es la alabanza sino el arriendo que debemos pagar y pagamos a Dios? Por tanto, cuanto mayor sea la finca que ha puesto en nuestras manos, mayor debe ser el arriendo.144

GEORGE SEATON BOWES

“Illustrative gatherings for Preachers and Teachers, a manual of anecdotes”, 1860


1 En hebreo מִזְמֹ֡ור שִׁיר־חֲנֻכַּ֖ת הַבַּ֣יִת לְדָוִֽד mizmōwr šîr-ḥănukkaṯ habbayiṯ ləḏāwiḏ. La versión griega de los LXX o Septuaginta lee: εἰς τὸ τέλος ψαλμὸς ᾠδῆς τοῦ ἐγκαινισμοῦ τοῦ οἴκου τῷ Δαυιδ que la Vulgata traduce: “Psalmus cantici, in dedicatione domus David”, “Salmo del cántico en la dedicación de la casa de David”, aunque algunos traducen: “En la consagración de la casa de David” aduciendo a una supuesta purificación que hiciera cuando regresó a ella después de la muerte de Absalón que la había contaminado con incestos y todo tipo de pecados (2 Samuel 16:20-22; 20:3).

–FRANCISCO LACUEVA [1911-2005] en su versión española del “Comentario de Matthew Henry” dice respecto al título de este Salmo: «Entre los judíos era costumbre laudable, no expresamente mandada, pero permitida y aceptada, cuando construían una casa dedicarla a Dios, según el significado del verbo empleado en Deuteronomio 20:5. Así lo hizo David cuando quedó edificada su casa y tomó posesión de ella (2 Samuel 5:11). El título del salmo dice textualmente: “Salmo, un cántico de la dedicación de la casa. De David”. Ha de leerse —nota del traductor— conforme a la forma en que el título aparece en nuestra Reina-Valera, según la puntuación que hago, clarísima en el vocablo hebreo לְדָוִֽד ləḏāwiḏ = “Salmo de David”, no “Casa de David”. La casa en cuestión a la que se refiere es, sin duda alguna, no la de David sino la de Jehová, es decir, el templo. Esto no obsta para que, en sentido devocional, dediquemos también nuestras casas al Señor, a fin de que él las bendiga, juntamente con los miembros de nuestra familia, como pequeños santuarios, donde se bendice, se ora y se sirve al Señor».

2 En el original: “From our English version”, se refiere a la Authorized Version o King James Version (KJV).

3 1 Crónicas 15:1.

4 1 Samuel 22:1.

5 ATANASIO DE ALEJANDRÍA [296-373] en su carta a su discípulo Marcelino sobre la naturaleza y valor de los salmos le dice refiriéndose a este salmo: «Si decides dedicar y consagrar al Señor tu casa, esto es, tu alma en la que se él hospeda; o tu hogar, tu vivienda material en la que moras físicamente, entona con acción de gracias el Salmo 30, y de los cánticos graduales el Salmo 127».El Tomo I de “El Tesoro de David” incluye una traducción completa de la Carta de Atanasio a Marcelino. [Tomo I - pp. 50].

6 1 Crónicas 21:22.

7 Cita las dos últimas líneas de la segunda estrofa del himno de HENRY WALFORD DAVIES [1869-1941] que comienza diciendo: “My heart is resting, O my God / I will give thanks and sing”. El himno tiene once estrofas y la segunda estrofa acaba diciendo: “Glory to Thee for all the grace / I have not tasted yet”.

8 El Salmo 30 está tan lleno de vívidas polaridades y antítesis en forma de metáfora que si fuera un cuadro podríamos titularlo CONTRASTES. «Me pusiste a salvo, frustraste las burlas de mis enemigos» (30:1); «a ti clamé, y me sanaste» (30:2); «tiraste de mi, cuando me hundía en la fosa» (30:3); «un momento es su ira, su favor dura toda la vida» (30:5); «por la noche se hospeda el llanto, por la mañana viene la alegría» (30:6); «me sentía seguro porque me afianzaste como monte, escondiste tu rostro y me asusté» (30:7); «has cambiado mi lamento en baile» (30:11); «desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría» (30:11); «a fin de que mi alma cante, y no esté callada» (30:12). Como tan acertadamente afirmaba el gran exégeta suizo-alemán BERNHARD DUHM [1847-1928] en “Die Psalmen”: «Desde el punto de vista poético, el Salmo 30 es uno de los mejores. A pesar de un metro difícil se distingue por su estilo ágil y fluido, por sus bellas y adecuadas imágenes, su disposición clara y un sentimiento uniforme».

9 Los Padres de la Iglesia y otros comentaristas antiguos aplican este Salmo por entero a Cristo y la Iglesia:

–BASILIO DE CESAREA [326-379]: «Por “dedicación de la casa” debemos entender la renovación de la mente que lleva a cabo el Espíritu Santo en cada uno de los que pasan a formar parte del cuerpo de Cristo que es la Iglesia (1 Corintios 12:12-13,27; Efesios 4:20-24)»

–JERÓNIMO DE ESTRIDÓN [347-420] opina que: «Por “dedicación de la casa de David” se entiende la resurrección de nuestro Salvador, en la cual son dedicados para vida eterna los cuerpos de todos los creyentes».

–AGUSTÍN DE HIPONA [354-430] comenta: «Este Salmo hace referencia a la alegría de la resurrección y al estado posterior de inmortalidad y transfiguración del cuerpo, no solo el del Señor, sino de toda la Iglesia en su conjunto».

