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SALMO 28

SALMO DEL AGRADECIDO

Título: De nuevo el título “Salmo de David”, es demasiado general para darnos alguna pista sobre la ocasión en que fue escrito. Su posición, a continuación del Salmo 27, parece intencional, es una secuela perfecta que le va como anillo al dedo. Es otro de esos “cánticos vespertinos”1 en los que la que la pluma de David era tan prolífica. Decían los antiguos naturalistas que la espina en el pecho del ruiseñor le hace cantar;2 las aflicciones de David le daban elocuencia a su santo Salterio. La súplica principal de este Salmo es que el orante no sea confundido con los que obran iniquidad, para los cuales expresa su mayor desprecio; y es aplicable a cualquier creyente calumniado, que mal comprendido por los hombres y tratado por ellos como persona indigna, está ansioso de presentarse rectamente ante el tribunal de Dios.3 Aplica también al Señor Jesús intercediendo en nombre de su pueblo.4

C. H. SPURGEON

Estructura: Los dos primeros versículos (28:1-2) son una solicitud de audiencia ante el Señor en situación de emergencia extrema. Del dos al cinco (28:2-5) describen la porción de los malos como algo despreciable. Los versículos del seis al ocho (28:6-8) elogian la misericordia del Señor al haber escuchado su súplica. Y concluye con una petición general a favor de todos los creyentes militantes.

C. H. SPURGEON

Versión poética:

AT TE DOMINE CLAMABO

Clamaré a ti, Señor, de noche y día,

respóndeme, Dios mío, que si callas,

creeré que ya estoy muerto, como aquellos

que ya sin vida al lago oscuro bajan.

Cuando las manos alzo hacia tu templo,

cuando mi corazón a ti se alza,

escúchame, Señor, no te hagas sordo

al suplicante son de mis palabras.

No esperes a destruir mis enemigos,

cuando ya su furor rendido me haya,

que esto fuera igualar nuestro destino,

y el bueno y el malvado no se igualan.

Ellos son unos pérfidos traidores,

que ocultan su maldad, y con la capa

de amigos, esconder saben aleves

malos designios, intenciones malas.

Trátalos pues, Señor, como merecen,

no menos que sus obras sus palabras

y según corresponde a las inicuas

maquinaciones, que alevosos traman.

Castígalos, Señor, que así lo exigen

sus acciones injustas y malvadas,

y haz que todo el mal que me desean,

sobre ellos mismos redoblado caiga.

No quieren entender estos inicuos

que es tu mano, Señor, tu mano santa

la que obra en mi favor, y que ella misma

es la que sus intentos desbarata.

No temen que tu brazo omnipotente,

que con tanto vigor a mí me salva,

no se pueda volver también contra ellos,

y que el que me protege los abata.

Pero ya siento que el Señor me escucha,

y que ve mi humildad con vista grata;

bendito sea su divino nombre,

bendita sea su piedad tan blanda.

El Señor es mi auxilio, mi refugio,

porque en él puse siempre mi esperanza,

en todos los temores a él recurro,

y en todos su socorro no me falta.

Mi carne ya agotada, ya marchita

reflorece de nuevo con su gracia,

y por eso con todos sus afectos

publicará mi labio su alabanza.

El Señor es la fuerza de su pueblo,

y de sus riesgos próvido le saca,

como en tantos peligros diferentes

ha salvado a su Cristo, porque le ama.

Bendice, oh Dios, tu pueblo preferido,

que quisiste hacer tu herencia santa,

y condúcelo en fin, hasta que llegue

a otra herencia más digna y soberana.

DEL “SALTERIO POÉTICO ESPAÑOL”, SIGLO XVIII

Vers. 1. A ti clamaré, oh Jehová. Roca mía, no te desentiendas de mí, para que no sea yo, dejándome tú, semejante a los que descienden al sepulcro. [A ti clamaré, oh Jehová. Roca mía, no te desentiendas de mí, para que no sea yo, dejándome tú, semejante a los que descienden al sepulcro. RVR] [A ti clamo, oh Señor; roca mía, no seas sordo para conmigo, no sea que si guardas silencio hacia mí, venga a ser semejante a los que descienden a la fosa. LBLA] [A Ti clamo, oh YHVH, Roca mía. No guardes silencio para conmigo, no sea que te desentiendas de mí, y llegue a ser semejante a los que bajan al sepulcro. BTX] [A ti clamo, Señor, roca mía; no te desentiendas de mí, porque si guardas silencio, ya puedo contarme entre los muertos. NVI] [Señor, a ti te llamo; no me ignores, fortaleza mía, que si tú no me hablas seré como los muertos. BLP] [A ti elevo mi oración, oh Señor, roca mía; no cierres tus oídos a mi voz. Pues si guardas silencio, mejor sería darme por vencido y morir. NVI]5

A ti clamo, Señor. El clamor y el llanto son expresiones naturales de la aflicción, y adecuadas cuando nos fallan todos los demás recursos de apelación. Pero ese clamor ha de ser dirigido únicamente al Señor, pues clamar al hombre es desperdiciar nuestras súplicas en el aire. Si tenemos en cuenta la capacidad del Señor para escuchar, y su disposición para ayudar, veremos que hay buenas razones para dirigir de inmediato todas nuestras apelaciones al Dios de nuestra salvación utilizando el lenguaje resoluto que hallamos en este versículo: “A ti clamo”.

Roca mía.6 Nuestra Roca es inmutable,7 fundamento inamovible de todas nuestras esperanzas, nuestro amparo en tiempos de angustia y nuestro auxilio en la tribulación;8 ante cualquier peligro estamos determinados a refugiarnos en él. En vano será clamar a las rocas en el día del juicio,9 pero nuestra Roca escucha siempre nuestros clamores.

No seas sordo para conmigo. No permanezcas silente, no me ignores, no te desentiendas de mí. A los formalistas les da igual si sus peticiones se quedan sin respuesta, presentan sus oraciones y consideran que ya han cumplido con su deber; pero los suplicantes genuinos no se conforman tan fácilmente, no les basta con la acción reflexiva de la propia oración tranquilizando la mente y doblegando la voluntad, van más allá: exigen respuestas del cielo reales, si puede ser de inmediato, y no descansan hasta obtenerlas; a lo que más temen es al silencio de Dios.10 A menudo la voz de Dios es algo tan terrible que hace temblar el desierto;11 pero su silencio es igual de terrorífico, y llena de pavor al suplicante ansioso. Cuando nos dé la sensación de que Dios cierra su oído, jamás cerremos nosotros la boca, al contrario: clamemos más fervientemente; pues en cuanto nuestro clamor aumente en agonía y fervor, no tardará en respondernos. ¡Si el Señor permaneciera silencioso ante nuestras oraciones de modo permanente estaríamos definitivamente perdidos! Este pensamiento cruzó de manera fugaz la mente de David, y le llevó a redoblar sus súplicas, mostrándonos con ello que en nuestras oraciones es preciso que argumentemos y razonemos con Dios.

No sea que si guardas silencio hacia mí, venga a ser semejante a los que descienden a la fosa.12 Privados del Dios que responde a nuestras oraciones, estaríamos en peor situación que los muertos en sus tumbas, y pronto nos hundiríamos al mismo nivel de los que se ven arrastrados al infierno. Nos es imprescindible obtener respuesta a la oración: nuestro caso es de necesidad extrema, de urgencia desesperada; y por tanto, no hay duda de que el Señor responderá infundiendo en nuestras mentes agitadas sentimientos de paz, porque su corazón no tolera que sus escogidos perezcan.13

C. H. SPURGEON

A ti clamo, Señor. Es de suma importancia que tengamos un objetivo concreto en que fijar nuestros pensamientos. El ser humano, en el mejor de los casos, tiene poca capacidad para las abstracciones; y menos todavía en momentos de aflicción, en los que se ve indefenso y necesitado de todas las ayudas posibles; si en tal estado su mente comienza a divagar en abstracciones, se agotará pronto, y exhausto, no tardará en hundirse. Dios ha dispuesto en su gracia que tal cosa no tiene por qué suceder. Y por ello se ha manifestado al hombre a través de su palabra, para que cuando se sienta afligido pueda fijar su mente en él como objetivo definido de su fe, su esperanza, y su oración. “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”.14 Esto fue exactamente lo que hizo el salmista; y en sus palabras, la precisión de Dios como objetivo concreto de su confianza en la oración, está muy claramente definido. ¡Qué privilegio tan grande el de los cristianos! Pueden fijar sus ojos en Jesús y, sin forzar la imaginación, contemplar al Santo que los mira y escucha desde arriba, listo para responder a sus súplicas. Querido lector, en tiempo de tribulación no desvaríes, que tus suspiros no se pierdan en el vacío, que tus pensamientos no vayan de un lado a otro buscando un punto en que fijarse; alguien a quien puedas contar tus cuitas, las necesidades y el desconsuelo de tu corazón. Fija tu mirada en Dios, como hizo el salmista y di: “A ti clamo, Señor”. Feliz el hombre que siente y sabe que cuando llegue el golpe de la tribulación no va a quedar perplejo y confuso. Aunque no pueda evitar el dolor, sabe que cuenta con un recurso maravilloso, y echará mano de él. Lo que expresa el salmista con estas palabras no es vana teoría o simpatía hacia un Dios abstracto: es plena seguridad, el conocimiento certero de un Dios personal, un sentimiento interno irrefutable que le lleva gritar: “A ti clamo, Señor”, y todo creyente verdadero hará suyo tal clamor en la misma manera.

