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5.5. PRIMEROS PASOS DE MUSTAFÁ KEMAL33
ОглавлениеA los 25 años, Mustafá Kemal obtiene el diploma de capitán de Estado Mayor. Su llegada a Estambul sucede en tiempos de tensión política, ya que era notorio el malestar contra el sultán Abdul Hamid II. Kemal junto a otros jóvenes forman una asociación secreta llamada VATAN (Patria), y volcaban mediante un periódico del mismo nombre su disconformidad con el régimen del califato otomano y propiciaban la reforma democrática del Imperio. Kemal por poco pierde la vida al ser desbaratada la agrupación. El Imperio acusa el golpe: la insurrección de los Jóvenes Turcos se abalanza sobre Constantinopla y, como ya se dijo, muchos armenios esperanzados festejan abrazados por sus calles el advenimiento de esta agrupación.
El Triunvirato todavía no está constituido, pero el mando se concentra en la figura de Enver Pashá, que competiría con Kemal. Unión y Progreso consagra a Mohamed V como sultán simbólico más que operativo, ya que se crea un parlamento y un gabinete en el que algunos de sus miembros eran de origen armenio. Comienzan a cometerse asesinatos en torno al aparato de poder de Abdul Hamid II. La primera guerra balcánica y la guerra ítalo-turca constituyen en sí el desastre bélico que da comienzo a la pérdida total del territorio europeo, vale decir, que se asiste al principio del fin de lo que había sido el gran Imperio turco-otomano.
A comienzos de la Primera Guerra Mundial, Kemal es encargado de seguir el movimiento de las fuerzas francesas. Entre tanto, Rusia avanza por la región del Cáucaso hasta la zona del lago Van. El avance ruso resulta una afrenta para el ministro de Guerra Enver, que al verse humillado culpa de su desastre a los armenios. El ejército ruso venció de modo aplastante al ejército turco en la batalla de Sarí-Kamish a comienzos de 1915. Enver tenía expresas directivas alemanas de construir el ferrocarril hacia Bakú; su gestión no fue para nada eficiente. A raíz de ello, el Triunvirato ya constituido encontró el pretexto para llevar a cabo su plan sistemático de exterminio. Talaat y Djemal consumarían el plan y lo esconderían de los ojos de un mundo, que estaba ocupado por el caos de la Primera Guerra. Cabe resaltar algo muy importante: Kemal ya se había incorporado al Partido, y aunque fue un miembro que no ocultaba su desagrado por el Triunvirato, demostró su antipatía hacia la Cuestión Armenia. Más adelante, en 1918, cuando acompañó al funcionario Bahaeddín a Alemania, al exponerle uno de los gobernadores de ese país una queja por la situación de los armenios, éste respondió: “Me sorprende que un gobernador alemán, un hombre de valor, haya escogido un tema semejante para conversar con vuestro aliado y a favor de los armenios, que tratan de engañar al mundo para restablecer una existencia nacional que se pierde en la noche de los tiempos. Hemos venido aquí no para hablar sobre la Cuestión Armenia, sino para darnos cuenta de la situación del ejército alemán, nuestro aliento y nuestro sostén”.
Para entonces, los aliados arremeten sobre los Dardanelos. Aquí gana imagen Kemal, que es promocionado al grado de coronel y triunfa en la costa oeste, en la llamada batalla de Anafartá. Luego de la derrota de Galípoli, los aliados se retiran cabizbajos. En pocas semanas, Kemal recupera parte de las proximidades del Cáucaso, vale decir, de las ciudades de las planicies de Mush y Bitlís, donde no había podido vencer Enver Pashá. Los desmanes del ejército turco contra la población armenia enfurecen a las misiones americanas evangelizadoras. Hay que tener en cuenta que, con suma sagacidad, el CUP junto a Kemal lograron enquistar en el poder a la casta turco-sefardí que a principios de siglo había denunciado que el pueblo armenio era el único escollo económico, social y político de toda la región.
