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III. La lactancia

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La Organización Mundial de la Salud afirma que la lactancia materna reduce la mortalidad infantil y tiene beneficios sanitarios que llegan hasta la edad adulta.

Evidentemente, estos datos y otros que comentaremos más adelante, no eran conocidos por las mujeres romanas, pero seguramente sí que se darían cuenta de que los niños alimentados con leche de mujer sobrevivían más que los que se alimentaban con otros alimentos, tales como leche de cabra o de vaca reducida con agua.

Este tipo de alimentos se proporcionaban a los recién nacidos en otras culturas coetáneas a la romana y aún en la actualidad se siguen utilizando en países donde por desgracia el nivel de pobreza no permite el uso de productos alternativos a la leche materna.

Por lo tanto, se puede pensar que para estas mujeres era primordial dar a sus hijos este alimento, ya fuera a través de su propia persona, amamantando a sus hijos, o a través de otra que tuviese esa capacidad. Además, debemos resaltar que se trataba de una elección, de algo que buscaban conscientemente. Sirva como ejemplo de esta importancia que daba la sociedad romana a la crianza de los hijos con leche materna la admiración que provocaba Licinia, la esposa de Catón que presumía no solo de amamantar a sus propios hijos, sino también a los de sus esclavas (Plutarco, Cat. 20.3).

En el caso del nacimiento de Roma, origen de lo que sería una gran civilización, es muy significativo que las primeras referencias al origen de la ciudad, personificadas en las figuras de Rómulo y Remo, el fundador y su hermano, fueran amamantados por una loba que luego fue sustituida por la pastora Acca Larentia. Los dos personajes, tanto el animal, como la persona fueron seres cuidadores pero también los que aportaban el alimento para que estos personajes pudieran sobrevivir, fueron sus nodrizas y en cierto modo, empañan el papel de la madre biológica, la vestal Rea Silvia20.

Debemos señalar, por proximidad e influencia en Roma, entre otras fuentes, como las epigráficas o las iconográficas, referencias literarias a las nodrizas en la cultura griega, donde el trabajo, como tal, no estaba entre las ocupaciones de los ciudadanos en tiempos de la Atenas clásica. Así lo vemos en Demóstenes 57.31, 35, donde se narra cómo Euxitheus se defiende ante las acusaciones de que su madre trabajó como nodriza a la hora de proclamar su ciudadanía21.

En la cultura romana existen también numerosas fuentes, epigráficas, literarias, documentales, iconográficas e incluso textos legales y jurídicos que demuestran que la lactancia materna (o por nodrizas) era común en la sociedad romana, en todos los estratos sociales y estaba bien visto en todas las religiones, incluida la cristiana.

Un testimonio literario muy conocido, que recoge los valores sociales y morales arraigados en la sociedad romana del siglo II, es el del escritor Aulo Gelio. En su obra Noches Áticas cuenta una intervención del filósofo Favorino donde ante la madre de una parturienta que dice de su hija “que había que mirar por ella y que confiaría el niño a las nodrizas para no añadir a los dolores del parto la ardua y pesada labor de tener también que darle de mamar”, éste, Aulo, le pide a la madre que deje a su hija “que alimente a su hijo con su propia leche para que sea una madre completa”22. Aunque se trata más bien de un texto ejemplarizante, que de una práctica común de las matronas romanas.

Puede ser que el origen de la aparición de las nodrizas, en las clases altas, fuera la idea de que si la mujer amamantaba a su hijo no podía tener relaciones sexuales con su marido, porque se pensaba que era perjudicial para el bebé. Se generaba un miedo a los problemas que esto podía desencadenar en la relación conyugal durante el periodo de la lactancia23.

Pero las enfermedades, la alta mortalidad infantil, la planificación familiar, la inexistencia de buenos alimentos alternativos a la leche materna para los bebés, la aversión al trabajo físico (incluido el de amamantar a los hijos), las modas sociales y la maternidad regulada de los esclavos pudieron ser un conjunto de factores, los cuales todos unidos, propiciaron la necesidad de que una persona distinta a la madre biológica ocupara su papel a la hora de amamantar a los hijos24.

También debemos apuntar que la mortalidad de las mujeres en el parto y el abandono de los niños, que podían ser recogidos por personas que comerciarían con ellos más tarde como esclavos, serían también importantes motivos para que aparecieran las nodrizas como una solución para poder alimentar a estos bebés sin madre25.

