Читать книгу Rent a boyfriend - Gloria Chao - Страница 21

Оглавление

♦ Capítulo 12 ♦

Drew

Doctor Huang

Las bocas son repugnantes y, desde luego, no me habían preparado para ello. Tendría que sugerirle a la agencia que añadiera un curso sobre «cómo no vomitar después de tocar fluidos humanos».

—¿Todo bien, Fangli? —preguntó el padre de Jing-Jing con la mascarilla puesta.

La paciente de mediana edad que estaba en el sillón levantó el pulgar, incapaz de hablar.

«¡Yo no estoy bien!», grité por dentro. Por suerte, la mascarilla me cubría casi toda la cara. ¿También contendría el vómito?

En el año y medio que llevaba en la agencia, ya me habían salpicado de saliva, cuando la madre de Michelle me gritó por los jabones y, a cada tres consonantes, se le escapaba un escupitajo. También había tenido que llevar mascarilla, porque la nainai de Grace tenía como cien años y había que protegerse para no contagiarle nada. Sin embargo, nunca me habían escupido mientras llevaba una mascarilla que, de repente, me parecía demasiado fina. Tampoco había tenido que sujetar aparatos extraños en la boca de una desconocida.

—A la derecha, Andrew —dijo el padre de Jing-Jing con firmeza e intenté no fijarme en el charco de saliva mientras movía el tubo de succión hacia allí.

Mierda, se suponía que era un prometedor estudiante de Medicina. Nunca había estado tan cerca de cargarme una tapadera.

«¡Contrólate y trágate la bilis!», me reprendí. Fangli era la última paciente del día, pero la experiencia no me había ayudado a mejorar. De hecho, casi lo había empeorado. Intenté fingir que la boca de la mujer era un lienzo y que estábamos pintando. Ay, Dios mío, sangre. No, sangre no, pintura roja.

—¡Hemos llegado a la pulpa! —declaró el señor Wang con alegría—. Eso significa que estamos en la parte del diente que alberga el nervio, así que le pondremos un calmante a la pobre Fangli para aliviar el dolor y empezaremos el tratamiento del conducto radicular…

—¿Conduzto gadiculal? —balbuceó Fangli con la boca todavía abierta por el bloqueador.

El señor Wang le dio una palmadita y dijo:

—Haremos el tratamiento, totalmente indoloro, el lunes. En realidad, esto es el comienzo del procedimiento, pero, como lo de hoy solo ha sido una visita de emergencia, pararemos aquí y te pondré un empaste temporal junto con la medicación. La clave de todo es que sea indoloro, ¿verdad, Fangli?

Asintió de manera casi imperceptible, aunque me pareció peligroso dada la cantidad de cacharros eléctricos que tenía en la boca. Madre mía.

Como la mascarilla limitaba mis expresiones, intenté mostrar con los ojos que me sentía fascinado y no asqueado por todo aquel galimatías.

—¿Te gusta el arte, Andrew? —preguntó el señor Wang mientras mezclaba el medicamento en la bandeja.

Ja. La vida a veces tenía un gran sentido del humor.

—Supongo.

—La odontología es como la medicina, requiere habilidad con las manos, como en el arte, incluso más que en la mayoría de médicos. —Se aclaró la garganta—. Aunque, por supuesto, tus padres ya lo sabrán, dado que son cirujanos.

—Ajá. —Moví el tubo mientras me convencía de que solo era agua normal y corriente que no estaba plagada de bacterias.

«Recordatorio: siempre que sea posible, decantarse por fingir ser estudiante de Arquitectura, Informática, Derecho o Dirección de Empresas; cualquier profesión en la que no sea un problema que las cosas médicas me den náuseas».

Treinta minutos y demasiados lavados de manos después, mientras rezaba por que el señor Wang no se diera cuenta del poco jabón que le quedaba, metí la bata blanca que me habían prestado en el cesto y me senté en la sala de espera del Palacio Dental Wang. Me negaba a sentarme en una de las asquerosas salas de intervenciones, ni siquiera después de ver cuánto desinfectante se usaba.

—¿Andrew? —me llamó desde el pasillo.

Aunque lo que me apetecía era preguntar a gritos qué era lo que quería ahora y quedarme donde estaba, me obligué a levantarme e ir a buscarlo. En vez de entrar directamente al despacho, me asomé por la puerta. Ojalá fuera breve.

—¿Sí, shushú?

Señaló la silla que había delante de su mesa y se apartó del ordenador para mirarme. Entré y me senté con los tobillos cruzados, una postura cómoda pero respetuosa. Esperaba que no escuchara cómo me latía el corazón.

—Andrew… —Se calló y volvió a empezar—. Eres un buen chico, pero Jing-Jing es mi única hija. Su madre y yo somos muy protectores, mi esposa más que yo, y en lo referente a Jing-Jing, suelo dejar que ella se encargue, porque la conoce mejor. —«Ah, ¿sí?»—. ¡Y mira lo bien que ha salido! Es digna de su nombre.

Se aclaró la garganta tosiendo en el puño.

—No sé qué te habrá contado de… sus otros pretendientes, pero tienes que entender que conocemos muy bien a algunas familias, mientras que no conocemos a la tuya. ¡Hasta hace dos días, ni siquiera te conocíamos a ti! Te habrás dado cuenta de que soy mayor que mi mujer. —No, y Jing-Jing tampoco lo había mencionado—. Por eso, a estas alturas de la vida, quiero asegurarme de que estará bien.

—Entiendo —me obligué a decir.

Asintió de forma apenas apreciable.