–TEODORETO DE CIRO [393-458]: «Ni el bendito David pudo construir el templo de Dios, ni lo dicho en los versículos de este Salmo encaja con el que fue su constructor. De modo que por “dedicación de la casa” hemos de entender la regeneración de la naturaleza humana que llevó a cabo Cristo al aceptar ir a la muerte en nuestro lugar, dando muerte a la muerte (Isaías 25:8; 2 Timoteo 1:10) y concediéndonos la esperanza de la resurrección».

10 1 Crónicas 21:1-19.

11 2 Crónicas 3:1.

12 En hebreo מִזְמֹ֡ור שִׁיר mizmōwr šîr.

13 Como es el caso de los Salmos 48, 83, 88, 108.

14 Como es el caso de los Salmos 30, 68, 87, 92.

15 Hebreos 10:20; “por el camino nuevo y vivo que él abrió para nosotros”.

16 Expresión latina que significa literalmente “primer uso de algo nuevo”, es decir, por primera vez, una novedad.

17 Se refiere a JOHANNES COCCEIUS [1603-1669], hebraísta y teólogo reformado germano-holandés. Destacó en exégesis bíblica y filología hebrea, y fue uno de los acérrimos defensores de la teología calvinista conocida como “del pacto”. Espiritualizó su interpretación las Escrituras hasta tal punto que llegó a decirse que encontraba a Cristo en todas partes del Antiguo Testamento, como en este caso que cita John Gill. Su obra principal fue su “Lexicon et commentarius sermonis hebraici et chaldaici”, 1669.

18 Esdras 6:16.

19 Se refiere a ANTÍOCO IV más conocido como ANTÍOCO EPÍFANES [215-163 a.C.], rey de Siria desde el 215 al 164 a.C. de la dinastía Seléucida, tras la partición del imperio de ALEJANDRO MAGNO [356-323 a.C.] entre sus generales. Puso en marcha una expedición contra Jerusalén, saqueando la ciudad y profanando el templo con la idea de suprimir el culto a Yahveh, obligó a los judíos a comer alimentos impuros y trató que aceptaran el culto a los dioses griegos. Pero el sacerdote Matatías y sus dos hijos, conocidos Macabeos (Judas y Jonatán) organizaron un levantamiento y utilizando la táctica de guerra de guerrillas consiguieron levantar a la población y expulsar a los seléucidas, entrando victoriosos en Jerusalén. Llevaron a cabo un reacondicionamiento, limpieza ritual y nueva dedicación del Templo, restableciendo los sacrificios tradicionales e instaurando a Jonatán Macabeo como sumo sacerdote. La historia se cuenta en los llamados Libros de los Macabeos (considerados deuterocanónicos y por tanto no incluidos en el Texto Masorético ni en las Biblias protestantes que se basan en el mismo). La victoria de los Macabeos se conmemora en la festividad judía de Hanukkah o Janucá. El historiador romano FLAVIO JOSEFO [37-93 d.C.] ofrece amplia información sobre todo ello.

20 “Antigüedades de los Judíos”, 1.7, Flavio Josefo. De hecho, las comunidades judías siguen celebrando fielmente esta fiesta en la actualidad, denominada Hanukkah o Janucá en español, llamada también “Fiesta de las Luces” o “de las Luminarias”, conmemorando la tradición que asegura que de forma milagrosa el aceite del candelabro del Templo pudo encenderse durante los ocho días consecutivos de la fiesta sin recargarlo (o con una exigua cantidad que de otra manera solo hubiera alcanzado para un día). Esto dio origen a la costumbre de encender durante la fiesta de Hanukkah un candelabro de nueve brazos (uno para cada día de la fiesta y uno central superior) que se encienden de manera progresiva, la primera noche únicamente el brazo mayor y cada noche se va aumentando un brazo, hasta el último día en el que todo el candelabro queda encendido, con el correspondiente canto de canciones tradicionales, la oración Hallel y alegría para toda la familia. La fiesta de Hanukka se inicia el 25 del mes de Kislev y termina el 2 o 3 de Tebet (varía, pero suele coincidir con el mes de diciembre), por lo que guarda un paralelismo muy directo con la Navidad cristiana.

21 1 Macabeos 4:52-59; 2 Macabeos 10:5-8; Juan 10:22.

22 Deuteronomio 20:5.

23 SUETONIO [70-126], “De vita Caesarum”, “Vidas de los doce césares”.

24 Recordamos al lector que el libro de los Salmos viene dividido en cinco libros: LIBRO PRIMERO: Salmos 1-41, que termina con una doxología y un doble “Amén” (Salmo 41:13). LIBRO SEGUNDO: Salmos 42-72, que termina con una doble doxología, un doble “Amén”, y las palabras: “Aquí terminan las oraciones de David, hijo de Isaí” (Salmo 72:18-20). LIBRO TERCERO: Salmos 73-89, que termina como el libro primero, con una doxología y un doble “Amén” (Salmo 89:52). LIBRO CUARTO: Salmos 90-106, que termina con una doxología, un “Amén” y un aleluya (“Bendito Jehová Dios de Israel”, Salmo 106:48). LIBRO QUINTO: Salmos 107-150, que cierra todo el libro de los Salmos con los “Aleluya” del Salmo 150.

25 Éxodo 22:29; 23:19; 24:36; Levítico 23:10,14; Deuteronomio 26:2; 26:10; Nehemías 10:35; Proverbios 3:9.

26 1 Crónicas 29:15.

27 Deuteronomio 20:5.

28 1 Timoteo 4: 4-5.

