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LA MORFOLOGÍA
ОглавлениеHay un mapa genético grabado en nuestra cara, así como en el resto del cuerpo, a través del cual podemos interpretar cuál fue el estado de nuestros órganos cuando estuvimos en el vientre materno. Este mapa también nos dice qué alimentos comió en exceso o en deficiencia nuestra madre durante ese periodo. En él podemos ver los factores hereditarios o genéticos, los cambios producidos durante el proceso de gestación y embarazo de nuestra madre, las descargas de excesos alimenticios que se produjeron en el organismo de ella y cómo nos afectaron. Además, cómo se fueron formando nuestros órganos y sistemas a partir de todos esos procesos personales de nuestra madre: sistema nervioso, circulatorio, respiratorio, digestivo, linfático, hormonal, óseo, inmunológico… Todos ellos se formaron con la base genética de nuestros padres, el 50 % cada uno, más la alimentación que mantuvo nuestra madre durante el embarazo, así como su estado de salud durante ese periodo. Con toda esa enorme suma de síntesis de procesos se formó nuestra tipología, nuestro aspecto físico. Esta complejidad de procesos biológicos y fisiológicos puede realizarse de forma consciente o inconsciente. Que no seamos conscientes mientras se realizan no significa que no se estén produciendo. Y, por otro lado, ser conscientes nos permite intervenir a favor o en contra.
Esto significa que, si vamos a ser padres, podríamos prepararnos previamente y aportar como patrimonio genético equilibrio y salud a nuestros futuros hijos ya desde la base genética, creando una situación óptima para que se desarrollen correctamente todos los órganos y procesos que serán su herencia de salud para toda su vida.
La madre tiene doble responsabilidad porque su alimentación durante el embarazo, posparto y lactancia, así como la primera alimentación solida del bebé, marcarán la condición más yin y yang y las estructuras físicas de la persona que nacerá. Y en la mayoría de casos nadie se prepara previamente para llevar a cabo esas funciones de forma correcta; lo más habitual es improvisarlas sin ningún conocimiento ni criterio. Por esta razón, no deberían sorprendernos las situaciones inesperadas que puedan suceder después con la salud de esa persona.
Estos dos conceptos forman la base del diagnóstico morfológico de la metodología oriental macrobiótica, que nos proporciona la base de la fisonomía, sobre todo la estructura de la cara y los órganos del cuerpo y sus funciones reflejados en ella.
En nuestra cultura ancestral se dice: «La cara es el espejo del alma». Esto se refiere precisamente a este concepto: todo nuestro pasado genético está escrito en nuestra cara como un mapa, pero solo puede leerlo el que conoce previamente el significado de estos códigos, que, por otro lado, son universales. También se refiere a que cualquier alteración en el funcionamiento de nuestros órganos inmediatamente se refleja en nuestra cara.
Toda la alimentación utilizada por nuestros antepasados genéticos es la que forma la estructura arquitectónica tisular de nuestra fisonomía, como si de un edificio se tratara y pudiéramos ver los materiales de construcción, que quedan recubiertos por perfectas paredes, en este caso tejidos y piel.
En la medicina oriental se manejan los conceptos yin y yang para definir la ley de los opuestos complementarios que rigen el universo dual tanto en el terreno energético de la física como en el bioquímico y bioelectromagnético. En la Antigüedad, en Occidente estos conceptos también se manejaban con asombrosa precisión, pero para nuestra mentalidad más concreta, los conceptos o terminología utilizados resultaban demasiado abstractos y se cambiaron por algo más específico y fácil de comprender y comprobar solo para la ciencia química, tanto si es orgánica o inorgánica: el balance entre sodio y potasio en el pH humano.
El equilibrio entre los entornos externo e interno produce los estados físicos, anímicos, emocionales, mentales y espirituales. Según nos enseña la «alquimia interna» oriental, el proceso de la vida se mantiene cada segundo gracias a la unión o choque de dos energías. La unión de la energía interna y la externa es la que va generando todo tipo de procesos en nosotros. Este choque continuo se produce cada segundo con la respiración, algo que nunca podemos dejar de hacer.
1. Energía del «cielo», materializada o concretada en el aire que respiramos; es igual a oxígeno.
2. La energía de la «tierra», expresada en los alimentos que comemos y bebemos y de los cuales se produce una síntesis llamada «energía alimentaria», Gu Qi, «energía esencial adquirida» o «la esencia del cielo posterior», y que interviene en y a través de cada respiración añadiéndose continuamente al aire que respiramos y formando una mezcla nueva que penetra en nuestro organismo para mantenerlo vivo. Como consecuencia de este choque entre el cielo y la tierra nacen las emociones.
Todas las manifestaciones físicas mentales y espirituales lo son del entorno que nos rodea más la síntesis de los alimentos que hayamos comido, que penetra en nosotros cuando respiramos.
Existen señales claras de las enfermedades mucho antes de que aparezcan. Hay una falta que acusa nuestro cuerpo y que es una señal de alarma que nos proporciona, no para introducir un suplemento que nos vuelva dependientes, sino para corregir una causa que irá creciendo si no la revertimos.
