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VI. CONCLUSIONES

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Los testimonios de las mujeres entrevistadas dan cuenta de los cambios que se están produciendo en el seno de la comunidad gitana en diferentes ámbitos. En primer lugar, se aprecian cambios que tienen que ver con una mayor conciencia sobre los beneficios (económicos, sociales, políticos) de la educación, y con el deseo de llevar a cabo un proyecto personal de tipo educativo. En efecto, los gitanos y gitanas que logran una cualificación alta están promoviendo cambios, que implican romper con algunas normas, afrontar la presión social, y abrir nuevos caminos al Pueblo Gitano. Estos hallazgos están en consonancia con otros estudios sobre población gitana universitaria en España, que, al igual que este estudio, destacan la importancia de visibilizar al alumnado gitano universitario para romper muchos de los estereotipos que aún persisten, tanto entre la población gitana, como en el resto de la sociedad española, respecto a la relación entre identidad gitana y éxito educativo (FSG, 2008; Goenechea Permisán et al., 2020; Padilla Carmona et al., 2017; Vargas del Amo, 2018). El alumnado gitano universitario es clave en el proceso de cambio, al encarnar en su persona nuevos referentes y modelos de éxito, nuevos modelos de gitanidad, que no implican una pérdida de la identidad étnica, sino una ampliación de derechos y posibilidades, de modos de ser gitano y gitana en el siglo XXI (Vargas del Amo, 2018).

Pero, además, la figura de la mujer universitaria gitana también supone cambios en las relaciones y los roles de género dominantes. A pesar de que los estudios previos hablan de claras diferencias de género en cuanto a la trayectoria educativa de la infancia y la juventud gitana, que perjudican de forma específica a las niñas y jóvenes, también nos encontramos con una mayor tasa de reincorporación a los estudios entre las chicas. Estas diferencias de género llegan hasta el nivel universitario, destacando un 80% de mujeres gitanas en este nivel (Montañés Álvarez, 2011). En este acceso a la enseñanza universitaria debemos destacar la importancia del apoyo y la negociación con el núcleo familiar más cercano, especialmente en el caso de aquellas mujeres que son madres. Pero, además, este proceso de negociación requiere demostrar a cada paso que educación e identidad no están reñidas. Como destaca Vargas,

En esa decisión [de estudiar] no solo entran en juego sus capacidades académicas sino también los sistemas de mediación social y familiar para poder hacer frente a las dificultades encontradas a lo largo del camino, ya que a través de sus actos y palabras deben mostrar que son capaces de articular tradición y progreso en relación con su identidad cultural (Vargas del Amo, 2018, p. 103).

De su capacidad de unir tradición y modernidad, identidad y educación, dependerá su éxito en la conformación de nuevos modelos de gitanidad que puedan ser seguidos por otras mujeres gitanas. Las mujeres entrevistadas son conscientes de que muchas otras mujeres las están observando, y que con su ejemplo pueden influir en las expectativas de futuro de toda la comunidad. Su experiencia como universitarias supone en muchos casos un proceso para lograr la autorrealización y empoderamiento, pero también el romper con muchos estereotipos respecto al papel de la mujer en la sociedad gitana, y es que ellas se van a convertir en las líderes intelectuales y profesionales de la comunidad, en las más formadas, en las mejores interlocutoras con el resto de instituciones y poderes del Estado.

Por otro lado, y partiendo de los estudios que demuestran que el nivel educativo de los progenitores influye en las expectativas educativas de sus hijos e hijas, podemos ser optimistas respecto a lograr una continuidad educativa en la próxima generación de niños y jóvenes gitanos, que no solo aspiren a igualar los logros educativos de sus padres y madres, sino incluso a superarlos. Desde luego, las participantes en este estudio han dado muestras de imaginar un futuro para sus hijos e hijas en el que la educación superior sea una realidad, aunque también son conscientes de que queda mucho por hacer. Especialmente en el caso de las niñas, aún persiste un temor a que vayan al instituto, por la imagen que se tiene de éste como un espacio poco seguro y controlado, y a esto se suman el rol atribuido a la mujer como cuidadora y madre, que hace que muchas niñas dejen los estudios, voluntaria o involuntariamente, para quedarse al cuidado de hermanos u otros familiares. A este respecto, algunas de las participantes apuntaban al trabajo sutil que realizan con sus parejas para tratar de que el camino que ellas han abierto no se cierre para sus hijas.

Respecto a la sociedad mayoritaria, la presencia de estudiantes de etnia gitana –y especialmente mujeres– en la universidad también puede contribuir a una ruptura con los estereotipos imperantes. Pero para que ello suceda es imprescindible dar visibilidad y reconocimiento a estos estudiantes, facilitando un contexto de interrelación, de conocimiento, de respeto a las diferencias, que permita aflorar la propia identidad cultural sin temor al rechazo o la discriminación. A esto ha tratado de contribuir el proyecto “Aula Romí: Aportación cultural del alumnado gitano en el aprendizaje entre iguales”, a través de talleres sobre historia y cultura gitana impartidos por estudiantes universitarios de etnia gitana (Ferrández-Ferrer et al., 2020). El reconocimiento de la diversidad en el contexto universitario, y la formación en competencia intercultural a través de la vivencia en primera mano de situaciones de interculturalidad, pueden así contribuir a la lucha contra el racismo antigitano.

Para finalizar, y si bien los hallazgos de este trabajo no pretenden ser extrapolables al conjunto de la población gitana universitaria española, queremos destacar la importancia de los cambios que se están produciendo en cuanto a la relación entre comunidad gitana y educación superior. Aunque todavía son escasos, poco a poco van surgiendo más estudios que acreditan que su presencia en la universidad ya no es una excepción, sino una tendencia que comienza a consolidarse. Estos estudios suponen además un cambio en el foco de atención de los investigadores, que pasa de poner el acento en la brecha educativa entre gitanos y payos (analfabetismo, absentismo, fracaso, abandono escolar), para focalizar en las experiencias y trayectorias de éxito, aunque esas trayectorias sean diferentes a las de la población mayoritaria, y no siempre sean lineales sino que atraviesen momentos de abandono y reincorporación al sistema educativo. Al igual que hay diferentes maneras de ser gitano, también hay diferentes maneras de alcanzar el éxito educativo, y de alcanzar las metas deseadas, como demuestran las participantes en este estudio.

Mujer, inclusión social y Derechos Humanos

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