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La violencia como síntoma social
ОглавлениеEn “La Tercera”, cuando Lacan define al síntoma social, se refiere al individuo y no al sujeto. Para esta época el individuo apunta al cuerpo afectado, perturbado por el lenguaje. Decir que el cuerpo está afectado implica el efecto de afecto, que incluye el efecto de síntoma, el efecto de goce y hasta el efecto de sujeto situado en un cuerpo. Se trata entonces de un sujeto substancial diferenciado del sujeto del significante. Esta demarcación sutil también conduce a Lacan al planteo del parlêtre.
El individuo entonces está por fuera del discurso, allí donde podemos ubicar lo real. Por eso el individuo- proletario no hace lazo social, cada uno se muestra confinado al aislamiento de un goce depositado en un vínculo que no es con el Otro, sino con el gadget, ese producto de la ciencia ubicado en el mercado. Jacques-Alain Miller se preguntaba por la neurosis contemporánea y veía que “su determinación principal es la inexistencia del Otro, que condena al sujeto a la caza del plus de gozar”43. Esta idea es la que esboza Lacan en "Radiofonía", cuando vincula el “ascenso al cenit social del objeto “a”” con el momento en el cual el sujeto se enfrenta a la falta significante, cuando ya “no hay significante que freír … (entonces, dice)… se compra cualquier cosa, por ejemplo un coche…”44, no cabe duda que en esas compras identificamos la violenta compulsión a la que se encuentra sometido el sujeto condenado a esa caza del plus de gozar.
A partir de estas consideraciones podemos pensar que si la violencia se produce por fuera de la articulación significante, como una manifestación asocial que incomoda e impide el establecimiento del lazo social y si, como habíamos dicho siguiendo a Lacan, el síntoma social es cuando se evidencia que el individuo no tiene ningún discurso con qué hacer lazo social, entonces la violencia es un síntoma social.
También nos preguntábamos por la acción que le corresponde al analista para no quedar reducido a un “simple guardián de la sociedad”. Quizás podamos encontrar una respuesta siguiendo las enseñanzas del último Lacan, donde su clínica parece acentuar cierto pragmatismo, en la medida que el análisis apuntará a un sujeto que, finalmente, pueda arreglárselas con su síntoma.