Читать книгу La lucha contra el terrorismo en el marco del sistema de seguridad nacional - Jorge Lozano Miralles - Страница 22

VI. Lucha contra el terrorismo

Оглавление

La clave del terrorismo es el discurso al que sirve y no tanto sus capacidades. Como decíamos, no pretende tanto destruir como provocar una reacción equívoca para cuestionar la legitimidad y alimentar su discurso mientras debilita el del oponente. La respuesta del Estado de Derecho, siempre tasada y lenta, parece ineficaz pues la utilización de la fuerza es residual y reactiva; es más, debe utilizarse pensando de clave de futuro los efectos que de ello se derivan. La fuerza del terrorismo es ficticia, pero la del Estado es real.

Como prolongación de este razonamiento la denominada guerra sucia resulta equívoca en una democracia cuya legitimidad está en el consenso de la comunidad. Cosa distinta es una dictadura cuya fuente de legitimidad sólo radica en la eficacia.

La guerra sucia pervierte la célebre ecuación de Clausewitz al suponer la subordinación de la política a la táctica; además, con este envite no se resuelve el problema porque el centro de gravedad del terrorismo, como decíamos, no son las personas sino el discurso que sirve a su movilización o lo justifica. La guerra sucia, sin opciones reales de resolver el problema, arriesga la principal baza del Estado, su legitimidad y el no reconocimiento de los terroristas como parte, sin poder resolver el problema al hacerlo. Frente al terrorismo es mejor proteger el centro de gravedad propio que atacar el de los terroristas cuya debilidad comparativa con el Estado acabaría por hacerlos caer mancillando además su causa política.

El terrorista en tanto que delincuente es sujeto de la ley común; cualquier otra acción excepcional que los distinga modifica su estatus. Con ello y siguiendo la dialéctica clausewitzana se está igualando a las partes, sin conseguir nada a cambio y con menoscabo interno y externo del Estado. Cabe concluir que el problema no es militar –este está resuelto de antemano, la clave no es ganar la guerra, sino ganar la paz–, ni siquiera de Seguridad (aunque el arresto de terroristas es un paso adelante; son estrategias de contención) sino principalmente político. Y el Estado social y democrático de Derecho, es la piedra angular del discurso propio.

La cuestión no es la fortaleza del grupo terrorista. Ni la fortaleza del Estado, porque este mucho más fuerte que aquel. La clave es la fortaleza de la sociedad. No en vano, el campo de batalla coincide con su objetivo: la población.

Acabar con la violencia es un paso adelante; pero lo más importante es terminar con la narrativa terrorista, cercenar su capacidad movilizadora. Sin narrativa la violencia es absurda. Por consiguiente, para enfrentar el terrorismo a nivel estratégico y político debe existir un discurso que alinee objetivos y acciones. No tenerlo supone el desencaje de los planos táctico, operacional y político. No caben estrategias reactivas; deben formar parte de una cuerda más amplia que incluya lo operacional y lo político. Este discurso propio no precisa ser confrontado. Debe ser un discurso mejor, una narrativa inclusiva, una oferta que asuma la narrativa de los otros y disuelva sus demandas. La democracia es clave pues tal es su función. Esta debe actuar como aglutinante del grupo social haciendo recupere su estimación y orgullo; sin este elemento no cabe una victoria que es también materia emocional y de percepción.

Hitler sostenía que “Los partidos políticos se prestan a compromisos; las concepciones ideológicas jamás. Los partidos políticos cuentan con competidores; las concepciones ideológicas proclaman su infalibilidad”25. La razón es sencilla: Sí una ideología hace concesiones se desmonta, se desarticulan las líneas de pensamiento que sostiene, pierde su conexión con la razón y desarbola el imaginario deseado.

La solución frente al terrorismo pasa por una pedagogía mediática que obligue a tomar en consideración lo que sistemáticamente excluyen dejando en evidencia las inconsecuencias del constructo terrorista, sus saltos argumentales y su falta de propuestas.

Es imprescindible recuperar a las víctimas y presentarlas como seres humanos, devolviendo el dolor al espacio social que lo produce porque las víctimas son el símbolo de la sociedad y están en relación con la legitimidad de la lucha.

La lucha contra el terrorismo en el marco del sistema de seguridad nacional

Подняться наверх