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I. Introducción

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El Derecho Romano forma parte de las raíces y fundamento de nuestro Ordenamiento Jurídico y su proyección se extiende a nuestro Derecho actual. Los romanos, preocupados por las formas, la imagen, el bienestar tanto físico como psíquico han dejado prueba de ello a través de hábitos saludables, en este caso femeninos, como la lactancia. En la actualidad, en la jornada laboral se prevé el ejercicio de la lactancia, sin entrar a valorar las corrientes o movimientos a favor o en contra del ejercicio de ésta por poder entender los recortes a las libertades femeninas para el ejercicio de su profesión.

Respecto al deporte, en Grecia estaba prohibida la competición a las mujeres. En la actualidad las féminas han ido conquistando su lugar en todos los deportes y ha accedido al mundo de la competición. El Parlamento Europeo dictó la Resolución de 5 de junio de 2003 sobre las Mujeres y el Deporte [2002/2280 (INI)] que realiza una revisión de las diferentes cartas, declaraciones, resoluciones, conferencias y otros documentos de compromiso internacional que tratan del tema de la mujer y el deporte. Desde la antigüedad, el deporte tiene un valor democrático y hoy en día es una de las principales actividades culturales de los europeos. La práctica deportiva con asiduidad reporta importantes beneficios para la salud, como luego trataremos.

Con relación al aceite y el vino, fueron alimentos utilizados por los romanos, y siguen siendo elementos esenciales de la cadena agroalimentaria. En la actualidad, estos alimentos, como veremos más adelante forman parte de la Dieta mediterránea y se protege su comercialización a través de denominaciones de origen, sellos de calidad y demás instrumentos jurídicos de protección.

Todo ello supone un itinerario de continuidad con respecto a lo que ya el Derecho Romano utilizaba y regulaba, además de forma pormenorizada, dejando una la impronta que ha repercutido en la regulación alimentaria contemporánea. Todas ellas son cuestiones que abren un abanico de desafíos para el Derecho actual y futuro, retos que no deben olvidar sus raíces para comprender mejor tanto la regulación actual como la venidera.

La presente aportación recoge la pervivencia de una serie de hábitos de vida saludables que estaban muy presentes en la antigua sociedad romana, y que, canalizados a través de la figura de la mujer, han llegado hasta nuestros días. Además, algunas de las actividades relacionadas con estas saludables prácticas estaban presentes en instituciones del Derecho Romano. Los hábitos y las costumbres que tiene que ver con la mejora de la calidad de vida hacen referencia a la salud y a la estética.

En primer lugar, nos fijaremos en la práctica deportiva de las mujeres y en el cuidado y el aseo personal al que, prácticamente, casi todas las romanas podían acceder mediante el uso de los baños públicos y así cubrir ambos aspectos. En relación a la actividad física, la mujer no solo practicaba la natación, sino, como se mostrará en el capítulo correspondiente se ejercitaba en otras disciplinas como la gimnasia, el juego de pelota o el atletismo.

En segundo lugar, destacaremos la preocupación de las mujeres romanas (y de la sociedad de la época en general) por la alimentación de sus hijos en su más tierna edad. Elegían la leche materna, (leche de mujer frente a otros productos), amamantando a sus propios hijos o a través del oficio femenino de la nodriza. Las nodrizas ya fueran servas o mercenarias cumplían el papel de madres supletorias, lo cual tiene un reflejo en el origen de Roma fundada por un niño que junto a su hermano gemelo fue amamantado por una loba (o por una pastora).

En tercer lugar y en cuanto a los hábitos alimenticios destacaremos dos que son hoy día considerados muy beneficiosos para la salud y que forman parte de la denominada Dieta Mediterránea: el consumo de aceite de oliva y la ingesta moderada de vino. Ambos alimentos, junto a los cereales, forman la tríada esencial que será el gran legado de la cultura clásica a la citada Dieta Mediterránea, la cual ha sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en el año 2010.

En cuanto al aceite de oliva señalaremos su antigüedad y su presencia en todos los países mediterráneos. El papel de la mujer romana como matrona de la domus la hace protagonista en la elaboración de los platos que componen los menús diarios y también ejercerá un rol como empresaria en la comercialización de este apreciado producto.

El vino será otro alimento de referencia en el mundo romano, tanto por su significación social como por su generación de riqueza. Sin embargo, debido a erróneas creencias le será prohibido a la mujer. El seguimiento de la tradición y el respeto a los mores maiorum serán los pilares en los que se apoyarán las romanas para sobrellevar este injusto veto. La represión derivó en la celebración de las bacanales, celebraciones en honor a Baco que, aunque en un principio eran religiosas se fueron transformando en reuniones clandestinas donde se realizaban actos de lujuria y desenfreno. Lo cual provocó que el Senado Romano las prohibiera de manera definitiva a través del Senatus Consultum Bacchanalibus, materializándolo con la primera “caza de brujas” que se produjo en la historia.

Todos estos elementos que forman parte de los hábitos saludables de la antigua sociedad romana, que han perdurado gracias a la intervención de la mujer, se relacionan en el presente estudio con las instituciones del Derecho Romano, que es también uno de los grandes legados de Roma a nuestra cultura.

Sociedad Plural y nuevos retos del Derecho

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