Читать книгу El genocidio silenciado - Súlim Granovsky - Страница 29
4.5. RESISTENCIAS DE LAS NACIONES SOMETIDAS25
ОглавлениеA partir de 1909 surge la resistencia de las naciones sometidas (Armenia, Albania, Kurdistán, la Siria cristiana e incluso en Yemen). Los Jóvenes Turcos —que en abril de 1909 habían aplastado un intento de golpe de Estado de militares reaccionarios partidarios de Abdul Hamid, que sería depuesto por ellos— fueron abandonando los ideales de 1908 y se refugiaron en políticas cada vez más abiertamente racistas. En efecto, entre septiembre de 1911 y agosto de 1913 Turquía fue tres veces a la guerra: en 1911, contra Italia, que le había reclamado Libia; en octubre-diciembre de 1912 y febrero-mayo de 1913, contra Bulgaria, Serbia, Grecia y Montenegro, que habían exigido reformas en Macedonia; en junio de 1913, contra Bulgaria, esta vez en alianza con rumanos, griegos y serbios, y de nuevo por las diferencias entre los distintos países balcánicos en torno a Macedonia y Tracia. Los resultados fueron nefastos para Turquía: perdió Libia y la mayor parte de sus territorios europeos; Albania fue creada en 1913 como nuevo Estado independiente. La situación interna resultó insostenible. El 23 de enero de 1913 los Jóvenes Turcos, encabezados por Enver Bey, dieron un nuevo golpe de Estado: un régimen militar ultranacionalista se hizo cargo del país, y durante la Primera Guerra Mundial alineó a Turquía del lado de Alemania y los poderes centrales.
En suma, en Hungría y Rusia los nacionalismos de Estado habían provocado la reacción de los nacionalismos de las naciones. En Austria, la confrontación entre los nacionalismos austro-alemán y checo había hecho fracasar un régimen potencialmente multinacional. En el Imperio turco-otomano, la debilidad del Estado central ante los nacionalismos eslavos había estimulado la aparición del ultranacionalismo turco, que desestimó a los otros componentes nacionales y tuvo carácter imperialista por la destrucción de la nación armenia y la consecuente usurpación de su territorio. De una manera u otra, el crecimiento del nacionalismo hizo del centro y del este de Europa —como ya vimos— un foco de inestabilidad y de permanentes tensiones.