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2.2. EL DESARROLLO DE LA ESCRITURA Y LA ADMINISTRACIÓN

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La burocracia permitió el control de la economía regional en los centros urbanos. En el Período de Uruk Tardío existía un sistema de registro mediante textos que fue la base de toda la escritura cuneiforme administrativa posterior utilizada durante el siguiente período de más de tres mil años. La escritura de Uruk se llama protocuneiforme porque los signos se dibujan en la arcilla con líneas finas en lugar de ser impresionados con cuñas, como sucedió con la escritura cuneiforme posterior. Sin embargo, no hay necesidad de ver una diferencia conceptual entre la primera escritura y los desarrollos posteriores. Esta es la primera vez en la historia en la que los seres humanos desarrollaron un sistema de escritura y la evidencia más antigua de escritura real proviene de la ciudad de Uruk. Las primeras tablillas aparecen en los estratos arqueológicos Uruk IVa y III del recinto del Eanna (figura 2.3). Estos términos han acabado utilizándose para hacer referencia a etapas en el desarrollo de la escritura en sí, y, como tales, se aplican a textos hallados fuera de Uruk.

Las cuentas proporcionan dos conjuntos de datos: un registro de cantidades y una identificación de la persona u oficio involucrado en la transacción como participante o supervisor. Además de la escritura, hay otras técnicas que pueden indicar el segundo elemento. Los sellos, por ejemplo, pueden implicar un supervisor, y estaban en uso mucho antes del Período de Uruk IV. A partir del séptimo milenio, los sellos impresos en frascos o en trozos de arcilla adheridos a los contenedores identificaban a la autoridad que garantizaba el contenido. A mediados del período de Uruk el cilindro-sello reemplazó al sello de estampillar. Permitió una cobertura mucho más rápida porque el sello podía rodar sobre la superficie en un delicado movimiento. Se han atestiguado numerosos sellos con una gran variedad de imágenes pictóricas. Cada sello pertenecía a un funcionario o a una oficina administrativa cuya identidad podía reconocerse a través del diseño. La profusión de sellos distinguibles demuestra la presencia de una clase de funcionarios en la ciudad de Uruk que supervisaban las transacciones y garantizaban su legitimidad con su marca de autoridad.

Los sellos no revelaban la cantidad o el contenido real de una transacción. Al parecer, se llevaron a cabo al mismo tiempo o en rápida sucesión varias técnicas para registrar esa información y se han documentado en diversos lugares de todo el Próximo Oriente. En Uruk la estratigrafía arqueológica es demasiado confusa para establecer una secuencia de técnicas. En el yacimiento iraní occidental de Susa, sin embargo, vemos, antes del nivel correspondiente a Uruk IV, un nivel en el que aparecieron por primera vez las bullae, seguido por otro con tablillas numéricas. Las bullae son esferas de arcilla huecas con improntas de sellos rodados por toda su superficie que contienen colecciones de pequeños objetos que llamamos fichas. Estos últimos son objetos geométricos de piedra y arcilla, en forma de conos, esferas, discos, cilindros y muchas otras. Se cree que estos registran la medida de un artículo en particular (bienes, animales, seres humanos). La recepción de tres unidades de cebada, por ejemplo, podría haberse confirmado mediante la entrega de tres fichas que representarían una unidad cada una. Es probable que las fichas mayores de la misma forma indicasen una unidad superior en un sistema metrológico. Se guardaban juntas en el sobre de arcilla, que se sellaba para garantizar el contenido a través de la autoridad de quien lo sellaba.


Figura 2.3. Tablilla de Uruk III. Este recuento de cereales, escrito alrededor del año 3100 a.C., sigue siendo principalmente un conjunto de números que indican cantidades de trigo y cebada utilizando círculos de varios tamaños. En el lado que se muestra aquí, el contador registró los totales de los desembolsos efectuados. 6,2 × 4,7 × 1,65 cm.

Créditos: © 2014 The Metropolitan Museum of Art/Art Resource/Scala, Florencia.

Como la consulta de estos registros era imposible sin romperlos, surgió la idea de imprimir marcas en la superficie exterior. Simultáneamente aparecen bullae sobre las que se hicieron impresiones, muy probablemente por las fichas insertadas en el interior, y tablillas sólidas con conjuntos de signos numéricos trazados en ellas. Las «tablillas numéricas» no nos revelan qué elementos se contabilizan, pero el sistema metrológico y la forma de los números debieron de proporcionar esa información a las personas que las utilizaban. Estos dispositivos de registro fueron encontrados en Uruk y otros lugares hasta los que se extendió su influencia. Solo en Uruk y en Susiana, al oeste de Irán, finalmente aparecieron registros que acabaron con esta ambigüedad: los números se combinaban con uno o dos signos que indicaban lo que estaba en juego, ovejas, granos, textiles, etc. Mientras que las dos regiones compartían el mismo sistema, inmediatamente después desarrollaron sistemas distintos e independientes de verdadera escritura: en los niveles arqueológicos de Uruk IVa y III, apareció la escritura protocuneiforme; algo más tarde, el protoelamita apareció en Susiana.

