Читать книгу Por algo habrá sido - Jorge Pastor Asuaje - Страница 70

La mitad más uno

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Estudiantes ya venía en decadencia, es cierto. Ese año perdió la única final de América que perdió en su historia, y fue la última. Con Nacional de Montevideo, en un desempate en Lima. Pero todavía era fuerte y uno soñaba que hasta se podría armar un equipo mejor todavía, porque algunas figuras que estaban apareciendo pintaban para ser el recambio de los campeones del mundo. Como el Gato Pagnanini, por ejemplo, que en un partido con Boca, acá en La Plata, le clavó un zurdazo en el “ángulo superciliar izquierdo”, como diría Fortunato. Uno a cero y nos preparábamos para festejar un triunfo. Mi primo Roberto había venido desde la Patagonia a ver el partido y se ilusionaba en la popular pincharrata que hervía con el calor de la primavera. Pero Boca ese año tenía unos pibes que venían matando: Potente y Ferrero, y en la punta derecha a Ponce. Entre los tres le pegaron un baile impresionante a la defensa de Estudiantes y el primer tiempo terminó tres a uno a favor de Boca. “Yo me voy, resolvió mi primo.

- Quedate, que en el segundo tiempo por ahí cambia y empatamos le contesté ilusionado.

- ¿A que querés que me quede, a ver la goleada que nos van a hacer?, contestó realista. Nos hicieron siete. Pero el espectáculo mayor no eran los jugadores de Boca, era la hinchada. Desde la ochava de 57 a la de 55, miles de cabezas saltando y miles de gargantas gritando toda la tarde: “Lanusse, Lanusse, poné mucha atención, que Boca va primero por orden de Perón”.

Por algo habrá sido

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