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INTERNET: ¿UNA AYUDA O UN OBSTÁCULO?

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Una de las causas que ha añadido más «caos» en la informa­ción es la existencia de internet. La facilidad con la que cual­quier persona, sin necesidad de ser profesional, puede acceder y dedicarse a dar consejos es una parte importante de este maremágnum. En la red podemos encontrar cualquier tipo de información, puesto que prácticamente está todo, aunque también es cierto que hay muchos temas y disciplinas de los que no hay nada publicado todavía.

La información de fácil acceso, que aparece a la primera sin tener que buscar, suele ser estándar y proceder de la in­dustria alimentaria. En el campo de la salud, la alimentación y la medicina, se presenta siempre como una teoría genérica estandarizada sin ninguna precisión particular, que parte de unos valores también genéricos. No puede funcionar porque ningún organismo presenta una situación idéntica a la de otro. Sin previo sondeo o diagnóstico, nadie puede saber lo que te conviene a ti en particular.

La información más contrastada y de mayor fiabilidad sue­le estar más oculta, ser de más difícil acceso, por lo que tie­nes que saber del tema para localizarla. Y si buscas la más fiable, según mi experiencia, puedes pasarte horas e incluso días batallando en internet hasta dar con ella. Suelen ser tra­bajos de investigación rigurosamente presentados, cuyos tí­tulos son relativos a la química y la bioquímica, referentes a sustancias concretas. Se trata de tesis elaboradas por grandes profesiona­les que han experimentado al máximo sobre un tema específico y que publican hasta el más minucioso deta­lle de sus resultados..

Como conclusión, cuando hayamos encontrado una in­formación correcta, para poder diferenciar al profesional del que no lo es hemos de decidir si nos lanzamos a probar esas propuestas o no. Sobre todo, porque, aunque la información sea correcta y de primera categoría, no deja de ser muy ge­neralizada y no sabemos si nosotros en particular tenemos esa necesidad. Pero también tenemos que saber si nuestro or­ganismo está capacitado para recibir esos alimentos o pro­ductos sin alterarse. No conocemos previamente cuál va a ser la reacción de nuestro estómago, hígado, páncreas, intestino…, si realmente les va a aportar beneficios o, por el con­trario, les va a perjudicar. Esa es la clave: saber si nos hace falta o no un alimento, producto, suplemento o medicamen­to; poder saber previamente si nos beneficia o perjudica en particular, no al resto del mundo.

Por eso incluyo en este libro un capítulo centrado en los antinutrientes, es decir, todas las restricciones que hoy sabe­mos de forma segura, concreta y demostrada científicamen­te acerca de las sustancias tóxicas que llevan incorporadas de forma natural la mayoría de alimentos, por no decir todos. También añadiré a la lista de propiedades de algunos produc­tos macrobióticos el concepto de contraindicaciones para ayudar a una mejor y más precisa selección a la hora de de­cidirnos por un alimento u otro.

Come solo lo que necesitas y no pruebes

nada que no te beneficie.

BRUCE LEE

Macrobiótica I

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