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La sociedad

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¿Cómo se hace presente “lo social” en nuestra propia práctica?

Es un hecho de la clínica que ya en su primera consulta el paciente se nos presenta como un sujeto a quien se le asignaron determinados significantes que pueden cumplir el papel de tarjeta de identificación.

Podrán ser un sujeto deprimido, adicto, angustiado, rechazado, desorientado…en definitiva un sujeto que padece por palabras que le fueron dichas o que le deberían haber sido dichas, palabras que lo marcaron y de las que le cuesta escapar.

Se trata de significantes de un discurso que lo precede y a los cuales él se identificó. Es lo que Lacan llamó “campo del Otro” o mejor “discurso del Otro”. En su Escrito “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis” lo define como un discurso concreto, que circula en la humanidad como transindividual, y que da un sentido y una verdad a los actos de ese sujeto.

Esta noción del Otro del discurso concreto que porta los significantes identificatorios en los que se constituye el sujeto y bajo los cuales también desaparece es lo que motiva a Lacan a promover la idea de “subjetividad de la época”. A partir del momento en que recibe a un sujeto atado a sus identificaciones, el analista no debe renunciar a tener en su horizonte la subjetividad de la época. Jacques-Alain Miller nos invita a considerar cada época como si estuviese unificada por un modo de descifrar el sentido y por un tipo de distribución del goce, o un modo de obtener satisfacción según un estilo de vida.

Desde esta perspectiva el analista podrá estar en condiciones de cuestionar ese fading identificatorio del sujeto para producir una caída de las identificaciones en las cuales se alienaba siguiendo las coordenadas de la “subjetividad de la época”. Así el final de la experiencia se vincula al momento en que “la satisfacción del sujeto encuentra el medio de realizarse en la satisfacción de cada uno”37, tal como lo plantea Lacan en su Escrito.

Constatamos que el psicoanálisis va en contra de las identificaciones, produciendo al final una “desidentificación del sujeto”. De este modo el discurso analítico se presenta como el revés del discurso del amo que es comandado por el significante que promueve la identificación.

Sin dudas este “campo del Otro” o el “discurso del Otro”, anterior al sujeto, que circula en la humanidad, puede ser considerado como “lo social” o “la sociedad”.

Pero como el “campo del Otro” no es único, no es un todo homogéneo, aunque más no sea porque no es todo significante y porque él mismo no sólo es Otro del sujeto sino que también es “Otro del Uno”38, la idea de Lacan es que lo social se pluraliza en lo que llama los “lazos sociales”.

Desde la enseñanza de Lacan, entonces, no nos referimos a “la” sociedad sino a los varios tipos de lazos sociales. Con los cuatro discursos ya estamos señalando que el Uno de la sociedad, considerado como unidad, es totalmente ilusorio.

El Vel

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