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GALENO Y EL «DISEÑO INTELIGENTE»
ОглавлениеEl médico de Pérgamo formuló por primera vez de forma sistemática y desde un punto de vista no teísta la doctrina del diseño inteligente que puede observarse en el cosmos y que centró en ese microcosmos que es el hombre. Para nuestro autor, el estudio de las partes del cuerpo humano revela que no son obra del azar sino de una inteligencia creadora que las ha hecho de la mejor forma posible de acuerdo con el fin para el que han sido creadas. Esto se le revela en el estudio de los huesos del cuerpo y de sus músculos, en las articulaciones, en el examen de la mano o del pie del hombre, en el tracto digestivo, en la composición del cerebro, en los dientes, en las vértebras, en los ojos, las pestañas y los ojos, en la armonía de todas las partes, incluso en las que pudieran parecernos más insignificantes como el talón o el tobillo. Para Galeno, esa inteligencia creadora es la naturaleza, a la que con frecuencia llama «divinidad creadora».
Siglos después, un clérigo inglés, sir William Paley, acuñaría la fórmula «diseño inteligente» del mundo, en su obra Natural Theology , publicada en Londres en 1802, en la que mantiene que el mundo natural parece haber sido creado por un diseñador y que sólo un Dios omnipotente podría haber creado tanta perfección en cada parte del cosmos y del cuerpo animal y humano. W. Paley 6 compara el organismo humano a la maquinaria de un reloj, de la que dice que las diferentes partes que la componen están formadas y hechas con un propósito y que si esas partes fueran diferentes a como son, si tuvieran otro tamaño u otra posición, probablemente no cumplirían con el fin para el que han sido hechas, que es mostrarnos la hora del día, en cuyo servicio todas actúan sinérgicamente. También deduce de la observación de esa maquinaria que ha habido una mente inteligente que la ha diseñado. Cuando Paley escribió su obra probablemente conocía no sólo los escritos de Aristóteles y de Cicerón, sino que también debía de conocer directa o indirectamente el tratado Del uso de las partes de Galeno. De hecho, en su estudio de los músculos cita al obispo John Wilkins (1614-1672), quien, a su vez, cita la miología de Galeno. Esa idea de un agente organizador perduró desde Galeno hasta Darwin, quien en principio siguió a Paley, al que leyó con gusto y admiró 7 , pero a partir de las observaciones que hizo en la expedición de cuatro años en el Beagle por la Tierra del Fuego y las islas Galápagos, bajo las órdenes del comandante Fritz Roy, fue el primero en rebatir con argumentos fundamentados la idea de creacionismo y «diseño inteligente», en favor de la adaptación y la selección de las especies, y, en consecuencia, a favor de su teoría de la evolución.
Para Galeno, en cambio, que creía que la disposición corporal está en consonancia con las facultades del alma y que veía en el hombre «el único animal sobre la tierra con un alma divina (XIII 11, IV 126-127K)», no había obra más perfecta desde sus orígenes que el cuerpo humano. Consciente del material perecedero del cuerpo humano, le hace partícipe de la inteligencia de los cuerpos celestes y codifica su pensamiento de la siguiente manera: «Me parece a mí, cuando pienso en estas cosas, que incluso una no pequeña inteligencia se extiende por el aire que nos circunda, pues no es natural que el aire participe de la luz solar y no participe de su poder (XVII 1, IV 360K)». Galeno mantuvo una fuerte polémica con las corrientes materialistas de su tiempo, especialmente con los atomistas, que defendían que la existencia de los cuerpos se debía al choque de los átomos al azar.