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Vuelta al IPC como índice de revalorización con algunos matices

Robert Meneu Gaya

Profesor Titular de Universidad de la Universidad de Valencia.

Departamento de Matemáticas para la Economía y la Empresa

La Comisión del Pacto de Toledo recomienda el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones mediante su revalorización con el IPC real garantizado por Ley y, si la situación económica lo permite, la mejora del poder adquisitivo a través de recursos financieros distintos a los propios de la Seguridad Social. Esta recomendación, por tanto, equivale a derogar el Índice de Revalorización de las Pensiones de la reforma de 2013.

Para preservar este objetivo, la propia recomendación considera que deberán adoptarse las medidas necesarias para asegurar el equilibrio social y financiero del sistema de pensiones en el futuro. Por tanto, no se trata de mantener el poder adquisitivo a costa de la sostenibilidad sino complementar esa medida con otras que aseguren la sostenibilidad, sin especificar cuáles son. En definitiva, lo que se hace es renunciar a uno de los instrumentos para moderar el gasto en pensiones (la forma de revalorizarlas) por considerarlo social y políticamente falto de consenso. Ello obliga a buscar otros instrumentos para asegurar la sostenibilidad, algo que ni se concreta en esta recomendación ni en el resto de recomendaciones, salvo por el aumento de las transferencias del Estado para pagar los gastos impropios y alguna referencia inconcreta al aumento de la edad efectiva de jubilación.

A nuestro juicio, la revalorización con el IPC puede mantenerse siempre que se tomen otras medidas de contención del gasto y/o aumento de recursos que, además, refuercen la contributividad y equidad del sistema, pero debería modernizarse. Esto significa, dado que la época de inflación galopante hace décadas que ha pasado, volver a la revalorización con el IPC pasado en lugar del previsto, lo que evitaría las pagas únicas de enero que se producen cuando el IPC es superior al previsto, con el ahorro de gestión consiguiente. También debería utilizarse la variación anual del IPC medio, en lugar de la variación noviembre a noviembre, para evitar impactos puntuales provocados por subidas de impuestos o shocks del precio del petróleo. Incluso, para evitar altibajos significativos, se podría tomar como referencia una media móvil del IPC de 3 años. Esto evitaría en gran medida, aunque no de forma garantizada, la existencia de revalorizaciones negativas. Por ejemplo, si el índice de revalorización (IR) se basara en el IPC medio de 3 años, su fórmula sería en tanto por uno:


Este valor en % con el redondeo puro de uno o dos decimales se podría conocer en enero de cada año y aplicarlo a partir de febrero. Por ejemplo, con esta fórmula el IR para 2021 debería ser del 0,7%, frente al –0,8% de la variación noviembre 2019 a noviembre 2020, o el 0,9% de la inflación prevista que ha servido de referencia.

Este método reduce las posibilidades de que el IR sea negativo, pero si se diera ese caso se podría optar por mantener la pensión, pero habilitando recursos extraordinarios, como dice la Recomendación n.º 2. Esto haría explícito el coste de la mejora del poder adquisitivo que, además, debería hacerse en términos de Valor Actual Actuarial (VAA) si se pretende consolidar esa mejora durante toda la vida esperada de los pensionistas existentes. Otra posibilidad sería compensar con pérdidas de poder adquisitivo en los años siguientes, cuando el IPC volviera a ser positivo, en cuyo caso no habría mejoras de poder adquisitivo desde un punto de vista plurianual.

A continuación, utilizando la Muestra Continua de Vidas Laborales de 2019 (MCVL2019), estimamos el coste de revalorizar las pensiones con el IPC (con recursos propios) y de mejorar el poder adquisitivo (con recursos extraordinarios) tanto en términos de coste anual como en términos de VAA. Este coste se calcula teniendo en cuenta únicamente las pensiones vitalicias (excluyendo las de orfandad e incapacidad no vitalicias y todas las de favor familiar), que representan el 99,1% del gasto en pensiones1. El punto de partida es el gasto en pensiones en alta a 31/12/2019 por edad actuarial y sexo, sobre el que se aplica las revalorizaciones del 0% (sin revalorización), 1% (mantenimiento del poder adquisitivo suponiendo IPC=1%) y 2% (mejora del poder adquisitivo de un 1%), y las probabilidades de supervivencia por edad y sexo de las tablas de mortalidad del INE de 2020 en su proyección de población 2020-2070. Los resultados para el total del sistema (teniendo en cuenta que la MCVL2019 contiene el 4% de las pensiones) se muestran en la tabla 1.

Tabla 1. Coste anual y acumulado de la revalorización de las pensiones

Coste en millones de €
Revalorización 0% 1% 2%
Coste en 2020 de las pensiones en alta a 31/12/2019 131.377 132.691 134.005
Coste en 2020 de la revalorización 1.313,77 2.627,54
Coste acumulado de la revalorización en VAA 18.674,39 37.348,78

Fuente: Elaboración propia.

La columna del 0% indica el coste de las pensiones existentes a 31/12/2019 en el ejercicio 2020 si no hubiera revalorización. La columna del 1% indica el coste de esas mismas pensiones con una revalorización equivalente a un IPC previsto del 1% (mantenimiento del poder adquisitivo). La columna del 2% indica el coste con una revalorización equivalente a un punto sobre el IPC (mejora del poder adquisitivo). La diferencia entre las columnas indica el coste de la revalorización en 2020 (segunda fila de datos). El coste del mantenimiento del poder adquisitivo se financiaría con recursos propios (cotizaciones) y el coste de mejorar el poder adquisitivo con recursos impropios (transferencias del Estado o impuestos y/o deuda). Si se quiere consolidar esa mejora a lo largo de toda la vida de los pensionistas existentes, lo relevante es el coste acumulado en VAA (tercera fila de datos). Así, consolidar el mantenimiento del poder adquisitivo de 2020 supone 18.674 millones de € en VAA, que saldrían de las cotizaciones de los años siguientes; mientras que consolidar la mejora del poder adquisitivo de 2020 en un punto porcentual supondría otros 18.674 millones de € en VAA; y estos deberían salir de transferencias del Estado a lo largo de los ejercicios siguientes. Es importante hacer explícito este coste para valorar correctamente este tipo de políticas. Por ejemplo, si en 2020 se subió la pensión un 0,9% y la variación del IPC medio fue del –0,4%, la mejora del poder adquisitivo de 1,3 puntos llevada a cabo en 2020 y su consolidación durante toda la vida esperada de esos pensionistas va a suponer la necesidad de recursos extraordinarios por valor de más de 24.000 millones de € en valor actual actuarial.

BIBLIOGRAFÍA

INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA. http://www.ine.es.

MINISTERIO DE SEGURIDAD SOCIAL, INCLUSIÓN Y MIGRACIONES. Muestra Continua de Vidas Laborales, edición 2019. http://www.seg-social.es.

1.El número de pensiones incluidas en los cálculos es de 383.637.

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