PHILIP BENNET POWER [1822-1899]

“‘I wills’ of the Psalms”, 1862

Roca mía. Una amiga del reverendo William Evans,15 un piadoso ministro del evangelio en Inglaterra, le preguntó poco antes de su muerte cómo se sentía. «Por lo que respecta a mí soy la debilidad personificada –respondió–, pero estoy sobre la Roca. Por tanto, no experimento esas crisis que muchos atraviesan al final de sus días, pues mi dependencia está firme en la misericordia de Dios en Cristo. En ello se fundamenta mi fe, y así debe seguir hasta el final».

ANÓNIMO

Roca mía. El reverendo John Rees,16 de Crownstreet, Soho, Londres, recibió en su lecho de muerte la visita del reverendo John Leifchild,17 quien le pregunto si se sentía capaz describir su estado mental ante la muerte. Esta apelación al honor de su fe reavivó de tal modo su llama moribunda que, incorporándose en su cama, miró a su amigo a los ojos y le respondió con aplomo, dignidad y energía: «La persona de Cristo, el amor del corazón de Cristo, y el poder del brazo de Cristo, son la roca sobre la cual me apoyo; y ahora – prosiguió reclinando suavemente la cabeza sobre la almohada– ¡muerte, golpea cuando quieras!»

KAZLITT ARVINE [1819-1851]

“Cyclopaedia of Moral and Religious Anécdotes”, 1848

No seas sordo para conmigo.18 El corazón humano espera de Dios que le hable:19 “No seas sordo para conmigo, no sea que si guardas silencio hacia mí…” Cuando oramos queremos que Dios nos responda de inmediato, que se manifieste por nosotros y se muestre como nuestro Padre. ¿Y qué deseamos que nos diga? Que nos confirme que ha escuchado nuestra petición y que actúe en nuestro favor porque es nuestro Padre. Pero no tan solo a través de la fe, sino también del sentimiento, queremos oír su voz en nuestro interior de modo claro y directo, tal y como nosotros le hablamos a él. Cuando nos sentimos seguros de que Dios nos ha escuchado, estamos más predispuestos a dejar en sus manos, con mayor confianza, el tema por el que hemos estado orando. Puede que la respuesta se demore largo tiempo; puede que las cosas empeoren y nos dé la impresión de que las circunstancias juegan en contra nuestra; puede incluso que no haya ninguna acción directa de Dios en el escenario; no importa: nuestra certeza de que Dios ha escuchado nuestro clamor hará que nuestra fe siga intacta, firme y fuerte, y experimentaremos consuelo en nuestro corazón. Nos diremos a nosotros mismos: «Dios conoce mi situación, me lo ha dicho explícitamente, y por tanto, me siento en paz». Y esto debe ser suficiente. No cometamos la imprudencia de tratar de inducir a Dios a hablar mucho cuando es su voluntad hablar poco: la mejor respuesta que podemos tener en ciertos momentos es la de saber que nos ha escuchado, saber que él nos oye, ya estimula y ejercita nuestra fe. Hablando de la tardanza del Salvador en contestar la petición de la mujer cananea,20 Rutherford21 dice lo siguiente: «El texto del evangelio nos dice que “No le respondió palabra”,22 pero no dice en absoluto que: “no escuchara palabra”. Cristo siempre escucha, aunque ocasionalmente no responda. Pues en muchos casos, no responder ya es una respuesta, equivale a decirnos: “Sigue orando, sigue clamando”, pues por el momento el Señor ha decidido mantener esta puerta cerrada; mas no para dejarte fuera, sino para que sigas llamando: “llamad y se os abrirá”».23

PHILIP BENNET POWER [1822-1899]

“‘I wills’ of the Psalms”, 1862

No sea que si guardas silencio hacia mí, venga a ser semejante a los que descienden a la fosa. Mira, oh gran Dios, mi triste situación. Nada en este mundo deseo ni me complace más que servirte, y no obstante, la desgracia de mi destino y los deberes de mi entorno me obligan a relacionarme con personas que consideran toda piedad como algo censurable y ridículo. Con horror escucho todos los días, en silencio, cómo blasfeman de los dones inefables de tu gracia, y ridiculizan la fe y el fervor de los fieles, como si se tratara de imbecilidad mental. Expuesto a tamaña impiedad, oh Dios mío, mi único consuelo es hacer que mis gritos de angustia asciendan hasta el pie de tu trono. Pues, aunque por el momento estas blasfemias sacrílegas no despiertan en mis emociones más que horror y compasión, temo que a la larga me puedan debilitar y seducirme, llevándome a un curso equivocado, indigno de tú gloria y de la gratitud que te debo. Temo que inconscientemente me convierta en un cobarde que se ruborice de pronunciar tu nombre; un pecador capaz de resistir los impulsos de tu gracia; un traidor incapaz de plantarles cara con mi testimonio; un impostor capaz de disfrazar bajo el nombre de prudencia lo que no es más que timidez culpable. Siento cómo ese veneno se insinúa en mi corazón, pues aunque no quisiera que mi conducta se asemejara en nada a la suya, el temor me invade cuando estoy a su lado y me impide confrontarles, por miedo a ofenderles. No me atrevo a imitarlos, pero temo aún más irritarlos. Sé que es imposible agradar a la vez al mundo corrupto y al Dios santo, y, con todo, estoy perdiendo de vista esta verdad, pues en lugar de servir para sustentar mi decisión, me hundo cada vez más en una vacilación inexcusable. ¡Qué otra cosa puedo hacer sino implorar tu ayuda! Fortaléceme, oh Señor, contra estas vacilaciones, estos baches tan perjudiciales para tu gloria, tan fatales para la fidelidad que se te debe. Déjame escuchar tu voz que me vivifique y me infunda ánimo, reanima mi débil fe, pues presiento que estoy a un paso del desespero y la prevaricación. Me encuentro al borde del precipicio, listo para caer en una complicidad delictiva con aquellos que sé me arrastrarán finalmente hasta la fosa.

JEAN BAPTISTE MASSILLON [1663-1742]24

“A spiritual paraphrase of some of the Psalms, in the form of devout meditations and prayers”,1805.

Vers. 2. Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu santo templo. [Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu santo templo. RVR] [Escucha la voz de mis súplicas cuando a ti pido auxilio; cuando levanto mis manos hacia el lugar santísimo de tu santuario. LBLA] [Oye la voz de mis súplicas cuando clamo a Ti, cuando alzo mis manos hacia el lugar santísimo de tu santuario. BTX] [Oye mi voz suplicante cuando a ti acudo en busca de ayuda, cuando tiendo los brazos hacia tu lugar santísimo. NVI] [Escucha mi grito de súplica cuando te invoco, cuando alzo mis manos hacia tu santuario. BLP] [Escucha mi oración que pide misericordia, cuando clamo a ti por ayuda, cuando levanto mis manos hacia tu santo templo. NTV]

Oye la voz de mis ruegos25 cuando clamo a ti. El segundo versículo va en la misma línea que el primero: ¡Escúchame! ¡Escúchame! “Escucha la voz de mis súplicas”. Cuando en profundo espíritu de oración nos esforzamos hasta ser inoportunos y agonizamos en nuestras súplicas hasta conseguir audiencia, no podemos encontrarnos con una negativa. La palabra hebrea תַּ֭חֲנוּנַי taḥănūnay de תַּחֲנוּן tachanun, “súplicas”, viene en plural para mostrarnos el número, la continuidad, y la variedad de las oraciones; mientras que la expresión “oye la voz”26 parece indicar que hay una voz interior, la voz del corazón, y de la cual los verdaderos hombres se preocupan más que de sus expresiones externas y audibles. Una oración silenciosa puede hablar con voz más alta que los gritos de los sacerdotes que vociferaban para despertar a Baal.27

Cuando levanto mis manos28 hacia el lugar santísimo de tu santuario.29 El lugar santísimo era un tipo de Cristo, y si nosotros queremos ser aceptados, debemos recurrir siempre a la sangre derramada en el propiciatorio de su expiación. Levantar las manos siempre ha sido un gesto de devoción, y su significado es demostrar que dirigimos nuestra atención hacia arriba, hacia Dios, con el fervor y la disposición a recibir las bendiciones que imploramos. Extendemos nuestras manos vacías, porque somos mendigos; las levantamos, porque buscamos provisiones de arriba, provisiones celestiales; y las dirigimos hacia el lugar santísimo, el propiciatorio, el trono de misericordia de Cristo Jesús, porque es allí donde está nuestra esperanza. ¡Siempre que utilicemos gestos devotos, hagámoslo con corazones quebrantados, pues ello apresurará la acción divina!

C. H. SPURGEON

Cuando levanto mis manos hacia el lugar santísimo de tu santuario. En hebreo דְּבִ֥יר dəḇîr, “santuario, oráculo”,30 porque era el lugar donde Dios hablaba y daba sus respuestas. Hacia este lugar (sin duda un tipo de Cristo, quién es verdaderamente la Palabra)31 David levantaba sus manos, como una escalera para que su oración ascendiera al cielo.

