Читать книгу Cartas a Thyrsá. La isla - Ricardo Reina Martel - Страница 30
La llegada al Valle de las Estrellas
ОглавлениеAl despertar en el nuevo día, un enorme venado se asoma imponente, sobresaliendo por la delgada línea que marca el horizonte. Era el Magna Anta, la presencia más antigua del bosque que nos recibe y otorga el consentimiento para acceder al Valle.
Dejamos atrás los campos de Daflor y sus frutales, dando entrada al Valle de Tara, uno de los lugares nobles de la isla. Conforme descendemos, las huertas y sembrados van ganando lugar. Cercados y acequias nos señalan por donde proseguir y los naranjos al borde del camino, nos brindan el perfume del azahar. El viaje toca a su fin, suponiendo ello, la separación de Ví, mi amor. Ahora cada uno de nosotros tendrá que enfrentarse a una nueva forma de vida. El abuelo y Latia han decidido sobre nuestro futuro, quedando ahora, un largo trayecto por delante, comprometiendo una ardua y dificultosa formación.
Reconozco a la dama que nos aguarda, justo a la entrada de lo que parece ser un pequeño poblado. Es la simpática asistenta que me acompañó en el día de la muerte de Mamá la yaya, la reconozco al instante, ya que su cabello rapado no da lugar a dudas y miro si aún mantiene la ornamentada trenza oscura que llamara tanto mi atención. Efectivamente la trenza le cae sobre los hombros, superando incluso su cintura. Carita de porcelana, piel exquisita, delgada y alta de estatura.
Se halla al inicio de una calzada empedrada, justo donde concluye el camino de tierra y arcilla. Apeándome de Dulzura, me coloca una diadema rosada alrededor de mis cabellos y un precioso collar de orquídeas blancas, colgando sobre mi pecho.
—Bienvenida a Tara, la tierra de tu primavera.
Quedo atónita sin poder responderle, impresionada por las agraciadas doncellas que la rodean. Latia baja del caballo y besa a la joven en la frente, mientras esta se inclina ante ella. Entonces caigo en la cuenta, de que realmente desconozco a la persona que me ha cuidado y con la que he convivido los últimos años de mi vida.
¿Quién era en realidad Latia? ¿Qué relación mantenía con esta tierra?
La observo, advirtiendo el cambio producido en su aspecto desde la salida de Hersia y a pesar de haber soportado tan largo y fatigoso viaje, camina erguida, e incluso percibo la sensación de haberse rejuvenecido. Ahora debo montar sobre la yegua Dulzura y hacer la entrada al Valle acompañada solo de mujeres, así lo manda la costumbre.
[20] Primera luna de la primavera y cuarta del año.
[21] EL Valle, adherido en su conjunto y por la zona sur al Bosque Powa, conformando un único ecosistema.