Читать книгу El Vel - Ernesto Derezensky - Страница 7

La violencia en el período pre-estructuralista

Оглавление

Los primeros aportes los encontramos en el “caso Aimée” de su tesis De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad de 1932. Quizás el más relevante sea el que la enmarca en el mecanismo del pasaje al acto, cuando la enferma “lleva a cabo el acto fatal de violencia contra una persona inocente, en la cual hay que ver el símbolo del “enemigo interior”, de la enfermedad misma de la personalidad”8.

Luego en el trabajo sobre la familia de 1938, la violencia ya no aparecerá como en la tesis aportando el tono de una conducta o la especificidad de un mecanismo, sino que va a participar como un elemento de la estructura, tal como se lo puede comprobar cuando considera que los complejos desempeñan “un papel de “organizadores” en el desarrollo psíquico”9 o cuando ubica la función de la violencia en el complejo de la intrusión que revela la estructura de los celos colaborando en la génesis de la sociabilidad. Allí el sujeto, presa de los celos ante el amamantamiento de su hermano, se identifica con “el otro, objeto de la violencia”10, vinculada con una agresividad que domina la economía afectiva.

Pero la referencia más significativa de este período la encontramos en el Escrito de 1948 “La agresividad en Psicoanálisis”. Allí afirma que las “violencias propiamente dichas” son tan raras en la experiencia analítica “como lo implican la coyuntura de emergencia que ha llevado al enfermo al médico, y su transformación, aceptada por el primero, en una convención de diálogo”11. En este contexto las manifestaciones violentas, abordadas desde la experiencia, se diferencian de la agresividad entendida como intención de agresión y como imagen de dislocación corporal.

Esta sutil diferencia, como veremos más adelante, vuelve a aparecer en otros tramos de la enseñanza, y sugiere que por violencia propiamente dicha debemos entender aquella que encuentra un modo de descarga por fuera de la dimensión del diálogo, mientras que la agresividad puede sostenerse en las distintas modulaciones discursivas que implica esa convención.

Más allá de ello conviene subrayar, tal como lo señaló Jacques-Alain Miller, que ya en los primeros párrafos del texto Lacan explicita su interés por intentar convertir a la agresividad en un concepto de uso científico, “para establecer una dimensión de la experiencia en la que hechos objetivados puedan considerarse como variables suyas”12.

Estos hechos objetivados son las reacciones agresivas que Lacan recopila en la primera parte del Escrito, dedicado a este aspecto fenomenológico. Luego, a partir de la Tesis IV, da el salto hacia la metapsicología para considerar a estos hechos objetivados fundados sobre una tendencia a la agresividad que es propiamente libidinal. Así podrá considerar toda una serie ordenada de reacciones agresivas como variables de la libido.

Se trata aquí de la libido negativa, que es la manera con la cual, en este texto, aborda la pulsión de muerte desde el registro imaginario y de la agresión que se produce a nivel del estadio del espejo. A partir de este estadio el hombre, dividido por el semejante, se siente agredido o agresor con respecto al otro y con respecto a sí mismo. Desde esta perspectiva el fundamento de la agresividad será la identificación narcisista y la estructura paranoica del yo.

El Vel

Подняться наверх