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TRANSMISIÓN DEL TEXTO

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Del uso de las partes fue una obra leída y estudiada en la Antigüedad, como demuestra las extensas citas que Oribasio hace en el siglo IV , especialmente en los libros XXII, XXIV y XXV de su extensa obra. Si en el mundo medieval de Occidente se oscureció la fama de la obras galénicas, no ocurrió así en el Oriente, donde las compendió el bizantino Teófilo Protospatario y los árabes las conocieron, se interesaron por ellas y las tradujeron a su lengua. A finales del siglo IX el corpus galénico era conocido por los médicos musulmanes, que comenzaron a traducirlo al árabe. Estas traducciones llegaron a Europa y algunas de ellas se vertieron al latín. Algunos tratados de Galeno sólo los conocemos en sus versiones árabes 90 .

Del uso de las partes fue el único libro de referencia en anatomía hasta el Renacimiento, en parte porque Procedimientos anatómicos no empezó a difundirse hasta las traducciones del siglo XVI de Chalcondylas y Günther von Andernach, en parte también porque se hizo una traducción abreviada de la obra al árabe, probablemente de Hunayn ibn Isaac, que en el siglo XII se tradujo al latín con el título De juvamentis membrorum . El mal estado y las corrupciones de este texto han dado lugar a ciertas malinterpretaciones de Galeno que perduraron hasta el Renacimiento. De juvamentis se debió de manejar en Occidente hasta que Pedro de Abano, en el siglo XIV , tradujera del griego al latín el tratado Del uso de las partes. De juvamentis también fue comentado por Mondino (siglo XIV ), que, a diferencia del de Abano, no tuvo acceso a Del uso , pero manejó el De juvamentis para su Anatomía (1316) que escribió antes de que el de Regio tradujera el Del uso al latín (1317).

Por otra parte, en las colecciones árabes de manuscritos conocidas como Sumarios de los alejandrinos se encuentran una serie de tratados galénicos, que pasan por haber sido traducidos al árabe por Hunayn ibn Isaac en el siglo IX 91 . De entre esos Sumarios merece especial atención el conocido como Canon , de dieciséis libros leídos por los alejandrinos 92 , y también un Sumario en el que aparecen resúmenes de las obras de Galeno que circulaban en el siglo IX . Este Canon se conserva en una copia de 1218, que se le atribuye a Yahyá al-Nahwi. Con este nombre se conoce también al autor de unos comentarios al Del uso de las partes y al de un sumario de ese tratado, que menciona Hunayn y del que conservamos aún algunos fragmentos 93 . Esta obra fue traducida al siríaco en el siglo VI por Sergio de Rèsh Aina y en el siglo IX , del griego al árabe casi en su totalidad por Hubais ibn al-Hasan Al-A’sam de Damasco, sobrino de Hunayn, y completada por el mismo Hunayn.

Estos textos reunidos por los árabes llegaron a España y en la Escuela de Traductores de Toledo fueron traducidos en su mayoría al latín. Allí, poco después de 1170, Gerardo de Cremona tradujo el Canon de Avicena, de gran influencia en la medicina de nuestro país. Sin embargo, Del uso de las partes no fue traducido nunca totalmente del árabe al latín. En Occidente, las dos primeras traducciones completas de nuestra obra del griego al latín son la ya mencionada de Pietro d’Abano, que se debió de hacer un poco antes del 1310, y otra de Niccolò da Regio, que se terminó en el año 1317, que fue la que sirvió de base a la edición de G. Kühn.

Con la aparición de la imprenta, Aldo Manucio, el más célebre editor de textos griegos de la época, decidió publicar los textos médicos de Hipócrates y de Galeno. Para ello contó con algunos códices de la obra griega de Galeno reunidos por Bessarion, algunos manuscritos que I. Laskaris había llevado a Florencia en 1492 y otros que habían pertenecido a Niccolò Leoniceno y a G. Valla. Apareció, pues, la editio Aldina de Galeno en 1525. En ella estudiaron Ch. Etienne y J. Günther von Andernach. Conocemos las múltiples correcciones que I. Coronarius hizo en notas marginales a la Aldina. También A. Vesalio y J. Caius trabajaron en estos textos con el propósito de hacer una traducción latina de los textos anatómicos de Galeno para la edición Juntina (Venecia, 1543), dirigida por A. Gadaldino. Estas dos ediciones, Aldina y Juntina, fueron de importancia capital para el resurgir del galenismo en el Renacimiento. Entre una y otra apareció en 1538 la editio Basileensis (vol. I 367-556), que ya corrigió algunos errores de la Aldina, al cotejarla con la versión latina de Niccolò da Regio. Vesalio y Caius la conocieron, como muestran las notas de éste último en la edición de Basilea del Eton College . Caius colacionó el Codex Adelphi , que, entre otras obras, contiene el De usu partium y propuso nuevas lecturas. Las notas de Caius fueron recogidas y copiadas por Th. Goulston, por Th. Gataker y por L. Browne, suegro de Harvey. Como ha señalado V. Nutton 94 , las notas marginales de Caius a veces hacen referencias a manuscritos hoy perdidos y recogen también las lecturas de editores como Clement, Linacre y el del Codex Adelphi con datos de interés para posibles nuevas ediciones.

