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EXPERIMENTACIÓN
ОглавлениеGaleno piensa que sin experimentación e investigación no se puede avanzar en el conocimiento de la medicina y que dicha experimentación debe ir acompañada, además de por el razonamiento lógico, por la precisión del lenguaje en aras de la claridad de su explicación. Exhorta incansablemente a sus discípulos a que hagan sus propias disecciones y que observen e investiguen con espíritu crítico. Afirma que la anatomía «no se puede leer y escuchar como si fuera un cuento de viejas, sino que hay que investigar y contrastar en las disecciones todo lo que se dice (III 16, III 255-256K)». En Alejandría, en época helenística ejercieron la medicina médicos como Herófilo, que investigó el cerebro y el sistema nervioso, y Erasístrato, que destacó por sus estudios del sistema vascular. A pesar de sus discrepancias, sobre todo con Erasístrato, Galeno es deudor de la escuela de medicina de Alejandría que forjaron estos médicos, y aconseja a sus estudiantes que vayan a Alejandría para aprender a diseccionar, pues allí se servían de cuerpos humanos para hacerlas. Mencionaremos aquí sólo algunos de los experimentos de nuestro médico que mayor popularidad le dieron. Galeno hizo, por ejemplo, experimentos con los ventrículos del cerebro. Pudo comprobar cómo ciertas lesiones del cerebro generaban disfunciones en las «actividades del alma». De ahí que considerara que la sede del alma se encontraba en el cerebro 16 . Observó que si presionaba o cortaba el ventrículo posterior, el animal quedaba más dañado que cuando presionaba o cortaba los ventrículos laterales 17 y estableció como criterio de la importancia de la parte afectada el grado de sopor en que caía el animal y su tiempo de recuperación 18 . Observó también la relación existente entre los ventrículos laterales y los ojos, pues cuando los apretaba, se bloqueaba el paso del pneûma del ventrículo anterior al nervio óptico, por lo que, en su opinión, la visión quedaba muy perturbada o desaparecía, mientras que cuando oprimía el ventrículo posterior, el animal continuaba parpadeando. Causó lesiones también a la meninge dura cerebral y vio cómo, a diferencia de lo que ocurría en los ventrículos, el animal no perdía ni el movimiento ni la sensibilidad. Causaron gran sensación sus experimentos con el nervio recurrente: vio que si cortaba los músculos que actúan sobre la laringe enervados por el recurrente, el animal perdía totalmente la voz, pero si la lesión era parcial, la voz se perdía en medida proporcional a la importancia de la función del músculo lesionado (Proced. anat . XIV 8). Cuando experimentó con los nervios de los músculos internos de la laringe, se dio cuenta de que si los presionaba o los anudaba, la voz del animal quedaba dañada y su sonoridad desaparecía, lo que le permitió demostrar que el control de la voz estaba en el cerebro y no en el corazón, como se creía (De placitis II 5). En relación con la voz demostró, asimismo, que si anudaba los nervios intercostales, la voz también desaparecía, pero reaparecía si los soltaba (Proced. anat . XIV 6). Demostró, así, la importancia de estos músculos y, por lo tanto, de los nervios que los enervan para el movimiento respiratorio y, en consecuencia, para la emisión de la voz (ibid . VIII). Con estos experimentos rebatió de forma incontestable la teoría que atribuía a las arterias carótidas un papel importante en la formación de la voz y que la afonía se debía a esta arteria. Confirmó el experimento haciendo un nudo a la carótida y observó que la voz no se perdía (ibid . XI 11 y XIV). Se dio cuenta de que la ligadura de un nervio paraliza e insensibiliza el músculo que enerva. Dedujo de ello que los nervios dotan de movimiento y de sensibilidad a los músculos.
Otro de los experimentos que el de Pérgamo solía hacer era seccionar la médula vértebra por vértebra y ver cómo reaccionaba el animal. Se dio cuenta de que si se hace una sección por encima o por debajo de la primera cervical, el animal muere súbitamente. Las secciones hechas hasta la cuarta vértebra detienen el movimiento respiratorio. Si la sección se hace en la quinta cervical, las extremidades superiores quedan privadas de sensibilidad y movimiento. Las realizadas por debajo de la sexta cervical paralizan los músculos del tórax, pero no el diafragma, pues los nervios de este músculo nacen de la cuarta y quinta vértebra. Demostró que si se secciona la médula por encima de la primera dorsal, se paralizan los músculos intercostales, pero el diafragma y los músculos superiores del tórax continúan con movimiento y que, si se secciona el nervio del diafragma y los de los músculos intercostales, el animal se sirve de los músculos superiores del tórax para respirar; si se secciona la médula a la altura de las primeras dorsales, se observa cómo el animal se sirve del diafragma y de los músculos superiores del tórax para la respiración. Y si la sección se hace a la altura de la séptima dorsal, que está a la altura del diafragma, se paralizan los nervios intercostales pero no el diafragma, pues los nervios que lo enervan proceden de las vértebras superiores. Galeno demostró con estos experimentos la relación entre anatomía y fisiología en el sistema nervioso y muscular, lo que, en el ámbito de la respiración y de la voz, es particularmente evidente.
También experimentó seccionando la médula desde abajo hacia arriba y se dio cuenta de que, a medida que iba subiendo, mayor era el número de partes afectadas, hasta que la sección entre la primera vértebra y el cráneo producía la muerte del animal (Proced. anat . IX), es decir, los miembros enervados por nervios que están por encima de donde se ha hecho la sección conservan sus funciones y se paralizan los que están por debajo. Esto fue lo que le hizo concluir que el origen de los nervios es el cerebro. Se dio cuenta de que las lesiones o la insensibilidad de alguna parte del cuerpo viene producida por la lesión del nervio que la enerva. Observó Galeno, asimismo, que si sólo se secciona la mitad de la médula, queda únicamente afectada la mitad del lado correspondiente del cuerpo, lo que demuestra que una mitad de la médula es independiente de la otra. Descubrió que los nervios espinales tienen dos tipos de raíces, unas se distribuyen por los músculos y les dotan de movimiento voluntario, y otras van a la piel y le aportan sensibilidad. Se dio cuenta de que la insensibilidad de algún dedo de la mano podía proceder de la lesión de la última vértebra del cuello.
Hizo vivisecciones con el fin de explorar el funcionamiento y los movimientos del corazón, de las arterias y del pulmón. Pudo observar cómo las válvulas del corazón impedían el reflujo de la sangre a los ventrículos y explicó la insuficiencia valvular. Observó también que las arterias tenían dos túnicas y que la vena, una sola. También las ligaduras que hizo de uréteres y uretra le ayudaron a comprender cuál es la función de los riñones e incluso el peristaltismo intestinal. Galeno es muy consciente de algunos de sus hallazgos, pero sabe también que sus conclusiones no son definitivas y que otros continuarán su trabajo. Con razón se le ha llamado «padre de la fisiología experimental».