JOHN TRAPP [1601-1669]

“A commentary or exposition upon the books of Ezra, Nehemiah, Esther, Job and Psalms”, 1657

Vers. 3. No me arrebates juntamente con los malos, y con los que hacen iniquidad, los cuales hablan paz con sus prójimos, pero la maldad está en su corazón. [No me arrebates juntamente con los malos, y con los que hacen iniquidad, los cuales hablan paz con sus prójimos, pero la maldad está en su corazón. RVR] [No me arrastres con los impíos ni con los que obran iniquidad, que hablan de paz con su prójimo, mientras hay maldad en su corazón. LBLA] [No me arrastres junto con los impíos, con los que hacen iniquidad, los cuales hablan de paz con su prójimo, mientras albergan el mal en sus corazones. BTX] [No me arrastres con los malvados, con los que hacen iniquidad, con los que hablan de paz con su prójimo pero en su corazón albergan maldad. NVI] [No me arrojes con los malvados ni con los que hacen el mal: hablan de paz con sus amigos, pero en su corazón hay violencia. BLP] [No me arrastres junto con los perversos —con los que hacen lo malo—, los que hablan con sus vecinos amablemente mientras traman maldades en su corazón. NTV]

No me arrebates juntamente con los malos.32 Porque serán arrastrados al infierno como antiguamente los criminales eran arrastrados en pandilla a las sogas de Tyburn,33 como leños echados al fuego, como haces en una hoguera. David teme ser atado en un mismo haz con los malvados y arrastrado a su perdición, un temor muy propio de todo hombre de Dios. El mejor entre los malos es compañía peligrosa aquí en el tiempo, y desastrosa para la eternidad; es preciso evitarlos en sus placeres, si no queremos acabar confundidos con ellos en sus miserias.

Y con los que hacen iniquidad. Quienes son pecadores declarados, cuyo juicio es inminente y seguro: “Señor, no nos hagas beber de su copa”.34 Los obradores de iniquidad jamás descansan en su actividad: “hacen” constantemente, incluso cuando los obreros del Señor reposan. ¡Oh! que seamos hallados “obreros activos” para el Señor, y hallados entre los que “hacen su voluntad”.

Los cuales hablan paz con sus prójimos, pero la maldad está en su corazón.35 Se han familiarizado con los hábitos propios del lugar al que van destinados: el destino de los mentirosos será la condenación eterna,36 y la mentira es su conversación en el camino. Las palabras suaves y untuosas, impregnadas de amor fingido, son las mallas engañosas de la red infernal con la que Satanás atrapa vidas preciosas; y muchos de sus hijos aprenden de sus artes abominables y cazan con las mismas redes que su padre casi con tanta astucia como él mismo lo haría. Cuando la lengua y el corazón no se expresan al unísono en el mismo tono, es señal indiscutible de bajeza moral. Las personas engañosas son más temibles que una estampida de animales salvajes; mejor sería estar encerrado en un pozo con serpientes que obligado a vivir entre mentirosos. Quien habla de “paz” con excesiva vehemencia, es porque está dispuesto a venderla al primer postor que le pague por ella lo que pida. «Al buen vino le sobra el reclamo»,37 y por tanto, si fuera realmente persona amante de la paz, no le haría falta alardear de ello; si tanto se esfuerza es porque sus palabras encierran malicia, podéis estar bien seguros.

C. H. SPURGEON

No me arrebates juntamente con los malos, y con los que hacen iniquidad, los cuales hablan paz con sus prójimos, pero la maldad está en su corazón. El hombre de Dios aborrece la hipocresía, la doble cara y el disimulo en el trato con sus semejantes; su corazón va siempre de la mano con su lengua, es incapaz de halagar y odiar, de alabar y censurar a la vez. “El amor sea sin fingimiento”.38 El amor fingido es peor que el odio; la amistad falsificada es peor que una mentira, implica la pretensión de algo que no es.39 Muchos son los que actúan como Joab: “Entonces Joab dijo a Amasá: ¿Te va bien, hermano mío? Y tomó Joab con la diestra la barba de Amasá, para besarlo. Y Amasá no se cuidó de la daga que estaba en la mano de Joab; y este le hirió con ella en la quinta costilla, y derramó sus entrañas por tierra, y cayó muerto sin darle un segundo golpe”.40 Hay un río en España, donde los peces parecen ser de un color dorado, pero al sacarlos del agua son como los demás peces.41 No todo lo que brilla es oro; hay quienes nos apabullan con una amabilidad extraordinaria, pero son como grandes venas con poca sangre; y si te apoyas en ellos son como una pierna dislocada. Yo me cuestiono la autenticidad y sinceridad para con Dios de todos aquellos capaces de halagar y mentir a la vez a un amigo: “El que encubre el odio es de labios mentirosos; y el que propaga calumnia es necio”.42

THOMAS WATSON [1620-1686]

“Discourses on Important and Interesting Subjects: The Upright Man’s Character”, 1666

No me arrastres con los impíos. En mi criterio, se trata de una alusión a la manera en que los pastores seleccionan partes de sus rebaños: “No me arrebates”.43

SAMUEL LEE [1783-1852]

“Psalterium Syriacae”, 1822

No me arrebates con los impíos. En hebreo תִּמְשְׁכֵ֣נִי timšəḵênî de מָשַׁך mashak, que significa tanto arrebatar como agarrar, capturar. La traducción más correcta sería pues no me agarres como se agarra a los condenados para arrastrarlos al patíbulo.

HENRY HAMMOND [1605-1660]

“Paraphrase and Annotations on Book of Psalms”, 1659

Vers. 4. Dales conforme a su obra, y conforme a la perversidad de sus hechos; dales su merecido conforme a la obra de sus manos. [Dales conforme a sus obras, y conforme a la perversidad de sus hechos; dales su merecido conforme a la obra de sus manos. RVR] [Dales conforme a su obra y según la maldad de sus hechos; dales conforme a la obra de sus manos; págales su merecido. LBLA] [Dales conforme a su obra y según la maldad de sus hechos. Retribúyeles de acuerdo con la obra de sus manos. ¡Dales su recompensa! BTX] [Págales conforme a sus obras, conforme a sus malas acciones. Págales conforme a las obras de sus manos; ¡dales su merecido! NVI] [Trátalos según sus acciones y la maldad de sus actos; trátalos de acuerdo a sus obras, ¡dales tú su merecido! BLP] [¡Dales el castigo que tanto merecen! Mídelo en proporción a su maldad. ¡Págales conforme a todas sus malas acciones! Hazles probar en carne propia lo que ellos les han hecho a otros. NTV]

Dales conforme a su obra y según la maldad de sus hechos; dales conforme a la obra de sus manos; págales su merecido. Cuando contemplamos a los malvados por lo que son, y no como nuestros semejantes, nuestra indignación contra el pecado nos lleva a coincidir con las acciones de la justicia divina que castigan el mal; y a desear que emplee todo su poder para reprimir todo aquello que es injusto y cruel. Pero los deseos del salmista expresados en este versículo, según nuestra versión lo traduce,44 no están en consonancia con el espíritu de la dispensación cristiana, que busca más bien la reforma que el castigo del pecador. Si entendemos estas palabras como proféticas, es decir, de futuro cumplimiento, estaremos probablemente mucho más cerca de su verdadero significado que lo dado a entender por nuestra versión. Lector infiel, ¿cuál será tu destino cuando el Señor te juzgue como mereces? ¿Cuando descargue sobre ti su ira, no solo en la proporción de lo que has hecho, sino en base a lo que habrías hecho si hubieras podido? Dios juzga nuestras “intenciones” como si fueran “hechos”,45 y los recompensa o castiga como tales. No en esta vida, pero ciertamente, sí en la vida venidera, Dios dará a sus enemigos lo que se merecen en su mismísima cara, y les pagará el salario de sus pecados.46 El Señor ejecutará venganza sobre aquellos que no le conocen, no en base a sus palabras aduladoras, sino en la medida de sus maldades.

C. H. SPURGEON

Dales conforme a sus obras, y conforme a la perversidad de sus hechos; dales su merecido conforme a la obra de sus manos. De nuevo enfrentamos aquí el delicado tema de la oración pidiendo venganza, que, sin embargo, voy a solventar con unas breves reflexiones.

En primer lugar, es incuestionable que, si nuestra carne nos impulsa a buscar venganza, tal deseo es malo ante los ojos de Dios. Pues no tan solo nos prohíbe las imprecaciones de mal sobre nuestros enemigos en venganza por ofensas personales,47 sino que todos los sentimientos y deseos que brotan del odio han de ser descartados. No podemos alegar las palabras de David para justificar nuestros impulsos personales desmedidos en busca de venganza. Pues el santo profeta no reacciona aquí invocando la destrucción de sus enemigos inflamado por su aflicción y deseos personales de venganza; antes bien, dejando a un lado los deseos de su carne, juzga los hechos en sí mismos. Antes de que un hombre pueda clamar a Dios pidiendo venganza contra los malvados, tiene que deshacerse en su propia mente de todo sentimiento impropio; en segundo lugar, debemos ejercer la prudencia, que la atrocidad de los males que nos ofenden no nos lleven a un celo desmedido, algo de lo que adolecían incluso los mismos discípulos de Cristo, cuando deseaban que bajara fuego del cielo para destruir a los que se negaron a recibir a su Maestro.48 Pretendían, es cierto, actuar siguiendo el ejemplo de Elías,49 pero Jesús los reprendió severamente, diciéndoles: “no sabéis de qué espíritu sois”.50 Debemos observar, en particular, la regla general de desear sinceramente el bienestar de toda la raza humana y trabajar por ello; lo que nos lleva no tan solo a congratularnos de la misericordia divina, sino también a desear la conversión de aquellos que parecen precipitarse a su propia destrucción. Resumiendo: David, habiéndose liberado de todo tipo de pasiones personales impropias, ruega aquí, no invocando su propia causa, sino en favor de la causa de Dios. Su oración es un recordatorio a sí mismo y a todos los fieles, de que a pesar de que los malvados puedan dar rienda suelta a toda clase de vicios impunemente, al fin deben comparecer ante el tribunal de Dios.