En 1679 se publicó en París la edición de R. Chartier (IV 284-704) y dos siglos después entre 1821 y 1833, C. G. Kühn publicó en Leipzig su Claudii Galeni opera omnia en veinte volúmenes, de los que el III y el IV corresponden a la edición del De usu partium . En el volumen III están los primeros once libros y en el IV aparecen los doce últimos, esto es desde el libro XII al XVII . Para el texto griego Kühn siguió la edición de Chartier y para el latino la de N. da Reggio. A principios del pasado siglo G. Helmreich publicó su edición crítica, Galeni De usu partium Libri XVII en Leipzig en 1907 (vol. I) y 1909 (vol. II). De los veinticuatro manuscritos que H. Diels 95 menciona, Helmreich ha colacionado para su edición los ocho que considera más fiables. Son los siguientes: codex Parisinus 2253 (A) del siglo XI ; codex Parisinus 2154 (B) del siglo XIV ; codex Parisinus 985 (C) del siglo XV ; codex Parisinus 2148 (D) del siglo xv; codex Laurentianus plut . LXXIV 4 (L) de los siglos XIV-XV ; codex Palatinus 251 (P) del siglo xv ; codex Urbinas 69 (U) de los siglos X-XI ; y el codex Marcianus (V) del siglo xv. Ha tenido en cuenta también las cuatro ediciones del texto griego precedentes: editio Aldina, editio Basileensis, editio Charterii y editio Kuehnii , las enmiendas y comentarios marginales de Cornarius a la editio Aldina , además de la traducción latina de Nicolò da Regio, realizada a partir de algún manuscrito diferente al de las ediciones griegas, y de los excerpta utilizados por Oribasio, de acuerdo con la edición preparada por Bussemaker y Daremberg, Oeuvres d’Oribase en seis volúmenes (París, 1851-1876), así como los usados por el protospathario y archiatro Teófilo en su obra Perì tês toû anthrópou kataskeués , según la edición preparada por Greenhill (Theophili de corporis humani fabrica libri V, Oxford, 1842). Según Helmreich, el mejor de todos estos manuscritos es el Urbinas 69 (U), seguido por el Laurentianus (L) y los Parisini 2253 (A) y 2154 (B). Ch. Daremberg colacionó para su traducción los códices parisinos A, B y C, que no manejó Kühn, pero no conoció, en cambio, el códice Urbinas 69, que es el más antiguo, además muy bien conservado, y con un buen número de buenas lecturas, que resuelve ciertos problemas con los que aún se encontró Daremberg. De ahí que la edición de Helmreich supere a todas las anteriores.

Los médicos humanistas leyeron De usu partium en griego y en latín. Contamos con la traducción renacentista de J. Dalechamps, De l’usage des parties du corps humain, livres XVII escripts par Claude Galien et traduicts fidelement du grec en françois , que apareció en Lyon en 1528 y 1566. Sin embargo, no se han vuelto a hacer traducciones completas de la obra a las lenguas modernas hasta tiempos relativamente recientes. En el siglo XIX apareció la traducción, también al francés, de Ch. Daremberg, que publica en sus Oeuvres anatomiques, physiologiques et médicales de Galien (París, 1854 y 1856); en inglés contamos con la de M. Tallmadge May, Galen, On the Usefulness of the Parts of the Body (Ithaka, Nueva York, 1968); y en italiano, I. Garofalo y M. Vegetti en Opere Scelte di Galeno (Turín, 1978) traducen la mayor parte de los libros del De usu (págs. 319-832), aunque omiten la traducción de los libros III y XIII . Estos libros me han acompañado durante mi trabajo y me lo han facilitado.

Mi traducción está hecha sobre la edición de Helmreich, aunque también he tenido en cuenta la de Kühn con su versión griega y latina. Los títulos de los capítulos son nuestros para orientación del lector. No pertenecen a la obra. Siguiendo las normas de la editorial, los de las obras de autores griegos y latinos están traducidos al español, de acuerdo con los de las ediciones españolas. En el caso de Galeno, muchas de cuyas obras no han sido aún traducidas, nuestra primera intención fue citarlas todas con el título latino de la edición de Kühn, pero finalmente, para ajustarnos a las normas editoriales, hemos ensayado una traducción de los títulos aún no vertidos a nuestra lengua, que probablemente no siempre será la definitiva. El mérito de los índices le corresponde a Silvia Porres. Nuestra traducción del De usu partium es la primera de esta obra en español.

Del uso de las partes

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