El sistema morfológico es un mapa en el cual poder apreciar las bases genéticas hereditarias de la persona, así como el estado de los órganos internos en cada zona de la cara correspondiente con cada sistema: circulatorio, nervioso, respiratorio, digestivo, hormonal, linfático, etc.
RELACIONES ENTRE CARA Y ÓRGANOS
Pongo unos ejemplos prácticos, sin profundizar en ellos, para mostrar cómo se gestiona el diagnostico morfológico:
Boca
Representa el sistema digestivo y podemos verlo reflejado en ella. Cuanto más grande, más débil es su sistema digestivo.
Labios
La parte superior refleja el estómago; la inferior, el intestino delgado; la interna, el intestino grueso; y la externa, el duodeno.
Lengua
Es un mapa donde se encuentran todos los órganos reflejados, por zona, tamaños y capas. Por otra parte, la saburra lingual o capa blanquecina sobre ella nos permite precisar los diferentes niveles de acidez de nuestro pH.
Cejas
Reflejan la fortaleza física y la vitalidad. Su depilación reduce nuestra fuerza y no nos permite diagnosticar con precisión. Se dividen en tres partes:
• La zona del inicio de la ceja o el origen refleja los tres meses de embarazo y la juventud.
• La zona media, los seis meses de embarazo y la edad adulta.
• El final, la última fase de embarazo y la vejez.
Globo ocular
• El color azul significa menos luz solar y es propio de las personas que nacen en el norte.
• El color marrón es propio de países con cuatro estaciones y más luz solar, como los países del este.
• El color negro del trópico, con máxima luz solar, es propio de países del sur.
Como ejemplo de esta metodología se encuentra la iridología de Bernard Jensen.
El extremo sampaku yang, muy diagnosticado en Oriente y en la Macrobiótica, se refiere a personas muy desequilibradas y con fuertes psicopatías, asesinos famosos en los que podemos observar a través de sus caras y ojos que sufrían este extremo. Las personas con sampaku yin se dice que son demasiado buenas y suelen ser líderes sociales que brillan por su bondad y suelen morir asesinados. Estos dos extremos de desequilibrios energéticos muestran que el comportamiento se puede regular. Los padres de esas personas podían haber cambiado con la dieta, desde la más temprana infancia, esa condición tan extrema.
Orejas
Podemos ver el sistema digestivo, el sistema nervioso y el sistema circulatorio. Las orejas de Buda se caracterizan por un lóbulo muy grande que cuelga. Este produce grandes reservas de minerales, lo que genera un cerebro muy potente con más capacidades de las habituales y más funciones nerviosas, que le permiten un control total ante cualquier situación adversa. En la actualidad este tipo de oreja prácticamente no existe, porque hay grandes déficits de minerales en toda la sociedad debido al abuso de alimentos que los consumen hasta agotarlos y también a los cultivos abusivos deficitarios. Existe una metodología terapéutica que demuestra este mapa de diagnóstico: la auriculopuntura.
Frente
Toda la posición física y mental, cada área, se corresponde con zonas del cuerpo. Los intestinos muestran el estado de salud, y cualquier señal que aparezca —manchas, arrugas, granos, escamaciones, rojeces…— es una señal para interpretar cómo están nuestros intestinos.
Pelo
Toda la cabeza humana es un mapa distribuido por múltiples áreas que se corresponden con órganos y sistemas. El color, la textura, la abundancia, el brillo, la carencia, las zonas donde se produce la caída… se corresponden con ciertos órganos y se manifiestan en toda la estructura capilar, así como en su raíz. Las líneas de expresión están marcando el funcionamiento del pasado y el actual de nuestros órganos internos, y siempre muestran nuestros excesos.
Una de las leyes de los doce principios es la relatividad, y esta dice que «no hay nada neutro», que o bien el yin o bien el yang se hallan en exceso en cualquier fenómeno.
Los alimentos de los que abusó nuestra madre durante el embarazo están grabados en nuestra cara a través de las líneas de expresión. Los órganos internos, según la metodología oriental, interactúan entre ellos creando la compleja personalidad individual. Cada órgano contribuye a modelar el carácter de la persona. Actualmente las nuevas generaciones nacen con unos déficits de energía hereditaria más grandes que las generaciones de nuestros abuelos. Esto se debe a que en un periodo corto de 50-60 años los hábitos alimentarios han cambiado drásticamente. Ellos se alimentaban básicamente cada día de legumbres, cereales, semillas, verduras, lácteos no envasados de animales sanos no tratados diariamente con antibióticos y proteína de animal en menos cantidades, así como fruta una vez al año; no refinaban los alimentos como la harina; no había granjas, ni cultivos transgénicos, ni contaminación ambiental; había aguas limpias, tierra sana… En la actualidad se come básicamente todo envasado con un altísimo porcentaje de procesados y aditivos químicos, alimentos desvirtuados sin su potencial energético. Esto produce efectos en los niños, que nacen ya con problemas de salud crónicos.
Se podría decir que todos somos víctimas directas o indirectas, unos más que otros, de las trampas de la industria, no solo la alimentaria, sino de muchos otros sectores. Incluso afecta a nuestra mentalidad, y hemos llegado a dar por validas ciertas ideas sobre alimentación que nos proponen y que nos alejan de la lógica que impone la naturaleza.