29 Se refiere al dominico francés ANTOINE AGUSTÍN CALMET [1672-1757], abad de Senones, y renombrado exégeta bíblico. Escribió numerosas e importantes obras, entre ellas un comentario monumental en veintitrés volúmenes titulado “Commentaire littéral sur tous les livres de l’Ancien et du Nouveau Testament”.

30 En 1 Crónicas 21:15 es Ornán, pero indudablemente se trata de la misma persona.

31 2 Samuel 24:25; 1 Crónicas 21:26.

32 Spurgeon escribía poemas y componía himnos, todos ellos incluidos en un himnario que él mismo publicó en 1866 para su uso en el “Metropolitan Tabernacle”, bajo el título de “Our Own Hymn Book, a Collection of Psalms and Hymns for Public, Social and Private Worship”, “Nuestro propio Himnario, una colección de Salmos e Himnos para la alabanza en público, social y privada”. Esta hermosa versificación del Salmo 29 es un bello ejemplo de los catorce salmos versificados por Spurgeon. Hemos hecho lo posible para trasladar su espíritu al español, pero si el lector quiere disfrutarlo en su esplendor poético, no hay más remedio que recurrir al original inglés:

«I will exalt thee, Lord of hosts,

For thou’st exalted me;

Since thou hast silenced Satan’s boasts,

I will therefore boast in thee.

My sins had brought me near the grave,

The grave of black despair;

I looked, but there was none to save,

Till I looked up in prayer.

In answer to my piteous cries,

From hell’s dark brink I am brought:

My Jesus saw me from the skies,

And swift salvation wrought.

All through the night I wept full sore,

But morning brought relief;

That hand, which broke my bones before,

Then broke my bonds of grief.

My mourning he to dancing turns,

For sackcloth joy he gives,

A moment, Lord, thine anger burns,

But long thy favour lives.

Sing with me then, ye favoured men,

Who long have known his grace;

With thanks recall the seasons when

Ye also sought his face.»

33 En hebreo כִּ֣י דִלִּיתָ֑נִי kî ḏillîṯānî de דָּלָה dalah; tiraste de mí hacia arriba como el que tira de una cuerda para sacar agua de un pozo. Tal es el sentido de דָּלָה dalah según vemos por otros textos como Éxodo 2:16,19; Proverbios 20:5. Ver también Salmo 18:16 aunque en este caso se utiliza otro verbo distinto יַֽ֝מְשֵׁ֗נִי yamšênî de מָשָׁה mashah.

–SCHÖKEL dice al respecto: «El verbo דָּלָה dalah proporciona una magnífica metáfora: cuando los sepultureros están descolgando el cadáver con cuerdas, el Señor desde arriba da un tirón y saca el cadáver ¡vivo!»

34 Aunque la antítesis que plantea Spurgeon se diluye un poco con las distintas traducciones, mantiene su sentido. En el texto hebreo es: אֲרֹומִמְךָ֣ יְ֭הוָה כִּ֣י דִלִּיתָ֑נִי ’ărōwmimḵā Yahweh kî ḏillîṯānî. Los dos verbos clave en este caso son אֲרוֹמִמְךָ֣ ’ărōwmimḵā de רוּם rum, “exaltar, ensalzar”; y דִלִּיתָ֑נִי ḏillîṯānî de דָּלָה dalah, un verbo que significa: “sacar, elevar”, y que de los cuatro versículos donde que aparece, aparte de en el Salmo 29, en dos de ellos (Éxodo 2:16; 2:19) significa sacar agua de un poco con un cubo; y en el otro (Proverbios 20:5) significa también, aunque simbólicamente, sacar algo de aguas profundas. Queda claro, pues, que el verdadero sentido en el Salmo 30 es “me sacaste del pozo”, es decir, “me pusiste a salvo elevándome”.

35 Génesis 37:28.

36 El “Pantano del Desaliento”, en inglés “Slough of Despond”, es una ciénaga ficticia de la famosa alegoría de JOHN BUNYAN [1628-1688] “The Pilgrim’s Progress”, “El Progreso del Peregrino”. En el segundo capítulo de la obra Cristiano, el protagonista, se mete inadvertidamente en la ciénaga y se empieza a hundir bajo el peso de sus pecados y la culpa que siente por ellos. El texto nos describe el pantano como «el lodazal donde van a parar todas las heces e inmundicias que siguen a la convicción de pecado; por eso se llama el Pantano del Desaliento. Cuando el pecador despierta a la realidad y toma conciencia de sus culpas y de la perdición a la que está abocado, en su alma se levantan dudas, temores y aprensiones desconsoladoras, que se juntan todas y se estancan en este lugar». Como tantos otros lugares de la misma obra, como la “Feria de Vanidad” (“Vanity Fair”), la “Ciudad de Destrucción” (“City of Destruction”) o la Ciudad Celestial (“Celestial City”), el Pantano del Desaliento ha pasado a formar parte del imaginario colectivo y es parte de la cultura literaria en general. “The Pilgrim’s Progress” fue publicada originalmente el año 1678, y Editorial CLIE ha publicado tanto la primera como la segunda parte de la obra bajo los títulos “El Peregrino” y “La Peregrina”.

37 Efesios 1:5; Gálatas 4:5.

38 Efesios 2:6.

39 1 Samuel 24:13.

