Читать книгу El genocidio silenciado - Súlim Granovsky - Страница 32
4.8. CONSECUENCIAS DE LA GUERRA RUSO-TURCA28
ОглавлениеLa guerra ruso-turca (1877-1878) produjo varias consecuencias que tensionaron sobremanera la convivencia entre las distintas etnias del Imperio. Una de ellas fue la inmigración de circasianos y tártaros a la región de Anatolia. Éstos y los kurdos se encontraban amparados por leyes totalitarias como la llamada Haffir o Derecho de Protección, que permitía el pillaje contra los cristianos. Más aún, uno de los permisos más retrógrados que otorgaría el absolutismo “Hamidiyé” era que “cualquier musulmán tenía permiso de probar su sable en el cuello de un cristiano”.
Rusia había avanzado sobre las ciudades de Batum, Ardahán y Kars. A los armenios ya se los culpaba de traición. Como escarmiento, el sultán Hamid alentaba a que kurdos, circasianos y tártaros formasen escuadrillas de ataque llamadas “Hamidiyé”, encargadas de saquear los hogares armenios y de matar a sus moradores en caso de resistencia. Los rusos deseaban anexar a su Imperio las ciudades que habían ocupado, poniendo como condición que protegerían debidamente a la población armenia.
El 3 de marzo de 1878 se firma el Tratado de San Stefano, donde el Imperio turco-otomano, a través del artículo 16, les promete a los rusos que si dejan los territorios ocupados implementará mejoras en las provincias habitadas por armenios. Meses más tarde, el 13 de julio, se firma el Tratado en el Congreso de Berlín, pero se invierten las cifras del número del artículo (61 en lugar de 16) y el texto es ambiguo y no especifica las mejoras para la población. Era la primera vez que la diplomacia mundial tomaba cartas en el tema armenio. El sultán Hamid entendió que los armenios aprovecharían la reforma administrativa del territorio del Imperio de 1864, la cual establecía a Van, Erzerum (Garín), Bitlís (Paghesh), Sivás (Sepastiá), Diarbekir (Dikranaguerd) y Harpout (Kharpert), como las seis provincias del Imperio turco-otomano, para que junto al Zar consiguiesen la autonomía, tal como lo había hecho Bulgaria años antes.