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Recuadro 2.2. LENGUAS DEL PRÓXIMO ORIENTE ANTIGUO

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En el Próximo Oriente siempre convivieron personas que hablaban distintas lenguas. No todas las lenguas vernáculas llegaron al registro escrito y a menudo solo la onomástica nos da una idea del idioma que hablaban. Todas las lenguas podían escribirse en escritura cuneiforme, que fue siempre el sistema de escritura dominante en la región hasta los últimos siglos del primer milenio a.e.c. En ese milenio las escrituras alfabéticas comenzaron a ser usadas en todo el Próximo Oriente y reemplazaron lentamente a las cuneiformes.

Las lenguas más ampliamente escritas de Mesopotamia fueron el sumerio y el acadio. La primera era una lengua sin parientes conocidos y con una gramática y un vocabulario únicos. Se habló a lo largo del tercer milenio en el sur de Mesopotamia. A principios del segundo milenio, solo los burócratas y el personal del culto lo seguían utilizando; la fecha de su desaparición como lengua hablada sigue siendo incierta. El acadio era una lengua semítica relacionada con el hebreo, el árabe y muchas otras lenguas del Próximo Oriente, pero con una estructura gramatical algo diferente. Su sistema verbal permite clasificarla como una lengua «semítica oriental». El acadio se escribió y habló desde mediados del tercer milenio hasta finales del primer milenio en una amplia región geográfica. Había dos dialectos principales: asirio en el norte de Mesopotamia y babilonio en el sur. Ambos dialectos presentan variaciones léxicas y gramaticales a lo largo del tiempo y según el género de los textos. Usamos los términos paleo-, medio- y neobabilonio, y paleo-, medio- y neoasirio para las fases cronológicas y babilonio estándar para referirnos a un dialecto literario que se encuentra tanto en el sur como en el norte. Se utilizaron versiones anteriores del acadio antes del segundo milenio. Hablamos de acadio antiguo para los dialectos que se encuentran en los textos de las dinastías de Acad y Ur III. Las huellas de la lengua semítica que se encuentran en textos anteriores a estos períodos son más difíciles de identificar y se utiliza el término protoacadio para referirse a ellas. El babilonio fue el idioma de la cultura y la diplomacia en todo el Próximo Oriente durante la segunda mitad del segundo milenio: se utilizó desde Anatolia hasta Egipto, desde el Levante hasta los montes Zagros, siempre escrito en cuneiforme sobre tablillas de arcilla. Existía paralelamente a las lenguas y escrituras nativas, como el ugarítico, una lengua semítica occidental registrada bajo la forma de escritura alfabética en la Siria occidental.

A mediados del tercer milenio, varios de otros dialectos semíticos fueron escritos en escritura cuneiforme, siendo el de Ebla el más conocido. El idioma muestra afinidades gramaticales con las lenguas semíticas occidentales posteriores, pero también con el acadio de la Babilonia de la época. Una lengua semítica occidental que se hablaba comúnmente a principios del segundo milenio era el amorreo, que se encontraba desde el oeste de Siria hasta el sur de Babilonia. Sin embargo, no se conservan textos completos escritos en ese idioma y se conoce principalmente por la onomástica. Lo mismo ocurre con el arameo, lengua semítica occidental del primer milenio, que tuvo una gran difusión como vernáculo. Se registró principalmente como escritura alfabética sobre materiales perecederos y se conocen relativamente pocos restos. Solo un par de textos arameos en cuneiforme han sobrevivido.

Durante el segundo milenio, los hititas de Anatolia central utilizaron una gran variedad de lenguas, varias de las cuales estaban escritas en cuneiforme. Entre ellos se encontraban el hitita, una lengua indoeuropea, y el hurrita, relacionado lingüísticamente solo con el urarteo, una lengua utilizada en el primer milenio al este de Anatolia. El hurrita se utilizó en el norte de Siria a partir del tercer milenio y fue muy importante en esa área hasta finales del segundo milenio, pero se conservan pocos textos escritos en dicha lengua.

Finalmente, el elamita se escribió desde el tercer hasta el primer milenio en el suroeste de Irán. Era lingüísticamente distinto de los otros idiomas del Próximo Oriente y evolucionó con el tiempo. En ciertos períodos, el acadio lo sustituyó como lengua de la administración en el Irán occidental. Los persas todavía escribían elamita en el siglo V, pero estos gobernantes utilizaban otras lenguas en todo su vasto imperio, incluido el antiguo persa, escrito en una forma simplificada especialmente desarrollada de cuneiforme.

Para que la contabilidad funcionara correctamente, también tenía que existir una metrología completamente desarrollada. En el Período de Uruk Tardío apareció un sistema completo de pesos y medidas que sentó las bases para todos los sistemas mesopotámicos posteriores. Las unidades básicas se inspiraron en los fenómenos naturales y se ordenaron con una mezcla de los sistemas sexagesimal y decimal que caracterizaba a los numerales. Respecto al registro del tiempo, un año estaba constituido por doce meses de treinta días cada uno, a los que se añadía un mes adicional intermitentemente para ajustar el ciclo al año solar. En pesos, la carga que un hombre podía llevar, un talento, se subdividía en sesenta minas, cada una de las cuales contenía sesenta siclos. Las longitudes utilizaban el codo como unidad básica, subdividida en treinta dedos. Seis codos formaban una caña. En ese momento se estableció un conjunto de equivalencias para facilitar el intercambio de bienes medidos de diferentes maneras. Estas equivalencias permanecieron esencialmente iguales durante toda la historia mesopotámica: un siclo de plata = un gur de grano = seis minas de lana = doce silas de aceite de sésamo.

Por lo tanto, no hubo una evolución de los precursores de la escritura, de las bullae con fichas a las tablillas con signos impresos en ellas, como muy a menudo se sugiere. Estas supuestas etapas coincidieron y deben ser vistas como intentos diferentes y competitivos de conceptualizar el entorno. El de más éxito e importante de estos intentos terminó siendo el sistema de escritura cuneiforme. Proporcionó una nueva forma de dar significado al mundo físico que rodeaba a sus usuarios, y organizó ese mundo como un sistema lógico que podía expresarse a través de la escritura. El desarrollo de la escritura fue un avance conceptual, no meramente administrativo.

Las herramientas de la burocracia —escritura, sellos, medidas y pesos— continuaron desarrollándose en la historia posterior del Próximo Oriente sobre la base de los cimientos establecidos en el período de Uruk. En gran medida, estos elementos definen el Próximo Oriente antiguo: la escritura cuneiforme en tablillas de arcilla, el cilindro-sello y la mezcla de unidades decimales y sexagesimales en los numerales. Aunque hubo variaciones y cambios locales a lo largo del tiempo, la continuación de los elementos que observamos por primera vez en el Período de Uruk Tardío muestra lo importante que fue ese período para la formación de la cultura del Próximo Oriente.


Mapa 2.2. La expansión de Uruk.

Según Michael Roaf, Cultural Atlas of Mesopotamia and the Ancient Near East (Equinox, Oxford, 1990), pp. 64-65.

Historia del Próximo Oriente antiguo

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