40 1 Samuel 24:14

41 Salmo 91:3; 124:7.

42 Salmo 35:25.

43 Dado que en el siglo xxi los pozos ya no son habituales, puede que esta figura resulte para algunos un tanto extraña y difícil de comprender. Pero en el siglo xix y hasta mediados del siglo xx, cuando en muchos lugares los pozos eran el medio habitual de suministro de agua, este era el mecanismo más eficaz y más utilizado de extracción: dos cubos atados a los dos extremos de una cuerda que se deslizaba sobre una polea; al tirar de la cuerda, cuando uno subía el otro bajaba, mientras uno se vaciaba en otro se llenaba.

44 1 Samuel 5:12.

45 2 Samuel 24:17.

46 2 Crónicas 16:12.

47 Éxodo 30:1-8; Cantares 3:6; Lucas 1:9; Apocalipsis 8:4.

48 2 Crónicas 32:8; Jeremías 17:5.

49 Salmo 103:3.

50 Salmo 107:20.

51 Isaías 19:22.

52 En hebreo יְֽהוָ֗ה הֶֽעֱלִ֣יתָ מִן־שְׁאֹ֣ול נַפְשִׁ֑י חִ֝יִּיתַ֗נִי [מִיֹּורְדֵי־ כ] מִיָּֽרְדִי־בֹֽור Yahweh he‘ĕlîṯā min-šə’ōwl nap̄šî ḥîyîṯanî [mîyōwrḏê-ḵ] (mîyārəḏî-ḇōwr). SCHÖKEL traduce: “Señor, alzaste mi vida del Abismo, me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa”. KRAUS: “Oh Yahvé, sacaste del Sheol mi alma, me llamaste a la vida de entre los que se hunden en la fosa”; y añade: «El contraste entre la vida y la muerte es vivísimo. Yahvé hizo salir de la esfera de la muerte al orante del salmo. Lo separó del grupo de los que descienden a la “fosa”. בֽוֹר ḇōwr es aquí una expresión plástica que reúne en sí la imagen del sepulcro y del שְׁא֣וֹל sheol».

53 Esa misma es la interpretación unánime de los Padres de la Iglesia y comentaristas de la antigüedad para quienes David era tan solo el tipo o figura de Cristo. JERÓNIMO DE ESTRIDÓN [347-420] apostilla: «Me vivificaste, para que no descendiese al lago».

54 El vocablo hebreo utilizado aquí por el salmista es muy explícito: חֲסִידָ֑יו ḥăsîḏāw. Recomendamos al lector leer en este sentido los comentarios exegéticos a los demás Salmos en los que aparece 31:23; 37:28; 85:8; 97:10; y 148:14. Fuera de los Salmos solo lo encontramos en 1 Samuel 2:9 y Proverbios 2:8.

55 Deuteronomio 7:6; 14:2; Juan 6:37; 6:44; 15:16; Romanos 8:28-30; Efesios 1:4-5,11; 2:10; 1 Pedro 2:9.

56 Hechos 20:28; 1 Corintios 6:20.

57 Hebreos 10:10; 13:12.

58 Hebreos 13:15.

59 Isaías 6:2-3.

60 Dice en este mismo sentido BASILIO DE CESAREA [326-379] al comentar este versículo en sus “Homiliae super Psalmos”: «No cantan al Señor propiamente ni celebran la memoria de su santidad quienes se limitan a repetir frases con su boca sin meditarlas en su corazón, sino aquellos en los que cada palabra y cada nota brota de un corazón puro, que obran en justicia delante de Dios y aplican a su vida todo cuanto cantan. ¡Pues cuántos hay aquí que viniendo de la fornicación, del hurto, de la mentira, se juntan a entonar salmos! ¡Cuántos hay que cantan con sus bocas mientras sus mentes traman engaño! Creen que cantan a Dios, pero en verdad no le están cantando. Porque en la Escritura leemos que: “No puede el árbol malo dar frutos buenos” (Mateo 7:18), ni un corazón inicuo pronunciar palabras de vida. Por tanto: “haced bueno el árbol, y bueno su fruto” (Mateo 12:33). Limpiad primero vuestros corazones para que den fruto del Espíritu (Mateo 3:8; Gálatas 5:22-23), y una vez santificados podáis cantar salmos propiamente y celebrar “la memoria de su santidad”».

61 Mateo 7:8.

62 2 Samuel 24:15-16.

63 Las palabras del salmista en este versículo han sido una experiencia práctica para miles de creyentes a lo largo de la historia, y centenares de mártires entregaron sus vidas con ellas en los labios. Durante la feroz persecución desencadenada en 1576 en los Países Bajos por FERNANDO ÁLVAREZ DE TOLEDO [1607-1682], tercer duque de Alba, que segó la vida de dieciocho mil creyentes reformados, cuentan las crónicas que uno de ellos llamado John Herwin, antes de ser estrangulado y su cadáver quemado en la hoguera entonó el Salmo 30. JAMES HANNINGTON [1847-1885], misionero anglicano y primer obispo en África, donde puso en marcha innumerables escuelas y abrió numerosos hospitales ayudando a miles de personas, encarcelado, torturado y ejecutado por mandato del rey de Buganda Mwanga II, escribió en su diario: «29 de Octubre de 1885, jueves: Octavo día de encarcelamiento. No he tenido contacto con nadie ni tengo noticias, pero ha venido a mi mente Salmo 30 y me ha devuelto el ánimo. La pasada noche escuché cómo una hiena aullaba cerca de mí, oliendo probablemente mi final, pero la esperanza no me ha abandonado». Fue la última entrada que escribió en su diario.