JUAN CALVINO [1509-1564]

Dales conforme a sus obras, y conforme a la perversidad de sus hechos; dales su merecido conforme a la obra de sus manos. Sí, gran Dios, puesto que desde el principio has estado ocupándote tan solo en salvar a los hombres, golpearás con una maldición eterna a estos hijos de iniquidad que parecen haber nacido para su propia perdición, y para destruir a los demás. Tu misma benevolencia hacia la humanidad demanda tus truenos contra estos corruptores de la sociedad. Lo mucho que has hecho por nuestra raza, mayor severidad exige de tu justicia contra unos miserables cuya única obsesión ha sido la de oponerse a ti y contrarrestar tu bondad hacia los seres humanos. Dios mío, laboran sin cesar buscando la manera de alejar a los hombres de ti, y en justo pago, tú les apartarás de ti para siempre. Consideran un gran privilegio convertir a sus congéneres en tus enemigos, y tendrán ellos mismos la desoladora experiencia de permanecer como enemigos tuyos por toda la eternidad. Qué castigo más adecuado para los infelices que desean hacer que todos los corazones se rebelen contra tu adorable Majestad, que mantener la bajeza de su naturaleza, bajo la eterna y espantosa necesidad de odiarte para siempre.

JEAN BAPTISTE MASSILLON [1663-1742] 51

“A spiritual paraphrase of some of the Psalms, in the form of devout meditations and prayers”,1805 (Adaptado por C. H. Spurgeon)

Dales conforme a sus obras, y conforme a la perversidad de sus hechos; dales su merecido conforme a la obra de sus manos. Los egipcios dieron muerte a todos los hijos varones de los hebreos,52 y Dios hirió a los primogénitos de Egipto.53 Sísara pensaba destruir a Israel con sus carros de hierro, y murió con una estaca de hierro clavada en las sienes.54 Adoni-bezec, henchido de orgullo,55 quiso pelear contra Israel y acabó recogiendo migajas debajo de una mesa. Abimelec mató a sus hermanos, y Dios le pagó haciendo que muriera como un cobarde en manos de una mujer.56 Sansón se dejó arrastrar por la “lujuria de los ojos”, y los filisteos antes de darle muerte le sacaron los ojos.57 Agag causó mucho dolor a las madres de Israel y acabó cortado en pedazos.58 Saúl mató a los gabaonitas, y siete de sus hijos murieron ahorcados.59 Acab, recibió su pago por haber codiciado la viña de Nabot.60 Jeroboam levantó la mano contra el varón de Dios en el altar y esa misma mano se le secó.61 Joab, por haber matado a Abner, Amasa, y Absalón, fue condenado a muerte por Salomón.62 Los que acusaban a Daniel fueron arrojados al mismo foso de los leones que le habían destinado a él.63 Amán terminó colgado en la misma horca que había preparado para Mardoqueo.64 Judas se ahorco en el campo comprado luego con su dinero.65 Y si vamos a la historia más reciente, Bayaceto66 tenía la intención de encerrar a Tamerlán67 en una jaula de hierro, pero acabó él metido en la jaula. Majencio68 construyó un puente para derrotar a Constantino,69 pero cayó al mismo río y se ahogó. El Papa Alejandro VI70 murió envenenado por el vino que había preparado para envenenar a otro.71 Carlos IX72 regó las calles de París de la sangre de los hugonotes, y poco después las hemorragias y sudor de sangre fluían imparables por todas las partes de su cuerpo. El cardenal Beaton73 condenó a muerte a George Wishart74 y él mismo tuvo una muerte violenta, asesinado en su cama y su cuerpo colgado de la misma ventana de la que había contemplado la ejecución de Wishart.

GEORGE SEATON BOWES

“Illustrative Gatherings for Preachers and Teachers”, 1864

Dales su merecido conforme a la obra de sus manos. Medita en la justicia de Dios, que no es solo su voluntad, sino también su naturaleza castigar el pecado. Sin Cristo, estarías condenado irremisiblemente; y no se trata de una mera posibilidad: sin Cristo no tendrías escapatoria. Dios no puede menos que aborrecer el pecado, porque es santo; y no puede no castigarlo, porque es justo. Y no puede renunciar a su propia naturaleza para satisfacer nuestros caprichos.

CHRISTOPHER FOWLER [1610-1678]

Morning Exercises”

Dales su merecido conforme a la obra de sus manos. David no ora aquí contra sus enemigos impulsado por el deseo personal de venganza, sino guiado por el Espíritu infalible de la profecía, es decir, viendo en aquellos en contra de quienes clama a los enemigos de Cristo y de su pueblo en el curso de todas las edades.

DAVID DICKSON [1583-1663]

“Explanation of the First Fifty Psalms”, 1653

Vers. 4-5. En estos dos versículos, al igual que en la mayoría de pasajes imprecatorios, se mezclan el imperativo y el futuro de manera promiscua: “dales, hazles, destrúyelos”, creando confusiones interpretativas. Si todos los verbos se tradujeran en futuro, se vería con más claridad cuál es realmente su sentido: profecías de juicios divinos contra los judíos, que ya han sido ejecutadas; y profecías contra los enemigos de Señor y de su Cristo a lo largo de todas las edades, y para quienes las “obras” de la creación y la “obra” de redención, no han bastado para llevarlos al arrepentimiento; algunos de ellos ejecutados y otros todavía sin ejecutar. De este modo desaparecerían tantas críticas y objeciones contra los pasajes imprecatorios.

GEORGE HORNE [1730-1792]

“A Commentary on the Psalms in which Their Literal Or Historical Sense, as They Relate to King David, is Illustrated”, 1825

Vers. 5. Por cuanto no atendieron a los hechos de Jehová, ni a la obra de sus manos, él los derribará, y no los edificará. [Por cuanto no consideran las acciones de Jehová, ni la obra de sus manos, él los derribará, y no los edificará. RVR] [Porque no tienen en cuenta los hechos del Señor ni la obra de sus manos, El los derribará y no los edificará. LBLA] [Por cuanto no atendieron a los hechos de YHVH, mi a la obra de sus manos, Él los derribará y no los edificará. BTX] [Ya que no toman en cuenta las obras del Señor, y lo que él ha hecho con sus manos, él los derribará y nunca más volverá a levantarlos. NVI] [Pues no reconocen las acciones del Señor ni tampoco la obra de sus manos, ¡que él los derribe y no vuelva a levantarlos! BLP] [No les importa nada lo que el Señor hizo ni lo que sus manos crearon. Por lo tanto, él los derrumbará y, ¡jamás serán reconstruidos! NTV]

Por cuanto no consideran las acciones de Jehová, ni la obra de sus manos.75 Dios obra en la creación, la naturaleza está llena de pruebas de su sabiduría y bondad; y sin embargo, los ateos miopes se niegan a verlo. Obra en la providencia, otorgando y revocando, y su mano es manifiesta en la Historia de la humanidad, pero el infiel no lo verá. Obra a través de su gracia, con conversiones notables, y pese a ello los impíos se niegan a ver las acciones del Señor. Aquello de lo cual los ángeles se maravillan, los hombres mundanos lo desprecian. Dios condesciende a enseñar, y el hombre se niega a aprender.

Él los derribará. No hay duda de que lo hará. Hará que “observen, se asombren y perezcan”.76 Si no fueron capaces de ver la mano del juicio divino sobre otros, hará que la sientan sobre ellos mismos. Su cuerpo y su alma serán hostigados con destrucción perenne por siempre jamás.

Y no los edificará. La medicina de Dios es positiva y negativa, su espada tiene dos filos y corta a derecha e izquierda. Su herencia de maldad impedirá a los impíos acceder a ningún bien; su efá77 estará excesivamente lleno de ira como para contener un solo grano de esperanza. Se han convertido en casas de madera viejas y carcomidas, deterioradas, amenazando ruina, inútiles a su propietario, cubil de toda clase de alimañas y, en consecuencia, el Gran Constructor los demolerá definitivamente. Los ofensores incorregibles, a lo único que pueden aspirar es una destrucción rápida: quienes no se enmienden, serán desechados como algo carente de valor. Prestemos mucha atención a las lecciones de la Palabra y de las obras de Dios, no nos vaya a suceder que siendo hallados desobedientes a la voluntad divina, tengamos que soportar la ira divina.

C. H. SPURGEON

Vers. 6. Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis ruegos. [Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis ruegos. RVR] [Bendito sea el Señor, porque ha oído la voz de mis súplicas. LBLA] [¡Bendito sea YHVH, que oyó la voz de mis súplicas! BTX] [Bendito sea el Señor, que ha oído mi voz suplicante. NVI] [Bendito sea el Señor que escucha mi grito de súplica. BLP] [¡Alaben al Señor! Pues él oyó que clamaba por misericordia. NTV]

Bendito sea el Señor, que oyó la voz de mis ruegos. Los santos están llenos de bendiciones; son a la vez un pueblo bendito, y un pueblo que bendice; pero sus mejores bendiciones, la grosura de sus sacrificios,78 la dan a su glorioso Señor. A partir de este versículo, el salmo, que hasta este punto ha sido una oración, se transforma en alabanza. Quienes oran propiamente, pronto aprenden a alabar propiamente: la oración y la alabanza son los dos labios del alma; dos campanas tañendo una misma música dulce y aceptable a los oídos de Dios; dos ángeles para subir la escalera de Jacob;79 dos altares humeando con incienso;80 dos de los lirios de Salomón que destilan mirra fragante;81 dos crías gemelas de gacela alimentándose sobre los montes de mirra y los collados de incienso.82

Que oyó la voz de mis ruegos. La verdadera alabanza se fundamenta en buenas y suficientes razones; no es mera emocionalidad irracional, sino que cual manantial puro, brota de las profundidades de la experiencia. Las oraciones contestadas han de ser reconocidas y agradecidas. Y este es un deber en el que fallamos a menudo. ¿Acaso no animaríamos poderosamente a otros, y nos fortaleceríamos nosotros mismos, si rememoráramos con mayor fidelidad la bondad divina, y priorizáramos el convertirla en motivo de alabanza con nuestra lengua? La misericordia de Dios no es una cosa tan insignificante como para que podemos aventurarnos a recibirla sin agradecerla. Debemos huir de la ingratitud, y vivir cada día más en una atmósfera celestial de amor agradecido.