Gráfico 2.1. Ejemplos de sistemas de pesos y medidas utilizados en las cuentas del período Uruk.

Créditos: basado en Hans J. Nissen, Peter Damerow y Robert K. Englund, Archaic Bookkeeping: Early Writing and Techniques of Economic Administration in the Ancient Near East (University of Chicago Press, Chicago y Londres, 1993), pp. 28-29.


Sistema de recuento sexagesimal para objetos discretos, incluidos animales, humanos y pescado desecado


Sistema de recuento bisexagesimal para productos cerealísticos procesados, queso y pescado fresco


Sistema de medidas de áreas

El protoelamita sigue sin descifrar porque las escrituras posteriores en la región tienen un carácter muy diferente y no muestran formas posteriores de los signos utilizados. El sistema de Uruk se entiende mejor porque sus prácticas continuaron en una escritura cuneiforme posterior y bien conocida. La escritura contenía dos tipos de signos para indicar números y palabras. La existencia de un sistema de signos numéricos era fundamentalmente importante, ya que el 90 por ciento de las tablillas protocuneiformes eran de cuentas. Había que registrar el número de bienes, animales, seres humanos y tiempo. Las notaciones de Uruk IV nos parecen complicadas porque se utilizaron simultáneamente siete sistemas diferentes, en los que variaba la forma física de los números según lo que se midiera. Por ejemplo, un sistema sexagesimal, basado en unidades con incrementos de seis y diez, se utilizó para contabilizar animales, humanos y peces secos, entre otras cosas. Para productos de granos procesados, queso y pescado fresco se utilizó un sistema bisexagesimal, que difiere del anterior en el hecho de que sus unidades también muestran incrementos de dos. Los volúmenes de grano o las superficies de los campos se medían de manera diferente. De este modo, la secuencia básica de las unidades variaba de un sistema a otro (gráfico 2.1). Aunque la forma de los signos numéricos puede diferir de un sistema a otro, las mismas formas se pueden encontrar en varios sistemas, pero a veces con valores diferentes. Por ejemplo, • indica 10 cuando se contabilizan objetos discretos, pero 18 cuando se mide la superficie de un campo. En total, había sesenta signos numéricos diferentes.

Un grupo mucho más grande de signos, unos novecientos, designaba conceptos no numéricos. Cada signo representaba una palabra, una entidad física como la cebada o la vaca, o una acción como la distribución o la recepción. El origen de las formas de los signos es objeto de controversia. Las ideas de que se basaban en dibujos de los objetos que significan o que eran representaciones bidimensionales de las formas de las fichas no explican por sí solas las formas de todos los signos, sino que hubo varias fuentes de inspiración. Algunos de los contornos reflejaban el objeto físico representado o parte de él, como una cabeza de buey para un buey. Otros eran de forma puramente arbitraria, como un círculo con una cruz para indicar una oveja. Se crearon nuevas señales combinando varias básicas, inclinándolas o trazando partes de ellas en forma de cruz. Por ejemplo, el área de la boca de una cabeza humana estaba marcada con sombreados para indicar la palabra boca, o el signo para agua se añadía al de la cabeza para indicar el verbo beber. Para que el sistema funcionara, todos los usuarios tenían que conocer el significado de estos signos y las convenciones ya debían existir para que cualquiera pudiera reconocer la intención del escritor y guiar la creación de nuevos signos.

Los signos con valor ideográfico son la preocupación central del segundo grupo de tablillas que se encuentran en Uruk, los textos léxicos, que constituyen el 10 por ciento del corpus de Uruk. Son listas de palabras que designan ciudades, funcionarios, animales, plantas y productos manufacturados, siempre en la misma secuencia. Su función era mostrar a los escribas cómo escribir signos, y muchos manuscritos son el trabajo de los estudiantes que copiaban partes de una lista. Estos textos siguen formando parte del corpus mesopotámico durante toda su historia, que luego se amplió a miles de entradas con traducciones a uno o más idiomas. Los textos léxicos son una parte fundamental de la tradición cultural mesopotámica, reflejando una organización del vocabulario con fines prácticos. Sin embargo, las preocupaciones ideológicas también influyeron en el orden dado. En primer lugar, la agrupación de palabras en la misma lista indica que existía un sistema de clasificación. En segundo lugar, el orden de las palabras en una lista podía ser importante: la interpretación de que la Lista estándar de profesiones refleja la jerarquía social sugiere que los rangos de los funcionarios y su importancia relativa se habían sistematizado.

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