64 Salmo 37:2; Isaías 40:7-8; 1 Pedro 1:24,

65 Génesis 27:28; Oseas 14:5.

66 Isaías 54:7-8.

67 Con toda probabilidad una alusión a 2 Pedro 1:19: και φωσφορος ανατειλη εν ταις καρδιαις υμων, “y el lucero de la mañana (φωσφορος – estrella del alba, astro matinal) alboree en vuestros corazones”.

68 Mateo 9:15; Marcos 2:20; Lucas 5:35.

69 Isaías 60:1; Malaquías 4:2.

70 Dice ARNOBIO EL JOVEN [siglo V]: «Así como el mundo fue maldito en la muerte de Adán, así fue también revelada la vida en la resurrección de Cristo de entre los muertos (Romanos 5:12-21) […] “Al atardecer se hospeda el llanto, pero al amanecer hay gritos de alegría”. Tan pronto despunto el alba en la mañana de la resurrección, se disiparon todas las sombras terrenales y cayeron vencidas las tinieblas, desapareció el llanto y nos inundo en gozo. En ello se fundamenta la hermosura de nuestra fe».

71 Mateo 17:6.

72 Éxodo 12:30.

73 Así traduce la versión inglesa KJV: “in his favour is life”. Compárese con Juan 1:4: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”.

74 Mateo 25:31-46.

75 Salmo 125:3.

76 Salmo 127:2.

77 Malaquías 4:2.

78 El original inglés es: “When in our Father’s happy land / We meet our own once more, / Then we shall scarcely understand / Why we have wept before”. No nos ha resultado posible encontrar autor ni procedencia fuera de la cita en el texto original.

79 Proverbios 5:3-4; Jeremías 9:15.

80 Cantares 4:16.

81 Job 24:17.

82 En hebreo בָּ֭עֶרֶב יָלִ֥ין בֶּ֗כִי וְלַבֹּ֥קֶר רִנָּֽה bā‘ereḇ yālîn beḵî wəlabbōqer rinnāh. La versión griega de los LXX o Septuaginta lee: ὁ ἑσπέρα αὐλίζω κλαυθμός καί εἰς ὁ πρωΐ ἀγαλλίασις que la Vulgata traduce como: “Ad vesterum demorabitur fletus; et at matutinum laetitia”, “A la tarde habrá llanto, y a la mañana alegría”. KRAUS traduce: “por la noche hay llanto, ¡pero a la mañana, júbilo!”; SCHÖKEL: “al atardecer se hospeda el llanto, al amanecer el júbilo”.

–FRANCISCO LACUEVA [1911-2005] en su versión española del “Comentario de Matthew Henry” hace sobre este versículo el siguiente comentario: «Ciertamente es digno de toda alabanza el Dios cuya ira dura solo un momento, mientras que su favor dura toda la vida; por eso, continúa el versículo con imágenes de extraordinaria belleza: “en la tarde pernoctará el llanto” (lit.), como huésped viajero que se queda alojado una sola noche, “pero a la mañana gritos (lit.) de júbilo que perdura”, una idea que se completa con el versículo once (30:11). Viene a la mente –nota del traductor– la definición que daba de esta vida TERESA DE ÁVILA [1515-1582]: “No es más que una mala noche en una mala posada” (Teresa de Jesús, Camino de perfección, 40.9)».

83 SCHÖKEL cita en relación a este versículo el comentario de GILBERTO GENEBRARDO [1535-1597], monje benedictino de la Abadía de Cluny, erudito teólogo y exegeta especialista en lenguas orientales en su “Psalmi Davidis vulgatâ editione, calendario hebraeo, syro, graeco, latino, hymnis, argumentis, et commentariis, etc. instructi” (París, 1577): «Con razón asigna la noche al llanto, y el día al gozo: primero, porque, cuando pecamos se aparta de nosotros la luz de la gracia divina; cuando nos reconciliamos, retorna; segundo, porque esta vida, en la que lloramos los pecados y suspiramos gimiendo por la patria celestial, es tiempo nocturno en el que no vemos a Dios, Sol de justicia; la vida futura será el día, en que veremos a Dios como es (1 Juan 3:2)».

84 Génesis 19:1-15.

85 En hebreo וַ֭אֲנִי אָמַ֣רְתִּי בְשַׁלְוִ֑י בַּל־אֶמֹּ֥וט לְעֹולָֽם wa’ănî ’āmartî ḇəšalwî bal-’emmōwṭ lə‘ōwlām.

86 Salmo 24:2.

87 SCHÖKEL dice el relación a este versículo: «Puede que alguien considere falto de lógica que el salmista tome aquí la palabra para contar a Dios aquello que Dios ha hecho. Ello prueba que no está simplemente contando, sino confesando».

88 Job 29:18.

89 Salmo 125:1.

90 2 Samuel 5:7.

91 2 Samuel 5:9.

92 2 Samuel 5:6.

93 2 Samuel 5:10-11.

94 En hebreo יְֽהוָ֗ה בִּרְצֹונְךָ֮ הֶעֱמַ֪דְתָּה לְֽהַרְרִ֫י עֹ֥ז הִסְתַּ֥רְתָּ פָנֶ֗יךָ הָיִ֥יתִי נִבְהָֽל Yahweh birṣōwnḵā he‘ĕmaḏtāh ləharrî ‘ōz histartā p̄āneḵā hāyîṯî niḇhāl. La versión griega de los LXX o Septuaginta lee: κύριος ἐν ὁ θέλημα σύ παραἔχω ὁ κάλλος ἐγώ δύναμις ἀποστρέφω δέ ὁ πρόσωπον σύ καί γίγνομαι ταράσσω que la Vulgata traduce al latín como: “Domine, in voluntate tua praestitisti decori meo virtutem; avertisti faciem tuam a me, et factus sum conturbatus”, “Señor, por tu voluntad diste firmeza a mi prosperidad; apartaste tu rostro, y quedé conturbado”. SCHÖKEL traduce: “Señor, con tu favor me estableciste sobre montañas firmes; escondiste tu rostro y quedé desconcertado”. KRAUS: “Por tu favor fui puesto sobre sólidas montañas. Ocultaste tu rostro y quedé horrorizado”.