C. H. SPURGEON

Que oyó la voz de mis ruegos. La oración es el mejor remedio frente a la calamidad. Es ciertamente el verdadero catholicon,83 medicina universal para todas las enfermedades. No como el catholicon de los empíricos, que funcionaba ocasionalmente pero que la mayoría de las veces fracasaba, sino uno que basado en la evidencia demostrada y la experiencia constante, tiene garantizado su probatum est; 84 pues quien lo receta y prescribe es el Médico más sabio, erudito, experto y honesto que jamás haya habido o pueda haber.85

WILLIAM GOUGE [1575-1653]

“A Guide to Goe to God: Or, an Explanation of the Perfect Patterne of Prayer”, 1626

Vers. 7. Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón, y con mi cántico le alabaré. [Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui socorrido, por lo que exulta de gozo mi corazón y con mi cántico te alabaré. RVR] [El Señor es mi fuerza y mi escudo; en El confía mi corazón, y soy socorrido; por tanto, mi corazón se regocija, y le daré gracias con mi cántico. LBLA] [YHVH es mi fortaleza y mi escudo, en Él confió mi corazón, y fui ayudado, por lo que mi corazón se regocija, y lo alabo con mi cántico. BTX] [El Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en él confía; de él recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias. NVI] [El Señor es mi fortaleza y mi escudo, en él mi corazón confía. Me ha socorrido y estoy alegre, con mis cantos le doy gracias. BLP] [El Señor es mi fortaleza y mi escudo; confío en él con todo mi corazón. Me da su ayuda y mi corazón se llena de alegría; prorrumpo en canciones de acción de gracias. NTV] 86

Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui socorrido. Tenemos aquí la confesión de fe de David, junto con el testimonio de su experiencia.

“El Señor es mi fortaleza”. Dios emplea su poder en nuestro favor, y además, nos infunde fuerza en nuestra debilidad. El salmista, en un acto de fe, se apropia de la omnipotencia del Señor como si fuera suya. La dependencia del Dios invisible nos proporciona una gran independencia de espíritu, inspirándonos una confianza que va más allá de lo humano.

Y mi escudo. Consecuentemente, David encuentra en su Dios tanto la espada como el escudo. El Señor preserva a su pueblo de males sin número; y el guerrero cristiano, amparado tras su Dios, se siente mucho más seguro que el héroe cuando se cubre con su escudo de bronce o de triple acero.

En él confió mi corazón, y fui socorrido La obra del corazón es una obra segura; la confianza del corazón nunca se ve decepcionada. Antes de que llegue la ayuda es preciso que exista la fe, pero la ayuda nunca se va a demorar. Este: “y fui socorrido” es una expresión que cada creyente podría repetir a diario, porque el auxilio divino nos es concedido a cada momento, de lo contrario, volveríamos a caer en la perdición; cuando precisamos ayuda de forma manifiesta, no tenemos más que poner la fe en acción, y nos será concedida.

Por lo que exulta de gozo mi corazón (en gran medida) y con mi cántico te alabaré. Menciona el corazón dos veces, para mostrar la veracidad de su fe y de su regocijo. Y no debe pasarnos desapercibido el adverbio “en gran medida”:87 nunca hemos de sentir miedo a estar demasiado llenos de regocijo ante el recuerdo de una gracia recibida. Servimos a un Dios grande, alegrémonos en él en gran medida. Una canción es el método más adecuado que tiene el alma para dar rienda suelta a su felicidad, bueno sería que tuviéramos más predisposición a cantar como las alondras, y menos a graznar como los cuervos. Si el corazón está radiante, los labios no deben permanecer en silencio. Cuando Dios nos bendice, debemos alabarle con todo nuestro corazón.

C. H. SPURGEON

Jehová es mi fortaleza. ¡Oh, dulce consuelo! Si un hombre soporta una carga, pero cuenta con una fuerza suplementaria; y se le duplica la carga, pero la fuerza suplementaria se triplica, no percibirá que la carga sea más pesada, al contrario, le resultará más liviana. Si nuestras aflicciones se nos hacen inaguantables hasta el punto de exclamar: ¡Ya no puedo más!, y vemos que no vamos a poder seguir soportándolas con nuestras propias fuerzas, ¿por qué no tratamos de soportarlas con la fuerza de Jesucristo? ¿Pensamos que Cristo no podrá soportarlas? Y si concluimos que Cristo sí podría soportarlas, ¿por qué no hemos de soportarlas nosotros con la ayuda de Cristo? Puede que alguien diga: ¿acaso tenemos nosotros la fuerza de Cristo? Pues sí; ese mismo poder que tenía él nos es accesible por medio de la fe. Y esta es la razón por la que la Escritura repite con frecuencia: “El Señor es mi fortaleza” (28:7); “Dios de mi fortaleza”;88 “Jehová es mi fortaleza”;89 “mi fortaleza es el Señor Dios”;90El Señor Dios es mi fortaleza”;91 y “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.92 Por tanto, si nuestra fortaleza es Cristo, estamos en condiciones de soportar cualquier carga, sea esta la que sea, porque somos “fortalecidos con todo poder según la potencia de su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia, con gozo”.93

ISAAC AMBROSE [1592-1674]

“Looking unto Jesus: A View of the Everlasting Gospel, or, The Soul’s Eyeing of Jesus”, 1763

Jehová es mi fuerza y mi escudo. Mi fortaleza interior y mi escudo exterior. La fe encuentra en Jehová ambas cosas, nunca la una sin la otra, pues ¿de qué sirve un escudo sin fuerza, o la fuerza sin escudo? “En él confió mi corazón, y fui socorrido”. Es la ilustración práctica de lo expuesto en la frase anterior: la confianza interior fue premiada con ayuda exterior.

WILLIAM WILSON [1783-1873]

“The Book of Psalms: With an Exposition, Evangelical, Typical, and Prophetical, of the Christian Dispensation”, 1860

En él confió mi corazón, y fui socorrido. “La fe es la firme seguridad de las realidades que se esperan”94 Da forma y sustancia a lo que no que aún no podemos ver; o como alguien ha dicho, altera el tiempo verbal convirtiendo el futuro en presente.

JOHN TRAPP [1601-1669]

“A commentary or exposition upon the books of Ezra, Nehemiah, Esther, Job and Psalms”, 1657

Vers. 8. Jehová es la fortaleza de su pueblo, y el refugio salvador de su ungido. [Jehová es la fortaleza de su pueblo, y el refugio salvador de su ungido. RVR] [El Señor es la fuerza de su pueblo, y El es defensa salvadora de su ungido. LBLA] [YHVH es la fuerza de su pueblo, y el refugio salvador para su ungido. BTX] [El Señor es la fortaleza de su pueblo, y un baluarte de salvación para su ungido. NVI] [El Señor es el baluarte de su pueblo, la fortaleza que salva a su ungido. BLP] [El Señor le da fuerza a su pueblo; es una fortaleza segura para su rey ungido. NTV] 95

Jehová es la fortaleza de su pueblo, y el refugio salvador de su ungido. La experiencia celestial de un creyente es patrón de vida para todos los demás. Para todos los que forman la Iglesia militante, sin excepción, Jehová es el mismo ahora que quien era para su siervo David: “el débil entre ellos aquel día será como David”.96 Precisan de la misma ayuda y la tendrán, Dios los ama con el mismo amor, ha escrito sus nombres en el mismo libro de la vida,97 y son uno en la misma Cabeza que es su ungido.

Y el refugio salvador de su ungido. Aquí contemplamos al rey David como tipo de nuestro Señor Jesús, Cabeza de nuestro pacto, nuestro Príncipe ungido, a través del cual vienen a nosotros todas las bendiciones. Él es quien obtuvo para nosotros plena salvación, y deseamos recibir de él fuerza salvadora, pues en tanto participemos de la unción que tan abundantemente ha sido derramada sobre él, confiamos en participar de su salvación. Gloria sea dada al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que ha magnificado el poder de su gracia en su unigénito Hijo, al cual ha consagrado para ser Príncipe y Salvador de su pueblo.

C. H. SPURGEON

Jehová es la fortaleza de su pueblo. Es decir, no la mía solamente, sino la de cada creyente en particular; pues tenemos plena seguridad de que en él hay fortaleza bastante para todos y cada uno. Los creyentes se regocijan en la fortaleza de los demás, tanto como en la suya propia. No dejamos de beneficiarnos de la luz del sol, ni de la luz del rostro de Dios, por mucho que otros la compartan; porque en ella hay suficiente para todos, y suficiente para cada uno. Esta es nuestra verdadera comunión con los santos, que compartimos con ellos la fortaleza de Dios, que es su fortaleza y la vez la nuestra; Cristo es “Señor de ellos y nuestro” porque somos “llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre”.98

El Señor es la fuerza de su pueblo, es decir, la fuerza de todo Israel. ¿Y por qué? Porque él “es defensa salvadora de su ungido”, es decir:

1.De David como tipo de Cristo: Fortaleciendo al que era su rey y peleaba sus batallas, Dios fortalecía a todo el reino. David se llama a sí mismo ungido de Dios, porque era la unción que había recibido lo que provocó la envidia de sus enemigos, y por lo tanto, le daba derecho a la protección divina.

