Читать книгу Sociedad Plural y nuevos retos del Derecho - Nuria Belloso Martín - Страница 13
VI. La Dieta Mediterránea
ОглавлениеEn relación con la conocida hoy en día como Dieta Mediterránea podemos decir, según las palabras del profesor Mataix que, lo que conocemos hoy como dicha dieta es: “una dieta saludable en la que los alimentos que la componen están presentes en el mundo mediterráneo, con un cierto carácter ancestral”55.
Los griegos y los romanos recogieron la mezcla de las culturas prehistóricas con las de los pueblos dedicados a la agricultura del periodo Neolítico e integraron las de Egipto y Babilonia. Así se unen en la época clásica los dos grandes modelos de alimentación de los pueblos, el clásico-mediterráneo y el bárbaro-continental o silvo-pastoril56.
En cuanto al primero, el modelo clásico-mediterráneo, señalar que el sistema se basaba en la vida en las ciudades y en el campo cultivado a su alrededor. De esta forma la base de esta cultura alimenticia está en los cereales (trigo y cebada), en la vid y en el olivo y se completa y complementa con el cultivo de hortalizas y con una ganadería ovina y caprina. De esta forma se crea la trilogía mediterránea formada por el trigo, la vid y el olivo que proporcionaba una base alimenticia predominantemente vegetariana. Y de esta trilogía hemos estudiado en los capítulos anteriores el aceite de oliva y el vino por su importancia en el tema que nos atañe en el presente trabajo.
En relación al segundo, al modelo bárbaro-continental, debemos decir, que a diferencia del anterior, era el seguido por tribus seminómadas que se asentaban en zonas sin cultivar y donde la caza, la pesca, la recolección de frutos silvestres y la ganadería equina y vacuna formaban la base de su alimentación.
Durante la Edad Media ambos sistemas se mezclaron en Europa, y dieron origen a un nuevo modelo alimentario europeo, que unido a la cría del cerdo perduraría durante todo este período. También se debe añadir la aportación de la cultura árabe a la dieta mediterránea que consistió en la incorporación de alimentos tales como el arroz, los cítricos y algunas hortalizas.
Por último, añadir los productos traídos de América, muy variados, y entre los que podemos destacar el maíz, la patata, el tomate, el pimiento y diversas variedades de legumbres. De esta forma, a principios del siglo XIX, quedaron sentadas las bases del modelo alimentario mediterráneo57.
Hoy día tenemos muchos conocimientos de fisiología y nutrición y buscamos una forma saludable de cocinar y de alimentarnos. La historia nos ha enseñado que existe un estilo de vida saludable que ha ido evolucionando durante miles de años y que se cimentó en las culturas clásicas, combinando alimentos tan básicos como el pan, al aceite y el vino, la dieta mediterránea.
Toda esta riqueza cultural transmitida a través de los siglos, fue también la base de importantes relaciones comerciales entre los territorios bañados por el Mare Nostrum. El Derecho Comercial Romano sería el catalizador de esas lucrativas actividades, donde como ya hemos comentado, concretamente en el caso del comercio del aceite de oliva, la mujer tendría un papel trascendental.
La organización Mundial de la Salud ha constatado en su informe de mayo de 201858, “los múltiples beneficios para la salud de la dieta mediterránea, considerada como una de las más saludables del mundo. En concreto, la OMS señala que la dieta mediterránea está directamente asociada con una menor tasa de mortalidad, gracias a sus efectos en la prevención de enfermedades cardiovasculares, enfermedades cognitivas, la diabetes tipo 2 y cáncer, entre otros”.