95 Salmo 29:5-6

96 Spurgeon cita aquí la última estrofa de un himno inglés basado, al parecer, en el pasaje de Juan 20:13 y en el Salmo 42:5-11: «Why, O my soul, why weepest thou? / Oh say, from whence arise / Those sacred tears that often flow / Those groans that pierce the skies? / Is sin the cause of thy complaint, / Or the chastising rod? / Dost thou an evil heart lament, / Or mourn an absent God? / Lord, let me weep for nought but sin, / And after none but Thee! / And then I would-oh, that I might! / A constant weeper be!» No está claro quién es el autor. Algunos lo atribuyen al pastor bautista-anglicano, predicador, escritor y poeta OCTAVIUS WINSLOW [1808-1878], conocido como “The Pilgrim’s Companion”, gran amigo de Spurgeon y predicador el día de la inauguración del Metropolitan’s Tabernacle en 1861, dado que aparece su cita de autor en su obra: “The sympathy of Christ with man: its teaching and its consolation” 1862, en el capítulo titulado “The Tears of Christ”. Pero otros lo atribuyen al también pastor bautista y autor de himnos BENJAMIN BEDDOME [1717-1195], indicando que Winslow se limitó a citarlo sin indicar la procedencia, (lo cual era costumbre arraigada en la época, pues Spurgeon hace exactamente lo mismo) y esta segunda opción parece ser la más fehaciente.

97 Lucas 15:11-13.

98 Salmo 16:5.

99 Gálatas 6:14.

100 Salmo 27:13.

101 1 Samuel 28:21 LBLA. La RVR1060/RVR traducen “turbado en gran manera”.

102 1 Samuel 28:20-22.

103 El original inglés dice “as the solsequy (the early name of the sunflower)”, “como el solsequy (antiguo nombre del girasol)”. Parece ser que el paréntesis fue añadido por Spurgeon al editar “El Tesoro de David”, pues en la obra original del siglo XVII no aparece tal clarificación.

104 Génesis 4:17.

105 1 Samuel 16:23.

106 Se refiere a BERNARDO DE CLARAVAL [1091-1153], doctor de la Iglesia, abad del monasterio de Claraval y reformador monástico francés, impuso el estilo que pronto se extendería a toda la Orden del Císter: disciplina, austeridad, oración y simplicidad. Tales ideales lo enfrentaron con PEDRO EL VENERABLE [1092-1156], abad de Cluny, pues suponían un ataque directo contra la riqueza de los monasterios, la pompa de la liturgia y el lujo de las iglesias cluniacienses. Luchó contra las incipientes tendencias laicistas de su tiempo, haciendo condenar el racionalismo de PEDRO ABELARDO [1079-1142], quien mantenía que se debían buscar los fundamentos de la fe con similitudes basadas en la razón humana. Creía en la revelación verbal del texto bíblico, y se declaró fiel discípulo de san Ambrosio y de san Agustín, a quienes llamó “las dos columnas de la Iglesia”. Rebatió también las propuestas de Arnaldo de Brescia y dejó tras su muerte numerosos escritos.

107 Bernardo de Claraval, “Parables and Sentences”, Parabola II: De conflictu duorum regum.

108 Salmo 24:8.

109 Salmo 60:2.

110 Salmo 24:9.

111 Job 25:5.

112 Job 15:15.

113 Mateo 24:29; Hechos 2:20.

114 Salmo 120:4; 140:10.

115 Salmo 29:3-7.

116 Abdías 1:4.

117 2 Reyes 2:11.

118 Algunos comentaristas antiguos que aplican este Salmo totalmente a Cristo (Jerónimo, Atanasio, Ambrosio, Agustín) ven en este versículo y el anterior: “A ti, oh Jehová, clamaré, y al Señor suplicaré “ (30:9), la agonía de Getsemaní: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa” (Mateo 26:39). Concluyen, sin embargo, que la muerte era indispensable para que hubiera resurrección, era preciso vencer a la muerte con la muerte. Si el Padre hubiera librado a su Hijo de la muerte, la muerte no habría quedado plenamente vencida, pero tras la petición: “sé tú mi ayudador” (30:10); vencida la muerte por la resurrección, el lamento se cambió en baile y la tristeza en alegría (30:11) “para siempre” (30:12).

–AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «“Praepositus mortis doluit victam mortem”, el señor de la muerte lloró (en Getsemaní) la derrota de la muerte».

119 Dice AGUSTÍN DE HIPONA [354-430] en su Carta a Proba: «Lejos de la oración las muchas palabras; pero no falte la oración abundante y perseverante. Porque hablar mucho en la oración es tratar una cosa necesaria con palabras superfluas, y “en las muchas palabras no falta pecado” (Proverbios 10:19). En cambio orar con el corazón de una manera perseverante es llamar directamente a la puerta de Aquel a quien suplicamos, ya que por lo general, la oración es más eficaz con gemidos que con discursos (Romanos 8:26), mejor con lágrimas que con palabras».