2.De Cristo, su Ungido, su Mesías, como anti-tipo. Dios era su fuerza salvadora, que le capacitaba para llevar a término su misión, y que le fortaleció hasta el final.

MATTHEW HENRY [1662-1714]

“Commentary on the Whole Bible”, 1811

Vers. 9. Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; y pastoréales y susténtales para siempre. [Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; y pastoréalos y condúcelos para siempre. RVR] [Salva a tu pueblo y bendice a tu heredad, pastoréalos y llévalos para siempre. LBLA] [¡Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad!¡Pastoréalos, y carga con ellos para siempre! BTX] [Salva a tu pueblo, bendice a tu heredad, y cual pastor guíalos por siempre. NVI] [Salva a tu pueblo, bendice a tu heredad, sé su pastor y guíalos por siempre. BLP] [¡Salva a tu pueblo! Bendice a Israel, tu posesión más preciada. Guíalos como un pastor y llévalos en tus brazos por siempre. NTV] 99

Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; y pastoréalos y condúcelos para siempre.100 Una oración por la iglesia militante, breve, pero llena de profundo significado. Debemos orar siempre por toda la iglesia, no tan solo para nosotros mismos.

Salva a tu pueblo. Líbralo de sus enemigos, presérvalo de sus pecados, socórrelo en sus dificultades, rescátalo de sus tentaciones, y aparta de ellos todo mal. La expresión “tu pueblo”101 esconde una petición encubierta, ya que podemos concluir con total seguridad que el interés de Dios en su iglesia, como su porción, le inducirá a protegerla de la destrucción.102

Bendice a tu heredad. Concédele bendiciones positivas: paz, abundancia, prosperidad, felicidad; haz que toda tu amada y preciosa heredad sea consolada por tu Espíritu. Aviva, revitaliza, engrandece y santifica tu iglesia.

Pastoréalos. Sé pastor de tu rebaño, alimenta abundantemente tanto su cuerpo como sus necesidades espirituales en tu plenitud. Por medio tu palabra y ordenanzas: dirige, conduce, sustenta y satisface a todos aquellos que son las ovejas de tu mano.103

Y llévalos para siempre. Llévalos en tus brazos aquí en la tierra, y levántalos después hasta tu seno en el cielo. Eleva sus mentes y pensamientos, espiritualiza sus afectos, hazlos celestiales, más como Cristo, y llenos de Dios. Oh, Señor, atiende esta nuestra petición, en el nombre de Jesús.

C. H. SPURGEON

Y llévalos para siempre.104 El verbo hebreo que utiliza aquí el salmista: וְ֝נַשְּׂאֵ֗ם wənaśśə’êm de נָשָׂא nasah, “levantar”, puede significar también “sostener”, o “brindar apoyo”; pero más propiamente significa “levantar” y “acarrear”. La mejor forma de explicarlo es haciendo referencia a la manera en que el pastor carga en sus brazos con las ovejas débiles, jóvenes y enfermas, o cómo las ayuda a levantarse cuando son incapaces de levantarse por sí mismas.

ALBERT BARNES [1798-1870]

“Notes, critical, explanatory, and practical, on the book of Psalms”, 1868


1 Ver salmos 4 y 121.

2 La vinculación poética y mitológica entre el canto del ruiseñor y las espinas viene de muy lejos. Uno de los ejemplos mas conocidos y antiguos se encuentra en “Las metamorfosis” de OVIDIO [43 a.C-18 d.C], Libro vi, donde narra la triste historia de la princesa ateniense Filomena, transformada en ruiseñor tras haber sido violada por su cuñado Tereo, quien para que no pudiera contar su fechoría le cortó la lengua con la mayor crueldad; un mito plasmado en las obras de numerosos poetas, músicos y pintores de todas las épocas. Plinio el Viejo [23-79], en su “Historia Natural” hace una amplia descripción de las características del ruiseñor y de su canto, pero no menciona en absoluto el tema de la espina.

3 ATANASIO DE ALEJANDRÍA [296-373] en su carta a su discípulo Marcelino sobre la naturaleza y valor de los salmos le dice refiriéndose a este: «No hagas caso de las amenazas de tus adversarios ni prestes atención alguna a su desfachatez; pero es probable que insistan, y la naturaleza humana es débil, en tal caso, pide ayuda al Señor cantando el Salmo 28». El Tomo I de “El Tesoro de David” incluye una traducción completa de la Carta de Atanasio a Marcelino. [Tomo I - pp. 50].

4 Basándose en el texto de la Septuaginta y la Vulgata muchos de los comentaristas antiguos vieron en este Salmo a Cristo en su pasión y resurrección:

–EUSEBIO DE CESAREA [267-338] afirma tajantemente: «El Salmo 28 se refiere a Cristo porque comienza con la oración que hizo durante su pasión: “¿por qué permaneces silencioso?” (28:1)»

–AGUSTÍN DE HIPONA [354-430] dice: «Quien habla en este Salmo es el Mediador en persona batallando con poder en el conflicto de su pasión, perdonando a sus enemigos y no deseándoles el mal, sino profetizando aquel del cual ellos mismos se harían acreedores con su proceder».

–En el siglo XX, SCHÖKEL hace esta hermosa transposición cristiana: «El grito de Cristo en la cruz “¿por qué me has abandonado?” parece resonar dentro del silencio de Dios (28:1), por el cual Cristo inocente se asemeja a la suerte de los pecadores que bajan a la fosa (28:1). Se diría que el Padre los confunde (28:3), pero no es así. El “corazón” de Cristo “confía” en el Padre (28:7) y este “salva a su Ungido” más allá de la muerte (28:8). Gracias a esa salvación fundacional, podemos pedir con éxito que Dios “salve a su pueblo, a su heredad” (28:9). Cristo glorificado “guiará” a su rebaño por siempre (28:9)». [Salmos, Tomo I, 1-72, Ediorial Verbo Divino, Estella, Navarra, 1992].

5 La versión griega de los LXX o Septuaginta lee σύ κύριος κράζω ὁ θεός ἐγώ μή παρασιωπάω ἀπό ἐγώ, literalmente: “A ti, Señor, he gritado. Dios mío, no quedes silencioso separándote de mí”. Algunos Padres de la Iglesia ven en este ἀπό, “separándote”, una referencia directa a la κένωσις o misterio de las dos naturalezas de Cristo: divina y humana.

–AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «no separes el Verbo de la humanidad, tu Palabra de aquello por lo cual soy hombre, “para que no sea yo, dejándome tú, semejante a los que descienden al sepulcro”. Pero mientras tu Palabra, que es eterna, mantenga su unión conmigo, no soy hombre como los demás hombres, confinados a las miserias de este mundo donde tú permaneces silencioso».

–ARNOBIO EL JOVEN [siglo V]: «Confesamos que el Hijo es Dios y hombre verdadero, perfecto Dios y perfecto hombre, por tanto estamos convencidos de que quien habla en este Salmo es su naturaleza humana, suplicando al Padre que, puesto que no ha cometido pecado (1 Pedro 2:22), no sea contado entre los pecadores».

6 En hebreo צוּרִי֮ ṣūrî. La misma expresión encontramos en 2 Samuel: 22:3,47; Salmo 18:2;46:19:14; 62:2,6; 92:15; 144:1. El concepto de Dios como Roca de salvación de su pueblo surge ya en el cántico de Moisés: “Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; es justo y recto” (Deuteronomio 32:4).

7 Salmo 18:2; 92:15.

8 Salmo 46:1.

9 Isaías 2:17-21; Oseas 10:8; Lucas 23:30; Apocalipsis 6:16.

10 Salmo 35:22; 83:1.

11 Salmo 29:8.

12 En hebreo בֽוֹר ḇōwr, que en este caso designa el inframundo o la región de los muertos. Ver Salmo 30:3; 88:4-5; 143:7; Proverbios 1:12; Isaías 14:12,19; Ezequiel 26:20; 31:14,16; 32:18,23-25,29-30.

13 Dice al respecto FRANCISCO LACUEVA [1911-2005] en el “Comentario de Matthew Henry”: «El salmista ruega a Dios que le escuche y le responda en el aprieto en que se encuentra (versículos 1-2): “A ti clamaré”: אֶקְרָ֗א ’eqrā, es decir, “estoy clamando”; “oh Jehová roca mía”: צוּרִי֮ ṣūrî, denotando con esta expresión su fe en el poder protector de Dios, como quien se halla en grave aprieto, presto a hundirse, a menos que tú acudas enseguida con el oportuno socorro– “no te desentiendas de mí”: תֶּֽחֱשֶׁ֥ה teḥĕšeh no te apartes de mi en silencio– “como los que descienden a la fosa”: בֽוֹר ḇōwr; pues si tú me dejas, estoy tan perdido como los que van al sepulcro. “Estoy alzando mis manos hacia tu santo templo”: אֶל־דְּבִ֥יר קָדְשֶֽׁךָ ’el-dəḇîr qāḏšeḵā, el oráculo de tu santidad, para recibir de allí una respuesta de paz. Vemos aquí que el Lugar Santísimo es llamado: דְּבִ֥יר dəḇîr oráculo porque allí estaba el propiciatorio, y Jehová que mora entre los querubines, se dirigía desde allí a su pueblo (Números 7:89). Esto era tipo de Cristo, y a él es a quien hemos de levantar nuestros ojos, nuestras manos y nuestro corazón, puesto que mediante él nos vienen de parte de Dios todos los bienes de que disfrutamos».

