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Conocimiento del estado

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En términos generales, entonces, en el psicoanálisis el paciente adquiere dos tipos de conocimiento. Cada uno de ellos opera de manera diferente, se utiliza de manera diferente y ambos resultan cruciales para el éxito del análisis. Estamos más familiarizados con el conocimiento como estado, como en un estado de saber. Este saber lleva a una estructura sólida (Freud, 1895). Con este saber se desacelera el proceso de reacción a los factores de estrés internos y externos. La máxima “hacer consciente lo inconsciente” apunta a este tipo de conocimiento. Lo no sabido ahora se sabe. Moviendo lentamente lo que no podía pensarse para convertirlo en ideas y sentimientos representables (es decir, lo inconsciente en pensamiento preconsciente), transformamos las estructuras psíquicas de algo simple a algo más complejo y la inevitabilidad de la acción se convierte en la posibilidad de reflexionar.9

Respecto del conocimiento del estado, veamos lo siguiente. Cuando Max comenzó su análisis, se sobresaltaba cada vez que el analista se movía en su silla. Su cuerpo se tensionaba, se aceleraban los latidos de su corazón y apretaba los puños. Pasados cuatro años, Max ya no tiene registro auditivo consciente de los ruidos a sus espaldas. ¿Qué sucedió? Empezando por un recuerdo de cómo, cuando su madre comenzaba a beber por la tarde, de pronto se ponía a regañarlo por alguna falta de respeto imaginaria, gradualmente construimos una representación compleja (que incluía su ira proyectada y otros factores) de por qué estaba siempre preparado para ser atacado. A modo de ilustración visual, sugiero que, al entrar en análisis, los conflictos clave y las fantasías inconscientes son como ingresar a una habitación con dos puertas, una para entrar y la otra para salir. Cuando no hay obstáculos, el trayecto entre ambas es rápido y directo. Ahora imaginemos que se han colocado obstáculos en la habitación, de modo que es como ingresar a un laberinto. En este caso, llegar a la segunda puerta toma mucho tiempo e inclusive puede suceder que ni siquiera lo logremos. Mientras estamos en el laberinto podemos tener tiempo de preguntarnos por qué estamos en la habitación o si merece la pena hacer el esfuerzo de tratar de encontrar la puerta de salida. En el caso de Max, es posible ver que su actitud inicial de aprestarse a defenderse de un ataque pasó de ser un modo simple de estímulo-respuesta a una estructura más compleja que impide la reacción inmediata.

Creando una mente psicoanalítica

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