120 No queremos imaginar siquiera lo que diría Spurgeon si contemplara algunas de las que tanto abundan en la época actual.

121 Génesis 32:22-28.

122 La versión inglesa KJV traduce: “What profit is there in my blood, when I go down to the pit?”, “¿Qué provecho hay en mi sangre, cuando descienda a la fosa?”.

123 Filipenses 2:17.

124 Salmo 44:12.

125 Salmo 44:12.

126 SCHÖKEL hace sobre este versículo un peculiar comentario: «Leyendo con el hebreo tres imperativos, tomo este verso como cita de la oración que había pronunciado, completando con imperativo la interrogativa precedente. Es curioso que los tres verbos forman nombres teofóricos: Semaías, Hananías, Azarías». [Salmos, Tomo I, 1-72, Editorial Verbo Divino, Estella, Navarra, 1992]. Nombres “teofóricos”, del griego ϑεοϕόρος compuesto de ϑεο, “Dios” y ϕόρος, “portador”, son nombres propios que contienen o van ligados de alguna forma al nombre de Dios. Los verbos en cuestión son: שְׁמַע־יְהוָ֥ה šəma‘-Yahweh de שָׁמַע shama; וְחָנֵּ֑נִי wəḥānnênî de חָנַן chanan; y הֱ‍ֽיֵה־עֹזֵ֥ר hĕyêh-‘ōzêr de הָיָה hayah.

127 Lucas 18:13.

128 Salmo 20:2; 34:17; Lucas 18:7

129 Salmo 46:1.

130 En hebreo הָפַ֣כְתָּ מִסְפְּדִי֮ לְמָחֹ֪ול לִ֥י פִּתַּ֥חְתָּ שַׂקִּ֑י וַֽתְּאַזְּרֵ֥נִי שִׂמְחָֽה hāp̄aḵtā mispəḏî ləmāḥōwl lî pittaḥtā śaqqî wattə’azzərênî śimḥāh. La versión griega de los LXX o Septuaginta lee: στρέφω ὁ κοπετός ἐγώ εἰς χορός ἐγώ διαῥήγνυμι ὁ σάκκος ἐγώ καί περιζώννυμι ἐγώ εὐφροσύνη que la Vulgata traduce al latín como: “Convertisti planctum meum in gaudium mihi; conscidisti saccum meum, et circumdedisti me laetitia” “Me mudaste mi llanto en gozo, rasgaste mi saco, y me rodeaste todo de alegría”. KRAUS traduce: “Tú has cambiado mi lamento en danza, has desatado mi cilicio, me has ceñido de gozo”. SCHÖKEL: “Cambiaste mi luto en danza, me desataste el sayal y me ceñiste de fiesta”. No deja de resultar curioso que San Jerónimo utilizara al traducir la Vulgata la palabra latina “gaudium”, “gozo”, un sinónimo de “laetitia”, en lugar de “saltatio”, “danza”, (que sí utiliza en Eclesiastés 3:4) cuando tanto el término griego χορός como el hebreo לְמָח֪וֹל ləmāḥōwl de מָחוֹל machol significan claramente “danza” o “baile”.

131 Dice al respecto AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «Rasgaste el sayal de mis pecados, disipando la tristeza inherente a mi estado mortal, y me ceñiste con el ropaje original de inmortalidad, fuente de eterna alegría».

132 Efesios 3:19.

133 2 Samuel 24:14-16.

134 Romanos 6:9.

135 Isaías 61:10.

136 1 Corintios 15:43-57. Ver Isaías 25:8; Oseas 13:14.

137 Romanos 12:21.

138 Un versículo de traducción compleja dependiendo de la interpretación que se de a la expresión hebrea כָ֭בוֹד ḵāḇōwḏ, “mi gloria”. La versión inglesa KJV traduce: “To the end that my glory may sing praise to thee, and not be silent. O Lord my God, I will give thanks unto thee for ever.” “A fin de que mi gloria pueda cantarte alabanzas, y no estar callada. O Señor Dios mío, te daré gracias para siempre”. El texto hebreo dice: לְמַ֤עַן יְזַמֶּרְךָ֣ כָ֭בֹוד וְלֹ֣א יִדֹּ֑ם יְהוָ֥ה אֱ֝לֹהַ֗י לְעֹולָ֥ם אֹודֶֽךָּ ləma‘an yəzammerḵā ḵāḇōwḏ wəlō yiddōm Yahweh ’ĕlōhay lə‘ōwlām ’ōwḏekā. La versión griega de los LXX o Septuaginta lee: ὅπως ἄν ψάλλω σύ ὁ δόξα ἐγώ καί οὐ μή κατανύσσω κύριος ὁ θεός ἐγώ εἰς ὁ αἰών ἐκὁμολογέω σύ que la Vulgata traduce al latín como: “ut cantet tibi gloria mea, et non compungar. Domine Deus meus, in aeternum confitebor tibi”, “Para que mi gloria te cante, y no tenga yo pena; Señor Dios mío, yo te alabaré eternamente”. KRAUS traduce: “para que ‘mi corazón’ te cante y no calle, para que, oh Yahvé, Dios mío, te alabe por siempre”. SCHÖKEL: “Así te canta mi alma sin callarme. Señor Dios mío, te daré gracias siempre”.