14 Jeremías 33:3.

15 Se refiere a WILLIAM EVANS [¿?-1720], teólogo y pastor presbiteriano en Gales, fundador de la Welsh Academy, institución teológica para la formación de pastores, que inició en su propia casa. Su principal obra escrita es “The Principles of the Christian Religion”, publicada en 1707.

16 Se refiere a JOHN REES [1779-1883], pastor de Crown Street Chapel en el Soho de Londres. La obra “Remains of the Rev. John Rees, late of Crown Street Chapel” contiene sus sermones recopilados por su esposa.

17 Se refiere a JOHN LEIFCHILD [1780-1862], escritor y elocuente predicador, pastor de Craven Chapel, Bayswater (Londres) de 1831 a 1854, y posteriormente de Queen’s Square Chapel, en Brighton.

18 En hebreo אַֽל־תֶּחֱרַ֪שׁ מִ֫מֶּ֥נִּי ’al-teḥĕraš mimmennî. KRAUS traduce: “No te apartes en silencio de mí”; SCHÖKEL traduce: “No te me hagas el sordo”.

19 Sobre el silencio de Dios SCHÖKEL hace esta interesante reflexión: «El hombre puede despreocuparse; pero también puede sentir opresivamente el silencio de Dios. Sentirlo como carencia, como vacío, es ya relacionarse con Dios o sea, tenerlo dentro; psicológicamente, escuchar el silencio puede ser una experiencia profunda. Así sucede que la “llamada y grito” del orante rompen y atraviesan ese silencio insoportable. También los cantos del versículo 7 brotarán inmediatamente de este silencio» [Salmos, Tomo I, 1-72, Ediorial Verbo Divino, Estella, Navarra, 1992].

20 Mateo 15:21-28.

21 Se refiere a SAMUEL RUTHERFORD [1600-1661], teólogo, predicador y pastor escocés, que tomó parte en la Westminster Assembly. Reconocido escritor y autor de numerosas e importantes obras, todas ellas muy apreciadas y citadas por Spurgeon.

22 Mateo 15:23.

23 Mateo 7:7; Lucas 11:9.

24 El original inglés nos advierte que este párrafo es una “traducción libre” del propio Spurgeon del texto original francés.

25 En hebreo שְׁמַ֤ע קֹ֣ול תַּ֭חֲנוּנַי šəma‘ qōwl taḥănūnay.

26 En hebreo שְׁמַ֤ע קֹ֣ול šəma‘ qōwl, “la voz de mis súplicas”, ver Salmo 86:6; 116:1; 130:2; 140:6.

27 1 Reyes 18:25-29.

28 En hebreo בְּנָשְׂאִ֥י יָ֝דַ֗י bənāśə’î yāḏay. Ver Sal 63:4; 134:2; 141:2; Lamentaciones 2:19; 3:41; Nehemías 8:6; 1 Timoteo 2:8. Los Padres de la Iglesia comentaron:

–AGUSTÍN DE HIPONA [354-430] ve en ese “levanto mis manos” los brazos de Cristo extendidos sobre la Cruz: «siendo crucificado para la salvación de aquellos que vendrán a ser tu santo templo (1 Corintios 3:16)».

–ORÍGENES [185-254] dice al respecto: «Nuestras manos son nuestras buenas obras con las cuales nos hacemos “tesoros en el cielo” (Mateo 6:19,29), de modo que cuando hacemos tesoros en el cielo levantamos nuestras manos y vencemos al enemigo; como cuando Moisés levantaba sus manos Israel avanzaba victorioso, pero cuando las bajaba prevalecía Amalec (Éxodo 17:11). Porque cuando levanto mis manos a Dios, al levantar las manos levanto también mi espíritu hacia él y venzo a Amalec. Necesitamos, por tanto, levantar nuestras manos a Dios, hacia su templo santo que es su gloria».

29 TEODORETO DE CIRO [393-458] dice sobre esto: «A pesar de que el templo no había sido aún construido, da el nombre de “templo” al tabernáculo, que es el lugar donde él oraba, y probablemente cuando estaba lejos del tabernáculo mantenía su mente puesta en él. Así hacía también el bendito Daniel cuando en Babilonia oraba con las ventanas abiertas de cara a Jerusalén (Daniel 6:10), no porque creyera que Dios estuviera limitado a un lugar en concreto sino porque sabía que las manifestaciones de la presencia divinas tenían lugar allí».

30 El término hebreo דְּבִיר debir, aparte de en este Salmo, solo aparece en 1 Reyes 6:5,16,19-23,31; 7:49; 8:6,8; y 2 Crónicas 3:16; 4:20; 5:7,9.

31 Juan 1:1-5.

32 Este versículo guarda un paralelo con el Salmo 26:9, por lo que recomendamos la lectura de las notas y comentarios al mismo, en especial la nota 170.

33 TYBURN fue una pequeña aldea situada en el condado de Middlesex, en Inglaterra, cuyo nombre proviene de un riachuelo, el Tyburn o Ty Bourne, afluente del río Támesis. En la literatura, el nombre de Tyburn fue universalmente utilizado para referirse a la ubicación principal de las célebres horcas que tenían un diseño particular, y que fueron empleadas a través de los siglos para ejecutar a los criminales de Londres. La primera ejecución en Tyburn, la de William Fitz Osbern, se llevó a cabo junto al riachuelo en el año de 1196. En 1571 se erigió el llamado Árbol de Tyburn o Árbol triple, un nuevo diseño de horca formado por un triángulo horizontal de madera sostenido por tres patas. En este nuevo tipo de horca se podía ejecutar a varios criminales a la vez; el 23 de junio de 1649 fueron ejecutados simultáneamente veinticuatro prisioneros mediante el uso de ocho carretas. El Árbol de Tyburn, situado en el medio de la carretera, servía como un punto de referencia y era un símbolo de la ley, una advertencia a los viajeros.

34 Salmo 75:8; Abdías 16.

35 Un claro paralelismo con el Salmo 12:2, 26:4; 144:8. Ver también al respecto Proverbios 26:23-26; Santiago 1:8.

36 Apocalipsis 21:8.

37 La frase es de WILLIAM SHAKESPEARE [1564-1616]. En su comedia As you like, “Como gustéis” aparece al final de la obra en boca de Rosalina, hija del Duque desterrado, a modo de epílogo: «Si es verdad que al buen vino le sobra el reclamo, también es verdad que a una buena comedia le sobra el epílogo».

38 Romanos 12:9.

39 Salmo 78:36.

40 2 Samuel 20:9-10.

41 Aunque varias especies marinas practican el mimetismo y tienden a cambiar de color, no nos ha sido posible identificar de qué río en particular está hablando ni a qué especie de pez se refiere. Es posible que se trate de una leyenda ilustrativa que circulaba por la Inglaterra del siglo XVII.

42 Proverbios 10:18.

43 En hebreo תִּמְשְׁכֵ֣נִי timšəḵênî de מָשַׁך mashak, “arrastrar, arrebatar” como se demuestra en el caso de Éxodo 12:21: “Sacad del rebaño corderos para vosotros según vuestras familias, y sacrificad la pascua”.

44 En hebreo תֶּן־לָהֶ֣ם כְּפָעֳלָם֮ וּכְרֹ֪עַ מַֽעַלְלֵ֫יהֶ֥ם ten-lāhem kəp̄ā‘olām ūḵərōa‘ ma‘allêhem. La versión griega de los LXX o Septuaginta lee δίδωμι αὐτός κατά ὁ ἔργον αὐτός que la Vulgata traduce como: “Da illis secundum opera eorum”, “Dales a ellos según la obra de sus manos”.

–FRANCISCO LACUEVA [1911-2005] en el “Comentario de Matthew Henry” dice: «No se trata de un lenguaje de pasión o venganza, sino más bien de profecía y de aborrecimiento del pecado; no una imprecación, sino un anuncio de lo que va a suceder. Con todo, tales expresiones se alejan espíritu del Nuevo Testamento en Mateo 5:44-48; Romanos 12:19-21; 1 Pedro 3:9».

–TEODORETO DE CIRO [393-458]: «Que nadie piense que, con estas palabras, el varón justo maldice a sus enemigos pues no son una imprecación, sino un justo veredicto de lo que va a sucederles: “Dales conforme a sus obras, y conforme a la perversidad de sus hechos (…) conforme a la obra de sus manos”, con lo cual no esta diciendo sino que “caigan en sus propia redes” (Salmo 141:10), en las trampas que construyeron los unos para los otros; y que viene a ser lo mismo que dice en el Salmo 7: “Su iniquidad volverá sobre su cabeza, y su agravio caerá sobre su propia coronilla” (Salmo 7:17)».

45 Mateo 5:27-30.

46 Romanos 6:23.

47 Deuteronomio 32:35; Romanos 12:19-21.

48 Lucas 9:54-56.

49 2 Reyes 1:9-16.

50 Lucas 9:55.

51 El original inglés nos advierte que este párrafo es una “traducción libre” del propio Spurgeon del texto francés.

52 Éxodo 1:15-16.

53 Éxodo 12:29-30.

54 Jueces 4:13-23.

55 Jueces 1:5-7.

56 Jueces 9:1-5; 52-54.

57 Jueces 16:4-31.

58 1 Samuel 15:32-33

59 2 Samuel 21:1-9.

60 1 Reyes 21:19; 2 Reyes 9:24-26.

61 1 Reyes 13:1-5.

62 1 Reyes 2:31-34.

