Читать книгу Ordenación del territorio, ciudad y derecho urbano: competencias, instrumentos de planificación y desafíos - Varios autores - Страница 85

1.1. PRIMEROS VESTIGIOS DE LA PLANIFICACIÓN CIENTÍFICA

Оглавление

La posibilidad de aplicar el conocimiento científico a las acciones de la sociedad surgió a finales del siglo XVIII de la pluma de Jeremy Bentham (1748-1832). El economista y filósofo inglés, considerado el precursor del Utilitarismo, profundizó en las consecuencias de la acción humana4 y consideró a la moral como el arte de dirigir las acciones de las personas, de modo que produjeran la mayor felicidad posible5.

Para Bentham, el hombre estaba condenado a vivir entre el placer y el dolor, pero, a la vez, tenía la posibilidad y la capacidad de actuar de conformidad con la realización de su felicidad. Dicha idea cimentó el principio de utilidad6, en virtud del cual la efectividad de la acción moral consiste en lograr un desequilibrio hacia el placer y evitar racionalmente todo aquello que pueda causar dolor7.

Ahora bien, según esta teoría, la felicidad individual estaría en directa sintonía con la felicidad de la comunidad, pues esta no sería más que “un cuerpo ficticio compuesto de individuos que lo integraban”8. En ese sentido, una acción estaba de acuerdo con el principio de utilidad si “la tendencia que tendía a la felicidad de la comunidad era mayor que cualquier otra tendencia a disminuirla”9.

Las ideas de Bentham abrieron la puerta al concepto de planificación, en la medida en que se ocuparon, por primera vez, de la influencia de la razón científica en las acciones humanas y sus consecuencias. Su pensamiento tuvo un fuerte impacto en Europa y fue profundizado en la escuela económica clásica por John Stuart Mill (1806-1873)10.

Si bien el Utilitarismo corresponde a uno de los antecedentes más importantes de la planificación, la doctrina proclama a Henri de Saint-Simon (1760-1825) como el padre de la planificación científica. Este pensador francés entendió a la sociedad como un cuerpo, cuyos médicos eran los científicos e ingenieros que trabajaban a su servicio. Bajo el entendido de que la “fisiología social” estaba gobernada por “leyes orgánicas”, los científicos podían predecir las consecuencias de las acciones humanas presentes. Lo anterior permitiría controlar el destino mediante un plan global dirigido al progreso de la humanidad11.

Considerado como uno de los fundadores del socialismo, Saint-Simon criticó la idea central del Estado liberal resumida en el postulado “laissez faire-laissez passer” y profundizó en la obligación de la Administración de determinar las necesidades sociales esenciales e implementar la planificación económica para lograr su satisfacción12.

Las ideas de Saint-Simon fueron desarrolladas por Auguste Comte (1798-1857), quien ahondó en la importancia de la planificación científica, la predicción y el control social. Para el positivista, “de la ciencia proviene la previsión” y “de la previsión proviene el control”13. En la misma línea que Saint-Simon, Comte equiparó el socialismo con la planificación científica social y expuso que esta debía considerarse como la nueva “religión de la humanidad”14, cuyos padres serían los científicos.

Las reseñadas ideas de los precursores de la sociología, compartidas por parte de la comunidad científica del siglo XIX, propagaron la concepción de la planificación como una herramienta útil para dirigir las fuerzas sociales y económicas por medio de la razón15. Si bien tales teorías reposan sobre bases extremadamente idealistas, estas dieron vida a lo que hoy entendemos como planificación.

Ordenación del territorio, ciudad y derecho urbano: competencias, instrumentos de planificación y desafíos

Подняться наверх