—Sé que lo de ayer te resultó un poco incómodo. —«¿Un poco?»—. No obstante, si Jing-Jing te importa, querrás que tenga en cuenta todas las posibilidades. No queremos que se pierda algo que sería muy bueno para ella, ¿entiendes?

¿Muy bueno para ella? ¿De verdad?

Estaba a punto de asentir, porque no tenía muchas más opciones, pero entonces se me cruzaron los cables y sentí que me ardía el pecho. La idea de que una persona como Jing-Jing tuviera que soportar a ese palurdo…

Me enderecé.

—Shushú, entiendo lo que dice, pero, si de algo estoy seguro, es de que Jing-Jing no debería ni plantearse estar con Hongbo. —Me atreví a pronunciar su nombre a pesar de que el señor Wang lo había evitado de forma evidente—. No sé si soy lo mejor para ella, aunque intento serlo, pero, sin duda, se merece algo mejor que un cretino malcriado que no sabe nada de ella a pesar de haber crecido juntos. Me da igual el dinero que tenga, Jing-Jing merece respeto y estar con alguien que la entienda y se preocupe por su bienestar de verdad. Eso, al menos, puedo ofrecérselo.

El señor Wang echó la cabeza hacia atrás con sorpresa, lucía una expresión de aprobación en el rostro que indicaba que me había subestimado. No me había parado a pensar en tipos y categorías al soltar todo eso, pero, por supuesto, como padre de categoría 1, le había agradado que defendiera y hablara bien de su hija.

Asintió dos veces, pensativo, y después se inclinó hacia adelante.

—Déjame que te haga una pregunta: ¿alguna vez has observado a tus padres en el trabajo?

No me esperaba que me saliera con eso, así que no supe cómo responder. Para ganar tiempo, ladeé la cabeza y le dediqué una mirada interrogante.

—Verás, me ha sorprendido lo mal que lo has pasado hoy. —Mierda—. No sé si la medicina es lo tuyo.

Mierda. Mierda. Mierda.

Agaché un poco la cabeza; adoptar una actitud de derrota fue lo único que se me ocurrió mientras repasaba miles de posibilidades y pensaba en todas las opciones para tipo C y categoría 1.

—Es normal que quieras seguir los pasos de tus padres para que se sientan orgullosos, pero no todo el mundo sirve para todas las carreras.

Vaya, qué progresista por su parte. Dado lo que había visto hasta el momento, me sorprendió. ¿A lo mejor la cosa cambiaba cuando no se trataba de su propia familia?

—Por eso quiero preguntarte que, si la medicina no es lo tuyo, entonces ¿qué? Debes entenderme. Me preocupo por ti, claro, pero lo primero es mi hija y, si no puedes mantenerla como médico, ¿qué harás?

Joder, menuda montaña rusa en apenas unos minutos. Al menos, ya me había centrado. Respondí con seguridad:

—Para empezar, Jing-Jing no necesita que nadie la mantenga, no con sus capacidades. Por mi parte, me encanta la biología y se me da de maravilla, así que, si resulta que al final la cirugía no es lo mío, creo que me podría dedicar a la medicina interna, a la investigación o a la enseñanza.

El señor Wang se cruzó de brazos, dubitativo. Ignoró la primera parte de mi respuesta y dijo:

—Lo de medicina interna no lo tengo claro. ¿Investigación o enseñanza? ¿Con eso ganarías bastante?

¿Iba en serio? Por Dios.

—Sí, creo que tendría un buen sueldo que me permitiría llevar una vida cómoda. —«Capullo pretencioso»—. También creo que las carreras universitarias no determinan todo el futuro de una persona; no obstante, con un título de la Universidad de Chicago, no me preocupa. —A Drew, el que dejó los estudios, le había costado un poco soltar eso último, aun siendo Andrew.

—Tal vez te preocuparías si entendieras mejor cómo funciona el mundo. —Se volvió hacia el ordenador.

Capté la indirecta y me levanté.

—Gracias por dejarme venir hoy, shushú. He aprendido mucho.

«Por ejemplo, he descubierto que eres imbécil».

Asintió de nuevo, sin prestarme mucha atención.

—Gracias por echarme una mano y evitar que llamase a mi ayudante. Pero, si sigues por este camino, tendrás que ser más gentil con la succión, ¿entendido?

Dado que apenas había rozado a los pacientes porque me moría de asco, estaba bastante seguro de que me estaba reprendiendo solo para hacerme sentir inferior.

—¿Le apetece comer algo? —sugerí—. Podríamos invitar a Jing-Jing y Wang ayí a venir con nosotros.

Se miró el reloj de pulsera.

—Es tarde, seguro que las chicas ya han comido. —¿Y yo qué? Me hizo salir por la puerta sin darme tiempo a recoger nada—. ¿Qué tal si le escribes a Jing-Jing para saber dónde están?

Drew:

Ayuda

O sea, ¿dónde estás?

Ya hemos terminado aquí

Chloe:

Ayúdame TÚ A MÍ

Estoy comprando sujetadores con mi madre y tenemos prioridades diferentes

Yo quiero estar cómoda y a ella… eso no le importa

¿¿Demasiada información??

—Están comprando sujetadores —le dije al señor Wang.

Se puso rojo como un tomate.

—Vámonos a casa. Dile que… No, nada, mejor deja de escribirle.

Mientras lo seguía fuera del despacho, respondí con disimulo.

Drew:

Conmigo nada es demasiada información

Volvemos a casa

¿Quieres que finja una emergencia?

Chloe:

No hace falta

Soy mi propio caballero andante

Nos vemos pronto, doctor Huang

Se me había olvidado que no sabía mi verdadero apellido. Me guardé el móvil en el bolsillo.

Rent a boyfriend

Подняться наверх