63 Daniel 6:1-24.

64 Ester 7:10.

65 Mateo 27:3-10.

66 Se refiere BAYECID I [1360-1403], conocido también como BAYACETO, sultán de Turquía, famoso guerrero y conquistador que extendió los dominios turcos por buena parte de la Europa del este. Parecía invencible, pero entró en conflicto con TAMERLÁN [1336-1405] kan de los Mongoles, que lo derrotó y humilló paseándolo en una jaula. Esta historia la recoge el historiador RICHARD KNOLLES [1545-1610] en su “History of the Turkes” 1638, (pp. 220-221). Sobre este hecho el compositor GEORG FRIEDRICH HÄNDEL [1165-1759] compuso una famosa opera titulada “Tamerlan”, adaptada del libreto de Jacques Pradon “Tamerlan ou La Mort de Bajazet”, y lo mismo hizo ANTONIO VIVALDI [1678-1741] que en este caso la tituló “Bajazet”.

67 Se refiere a TAMERLÁN [1336-1405], el último de los grandes kanes mongoles y líderes nómadas, de origen turco-mongol, que entre 1382 y 1405 conquistó ocho millones de kilómetros cuadrados de Eurasia, cruzando todo el continente euroasiático desde Nueva Delhi hasta Moscú.

68 Se refiere al emperador romano MARCO AURELIO VALERIO MAJENCIO [278-312], emperador romano que se enfrentó a CONSTANTINO I [272-337] que luchaba bajo el signo de la Cruz en una batalla cerca del puente Milvio provocando un punto de inflexión en la historia del cristianismo, como narra con detalle el historiador cristiano EUSEBIO DE CESAREA [263-339] en su “Historia Eclesiástica” (publicada por CLIE en español).

69 Se refiere al emperador romano FLAVIO VALERIO AURELIO CONSTANTINO [272-337], más conocido como CONSTANTINO I, el emperador que se convirtió al cristianismo y legalizó la religión cristiana en el Imperio Romano por el Edicto de Milán en el año 313.

70 Se refiere al Papa ALEJANDRO VI [1431-1503] de nombre Rodrigo de Borja, y conocido como el Papa Borja. Ha pasado a la Historia por su nepotismo y sus intrigas políticas.

71 Este hecho es constatado por varios historiadores de la época entre los que cuentan FRANCESCO GUICCIARDINI [1483-1540] y PAOLO GIOVIO [1483-1552] y JUAN DE MARIANA [1536-1624], aunque otros lo desmienten.

72 Se refiere al rey CARLOS IX DE FRANCIA [1550-1574], hijo de CATALINA DE MÉDICIS [1519-1589], y bajo cuyo consejo ordenó la Matanza de San Bartolomé el 24 de agosto de 1572 una masacre de protestantes franceses, conocidos como hugonotes, en todas las ciudades de Francia. Murió con 24 años de unas extrañas hemorragias a las que no encontraron explicación médica, aunque oficialmente se dijo que había muerto de pleuresía.

73 Se refiere al cardenal DAVID BEATON [1494-1546], arzobispo de St. Andrews y el último cardenal escocés anterior a la Reforma en Escocia.

74 Se refiere a GEORGE WISHART [1413-15446], reformador y predicador escocés, traductor al inglés de la “Confesión Helvética” de 1536. Fue ahorcado y su cuerpo quemado en la hoguera.

75 Algunos comentaristas consideran las palabras de este versículo como una profecía de la futura destrucción de Jerusalén, tanto la primera por Nabucodonosor como la segunda por los romanos en el año 70, viendo en ellas una anticipación de las palabras de Jesús: “y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación” (Lucas 19:44).

76 Habacuc 1:5; Hechos 13:41.

77 Zacarías 5:5-11. El efá, en hebreo אֵיפָה ephah, aparece 40 veces en el texto del A.T. para referirse a una unidad de medida probablemente de origen egipcio adoptada por los hebreos para los granos (Jueces 6:19; Ezequiel 45:11). El efá tenía la misma capacidad del bato, utilizado preferentemente para líquidos, es decir, unos 22 litros. El término אֵיפָה ephah se utiliza para designar tanto el instrumento de medir como la propia medida (Ezequiel 5:6-10).

78 Deuteronomio 32:38.

79 Génesis 28:12.

80 Apocalipsis 8:4.

81 Cantares 5:13.

82 Cantares 4:5.

83 En la medicina pre-moderna la palabra CATHOLICON o CATOLICÓN (de “católico”, “universal”) era sinónimo de panacea o electuario, y se usaba para identificar una medicina purgante supuestamente universal en sus propiedades y capacidades profilácticas y curativas, es decir, capaz de curar prácticamente todas las enfermedades. El concepto y consecuentemente el término cayeron en desuso en el siglo XIX.

84 Locución latina que significa “absolutamente demostrado y sin contestación posible”.

85 Mateo 6:9-13; Mateo 26:41.

86 La versión griega de los LXX o Septuaginta lee en la segunda parte del versículo: καί ἀναθάλλω ὁ σάρξ ἐγώ καί ἐκ θέλημα ἐγώ ἐκὁμολογέω αὐτός que la Vulgata traduce al latín como: “et refloruit caro mea, et ex voluntate mea confitebor ei”, “y refloreció mi carne y de mi voluntad le confesaré”. Esta versión, sumada al versículo uno, da pie a los Padres de la Iglesia y comentaristas de los primeros siglos a su interpretación cristológica viendo en estas palabras la resurrección de Cristo:

–AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «“El Señor es mi ayudador y mi protector”, me fortalece en tan horrendos sufrimientos y me protegerá con la inmortalidad en la resurrección. “En él esperó mi corazón y fui ayudado”, en las angustias del Calvario. “Y refloreció mi carne”, es decir, floreció de nuevo al resucitar de entre los muertos. “Y de mi voluntad le confesaré”, sí, una vez haya vencido a la muerte y acabado con el terror que impone (1 Corintios 15:55-57), al desaparecer el temor de la sujeción a la ley sustituido por una libre voluntad ante la ley, todos aquellos que crean en mí le confesarán, y yo le confesaré en ellos porque habitaré en ellos (Romanos 8:10; 2 Corintios 13:5; Efesios 3:17)».

–ARNOBIO EL JOVEN [siglo V]: «Todo cuanto Cristo padeció lo padeció “de su propia voluntad”, pues dijo: “yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar” (Juan 19:17-18). Por eso dice también: “y de mi voluntad le confesaré” (26:8 Vulgata). Dijo que iba a padecer y padeció; dijo que iba a morir y murió; dijo que iba a resucitar y resucitó de entre los muertos, derrotando el temor a la muerte e impartiendo la fortaleza de una voluntad entusiasta. Porque él mismo es: “el protector que salva a su propio Ungido” (26;8) porque es: “Dios en Cristo reconciliando el mundo consigo mismo” (Colosenses 1:20), salvando a su pueblo trayéndoles liberación para su espíritu y su cuerpo, y bendiciendo a todas las naciones, las cuales son su heredad, liberándolas de la sujeción a los demonios, para que el Hijo de Dios, juntamente con el Padre y el Espíritu Santo, puedan “gobernarlas y ensalzarlas eternamente” (26:9 Vulgata)».

87 En hebreo וַיַּעֲלֹ֥ז לִבִּ֑י wayya‘ă-lōz libbî. La versión inglesa KJV traduce: “therefore my heart greatly rejoiceth”. La mayoría de otras versiones, incluidas todas las españolas, lo omiten porque no está claro que forme parte del sentido del texto hebreo.

88 Salmo 43:2.

89 Salmo 118:14.

90 Isaías 12:2.

91 Habacuc 3:19.

92 Filipenses 4:13.

93 Colosenses 1:11.

94 Hebreos 11:1.

95 FELIPE SCIO DE SAN MIGUEL [1738-1776] en su traducción de la Vulgata al español añade en este versículo una nota en los siguientes términos: «Este versículo y el siguiente son el cántico de alabanzas del Señor. Todo lo que aquí se dice se aplica literalmente a Jesucristo, que es la fortaleza y la gloria del nuevo pueblo de Israel, pidiendo a su Eterno Padre que, habiendo salvado y glorificado a su Ungido, salve también a su nuevo pueblo, que es su nueva heredad: le de su bendición para que crezca y se multiplique, y le sirva de guía y de maestro, dándole fortaleza para que triunfe de todos sus enemigos y llegue a la segura posesión de la felicidad eterna».

96 Zacarías 12:8.

97 Salmo 69:27-28; Lucas 10:20; Filipenses 4:3; Apocalipsis 13:8.

98 1 Corintios 1:2.

99 La versión griega de los LXX o Septuaginta lee la segunda parte del versículo: σύ καί ποιμαίνω αὐτός καί ἐπιαἴρω αὐτός ἕως ὁ αἰών que la Vulgata traduce al latín: “et rege eos, et extole illos usque in aeternum”, “y gobernarlos, y ensalzarlos eternamente”.

–ATANASIO DE ALEJANDRÍA [296-373] dice al respecto: «Él es quien ayuda y salva a su pueblo que fue ungido como su heredad y reino de sacerdotes (Éxodo 19:6; 1Pedro 2:5,9; Apocalipsis 1:6), y los “guía y ensalza eternamente”, mostrándonos de ese modo en qué manera seremos exaltados y glorificados por los siglos de los siglos».

100 AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «Puesto que dijiste: “Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra” (Salmo 2:8); ahora que mi carne ha reflorecido en la resurrección, intercedo por aquellos que me diste: “Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad”, porque “todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos” (Juan 17:10). “guíalos y susténtalos para siempre”: guíalos en esta vida temporal y susténtalos hasta la vida eterna».

101 En hebreo עַמֶּ֗ךָ ‘ammeḵā de עָם am.

102 Salmo 125:1-2; Mateo 16:18.

103 Salmo 95:7.

104 La versión inglesa KJV traduce: “Lift them up”.

El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos

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