Los anhelos de aquella dirigencia están en sintonía con el concepto panturánico de Ziá Gok Alp, uno de sus fervientes propagandistas: “¡Mi Atila! ¡Mi Gengis! ¡Figuras de héroes que son la gloria de mi raza! ¡Oguz me llena el corazón! La patria de los turcos no es Turquía; ni es el Turquestán. Es una vasta y eterna región: ¡el Turán!”.
La Revolución rusa de 1917 cambió sustancialmente el panorama para la Turquía otomana. La Armenia oriental quedaba expuesta y débil ante un eventual ataque del ejército turco. Esto le resultaba muy favorable como excusa hacia el soñado anhelo panturánico. No ocurría lo mismo con la vasta zona occidental del agonizante Imperio, que estaba siendo nuevamente abatida por las potencias aliadas. Llegaría el armisticio de Mudrós, que pondría fin a las hostilidades contra el Imperio o, mejor dicho, contra lo que quedaba de éste. Comienza el resurgimiento.
Mientras Armenia oriental vivía en plena confusión entre el surgimiento del movimiento bolchevique y la creación del SEIM trascaucásico, que duró unos meses, el Imperio turco-otomano llegaba a su fin. Rusia y Alemania pactan el Tratado de Brest-Litovsk, que entrega a Turquía las provincias de Ardahán, Kars y Batúm. Los turcos no tardan en ocuparlas, utilizando para ello la barbarie contra los ciudadanos armenios, que se debatieron hasta más allá de sus fuerzas. Para entonces, el gobierno pone fin a la misión militar de Kemal en la Primera Guerra Mundial. Kemal no estaba conforme con esta decisión, pues imaginaba que las fuerzas aliadas pronto desembarcarían nuevamente sobre los Dardanelos y penetrarían por toda la región de Anatolia. Muere el sultán Mohamed V y ocupa su lugar el último sultán heredero de la raíz osmánica: Mohamed VI Vahdettín, que había viajado meses antes con Kemal a Alemania.
Pronto se abrirían congresos de vertiente nacional-militar para planear el futuro del presente desastre. Mientras tanto, el pueblo armenio resiste heroicamente en la batalla de Sardarabad, y la pequeña parte del ejército turco que llega a Bakú se encuentra con que las ideas de izquierda ya habían hecho pie. Más adelante, Mustafá Kemal no dudaría en coquetear con la incipiente Unión Soviética. Se llevan a cabo congresos y asambleas, mientras las fuerzas francesas se afianzan en Cilicia, las fuerzas inglesas mantienen su poderío en el norte de Irak, específicamente en la ciudad de Mosul, y tanto Italia como Grecia preparan el desembarque en los Dardanelos.
Miles de armenios desterrados de Cilicia se repatrían nuevamente, creyendo que las “nobles” potencias estarían allí para protegerlos de por vida. El historiador turco Taner Akcham bien dijo:
Los militares crearon la Turquía moderna y son ellos los encargados de custodiar los tabúes e incongruencias de su historia, mediando la fuerza, claro está.
Así empezaron, primero en Amasyá, luego en Erzerum hasta el evento clave: el Congreso de Sivás. Allí Kemal se hizo notar y acentuó su idea de decretar una dictadura militar para salvaguardar lo que quedaba del Imperio. Se perdió Europa, se perdió toda Siria, se estaba por perder casi toda la Anatolia y los Dardanelos. La espada tenía que volver a actuar. Se redacta y se aprueba el Pacto Nacional, con miras y fronteras delimitadas como objetivo.
Cabe recordar, en atención a la ilación histórica de este trabajo, que el Partido Unión y Progreso fue disuelto y sus máximos representantes y burócratas fueron condenados a muerte; eso no impidió que muchos miembros se alistasen en la rama nacionalista-militar. Las camarillas bélicas prokemalistas necesitaban del manejo de información de los ex Ittihad, de ahí que los juicios políticos fueran disminuyendo hasta diluirse por completo.