Generalmente las nodrizas eran esclavas o libertas, pero existían nodrizas profesionales, que ofrecían sus servicios a cambio de dinero, nutrices.

De las primeras hay que señalar que estaban dentro del conjunto de personas que se encargaban de los trabajos domésticos, labor domi, (eran servas), en el seno de familias con cierto poder económico y cuya principal tarea, cuando se encontraban en los periodos de lactancia, era alimentar y cuidar a los bebés de dicha familia. Este trabajo era muy duro, ya que tenían que dejar de lado, en gran medida a su propio bebé, además podían contraer enfermedades y se les exigía dedicarse (durante largos periodos de tiempo de manera absoluta y sin periodos de descanso posibles) a alimentar a los lactantes. Algunas de estas nodrizas establecían importantes lazos afectivos con las familias e incluso muchas de ellas consiguieron después su libertad, esto se demuestra en inscripciones funerarias aparecidas en Roma donde se alude a las nodrizas como vernae26.

También existen testamentos con mandatos tales como el recogido en el Digesto y señalado por Escévola, donde el causante concede status libertatis al nieto de su nodriza, lo cual demuestra la existencia de esos lazos de unión entre nodrizas y familias, (D. 34.1.20): Sticlius nutricis meae nepos, liber esto, cui decem aureos annus dari volo.

De las segundas, nutrices, se conservan pocas pruebas de su existencia debido a que estaban en contacto con el bebé muy poco tiempo y no se establecían más lazos que los estrictamente necesarios para poder efectuar el trabajo, de ahí su nombre.

Se trataba de personas de muy humilde condición, que necesitaban trabajar y que, como ya hemos señalado, además de las penalidades del trabajo en sí, se requería, en gran medida, abandonar a su propio bebé, lo cual a veces llevaba a situaciones en las que se unían dos o tres mujeres para poder atender tanto a los bebés ajenos como a los propios. Esto se hacía de manera secreta, debido a que como veremos más adelante existían en los contratos de servicios de las nodrizas cláusulas de exclusividad para amamantar solo al bebé del contratante.

Debemos mencionar, debido a su gran interés algunos documentos legales, ya que nos aportan datos muy valiosos a la hora de comprender como se establecían estas relaciones de trabajo27, en concreto debemos referirnos a los contratos de lactancia entre estas nodrizas de condición libre y las familias que requerían de sus servicios que fueron hallados en Egipto.

Estudiados por Chrétien-Vernicos, y citados en numerosos artículos, estos documentos contienen datos tales como que cuando estas mujeres (nodrizas) poseen status libertatis también interviene un tutor para garantizar el cumplimiento del contrato. Además, aparecen en estos documentos datos tales como la duración del citado contrato, que la mayoría de las veces era de dos años y el lugar donde se había de realizar la prestación. El documento contractual recogía las obligaciones de la nodriza frente a la familia (o del propietario del bebé) entre los que podemos destacar los siguientes: asegurar la leche durante el tiempo de duración del contrato, presentar al niño a la persona indicada con la regularidad establecida y no amamantar a ningún otro bebé durante el tiempo de vigencia del contrato. En cuanto a la contraprestación por los servicios realizados, hay que señalar que ésta consistía en el pago de una cantidad de dinero y en la entrega de alimentos. Por supuesto también se le proporcionaba a la nodriza el equipo necesario para llevar a cabo el cuidado del lactante28.

Siguiendo con aspectos legales de la profesión de nodriza en la antigua Roma, podemos decir que podría considerarse como una profesión liberal (operae liberalis), con los matices que pasamos a comentar.

Así, en el Título XIII del Libro L del Digesto, variis et extraordinem cognitibus et si iudex litem suam fecisse dicetur, se incluye un texto del jurista romano Ulpiano donde se plantean diferentes profesiones y los tipos de prestaciones y servicios que se realizan. Éste tiene su origen en su obra De omnibus tribunalibus y como ya hemos referido se encuentra recogido en el Digesto, concretamente en D. 50. 13. 1. Señala como profesiones libres e independientes no solo aquellas que designa como studia liberalis, donde incluye la gramática, la retórica y la arquitectura, también incluye las siguientes: a los que enseñan, praeceptores studiorum liberalium, es decir, los maestros de gramática y literatura, y los de elocuencia o retores, así como los maestros de matemáticas o geometrae, los maestros de escuela o iudi magistri y los librarii, los notarii y los caculatore tabularii, los médicos, tanto los que practican la medicina general como los especialistas, categoría en la que también deben incluirse a las parteras y a las nodrizas, los abogados, los profesores de Derecho Civil, los filósofos y los agrimensores29.