139 Cita la estrofa número 20 de un extenso himno (22 estrofas) de ISAAC WATTS [1674-1748] titulado “The Song og Angels above”, número 27 en el himnario “The Psalms and Hymns of the late Dr. Isaac Watts” publicado en 1821, en la sección de “Dr. Watts’s Miscellaneous Hymns”.

140 SHÖKEL concluye su exposición cristiana del Salmo 30 con estas palabras magistrales: «El Señor resucitado “ya no muere; la muerte ya no se enseñorea más de él” (Romanos 6:9); invirtiendo así el movimiento descendente de la vida a la muerte e instaurando el ascendente de la muerte a la vida. Cristo pudo pronunciar por primera vez con todo derecho y con pleno sentido el último versículo del salmo: “Te alabaré por siempre” (30:12). Los cristianos pueden tomar en los labios el salmo, aceptar como designio de Dios las polaridades humanas hasta la muerte, y sentir el gozo anticipado de la victoria de la vida sobre la muerte; es decir, pueden decir de veras: “Te alabaré por siempre”, añadiendo como antífona: “¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh sepulcro, tu aguijón? El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Corintios 15:55-57) [Salmos, Tomo I, 1-72, Editorial Verbo Divino, Estella, Navarra, 1992].

141 Se trata de una adaptación hecha por Spurgeon a la tercera estrofa del conocido himno de WILLIAM RALPH FEATHERSTON [1848-1875] “My Jesus, I Love Thee”. La tercera estrofa del himno original dice: «I’ll love Thee in life, I will love Thee in death, / And praise Thee as long as Thou lendest me breath; / And say when the death dew lies cold on my brow, / If ever I loved Thee, my Jesus, ’tis now». La adaptación de Spurgeon es: «I will praise him in life; I will praise him in death; / I will praise him as long as he lendeth me breath; / And say when the death dew lays cold on my brow, / If ever I loved thee, my Jesus, it is now». La última línea suena un tanto extraña, creemos que debería decir: “If ever I praised thee, my Jesus, it is now” “Jesús si te alababa, te alabo más hoy” en consonancia con los cambios realizados en las otras líneas. Pero el original está así y lo hemos respetado. Spurgeon lo cita también en esta misma forma como conclusión en uno de sus sermones: “Grace for Grace”, predicado el 19 de mayo de 1889. El himno ha sido traducido al castellano de distintas formas y existen del mismo múltiples versiones. La más apegada al texto inglés y que mejor mantiene el sentido del original, de autor desconocido, es la siguiente: “Jesús yo te amo y tuyo seré / por ti los placeres del mundo dejé / pues tú me redimes, me das salvación / Jesús si te amaba, te amo más hoy” – “Me amaste primero, hoy yo te amo a ti / pues sobre el calvario, moriste por mí / por lo que sufriste, mi vida te doy / Jesús si te amaba, te amo más hoy”.

142 Génesis 1:2.

143 SCHÖKEL en su transposición cristiana del Salmo cita en el mismo sentido el siguiente fragmento de un sermón para el domingo de resurrección del famoso predicador dominico español ALONSO DE CABRERA [1549-1598]: «A la tarde se hospedará el llanto y en la mañana nacerá la alegría. Tan veloz transcurre el tiempo que si bien viene con pesar la noche, amanece con placer el día. Saquemos de esto la diferencia entre el día de Dios y el día del hombre: el día de Dios empieza por la tarde y acaba en la mañana: καί γίγνομαι ἑσπέρα καί γίγνομαι πρωΐ ἡμέρα εἷς, “factumque est vespere et mane, dies unus”, “fue la tarde y la mañana de un día” (Génesis 1:5 LXX/Vulgata). Aquellos días primeros que Dios hizo en el mundo tuvieron la tarde antes que la mañana. Pero el día del hombre es al revés, empieza por la mañana y acaba en la tarde: “de mane usque ad vesperam finies me”, “entre la mañana y la tarde me consumo” (Isaías 38:12, Vulgata) decía un rey que se estaba muriendo. Nuestros días empiezan con luz y terminan en tinieblas; Dios comienza con tinieblas y termina con luz. Ningún día ha tenido el mundo más solemne y glorioso que el día de la resurrección de Cristo nuestro Redentor; pues siendo día de Dios, conforme a su estilo, empezó por la tarde y acabó por la mañana, comenzó con tinieblas y terminó con luz, se inició con Pasión y concluyó con Resurrección».

144 Los Padres de la Iglesia comentaron:

–AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «“Para que mi gloria te cante y no tenga yo pena”; sí, para que deje ya de lamentarse y comience de una vez a cantar, no mis méritos, sino mi gloria. Puesto que has sido tú quien me ha enaltecido desde mi miseria borrando el dolor de mi conciencia de pecado, el miedo a la muerte, y el temor al juicio. “Señor Dios mío, yo te alabaré eternamente”: mi gloria, oh Señor Dios mío, consiste en confesar ante ti eternamente que nada bueno procede de mí mismo, sino que todo procede de ti, que eres Dios, y eres todo en todos (1 Corintios 15:18)».

–TEODORETO DE CIRO [393-458]: «¿Acaso nos faltan razones para darle las gracias y alabarle “eternamente”? Le amamos porque él nos amó primero (1 Juan 4:19). Y tanto como abundan los motivos de alegría abundan las razones para el agradecimiento. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, –leemos en la Escritura– que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en él, no perezca, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). ¡Dios mío: “te alabaré eternamente”! No tan solo en esta vida, sino también después de la resurrección, cantaré eternamente, y no estaré callado, entonaré eternamente himnos proclamando tu amor y tus dones, extraordinarios e inefables».

El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos

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