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El Inconsciente y la política
ОглавлениеJacques Lacan, en su Seminario 14 "La lógica del fantasma" sorprende con una hipótesis que nos resulta provocativa y demanda cierto esclarecimiento. Lo cito: “Ni siquiera digo que la política es el Inconsciente, sino muy sencillamente que el Inconsciente es la política”.
Jacques-Alain Miller, en su curso "El desencanto del Psicoanálisis" (2001-2002) retoma esta propuesta de Lacan, la comenta y se vale de ella para situar el lugar del Inconsciente en nuestra época. Señala entonces que la tesis “la política es el Inconsciente” supone una lectura de Freud. Es lo que podemos encontrar en Psicología de las masas, cuando Freud examina el Ejército y la Iglesia, dos formaciones colectivas en las que se verifica cómo, a partir de un mismo significante identificatorio, y una misma causa de deseo, se alcanza un denominador común. Todos unidos en el amor al Padre.
Cuando Freud aborda la política, lo hace a partir del Padre. Los términos que entonces utilizará son “identificación”, “censura”, “represión”. Se puede objetar que esta es una lectura reduccionista de la política, ya que en ella hay otras cosas aparte de síntomas, inhibiciones y angustias. Cuando Lacan señala: “ni siquiera digo que la política es el Inconsciente, sino muy sencillamente que el Inconsciente es la política”, se propone algo absolutamente pertinente para un analista: hablar del Inconsciente. Pero por cierto se sabe bastante poco qué es el Inconsciente. De cierta manera, el Inconsciente nos confronta a lo que escapa de la representación. Es el Inconsciente el que requiere ser definido porque no sabemos qué es.
Ahora bien: cómo definir la política de manera tal que tenga algún sentido decir que el Inconsciente es la política. Jacques-Alain Miller trae un autor, Marcel Gauchet, un especialista en ciencias políticas, que en su libro La democracia contra ella misma propone una muy interesante definición: “La política consiste específicamente en esto: es el lugar de una fractura de la verdad”50. Nosotros podemos sostener que la política se desarrolla en un campo estructurado por S(A), en el que se hace la experiencia de que la verdad no es Una, o bien que la verdad no existe, que la verdad está dividida. “El Inconsciente es la política” es entonces un desarrollo de la definición de Lacan “El Inconsciente es el discurso del Otro”, implicando aquí un Otro dividido que no existe como UNO, que es transindividual. Es lo que la experiencia analítica nos enseña, a condición de considerar que en ella se trata del sujeto, y no del individuo. Lacan, por ejemplo, habla también del sujeto de la ciencia, y puede muy bien considerarse que el malestar analizado por Freud apunta al sujeto de la civilización.
Cuando Lacan, en el Seminario 17 "El reverso del psicoanálisis", nos presenta los cuatro discursos –el del amo, el de la histérica, el de la universidad y el discurso analítico– argumentará, hará matema, escribiendo que el Inconsciente se funda en el lazo social. El matema de los cuatro discursos fundados sobre el lazo social hace aparecer que el UNO de la sociedad es ilusorio. La sociedad está en verdad fragmentada en diversos lazos sociales. Lazos que suponen una relación de dominación, es decir, una relación de dominante a dominado51. Por lo tanto no encontramos allí ni el intercambio, ni la cooperación, ni el don, ni la justicia distributiva.