Concretamente en relación a las nodrizas, las asimila a las comadronas y a otras profesiones sanitarias, D.50,13,1,14:

Ad nutricia quoque officium praesidis vel praetoris devenit: namque nutrices ob alimoniam infantium apud praesides quod sibi debetur petunt. sed nutricia eo usque producemus, quoad infantes uberibus aluntur: ceterum post haec cessant partes praetoris vel Praesidis.

Del texto de Ulpiano se desprende la idea de que en caso de impago por los servicios prestados la reclamación de los honorarios de las nodrizas se tenía que hacer a través de la cognitio extraordinem, quedando fuera del régimen procesal de la locatio conductio.

Volviendo a la importancia que daba la sociedad romana a la alimentación de los niños con leche de mujer, debemos referirnos a su reflejo en algunos escritos de médicos de la época como puede ser Sorano de Éfeso (s. II d.C.), médico que ejerció su profesión en Roma y que escribió De arte obstetricia morbisque mulierun, donde además de señalar las características que debe tener una obstetrix (comadrona) tales como como; la robustez, la discreción, la moralidad y poseer ciertos conocimientos de cirugía y farmacología, también explica cómo debe ser la leche de mayor calidad, atendiendo al espesor, color, transparencia, sabor olor o consistencia de la misma y también se refiere a los buenos hábitos y estilo de vida que debía de tener la nodriza para que pudiera dar el mejor alimento a los lactantes que tuviera a su cargo30.

Con lo que queda constancia de que si la madre no podía amamantar a sus propios hijos se buscaba a la nodriza que pudiera proporcionar el mejor de los alimentos posible para la buena crianza de los hijos. Esto, evidentemente no se puede ver desde perspectiva actual, pero sí que se puede establecer un paralelismo ante la posibilidad de elección que tenemos hoy día de elegir la lactancia materna frente a otros alimentos.

Por lo tanto, volvemos a reiterar lo dicho al principio de este apartado: La Organización Mundial de la Salud afirma que la lactancia materna reduce la mortalidad infantil y tiene beneficios sanitarios que llegan hasta la edad adulta. Y añadimos algunos datos y algunas recomendaciones de la OMS que consideran las bondades que estos hábitos alimenticios representan en la actualidad.

Para el conjunto de la población se recomienda la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida y a partir de entonces su refuerzo con alimentos complementarios al menos hasta los dos años31.

La leche materna es el primer alimento natural de los niños, proporciona toda la energía y los nutrientes que necesitan durante sus primeros meses de vida y sigue aportándoles al menos la mitad de sus necesidades nutricionales durante la segunda mitad del primer año y hasta un tercio durante el segundo año de vida, promoviendo el desarrollo sensorial y cognitivo, además de proteger al bebé de enfermedades infecciosas y crónicas32.

La lactancia natural exclusiva reduce la mortalidad infantil por enfermedades de la infancia, como la diarrea o la neumonía, y favorece un pronto restablecimiento en caso de enfermedad, contribuyendo a la salud y el bienestar de la madre, ayuda a espaciar los embarazos, disminuye el riesgo de cáncer ovárico y mamario, incrementa los recursos de la familia y el país, es una forma segura de alimentación y resulta inocua para el medio ambiente.

Todas estas opiniones y recomendaciones son elaboradas solo desde el punto de vista de la salud, de los beneficios de la leche materna y sin tener en cuenta el sacrificio personal, tanto a nivel profesional, personal o anímico de la madre o de la economía de la familia o de la unidad familiar.

Las madres u otras cuidadoras necesitan un apoyo activo para instaurar y mantener un amamantamiento adecuado. En 1992, la Organización Mundial de la Salud y el UNICEF pusieron en marcha la Iniciativa “Hospitales amigos del niño” con la idea de favorecer la lactancia natural ayudando a las mujeres a ejercer el tipo de maternidad que lo propicia. Esta iniciativa está contribuyendo a que la lactancia natural exclusiva gane terreno en todo el mundo. Combinada con medidas de apoyo en todos los eslabones del sistema de salud, puede ayudar a las madres a mantener este modo de alimentación33.

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